Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
La pléyade exánime.
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La pléyade exánime
Desconozco si pudiera ser por muerte violenta, lo que tengo más claro es que la caída no fue
súbita, aunque evidentemente con rumbo a la penumbra, en ambos casos cruenta. La Filosofía y las
Letras no dan alimento a los miembros más aventajados del vecindario, y a los que sí, son ampliamente
amenazadas, señalados con rótulos de intrusión envidiosa. Quizá por ello hay que darle la <razón> a
Friedrich W. Nietzsche, ¡bueno, no!, más bien suprimirla por completo dado su enaltecimiento hacia lo
absoluto, su poso supersticioso, obviada por la ración secular. Ya que las convenciones morales e
intelectuales reconocibles siempre carecen de mayores dosis de invectiva, de revisión moderada. Una
actitud autocrítica no es poner más trabas a los problemas, sino tomarse con responsabilidad los
designios que cada cual tiene asimilado. Circunstancia en Ortega. Decía así Nietzsche: < ¿Cuántos
hombres se precipitan hacia la luz?, no para ver mejor sino para brillar.> Porque ser brillante sin
destacar excepcionalmente en algo se convierte en sombra habitual cuantos menos escrúpulos se
reservan a la voluntad de poder, de poder resplandecer siempre acentuando una posición; un
determinado lugar; unos caudales añadidos al aglomerado; una altura por altivez; y una suficiencia con
desplante en torno al dominio y la influencia. ¿Ha sido por pensar más y mejor?, pues hay que
reconocer que ciertamente es así, el inconveniente se incrusta en nuestras interpretaciones cuando ello
se vincula a un nivel superior de distinción e inteligencia: el bocado de aquel perro se produjo sobre un
guijarro. Sin embargo de la dentellada no queda rastro si no te importa la dentadura del pobre chucho.
¿Cuánta gente únicamente tiene su ringla de dientes para administrar que su estómago quede
agradecidode formasuficiente,sin omitirviciosincívicos de gulasymordeduras?
Por eso no hay que dar mucho crédito a quien, por ejemplo, te insista en que lo importante es
participar, porque está más que demostrado que si puede utilizar su voluntad de poder para quedar
mejor parado durante el juego, lo hará. Elegirá si puede el mejor de los acompañantes, exceptuando tan
solo aquellos momentos donde los que creían que lo principal era concurrir y no competir, fueran los
únicos asistentes. Entonces sí, no vaya a quedarse precisamente su disimulado ideólogo sin la
participación que proclamaba. Por tanto has sido utilizado, por mantenerte inclinado en esaimportancia
desleída de formar parte y no de tomar parte. ¿Cuál será la conclusión convencionalista aceptada
mayoritariamente?, que tú no eres suficientemente bueno para disputar esa partida. ¿Cuál es la
conclusión filosófica mayor o menormente limitada?, que cuando la intención es competir todos deben
disponer de la misma información y las mismas oportunidades, a partir de las cuales, y cumpliendo las
reglas con aquellos escrúpulos que se demandan para anular al trampero, podrá dilucidarse el
verdadero y legítimo ganador, un reconocimiento basado en hechos demostrables para cualquiera que
evitaserun vulgary nauseabundologrero.
Por eso no hay que fiarse excesivamente de quienes argumentan con sentencia divinal: ‘…aquí
no se habla de …>’. Por eso no hay que fiarse de quienes seleccionan las imágenes sociales para mostrar
u ocultar la referencia de su recompensación. Siendo escandalosamente grácil con la omisión. Siendo
sensacionalmente impúdico con la alabanza a su alabado: no lavado de baba, sino por proyectar el
escupitajo. Por eso no hay que fiarse de quienes conquistan cuadras en la corte dejando la pocilga fuera
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del burgo para quienes se defienden su realidad hedionda. Por eso no hay fiarse de quienes al mostrarte
una primera vez altruista, a la segunda, tercera y decimoprimera, te buscan de nuevo para garantizarse
el éxito:consonrisa,buentalante yladinoagradecimiento.
Es por ello que las pléyades más reconocibles no son en la actualidad aquellas amarradas a una
o varias disciplinas culturales con dedicación íntegra y meticulosa. Azotados por manuales y
abecedarios; por curiosidades e inquietudes; por pulcritud en el capricho o por cierta originalidad hasta
en la forma de exponer, expresar y manifestar el juicio propio. Cuando a alguien no le interesa la forma
de pensar o actuar de otro, no le confiere ni la más mínima solvencia. Ni la más ínfima credibilidad. Ni la
más nimia verosimilitud. Incluso, se silencia para la escucha invirtiendo la regla comunicativa; cuando
no, mostrándose indiferente. Se omite la propuesta. Se cancela la opinión. Se salvaguarda el interés que
fuere. Se utilizan estratagemas schopenhauerianas para llevar la razón, es decir, no importa lo verídico
ni lo franco, sino hacerlo incontrastable poniendo en sucia tela de juicio la oferta prudente. El
ofrecimiento es transformado sutilmente es un agravante para conservar sus auspicios, para que sigas
formando parte de la masa sin opción a conquistar un espacio minoritario que desgaste la suya bien
edificada y asentada. Con asiento de la piedra más dura, duradera en diamante para sus brillos,
destellosybellasactuaciones.
La falsa pléyade es aquella con carácter diamantino que se muestra inquebrantable por
establecer propósitos de compleja división. Tan solo con otro diamante puede llegar la escisión,el corte,
la ruptura…, y el cortador del mismo será a menudo el cobarde. Los intercambios de favores en un solo
recinto guarecido de la crítica forman el principio regulador de esta pléyade. La virtud, entre ellos, es el
aseguramiento de los niveles de vida que puedan ir conquistando, por supuesto sobre los demás, a
pesarde losrecientesmáscomedidos.Esel aseguramientodel trabajosincumplirrequisitos.
El grupo director regente aún comete el mismo dislate. Mientras, se pretende contradecir y
replicar descubriéndose como el envidiado. Nuevamente recurro a Schopenhauer, porque afirmaba que
la envidia forma más parte del sentimiento humano al fin y al cabo, que comparado con el perverso
saboreodel mal ajenosi como tropase ha articuladoel menudeode voluntades.
‘La mayoría de los hombres no son capaces de pensar, sino sólo de creer, y no son accesibles a la
razón, sino sólo a la autoridad.’; el mismo autor me induce a ser un ciudadano más y no un zumbador de
la recuacuyos vientressonresistentesaunvulgarparlamentario.
Martes, 22 de agosto de 2017
Félix Sánchez
Un ciudadanomás.