TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
Mi etica profesional
1. MI ETICA PROFESIONAL
Estamos en una época en la cual se dice que se han perdido los valores. Se busca, por
tanto, propiciar que éstos sean retomados en el aula para que los estudiantes, al egresar,
sean personas comprometidas no solo con su quehacer profesional sino también con su
entorno: su comunidad, su país y el planeta mismo. En este marco se analiza lo que hace
el Instituto Tecnológico de Monterrey, a través de la capacitación de sus docentes, para
alcanzar este objetivo.
Como todo en esta vida, la ética ha evolucionado y actualmente nos encontramos con la
“ética de tercera generación”, la cual implica “una serie de instrumentos de gestión,
normas, estándares, reportes, auditorías de calidad, consultorías y vigilancias,
diagnósticos los que, junto a la ley, funcionan como aseguradora del acatamiento del
deber moral” (Vallaeys, 2008) y, por lo tanto “transforma nuestro afán de ser buenos en
un trabajo continuo hacia la solución de (potencialmente) todos los problemas sociales
que hemos generado, por eso se expresa en términos de ‘responsabilidad’, y más
precisamente, de ‘Responsabilización (sic) Social continua’” (Vallaeys, 2007). Es
decir, la “Ética de primera generación, fue sin duda la educación religiosa, con su
propuesta de explicación total del sentido del mundo y la vida humana, la que aseguró
primero la internalización y respeto de los deberes éticos, a través también de un
sistema de recompensas y amenazas. Luego, con el proceso de laicización moderna de
la educación, es a la educación moral familiar y escolar que se le encarga hacer
interiorizar y respetar las normas morales a los individuos” (Vallaeys, 2008), y en la
“Ética de segunda generación, pasamos de una coacción meramente interior a una
coacción asegurada por la ley jurídica. No sólo tengo que respetar mis deberes éticos
por mí mismo, sino que la ley jurídica me obliga a hacerlo y me sanciona si no lo hago”
(Vallaeys, 2008). Ahora se busca, de acuerdo con el mismo autor (2007), integrar la
bondad y la justicia dentro de la perspectiva de la sostenibilidad, reconocer el vínculo
del sujeto con su responsabilidad frente a todo y no solo frente al prójimo o alter ego
humano, reconciliar al sujeto con el mundo y no solo tener una relación objetivadora e
instrumental.
De lo anterior surge la inquietud sobre qué debe hacer una institución educativa para
estar a la vanguardia en este compromiso social. En este caso veremos las acciones
emprendidas en el Tecnológico de Monterrey, el cual persigue, de acuerdo con su
Visión-Misión 2015, “crear modelos y sistemas innovadores para el desarrollo
sostenible de la comunidad” (Misión, 2005). En lo que respecta al perfil de los
profesores para alcanzar sus objetivos se plantea, entre otros, el “compromiso con el
desarrollo integral de los estudiantes y con la obtención del perfil deseado de los
egresados”, la “vinculación con la comunidad profesional de su campo de especialidad”,
“exigencia en la impartición de sus cursos y justicia en la evaluación de sus alumnos”,
“corresponsabilidad de su desarrollo profesional”. Es importante considerar, en este
marco, que entre los aspectos del perfil de los estudiantes y egresados se establece la
“coherencia ética como personas, profesionistas y ciudadanos”, para lo cual en sus
cursos, no solo los específicos en las áreas de ética, se incorporan aspectos éticos para
su práctica profesional.
Para logra esto se requiere el compromiso de todos los miembros de la comunidad
2. académica, por ello se ha desarrollado el Programa de Desarrollo de Habilidades
Docentes (PDHD) a través del cual se capacita e involucra al personal docente en
distintas áreas para cubrir las competencias necesarias para llevar a cabo su práctica
docente y, al mismo tiempo, incidir en el desarrollo de los valores éticos de los
estudiantes, tanto de primera, segunda como tercera generación.
Antes de entrar en detalles sobre dicho programa es necesario determinar las
características de la profesión del profesorado.
Por un lado, de acuerdo con González-Anleo (citado en Bilbao, 2008), la profesión
puede definirse a través de ciertas características: un servicio a la sociedad único,
definido y esencial; considerado como una vocación –que el profesional se dedique en
exclusividad; basado, fundamentalmente, en conocimientos y técnicas de carácter
intelectual; con una preparación previa especializada y habitualmente formal, en una
institución educativa, y con un amplio campo de autonomía tanto personal como del
colectivo1. En este sentido podemos reflexionar y concluir que la actividad del docente
encaja en estos rasgos por lo cual se puede hablar de la profesión del profesorado, y en
este sentido es que se instrumenta el Programa en cuestión.
Por otro lado, Silva Camarena señala que en la profesión, más allá de la eficiencia, se
requiere de un carácter ético. Argumenta con base en las definiciones de profesar,
profesor, profesión y ética, que “’un profesional’ renuncia a los intereses de su
profesión, cuyo fundamento ético… impide tomar al hombre como un medio” (p. 1). Es
decir, en la profesión se debe asumir el sentido ético que conecte la dignidad del
profesional con la de su desempeño laboral. De esta manera sigue explicando que “la
ética, en el sentido profesional,… implica entrega vocacional, responsabilidad,
honestidad intelectual y práctica” (p. 3). Así, el compromiso con nuestro trabajo surge
de la lealtad a nuestra vocación: “La ética profesional se llama precisamente así porque
es el fundamento ético de lo que profesionalmente hago y de lo que soy, en el desarrollo
de una determinada forma de vida” (p. 5).
1. Enseñanza para el aprendizaje activo. “El profesor es competente en la
enseñanza para el aprendizaje activo si domina metodologías y técnicas
didácticas para llevar a cabo un proceso de aprendizaje centrado en el alumno,
sirviéndose a su vez, de las posibilidades que ofrece la plataforma tecnológica
para enriquecer el aprendizaje.”
La primera de seis conclusiones de Bain parte de la pregunta acerca de qué saben y
entienden los mejores profesores. Al respecto señala que “los profesores extraordinarios
están al día de los desarrollos intelectuales, científicos o artísticos de importancia en sus
campos, razonan de forma valiosa y original en sus asignaturas”. Aquí podemos
circunscribir, como valores que se fomentan, el de la actualización en el área de
conocimiento así como estar al tanto del quehacer político, social y económico tanto
nacional como internacional, de tal manera que el conocimiento adquirido por los
alumnos pueda ser aplicado en la vida cotidiana. Esto permitirá, a su vez, incidir en el
compromiso social del estudiante. Se busca, a través de la capacitación y actualización
del profesorado, que los jóvenes construyan su propio conocimiento, que aprendan a
aprender.
De esta manera se cumple con lo estipulado en el Modelo Educativo del Tecnológico
3. (MET), pues está enfocado a la formación integral del estudiante, a la vez que el
profesor puede ir desarrollando diversas estrategias para mejorar su desempeño y, por
ende, el aprendizaje de los alumnos.
1. Planeación y diseño de un curso. “El profesor es competente para la planeación
y diseño de un curso si organiza un plan de acción estructurado y coherente con
los principios educativos en que se fundamenta, si todos los elementos están
articulados entre sí, enriquecidos con recursos tecnológicos y organizados de
forma tal que facilita al estudiante la comprensión del curso y su aplicación.”
En relación a esta segunda fase, Bain plantea la pregunta de cómo preparan su docencia
los mejores profesores. Se trata de programar las sesiones de tal manera que se logre el
esfuerzo intelectual del estudiante, que aprendan a investigar, mediante una variedad de
estímulos tales como las conferencias, técnicas didácticas diversas, entre otras, siempre
orientadas al cumplimiento del objetivo de la actividad, de la unidad temática y del
curso en general.
Por ello, aquí se presentan valores como el respeto a los derechos de autor, la
honestidad en la preparación al incorporar información útil, relevante y actual, lo mismo
que, para la investigación se propicia recurrir a las fuentes originales. Esto permite que
el estudiante reciba desde el inicio del curso la programación del mismo. Cabe destacar
que en esta fase, de acuerdo con el Modelo Educativo del Tecnológico, en los cursos se
plasman explícitamente los valores, actitudes y habilidades que se desarrollarán, con lo
cual se actúa de manera ética al cumplir con esta etapa.
1. Administración del proceso de aprendizaje. “El profesor es competente en la
administración del proceso de aprendizaje si cumple con el plan establecido del
curso, aprovecha adecuadamente los recursos disponibles, y balancea su propia
carga del alumno y la del alumno.”
Esta etapa está íntimamente relacionada con la anterior. Aquélla es la programación y
ésta introduce el cumplimiento. Bain lo presenta a través de responder qué esperan los
estudiantes, y esto tiene que ver con el cabal complimiento del programa, el cual, según
se mencionó, es la estructura organizada de los objetivos, actividades, material,
evaluación del curso, es decir, “crear un… entorno para el aprendizaje crítico natural’”.
En esta fase el profesor reflexiona sobre su propia práctica para detectar áreas de mejora
como parte fundamental del compromiso que tiene hacia sus estudiantes. Esto puede
incorporar el desarrollo de actividades que, mediante el diálogo, y la discusión,
propicien el respeto a las diferencias culturales, sociales, intelectuales y de género.
Citando nuevamente a Bain, “que los estudiantes experimenten una sensación de control
sobre su propia educación”.
1. Evaluación de los aprendizajes. “El profesor es competente en la evaluación de
los aprendizajes si utiliza este proceso como herramienta para mejorar el
aprendizaje del estudiante y para evaluar de manera justa los resultados.”
2.
Bain señala que la evaluación debe ser justa y equitativa, no enfocada a los mejores o
peores estudiantes, ni culparlos por fallas no atribuibles a ellos. En este sentido, en esta
4. etapa el profesor aprende a diseñar herramientas de evaluación adecuadas para ver el
avance en el cumplimiento de los objetivos del curso. Para cumplir con el criterio de
justicia da a conocer y respeta los parámetros de evaluación, desde el inicio, los cuales
deben ser objetivos para evitar hacer diferencias. Dichos criterios, además de incluir su
ponderación, deben permitir al estudiante conocer cuáles son sus áreas de mejora y, a
través de la asesoría del profesor, propiciar alcanzar y mejorar los estándares del curso.
Aquí es conveniente aclarar que la evaluación forma parte de las actividades del
profesor, quien no debe delegarla a nadie más pues de esta manera también podrá hacer
su propia evaluación respecto a los instrumentos utilizados así como de los temas que
pudieran no haber quedado claros. Se tendrán en cuenta, también, las necesidades
particulares de uno o varios alumnos para motivarlos a esforzarse más, de manera
amigable y con el único objetivo de apoyarlo a alcanzar sus metas académicas, sin
obtener nada a cambio.
1. Uso de tecnología. “El profesor es competente en el uso de la tecnología si
utiliza recursos académicos digitales para apoyar la enseñanza y enriquecer el
aprendizaje del estudiante, como son las plataformas tecnológicas, fuentes de
información digitales, simuladores, laboratorios virtuales, software
especializado, pizarrones digitales y otros.”
2.
En esta era de globalización el profesor debe estar actualizado en el uso de tecnología
para enriquecer los aprendizajes, siempre teniendo en cuenta los derechos de autor. Esto
permitirá incluir este tipo de herramientas en la programación de actividades para
reforzar la autonomía en el aprendizaje de los estudiantes y no esperar que se quede
exclusivamente con el saber que el profesor le transmita. Como se señaló anteriormente,
uno de los aspectos que menciona Bain es el del control que el alumno pueda tener
sobre su aprendizaje, lo cual se logra, entre otros, al tener acceso a diversos recursos de
tecnologías de información, sin olvidar los derechos de autor.
1. Trabajo colegiado. “El profesor es competente para trabajar colegiadamente si
participa en actividades propias de la vida académica, que permitan su propio
crecimiento como docente, el de sus colegas, el del grupo al que pertenece, y en
definitiva, el crecimiento de la institución.”
2.
En esta etapa del PDHD se propicia el intercambio entre las academias para estar mejor
preparados, mediante la actualización de conocimiento, discusión y debate de
contenidos de los cursos, la mejora en la programación de los mismos así como apoyar a
otros al compartir las mejores prácticas. Es aquí cuando el profesor logra incorporar de
manera integral lo adquirido en las etapas anteriores, ya no se sigue un proceso lineal
sino holístico. Es el momento en que cada uno aporta y recibe, con respeto, con
honestidad y con la única motivación de mejorar su práctica para el beneficio del
estudiante y el propio. Es cuando se alcanza el nivel de profesión en la práctica docente.
Vemos, pues, que a través de este Programa, el Tecnológico encaja en lo que, según
Michavila (2003), “a casi nadie parece preocupar [:] las carencias que presenta la
formación del profesor universitario [pues] no basta con que éste conozca su específica
disciplina científica; también ha de poseer formación pedagógica y didáctica suficientes,
que le haga hábil en su profesión de transmisor de saberes, que ponga a su alcance los
5. conocimientos, métodos y tecnologías convenientes para que cumpla con eficiencia su
misión de enseñar, de educar” (2003), para lo cual propone el compromiso de
universidades y gobiernos para la creación de programas que formen a sus profesores.
De tal suerte, podemos decir que el Tecnológico promueve su Misión y Visión de
manera congruente, es decir, ejerce los valores y compromisos que se ha planteado para
cumplir con sus estudiantes y egresados. Se observa la incidencia que tiene un programa
de capacitación y actualización para mejorar la práctica de su comunidad académica y
aplicar y fomentar los mismos valores y principios que enarbola.
6. conocimientos, métodos y tecnologías convenientes para que cumpla con eficiencia su
misión de enseñar, de educar” (2003), para lo cual propone el compromiso de
universidades y gobiernos para la creación de programas que formen a sus profesores.
De tal suerte, podemos decir que el Tecnológico promueve su Misión y Visión de
manera congruente, es decir, ejerce los valores y compromisos que se ha planteado para
cumplir con sus estudiantes y egresados. Se observa la incidencia que tiene un programa
de capacitación y actualización para mejorar la práctica de su comunidad académica y
aplicar y fomentar los mismos valores y principios que enarbola.