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La pedagogía naturalista de Rousseau
1. LA PEDAGOGÍA NATURALISTA DE JEAN JACQUES ROUSSEAU
Dra. Adriana Fernández Reiris
http://pedagogosensintesis.blogspot.com.ar/search/label/PEDAGOG%C3%8DA%20NATURALIS
TA
2.
3. Entre las tendencias renovadoras de la educación que emergieron en tiempos de
la Ilustración, el pedagogo más notorio fue el filósofo ginebrino Jean Jacques Rousseau
(1712-1778) quien, en pleno siglo XVIII, escribió la novela Emilio o de La
Educación donde evitó que su discípulo imaginario, huérfano, noble y rico tomara contacto
con los vicios de la sociedad. Intentaba determinar la naturaleza humana en su
espontaneidad prescindiendo de toda posible causa de perturbación. Dos supuestos
fundamentales de su pensamiento pedagógico se arraigan en la creencia de la
bondad natural del hombre y en la valoración de la libertad como bien supremo por el que
pueden subvertirse los demás valores. Consideraba centrales la educación de la
naturaleza y la educación de las cosas a través del contacto directo con el ambiente, la
indagación y el aprendizaje de los trabajos manuales como, por ejemplo, la carpintería. En
contraste, creía que la educación de los hombres debía tener carácter negativo, es decir,
excluir todas las prácticas de instrucción directa y no obstaculizar, perturbar o acelerar el
proceso natural de maduración y actividad espontánea del niño.
La novela de Rousseau está dividida en cinco libros que trazan el desarrollo de
Emilio desde el nacimiento hasta el matrimonio y la paternidad. En los cuatro primeros
desplegó una progresión continua del desarrollo natural individual en el que cada etapa
está condicionada por la anterior y reproduce el desarrollo de la humanidad y el quinto
libro está dedicado a la educación de la mujer, la entrada de Emilio en la vida social y a su
4. matrimonio con Sofía. Así, dividió el tiempo de educación en cuatro períodos: El primer
período, correspondiente a la infancia desde el nacimiento hasta los dos años de edad
aproximadamente, está caracterizado por la adquisición de las artes elementales de
comer, hablar, caminar, para las cuales no se requiere más que la imitación inconsciente
y el esfuerzo personal. El educador, en esta etapa, no debe estropear el efecto de las
lecciones de la experiencia por exagerar la indulgencia o la negligencia e insistir en las
actividades físicas mediante las que se robustece el cuerpo. El segundo período, desde
los tres años hasta los doce corresponde al estado salvajeaunque ahora el niño cobra
conciencia de su propia identidad y debe evitarse el uso de libros de estudio, ni razonar
con el niño quien debe aprender por experiencia pues con su natural curiosidad explorará
el mundo y aprenderá los primeros elementos del lenguaje, la escritura y la lectura. Es
importante promover el entrenamiento de los sentidos a partir de ejercicios prácticos y
juegos sin coacción excepto la del deseo personal. El tercer período, desde los doce a los
quince años corresponde a la faseracional de la humanidad, en esta instancia el joven
es capaz de apreciar y de formar juicios críticos. El texto que se introduce es la
novela Robinson Crusoe y es importante prestar atención a las ciencias, especialmente, la
astronomía, la agricultura y las artes manuales sin lecciones teóricas ni fábulas pues se
aprende haciendo y el valor de las materias a estudiar radica en su utilidad. El lenguaje se
desarrolla a través de la conversación y la lectura, la ciencia mediante experimentos
prácticos y aparatos simples construidos por el alumno. El cuarto período, que se extiende
desde los quince a los veinte años de edad, es la etapa social en la que las
preocupaciones morales y religiosas se tornan importantes para el joven y para
desarrollar su sentido moral se requiere permitirle que halle a Dios a través de la
naturaleza y no mediante la teología ortodoxa. También se origina la expansión de su
interés natural hacia el sexo opuesto. Los estudios deben continuar haciendo uso de
situaciones reales. La educación no es preparación para la vida sino que es la práctica de
la vida.
De modo similar a otras propuestas de Rousseau, su pedagogía no escapa de
anidar contradicciones y exageraciones, además de ser individualista al tratar la
educación de un solo alumno a cargo de un solo preceptor y en oposición a la sociedad,
desconociendo el valor de la educación escolar. No obstante, es indudable que ha
marcado un antes y un después en la historia del pensamiento pedagógico por ser quien
formuló el nuevo estatuto de la infancia, la defensa de la libertad, la espontaneidad y la
actividad en la educación y fue precursor de los estudios de psicología evolutiva. Su
formidable influencia, considerada como una revolución copernicana en la educación por
desplazar el eje desde la acción del educador hacia la actividad del educando, no sólo fue
inmediata a través de pensadores como Kant, Pestalozzi y Fröebel sino también en los
Movimientos de reformación pedagógica del siglo XX.
La función encomendada al educador pues, alejada de la transmisión de
preceptos, hábitos y formalismos, radica en la preparación de situaciones concretas de
valor educativo. En verdad, a pesar de su prédica de libertad en la novela subsisten
múltiples contradicciones y numerosas trampas en las que el tutor hace caer a Emilio con
el fin de dirigir su educación. Las experiencias que tiene Emilio con otros seres humanos
en su formación están siempre mediadas y guiadas por su tutor y el libro está
densamente poblado de estratagemas para el aprendizaje. Por ejemplo, aprende a leer
porque recibe cartas de invitación que no puede descifrar y que otros no quieren leerle
como castigo por anteriores descortesías suyas o aprende a no romper vidrios porque
luego de hacerlo varias veces, lo encierran en un cuarto sin ventanas.
5. A pesar de que Rousseau llegó al extremo de hacer perder a su imaginario
discípulo para que se ejercitara sobre los puntos cardinales, en otro pasaje criticó los
libros de catecismo existentes pero no desestimó su uso para la educación de Sofía, la
compañera de Emilio, sino que expresó su deseo de que un hombre que conociera la
marcha del espíritu infantil elaborara uno inductivo en el que a través de las preguntas
solas el niño forjara por sí mismo las respuestas sin aprenderlas y, en ciertos casos,
pudiera él mismo interrogar a su vez. La educación de la mujer, en la perspectiva del
Rousseau, conservaba un carácter limitado y dirigido al desempeño de sus roles
tradicionales.
Su obra no sólo fue quemada públicamente y censurada y se persiguió a su autor
que debió exiliarse, sino que provocó la proliferación de numerosos Anti-Emilios,Emilios
cristianos, Emilios corregidos, Nuevos Emilios, etc., en diversos lugares.
En la visión de Rousseau la reforma de la educación constituye la vía para
transformar el sistema político y social, logrando no solamente modificar a los individuos
sino a la sociedad entera. Se aspira a educar al ciudadano para que construya una nueva
sociedad. En las citas siguientes se presentan alusiones sobre su concepción de las
funciones de la educación:
“Todo es perfecto al salir de manos del hacedor de todas las cosas; todo degenera
entre las manos del hombre (1980:23)
“Se forman las plantas por el cultivo y los hombres mediante la educación (…)
“Nacemos débiles, tenemos necesidad de fuerza; nacemos desprovistos de todo,
tenemos necesidad de asistencia; nacemos estúpidos, tenemos necesidad de juicio.
Todo lo que nosotros no poseemos por nuestro nacimiento y de lo que tenemos gran
necesidad al ser mayores, nos es dado por la educación
Esta educación nos viene de la naturaleza, o de los hombres o de las cosas. El
desarrollo interno de nuestras facultades y de nuestros órganos es la educación de
la naturaleza; el uso que se nos enseña a hacer de este desarrollo es la educación de
los hombres; y la adquisición de nuestra propia experiencia sobre los objetos que
nos afectan es la educación de las cosas.
Por tanto, cada uno de nosotros está formado por tres clases de maestros. El
discípulo en el que sus diversas lecciones se contraríen está mal educado y jamás
estará de acuerdo consigo mismo; aquel en el que ellas caigan todas en los mismos
puntos, y tiendan a idénticos fines, camina sólo a su objetivo y vive
consecuentemente. Éste es el único bien educado.
Ahora bien, de estas tres diferentes educaciones, la de la naturaleza no depende de
nosotros; la de las cosas sólo depende en ciertos aspectos. La de los hombres es la
única de laque verdaderamente somos los maestros; todavía no lo somos por
suposición; porque ¿qué es lo que se puede esperar de dirigir totalmente los
consejos y las acciones de todos aquellos que rodean al niño?
Dado que la educación es un arte, es casi imposible que ella tenga éxito, pues el
concurso necesario para lograrlo no depende de nadie. Todo lo que a fuerza de
cuidados puede hacerse es acercarse más o menos al objetivo, mas es preciso
fortuna para alcanzarlo.
¿Cuál es este objetivo? Es el de la misma naturaleza; esto acaba de ser demostrado.
Puesto que el concurso de las tres educaciones es necesario para su perfección, es
respecto a aquella en la que nada podemos, sobre la que es preciso dirigir las otras
dos. Pero pueda ser que esta palabra naturaleza tenga un sentido demasiado vago;
es preciso ocuparnos de fijarla aquí” (1980:24-25)
“La institución pública no existe ya, y no puede seguir existiendo, porque donde no
existe ya la patria, no puede seguir habiendo ciudadanos. Estas dos palabras ‘patria’
6. y ‘ciudadano’ deben ser borradas de las lenguas modernas. Yo se bien la razón, pero
no quiero decirla; no afecta en nada a mi propósito.
Yo no considero como una institución pública estos risibles establecimientos a los
que se llama colegios. Yo no sigo contando con la educación del mundo, porque esta
educación tendente a dos fines contrarios, falla en ambos, y no es apropiada sino
para hacer hombres dobles que asemejen siempre relacionarse con los demás, y no
relacionándose nunca sino consigo mismos (…)
Queda en fin la educación doméstica o de la naturaleza; pero ¿qué llegará a ser para
los demás un hombre únicamente educado para sí? Si pudiera reunirse en uno solo
el doble objeto que se propone al quitar las contradicciones del hombre se quitaría
un gran obstáculo para su felicidad” (…) (1980:27-28)
“En el orden social, en donde todas las plazas están designadas, cada uno debe ser
educado para la suya. Si un particular está formado para su plaza propia, no lo está
ya para nadie más. La educación sólo es útil en tanto que la fortuna se amolde a la
vocación de los padres; en caso contrario es perjudicial al alumno, aunque sólo sea
por los prejuicios que ella ha puesto en él. En Egipto en donde el hijo estaba
obligado a abrazar el estado de su padre, la educación tenía al menos un propósito
asegurado; pero, entre nosotros, en donde permanecen sólo las clases y en donde
los hombres cambian sin cesar, ninguno sabe si, educando a su hijo para lo suyo, no
trabaja contra él.
En el orden natural, siendo todos los hombres iguales, su vocación común es el
estado de hombre; y quien quiera que esté bien educado para esto no puede cumplir
mal con cuanto se relaciona con esta condición. Poco me importa que a mi alumno
se le destine a las armas, a la iglesia, al foro. Antes que la vocación de los padres, la
naturaleza le llama a la vida humana. Vivir es el oficio que yo quiero enseñarle;
saliendo de mis manos él no será, convengo en ello, ni magistrado, ni soldado, ni
sacerdote; será primeramente hombre: todo lo que este hombre debe ser y sabrá
serlo en la necesidad tan bien como precise; y cuando la fortuna tenga a bien
hacerle cambiar de lugar, él permanecerá siempre en el suyo (…)
“Nuestro verdadero estudio es el de la condición humana. Aquel de entre nosotros
que sabe mejor soportar los bienes y los males de esta vida es, según mi parecer,
el mejor educado; de donde se sigue que la verdadera educación consiste menos en
preceptos que en ejercicios. Comenzamos a instruirnos comenzando a vivir; nuestra
educación comienza con nosotros; nuestro primer preceptor es nuestra nodriza”.
(1980:28-29)
“La obra maestra de una buena educación es hacer a un hombre razonable; ¡y se pretende
educar a un niño por la razón! Esto es comenzar por el fin, es querer hacer el instrumento
de la obra. Si los niños razonasen no tendrían necesidad de ser educados…” (1980:84)
“La primera educación debe ser, pues, puramente negativa. Consiste, no en enseñar la
virtud ni la verdad, sino en defender al corazón del vicio y del espíritu del error” (1980:89)
“La letra mata, el espíritu vivifica. Se trata menos de aprender un oficio para saber un
oficio, que para vencer los prejuicios que lo menosprecian (…) Descended al estado de
artesano, para estar por encima del vuestro. Para someteros a la fortuna y las cosas,
comenzad por haceros independiente. Para reinar por la opinión, comenzad por reinar
sobre ella. (1980:212-213)
“Es necesario que él trabaje como campesino y que piense como filósofo, para no ser tan
haragán como salvaje. El gran secreto de la educación está en hacer que los ejercicios del
cuerpo y los del alma, sirvan siempre de descanso los unos para los otros” (1980:220-221)
-Rousseau, Jean-Jacques Emilio o de La Educación. EDAF. Madrid. 1980.
7. [i] La obra de Rousseau está dividida en cinco libros que trazan el desarrollo de Emilio
desde el nacimiento hasta el matrimonio y la paternidad. En los cuatro primeros desplegó una
progresión continua del desarrollo natural individual en el que cada etapa está condicionada por la
anterior y reproduce el desarrollo de la humanidad y el quinto libro está dedicado a la educación de
la mujer, la entrada de Emilo en la vida social y a su matrimonio con Sofía. Así, dividió el tiempo de
educación en cuatro períodos: El primer período, correspondiente a la infancia desde el
nacimiento hasta los dos años de edad aproximadamente, está caracterizado por la adquisición de
las artes elementales de comer, hablar, caminar, para las cuales no se requiere más que la
imitación inconsciente y el esfuerzo personal. El educador, en esta etapa, no debe estropear el
efecto de las lecciones de la experiencia por exagerar la indulgencia o la negligencia e insistir en
las actividades físicas mediante las que se robustece el cuerpo. El segundo período, desde los tres
años hasta los doce corresponde al estado salvaje aunque ahora el niño cobra conciencia de su
propia identidad y debe evitarse el uso de libros de estudio, ni razonar con el niño quien debe
aprender por experiencia pues con su natural curiosidad explorará el mundo y aprenderá los
primeros elementos del lenguaje, la escritura y la lectura. Es importante promover el entrenamiento
de los sentidos a partir de ejercicios prácticos y juegos sin coacción excepto la del deseo personal.
El tercer período, desde los doce a los quince años corresponde a la fase racional de la
humanidad, en esta instancia el joven es capaz de apreciar y de formar juicios críticos. El texto
8. que se introduce es la novela Robinson Crusoe y es importante prestar atención a las ciencias,
especialmente, la astronomía, la agricultura y las artes manuales sin lecciones teóricas ni fábulas
pues se aprende haciendo y el valor de las materias a estudiar radica en su utilidad. El lenguaje se
desarrolla a través de la conversación y la lectura, la ciencia mediante experimentos prácticos y
aparatos simples construidos por el alumno. El cuarto período, que se extiende desde los quince a
los veinte años de edad, es la etapa social en la que las preocupaciones morales y religiosas se
tornan importantes para el joven y para desarrollar su sentido moral se requiere permitirle que halle
a Dios a través de la naturaleza y no mediante la teología ortodoxa. También se origina la
expansión de su interés natural hacia el sexo opuesto. Los estudios deben continuar haciendo uso
de situaciones reales. La educación no es preparación para la vida sino que es la práctica de la
vida.
De modo similar a otras propuestas de Rousseau, su pedagogía no escapa de anidar
contradicciones y exageraciones, además de ser individualista al tratar la educación de un solo
alumno a cargo de un solo preceptor y en oposición a la sociedad, desconociendo el valor de la
educación escolar. No obstante, es indudable que ha marcado un antes y un después en la
historia del pensamiento pedagógico por ser quien formuló el nuevo estatuto de la infancia, la
defensa de la libertad, la espontaneidad y la actividad en la educación y fue precursor de los
estudios de psicología evolutiva. Su formidable influencia, considerada como una revolución
copernicana en la educación por desplazar el eje desde la acción del educador hacia la actividad
del educando, no sólo fue inmediata a través de pensadores como Kant, Pestalozzi y Froebel sino
también en los Movimientos de reformación pedagógica del siglo XX.