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Políticas públicas y escenarios educativos globales: Reflexiones críticas sobre la universidad del futuro
1. ENSAYO
Políticas públicas y escenarios educativos globales: Reflexiones críticas
Autora: Carolina Manrique
Ciudad Bolívar, marzo de 2018
2. El tema de la sociedad global y las tecnologías de información en la Educación
Superior nos coloca en la situación de preguntarnos si las nuevas modalidades e-learning,
educando en línea y aulas virtuales representan una confrontación a un modelo de universidad
erigido desde el medioevo y consolidado en la ilustración, que va más allá de una estructura
académica virtual que catapultaría la academia moderna, desde el poder de la información.
Este es uno de los escenarios de mayor contundencia para la universidad moderna;
implica su desplazamiento a futuro, aunque en América Latina y el Caribe no es todavía el
caso, pero sí está inscrita nuestra universidad en la ruta que se denomina posmodernidad.
Dentro de varias situaciones globales derivadas, existen problemas que se confrontan
en la actualidad que, se supone, una vez superados, darán el paso hacia nuevas formas de
gobierno universitario. Y aunque existen regiones rezagadas en cuanto al proceso
globalizador, la demostración de México, Panamá, Colombia y de algunas universidades en
Venezuela, revela que universidades públicas y, sobre todo, privadas, se van a virtualizar
progresivamente, lo cual influye en el cambio de políticas públicas de las universidades;
además porque la Educación Superior ha incrementado su matrícula, las autoridades han
entrado en conflicto con los gobiernos que, en muchos casos reclaman su participación en las
universidades autónomas y, debido a que nuevos conceptos de gerencia educativa
(Gobernanza), se confrontan a un modelo tradicional de gobierno piramidal, vertical,
centralista.
Como se observa, es inmensa la tela que cortar en esta materia; por tanto, me enfocaré
en estos dos aspectos vitales, a mi entender, sustentando algunas afirmaciones, con citas
extraídas del material bibliográfico suministrado para este ensayo.
Dentro de las confrontaciones evidenciadas en los textos, también está el debate
acerca de las dificultades de los profesores para migrar de manera eficaz a las nuevas
tecnologías, o bien por resistencia al cambio, o porque no han tenido la oportunidad de
actualizarse apropiadamente, y este factor debe ser atacado por la nueva gestión universitaria,
considerando que la transformación del modelo tiene características globales.
Estudiosos como Araiza, Dörfer, Castillo (2013: 250) consideran que, pese a que “los
profesores saben usar el equipo de cómputo y algunas de sus aplicaciones, carecen de
3. estrategias didácticas que les permitan conjugar métodos y medios (…) quienes son diestros
en el manejo de la tecnología necesitan saber aplicarla”.
A mi entender, el manejo de los programas y aplicaciones no garantizan una didáctica
en el proceso de enseñanza – aprendizaje y, viéndolo bien, la educación comienza a cobrar
autonomía, tanto como el estudiante mismo, quien se torna más crítico e independiente. Este
es un escenario de fondo dentro del proceso globalizador que los gobiernos universitarios
deben valorar, por cuanto se presenta otro aspecto, más pragmático, que está vinculado a lo
que es gobernanza y gobernabilidad que, como se conoce, son partes de un modelo de
gerencia que irrumpió entre los ochenta y noventa, cuando el pensamiento neoliberal tomó
auge en la economía de la región; es decir que la crisis implica aspectos ontológicos,
epistemológicos y pragmáticos, de profundidades.
El crecimiento de la matrícula universitaria a la par del crecimiento demográfico,
sumado a las necesidades de profesionalización que reclama la sociedad moderna, junto al
impacto de las tecnologías de información plantean otro escenario: nuevas políticas de
inclusión universitaria con criterios de calidad educativa. Autores como Rocha y García
(2013:261) sostienen que la virtualidad es un modo de asumir una nueva gobernanza por
cuanto “acentúa la colaboración y la interacción en las aulas virtuales mediante el uso de
recursos electrónicos que permiten la comunicación remota entre emisores y receptores en el
proceso educativo (Collison et al., 2000)”. Tal escenario promueve la necesidad de que la
universidad se repiense, se reinvente, un poco en la idea de que la academia, que es el “lugar”
por excelencia del conocimiento, aunque sus muros se caigan, seguirá viva y navegando entre
lo físico y lo virtual.
Pero, en este escenario global entran a competir con las escuelas y facultades,
programas que trasvasan las fronteras nacionales con propuestas académicas y curricula que
captan exponencialmente estudiantes que no están en disposición de asistir a clases
presenciales ni semipresenciales.
Este mercado se ha extendido de manera veloz y es una muestra de que la educación
se ha ido privatizando, lo cual, ante la existencia de universidades públicas, resulta una
paradoja que, ciertamente, se corresponde con los tiempos que corren, y la gobernabilidad de
la universidad debe tener en cuenta esta situación para darle la respuesta adecuada.
4. Este ejemplo es, sin duda, uno de los conflictos que dispersa, desdibuja, el prototipo
de universidad que conocemos, situación que debe estar generándose al interior del
entramado que conforman las universidades latinoamericanas.
Estudiosos opinan que se ha afianzado “de modo progresivo un cuadro matizado y de
notable dispersión al que se ha agregado en los últimos tiempos la potente gravitación del
suministro educativo transnacional, geográficamente localizado o a distancia, a través de
distintos programas conducentes a titulaciones avanzadas” (Landinelli, 2013:2).
Es el caso que la concepción mercantilista se cuela por entre las políticas educativas
del estado moderno, dando pie a la proliferación de instituciones y tecnológicos con carreras
universitarias cortas, como una forma de darle “respuesta” a la crisis de alcance de la
universidad actual que, dicho sea de paso, exige una cantidad de tramitaciones, pruebas de
aptitud, registros en los centros nacionales universitarios, que garanticen el ingreso, siendo,
finalmente, una gran traba.
Este último autor presenta datos rigurosos de la realidad universitaria en la región,
donde se observa la masificación de la Educación Superior en al menos cincuenta años, lo
que denota que podía considerarse otrora, dirigida a una minoría y, hasta cierto punto,
elitesca.
Él indica que el número de alumnos en la Educación Superior “pasó de algo más de
270 mil a una suma ya superior a los 10 millones, lo cual representa (…) en un guarismo
levemente superior al 20.5% en la franja de personas entre 18 y 24 años de edad” (ídem,
2013:3).
Sin duda que el “sistema de creencias” de la universidad ya es otro fundado en la base
de una sociedad del conocimiento, que reclama políticas universitarias no que compitan,
porque no se trata de eso, que permitan la cooperación entre modalidades educativas distintas
dirigidas al mayor número de demandas posible, con calidad, y que, a decir de Acosta S.,
(2014:33) incorpore otras formas de gestionar la administración universitaria; es decir, lo que
tiene que ver con la pragmática de la gestión, pues este cambio está en la base del “cambio
de los paradigmas de política pública en el campo educativo. Temas como calidad, rendición
de cuentas, acreditación, evaluación, eficiencia o internacionalización han dominado la
5. agenda internacional de las políticas educativas durante un largo tiempo”, lo que implica
modos de gestionar la universidad acordes a una institucionalidad diferente que se ha ido
mezclando con viejas y nuevas prácticas.
En conclusión, puedo decir que el escenario de la universidad de estos tiempos
posmodernos no es nada fácil, requiere de voluntad política y de competencias gerenciales
que promuevan los procesos de gobernabilidad y cambio (Gobernanza), que se conecten
profundamente con las necesidades de la población que requiere profesionalizarse, pero
trabaja o es ama de casa, que se conecte con la tecnología y los nuevos tiempos de
independencia del conocimiento que plantea la sociedad de la información, habida cuenta de
que ya existe la propuesta mundial de la Multiversidad Edgar Morin, erigida en una
plataforma virtual bastante ambiciosa para niveles de posgrado o especialización que
propone la incursión hacia una forma de pensamiento complejo que viene a generar una
concepción del saber no fragmentaria, no universal, lo cual necesita de una reforma del
pensamiento y de la educación, tomando en cuenta que las reformas se producen en las
cabezas de quienes las piensan y, generalmente, quienes las conciben son los que educan.
Podría decirse que, la universidad del futuro cercano en la región debe ser construida
por estudiante incursos, aspirantes, profesores, autoridades rectorales, departamentales, de
facultades y escuelas y el talento administrativo y obrero.
Cualquier propuesta que de éstos surja tendrá la garantía de que está ajustada de
manera democrática a la realidad y aspiraciones de sectores gruesos y diferenciados de una
población donde quiera que esta se encuentre, porque el modelo es complejo y diverso, y
expositivo de las realidades particulares de los grupos, tendrá acogida porque los pensa deben
ser generales pero también bastante específicos porque es la ciudadanía quien elige lo que
quiere estudiar y por cuanto tiempo, las carreras no pueden seguir siendo la fabricación de
mentes supra universitarias que no se conectan con la crudeza de lo que la sociedad impone,
o con las realidades de sectores que se suman y se convierten en la gran mayoría de gentes
que pueden ir a una clases, pero otro día les cuesta y podrían asistir a un aula virtual, de un
estudiante que si no tiene comedor, tiene comida en su casa y, sino tiene alimento en su casa,
pues, está en su casa. Esto último en especial, para los estudiantes de pregrado de Venezuela.
6. Esto es, pues, a grandes rasgos, los escenarios de la sociedad global, de la educación
que comienza a ser global y de lo que deberían ser las políticas universitarias, las modalidades
universitarias para las sociedades de la región y, en especial, para mi país: Venezuela.
7. Referencias Bibliográficas
Acosta S., (2014). Gobierno universitario y comportamiento institucional: La experiencia
Mexicana1990-2012. En: Gobierno y gobernanza de la universidad: el debate emergente.
Compiladores Hugo Casanova Cardiel y Roberto Rodríguez Gómez. Volumen 66. Número
1. Revista de la Sociedad española de Pedagogía. CUCEA-Universidad de Guadalajara
(México).
Araiza, Dörfer, Castillo (2013). Las percepciones de los catedráticos de una institución de
educación superior en la usanza de las TIC en su compromiso de la enseñanza. En: Nuevos
escenarios y desafíos para los sistemas educativos de América Latina: Una mirada crítica y
propositiva desde sus actores. Escuela de Ciencias de la Educación Monterrey, Nuevo León,
México. Disponible en: www.ece.edu.mx Consultado el 20 de febrero de 2018.
Rocha y García (2013). Perspectiva de los expertos sobre la formación online. En: Nuevos
escenarios y desafíos para los sistemas educativos de América Latina: Una mirada crítica y
propositiva desde sus actores. Escuela de Ciencias de la Educación Monterrey, Nuevo León,
México. Disponible en: www.ece.edu.mx. Consultado el 25 de febrero de 2018.
Landinelli (2013). Escenarios de diversificación, Diferenciación y Segmentación de la
educación Superior en América Latina y el Caribe. Disponible en red:
https://www.researchgate.net/publication/242514102 Consultado el 2 de marzo de 2018.