1. Los niños y la
experiencia científica
durante los primeros
años
Al respecto, plantea Edith Villamil Arriaga (Universidad Pedagógica
Nacional), “favorecer el desarrollo del pensamiento científico en la
edad preescolar, implica ayudar a los niños a comprender los
fenómenos que le rodean, requiere generar espacios educativos que
incentiven el asombro, la experimentación, el descubrimiento, el gozo,
el gusto por aprender, la sensibilidad para sorprenderse ante las
maravillas que le rodean y el respeto por el ambiente”. Todo ello
implica fomentar e incentivar el desarrollo de la “Experiencia
Científica” en la primera Infancia.
la repetición de información impide la posibilidad de imaginar,
explorar, crear nuevas opciones, curiosear, resolver los problemas
cotidianos, preguntar, probar, tomar decisiones; acciones propias de la
actitud científica.
. El propósito de enseñar ciencias es desarrollar la capacidad del niño
para entender la naturaleza de su entorno. . El objetivo de enseñar
ciencias es formar seres humanos con una visión integral, promoviendo
el desarrollo de habilidades de pensamiento científicas en los niños;
como el cuestionar y reflexionar sobre los fenómenos naturales que
suceden a nuestro alrededor, mediante la investigación de las causas
que los generan; esto le permitirá al niño desarrollar una actitud
científica y convertirse en un ser reflexivo, crítico y analítico
2. Lo importante, entonces, es reconocer que las actividades que el niño
emprenda deberán tener un sentido de búsqueda, provocadas por una
necesidad (Claparede, 1973) en cuyo proceso el niño pueda atribuir
significados a su acción y pueda modificarlos.
Tiempo para pensar
Como adultos, casi siempre esperamos respuestas rápidas. Si
esperáramos unos segundos más, veríamos que los niños
ofrecen respuestas más lógicas y creativas. En lugar de decirles lo
que deben pensar, hay que darles suficiente tiempo para que razonen
por sí solos. Si la respuesta es incorrecta, hay que tener paciencia;
aunque también es válido ayudarles cuando sea necesario con algunas
preguntas precisas.
Lo que decimos
Es importante no interrumpir al niño cuando está tratando de explicar
su teoría. Hay que estimular la discusión con otras preguntas o ideas
nuevas. Una repuesta con entonación interrogativa — ¿el aire?—
muchas veces indica que ya no está analizando el tema. Sólo trata de
atinarle a la respuesta correcta.
Involucre a los niños en ciencias
Cuando enseñe ciencias a los niños, se sugiere formularles cuatro
preguntas básicas:
“¿Qué es esto? ¿Cómo lo describirías? ¿Por qué es importante? ¿Qué
pasaría si no lo tuviéramos?”
3. Los expertos recomiendan que los niños hagan experimentos simples
de ciencias, usando objetos de su vida cotidiana. Por ejemplo,
experimentar con diferentes frutas para ver si éstas flotan o se
hunden: “¿Flotará una naranja entera? ¿Y si la pelamos? ¿Flotará la
piel? ¿Los gajos? ¿Qué pasa si apretamos la cáscara bajo el agua? Ah,
suben burbujas de aire a la superficie. ¿Y qué pasaría con un coco?”
Los niños aprenden sobre densidad y por qué las frutas flotan (para
que las semillas se dispersen más fácilmente), y también a agrupar y
clasificar.
Las actividades de todos los días pueden adquirir un nuevo significado
cuando los niños aprenden ciencias con ellas. Oculte figuras plásticas
de colores a plena vista. Cuando los niños las encuentren hábleles
sobre la importancia del camuflaje. También pueden usarse bloques
para hablar sobre la gravedad y la estabilidad.
Lleve a los niños fuera. Las actividades al aire libre no tienen por qué
ser excursiones. Puede llevar a los niños fuera para mirar el cielo.
Haga fotos de las nubes y hable sobre los distintos tipos de nubes que
ven los niños.
Plante semillas—o monte un jardín
La jardinería es una manera maravillosa de introducir a los niños en las
ciencias. La jardinería promueve el desarrollo físico a través de un
trabajo significativo con herramientas reales. Además potencia el
pensamiento crítico, la predicción y la investigación abierta.