2. Al llegar a la puerta principal, me atendió un portero, el cual me preguntó la razón de
mi visita. Luego de decirle por qué estaba ahí y que de hecho yo era ex alumna de la
institución, me dejó pasar. Me recibió la directora del lugar, que me reconoció
enseguida. El colegio es muy cálido, exponen los trabajos de los alumnos por donde
quiera que uno mire, lo que da a entender que los valoran a ellos y a su esfuerzo.
Llegué en momento de recreo y a los alumnos los noté tranquilos. Jugaban, corrian y
hablaban pero manteniendo cierto orden. Habían dos maestras en el patio vigilándolos
pero parecía que no era necesario que estén ahí ya que ningún alumno hacía nada que
no correspondiera.
Sonó el timbre y de manera silenciosa y ordenada los alumnos volvieron a sus aulas, me
dio una sensación de orden, respeto y educación inmensa.
3. Para las entrevistas me pareció interesante preguntarle a los tres entrevistados (una
alumna de segundo año, una maestra de lengua de séptimo grado y la directora general)
Cómo veían a la institución y cómo pensaban que debería ser. Las respuestas me llamaron
muchísimo la atención.
Mi primer entrevistada fue la directora general, la cual se mostró muy orgullosa de la
institución de la cual estaba a cargo. Para ella una institución debe ser un lugar donde los
alumnos sean ellos mismos en su totalidad, que puedan definirse como individuos pero que
sepan compartir su individualidad en grupo. El respeto y la disciplina son dos cosas que no
pueden faltar en ningún momento tanto afuera como dentro de la institución.
Qué pasó cuando entrevisté a la docente? Recibí las mismas respuestas pero con diferentes
palabras/expresiones. Esto me hizo ver que el pensamiento y los valores son compartidos
por todos los adultos encargados de la educación de los chicos y eso me hizo entender a lo
que se refería la directora cuando me dijo que se respeta la individualidad pero que se
debe compartir la misma grupalmente.
Se nota que la institución tiene una meta en mente y es compartida por todos sus
integrantes por igual.
Luego llegó la hora de entrevistar a una alumna. Me encontré con una alumna de
secundaria y le hice unas preguntas con el permiso de la directora. Me sorprendió lo mucho
que le gustaba la institución, me contó sobre los talleres que hacen, las actividades que
más le gustan y en ella vi una alumna feliz. Me comentó que los docentes son muy
exigentes y estructurados pero que nunca los inhiben a la hora de expresarse, que se siente
libre de decir lo que piensa pero que sabe que siempre tiene que hacerlo con respeto y
siempre se siente escuchada.
4. Como mencioné previamente, yo soy ex-alumna de la institución. Siempre la
percibí como mi segunda casa. En todos mis años en el mismo (14) siempre sentí
la autoridad y exigencia pero nunca me sentí inhibida o sin voz.
A veces tendemos a olvidar que disciplinar no es lo mismo que “hacer callar” o
“rebajar” al alumno. Son dos cosas completamente diferentes y en esta
institución eso se puede ver.
Tanto los directivos como los docentes y alumnos viven el día a día en completa
armonía porque sin decirlo, saben las normas, los límites y lo que deben y no
deben hacer. A mi forma de ver las cosas, esto es algo hermoso y muy difícil de
lograr.
Hace 5 años que terminé la secundaria por lo que fui sin mucha idea de cómo se
encontraba la institución. Resulta que la encontré mejor que nunca.
No hay mayor satisfacción que entrar a una institución y que todos hagan sus
cosas de manera armoniosa y que estén conformes con todo lo que conlleva dicho
lugar.
Volver a visitar mi colegio fue una experiencia muy positiva para mí y me hizo
muy feliz no solo ver que están mejor que nunca si no que me abrieron las
puertas como si nunca me hubiese ido.