2. Apertura del Libro II
El libro II abre con una cita de Glaucón (357ª- página
24) “Con estas palabras creí haber dado ya fin a
la discusión; mas al parecer no habíamos
pasado todavía del preludio, porque Glaucón,
que siempre y en todo asunto se muestra
sumamente esforzado, tampoco entonces siguió
a Trasímaco en su retirada, antes bien, dijo:
-¿Prefieres, oh, Sócrates, que nuestra
persuasión sea sólo aparente, o bien que
quedemos realmente persuadidos de que es en
todo caso mejor ser justo que injusto?
3. Glaucón y Sócrates
Glaucón le dice a Sócrates que está insatisfecho
con la refutación a Trasímaco y nosotros
también deberíamos estarlo. Vimos un
Trasímaco avergonzado por la lógica de su
propio argumento, pero eso no es lo mismo que
ser refutado. Trasímaco es un manganzón que
está avergonzado de defender la vida injusta.
Glaucón reta a Sócrates cuestionándole que no
basta con decir que la injusticia es mala pero por
el contrario éste tiene que demostrar por qué la
justicia es buena por sí misma.
4. El argumento de Glaucón
El argumento de Glaucón es que si la
justicia es tan natural como argumenta
Sócrates, éste debe demostrar que los
hombres derivan placer haciéndola sin
mirar a quien. Sin embargo, las acciones y
las opiniones de los hombres parecen
contradecir esto porque los hombres
encuentran placer siendo injustos y se
sienten mal si sufren las injusticias.
5. ¿Quiénes son Glaucón &
Adimanto?
Glaucón y Adimanto son hermanos de Platón y más allá de las referencias
en este texto no existe otro record histórico de sus vidas. No obstante,
Platón nos ha dado suficiente información de ambos. En primer lugar, son
jóvenes aristócratas. En segundo lugar, el deseo de Glaucón en anclar la
justicia en otra cosa que no fuera la bondad inherente de ser justo, nos
indica algo sobre su escala de valores. Le puede parecer mundano a
Glaucón hablar de la justicia a base de las recompensas materiales o de las
consecuencias. No necesita escuchar las loas a la justicia a base de los
beneficios producidos y también le resultan indiferentes las consecuencias.
Esta forma de pensar indica que Glaucón no parece ser presa de motivos ni
de incentivos mercenarios. Nos revela algo de su idealismo y de la altura de
su alma. En ambos casos, y ahora incluyo a Adimanto, parecen ser
interlocutores pasivos que asienten o desasienten con un “Sí” o un No.”
Tienen potencial de ser filósofos o de aquellos que algún día pudieran
gobernar la polis.
6. Glaucón
Glaucón parecer ser el superior. Glaucón es la
fuerza motriz del Libro II. Es descrito como valiente
(357ª); con buen sentido del humor (398c); como un
conocedor de la música (398e); como erótico (474d)
y con fortaleza de espíritu. Es el segundo personaje
de importancia después de Sócrates. Es descrito
como el de mayor coraje, que en este contexto
significa el más varonil y el más viril. Más adelante
Sócrates admite que se sentía asombrado al ver la
naturaleza de ambos hermanos. En la sección X
línea 368ª, Sócrates cita una poesía que les fue
escrita por distinguirse en la Batalla de Mégara.
7. El reto de Glaucón
Glaucón obliga a Sócrates a que éste haga un mejor
trabajo explicando lo que es la justicia y por qué es
preferible ser un hombre justo. Glaucón dice que
existen tres clases de cosas que son buenas: (1)
Unos bienes son placenteros porque son placeres
que no perjudican a nadie (la alegría). (2) Los
deseables por sí mismos y por sus consecuencias
(inteligencia, la vista y la razón); (3) Los deseables
por sus propias consecuencias. Un ejemplo de los
cuales es tomar una medicina amarga
8. ¿A cuál de esas categorías
pertenece la Justicia?
La gente piensa que pertenece a la categoría de
bienes penosos, los que son deseables por sus
consecuencias. “-Pues no es ése -dijo- el
parecer del vulgo, que la clasifica en el
género de bienes penosos, como algo que
hay que practicar con miras a las ganancias y
buena reputación que produce, pero que,
considerado en sí mismo, merece que se le
rehúya por su dificultad. (Página 24-25/119).
9. La Justicia como un Contrato
Esta es una versión rudimentaria de lo que es un
contrato social. La versión popular sugiere que la
justicia no es buena en sí misma, ya que la mayoría
de nosotros preferimos ser injustos, no respetar a
los vecinos, no respetar las leyes, no prestarle
lealtad al gobierno. La gente prefiere la consecución
de sus deseos y ambiciones, aún cuando esto
represente perjudicar a otras personas. El problema
es que la consecución ilimitada de deseos y
ambiciones redunda en un caos. La solución sería
privarnos un poco de libertad a cambio de la
seguridad del Estado.
10. La idea Contractual de la
Justicia
Esta teoría rudimentaria implica una idea
contractual de la justicia. De esta manera
la justicia es una preferencia transitiva
entre un estado óptimo de (1) ser injustos
(hacer lo que nos venga en gana, agarrar
lo que uno pueda, maximizar el interés
propio aunque incluya hacerle trampa a los
demás todo eso sin ser castigados y (2)
un estado pésimo de sufrir las injusticias.
11. Opciones y Respuesta de
Glaucón
La primera opción es inalcanzable porque si todo el
mundo lo hace simultáneamente se genera la guerra
hobbesiana de todos contra todos.
La segunda opción es la primera opción pero vista
desde el punto de vista de las víctimas, lo cual es el
reverso de la misma moneda y por lo tanto
similarmente inalcanzable. ¿Qué es lo posible? Lo
posible es un estadio intermedio mediatizado por un
contrato social donde se sacrifica el bien extremo
aun cuando inalcanzable en aras de obtener el
beneficio mayor que es la seguridad.
12. Generalizaciones del
Comportamiento humano
La mayoría de la gente no se siente en libertad de portarse
injustamente con los otros sin ser injustos consigo mismos.
El dolor de la injusticia que se tolera es siempre mayor que el
placer que se deriva de la injusticia que se inflige en los
demás.
De ahí que la mayoría de la gente está dispuesta a pactar una
especie de contrato para que se establezcan leyes prohibiendo
causar daño a todos sus conciudadanos.
Todo lo que dicta la ley es justo. Así que la justicia es más
artificial (convencional) que natural porque es el producto
arbitrario de los acuerdos humanos para evitar que el egoísmo
natural de los seres humanos termine en anarquía. Pero por
otra parte es natural en el sentido que es el deseo de auto
preservación que conduce a los seres humanos a escapar la
violencia producto de la falta de control legal.
13. El anillo de Giges
Si pudiéramos salirnos con la nuestra
(escapar sin ser detectados) siempre
preferiríamos ser injustos a ser justos.
El caso del anillo de Giges: 359d –
360d). Giges de Lidia se encontró un
anillo que lo hacía invisible y lo
empleó para lograr y consolidar el
poder.
14. Pregunta
¿Es la vida del hombre justo
preferible a la del injusto a pesar
que el primero puede sufrir toda
clase de castigos o ser miserable
mientras éste último recibe toda
clase de recompensas o está en
la cúspide de su felicidad?
15. Glaucón increpa a Sócrates
¿Si fuéramos poseedores de ese poder
cómo lo emplearíamos?
¿Para satisfacer nuestros vicios?
¿Cometeríamos crímenes sabiendo que la
impunidad es el resultado?
¿Tienes que explicarme cómo es que si yo
tengo el anillo de Giges, me voy o debo
comportarme como la persona justa?
16. Adimanto y el Thymos
Adimanto ha escuchado que sus padres,
los poetas y otras autoridades han
elogiado la justicia por los resultados
positivos que ha generado. Por ejemplo, la
honestidad es la mejor política y ya
habíamos escuchado anteriormente a
Céfalo colocarle tres condiciones a la
justicia: decir siempre la verdad, darle a
cada cual lo que le corresponde y que los
dioses la castigan después de la muerte.
17. Adimanto y el Thymos
Adimanto retoma el tema del padre de Polemarco, (el
anfitrión de esta velada) y argumenta que esa versión de
la justicia es meramente una virtud para el débil, los
aversivos al riesgo y los tímidos. Un verdadero hombre
no debe temerle a las consecuencias de las injusticias.
Para Adimanto, la justicia es en cierta medida una
evidencia de autocontrol. En otras palabras no debe
importarnos lo que otra gente piense de nosotros, pero lo
que debemos hacer es desarrollar cualidades de auto-
inhibición, autonomía e independencia de las influencias
que los demás nos quieren imponer. Adimanto le
pregunta a Sócrates cómo puede éste desarrollar esas
cualidades.
18. ¿Qué es la Justicia?
¿Pagar las deudas?
¿Decir siempre la verdad?
¿Darle a cada cuál lo que se
merece?
¿El interés del más fuerte?
¿Un acuerdo para aprobar
leyes?
19. La opción de Sócrates
Sócrates ya sabe que esa
noche él no va a regresar a
Atenas; por lo tanto le propone
a los dos hermanos y a los
oyentes lo que los filósofos
suelen llamar un “experimento
conceptual”.
20. El Argumento de Sócrates
La justicia es por una parte cumplir la ley y darle a cada cual lo que
se merece. Sin embargo, la obediencia legal no es universalmente
buena porque las leyes pudieran ser malas. La justicia solo es
buena cuando las leyes son buenas. La justicia puede detectarse
mejor en la ciudad que en el individuo porque es más grande. La
justicia es una parte integral del alma para defenderla y analizarla se
requiere disectar el alma humana. Un proceso similar es requerido
del Estado. Hay que analizarlo como si fuera naturaleza humana.
Hay que ver un Estado justo y por ende descubrir los principios de
justicia en el individuo. La justicia en el Estado debe consistir de
leyes buenas, un régimen bueno y una buena ciudad. Si no existe
hay que fundarlo.
21. La tarea de la Republica
La investigación que emprendemos no es de poca monta; antes
bien, requiere, a mi entender, una persona de visión penetrante.
Pero como nosotros carecemos de ella, me parece -dije- que lo
mejor es seguir en esta indagación el método de aquel que, no
gozando de muy buena vista, recibe orden de leer desde lejos unas
letras pequeñas y se da cuenta entonces de que en algún otro
lugar están reproducidas las mismas letras en tamaño mayor y
sobre fondo mayor también. Este hombre consideraría una feliz
circunstancia, creo yo, la que le permitía leer primero estas últimas
y comprobar luego si las más pequeñas eran realmente las
mismas.
-Desde luego -dijo Adimanto-. Pero ¿qué semejanza adviertes,
Sócrates, entre ese ejemplo y la investigación acerca de lo justo?
-Yo lo lo diré -respondí-. ¿No afirmamos que existe una justicia
propia del hombre particular, pero otra también, según creo yo,
propia de una ciudad entera?
-Ciertamente -dijo.
22. La tarea de la Republica II
-¿Y no es la ciudad mayor que el hombre?
-Mayor -dijo.
-Entonces es posible que haya más justicia en el objeto
mayor y que resulte más fácil llegarla a conocer en él. De
modo que, si os parece, examinemos ante todo la naturaleza
de la justicia en las ciudades y después pasaremos a
estudiarla también en los distintos individuos intentando
descubrir en los rasgos del menor objeto la similitud con el
mayor.
-Me parece bien dicho -afirmó él.
23. La tarea de la Republica III
-Entonces -seguí-, si contempláramos en espíritu cómo nace
una ciudad, ¿podríamos observar también cómo se
desarrollan con ella la justicia a injusticia?
-Tal vez -dijo.
-¿Y no es de esperar que después de esto nos sea más fácil
ver claro en lo que investigamos?
-Mucho más fácil.
-¿Os parece, pues, que intentemos continuar? Porque creo
que no va a ser labor de poca monta. Pensadlo, pues.
-Ya está pensado -dijo Adimanto-. No dejes, pues, de
hacerlo. (Página 32-33; 368e- 369b).
24. La construcción de la Ciudad
Ideal
Como ideal, la ciudad
perfectamente justa puede
construirse y luego podrá
verse lo que es la justicia y
lo que es un individuo justo
25. La Metáfora de la Ciudad y el
Alma
Una forma de pensar sobre la metáfora de la ciudad
y el alma es traducirla en una especie de hipótesis
causal sobre la formación del carácter individual y
las instituciones políticas. En esta interpretación de
la analogía de la ciudad y del alma es una relación
causal que puede conceptualizarse de manera
reversible si se visualiza a los individuos como
forjadores y determinadores del carácter de nuestras
sociedades y que a su vez las sociedades moldean
y determinan el carácter individual.
26. El Individuo y el régimen
La idea es que cada tipo de régimen produce
una clase particular de individuos y este
individuo a su vez incorpora los caracteres
dominantes del régimen en particular. Por
ejemplo una sociedad de aristócratas como lo
fue el “ancien regime” que antecedió la
Revolución Francesa tendía a producir un tipo
de individuo muy particular, un tipo de alma muy
diferente digamos al alma de una persona
democrática.
27. La construcción social de
Callipolis
Lo que resta de La República se dedica a
la construcción social de un régimen capaz
de producir un tipo de carácter humano y
por eso es que el libro es una utopía.
Nunca ha habido un régimen en la historia
política de la humanidad que se haya
dedicado de una manera tan ambiciosa a
producir una especie de ser humano tan
rara y tan difícil como lo es el filósofo. De
ahí el tema de la ciudad y del alma.
28. La Ciudad Sana
La ciudad ideal de Sócrates procede a través de
varias etapas. La primera etapa propuesta por
Adimanto es la ciudad básica o simple: una
ciudad limitada a satisfacer ciertas necesidades
básicas. Esta ciudad primitiva o básica es una
ciudad de necesidades apremiantes, que
nuevamente expresa la naturaleza del alma de
Adimanto. Existe cierta nobleza llana o sana que
tiende a tratar a los sujetos como cuerpos o
criaturas de apetitos limitados.
29. La Ciudad Sana
Esta ciudad primitiva o básica es una ciudad de
necesidades apremiantes, que nuevamente expresa
la naturaleza del alma de Adimanto. Existe cierta
nobleza llana o sana que tiende a tratar a los sujetos
como cuerpos o criaturas de apetitos limitados.
La ciudad sana es poco más que una combinación
de hogares diseñados para asegurar la existencia
material del individuo. El principio rector de la ciudad
sana es uno de eficiencia. El agricultor no construye
casas, ni el albañil siembra las cosechas.
La ciudad sana satisface necesidades mínimas:
alimentos, habitación, vestidos y cosas similares
30. La Ciudad de los Cerdos
Glaucón recrimina a Adimanto por crear una ciudad
de cerdos. ¿Acaso somos como animales que nos
alimentamos en un mismo contenedor para
alimentos o para el agua?
-Y si estuvieras organizando, ¡oh, Sócrates!, una
ciudad de cerdos, ¿con qué otros alimentos los
cebarías sino con estos mismos?
Glaucón quiere saber dónde están los lujos. ¿Dónde
están las delicias?
31. La Ciudad de Lujo – La
Ciudad Infectada
Aquí Glaucón deja ver sus propios gustos y su alma.
El medio-belicoso de Glaucón presidirá lo que
Sócrates llama la ciudad de lujo o la ciudad
infectada. Una ciudad que institucionaliza los
honores, las competencias y sobretodo las guerras.
Si Adimanto expresa la parte apetitiva del alma,
Glaucón representa la cualidad denominada en
griego el “thymos” o el espíritu.
La ciudad de lujo es en opinión de Glaucón una
ciudad verdaderamente humana. Es una ciudad
cuyos deseos se expanden indefinidamente.
32. La Ciudad de Lujo – La
Ciudad Infectada
Es una ciudad imperialista que necesita de
tierras para pastar (373d; página 37). Por lo
tanto será una ciudad agresiva que debe atacar
a sus vecinos; debe necesariamente que ir a la
guerra. Sin embargo, Sócrates advierte que no
quiere imbuirse en calificar la actividad bélica
como mala. Por cierto, no dice en este momento
que tampoco es buena. Debemos recordarlo
para la discusión más adelante.
33. El Problema de Mayor
Envergadura de La Republica
¿Qué es lo que ocurre ahora? Recordemos que el principio rector de
la ciudad lujosa es la división del trabajo. Una persona equivale a un
trabajo especializado. El agricultor siembra y cosecha y el carpintero
construye las casas. ¿Quién es el especialista en guerras? El
guerrero.
Esto plantea el problema de mayor seriedad en La República. ¿Por
qué? Porque la idea de la división del trabajo plantea la idea de qué
tipos de talentos son los más apropiados para realizar tareas
específicas. ¿Cuáles son los talentos apropiados para guerrear?
Tiene uno que ser fuerte, pero más que nada debe uno tener el
“thymós” (pasión, fogosidad, cólera, el nervio, el corazón, los
pantalones o la babilla)
34. El Thymos
El Thymós es la cualidad psicológica medular de La República. La
fuerza motriz de la obra está dedicada a modular y controlar el
Thymós. El Thymós es la cualidad del alma que está más
íntimamente asociada con los deseos de fama, honores y prestigio.
Es una cualidad psicológica del más alto orden. Busca la distinción,
el deseo de ser el primero en la carrera de la vida y es lo que nos
lleva a dominar a los demás. Todos conocemos ese tipo de persona
competitiva que incluyen desde atletas hasta personas de negocios.
Son gente que no les gusta perder sin importar el tipo de actividad:
jugar Monopolio, Damas, Chinesse Checkers, Dóminos, Tenis o
montando negocios. Nunca les gusta perder y se jactan de ello: eso
es el Thymós.
35. Los Alfa de la Callipolis
Esta cualidad cuando se imbuye en la gente es muy
peligrosa para la ciudad porque puede inducir un
total desdén por los demás. Es la personalidad
denominada “alfa”. Son como Trasímaco: que se
fastidien los justos. Su lema podía ser algo así como
este adagio popular: “Hijos míos ahí os dejo, que
vivan los listos de los p------s”. Este un tipo de
ciudadano potencialmente problemático. Este tipo
de ciudadano es necesario porque tenemos que ir a
la guerra, porque necesitamos carne para alimentar
a la población; pero esta persona es también una
amenaza.
36. El control del Thymos
¿Cuál será la respuesta a esa amenaza? Esta
es la cuestión medular para Sócrates: ¿Cómo
canalizar esta pasión salvaje e indómita del
espíritu o del corazón? ¿Cómo canalizar “esto” a
favor del bien común? ¿Puede llevarse a cabo?
¿Cómo podemos comenzar la doma del espíritu
de Glaucón? El resto de esta obra trata, en
cierta medida, sobre la domesticidad. ¿Se puede
domar a Glaucón? La respuesta es la educación.
37. La nueva clase de ciudadanos:
los guardianes
Existe una nueva clase de ciudadanos en la ciudad: los
guardianes. Plantean éstos un problema: deben tener el
temperamento agresivo, competitivo y deben disfrutar del
combate.
Problema – Pueden operar en contra de sus propios
ciudadanos. Así que pueden ser agentes
discordantes. “Amables con los ciudadanos y fieros
con el enemigo (375c). Deben convertirse en
guardianes de la ciudad para protegerla y gobernarla
(375e).
El Libro II concluye con una referencia a la educación.
38. La Ciudad de la Educación
Estamos entrando a la característica distintiva de la
ciudad justa: esta ciudad va a ser una ciudad de
educación. Estos guerreros potenciales deben
educarse. Deben aprender a ser gentiles con sus
conciudadanos y crueles con sus enemigos. En
otras palabras, su agresividad no debe ser
indiscriminada. Su agresividad debe ser dirigida
apropiadamente. Si se trata de enemigos, puede
maltratarlos hasta provocar su muerte; pero si es un
ciudadano se les debe tratar con respeto.