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LÍNEAS Y DEMARCACIONES PARA EL EXAMEN DEL TÓRAX
Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
Conviene recordar la topografía torácica y señalar, aunque sea
someramente los aspectos más importantes.
En el examen del tórax se consideran tres partes: anterior, posterior y
lateral.
Los elementos a tener en cuenta en cada parte son:
Parte anterior
1. Fosa supraclavicular.
2. Fosa infraclavicular.
3. Región intercostal.
4. Región mamelonar.
Parte posterior
1. Zona superior o supraespinosa (situada por encima de la espina de la
escápula) que va desde la línea vertebral hasta la línea escapular.
2. Zona escapular externa, que continúa la anterior hasta la línea axilar
posterior.
3. La zona inferior, situada por debajo de la línea que pasa por debajo
del omóplato y que se llama base.
Parte lateral
1. Zona superior o hueco axilar por encima de una línea horizontal que
pasa por el mamelón.
2. Zona inferior o subaxilar.
Las demarcaciones del tórax para localizar las estructuras subyacen-
tes incluyen las doce vértebras torácicas, doce costillas a cada lado, la
horquilla supraesternal, en la parte superior del esternón entre las clavícu-
las, y el ángulo esternal (de Louis), que es una proyección ligeramente
hacia fuera, palpable, del esternón, en el punto de unión del manubrio
con el cuerpo y donde se articula a cada lado, la segunda costilla.
El ángulo de Louis es el punto de partida para contar las costillas y
los espacios intercostales. Estos últimos tienen números que se corres-
ponden con el número de la costilla suprayacente.
La identificación de las costillas por palpación es habitualmente más
fácil a nivel de la línea medioclavicular que en el borde esternal, donde
EXPLORACIÓN DEL TÓRAX
Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
92
PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I
pueden interferir los cartílagos esternales proximales. Solo
los cartílagos de las siete primeras costillas se unen di-
rectamente al esternón, dirigidos desde fuera hacia den-
tro y desde abajo hacia arriba.
El reborde costal se refiere a la superficie proximal de
la costilla que desciende y se aleja del esternón y el án-
gulo costal se forma por las intersecciones de los rebordes
costales.
Las líneas imaginarias son también útiles para deter-
minar la localización de las estructuras pulmonares; com-
prenden la línea medioesternal, la mediovertebral o
mediospinal, líneas medioclavicular derecha e izquierda
(vertical desde el punto medio de cada clavícula), y las
líneas axilares anterior, media y posterior (derechas e iz-
quierdas). La línea axilar media desciende verticalmente
desde la cúpula axilar.
Los vértices pulmonares se extienden en el plano an-
terior, aproximadamente 5-6 cm por encima de las cla-
vículas. En el plano posterior, los ápices se extienden hasta
la primera vértebra torácica. Los límites inferiores del
pulmón se localizan en la décima vértebra torácica
(T-10) en espiración y en la duodécima (T-12), en inspi-
ración profunda.
La localización aproximada de las cisuras que dividen
los pulmones en lóbulos puede determinarse observando
las siguientes líneas de demarcación. Posteriormente, los
pulmones se dividen en los lóbulos superior e inferior en
un ángulo unido a la apófisis espinosa de T-3,
oblicuamente hacia abajo y lateralmente. En la superfi-
cie anterior, el lóbulo inferior se divide del superior en el
pulmón izquierdo, y del lóbulo medio en el derecho, por
una línea imaginaria bilateral que se extiende medial e
inferiormente desde la quinta costilla, línea medioaxilar
a la sexta costilla, línea medioclavicular. En la superficie
lateral derecha, la división del lóbulo derecho y lóbulo
medio se localiza por una línea dibujada medialmente
desde la quinta costilla, línea medioaxilar, a la cuarta cos-
tilla, línea medioclavicular.
EXAMEN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA
RESPIRATORIO
El examen debe hacerse con la persona sentada. Incluso, si
está a nuestro alcance, podemos emplear para estos fines
una banqueta giratoria, que permite la rotación y facilita la
exploración sucesiva en diversos planos.
El tórax debe estar desnudo, por lo menos en la parte a
examinar, siempre respetando el pudor. Para ello, espe-
cialmente en el sexo femenino, podemos emplear una
sábana, una toalla, la propia ropa de la persona, o cual-
quier otra tela, para cubrir los planos que no están siendo
sometidos a examen en esos momentos.
Es importante seguir un método secuencial para que
no se nos quede ningún área por examinar.
En el orden de ejecución, con respecto a las regiones
por explorar, podemos seguir los pasos siguientes: pri-
mero se explora el plano posterior, desde arriba hacia aba-
jo, es decir, de las regiones de los vértices hacia las bases
pulmonares; luego lo hacemos con el plano anterior, en
igual secuencia; y finalmente, el plano lateral, para lo cual
se le pide al sujeto examinado que levante el brazo
homolateral y coloque la palma de su mano en la nuca o
sobre la cabeza o mejor aún, si la palma de la mano cae
sobre la región parietal del otro lado.
Para examinar la región cisural se le indica al sujeto
examinado que cruce el brazo del mismo lado por delan-
te y coloque la palma de la mano sobre la región
supraclavicular del hombro opuesto. Así queda expuesta
la cisura interlobular, ya que coincide con la posición
oblicua en que queda el borde interno de la escápula.
En cada plano debe examinarse, primero un lado, des-
pués el otro y con posterioridad, efectuar una explora-
ción comparada de áreas simétricas.
De esta forma, luego de precisar las características
exploratorias de cada técnica en un lugar, se pasa de in-
mediato a efectuarla en el lugar simétrico, para estable-
cer la comparación. No obstante, es oportuno recordar
que entre el lado derecho y el izquierdo existen diferen-
cias fisiológicas que hacen que en determinadas áreas los
hallazgos normales sean diferentes en el lado derecho,
comparado con los del izquierdo.
Se utilizan las cuatro técnicas básicas de exploración,
siguiendo este orden riguroso: inspección, palpación,
percusión y auscultación.
INSPECCIÓN
Muévase alrededor del sujeto para inspeccionar las di-
ferentes regiones y líneas de demarcación visibles, en los
tres planos (posterior, anterior y lateral).
En la inspección del tórax debe tenerse en cuenta el
estado de la piel, del tejido celular subcutáneo y de las
estructuras musculosqueléticas, de igual forma que en
cualquier otra región del cuerpo, así como su configu-
ración, que incluye la forma y la simetría de la caja
torácica, la ausencia de abovedamiento o retracción en
algún hemitórax y la evaluación de la forma, la direc-
ción y los movimientos de las costillas y los espacios
intercostales.
Tipo de tórax normal
La forma del tórax o configuración torácica, depende
de la columna vertebral, el esternón y las costillas.
Compare el diámetro transversal anteroposterior (AP),
mirando el tórax de perfil, con el diámetro transversal
lateral, mirándolo por el frente, cuya proporción normal
93
CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
es aproximadamente 1:2. El diámetro AP puede aumen-
tar en los ancianos, en la medida que aumenta la curva
dorsal de la columna, o su aumento puede deberse a cual-
quier edad, a alteraciones musculosqueléticas o respira-
torias crónicas (ver Capítulos 30 y 34).
Normalmente el tórax es simétrico y está en relación
con el tipo constitucional (normolíneo, brevilíneo o
longilíneo) del sujeto examinado que le imprime sus pro-
pias características.
Por otra parte, la caja torácica es de forma regular, sin
abovedamientos ni retracciones, con las costillas y espa-
cios intercostales orientados ligeramente hacia abajo en
el plano posterolateral y sin movimientos de succión de
la pared durante la inspiración (tiraje) en los espacios
intercostales, regiones subcostales, supraesternales, supra
o subclaviculares.
La inspección en el examen particular del sistema res-
piratorio incluye, además, la inspección de la tráquea y la
evaluación de los movimientos respiratorios.
Cuando esté inspeccionando el plano anterior, obser-
ve la posición de la tráquea, en el hueco supraesternal,
sobre la horquilla, que debe estar en la línea media, sin
desviación lateral hacia la derecha o la izquierda.
Estudio de los movimientos respiratorios
Cuando estudiamos los movimientos respiratorios,
debemos considerar cuatro aspectos fundamentales:
– Tipo respiratorio.
– Frecuencia.
– Ritmo y profundidad.
– Patrones ventilatorios.
– Amplitud o expansión torácica.
Tipo respiratorio
Con cada respiración, ambos hemitórax deben te-
ner movimientos simétricos y sincrónicos, hacia arri-
ba y hacia abajo. En cada inspiración efectiva debe
ocurrir un movimiento del diafragma hacia abajo y un
movimiento del tórax y el abdomen, hacia fuera. Con
la espiración debe ocurrir lo inverso. Generalmente las
mujeres respiran con movimiento torácico, mientras
que los hombres y los niños usualmente respiran con
el diafragma.
El tipo respiratorio normal en la mujer es costal supe-
rior. En el adolescente, en que las costillas son flexibles,
es costal. En los niños y los adultos es diafragmático o
abdominal.
Cuando existe un movimiento asincrónico del tórax y
del abdomen, en el que durante la inspiración el abdo-
men se mueve hacia dentro y el tórax se mueve hacia
fuera, la ventilación es anormal e inefectiva.
Frecuencia respiratoria, ritmo y patrones ventilatorios normales
La evaluación de la frecuencia respiratoria se realiza en
la práctica cuando se está evaluando el resto de los signos
vitales: temperatura, pulso y presión arterial, pero si está
realizando el examen particular del aparato respiratorio,
debe tener presente su exploración (que tiende a olvidar-
se), y realizarla al final o al principio de la inspección.
Técnica del examen de la frecuencia respiratoria
En primer lugar debe tratar de minimizar la interfe-
rencia que puede falsear el resultado. Para ello evalúe
la frecuencia respiratoria (FR) mientras mantiene sus
dedos sobre el sitio del pulso radial, como si estuviera
tomando el pulso, porque si la persona advierte que us-
ted está contando la frecuencia respiratoria, puede alte-
rar su patrón ventilatorio, generalmente de forma in-
consciente.
Alternativamente, si el individuo está dormido, puede
contar la FR antes de evaluar los otros signos vitales o de
comenzar el examen.
El segundo paso es observar los movimientos respira-
torios. Usted puede, o visualizar o sentir los movimien-
tos respiratorios de la persona. La visualización consiste
en observar cómo el pecho se eleva y desciende; la ob-
servación táctil consiste en observar su mano colocada
gentilmente sobre el pecho del sujeto, que asciende y
desciende junto con los movimientos respiratorios, lo que
no es recomendable, porque puede crear interferencias,
comentadas anteriormente. Observe también el trabajo
de los músculos respiratorios y el uso o no de los múscu-
los accesorios.
Cuente ahora la frecuencia respiratoria. Utilice un re-
loj con secundario, para contar el número de veces que el
tórax asciende y desciende en 30 s y multiplíquelo por
dos. Si la respiración es lenta o irregular, cuente en un
minuto completo. La frecuencia respiratoria normal del
adulto es de 12-20/min en reposo.
Por último, observe el ritmo y la profundidad de las
respiraciones.
La respiración debe ser tranquila y sin esfuerzo. El
tiempo que demora la espiración (E), es aproximadamente
el doble del tiempo de la inspiración (I), por lo tanto, la
relación de tiempo I:E es 1:2.
No olvide registrar sus hallazgos, sobre todo, anotar la
frecuencia respiratoria (FR).
Patrones ventilatorios normales
– 15-20 respiraciones/minuto.
– Respiración regular, tranquila, sin esfuerzo, ocasional-
mente evidente.
– Relación (del tiempo) inspiración: espiración (I:E) 1:2.
– Promediodevolumencorriente(enadultos):350-500mL.
94
PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I
Amplitud o expansión torácica
La amplitud torácica debe verse igual en los dos
hemitórax. La amplitud disminuida en un hemitórax
es anormal. Así que si la expansión torácica se obser-
va diferente en un hemitórax con relación al otro, el
hallazgo anormal se interpreta como disminución de
la expansión en el hemitórax de menor amplitud, y no
como expansión torácica aumentada, en el hemitórax
contrario.
PALPACIÓN
Esta exploración complementa los datos obtenidos por
la inspección y se añaden otros aspectos, tales como sen-
sibilidad (dolor), elasticidad o expansibilidad torácica e
intensidad de las vibraciones vocales o frémito.
Pregúntele al sujeto previamente, si existe dolor es-
pontáneo en alguna parte del tórax. Examine último las
áreas que previamente son dolorosas. Use la punta de los
dedos para palpar las estructuras torácicas y los espacios
intercostales, buscando inflamación, asimetría, abom-
bamientos o retracciones y dolor provocado, y observe la
cantidad y calidad de masa muscular sobre la pared
torácica. Según palpa, pregúntele a la persona si siente
dolor provocado por la palpación que se está realizando.
Si existe alguna masa o un trayecto fistuloso, pálpelos.
Palpe además, alrededor de cualquier herida o de las co-
nexiones de procederes invasivos, como los tubos
endotraqueales o catéteres endovenosos, para buscar cre-
pitación.
El esternón, los cartílagos costales, las costillas, los
espacios intercostales y la columna, no deben ser doloro-
sos a la palpación. Normalmente, los músculos se palpan
lisos y simétricos. La crepitación es un sonido cangloroso
anormal, producido cuando se palpa aire contenido en el
tejido celular subcutáneo.
Expansibilidad o elasticidad torácica
El examen de la expansibilidad torácica por palpación,
puede realizarse con un abordaje posterior o un abordaje
anterior. Habitualmente se utiliza solo el abordaje poste-
rior, o realizar ambos en este orden.
Abordaje posterior
A. Maniobra de bases (fig. 9.1).
Coloque sus manos sobre la región posterolateral del
tórax como si estuviera agarrándolo, con los pulgares a
nivel de la décima costilla, apuntando hacia la columna.
Traccione ligeramente hacia el centro la piel con sus
manos, para tratar de acercar ambos pulgares, de manera
que formen los lados de un ángulo abierto hacia abajo.
Pida a la persona que respire profundamente y observe el
movimiento de sus manos, la apertura del ángulo y la
separación de sus pulgares, que se producen por la
expansibilidad torácica a nivel de las bases.
B. Maniobra de vértices.
Coloque sus dos manos sobre los hombros del exami-
nado, con los pulgares a nivel de la primera costilla, apun-
tando hacia la columna. Traccione ligeramente hacia el
centro la piel con sus manos, para tratar de acercar am-
bos pulgares, de manera que formen los lados de un án-
gulo abierto hacia abajo. Pida a la persona que respire
profundamente y observe en sus manos, lo mismo que
observó con la maniobra de bases. y evaluar así, la
expansibilidad torácica a nivel de los vértices.
Abordaje anterior
Coloque sus manos en la región anterolateral de cada
hemitórax, con los pulgares dirigidos hacia el esternón,
extendidos a lo largo del reborde costal, que se juntan en
la línea media anterior, a la altura de la sexta articulación
condrocostal, y los demás dedos, dirigidos horizontalmen-
te hacia fuera, llegan por debajo de la axila hasta la línea
axilar media (fig. 9.2).
Pida de nuevo a la persona que respire profundamente
y observe el movimiento de sus manos, la apertura del
ángulo y la separación de sus pulgares, producidos por la
expansibilidad torácica inferior o de bases.
Normalmente, cuando la persona realiza una respira-
ción profunda, los pulgares deben separarse de la colum-
na una distancia igual a cada lado.
Fisiológicamente, la elasticidad es mayor en el niño,
menor en el viejo e intermedia en el adulto, lo cual expli-
ca la diferencia en la expansión torácica en cada uno.
Una disminución de la expansibilidad torácica en un
hemitórax, puede indicar enfermedad pulmonar o pleural
(véase Capítulo 34).
Fig. 9.1 Exploración de la expansión de las bases, desde el plano posterior.
95
CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
Frémito o vibraciones vocales
Origen y trasmisión
Las vibraciones vocales se originan en las cuerdas vo-
cales durante la fonación y se trasmiten por la columna de
aire del árbol traqueobronquial hasta el pulmón. Estas son
vibraciones libres originadas por un cuerpo elástico que
tiene su propia frecuencia, las cuerdas vocales, y que ha-
cen vibrar al pulmón con vibraciones forzadas que a él
llegan. Las vibraciones forzadas del pulmón se trasmiten a
la pleura y pared del tórax, donde las palpamos.
Por la física sabemos que la conducción de una vibra-
ción sonora será tanto mayor, cuanto la frecuencia del
sonido se acerque más a la del cuerpo conductor. Así te-
nemos:
– Pulmón normal: 90-130 vibraciones por segundo.
– Voz del hombre: 100-130 vibraciones por segundo.
– Voz de mujer: 260 vibraciones por segundo.
Más de 500 vibraciones por segundo no son trasmiti-
das por el pulmón.
Las vibraciones vocales se atenúan antes de llegar a la
pared torácica por la reflexión que sufren las ondas sono-
ras al atravesar medios de distinta densidad.
Se ha dicho con razón, que las vibraciones vocales “co-
rren bien, vuelan mal y nadan peor”; en las clases que im-
partimos a los alumnos, utilizamos el siguiente símil: si
aplicamos a la gallina este aforismo, veremos que este ani-
mal puede correr relativamente rápido, sin embargo, solo
vuelaabajaalturaypequeñostramosy,porsupuesto,muere
si se sumerge en el agua. De esta forma es más fácil recor-
dar los conceptos que la fisiología y la física nos enseñan
en relación con las vibraciones vocales.
Variaciones fisiológicas de las vibraciones vocales
Las vibraciones vocales se modifican por: la edad, el
sexo, la voz y la topografía.
Edad. Las vibraciones vocales en los niños son menos
intensas, por ser la voz aguda y menos fuerte; en los an-
cianos, las vibraciones vocales son menos intensas por
ser la voz débil y velada, y en los adultos son más inten-
sas, por ser la voz más grave y más fuerte.
Sexo. En la mujer las vibraciones vocales son menos in-
tensas, por ser la voz aguda y menos fuerte.
Voz. Las vibraciones vocales están en razón directa con
la intensidad e inversa con el tono; existe la llamada voz
aguda o de cabeza y la voz grave o de pecho. Las vibra-
ciones son mayores en la parte alta del tórax en personas
de voz aguda y más intensas en la parte baja en personas
de voz grave.
Topografía. La localización topográfica de las vibracio-
nes vocales es variable. A mayor grosor de la pared, me-
nos vibraciones llegan a la mano que palpa, y viceversa.
De acuerdo con la escala de Monneret, las vibracio-
nes vocales disminuyen en intensidad en este orden:
1. Laringe.
2. Tráquea.
3. Últimas vértebras cervicales.
4. Región infraclavicular.
5. Regiones posterior y lateral del tórax.
6. Esternón.
7. Fosa supraespinosa.
El rango de vibraciones por segundo puede estable-
cerse según la escala que se observa en la figura 9.3.
Técnica de exploración de las vibraciones vocales
Realice la exploración en los tres planos, comenzando
por el posterior y lateral, de arriba abajo en un hemitórax,
después en el otro y, por último, la palpación comparativa.
1. Colóquese detrás del sujeto y pídale a la persona que
diga “treinta y tres”, cada vez que sienta la mano que
palpa.
Habitualmente se usa una palabra, por lo general un
número, cuyas consonantes produzcan suficiente vi-
bración de las cuerdas vocales. En algunos países
anglosajones se usa “nighty nine” (99) y en los árabes
“arbaa arbaín” (44).
2. Apoye su mano, sobre el hemitórax derecho, de plano,
paralela al eje transversal, de manera que la región
palmar de sus dedos unidos descanse sobre los espa-
cios intercostales y las costillas, comenzando desde
arriba hacia abajo por la región supraescapular; bor-
deando la escápula, pase a la región interescapulo-
vertebral y después, a toda la base, incluyendo la re-
gión lateral, mientras ordena con un “diga” la expresión
del número, en cada posición.
Fig. 9.2 Exploración de la expansión de las bases, desde el plano anterior.
96
PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I
En algunos países anglosajones se utiliza colocar el
borde cubital de la mano sobre los espacios intercos-
tales, en lugar de la palpación palmar, que tiene la ven-
taja de sentir las vibraciones sin interferencia de las
costillas, pero el borde de la mano es menos sensible
y, a nuestro juicio, es preferible utilizar la región pal-
mar de los dedos.
3. Repita lo mismo en el hemitórax izquierdo.
4. Una vez que tenga la idea de las variaciones de las
vibraciones vocales en cada hemitórax, fisiológicas o
patológicas, realice la palpación comparativa, con el
mismo recorrido desde arriba hacia abajo, pero pasan-
do en cada posición, de un hemitórax a la posición
simétrica del otro, de manera que pueda comparar las
sensaciones palpatorias.
Si después de concluir la técnica comparativa, conti-
núa con dudas acerca de la evaluación de determinado
lugar, repita la comparación de ese sitio las veces que
sean necesarias, hasta que tenga seguridad en el resul-
tado de la evaluación.
5. Explore las vibraciones vocales en el plano anterior,
fundamentalmente en las regiones infraclaviculares, y
complete la exploración de los planos laterales.
Es conveniente que explique bien al sujeto, no solo en
qué consiste la técnica, sino además, la seriedad de la
prueba, por su utilidad, y la necesidad de que exprese
únicamente el número y con la misma intensidad, cada
vez que se le pida.
6. Si no encuentra ninguna evidencia de alteración, re-
gistre por escrito: “vibraciones vocales (o VV): con-
servadas”.
PERCUSIÓN
Sensaciones que suministra la percusión
La percusión dígito-digital del tórax produce dos tipos
de sensaciones:
1. La auditiva, que se debe a la sonoridad del pulmón.
2. La táctil, que se debe a la elasticidad del pulmón.
La sensación táctil es una resistencia al dedo, que au-
menta a medida que disminuye el sonido normal de per-
cusión.
A veces la sensación de resistencia y el sonido de per-
cusión están aumentados. Esto ocurre en los casos raros
de enfisema pulmonar, en que existe osificación prema-
tura de los cartílagos costales y rigidez del esqueleto.
En estos casos, la aireación del enfisema aumenta la
sonoridad percutoria y la osificación y rigidez del esque-
leto aumentan la resistencia táctil.
La percusión más utilizada es la dígito-digital, ya estu-
diada en el Capítulo 2.
Sonidos obtenidos por la percusión del tórax. Caracteres
físicos. Origen del sonido claro pulmonar y de otros
ruidos
El sonido es una forma de energía vibratoria que en-
gendran y conducen los cuerpos elásticos. Los cuerpos
sonoros producen ondas longitudinales en el aire que al
actuar sobre el oído determinan la sensación sonora. El
oído percibe sonidos de 16 000-40 000 vibraciones por
segundo.
Los caracteres fundamentales del sonido son: intensi-
dad, tono, timbre y duración.
La intensidad depende de la amplitud de las vibra-
ciones.
El tono o altura depende de la frecuencia, siendo la
mayor frecuencia el tono agudo, y la menor el grave.
El timbre depende de la naturaleza del cuerpo que
vibra.
El sonido es producido por el tono fundamental y los
sobretonos armónicos superiores, de intensidad y tonali-
dad diferentes a la del sonido fundamental. Cuando los
sobretonos son muchos y de gran intensidad, ocultan el
sonido fundamental, produciéndose lo que se llama ruido.
El sonido claro pulmonar se origina por: la vibración
del parénquima pulmonar aireado (causa fundamental) y
la caja torácica (resonador).
La vibración mayor o menor del pulmón depende de
tres causas: el volumen del tejido que vibra, la densidad
y la tensión.
Fig. 9.3 Sección longitudinal esquemática del árbol bronquial con la frecuencia
de las vibraciones libres de los tubos componentes, según Martini y Müller.
400 por segundo
800 por segundo
(Sistema traqueobronquial
cortado debajo de la laringe)
1 000-1100 por segundo (6-10 mm)
1 200 por segundo (5 mm)
1 300 por segundo (4 mm)
1 700 por segundo (3 mm)
97
CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
A mayor volumen del tejido que vibra, los caracteres
del sonido serán: intensidad mayor, duración larga y tono
grave.
A mayor densidad del tejido, el sonido será: intensi-
dad menor, duración breve o corta y tono alto o agudo.
A mayor tensión del tejido, el sonido será: intensidad
menor, duración breve o corta y tono alto o agudo.
Profundidad alcanzada por la percusión
El golpe de la percusión hace vibrar todo el pulmón,
pero el ruido percutorio está causado por la vibración de
la zona percutida, equivalente a una semiesfera de radio
no mayor que 6 cm desde la superficie cutánea o de
4 cm, desde la superficie del pulmón. Este radio se limita
aún más cuando se percute sobre una costilla, de aquí
que sea preferible percutir sobre los espacios intercostales.
Para que una lesión modifique la percusión debe ser
superficial y de volumen suficiente.
Modificaciones fisiológicas y topográficas del sonido
percutorio
Las modificaciones fisiológicas tienen por causa co-
mún el mayor o menor grosor de la pared. Además, el
sonido percutorio se modifica con los tiempos de la res-
piración, siendo hiperresonante en la inspiración e
hiposonoro en la espiración.
Las modificaciones topográficas se deben a la desigual
distribución de las masas musculares y a la relación del
pulmón con órganos vecinos más o menos duros.
De acuerdo con estas cuestiones tendremos:
– Sonoridad máxima: regiones infraclaviculares y axilares.
– Sonoridad mínima: regiones supraespinosas.
– Sonoridad media: regiones infraescapulares.
Sonoridad en el plano anterior
Primero y segundo espacios: sonoridad mayor.
Segundo y tercer espacios en la mujer: submate o mate,
por la presencia de las mamas.
Tercera costilla y tercer espacio izquierdo: submate,
por la presencia del corazón.
Cuarto y quinto espacio derecho: submate, por la pre-
sencia del hígado.
Reborde costal izquierdo: hipersonoro, por la presen-
cia del espacio semilunar de Traube (estómago).
Sonoridad en el plano posterior
De modo general la sonoridad es menor que en el pla-
no anterior.
Región escapular: la menor sonoridad.
Región interescapulovertebral: sonoridad mayor.
Región infraescapular: la sonoridad máxima.
Octavo espacio intercostal derecho: submate o mate,
por la presencia del hígado.
Sonoridad en el plano lateral
La sonoridad aquí es intensa. En el lado derecho dis-
minuye hacia abajo por el hígado y en el lado izquierdo
se hace timpánica por la presencia del estómago y el
ángulo esplénico del colon.
Percusión de los huesos del tórax
Clavícula. Sonora, menos en el tercio externo por la pre-
sencia de masas musculares del hombro.
Esternón. Sonora en el manubrio y el cuerpo. Mate en el
apéndice xifoides, por la presencia del hígado.
Columna vertebral. Sonora desde la vértebra cervical VII
hasta la dorsal XI. Tiene valor en las pleuresías, porque
desaparece dando un sonido mate.
En la columna escoliótica aparecen dos áreas de
submatidez opuestas a la convexidad lateral de la columna.
Técnica para la exploración del sonido percutorio
pulmonar
Realice la percusión del tórax por planos, comenzan-
do por el plano posterior y siguiendo los mismos pasos y
el mismo recorrido explicado para la palpación de las
vibraciones vocales; pero esta vez, colocando el dedo
plesímetro sobre los espacios intercostales.
Para la evaluación del sonido percutorio pulmonar, no
se percuten las costillas, las escápulas, ni ninguna otra
estructura ósea.
Antes de comenzar a percutir el plano posterior, pída-
le a la persona que cruce sus brazos sobre el pecho, o que
cada brazo cruce la línea media, dirigiendo cada mano
hacia la rodilla opuesta, con el objetivo de que las
escápulas se desplacen hacia fuera y dejen mayor espa-
cio expuesto para percutir.
Recuerde que en cada plano, primero se percute un
hemitórax, después el otro y, por último, se realiza la per-
cusión comparativa.
En el plano posterior es importante, además, percutir
el tórax para determinar la excursión diafragmática.
La excursión diafragmática es la distancia entre los
niveles de matidez con la inspiración profunda y con la
espiración completa. Para ello pida al sujeto que realice
una inspiración profunda y localice y marque con un
lápiz dermatográfico, el límite de la excursión diafrag-
mática, cuando la resonancia pulmonar cambia a matidez.
Después, pida a la persona que realice una espiración for-
zada para determinar de nuevo el límite de la excursión
torácica. Mida ahora la distancia entre los dos límites,
que normalmente tiene un rango de 3-6 cm. El diafragma
debe estar ligeramente más alto en el hemitórax derecho,
por la posición del hígado; así que la medida de su incur-
sión será ligeramente menor en el lado derecho.
98
PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I
En el plano anterior, la percusión se completa con téc-
nicas especiales, cuando se explora el área cardiaca, el
hígado y el bazo.
Cuando no se detecten anormalidades del sonido
pulmonar, anote el resultado de la percusión como: sono-
ridad pulmonar normal.
AUSCULTACIÓN
Para obtener el máximo provecho con esta técnica es
cardinal cumplir algunos requisitos en su realización.
Con vistas a ello deben tenerse en cuenta los aspectos
siguientes: el local donde se va a efectuar el procedi-
miento, las posiciones y actitudes del médico y del su-
jeto examinado, las características inherentes al este-
toscopio y a su uso, y finalmente, la ejecución de la
auscultación como tal.
El lugar donde se va a realizar la auscultación debe
tener idealmente una serie de atributos: privacidad, am-
biente tranquilo, silencioso, con temperatura agradable,
a salvo de cambios bruscos de esta última y de ruidos
exteriores.
Por su parte, el médico procurará adoptar una posi-
ción cómoda y evitar sobre todo, que su cabeza quede
en una posición forzada. Cuando la cabeza está dema-
siado baja suelen producirse zumbidos o embotamiento
del oído que dificultan la auscultación. Debe realizar la
técnica con calma y poner toda su atención en lo que
está haciendo.
El examinado será colocado en la posición más cómo-
da y, a la vez, conveniente para cumplir los objetivos de
la auscultación.
La auscultación del aparato respiratorio puede hacer-
se con el sujeto sentado, de pie, o acostado cuando se
trata de un enfermo encamado, pero los objetivos se lo-
gran de forma óptima con la persona sentada. Debe ha-
cerse sin interposición de ropa. Es un error auscultar por
encima de la ropa, mucho más si la tela es de seda, por-
que se entorpece la auscultación y se pueden originar rui-
dos accesorios que pueden confundirse con ruidos respi-
ratorios anormales.
En los contados casos en que se va a emplear la aus-
cultación inmediata, directa (prácticamente en desuso),
puede interponerse, por razones obvias de higiene, una
tela de lienzo fino.
Debemos pedirle al sujeto, que esté lo más relajado
posible y que se coloque de la forma siguiente: los bra-
zos colgando a lo largo del tórax, los antebrazos apoya-
dos de forma suave sobre los muslos, y la cabeza y los
hombros ligeramente inclinados hacia delante.
La temperatura agradable y estable, junto a la relaja-
ción muscular previenen la aparición de contracciones
musculares involuntarias que pueden distorsionar los ha-
llazgos auscultatorios.
Se debe invitar al examinado a que respire tranquila y
regularmente, sin esfuerzo, pero más profundamente que
lo habitual. Que respire por la nariz con la boca entre-
abierta o por la boca, según su preferencia o hábito, cui-
dando siempre de no hacer ruidos nasales o bucales.
Muchas veces es oportuno mostrarle al sujeto cómo res-
pirar haciéndolo nosotros mismos para que nos vea. Las
respiraciones deben tratar de ser iguales, excepto cuando
le indiquemos que haga una respiración más profunda, o
que hable, o que tosa.
Es importante recordar, respecto a la técnica auscul-
tatoria, seguir el mismo método secuencial y ordenado que
se explicó al principio del capítulo, para todo el examen.
La auscultación del paciente encamado se describirá
en la Sección de Propedéutica.
En la actualidad, salvo contadas excepciones, la aus-
cultación que se emplea es la mediata, con el uso del
estetóscopo biauricular. Dado que la mayoría de los so-
nidos respiratorios son de tono alto, el receptor tipo
diafragma cerrado (cápsula de Bowles) es el más utiliza-
do para la aucultación respiratoria.
Hay que cuidar que el diafragma quede colocado fir-
me y completamente sobre la piel. Si el receptor no se
coloca por completo, puede originar ruidos accesorios
que, en ocasiones, semejan estertores (pseudoestertores).
Por otro lado, si se presiona en exceso se origina una
dilatación de la piel que se transforma, a su vez, en una
especie de diafragma y ocasiona la exclusión de los soni-
dos de tono bajo.
En los espacios intercostales muy estrechos o en las
fosas supraclaviculares se puede emplear el receptor de
campana (modelo tipo Ford), teniendo la precaución de
presionar sobre la piel lo suficiente (pero sin exceso) para
que esta se convierta en un diafragma. Este receptor de
campana no es muy adecuado en personas muy delga-
das, con las costillas salientes y los espacios intercostales
muy hundidos, así como tampoco para auscultar el plano
posterior de una persona en decúbito pasivo.
Los auriculares del estetóscopo deben ajustarse bien,
con presión moderada. Las olivas deben estar limpias, ser
cómodas y que se adapten bien a los orificios auditivos e
impidan “fugas” sonoras. Hay que evitar cualquier roce
del instrumento con las manos o con la ropa nuestra o del
sujeto examinado, así como también el cruzamiento de los
tubos de goma o el respirar fuertemente sobre estos.
El paso del diafragma sobre el vello del tórax puede
originar sonidos semejantes a estertores. Esto puede evi-
tarse humedeciendo el vello.
Teniendo presente los aspectos señalados y mientras la
persona examinada respira de forma regular concentre su
atención en los ruidos respiratorios normales, evaluando los
principales elementos del murmullo vesicular como son: el
ritmo, la intensidad, el tono y el timbre.
99
CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
Luego de precisar bien las características del murmu-
llo vesicular debe ir a la identificación de los ruidos ad-
venticios, tales como los estertores, las modificacio-
nes con la tos y a la auscultación de la voz natural y
cuchicheada, que se tratará en la Sección de Propedéutica.
Ruidos respiratorios normales
– Soplo glótico.
– Murmullo vesicular.
– Respiración broncovesicular.
Soplo glótico
También denominado ruido laringotraqueal, respira-
ción traqueal o brónquica.
Audible. Por debajo del cartílago cricoides.
Caracteres físicos.Ruidointenso,inspiratorioyespiratorio,
semejante a soplar por un tubo de mediano calibre y se
imita respirando fuerte con la boca entreabierta, poniendo
la lengua en la bóveda palatina. Es un ruido intenso, de
tono agudo (más en espiración), de timbre tubular, separa-
das la inspiración y la espiración por un pequeño silencio,
siendo la espiración más intensa y duradera.
Localización. A nivel de la laringe y tráquea se le llama
respiración brónquica o traqueal fuerte. En la mitad infe-
rior de la tráquea y bronquio principal y en el segundo
espacio intercostal derecho al lado del esternón, se deno-
mina respiración brónquica de moderada intensidad. A
nivel de la cuarta vértebra dorsal, a este soplo glótico se
le llama respiración broncovesicular.
Murmullo vesicular
Llamado también ruido respiratorio de Laennec o res-
piración vesicular.
Audible. En las regiones infraaxilar, infraescapular e
infraclavicular; en esta última, sobre todo en los dos pri-
meros espacios hacia fuera.
Caracteres físicos. Intensidad: menor que en el soplo
glótico; tono: grave; duración: inspiración y primera par-
te de la espiración.
Este ruido se asemeja al producido por un fuelle cuya
válvula no hiciera ruido alguno o al provocado por un
hombre que en un sueño tranquilo hace una inspiración
profunda, o al ruido provocado por la brisa entre el folla-
je de un bosque.
Se imita aspirando aire por la boca, con los labios en
posición para pronunciar la V o la F.
E1 tono inspiratorio es semejante a la nota “Re” de la
cuerda libre del violín y el tono espiratorio es semejante
al de la nota “Do” de la cuerda libre del violín, o sea, un
tono más bajo.
Respiración broncovesicular
Intermedia entre las dos anteriores.
Audible. Donde se proyectan los bronquios, como ocurre
en el vértice del pulmón derecho, por la mayor proximi-
dad de la tráquea a ese nivel.
Distribución topográfica y variaciones fisiológicas
de los ruidos respiratorios normales
La intensidad del soplo glótico ha sido referida ante-
riormente. Abordaremos ahora, con más detalles, el es-
tudio del murmullo vesicular.
El murmullo vesicular es más intenso en el hemitórax
derecho por ser mayor el calibre del bronquio de este
lado. Estudiando su intensidad por regiones, encontra-
mos que en el plano anterior es mayor en la región
infraclavicular, o sea, en los dos primeros espacios
intercostales. En el plano axilar es mayor arriba que en
la región infraaxilar. En el plano posterior es mayor en la
región interescapulovertebral, menos intenso en la
infraescapular, menos aún en la supraescapular y, final-
mente, mínima en la región escapular, debido a la pre-
sencia de la lámina ósea de la escápula revestida de múscu-
lo, razón por la que no se ausculta sobre ella.
El murmullo vesicular es más intenso mientras menos
grosor y más elasticidad tenga el tórax.
Modificaciones por la edad. En los niños el murmullo
vesicular es intenso y agudo (en F aspirada), por esto a la
respiración suplementaria se le llama pueril, por su se-
mejanza con la respiración del niño.
En los viejos se alarga la espiración, a la cual se le da el
nombre de respiración enfisematosa.
Modificaciones por el sexo. En la mujer la respiración
es menos intensa, el murmullo vesicular se escucha más
intenso y agudo en la porción superior del tórax debido
al tipo de respiración costal superior propia de su sexo.
La auscultación de la tos y de la voz normal y cuchi-
cheada serán descritas en la Sección de Propedéutica, en
el Capítulo 34.

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Cap09

  • 1. 91 9 LÍNEAS Y DEMARCACIONES PARA EL EXAMEN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO Conviene recordar la topografía torácica y señalar, aunque sea someramente los aspectos más importantes. En el examen del tórax se consideran tres partes: anterior, posterior y lateral. Los elementos a tener en cuenta en cada parte son: Parte anterior 1. Fosa supraclavicular. 2. Fosa infraclavicular. 3. Región intercostal. 4. Región mamelonar. Parte posterior 1. Zona superior o supraespinosa (situada por encima de la espina de la escápula) que va desde la línea vertebral hasta la línea escapular. 2. Zona escapular externa, que continúa la anterior hasta la línea axilar posterior. 3. La zona inferior, situada por debajo de la línea que pasa por debajo del omóplato y que se llama base. Parte lateral 1. Zona superior o hueco axilar por encima de una línea horizontal que pasa por el mamelón. 2. Zona inferior o subaxilar. Las demarcaciones del tórax para localizar las estructuras subyacen- tes incluyen las doce vértebras torácicas, doce costillas a cada lado, la horquilla supraesternal, en la parte superior del esternón entre las clavícu- las, y el ángulo esternal (de Louis), que es una proyección ligeramente hacia fuera, palpable, del esternón, en el punto de unión del manubrio con el cuerpo y donde se articula a cada lado, la segunda costilla. El ángulo de Louis es el punto de partida para contar las costillas y los espacios intercostales. Estos últimos tienen números que se corres- ponden con el número de la costilla suprayacente. La identificación de las costillas por palpación es habitualmente más fácil a nivel de la línea medioclavicular que en el borde esternal, donde EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO
  • 2. 92 PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I pueden interferir los cartílagos esternales proximales. Solo los cartílagos de las siete primeras costillas se unen di- rectamente al esternón, dirigidos desde fuera hacia den- tro y desde abajo hacia arriba. El reborde costal se refiere a la superficie proximal de la costilla que desciende y se aleja del esternón y el án- gulo costal se forma por las intersecciones de los rebordes costales. Las líneas imaginarias son también útiles para deter- minar la localización de las estructuras pulmonares; com- prenden la línea medioesternal, la mediovertebral o mediospinal, líneas medioclavicular derecha e izquierda (vertical desde el punto medio de cada clavícula), y las líneas axilares anterior, media y posterior (derechas e iz- quierdas). La línea axilar media desciende verticalmente desde la cúpula axilar. Los vértices pulmonares se extienden en el plano an- terior, aproximadamente 5-6 cm por encima de las cla- vículas. En el plano posterior, los ápices se extienden hasta la primera vértebra torácica. Los límites inferiores del pulmón se localizan en la décima vértebra torácica (T-10) en espiración y en la duodécima (T-12), en inspi- ración profunda. La localización aproximada de las cisuras que dividen los pulmones en lóbulos puede determinarse observando las siguientes líneas de demarcación. Posteriormente, los pulmones se dividen en los lóbulos superior e inferior en un ángulo unido a la apófisis espinosa de T-3, oblicuamente hacia abajo y lateralmente. En la superfi- cie anterior, el lóbulo inferior se divide del superior en el pulmón izquierdo, y del lóbulo medio en el derecho, por una línea imaginaria bilateral que se extiende medial e inferiormente desde la quinta costilla, línea medioaxilar a la sexta costilla, línea medioclavicular. En la superficie lateral derecha, la división del lóbulo derecho y lóbulo medio se localiza por una línea dibujada medialmente desde la quinta costilla, línea medioaxilar, a la cuarta cos- tilla, línea medioclavicular. EXAMEN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO El examen debe hacerse con la persona sentada. Incluso, si está a nuestro alcance, podemos emplear para estos fines una banqueta giratoria, que permite la rotación y facilita la exploración sucesiva en diversos planos. El tórax debe estar desnudo, por lo menos en la parte a examinar, siempre respetando el pudor. Para ello, espe- cialmente en el sexo femenino, podemos emplear una sábana, una toalla, la propia ropa de la persona, o cual- quier otra tela, para cubrir los planos que no están siendo sometidos a examen en esos momentos. Es importante seguir un método secuencial para que no se nos quede ningún área por examinar. En el orden de ejecución, con respecto a las regiones por explorar, podemos seguir los pasos siguientes: pri- mero se explora el plano posterior, desde arriba hacia aba- jo, es decir, de las regiones de los vértices hacia las bases pulmonares; luego lo hacemos con el plano anterior, en igual secuencia; y finalmente, el plano lateral, para lo cual se le pide al sujeto examinado que levante el brazo homolateral y coloque la palma de su mano en la nuca o sobre la cabeza o mejor aún, si la palma de la mano cae sobre la región parietal del otro lado. Para examinar la región cisural se le indica al sujeto examinado que cruce el brazo del mismo lado por delan- te y coloque la palma de la mano sobre la región supraclavicular del hombro opuesto. Así queda expuesta la cisura interlobular, ya que coincide con la posición oblicua en que queda el borde interno de la escápula. En cada plano debe examinarse, primero un lado, des- pués el otro y con posterioridad, efectuar una explora- ción comparada de áreas simétricas. De esta forma, luego de precisar las características exploratorias de cada técnica en un lugar, se pasa de in- mediato a efectuarla en el lugar simétrico, para estable- cer la comparación. No obstante, es oportuno recordar que entre el lado derecho y el izquierdo existen diferen- cias fisiológicas que hacen que en determinadas áreas los hallazgos normales sean diferentes en el lado derecho, comparado con los del izquierdo. Se utilizan las cuatro técnicas básicas de exploración, siguiendo este orden riguroso: inspección, palpación, percusión y auscultación. INSPECCIÓN Muévase alrededor del sujeto para inspeccionar las di- ferentes regiones y líneas de demarcación visibles, en los tres planos (posterior, anterior y lateral). En la inspección del tórax debe tenerse en cuenta el estado de la piel, del tejido celular subcutáneo y de las estructuras musculosqueléticas, de igual forma que en cualquier otra región del cuerpo, así como su configu- ración, que incluye la forma y la simetría de la caja torácica, la ausencia de abovedamiento o retracción en algún hemitórax y la evaluación de la forma, la direc- ción y los movimientos de las costillas y los espacios intercostales. Tipo de tórax normal La forma del tórax o configuración torácica, depende de la columna vertebral, el esternón y las costillas. Compare el diámetro transversal anteroposterior (AP), mirando el tórax de perfil, con el diámetro transversal lateral, mirándolo por el frente, cuya proporción normal
  • 3. 93 CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO es aproximadamente 1:2. El diámetro AP puede aumen- tar en los ancianos, en la medida que aumenta la curva dorsal de la columna, o su aumento puede deberse a cual- quier edad, a alteraciones musculosqueléticas o respira- torias crónicas (ver Capítulos 30 y 34). Normalmente el tórax es simétrico y está en relación con el tipo constitucional (normolíneo, brevilíneo o longilíneo) del sujeto examinado que le imprime sus pro- pias características. Por otra parte, la caja torácica es de forma regular, sin abovedamientos ni retracciones, con las costillas y espa- cios intercostales orientados ligeramente hacia abajo en el plano posterolateral y sin movimientos de succión de la pared durante la inspiración (tiraje) en los espacios intercostales, regiones subcostales, supraesternales, supra o subclaviculares. La inspección en el examen particular del sistema res- piratorio incluye, además, la inspección de la tráquea y la evaluación de los movimientos respiratorios. Cuando esté inspeccionando el plano anterior, obser- ve la posición de la tráquea, en el hueco supraesternal, sobre la horquilla, que debe estar en la línea media, sin desviación lateral hacia la derecha o la izquierda. Estudio de los movimientos respiratorios Cuando estudiamos los movimientos respiratorios, debemos considerar cuatro aspectos fundamentales: – Tipo respiratorio. – Frecuencia. – Ritmo y profundidad. – Patrones ventilatorios. – Amplitud o expansión torácica. Tipo respiratorio Con cada respiración, ambos hemitórax deben te- ner movimientos simétricos y sincrónicos, hacia arri- ba y hacia abajo. En cada inspiración efectiva debe ocurrir un movimiento del diafragma hacia abajo y un movimiento del tórax y el abdomen, hacia fuera. Con la espiración debe ocurrir lo inverso. Generalmente las mujeres respiran con movimiento torácico, mientras que los hombres y los niños usualmente respiran con el diafragma. El tipo respiratorio normal en la mujer es costal supe- rior. En el adolescente, en que las costillas son flexibles, es costal. En los niños y los adultos es diafragmático o abdominal. Cuando existe un movimiento asincrónico del tórax y del abdomen, en el que durante la inspiración el abdo- men se mueve hacia dentro y el tórax se mueve hacia fuera, la ventilación es anormal e inefectiva. Frecuencia respiratoria, ritmo y patrones ventilatorios normales La evaluación de la frecuencia respiratoria se realiza en la práctica cuando se está evaluando el resto de los signos vitales: temperatura, pulso y presión arterial, pero si está realizando el examen particular del aparato respiratorio, debe tener presente su exploración (que tiende a olvidar- se), y realizarla al final o al principio de la inspección. Técnica del examen de la frecuencia respiratoria En primer lugar debe tratar de minimizar la interfe- rencia que puede falsear el resultado. Para ello evalúe la frecuencia respiratoria (FR) mientras mantiene sus dedos sobre el sitio del pulso radial, como si estuviera tomando el pulso, porque si la persona advierte que us- ted está contando la frecuencia respiratoria, puede alte- rar su patrón ventilatorio, generalmente de forma in- consciente. Alternativamente, si el individuo está dormido, puede contar la FR antes de evaluar los otros signos vitales o de comenzar el examen. El segundo paso es observar los movimientos respira- torios. Usted puede, o visualizar o sentir los movimien- tos respiratorios de la persona. La visualización consiste en observar cómo el pecho se eleva y desciende; la ob- servación táctil consiste en observar su mano colocada gentilmente sobre el pecho del sujeto, que asciende y desciende junto con los movimientos respiratorios, lo que no es recomendable, porque puede crear interferencias, comentadas anteriormente. Observe también el trabajo de los músculos respiratorios y el uso o no de los múscu- los accesorios. Cuente ahora la frecuencia respiratoria. Utilice un re- loj con secundario, para contar el número de veces que el tórax asciende y desciende en 30 s y multiplíquelo por dos. Si la respiración es lenta o irregular, cuente en un minuto completo. La frecuencia respiratoria normal del adulto es de 12-20/min en reposo. Por último, observe el ritmo y la profundidad de las respiraciones. La respiración debe ser tranquila y sin esfuerzo. El tiempo que demora la espiración (E), es aproximadamente el doble del tiempo de la inspiración (I), por lo tanto, la relación de tiempo I:E es 1:2. No olvide registrar sus hallazgos, sobre todo, anotar la frecuencia respiratoria (FR). Patrones ventilatorios normales – 15-20 respiraciones/minuto. – Respiración regular, tranquila, sin esfuerzo, ocasional- mente evidente. – Relación (del tiempo) inspiración: espiración (I:E) 1:2. – Promediodevolumencorriente(enadultos):350-500mL.
  • 4. 94 PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I Amplitud o expansión torácica La amplitud torácica debe verse igual en los dos hemitórax. La amplitud disminuida en un hemitórax es anormal. Así que si la expansión torácica se obser- va diferente en un hemitórax con relación al otro, el hallazgo anormal se interpreta como disminución de la expansión en el hemitórax de menor amplitud, y no como expansión torácica aumentada, en el hemitórax contrario. PALPACIÓN Esta exploración complementa los datos obtenidos por la inspección y se añaden otros aspectos, tales como sen- sibilidad (dolor), elasticidad o expansibilidad torácica e intensidad de las vibraciones vocales o frémito. Pregúntele al sujeto previamente, si existe dolor es- pontáneo en alguna parte del tórax. Examine último las áreas que previamente son dolorosas. Use la punta de los dedos para palpar las estructuras torácicas y los espacios intercostales, buscando inflamación, asimetría, abom- bamientos o retracciones y dolor provocado, y observe la cantidad y calidad de masa muscular sobre la pared torácica. Según palpa, pregúntele a la persona si siente dolor provocado por la palpación que se está realizando. Si existe alguna masa o un trayecto fistuloso, pálpelos. Palpe además, alrededor de cualquier herida o de las co- nexiones de procederes invasivos, como los tubos endotraqueales o catéteres endovenosos, para buscar cre- pitación. El esternón, los cartílagos costales, las costillas, los espacios intercostales y la columna, no deben ser doloro- sos a la palpación. Normalmente, los músculos se palpan lisos y simétricos. La crepitación es un sonido cangloroso anormal, producido cuando se palpa aire contenido en el tejido celular subcutáneo. Expansibilidad o elasticidad torácica El examen de la expansibilidad torácica por palpación, puede realizarse con un abordaje posterior o un abordaje anterior. Habitualmente se utiliza solo el abordaje poste- rior, o realizar ambos en este orden. Abordaje posterior A. Maniobra de bases (fig. 9.1). Coloque sus manos sobre la región posterolateral del tórax como si estuviera agarrándolo, con los pulgares a nivel de la décima costilla, apuntando hacia la columna. Traccione ligeramente hacia el centro la piel con sus manos, para tratar de acercar ambos pulgares, de manera que formen los lados de un ángulo abierto hacia abajo. Pida a la persona que respire profundamente y observe el movimiento de sus manos, la apertura del ángulo y la separación de sus pulgares, que se producen por la expansibilidad torácica a nivel de las bases. B. Maniobra de vértices. Coloque sus dos manos sobre los hombros del exami- nado, con los pulgares a nivel de la primera costilla, apun- tando hacia la columna. Traccione ligeramente hacia el centro la piel con sus manos, para tratar de acercar am- bos pulgares, de manera que formen los lados de un án- gulo abierto hacia abajo. Pida a la persona que respire profundamente y observe en sus manos, lo mismo que observó con la maniobra de bases. y evaluar así, la expansibilidad torácica a nivel de los vértices. Abordaje anterior Coloque sus manos en la región anterolateral de cada hemitórax, con los pulgares dirigidos hacia el esternón, extendidos a lo largo del reborde costal, que se juntan en la línea media anterior, a la altura de la sexta articulación condrocostal, y los demás dedos, dirigidos horizontalmen- te hacia fuera, llegan por debajo de la axila hasta la línea axilar media (fig. 9.2). Pida de nuevo a la persona que respire profundamente y observe el movimiento de sus manos, la apertura del ángulo y la separación de sus pulgares, producidos por la expansibilidad torácica inferior o de bases. Normalmente, cuando la persona realiza una respira- ción profunda, los pulgares deben separarse de la colum- na una distancia igual a cada lado. Fisiológicamente, la elasticidad es mayor en el niño, menor en el viejo e intermedia en el adulto, lo cual expli- ca la diferencia en la expansión torácica en cada uno. Una disminución de la expansibilidad torácica en un hemitórax, puede indicar enfermedad pulmonar o pleural (véase Capítulo 34). Fig. 9.1 Exploración de la expansión de las bases, desde el plano posterior.
  • 5. 95 CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO Frémito o vibraciones vocales Origen y trasmisión Las vibraciones vocales se originan en las cuerdas vo- cales durante la fonación y se trasmiten por la columna de aire del árbol traqueobronquial hasta el pulmón. Estas son vibraciones libres originadas por un cuerpo elástico que tiene su propia frecuencia, las cuerdas vocales, y que ha- cen vibrar al pulmón con vibraciones forzadas que a él llegan. Las vibraciones forzadas del pulmón se trasmiten a la pleura y pared del tórax, donde las palpamos. Por la física sabemos que la conducción de una vibra- ción sonora será tanto mayor, cuanto la frecuencia del sonido se acerque más a la del cuerpo conductor. Así te- nemos: – Pulmón normal: 90-130 vibraciones por segundo. – Voz del hombre: 100-130 vibraciones por segundo. – Voz de mujer: 260 vibraciones por segundo. Más de 500 vibraciones por segundo no son trasmiti- das por el pulmón. Las vibraciones vocales se atenúan antes de llegar a la pared torácica por la reflexión que sufren las ondas sono- ras al atravesar medios de distinta densidad. Se ha dicho con razón, que las vibraciones vocales “co- rren bien, vuelan mal y nadan peor”; en las clases que im- partimos a los alumnos, utilizamos el siguiente símil: si aplicamos a la gallina este aforismo, veremos que este ani- mal puede correr relativamente rápido, sin embargo, solo vuelaabajaalturaypequeñostramosy,porsupuesto,muere si se sumerge en el agua. De esta forma es más fácil recor- dar los conceptos que la fisiología y la física nos enseñan en relación con las vibraciones vocales. Variaciones fisiológicas de las vibraciones vocales Las vibraciones vocales se modifican por: la edad, el sexo, la voz y la topografía. Edad. Las vibraciones vocales en los niños son menos intensas, por ser la voz aguda y menos fuerte; en los an- cianos, las vibraciones vocales son menos intensas por ser la voz débil y velada, y en los adultos son más inten- sas, por ser la voz más grave y más fuerte. Sexo. En la mujer las vibraciones vocales son menos in- tensas, por ser la voz aguda y menos fuerte. Voz. Las vibraciones vocales están en razón directa con la intensidad e inversa con el tono; existe la llamada voz aguda o de cabeza y la voz grave o de pecho. Las vibra- ciones son mayores en la parte alta del tórax en personas de voz aguda y más intensas en la parte baja en personas de voz grave. Topografía. La localización topográfica de las vibracio- nes vocales es variable. A mayor grosor de la pared, me- nos vibraciones llegan a la mano que palpa, y viceversa. De acuerdo con la escala de Monneret, las vibracio- nes vocales disminuyen en intensidad en este orden: 1. Laringe. 2. Tráquea. 3. Últimas vértebras cervicales. 4. Región infraclavicular. 5. Regiones posterior y lateral del tórax. 6. Esternón. 7. Fosa supraespinosa. El rango de vibraciones por segundo puede estable- cerse según la escala que se observa en la figura 9.3. Técnica de exploración de las vibraciones vocales Realice la exploración en los tres planos, comenzando por el posterior y lateral, de arriba abajo en un hemitórax, después en el otro y, por último, la palpación comparativa. 1. Colóquese detrás del sujeto y pídale a la persona que diga “treinta y tres”, cada vez que sienta la mano que palpa. Habitualmente se usa una palabra, por lo general un número, cuyas consonantes produzcan suficiente vi- bración de las cuerdas vocales. En algunos países anglosajones se usa “nighty nine” (99) y en los árabes “arbaa arbaín” (44). 2. Apoye su mano, sobre el hemitórax derecho, de plano, paralela al eje transversal, de manera que la región palmar de sus dedos unidos descanse sobre los espa- cios intercostales y las costillas, comenzando desde arriba hacia abajo por la región supraescapular; bor- deando la escápula, pase a la región interescapulo- vertebral y después, a toda la base, incluyendo la re- gión lateral, mientras ordena con un “diga” la expresión del número, en cada posición. Fig. 9.2 Exploración de la expansión de las bases, desde el plano anterior.
  • 6. 96 PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I En algunos países anglosajones se utiliza colocar el borde cubital de la mano sobre los espacios intercos- tales, en lugar de la palpación palmar, que tiene la ven- taja de sentir las vibraciones sin interferencia de las costillas, pero el borde de la mano es menos sensible y, a nuestro juicio, es preferible utilizar la región pal- mar de los dedos. 3. Repita lo mismo en el hemitórax izquierdo. 4. Una vez que tenga la idea de las variaciones de las vibraciones vocales en cada hemitórax, fisiológicas o patológicas, realice la palpación comparativa, con el mismo recorrido desde arriba hacia abajo, pero pasan- do en cada posición, de un hemitórax a la posición simétrica del otro, de manera que pueda comparar las sensaciones palpatorias. Si después de concluir la técnica comparativa, conti- núa con dudas acerca de la evaluación de determinado lugar, repita la comparación de ese sitio las veces que sean necesarias, hasta que tenga seguridad en el resul- tado de la evaluación. 5. Explore las vibraciones vocales en el plano anterior, fundamentalmente en las regiones infraclaviculares, y complete la exploración de los planos laterales. Es conveniente que explique bien al sujeto, no solo en qué consiste la técnica, sino además, la seriedad de la prueba, por su utilidad, y la necesidad de que exprese únicamente el número y con la misma intensidad, cada vez que se le pida. 6. Si no encuentra ninguna evidencia de alteración, re- gistre por escrito: “vibraciones vocales (o VV): con- servadas”. PERCUSIÓN Sensaciones que suministra la percusión La percusión dígito-digital del tórax produce dos tipos de sensaciones: 1. La auditiva, que se debe a la sonoridad del pulmón. 2. La táctil, que se debe a la elasticidad del pulmón. La sensación táctil es una resistencia al dedo, que au- menta a medida que disminuye el sonido normal de per- cusión. A veces la sensación de resistencia y el sonido de per- cusión están aumentados. Esto ocurre en los casos raros de enfisema pulmonar, en que existe osificación prema- tura de los cartílagos costales y rigidez del esqueleto. En estos casos, la aireación del enfisema aumenta la sonoridad percutoria y la osificación y rigidez del esque- leto aumentan la resistencia táctil. La percusión más utilizada es la dígito-digital, ya estu- diada en el Capítulo 2. Sonidos obtenidos por la percusión del tórax. Caracteres físicos. Origen del sonido claro pulmonar y de otros ruidos El sonido es una forma de energía vibratoria que en- gendran y conducen los cuerpos elásticos. Los cuerpos sonoros producen ondas longitudinales en el aire que al actuar sobre el oído determinan la sensación sonora. El oído percibe sonidos de 16 000-40 000 vibraciones por segundo. Los caracteres fundamentales del sonido son: intensi- dad, tono, timbre y duración. La intensidad depende de la amplitud de las vibra- ciones. El tono o altura depende de la frecuencia, siendo la mayor frecuencia el tono agudo, y la menor el grave. El timbre depende de la naturaleza del cuerpo que vibra. El sonido es producido por el tono fundamental y los sobretonos armónicos superiores, de intensidad y tonali- dad diferentes a la del sonido fundamental. Cuando los sobretonos son muchos y de gran intensidad, ocultan el sonido fundamental, produciéndose lo que se llama ruido. El sonido claro pulmonar se origina por: la vibración del parénquima pulmonar aireado (causa fundamental) y la caja torácica (resonador). La vibración mayor o menor del pulmón depende de tres causas: el volumen del tejido que vibra, la densidad y la tensión. Fig. 9.3 Sección longitudinal esquemática del árbol bronquial con la frecuencia de las vibraciones libres de los tubos componentes, según Martini y Müller. 400 por segundo 800 por segundo (Sistema traqueobronquial cortado debajo de la laringe) 1 000-1100 por segundo (6-10 mm) 1 200 por segundo (5 mm) 1 300 por segundo (4 mm) 1 700 por segundo (3 mm)
  • 7. 97 CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO A mayor volumen del tejido que vibra, los caracteres del sonido serán: intensidad mayor, duración larga y tono grave. A mayor densidad del tejido, el sonido será: intensi- dad menor, duración breve o corta y tono alto o agudo. A mayor tensión del tejido, el sonido será: intensidad menor, duración breve o corta y tono alto o agudo. Profundidad alcanzada por la percusión El golpe de la percusión hace vibrar todo el pulmón, pero el ruido percutorio está causado por la vibración de la zona percutida, equivalente a una semiesfera de radio no mayor que 6 cm desde la superficie cutánea o de 4 cm, desde la superficie del pulmón. Este radio se limita aún más cuando se percute sobre una costilla, de aquí que sea preferible percutir sobre los espacios intercostales. Para que una lesión modifique la percusión debe ser superficial y de volumen suficiente. Modificaciones fisiológicas y topográficas del sonido percutorio Las modificaciones fisiológicas tienen por causa co- mún el mayor o menor grosor de la pared. Además, el sonido percutorio se modifica con los tiempos de la res- piración, siendo hiperresonante en la inspiración e hiposonoro en la espiración. Las modificaciones topográficas se deben a la desigual distribución de las masas musculares y a la relación del pulmón con órganos vecinos más o menos duros. De acuerdo con estas cuestiones tendremos: – Sonoridad máxima: regiones infraclaviculares y axilares. – Sonoridad mínima: regiones supraespinosas. – Sonoridad media: regiones infraescapulares. Sonoridad en el plano anterior Primero y segundo espacios: sonoridad mayor. Segundo y tercer espacios en la mujer: submate o mate, por la presencia de las mamas. Tercera costilla y tercer espacio izquierdo: submate, por la presencia del corazón. Cuarto y quinto espacio derecho: submate, por la pre- sencia del hígado. Reborde costal izquierdo: hipersonoro, por la presen- cia del espacio semilunar de Traube (estómago). Sonoridad en el plano posterior De modo general la sonoridad es menor que en el pla- no anterior. Región escapular: la menor sonoridad. Región interescapulovertebral: sonoridad mayor. Región infraescapular: la sonoridad máxima. Octavo espacio intercostal derecho: submate o mate, por la presencia del hígado. Sonoridad en el plano lateral La sonoridad aquí es intensa. En el lado derecho dis- minuye hacia abajo por el hígado y en el lado izquierdo se hace timpánica por la presencia del estómago y el ángulo esplénico del colon. Percusión de los huesos del tórax Clavícula. Sonora, menos en el tercio externo por la pre- sencia de masas musculares del hombro. Esternón. Sonora en el manubrio y el cuerpo. Mate en el apéndice xifoides, por la presencia del hígado. Columna vertebral. Sonora desde la vértebra cervical VII hasta la dorsal XI. Tiene valor en las pleuresías, porque desaparece dando un sonido mate. En la columna escoliótica aparecen dos áreas de submatidez opuestas a la convexidad lateral de la columna. Técnica para la exploración del sonido percutorio pulmonar Realice la percusión del tórax por planos, comenzan- do por el plano posterior y siguiendo los mismos pasos y el mismo recorrido explicado para la palpación de las vibraciones vocales; pero esta vez, colocando el dedo plesímetro sobre los espacios intercostales. Para la evaluación del sonido percutorio pulmonar, no se percuten las costillas, las escápulas, ni ninguna otra estructura ósea. Antes de comenzar a percutir el plano posterior, pída- le a la persona que cruce sus brazos sobre el pecho, o que cada brazo cruce la línea media, dirigiendo cada mano hacia la rodilla opuesta, con el objetivo de que las escápulas se desplacen hacia fuera y dejen mayor espa- cio expuesto para percutir. Recuerde que en cada plano, primero se percute un hemitórax, después el otro y, por último, se realiza la per- cusión comparativa. En el plano posterior es importante, además, percutir el tórax para determinar la excursión diafragmática. La excursión diafragmática es la distancia entre los niveles de matidez con la inspiración profunda y con la espiración completa. Para ello pida al sujeto que realice una inspiración profunda y localice y marque con un lápiz dermatográfico, el límite de la excursión diafrag- mática, cuando la resonancia pulmonar cambia a matidez. Después, pida a la persona que realice una espiración for- zada para determinar de nuevo el límite de la excursión torácica. Mida ahora la distancia entre los dos límites, que normalmente tiene un rango de 3-6 cm. El diafragma debe estar ligeramente más alto en el hemitórax derecho, por la posición del hígado; así que la medida de su incur- sión será ligeramente menor en el lado derecho.
  • 8. 98 PROPEDÉUTICA CLÍNICA Y SEMIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN I En el plano anterior, la percusión se completa con téc- nicas especiales, cuando se explora el área cardiaca, el hígado y el bazo. Cuando no se detecten anormalidades del sonido pulmonar, anote el resultado de la percusión como: sono- ridad pulmonar normal. AUSCULTACIÓN Para obtener el máximo provecho con esta técnica es cardinal cumplir algunos requisitos en su realización. Con vistas a ello deben tenerse en cuenta los aspectos siguientes: el local donde se va a efectuar el procedi- miento, las posiciones y actitudes del médico y del su- jeto examinado, las características inherentes al este- toscopio y a su uso, y finalmente, la ejecución de la auscultación como tal. El lugar donde se va a realizar la auscultación debe tener idealmente una serie de atributos: privacidad, am- biente tranquilo, silencioso, con temperatura agradable, a salvo de cambios bruscos de esta última y de ruidos exteriores. Por su parte, el médico procurará adoptar una posi- ción cómoda y evitar sobre todo, que su cabeza quede en una posición forzada. Cuando la cabeza está dema- siado baja suelen producirse zumbidos o embotamiento del oído que dificultan la auscultación. Debe realizar la técnica con calma y poner toda su atención en lo que está haciendo. El examinado será colocado en la posición más cómo- da y, a la vez, conveniente para cumplir los objetivos de la auscultación. La auscultación del aparato respiratorio puede hacer- se con el sujeto sentado, de pie, o acostado cuando se trata de un enfermo encamado, pero los objetivos se lo- gran de forma óptima con la persona sentada. Debe ha- cerse sin interposición de ropa. Es un error auscultar por encima de la ropa, mucho más si la tela es de seda, por- que se entorpece la auscultación y se pueden originar rui- dos accesorios que pueden confundirse con ruidos respi- ratorios anormales. En los contados casos en que se va a emplear la aus- cultación inmediata, directa (prácticamente en desuso), puede interponerse, por razones obvias de higiene, una tela de lienzo fino. Debemos pedirle al sujeto, que esté lo más relajado posible y que se coloque de la forma siguiente: los bra- zos colgando a lo largo del tórax, los antebrazos apoya- dos de forma suave sobre los muslos, y la cabeza y los hombros ligeramente inclinados hacia delante. La temperatura agradable y estable, junto a la relaja- ción muscular previenen la aparición de contracciones musculares involuntarias que pueden distorsionar los ha- llazgos auscultatorios. Se debe invitar al examinado a que respire tranquila y regularmente, sin esfuerzo, pero más profundamente que lo habitual. Que respire por la nariz con la boca entre- abierta o por la boca, según su preferencia o hábito, cui- dando siempre de no hacer ruidos nasales o bucales. Muchas veces es oportuno mostrarle al sujeto cómo res- pirar haciéndolo nosotros mismos para que nos vea. Las respiraciones deben tratar de ser iguales, excepto cuando le indiquemos que haga una respiración más profunda, o que hable, o que tosa. Es importante recordar, respecto a la técnica auscul- tatoria, seguir el mismo método secuencial y ordenado que se explicó al principio del capítulo, para todo el examen. La auscultación del paciente encamado se describirá en la Sección de Propedéutica. En la actualidad, salvo contadas excepciones, la aus- cultación que se emplea es la mediata, con el uso del estetóscopo biauricular. Dado que la mayoría de los so- nidos respiratorios son de tono alto, el receptor tipo diafragma cerrado (cápsula de Bowles) es el más utiliza- do para la aucultación respiratoria. Hay que cuidar que el diafragma quede colocado fir- me y completamente sobre la piel. Si el receptor no se coloca por completo, puede originar ruidos accesorios que, en ocasiones, semejan estertores (pseudoestertores). Por otro lado, si se presiona en exceso se origina una dilatación de la piel que se transforma, a su vez, en una especie de diafragma y ocasiona la exclusión de los soni- dos de tono bajo. En los espacios intercostales muy estrechos o en las fosas supraclaviculares se puede emplear el receptor de campana (modelo tipo Ford), teniendo la precaución de presionar sobre la piel lo suficiente (pero sin exceso) para que esta se convierta en un diafragma. Este receptor de campana no es muy adecuado en personas muy delga- das, con las costillas salientes y los espacios intercostales muy hundidos, así como tampoco para auscultar el plano posterior de una persona en decúbito pasivo. Los auriculares del estetóscopo deben ajustarse bien, con presión moderada. Las olivas deben estar limpias, ser cómodas y que se adapten bien a los orificios auditivos e impidan “fugas” sonoras. Hay que evitar cualquier roce del instrumento con las manos o con la ropa nuestra o del sujeto examinado, así como también el cruzamiento de los tubos de goma o el respirar fuertemente sobre estos. El paso del diafragma sobre el vello del tórax puede originar sonidos semejantes a estertores. Esto puede evi- tarse humedeciendo el vello. Teniendo presente los aspectos señalados y mientras la persona examinada respira de forma regular concentre su atención en los ruidos respiratorios normales, evaluando los principales elementos del murmullo vesicular como son: el ritmo, la intensidad, el tono y el timbre.
  • 9. 99 CAPÍTULO 9 EXPLORACIÓN DEL TÓRAX Y DEL SISTEMA RESPIRATORIO Luego de precisar bien las características del murmu- llo vesicular debe ir a la identificación de los ruidos ad- venticios, tales como los estertores, las modificacio- nes con la tos y a la auscultación de la voz natural y cuchicheada, que se tratará en la Sección de Propedéutica. Ruidos respiratorios normales – Soplo glótico. – Murmullo vesicular. – Respiración broncovesicular. Soplo glótico También denominado ruido laringotraqueal, respira- ción traqueal o brónquica. Audible. Por debajo del cartílago cricoides. Caracteres físicos.Ruidointenso,inspiratorioyespiratorio, semejante a soplar por un tubo de mediano calibre y se imita respirando fuerte con la boca entreabierta, poniendo la lengua en la bóveda palatina. Es un ruido intenso, de tono agudo (más en espiración), de timbre tubular, separa- das la inspiración y la espiración por un pequeño silencio, siendo la espiración más intensa y duradera. Localización. A nivel de la laringe y tráquea se le llama respiración brónquica o traqueal fuerte. En la mitad infe- rior de la tráquea y bronquio principal y en el segundo espacio intercostal derecho al lado del esternón, se deno- mina respiración brónquica de moderada intensidad. A nivel de la cuarta vértebra dorsal, a este soplo glótico se le llama respiración broncovesicular. Murmullo vesicular Llamado también ruido respiratorio de Laennec o res- piración vesicular. Audible. En las regiones infraaxilar, infraescapular e infraclavicular; en esta última, sobre todo en los dos pri- meros espacios hacia fuera. Caracteres físicos. Intensidad: menor que en el soplo glótico; tono: grave; duración: inspiración y primera par- te de la espiración. Este ruido se asemeja al producido por un fuelle cuya válvula no hiciera ruido alguno o al provocado por un hombre que en un sueño tranquilo hace una inspiración profunda, o al ruido provocado por la brisa entre el folla- je de un bosque. Se imita aspirando aire por la boca, con los labios en posición para pronunciar la V o la F. E1 tono inspiratorio es semejante a la nota “Re” de la cuerda libre del violín y el tono espiratorio es semejante al de la nota “Do” de la cuerda libre del violín, o sea, un tono más bajo. Respiración broncovesicular Intermedia entre las dos anteriores. Audible. Donde se proyectan los bronquios, como ocurre en el vértice del pulmón derecho, por la mayor proximi- dad de la tráquea a ese nivel. Distribución topográfica y variaciones fisiológicas de los ruidos respiratorios normales La intensidad del soplo glótico ha sido referida ante- riormente. Abordaremos ahora, con más detalles, el es- tudio del murmullo vesicular. El murmullo vesicular es más intenso en el hemitórax derecho por ser mayor el calibre del bronquio de este lado. Estudiando su intensidad por regiones, encontra- mos que en el plano anterior es mayor en la región infraclavicular, o sea, en los dos primeros espacios intercostales. En el plano axilar es mayor arriba que en la región infraaxilar. En el plano posterior es mayor en la región interescapulovertebral, menos intenso en la infraescapular, menos aún en la supraescapular y, final- mente, mínima en la región escapular, debido a la pre- sencia de la lámina ósea de la escápula revestida de múscu- lo, razón por la que no se ausculta sobre ella. El murmullo vesicular es más intenso mientras menos grosor y más elasticidad tenga el tórax. Modificaciones por la edad. En los niños el murmullo vesicular es intenso y agudo (en F aspirada), por esto a la respiración suplementaria se le llama pueril, por su se- mejanza con la respiración del niño. En los viejos se alarga la espiración, a la cual se le da el nombre de respiración enfisematosa. Modificaciones por el sexo. En la mujer la respiración es menos intensa, el murmullo vesicular se escucha más intenso y agudo en la porción superior del tórax debido al tipo de respiración costal superior propia de su sexo. La auscultación de la tos y de la voz normal y cuchi- cheada serán descritas en la Sección de Propedéutica, en el Capítulo 34.