Exploración por oro en méxico, antecedentes, situación actual y perspectivas
1. ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERIA
COMISION DE ESPECIALIDAD DE INGENIERIA GEOLOGICA
EXPLORACION POR ORO EN MEXICO
ANTECEDENTES, SITUACION ACTUAL Y PERSPECTIVAS
Trabajo de Ingreso a la Academia
Ing. Enrique Gómez de la Rosa
México, D. F. 14 de Marzo de 1991
2. ANTECEDENTES
Desde la antiguedad, el Oro ha sido un metal muy
codiciado por el hombre. ¿Cómo podemos explicarnos
esa atracción?, ¿ Quizás, por su color?, ¿ Por su brillo?,
¿ Por su peso?, ¿ Por su ductibilidad?, o quizás, final-
mente, ¿ Por que es relativamente escaso? Como quiera
que sea, la humanidad lo ha buscado desesperadamen-
te por todos los confines del planeta y hasta la fecha,
representa el bien más apreciado por toda nuestra socie-
dad.
Los españoles encontraron América en 1492 como
una barrera en su búsqueda de un paso hacia las Indias
Orientales, lugar donde en ese tiempo se encontraban
las maravillas del Oriente y las regiones de las especies,
del marfil y también del Oro y de las piedras preciosas.
Los indígenas americanos también tenían un aprecio es-
pecial por el Oro, los adornos más importantes de sus je-
fes, eran de ese metal. Sin embargo, para ellos también
eran maravillosas las cuentas de vidrio de colores, los es-
pejos, asi como el acero y la pólvora, y no dudaron en
cambiar su Oro (de sus adornos), por otros utensilios, o
tan llamativos para ellos o por lo menos, más útiles.
se perdieron en esa guerra. Los españoles nunca encon-
traron las grandes riquezas que ya habían tenido en sus
manos y que tuvieron que abandonar al huir de la ciudad
en la Noche Triste.
La colonización de toda nuestra América se realizó
bajo el impulso de la búsqueda de las fuentes de donde
pudieran provenir tantas riquezas. En México, los espa-
ñoles encontraron pocos lugares con Oro, pero en cam-
bio, encontraron grandes yacimientos de plata. Así
crecieron y se desarrollaron las principales ciudades de
la Nueva España, al mismo tiempo que se desarrollaron
importantes explotaciones de distritos mineros argentífe-
ros, que dieron fama y fortuna a varios lugares : Taxco,
Pachuca, Guanajuato, Zacatecas, Fresnillo, Parral (Santa
Bárbara), Chihuahua (Santa EulaUa), etc., etc. Casi todos
ellos, sin embargo, contienen un poco de Oro asociado a
sus valores de plata.
Famosos por su riqueza en Oro, existieron en el
país algunos distritos mineros, que inclusive en el nom-
bre llevaron la fama: El Oro, Edo. de Mex., Concepción
del Oro, Zac. o San Francisco del Oro, Chih., así como
otros varios: Cerro de San Pedro, S. L. P., etc.
La Colonia
Hernán Cortés en los arenales de Veracruz en el
año de 1519, recibió una comisión de Moctezuma quien
le enviaba varios presentes, entre ellos varios utensilios y
adornos de Oro, casi se puede decir que como un sobor-
no para que se regresara por donde había venido a Ile-
varselos a su Rey. Por supuesto, la vista de esas riquezas
tuvo el efecto contrario, en lugar de convencerlo para
que se regresara, espolearon su avaricia para buscar
más y más Oro. Así comenzó esa cruenta guerra de con-
quista que culminó con la destrucción total y el aniquila-
miento de los habitantes de la Gran Tenochtitlán, el 13 de
agosto de 1521. Desafortunadamente, una gran parte de
las riquezas acumuladas por los aztecas durante poco
mas de un siglo de dominación de la parte sur del país,
De cualquier manera, puede decirse que la produc-
ción de Oro durante todo el período colonial, fué raquíti-
ca. Según estadísticas publicadas por el Consejo de
Recursos Minerales (tabla 1), entre 1521 y 1800, se pro-
dujeron tan solo 153,725 kg de Oro, es decir, casi 154 to-
neladas (4.94 millones de onzas troy), lo que nos daría
una producción promedio anual para todo el período (ta-
bla 2) de tan sólo 549 kg (17,651 onzas) por año. En
cambio, la producción de plata en el mismo período se
ubica en los 44,838,000 kg, es decir casi 45 mil toneladas
(1,442 millones de onzas), lo que nos daría una produc-
ción promedio anual de 160 mil kg (5.15 millones de on-
zas) por año.
3. Como dato de referencia, podemos señalar que du-
rante la Colonia, en nuestro país se produjeron 292 kg de
plata por cada kg de Oro.
El Siglo Diecinueve
El Siglo XIX trajo a México, la Independencia, las
guerras interminables entre las facciones, la intervención
norteamericana con su saldo terrible de la pérdida del
50 % de su territorio, la Guerra de Reforma, la interven-
ción francesa y finalmente la paz y el progreso del porfi-
nato (aunque podríamos preguntarnos que a quién
beneficiaron esa paz y ese progreso). La producción de
Oro durante ese siglo fué, sin embargo, de 212,125 kg,
es decir, un poco más de 212 toneladas (6.82 millones de
onzas), lo que nos daría una producción promedio anual
de 2,121 kg (68 mil onzas), lo que significa aproximada-
mente 4 veces más, en el promedio anual, que el Oro
producido durante toda la Colonia. En el mismo lapso, la
producción de plata aumentó a 57,782,293 kg (1,857.70
millones de onzas), lo que nos daría una producción pro-
medio anual de 577,823 kg (18.58 millones de onzas),
por lo que durante ese siglo la relación entre la produc-
ción de plata y de Oro fué de 272 por 1.
El Siglo Veinte
1940 y empezó una larga declinación, la cual desafortu-
nadamente ni siquiera la mexicanización de la industria
en el año de 1961 había logrado interrumpir.
La producción de Oro durante los años que lleva-
mos del presente siglo, hasta 1990, ha sido de 1,407,017
kg (45.24 millones de onzas), lo que nos daría una pro-
ducción promedio anual de 15,634 kg (503 mil onzas)
por año, lo que significa aproximadamente 7.4 veces
más, en el promedio anual, que el Oro producido durante
el siglo pasado y 28.5 veces más que el producido
anualmente durante la Colonia. Es decir, que la produc-
ción alcanzada en el presente siglo representa el 79% del
volúmen producido desde 1521 hasta la fecha.
Sin embargo, es preciso insistir en el hecho de que
la producción de este metal ha venido disminuyendo
paulatinamente desde 1940 y que a partir de 1960 he-
mos producido menos de 10,000 kg (321,500 onzas)
anuales, siendo 1973 el año de la más baja producción,
con tan solo 4,123 kg (132,554 onzas) y habiendo alcan-
zado en 1990 una producción de 7,565 kg (243,215 on-
zas). Por su parte,la producción de plata en el presente
siglo alcanza los 170,945,432 kg, es decir, casi 171 mil to-
neladas (5,495.89 millones de onzas), lo que nos daría
una producción promedio anual de 1,899,394 kg (61.06
millones de onzas), por lo que la relación entre la produc-
ción de plata y Oro es de 121 por uno.
El Siglo XX nos trajo el final del período porfirista, la
gesta revolucionaria y la consolidación de los regímenes
emanados de la mencionada Revolución, mismos que en
su momento permitieron el gran desarrollo del país, aun-
que en los momentos actuales dicho sistema político es-
tá mostrando signos de agotamiento. La minería, en
manos de capitales extranjeros desde el porfiriato, tuvo
su pico de producción precisamente en el año de 1910,
en el que la producción de Oro alcanzó los 41,420 kg
(1.33 millones de onzas); la convulsión revolucionaria la
redujo practicamente a la mitad en 1920 y la mantuvo es-
tancada hasta 1935; un ligero repunte provocado por la
inminencia de la Segunda Guerra Mundial, se acabó en
Es curioso señalar, sin embargo, que esa relación
entre la producción de plata y Oro, inició el siglo con un
valor de sólo 80 por 1 y que paulatinamente ha venido in-
crementandose hasta alcanzar en la presente década un
valor de 282 por 1, es decir, que hemos regresado a nive-
les de la Colonia.
En la década de los 80 algunos hemos querido ver
el inicio de la recuperación de la minería mexicana, qui-
zás porque el cambio estructural de toda la industria
apenas empezaba a cosechar los frutos merecidos des-
de la mexicanización de 1961. Tenemos que entender
4. ese cambio estructural en toda su amplitud. No es tan
sólo el cambio de acóionistas de una empresa, sino el
cambio en la actitud de la empresa con el cambio de to-
dos sus cuadros directivos, cambio que por supuesto se
lleva tiempo, tanto en sus cuadros administrativos como
técnicos, y especialmente en los técnicos de batalla don-
de el proceso de maduración de una nueva actitud en
sus prof esionistas ejecutivos se llevó un largo período.
No queremos decir que en 1961 no existían algunos
buenos Ingenieros Mexicanos dentro de la Minería Nacio-
nal, sobre todo en la línea de batalla, pero lo que pasaba
es que eran pocos y el sistema en el que se encontraban
inmersos no les permitía alcanzar el nivel de la toma de
decisiones. Sí, definitivamente eran muy buenos Ingenie-
ros, pero bajo el mando, el control y las decisiones de
otros. Aprender a dirigir las minas costó mucho tiempo,
trabajo y esfuerzo. Al mismo tiempo, a partir de ese año
de 1961, vimos un crecimiento tremendo de la influencia
del sector oficial en la minería nacional. El Consejo de
Recursos Naturales No Renovables (ahora Consejo de
Recursos Minerales), la Comisión de Fomento Minero, El
Fideicomiso de los Minerales No Metálicos y la Dirección
General de Minas, crecieron y se volvieron importantes.
El Estado tomó a su cargo la operación de los minerales
estratégicos y aún más, se convirtió en accionista y ope-
rador de muchas industrias de todo tipo, inclusive toman-
do a su cargo empresas con serios problemas técnicos y
económicos, para mantenerlas operando mediante sub-
sidios irrecuperables. Desafortunadamente, pero al mis-
mo tiempo razonable y entendible, se cometieron
muchos errores, de parte de los inversionistas, de los ad-
ministradores y de los técnicos, sobre todo por la falta de
experiencia; en especial la tendencia a la burocratización
de nuestras instituciones oficiales, propició que gente
inepta y/o corrupta tuviera, en ciertos momentos, poder
de decisión en aspectos muy importantes para el desen-
volvimiento de la industria.
Sin embargo, y pese a todo, a principios de los 80
la industria minera mexicana parecía que iniciaba su re-
cuperación. Las estadísticas de esos años indican un
crecimiento general, paulatino pero sostenido, de la pro-
ducción. De repente, sin ninguna señal previa, nos en-
contramos en medio de un cambio total del panorama.
La crisis económica de los países del Tercer Mundo, in-
cluyendo al nuestro, la globalización de la economía y la
apertura a la economía de mercado de los países de Eu-
ropa Oriental, se mezclan con el cambio profundo de las
estructuras del Estado Mexicano, con la modernización,
la privatización de las empresas del estado y el abando-
no del papel populista del gobierno.
La inversión extranjera
Al amparo de ello, se han privatizado empresas y se
ha reducido la importancia y el vigor de las instituciones
oficiales. El paso final está dado con la reciente modifica-
ción del Reglamento de la Ley Minera, que 'brincandose
la Ley básica y el espíritu del Artículo 27 Constitucional,
permite que, otra vez, las empresas extranjeras puedan
tomar control de las empresas mineras que se establez-
can en el territorio nacional, gracias a un subterfugio le-
gal que les permite esa condición de manera temporal,
por un período máximo de 12 años, qué, en estos tiem-
pos es más que suficiente para explotar totalmente las
reservas de mineral de un yacimiento de tamaño media-
no, como tantos que existen en nuestro territorio.
No estamos en contra de la inversión extranjera. Al
contrario, sabemos y entendemos que se requiere capi-
tal, sobre todo capital de riesgo en la exploración, etapa
por definición impredecible. Sabemos y entendemos que
no hay capital nacional o que éste es muy escaso para
estos menesteres; quizás debamos decir mejor que si
hay capital mexicano, pero salvo unas cuantas honrosas
excepciones, y debido fundamentalmente a la falta de
estímulos por parte de las autoridades durante estos
años, los inversionistas nacionales no quieren correr ries-
gos y por lo consiguiente, la exploración languidece por
falta de recursos adecuados y con ella, languidece tam-
bien la explotación de nuevas minas. Por supuesto, ne-
cesitamos capital, capital de riesgo.
5. ¡Bienvenidos los inversionistas extranjeros!
Sí, bienvenidos, pero ojalá lo fueran respetando el
espíritu de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitu-
cional en Materia Minera, que exige que su participación
sea minoritaria, TODO EL TIEMPO, en las empresas mi-
neras mexicanas. Sí, bienvenidos, con y como asesores
y consultores y profesores de talla internacional, pero
respetando el principio fundamental de que la explota-
ción de los recursos naturales del país debe realizarse,
en primer lugar, para el beneficio y el bienestar de los
mexicanos. Sí, bienvenidos, pero para colaborar con em-
presas mexicanas, participando junto con los inversionis-
tas, administradores y técnicos nacionales en la
exploración, explotación y beneficio de las riquezas de
México, aprovechando las nuevas disposiciones legales,
que por fin, buscan apoyar el desarrollo de la industria.
Contexto Mundial
A nivel mundial y en especial en lo que se refiere al
presente siglo, la producción de Oro de México es, por
así decirlo, muy poco relevante. El gran coloso de la pro-
ducción mundial es, ni duda cabe, Sudáfrica, quien en
los últimos 25 años (tabla 3) ha extraído casi el 54% del
total mundial. La Unión Soviética y los países de Econo-
mía Central, incluyendo China, aunque los datos que se
tienen de ellos no son muy confiables, puesto que en ge-
neral solo se refieren a sus ventas del metal al mundo oc-
cidental, le siguen, pero muy atrás, habiendo aportado
en el mismo lapso sólo un 20% del total mundial. Les si-
guen, en órden decreciente, Canadá, U.S.A. y Australia.
Estos cinco bloques o países controlaron más del 86%
del Oro que se produjo en el mundo durante los últimos
25 años.
Como puede verse, la mayoría del Oro que se pro-
duce en el mundo proviene de regiones con rocas muy
antiguas, en especial, de los escudos precámbricos que
se ubican en esas regiones.
En efecto, desde un punto de vista geológico, es
necesario señalar que hasta el momento se considera
que han ocurrido en el mundo dos grandes épocas du-
rante las cuales se formaron los principales yacimientos
de Oro que actualmente conocemos. La primera y hasta
ahora la más importante, ocurre en el Precámbrico, espe-
cificamente en el Arqueano (5,000 a 2,500 M. A.), cuan-
do se forman los muy grandes yacimientos de Oro
diseminado y en estructuras, asociados a los cinturones
de rocas verdes y al mismo tiempo su destrucción produ-
ce los enormes paleoplaceres en las cuencas continenta-
les de la época. La segunda y más importante para
nosotros, ocurre en los últimos 500 M. A., es decir desde
mediados del Mesozoico hasta el momento actual, en
general relacionados o asociados de una u otra manera
con la actividad ígnea que no ha cesado de acompañar-
nos en este período.
El balance de la producción mundial ha empezado
a cambiar, en favor de los países con yacimientos de
épocas recientes. En especial en los U.S.A. se descubrie-
ron, a principios de los 60, los primeros yacimientos de
"Oro diseminado", que en esos años se consideraban de
muy baja ley para ser explotables, pero que a partir de
que los precios del metal empezaron a subir, al abando-
nar el mundo el patrón Oro y además gracias al descu-
brimiento del método de extracción por "heap Leaching"
(lixiviación en montones) se han convertido en un blanco
muy atractivo de explotación, tanto que en los últimos 10
años se han localizado y puesto en operación un número
impresionante de nuevas minas en el Suroeste de ese
país.
Durante el año de 1989, los seis países o bloques
con mayor producción han sido Sudáfrica, pese a que su
volúmen ha venido disminuyendo lentamente, con el 32%
del total; el bloque socialista, con la U.R.S.S.a la cabeza,
con el 19%; U.S.A. con más del 12%, y les siguen Austra-
lia, Canadá y el Brasil. Sin embargo, el ritmo del incre-
mento que se ha visto en U.S.A. nos hace pensar que en
muy corto tiempo podrá convertirse en el segundo pro-
ductor mundial. Mientras tanto, nosotros en México sólo
aportamos alrededor del 0.5% de la producción del mun-
6. do y aunque, como veremos más adelante, sí se tienen
buenas posibilidades de encontrar nuevos yacimientos
que nos permitan aumentar la producción, basados en la
similitud de una gran parte del territorio nacional con la
geología de U.S.A. Sin embargo, hasta ahora no hemos
encontrado nada concreto y sólo seguimos abrigando
esperanzas de que parte de esa bonanza que nuestros
vecinos experimentan, también nos alcance a nosotros.
La exploración en México
Las campañas formales de exploración realizadas
en México con el objeto de buscar yacimientos de Oro,
sólo se iniciaron durante la presente década. Por su-
puesto, desde la Colonia se vienen realizando campañas
de exploración en el territorio nacional, y debemos admi-
tir que las primeras se realizaron buscando este metal;
sin embargo, pronto fué evidente que el país contaba
con yacimientos de otros metales y a medida que éstos
tuvieran un valor intrínseco o fueran siendo utilizados pa-
ra el desarrollo industrial, se fueron realizando diversas
campañas en su búsqueda.
Hasta los primeros años de la década de los 60, la
exploración minera en México se realizaba siguiendo fiel-
mente la teoría de que la gran mayoría de los yacimien-
tos minerales, especialmente los de los metales
preciosos y una gran parte de los metales industriales,
estaban relacionados genéticamente con los procesos
hidrotermales asociados a cámaras magmáticas profun-
das. En esos tiempos, por lo consiguiente, los geólogos
de exploración minera podíamos aislarnos totalmente del
resto del mundo y dedicarnos a buscar evidencias de hi-
drotermalismo sin que importara demasiado el contexto
geológico, las relaciones estructurales o la edad del yaci-
miento.
Por supuesto, esos procedimientos eran válidos pa-
ra la época, todavía quedaban amplias zonas del país
prácticamente desconocidas y todavía era posible en-
contrar afloramientos de estructuras con evidencias de
mineralización lo suficientemente claras como para utili-
zarlas como guías de la mineralización y que por consi-
guiente, nos proporcionaban los elementos suficientes
para definir los trabajos y obras de exploración comple-
mentarias que fueran necesarias para evaluar su poten-
cial. En esos tiempos, la fotogeología constituía una
herramienta primordial en la exploración, aunque todavía
no se tenía la totalidad del territorio nacional cubierto con
fotografías aéreas verticales y en muchos casos se te-
nían que utilizar fotografías aéreas oblicuas, las cuales
por supuesto no servían de mucho; empezaba a introdu-
cirse la geoquímica, pero todavía se utilizaban métodos
de análisis químico por colorimetría, los que definitiva-
mente eran muy poco confiables; la geofísica se empeza-
ba a aplicar, especialmente en la búsqueda de mineral
de Fierro (magnetometría aérea) y poco a poco los méto-
dos eléctricos, gracias al desarrollo de la técnica en la
exploración de los póríidos cupríferos de Arizona y Nue-
vo México, U.S.A. por los investigadores norteamerica-
nos.
De ese entonces a la fecha, el avance tecnológico,
material y sobre todo intelectual, ha sido de verdad, ex-
traordinario. Ha sido además, una gran suerte para nues-
tro país, porque al mismo tiempo que hemos visto como
los métodos de exploración de los 60 agotaban su capa-
cidad de respuesta y sus posibilidades de éxito, los
avances científicos, materiales y tecnológicos, han abier-
to nuevos caminos de investigación que en el corto pla-
zo, ya empiezan a producir frutos.
Actualmente, ya contamos con una enorme diversi-
dad de herramientas, como son, las fotografías aéreas
verticales, escalas 1:25,000 y 1:50,000 de casi todo el te-
rritorio nacional, tomadas en los últimos 20 años por el
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(originalmente Cetenal y después Detenal, antes de su
nombre actual); las cartas topográficas y algunas geoló-
gicas (aunque más bien deberíamos llamar solamente li-
tológicas), elaboradas por la misma institución a escalas
de 1:50,000, 1:250,000 y 1:1,000,000; utilizamos teodoli-
tos electrónicos, distanciómetros y posicionadores auto-
máticos con satélites; contamos con métodos analíticos
7. de ensayes geoquímicos apoyados en espectrometría de
absorción atómica, de plasma y de rayos X; disponemos
de microscopios de barrido electrónico y platinas térmi-
cas, asi como fotómetros y microdurímetros; utilizamos
equipos geofísicos de gran capacidad y precisión, como
gravímetros, magnetómetros, radiómetros; realizamos le-
vantamientos de polarización inducida, resistividad y
electromagnetismo. Finalmente, disponemos de sistemas
de cómputo, herramienta extraordinaria que finalmente
los geólogos estamos aprendiendo a utilizar, eliminando
un tabú que durante muchos años nos acompañara, de
huirle a todo lo que fuera matemáticas.
Además, el avance mundial en las comunicaciones
nos ha permitido el que ahora tengamos acceso a un
caudal enorme de información, que nos permite estar
prácticamente al día en todas las novedades que ocurren
en el resto del mundo, como es la interpretación de imá-
genes de satélite aprovechando los sistemas de cómpu-
to, que facilitan la elaboración de falsas imágenes donde
es posible resaltar determinadas características del terre-
no y de las estructuras existentes.
Más importante aún, en estos años ha ocurrido un
cambio tremendo en la actitud mental de los geólogos de
exploración minera. En estos años hemos visto surgir las
teorías singenetistas, los procesos migmatíticos, la tectó-
nica de placas, los yacimientos volcanogénicos y los de-
pósitos diseminados de Oro. Todo ello nos ha llevado a
entender que los yacimientos minerales son parte inte-
grante del proceso de formación de las rocas y por lo
tanto estan relacionados con su origen, con sus cambios
y con las modificaciones ocurridas durante su historia
geológica, hasta el producto final que ahora conocemos;
por lo tanto, su estudio debe ser una visión global de la
región donde se encuentra, para entender todas las ca-
racterísticas relacionadas con su proceso de formación y
su evolución hasta el momento actual, para así, poder
establecer los aspectos, que como guías de la minerali-
zación, nos van a permitir continuar la exploración en
busca de otros yacimientos con características similares.
En breve, se trata de establecer los 'modelosu de
los yacimientos minerales y al mismo tiempo, desarrollar
nuevas técnicas de exploración para buscarlos con posi-
bilidades de éxito.
Modelos de yacimientos
Por supuesto existen miles de ocurrencias de Oro
reportadas en todo el mundo. La mayoría de ellas son de
depósitos de placeres aluviares, pero un gran número de
depósitos se localizan en rocas de la corteza terrestre.
Establecer por lo tanto una clasificación de los yacimien-
tos donde el Oro sea un valor importante desde el punto
de vista económico y definir las características de cada ti-
po es una tarea difícil y un tanto ingrata, porque siempre
habrá algún investigador que pretenda enmendar la pla-
na al autor y, o bien modificar alguna característica, o
mejor todavía, establecer algún nuevo tipo o subtipo. Pa-
ra efectos del presente trabajo, vamos a utilizar como ba-
se la clasificación de los yacimientos de Oro de
Bonham,Jr., H. F.(1988), con algunas modificaciones, que
nos llevan a establecer los grandes tipos siguientes, en
principio a partir de la relación de los yacimientos con la
litología de las rocas donde se encuentran alojados:
TIPOS DE DEPOSITOS
Depósitos relacionados con rocas porfídicas
Depósitos alojados en rocas metamórficas
Depósitos alojados en rocas sedimentarias
Depósitos alojados en rocas volcánicas
Depósitos relacionados con manantiales calientes
Depositos aluvionares (placeres)
Depósitos relacionados con rocas porfídicas
Como han señalado varios autores, un gran número
de los yacimientos de pórf idos de cobre y molibdeno del
mundo son importantes productores de Oro y plata co-
mo subproductos de la explotación de sus metales bási-
8. cas. Además, depósitos de metales preciosos también
ocurren en la periferia de muchas intrusiones porfídicas
en una variedad de rocas que abarcan desde skarns
hasta rocas de ambientes volcánicos.
El primer subtipo comprende tanto yacimientos di-
seminados en el pórfido, como stockworks (enrejado de
vetillas) alojados en el mismo intrusivo. La composición
de la roca intrusiva puede variar desde granitos hasta
pórfidos latíticos, pasando por monzonitas y dioritas,
además de pórfidos de sienita. Muchos fueron inicial-
mente explorados por su contenido de cobre y sólo en
fechas recientes fueron transformados a minas de Oro.
La mineralización económica puede incluir además del
cobre y del molibdeno ya señalados, valores de Oro y
plata y trazas de minerales como platino y paladio, y en
ocasiones cantidades menores de arsénico y de zinc.
Los valores de Oro y plata estan por lo general asociados
a óxidos de fierro en la zona oxidada y a pirita en la zona
de sulfuros. La alteración hidrotermal asociada incluye si-
licatos potásicos, que en ocasiones es enmascarada por
alteraciones fílica y argilítica tardías.
El ejemplo típico a nivel mundial es el yacimiento de
Bingham Canyon en Utah, U.S.A. el cual originalmente
contenía más de 27 millones de onzas de Oro; otros
ejemplos incluyen la mina Copper Mountain en B.C., Ca-
nadá y las minas Sullivan en Nevada, Golden Sunlight en
Montana y Ortiz en Nuevo México, todas en los U.S.A. En
México tenemos, como ejemplos de este subtipo los ya-
cimientos de Cananea y La Caridad, en el Estado de So-
nora, que son importantes productores de Oro a nivel
nacional, y en fecha reciente, se encuentra en explora-
ción el intrusivo del Cerro de San Pedro, en San Luis Po-
tosí, donde se tienen posibilidades de encontrar un
yacimiento con más de 1 millón de onzas de Oro.
El segundo subtipo comprende yacimientos de me-
tasomatismo de contacto relacionado con intrusiones íg-
neas porfídicas que producen aureolas de skarn que
contienen valores de Oro y cobre-Oro, que pueden estar
acompañados por cantidades variables de zinc y plomo.
Las rocas huéspedes son generalmente de tipo calcáreo,
pero pueden ser de diversas composiciones; las rocas
intrusivas pueden también ser de diversas composicio-
nes, pero el caso mas común es que sean del tipo grano-
diorítico; la aureola de skarn contiene granates, diopsida
y epidota, que son localmente reemplazados por actinoli-
ta, tremolita, calcita, cuarzo y sulfuros, que contienen la
mineralización económica; los sulfuros incluyen pirrotita,
pirita, calcopirita, arsenopirita, esfalerita y galena; el Oro
ocurre como electrum y generalmente es de tamaño mi-
crométrico.
Como ejemplos típicos a nivel mundial tenemos los
yacimientos de Red Dome, en Australia y de La Luz, en
Nicaragua; otros ejemplos incluyen las minas Robinson,
Fortitude y McCoy en Nevada, asi como Bingham Can-
yon en Utah, U.S.A. En México tenemos varios ejemplos
importantes, como lo son las minas de Naica y Santa Eu-
lalia, en Chihuahua; San Martín y Concepción del Oro, en
Zacatecas; el cerro del Fraile en La Paz y el cerro de la
Bufa en Charcas, en San Luis Potosí; o como lo fueron en
su tiempo, la zona de chimeneas auríferas en el Cerro de
San Pedro en San Luis Potosí, o las minas de Xichú en
Guanajuato; aunque debemos señalar que varios de
ellos contienen cantidades muy pequeñas de Oro, y por
consiguiente la producción obtenida de ellos es históri-
camente muy pequeña, o bién, nunca han sido sistemáti-
camente estudiados por su contenido de ese metal.
Depósitos alojados en rocas metamórficas
Este tipo comprende yacimientos asociados con
grandes estructuras regionales, tanto de fuerte echado
como de bajo ángulo y pueden ser tanto fallas normales
como fallas inversas, por lo que vamos a presentar dos
subtipos.
El primero comprende yacimientos alojados en
stockworks o en la propia estructura, a lo largo de zonas
de fallas de fuerte echado de extensión regional y se en-
cuentran ubicados en rocas metamórficas de edades
9. que pueden ir desde el Precámbrico hasta el Mesozoico;
las rocas metamórficas incluyen en general productos de
la transformación de rocas ígneas básicas y ultrabásicas,
metavolcánicas, pizarras, filitas, turbiditas, pedernal y
metaconglomerados. Con frecuencia se encuentran in-
trusionadas por plutones graníticos de edad Cretácica.
La alteración hidrotermal asociada incluye cloritización,
carbonatación y sericitización. La mineralización se en-
cuentra alojada en la red de vetillas con cuarzo como
ganga y, aparte de los valores de Oro, geoquimicamente
se encuentran minerales de baja temperatura de arséni-
co, antimonio, telurio y tungsteno, con cantidades meno-
res de plomo, zinc y cobre. Estos yacimientos se
consideran como depósitos meso a epitermales general-
mente formados después del proceso metamórfico y re-
lacionados con la presencia de los intrusivos graníticos,
ya sea como fuente directa de las soluciones o como
fuente de calor para crear celdas de corrientes de con-
vección que incluyen la circulación profunda de aguas
meteóricas.
El ejemplo típico a nivel mundial son los yacimien-
tos alojados a lo largo del Mother Lode en California,
U.S.A. como son Carson Hill, Jamestown y Pine Tree. En
México existen varios distritos que pueden considerarse
como de este tipo, aunque el metamorfismo de las rocas
encajonantes sea muy débil, como son El Oro, Temas-
caltepec (La Guitarra), Sultepec y Zacualpan, en el Esta-
do de México y Taxco, en el Estado de Guerrero.
pos minerales tienen el aspecto general de ser estratifor -
mes, pero en el detalle, la distribución de los valores de
Oro está controlada por fallas normales de alto ángulo. El
Oro ocurre en pirita alojada en vetillas de cuarzo con
adularia, epidota y turmalina, como ganga y se encuentra
acompañado por cantidades menores de compuestos
de molibdeno, telurio, arsénico, metales básicos y tungs-
teno. La alteración hidrotermal incluye silicificación, sen-
citización y argilización. Los yacimientos estan
considerados como meso a epitermales, formados por
fluídos mezclados de origen magmático, metamórfico y
meteórico de edad Terciaria.
El ejemplo típico es la mina Mezquite, en California,
U.S.A., que contiene mas de 2.5 miflones de onzas de
Oro, así como varios yacimientos cercanos en el Suroes-
te de California y Oeste de Arizona, como son Picacho,
Cargo Muchacho y Copperstone. En México esta franja
de rocas metamórficas se extiende en el Estado de So-
nora y existen varios prospectos que pueden convertirse
en futuras minas en operación; uno de ellos, el proyecto
San Francisco en Estación Llano, tiene a la fecha cerca
de 150 mil onzas de Oro como reservas conocidas, que
aunque son un volúmen pequeño, puede ser la pista pa-
ra la búsqueda de otros yacimientos de mayor tamaño
en la región.
Depósitos alojados en rocas sedimentarias
El segundo subtipo comprende yacimientos aloja-
dos también en stockworks ubicados en la placa inferior,
en rocas metamórficas, localizados a lo largo de estruc-
turas regionales de bajo a muy bajo ángulo, que forman
grandes cabalgaduras o al contrario forman zonas de
"detachment' o de extensión de la superficie. Las rocas
metamórficas son en general de facies anfibolíticas y va-
rían en edad desde el Precámbrico hasta el Mesozoico y
están intrusionadas por plutones de composición dioríti-
ca a granítica de edades desde el Triásico hasta el Ter-
ciario Temprano. Las rocas de la placa superior son en
general volcánicas, volcanoclásticas y clásticas del Ter-
ciario sin la menor evidencia de metamorfismo. Los cuer-
Este tipo incluye tanto yacimientos de metales bási-
cos con alto contenido de plata y valores secundarios de
Oro, como los yacimientos de Oro diseminado descu-
biertos a principio de los 60, donde el valor principal y en
muchas ocasiones el único es precisamente su conteni-
do de este metal, por lo que vamos también a dividirlos
en dos subtipos.
El primer subtipo comprende yacimientos alojados
en zonas de estructuras de carácter local o regional, de
alto ángulo, donde ocurre alguna actividad ígnea, con
evidencias o no de volcanismo y donde no siempre es
10. posible establecer la presencia física de algún cuerpo in-
trusivo asociado a la formación de los yacimientos, aun-
que es común su asociación con diques de composición
variada. Las rocas huéspedes son generalmente calizas,
calizas arcillosas o margas, que varían desde bancos
gruesos hasta de estratificación delgada, que permiten la
formación de fracturas olimpiasu en general, donde se alo-
jan estructuras del tipo de vetas regulares, con ganga de
cuarzo, calcita y fluorita, que contienen sulfuros de plo-
mo, zinc y cobre, con valores altos de plata y escasa pre-
sencia de valores de Oro, que sin embargo se obtiene
asociado a la recuperación de los metales básicos; la al-
teración de las rocas encajonantes es por lo general muy
débil y consiste de silicificación, argilización y propilitiza-
ción, que se extienden en ocasiones sólo unos cuantos
centímetros fuera de las vetas. Estos yacimientos se con-
sideran de tipo meso a epitermal, depositados por fluídos
de salinidad media, que pueden ser de orígen magmáti-
co o de orígen meteórico o de ambos, mezclados en cel-
das de convección profunda de la corteza y de edades
que pueden variar desde el Mesozoico hasta el Terciario
Medio.
El ejemplo típico es el distrito de Parral, Santa Bár-
bara y San Francisco del Oro, en Chihuahua, donde las
primeras explotaciones se dedicaron a extraer los valores
de plata y Oro ubicados en la parte superior oxidada de
las vetas y que actualmente explota los valores de meta-
les básicos en las zonas de sulfuros a profundidad, con
alto contenido de plata y valores subordinados de Oro.
Otros ejemplos en el país incluyen los distritos de Fresni-
llo, Sombrerete y Zacatecas, en Zacatecas; La Paz y
Charcas en San Luis Potosí, etc.
métricas y vetillas multidirecionales visibles, con ganga
de cuarzo, barita y fluorita, que contienen Oro en partícu-
las de tamaño micrométrico; geoquímicamente se en-
cuentran acompañados por arsénico, antimonio,
mercurio, talio, molibdeno y tungsteno; contienen canti-
dades muy pequeñas ( menos de 100 ppm) de cobre,
plomo y zinc y la relación Oro/plata es generalmente de
1.0 o mayor; la alteración hidrotermal acompañante mas
frecuente es la silicificación en forma de lentes de jaspe-
roides en rocas favorables que pueden presentarse arri-
ba, dentro o abajo de la zona mineralizada. Estos
yacimientos se consideran de tipo epitermal, deposita-
dos por fluídos de baja salinidad de origen meteórico y
de edades relativamente recientes.
El ejemplo típico a nivel mundial es el distrito de
Carlin, en Nevada, U.S.A. descubierto apenas en 1961 y
en donde se conocen más de 15 yacimientos a lo largo
de una zona de 60 x 5 km de rumbo N 35 W, que contie-
nen mas de 27 millones de onzas de reservas conocidas;
otros ejemplos incluyen los trends de Getchell y de Eure-
ka, tambien en Nevada, U.S.A. En México, por retraso en
la interpretación regional de grandes estructuras, solo se
conoce hasta el momento un par de depósitos en la Sie-
rra de Cucurpe, en Sonora, dentro de un paquete de ro-
cas sedimentarias del Cretácico, con reservas conocidas
hasta el momento de cerca de 1 millón de onzas de Oro,
cuyas características los hacen pertenecer a este tipo.
Depósitos alojados en rocas volcánicas
El segundo subtipo comprende yacimientos aloja-
dos en zonas de estructuras de carácter regional, que
son el foco de intensa actividad ígnea intrusiva y grandes
fallamientos, tanto de tipo vertical, como de corrimientos
horizontales de porciones de las rocas de la corteza te-
rrestre; las rocas huéspedes son generalmente calizas
arcillosas, margas, calcilutitas o areniscas calcáreas, de
estratificación delgada y con alto contenido de materia
carbonosa, que presentan stockworks de vetillas micro-
Este tipo comprende muchos de los principales y
más famosos yacimientos con bonanzas de metales pre-
ciosos del mundo. En todos ellos existe una asociación
directa con centros volcánicos, como calderas, estructu-
ras dómicas y estrato-volcanes. Gracias a la intensidad
de los estudios realizados en estos yacimientos, pode-
mos dividirlos en cuatro subtipos con ciertas característi-
cas particulares para cada uno de ellos.
11. El primer subtipo está caracterizado por contener
alto azufre y recibe el nombre de tipo sulfato ácido, por
tener abundantes sulfuros y sulfatos, una serie de mine-
rales del grupo de la enargita y asimismo, por estar aso-
ciados con una alteración hidrotermal del tipo argílica
avanzada. Las rocas huéspedes son generalmente ande-
sitas, dacitas, riodacitas y muy rara vez, riolitas, en sus
variedades porfídicas que comunmente forman comple-
jos dómicos con derrames de lavas alrededor, y la pre-
sencia de brechas, algunas de ellas del tipo explosivo. La
mineralización se presenta en forma de vetas, stock-
works o como relleno de brechas, en ganga de cuarzo
con pirita y con una zonación característica, variando de
estibinita y cinabrio en la parte superior, seguida por una
zona de enargita-luzonita, gradualmente cambiando a te-
trahedrita-tenantita, calcopirita y bismutinita, que a pro-
fundidad van de nuevo cambiando a esfalerita y galena;
el Oro ocurre en la zona de enargita aunque también se
presenta, en menores cantidades en la zona superior de
cinabrio; la plata se presenta también en la zona de enar-
gita, pero es mayor su ocurrencia asociada a la tetrahe-
drita. La alteración de las rocas encajonantes incluye el
tipo argílico avanzado y comprende la presencia en las
estructuras y adyacente a ellas de zonas de cuarzo-aluni-
ta-caolinita, que en ocasiones contienen azufre, barita,
pirofilita y/o sericita; una zona argílica intermedia que la
rodea con presencia de caolinita, sericita y smectita y fi-
nalmente una alteración propilítica de carácter regional,
que produce un alto contenido de pirita en las rocas en-
cajonantes; la oxidación de esa pirita en regiones de cli-
ma semiárido, provoca la presencia de extensas áreas
de blanqueamiento superficial acompañado por intensa
distribución de óxidos de fierro, que forman sombreros
oxidados muy escandalosos. Estos yacimientos se consi-
deran mesotermales y formados por fluídos de origen
magmático, de carácter ácido y con altas salinidades.
Ejemplos de este subtipo existen en varias regiones del
mundo, como son El Indio, en Chile; Lepanto, en las Filipinas;
Cerro de Pasco, en Perú; Goldfield, en Nevada,U.S.A., etc. En
México no se ha encontrado hasta la fecha ningún yacimien-
to de este tipo que sea explotable, pero existe un depósito en
exploración en la región de Mulatos en el Estado de Sonora,
que puede tener por lo menos 1 millón de onzas de Oro.
El segundo subtipo está caracterizado por contener
bajo azufre y recibe el nombre de tipo adularia-sericita,
por tener la particularidad de que estos minerales se pre-
sentan en las aureolas de alteración en o muy cerca alre-
dedor de las vetas o fracturas mineralizadas. Las rocas
huéspedes son en general andesitas, dacitas, riodacitas
y sobre todo, riolitas. La mineralización se presenta en
forma de vetas y zonas de stockworks alojadas en es-
tructuras de alto ángulo, con dimensiones a nivel distrito;
la ganga es en general de cuarzo, adularia y/o calcita
con cantidades menores de fluorita y barita; la minerali-
zación incluye pirita y sulfuros de arsénico, antimonio y
mercurio, electrum, sulfuros, sulfosales y seleniuros de
plata y menores cantidades de sulfuros de metales bási-
cos. La alteración de las rocas encajonantes incluye la
presencia de caolinita, sericita, clorita, calcita y en oca-
siones, epidota. Es común observar extensas zonas de
alteración propilítica, generalmente a nivel distrito. Estos
yacimientos se consideran epitermales y formados por
fluídos alcalinos o casi neutros y tienen baja salinidad,
con contenidos variables de CO2 y CH4 y bajo contenido
de azufre; estos fluídos son casi idénticos a varios fluídos
geotermales actuales. La zona de lixiviación ácida y de
depósito de productos de manantiales (sinter) ha sido
por lo general erosionada y no podemos verla en la ac-
tualidad.
Los ejemplos de este subtipo incluyen depósitos
con una relación alta de plata a Oro y bajos valores de
metales básicos, como son Tayoltita, Durango; Pachuca,
Hidalgo y Guanajuato, Gto. en México, así como Tonopah
en Nevada, U.S.A.; depósitos ricos en plata con abun-
dantes metales básicos, como son Creede en Colorado y
Tintic en Utah, U.S.A. y depósitos con una relación baja
de plata a Oro y escasos metales básicos, como es
Round Mountain en Nevada, U.S.A. (por cierto, este de-
pósito presume de contener casi 7 millones de onzas de
Oro). Aparte de los tres famosos distritos grandes ya
mencionados, existen en nuestro país una cantidad enor-
me de yacimientos que se incluyen en esta categoría, a
lo largo de toda la Sierra Madre Occidental y en el Altipla-
no Central.
12. El tercer subtipo está caracterizado por su asocia-
ción con rocas alcalinas y por la presencia de telururos
de oro. Las rocas encajonantes pueden incluir tipos vol-
cánicos y plutónicos, cuya composición abarca sienitas,
traquitas, fonolitas, etc. Los yacimientos pueden ocurrir
en diferentes arreglos volcánicos, incluyendo calderas.
La mineralización se presenta en vetas, stockworks y
brechas hidrotermales, con ganga de cuarzo, fluorita,
a veces adularia, pirita y hematita, siguiendo estructu-
ras de alto ángulo, con dimensiones a nivel distrito; se
presenta una zonación característica, con cinabrio, es-
tibinita y realgar en la parte superior, generalmente rela-
cionados con los depósitos de sinter y la formación de
brechas de explosión superficial, seguidos a profundidad
por la presencia de silicificación y vetillas de cuarzo y piri-
ta en los stockworks con telururos de Oro y plata, que en
la parte inferior cambian gradualmente a estructuras de
vetas formales con arsenopirita, hematita y cantidades
subordinadas de sulfuros de metales básicos, incluyen-
do molibdenita. La alteración de las rocas encajonantes
en y cerca de las estructuras es de cuarzo, fluorita, calci-
ta o dolomita, roscoelita y adularia, y la alteración que las
rodea esta constituída por albita, clorita, calcita y sericita,
que se considera del tipo propilítico.
Los ejemplos típicos son las minas de Cripple
Creek, en Colorado, U.S.A. y Vatukoula, en las islas Fiji.
No se tiene en México ningún yacimiento que presente
características similares, debido quizás a que las rocas
alcalinas son bastante escasas en nuestro territorio.
El cuarto subtipo comprende los yacimientos deno-
minados volcanogénicos, volcanosedimentarios o exha-
lativos sedimentarios, que también contienen como
subproducto valores de Oro, generalmente asociados a
la Umena amarilla. Las rocas encajonantes son del tipo
ácido, es decir riolitas y riodacitas, asociadas a domos
riolíticos y su característica es que la deposición de los
valores se realiza en los conductos alimentadores o "fee-
ders' y en paleosuperficies submarinas en cuencas limi-
tadas, mezclados con lodos arcillosos derivados de la
efusión de las rocas volcánicas; la mineralización se pre-
senta en el enrejado de vetillas de los conductos alimen-
tadores y como depósito sedimentario en cuerpos tabu-
lares estratiformes en la cima o en el flanco del aparato
volcánico en forma masiva o en bloques irregulares, co-
mo fragmentos en gravas y arenas revueltos con lodos
arcillosos en los cauces de acarreo, taludes del aparato
volcánico o cuencas muy cercanas al foco efusivo y co-
mo material muy fino en bandas delgadas intercaladas
con lodolitas en las cuencas más alejadas; el mineral, ge-
neralmente en altas concentraciones, es de grano muy fi-
no y se presenta como "mena negra" constituída por
sulfuros de fierro, plomo y zinc con valores de plata y co-
mo Imena amarillan constituída por sulfuros de fierro y co-
bre con valores de Oro, que se presentan en bandas
intercaladas; la ganga es principalmente de barita, cuar-
zo y yeso, acompañada de los lodos arcillosos ya men-
cionados;la alteración hidrotermal es intensa en las rocas
encajonantes y consiste de silicificación y argilización.
Generalmente están cubiertos por rocas volcánicas de la
misma composición, es decir, tobas y flujos riolíticos y rio-
dacíticos, sin evidencias de alteración hidrotermal. Cuan-
do se encuentran expuestas al intemperismo,las rocas
encajonantes son atacadas por intensa caolinización y
los cuerpos minerales se oxidan, formando capotes oxi-
dados o "gossans" espectaculares. Se les considera co-
mo yacimientos epitermales depositados en superficies
submarinas al contacto de los fluídos hidrotermales con
las aguas marinas, y su edad puede ser desde el Pre-
cámbrico hasta el Reciente (y podríamos añadir que in-
clusive hasta el momento actual).
Los ejemplos son abundantes: Mount lsa(zona Es-
te) y Broken Hill, en Australia; Homestake y Sullivan, en
Canadá; Red Dog, en Alaska, U.S.A. y Rammelsberg, en
Alemania, etc. En México tenemos varios ejemplos de es-
te subtipo, como son Cuale, en Jalisco; lxtapa, en el Edo.
de Mex. o Teloloapan, en Guerrero, todos ellos localiza-
dos en un mismo arco volcánico de edad Cretácica.
Depósitos relacionados con manantiales calientes
Este tipo corresponde con yacimientos genética-
mente asociados a vulcanismo, es decir que en realidad
13. puede considerarse que pertenecen a varios de los sub-
tipos que hemos mencionado anteriormente, pero se es-
tablece una distinción, por la particularidad de que su
edad de formación oscila entre el Terciario Superior y el
Cuaternario, o sea que en algunos casos estos yacimien-
tos se estan formando inclusive en este momento, en re-
giones de actividad volcánica continental, como es el
caso del Champagne Pool en Nueva Zelandia. Los autén-
ticos yacimientos de manantial caliente presentan una
paleosuperficie continental perfectamente reconocible,
señalada por la presencia de una zona de sinter, interca-
lada con zonas de brechas de explosión hidrotermal y de
subsidencia, típicas de estas zonas de actividad geotér-
mica. Las rocas encajonantes pueden ser de cualquier ti-
po, aunque en general son de composición volcánica o
volcanoclástica, pero también se presentan en gravas o
en rocas porosas del tipo clásticas sedimentarias, pre-
sentando generalmente en superficie una zona amplia de
lixiviación ácida; debajo del sinter se encuentra una zona
de intensa silicificación y vetilleo en stockworks que típi-
camente pasa a profundidad a vetas formales de cuarzo
mineralizadas. Geoquímicamente el sinter contiene ano-
malías de mercurio, arsénico, talio y antimonio, y en ge-
neral, bajos valores o solo trazas de Oro y plata. Los
valores de los metales preciosos se presentan general-
mente en las zonas silicificadas y en los stockworks aba-
jo del sinter, sobre una extensión vertical de
aproximadamente 300 metros, aunque existen muchas
excepciones a esta regla. Estos yacimientos se conside-
ran epitermales, formados por soluciones mezcladas de
fluídos magmáticos y corrientes convectivas de aguas
meteóricas, por lo que el origen de los metales puede es-
tar relacionado con ambos procesos.
Depósitos aluvionares (placeres)
Este tipo de yacimientos constituye hasta el mo-
mento la fuente principal de Oro a nivel mundial. En efec-
to, casi dos terceras partes del Oro que se ha producido
en el Mundo ha provenido de la explotación de placeres,
sobre todo de los placeres localizados en regiones don-
de afloran rocas muy antiguas, es decir, de regiones don-
de se han acumulado sedimentos continentales
provenientes de la destrucción de los escudos Precám-
bricos, como son los mismos escudos en Canadá, Brasil,
Sudáfrica y Siberia, en la U.R.S.S.
La formación de placeres implica, además de la
destrucción por los agentes del intemperismo de las ro-
cas contenedoras de los valores de Oro y su deposita-
ción en cuencas sedimentarias de tipo continental,
logrando su concentración en zonas y/o capas específi-
cas gracias a procesos gravimétricos naturales, que di-
chas zonas de concentración sean protegidas
inmediatamente después, generalmente gracias al depó-
Sito sucesivo de otras rocas encima de los placeres, que
los preservan de que a su vez sean destruidos por la ero-
sión y transportados hasta los mares, diseminados con
todo el material que es arrastrado continuamente. En
particular en Sudáfrica esta circunstancia ocurrió favora-
blemente en la enorme cuenca del Witwatersrand, que
aparte de proteger los yacimientos y preservarlos hasta
nuestra época, los hace accesibles para explotación ac-
tualmente.
El ejemplo típico de estos yacimientos es la mina
McLaughin, en California, U.S.A. con reservas superiores
a 3 millones de onzas de Oro; otros ejemplos son las mi-
nas Hog Ranch y Buckhorn en Nevada, así como Thun-
der Mountain en Idaho y Quartz Mountain en Oregon,
U.S.A. En México no hemos podido hasta la fecha encon-
trar ningún yacimiento de este tipo, aunque algunas par-
tes del yacimiento de Mulatos, Son. parecen presentar
condiciones de preservación de la paleosuperficie que lo
incluirían automáticamente en esta categoría.
Como mencionamos anteriormente, en el Mundo
han ocurrido dos grandes épocas metalogenéticas rela-
cionadas con la formación de yacimientos de Oro, una
Arqueana, en el Precámbrico, y la otra desde mediados
del Mesozoico hasta el Reciente. Es natural por consi-
guiente, que los placeres más grandes esten relaciona-
dos con los yacimientos más antiguos y que en cambio
los yacimientos relativamente jovenes no hayan tenido el
tiempo geológico suficiente para producir el mismo tipo
de concentraciones económicas del metal.
14. En México existe un potencial importante en los ya-
cimientos de este tipo, especialmente en los Estados de
Sonora, Guerrero y Oaxaca y en la peninsula de la Baja
California, derivados de la destrucción de rocas del basa-
mento Precámbrico y en los Estados de Sonora, Sinaloa,
Nayarit y Jalisco, derivados de la destrucción de rocas
del Terciario; sin embargo, las restricciones legales impe-
rantes, que consideran a este tipo de yacimientos como
Reservas Mineras Nacionales han desaminado completa-
mente su exploración y beneficio.
Comentarios de Exploración
Como hemos visto, hemos presentado una clasifi-
cación de los yacimientos de oro bastante simplista, pero
práctica, para encaminar los trabajos de la exploración
en su busca, especialmente para ayudar a la búsqueda
de yacimientos de gran volúmen denominados de "Oro
diseminado". El concepto fundamental que se ha em-
pleado para la clasificación han sido las rocas encajo-
nantes donde se alojan los yacimientos y las diferencias
en algunas otras características propias de cada lugar
nos permiten establecer los subtipos indicados.
Al estudiar rapidamente los tipos de yacimientos
hemos mencionado algunos casos de minas y/o pros-
pectos en el territorio nacional, que en la medida de los
conocimientos actuales, parecen encajar en estos tipos
determinados; así hemos mencionado a Cananea y La
Caridad en Sonora, que producen Oro como subproduc-
to de la explotación de sus pórtidos cupríferos; al Cerro
de San Pedro en San Luis Potosí, que se encuentra en
exploración y que puede convertirse en un yacimiento
explotable de Oro diseminado en un cuerpo intrusivo; a
Concepción del Oro en Zacatecas y Xichú en Guanajua-
to, que han sido productores del metal en el pasado co-
mo subproducto de la explotación de sus skarns de
metamorfismo de contacto con valores de metales bási-
cos; a los yacimientos de La Amelia y Santa Gertrudis en
la región de Cucurpe en Sonora, que en etapa de desa-
rrollo actualmente van a convertirse en fecha próxima en
minas de Oro asociadas a rocas sedimentarias; al pro-
yecto San Francisco en Estación Llano, Sonora, que tam-
bién en exploración complementaria actualmente, puede
convertirse en una mina asociada a rocas metamórficas;
finalmente hemos mencionado a los yacimientos asocia-
dos a rocas volcánicas, tan abundantes en el país, como
son Tayoltita en Durango, Pachuca en Hidalgo y Guana-
juato, Gto. famosos por sus bonanzas de metales precio-
sos en el pasado y que en cualquier momento, como ya
ha pasado en la mina del Cubo en Guanajuato, pueden
volver a resurgir como importantes productores del metal
asociado a yacimientos del subtipo bajo en azufre; al
prospecto Mulatos en la sierra de Sonora, actualmente
en exploración complementaria, que pertenece al subti-
po alto en azufre, y así, podríamos mencionar muchos, y
muy variados lugares en todo el territorio nacional que
pueden en un momento dado contener un yacimiento ex-
plotable de Oro, de dimensiones considerables.
SITUACIÓN ACTUAL
Veamos, sin embargo, cuál es la situación actual de
la producción nacional de Oro, tomando como referencia
los últimos 24 años (de 1966 hasta 1989, excluyendo el
año de 1976 por falta de datos, tablas 4a y 4b).
Durante el período que nos ocupa, nuestro país ha
producido 148,202 kg (4.76 millones de onzas) de Oro,
los cuales han provenido en su mayor parte, de 23 muni-
cipios repartidos en 11 Estados de la República (mapa
adjunto), a saber: Sonora(2), Chihuahua(3), Sinaloa(2),
Durango(4), Zacatecas(5), Jalisco(1), San Luis Potosí(1),
Guanajuato(1), Hidalgo(1), Guerrero(2) y Oaxaca(1). Por
supuesto, se produce Oro en una cantidad enorme de lu-
gares en todo el país, pero esos mencionados repre-
sentan los más importantes.
De esos 23 municipios, debemos señalar que San
Dimas, Dgo. y San Ignacio, Sin, pueden ser considera-
dos como un solo distrito minero, y que igualmente Pa-
rral, Santa Bárbara y San Francisco del Oro, los tres en
Chihuahua, también pueden ser considerados como un
15. solo distrito, por lo que podemos concluir que existen 20
distritos mineros que han sido los más importantes pro-
ductores de Oro, a nivel nacional, durante los pasados
24 años. En 1966, México produjo 5,278 kg (aproxima-
damente 170 mil onzas) de Oro. Los principales distritos
productores del país eran San Dimas, Dgo. (íayoltita)
con cerca del 28% de la producción nacional, Pachuca,
Hgo., Guanajuato, Gto., Parral, Chih. (Parral, Santa Bár-
bara y San Francisco del Oro) e Ixtlán de Juárez, Oax.
(Natividad); entre ellos producían el 71% del total del
país.
La gran estrella del período que nos ocupa es el
distrito minero de Guanajuato, Gto.; de su tercer lugar en
1966 con una producción de 565 kg (18 mil onzas), y en
decremento hasta 1975, saltó al primer lugar a partir de
1978 y aumentó su ritmo a partir de 1982, hasta alcanzar
en el período una producción total de 30,446 kg (casi un
millón de onzas), que representa el 20.5% de la produc-
ción nacional en ese lapso, lo que lo coloca en el indiscu-
tible primer lugar por producción acumulada, así como
su producción del año de 1989, que alcanzó la cifra de
2,953 kg (casi 95 mil onzas), lo coloca en el primer lugar
nacional en ese año, con un 33.7% del total del país.
La mina de Tayoltita ha producido en estos 24 años
casi 22,000 kg (mas de 700 mil onzas de Oro), lo que,
aunque pierde el primer lugar nacional que tenía en
1966, la mantiene en el segundo lugar por producción
acumulada durante el período; sin embargo el monto de
su producción anual ha venido disminuyendo, desde
1,470 kg (47 mil onzas) en 1966 hasta llegar en 1989 a
una producción de sólo 460 kg (casi 15 mil onzas), lo
que la coloca en el tercer lugar nacional durante ese año.
Afortunadamente para la empresa que explota esos yaci-
mientos, los años de 1988 y 1989 han visto como la mina
de San Antonio, ubicada en San Ignacio, Sin, ha iniciado
sus actividades con éxito, alcanzado en 1989 una pro-
ducción de 822 kg (26,427 onzas), que la coloca en el
segundo lugar nacional de ese año.
Por su parte, el distrito de Pachuca, Hgo. ha produ-
cido en estos 24 años casi 12,000 kg (mas de 382 mil on-
zas),lo que la coloca en el tercer lugar por producción
acumulada en el período, aunque, igual que Tayoltita, el
monto de su producción anual ha venido decayendo,
desde 778 kg (25,000 onzas) en 1966, hasta 341 kg (me-
nos de 11,000 onzas) en 1989, lo que la coloca en el sex-
to lugar nacional durante ese año. En fecha muy reciente
la empresa que explotaba el distrito ha sido privatizada
de nuevo, por lo que esperamos que la inyección de
nuevos ímpetus y nuevos recursos logrará en poco tiem-
po realizar los trabajos necesarios de exploración que le
permitan localizar nuevas reservas.
La región de Parral produce Oro como subproducto
de la explotación de sus vetas de metales básicos, y du-
rante el período que nos ocupa ha mantenido un nivel de
producción que ha venido disminuyendo paulatinamen-
te, que le ha permitido alcanzar una producción total de
10,043 kg (más de 320 mil onzas), lo que la sitúa como el
cuarto lugar por su producción acumulada en el período,
aunque durante 1989 su producción de sólo 379 kg (po-
co mas de 12 mil onzas), la colocan en el quinto lugar na-
cional en ese año.
Desafortunadamente, también hay distritos que han
visto pasar sus mejores épocas, como es la mina Nativi-
dad, en Ixtlán de Juárez, Oax. que a partir de 1966, año
en que produjo 404 kg (casi 13 mil onzas), lo que la colo-
caba como el quinto productor nacional, ha venido en
franca disminución, hasta sólo producir 64 kg (2 mil on-
zas) en 1989, lo que la sitúa en el lugar 18 entre los pro-
ductores nacionales en ese año.
Debemos mencionar todavía a otros dos distritos,
por la importancia que tienen actualmente y por las pers-
pectivas que podemos vislumbrar en su futuro próximo.
El primero de ellos es la mina Bacis, en Otáez, Dgo.
que de ser un productor menor hasta 1985, con menos
de 100 kg (3 mil onzas) anuales, ha irrumpido en los últi-
mos años, hasta alcanzar en 1989 una producción de
16. 459 kg (casi 15 mil onzas) anuales, lo que lo coloca en el
cuarto lugar en la producción nacional de ese año, y eso
a pesar de ser una mina relativamente pequeña, de sólo
650 ton/día, de las consideradas cuando mucho como
medianaN minería.
El otro caso es la mina de Cananea, en Sonora, que
como ya señalamos, produce Oro como subproducto de
la explotación de su pórfido cuprífero. En los 24 años que
nos ocupan, han producido 6,910 kg de Oro (mas de 220
mil onzas), lo que lo coloca en el quinto lugar por pro-
ducción acumulada, y con sus 338 kg (casi 11 mii onzas)
producidas en 1989, se coloca como el séptimo lugar na-
cional durante ese año. Aquí también, la mina ha sido
vendida recientemente, aunque esta vez a uno de los
grandes consorcios mineros nacionales, por lo que po-
dríamos esperar que en poco tiempo la producción de
Oro pueda incrementarse sustancialmente, en forma pa-
ralela al aumento de la producción general de la mina,
que con toda seguridad va a producirse muy pronto, to-
mando en cuenta la enorme magnitud de las reservas del
yacimiento, que oscilan entre los 2,500 y los 3,500 millo-
nes de toneladas de mineral de cobre.
PERSPECTIVAS
Definitivamente, México cuenta con las condiciones
geológicas suficientes y necesarias para que en su terri-
torio se puedan localizar un número considerable de
nuevos yacimientos de Oro diseminado, en especial por
la similitud o continuidad de las estructuras geológicas
que se presentan en una buena parte del Suroeste de
U.S.A. y que se extienden hacia el sur, sin hacer caso de
las fronteras humanas; así, es posible rastrear la traza del
cinturón de rocas metamórficas que contiene la mina de
Mezquite en California, sobre una amplia zona del Estado
de Sonora que se extiende desde San Luis Río Colorado
hacia el Sureste hasta Carbó; paralelo a esa zona, hacia
el Este, existe una serie de cuencas sedimentarias del
Mesozoico donde existen posibilidades de localizar otros
depósitos del tipo uCarlinu además de los yacimientos de
La Amelia y Santa Gertrudis ya conocidos; de igual ma-
nera, es posible buscar la repetición de las zonas de in-
tensa actividad ígnea relacionadas con la revolución La-
ramide, a lo largo de toda la Sierra Madre Occidental;
para tratar de localizar otros depósitos como Mulatos, en
Sonora o Concheño y Mons, en Chihuahua o tratar de
encontrar la repetición de las zonas de extensión de la
corteza que provocan la formación de grandes fallas de
bajo ángulo, a lo largo del borde oriental de la Sierra Ma-
dre Occidental, también, de manera mas amplia y ambi-
ciosa, es posible establecer campañas de exploración
que busquen evidencias de la presencia de estos yaci-
mientos en las zonas de skarn alrededor de todos los
cuerpos intrusivos del Terciario que se localizan en la Me-
seta Central, siguiendo el ejemplo del Cerro de San Pe-
dro, en San Luis Potosí, o por qué no, se puede pensar
en iniciar el estudio del complejo metamórfico de la Sie-
rra Madre del Sur, buscando yacimientos asociados a
esas rocas, como Mezquite, etc., etc.
En particular, hemos mencionado varios proyectos
de exploración o en desarrollo que actualmente se reali-
zan en el país, y no necesariamente todos se encuentran
muy cerca de la frontera con U.S.A. Existen además un
sinnúmero de lugares con las condiciones suficientes pa-
ra contener yacimientos de los tipos que hemos discuti-
do y en varios de ellos las brigadas de exploración de
distintas compañías ya se encuentran trabajando.
El aspecto principal reside en estar en el lugar apro-
piado en el momento oportuno. Muchos distritos mineros
de México, en producción o ya abandonados pueden in-
crementarse o volver a resurgir, si se les estudia bajo es-
tos "nuevos conceptos, si se les analiza a la luz de una
interpretación global de toda su historia geológica, apro-
vechando el enorme acopio de información actualmente
disponible y utilizando los umodelos geológicosu de los
yacimientos.
Personalmente, considero que en los próximos
años de ésta década, última del siglo XX, vamos a ser
testigos de un notable incremento en el número de mi-
nas de Oro en producción en nuestro país. Esperamos
17. participar junto con las nuevas generaciones de Ingenie-
ros Mexicanos en ese esfuerzo común. Estamos listos
para ello!
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nerales de la República Mexicana'. Editor G. Ordo-
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18. 14 de Marzo de1991
TABLA 1. PRODUCCION DE ORO Y PLATA EN MEXICO
DESDE LA COLONIA HASTA NUESTROS DIAS
Período
ORO
Kg
ORO
Oz:
PLATA
Kg
PLATA
Oz:
RELACION
Ag/Au
1) 1521-1600 24,000 771,600 2,812,000 90,405,800 117.17
1) 1601-1700 38,525 1,238,579 9,538,000 306,646,700 247.58
1) 1701-1800 91,200 2,932,080 32,488,000 1,044,489,200 356.23
1801-1900 212,125 6,619,819 57,782,293 1,857,700,720 272.40
3) 1901-1990 1,407,017 45,235,597 170,945,432 5,495,895,639 121.49
Totales 1,772,867 56,997,674 273,565,725 8,795,138,059 154.31
1901-1910 252,648 8,122,633 20,183,271 648,892,163 79.89
2) 1911-1920 218,408 7,021,817 16,590,383 533,380,813 75.96
2) 1921-1930 228,218 7,337,209 29,441,242 946,535,930 129.00
2) 1931-1940 231,075 7,429,061 24,089,619 774,481,251 104.25
2) 1941-1950 165,072 5,307,065 19,428,555 624,628,043 117.70
2) 1951-1960 118,926 3,823,471 13,921,998 447,592,236 117.06
2) 1961-1970 65,060 2,091,679 12,422,515 399,383,857 190.94
2) 1971-1980 51,395 1,652,349 13,325,176 428,404,408 259.27
3) 1981-1990 76,215 2,450,312 21,509,277 691,523,256 282.22
2) 1981 6,177 198,591 1,645,866 52,914,592 266.45
2) 1982 6,667 214,344 1,840,544 59,173,490 276.07
2) 1983 6,164 198,173 2,012,095 64,688,854 326.43
2) 1984 8,429 270,992 2,343,334 75,338,188 278.01
2) 1985 8,264 265,688 2,275,723 73,164,494 275.38
2) 1986 7,184 230,966 2,41 8,372 77,750,660 336.63
2) 1987 7,988 256,814 2,41 4,959 77,640,932 302.32
2) 1988 9,033 290,411 2,379,981 76,516,389 263.48
3) 1989 8,744 281,120 2,106,073 67,710,247 240.86
3) 1990 7,565 243,215 2,106,026 67,708,736 278.39
Compendio Estadístico, Secretaría de Economía. Dirección General de Estadística, 1953.
Recopilación Estadística de la Prodacción Minera Mexicana de la S. E. M. 1. P. 1989 yAnuarios Estadísticos de la
Minería Mexicana, C. R N. N. 1?. y C. R. M, 1967 a 1990.
Para 19139 y 1990: INEGI en: La Jornada No. 2288 dci 26.01 .91
t Conversión a razón del Kg = 3215 Oz
19. 14 de Marzo de 1991
TABLA 2. PRODUCCION PROMEDIO ANUAL DE ORO Y PLATA
EN MEXICO, DESDE LA COLONIA HASTA NUESTROS DIAS
Período
ORO
Kg Oz$
PLATA
Kg Oz*
1) 1521-1600 300 9,645 35,150 1,130,073
1) 1601-1700 385 12,386 95,380 3066,467
1) 1701-1800 912 29,321 324,880 10,444,892
1) 1801-1900 2,121 68,198 577,823 18,577,007
3) 1901-1990 15,634 502,618 1,899,394 61,065,507
2) 1901-1910 25,265 812,263 2,018,327 64,889,216
2) 1911-1920 21,841 702,182 1,659,038 53,338,081
2) 1921-1930 22,822 733,721 2,944,124 94,653,593
2) 1931-1940 23,108 742,906 2,408,962 77,448,125
2) 1941-1950 16,507 530,706 1,942,856 62,462,804
2) 1951-1960 11,893 382,347 1,392,200 44,759,224
2) 1961-1970 6,506 209,168 1,242,252 39,938,386
2) 1971-1980 5,140 165,235 1,332,518 42,840,441
3) 1981-1990 7,622 245,031 2,150,928 69,152,326
2) 1981 6,177 198,591 1,645,866 52,914,592
2) 1982 6,667 214,344 1,840,544 59,173,490
2) 1983 6,164 198,173 2,012,095 64,688,854
2) 1984 8,429 270,992 2,343,334 75,338,188
2) 1985 8,264 265,688 2,275,723 73,164,494
2) 1986 7,184 230,966 2,41 8,372 77,750,660
2) 1987 7,988 256,814 2,414,959 77,640,932
2) 1988 9,033 290,411 2,379,981 76,516,389
2) 1989 8,744 281,120 2,106,073 67,710,247
3) 1990 7,565 243,215 2,106,026 67,708,736
Compendio Estadístico, Secretaría de Economía. Dirección General deEsradística 1953.
Recopilación Estadística de la Producción Minera Mexicana de/aS. E. M. 1. P. 1989 yAnuarios
Estadísticos de la Minería Mexicana C. 1?. N. N. 1?. y C. R. M, 1967 a 1990.
Para 1989 y 1990: INEGI en: La Jornada No. 2288 del 2601.91
Conversión a razón del Kg = 32.15 Oz
20. Lin Lwi
TABLA 3. PRODUCCION MUNDIAL DE ORO POR PAISES
(MILES DE KILOGRAMOS)
Años 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978
1,440.0 1,413.7 1428.6 1,434.1 1,439.2 1,686,4 1446.6 1,351.4 1,280.7 1,204.0 1,215.5 1,213.0 1,230.8
República de Sudáfrica 960.5 949.7 967.1 972.9 973.5 1,000.4 850.3 864.7 777.6 702.9 709.1 699.8 712.3
U. R. S. S. 167.0 177.3 187.9 168.4 169.0 400.0 348.4
Otros Países de Econ. Merc. 144.8 138.0 171.0 174.3
Estados Unidos 56.1 49.3 46.0 53.2 55.7 55.6 40.5 38.9 34.8 32.0 32.0 34.2 30.2
Australia 28.5 24,9 24.8 22.4 21.2 24.9 34.2 18.7 14.0
Canadá 103.3 92.1 83.0 75.6 71.5 73.3 60.8 62.2 54.4 49.2 52.9 52.9 52.9
Brasil 5.2 5.3 5.3 5.1 5.1 5.6
Rep. Popular de China
Otros Países de Econ. Central 13.9 230.1 242.6 251.9 264.4 248.8 255.0
Otros 112.7 109.9 109.0 130.9 137.1 150.9 122.6 126.5 132.8
México 1 6.7 1 5.2 5.5 1 5.6 6.1 6.2 4.5 1 4.1 4.3 4.5 5.1 6.3 6.1
Años 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 Total
Totales
1,177.9 1,223.3 1,268.4 1,275.2 1,385.0 1,432.0 1,499.8 1,584.4 1,679.6 1,818.0 1,909.0 34,036.8
República de Sudáfrica 668.7 702.9 656.9 659.4 6716 681.2 670.9 637.9 622.1 618.3 610.0 18,348.9
U. R. S. S. 267.5 269.0 270.6 275.3 276.8 279.9 280.0 3,537.1
Otros Países de Econ. Merc. 149.4 156.3 191.6 183.0 199.7 219.3 260.5 291.7 327.9 243.2 231.3 3,082.1
Estados Unidos 30.2 28.9 42.9 43.5 61.0 64.1 77.1 116.0 152.4 200.9 240.0 1,615.6
Australia 31.1 37.3 56.9 77.2 99.5 152.0 200.0 867.5
Canadá 49.8 49.8 47.0 56.0 71.5 81.2 85.5 104.5 118.2 127.8 150.0 1,825.2
Brasil 100.1 100.0 231.7
Rep. Popular de China 59.1 59.1 60.7 65.3 65.3 77.8 80.0 467.3
Otros Países de Econ. Central 273.7 279,9 323.8 326.6 9.3 12.4 9.3 9.3 9.4 9.0 9.0 2,778.6
Otros 1,132.5
México 1 6.1 1 5.5 6.2 6.7 6.2 8.4 8.3 7.2 8.0 9.0 8.7 150.3
Fuente: Anuarios Estadísticos de la Minería Mexicana, de 1966 a 1974. Consejo de Recursos Naturales No Renovables. México D.F de 1967 a 1975
Anuarios Estadísticos de la Minería Mexicana, de 1975 a 1989. Consejo de Recursos Minerales. México D.F de 1976 a 1990
14de Marzo de 1991
23. PRINCIPALES DISTRITES PREDUCTERES DE CRE (166 - 18)
CANNEA
NACZARI
PARRAL
EVI >
TAMAZULA
BELO
'DTAEZ CONCEPCION
SAN DIMAS
UNCURDIA 'SOMBRERET[J"
)'FR[SNILLO 'LH PAZ
ZADATECAS
VILLA HIDALGO
GUANAJUATO
''TALPA PACHUCA
67
TAXCO
ZUMPANGD IXTLAN'
24.
25. PRODUCCION DE ORO EN MEXICO
1901 - 1990
(PERIODOS DE 10 AÑOS)
300
o
8
200
z
o
(9
o _ uJ
o-J
J)
Ui
Lii
100•
__
_____ 4 z
o-J
UJ
L 2o o
1 2 3 4
AÑOS
1 = 1901-1910 2 = 1911-190 3 = 1921-1930 4 = 1931-1940 5 = 1941-1950
6 = 1951-1960 7 = 1961-1970 8 = 1971-1980 9 = 1981-1990
KILOGRAMOS ONZAS
26. o o
1 1'l 1
$$• Á Á
SE
INMEN
EN
LI LI Fi E
i iji• ti 1 IN
,
27. PRODUCCION DE PLATA EN MEXICO
1521 - 1990
(PERIODOS DE 100 AÑOS)
200.000
o
c 150.000 -
N
Z
o
o
_J
o
w
II
100,000-
o
w w
W 50.000 -
0 uzo
1 2 3 4 5
AÑOS
= 1521-leoo 2 = 1601-1700 3 = 1701-1800
4 = 1801-100 5 = 101-10
ÑLOGRAMOS ONZAS