2. Desde que se postuló la teoría de la evolución, cada vez
se han ido acumulando más evidencias que la apoyan.
Estas provienen de diferentes áreas de la ciencia, como la
biogeografía, la paleontología, la anatomía comparada y la
biología molecular.
4. La fauna y la flora de dos regiones son más parecidas cuanto más cercanas
están. Esto indica que las especies tienen antepasados comunes.
Los camélidos actuales, por ejemplo, son el resultado de un largo proceso
evolutivo que se inició en América del Norte en la Era Cenozoica, hace unos
40 millones de años, dando origen a todas las especies actuales a partir de un
ancestro común que cambió para adaptarse a diferentes hábitats, cuando
Pangea se dividió, por eso los camélidos sudamericanos están emparentados
con los camellos y dromedarios de Asia y África.
5.
6. Al estudiar los fósiles se observa que los seres vivos que han habitado la
Tierra han cambiado y que unas especies han sido sustituidas por otras. Sin
embargo, el registro fósil no es perfecto; disponemos solo de algunas series
continuas que permiten seguir la evolución de alguna especie. Se han
encontrado fósiles de formas intermedias entre dos grupos de seres vivos, por
ejemplo, reptiles que parecen aves o mamíferos.
LOS FÓSILES
11. Algunas partes del cuerpo tienen estructuras similares, pero sirven
para diferentes funciones. Por ejemplo, las extremidades del ser
humano, del leopardo, del delfín y del murciélago tienen una anatomía
similar, pero diferente función: a uno le sirve para coger, a otro para
correr, otro para nadar y al último para volar.
Hay otras partes del cuerpo que tienen origen diferente, pero cumplen
la misma función. Por ejemplo, las alas de un insecto y las de un ave
sirven para volar.
También existen partes del cuerpo que no tienen ninguna función y
evidencian que se desciende de otros organismos a los que
probablemente les eran útiles. Por ejemplo, en el ser humano tenemos
el apéndice, las muelas del juicio, los músculos de las
orejas, el pelo en el cuerpo, a los que no les damos uso.
16. El ADN guarda la información sobre los cambios que sufre
un organismo. Si comparamos los genes de dos especies
para determinar su parentesco, cuantas más diferencias
se hallen, más lejos en el tiempo se encontrará su
antecesor común, pero si encontramos pocas diferencias
podemos decir que esas dos especies están
emparentadas.
Las ventajas de usar técnicas moleculares es que se
pueden comparar organismos muy diferentes como una
levadura y un perro y se puede determinar su grado de
parentesco.