El documento resume la vida y actividad profética de Jeremías. Jeremías predicó durante el reinado de Josías, Joaquín, y Sedecías, advertiendo sobre el juicio divino que vendría a causa de la desobediencia del pueblo. El libro de Jeremías presenta problemas críticos en cuanto a su composición y transmisión, pero ofrece enseñanzas sobre la alianza, el culto, la salvación gratuita, el mesianismo, y el papel de Jeremías en el Nuevo Testamento.
2. Contenidos
• 1. Vida y actividad del profeta
• 2. Ministerio profético: a) Reinado de Josías; b)
Reinado de Joaquín (Yoyaquim); c) Reinado de
Sedecías; d) Ultimos días de Jeremías
• 3. El libro y sus problemas críticos: a)
composición del libro; b) transmisión; c) hipótesis
propuestas; d) resumen
• 4. Estructura del libro
• 5. Doctrina del libro de Jeremías: a) La Alianza;
b) El culto; c) La salvación gratuita; d)
Mesianismo; e) Jeremías en el NT
3. La AlianzaLa Alianza
El cultoEl culto
La salvación gratuitaLa salvación gratuita
MesianismoMesianismo
En el NTEn el NT
El profeta JeremíasEl profeta Jeremías
El libro de JeremíasEl libro de Jeremías
Problemas críticosProblemas críticos
EstructuraEstructura
ContenidoContenido
El personajeEl personaje
Ministerio proféticoMinisterio profético
4.
5. JeremíasJeremías es un nombre teóforo (Yir-
meyahu) que puede significar "el Señor po-
ne el fundamento" (de la raíz "rmh"), o "el
Señor exalta" (de la raíz "rym").
No es el único personaje bíblico que
lleva ese nombre (cfr Esd 10,33) y hay do-
cumentos extrabíblicos que mencionan a
personas que se llaman así.
De cualquier manera, ya en esta época
el nombre no refleja la misión del persona-
je.
6. La introducción del libro de Jeremías (Ier 1,1-3) presen-
ta al profeta, y su genealogía: según ese testimonio ejerció su
ministerio desde el final del reinado de Josías hasta la deporta-
ción.
Fueron años especialmente importantes en la configura-
ción política de la región porque tuvo lugar la caída del impe-
rio Asirio, el resurgimiento del imperio neobabilónico y la de-
saparición del Reino de Judá con la deportación de los israeli-
tas más preclaros a Babilonia.
Al frente de los que quedaron fue colocado Godolías,
pero como simple administrador, pues Judá fue anexionada a
Samaría como provincia babilónica.
7. El imperio Asirio, obra de Teglatfalasar III (745-727),
de Salmanasar V (727-722) y de Sargón II (722-705), con-
servó aún su poderío durante el reinado de Asurbanípal
(699-633), el Sardanápalo de los griegos, apreciado por su
inmensa biblioteca.
Pero a la muerte de este rey comenzaron los pro-
blemas internos y externos: por el Norte, los Medos hacen
frecuentes incursiones (hacia el año 620), aunque el nuevo
rey de Babilonia es Nabopolasar, quien el año 612 se apo-
dera de Nínive y de la capital, Asur. Con ello Asiria desa-
parece de la historia para siempre.
8. El nuevo imperio
Babilónico nace con
Nabopolasar (625-605)
que se sublevó y se
apoderó de Asiria,
como se ha señalado,
poniendo la capital en
Babilonia. Su hijo el
gran Nabucodonosor
(605-562) alcanzó
notables éxitos
políticos y militares.
9. El único enemigo serio era Egipto, cuyo faraón Nekao
le hizo frente; pero fue vencido estrepitosamente en la batalla
de Karkemis (605), donde se habían refugiado los últimos
asirios (cfr Ier 46,2-12).
Nabucodonosor les obligó a retroceder al valle del Ni-
lo y conquistó algunas ciudades marítimas de Palestina; pero
volvió a su país para sofocar los problemas que le planteaban
los Medos en la parte oriental.
10.
11. El año 597 volvió a apoderarse de muchas otras
ciudades de Judá, llevándose prisionero al joven rey Joaquín
(Jeconías según el libro de Jeremías). Pero no atacó Jerusalén,
sino que puso como rey vasallo a Sedecías. Al cabo de diez
años Sedecías se negó a pagarle tributo provocando la
invasión definitiva de Jerusalén.
En efecto, Nabucodonosor se apoderó de la Ciudad San-
ta, destruyéndola y llevándose consigo a los principales del
pueblo. Judá desaparece como reino y es anexionado a la
provincia de Samaría. Al frente de la ciudad queda Godolías
como gobernador
12. En Judá el rey Manasés (687-642) había permanecido
como vasallo de Asiria; de este modo consiguió una relativa
calma, a costa de un fuerte decaimiento religioso al permitir el
culto a los dioses mesopotámicos y a las divinidades cananeas.
La misma situación perduró durante los tres años del reinado
de Amón (642-640) y los primeros de Josías (640-609) que
subió al trono a los ocho años de edad. Pero este rey comenzó
una gran reforma religiosa, cuyo centro fue el descubrimiento
en el Templo del "Libro de la Ley" (el Deuteronomio), el año
622 (cfr 2 Reg 22-23). Junto con la reforma religiosa Josías
consiguió extender sus dominios hasta el antiguo Reino del
Norte, que era provincia de Asiria desde el 722. Todo hacía
presagiar un gran esplendor: se renovó la Alianza de Moisés y
se hizo de Jerusalén el único lugar de culto.
13. Pero los acontecimientos se
precipitaron: Josías intentó detener
al ejército egipcio de Nekao que se
dirigía hacia Karkemis para luchar
contra los babilonios, y murió
trágicamente en Meggido (cfr 2
Reg 23,29-30). En su lugar
comenzó a reinar su hijo Joacaz;
pero a los tres meses Nekao
consiguió derrocar a este rey judío
y puso en su lugar a su hermano
Joaquín o Yoyaquim (cambiándole
su antiguo nombre de Eliaquim).
14. Así, pues, durante los diez años siguientes (609-Así, pues, durante los diez años siguientes (609-
598) el reino de Judá quedó bajo un severo598) el reino de Judá quedó bajo un severo
vasallaje a Egipto. Fueron años difíciles porquevasallaje a Egipto. Fueron años difíciles porque
el rey abusaba de sus súbditos (cfr Ier 22,13-19)el rey abusaba de sus súbditos (cfr Ier 22,13-19)
y la reforma religiosa quedaba en el olvido.y la reforma religiosa quedaba en el olvido.
15. Tras la victoria de
Karkemis (605) el rey
Joaquín abandonó el
vasallaje de Egito y se
sometió al tributo de
Babilonia. Pero nunca lo
hizo de buen grado e
incluso llegó a rebelarse (2
Reg 24,1). Esto, junto con
el afán expansionista de
Nabucodonosor, provocó
la invasión de Judá y el
cerco de Jerusalén.
16. Durante el asedio murió Joaquín, siendo colocado en el
trono su hijo de 18 años Joaquín o Yoyaquín (llamado
Jeconías por Jeremías) que no pudo mantener la ciudad,
invadida al fin por los babilonios. El joven rey, su madre, los
altos oficiales, junto con un enorme botín fueron llevados a
Babilonia.
17. Es la primera deportación llevada a caboEs la primera deportación llevada a cabo
el año 597.En lugar de Joaquín comenzóel año 597.En lugar de Joaquín comenzó
a reinar Sedecías, hijo de Josías. Pero eraa reinar Sedecías, hijo de Josías. Pero era
un hombre débil que se debatía entre losun hombre débil que se debatía entre los
partidarios de someterse a Babilonia ypartidarios de someterse a Babilonia y
los partidarios de unirse a Egiptolos partidarios de unirse a Egipto..
18. Fueron años
de conspiraciones y
revueltas hasta que
Nabucodonosor
volvió de nuevo,
conquistó Jerusalén,
depuso al rey (cfr 2
Reg 25,6ss; Ier
52,9-11) y se llevó
deportados a los
más importantes del
pueblo. Desapareció
así para siempre el
Reino de Judá.
19. Jeremías nació hacia el año 650 a.C., según
propio testimonio, en Anatot, una aldea situada a
6 km de Jerusalén: era de familia sacerdotal.
Su procedencia rural queda reflejada en su
predicación: observa las costumbres de los ani-
males (Ier 8,7; 17,11), se inquieta por las conse-
cuencias de la sequía (Ier 14,4-5), recoge las
costumbres y los cantos de boda para explicar
"el día de Yahwéh" (Ier 25,10), etc.
20. Su ascendencia sacerdotal se percibe por el co-
nocimiento del ambiente del clero sadoquita del Tem-
plo (Ier 7,12).
Por otra parte, su origen benjaminita como Os-
eas, es patente: como el profeta del siglo VIII ama
pro-fundamente a su pueblo contra el que tiene que
pro-ferir juicios muy severos. Ambos acuden a la
historia del pueblo para deducir enseñanzas; como
Oseas fun-damenta su mensaje en las circunstancias
familiares, difíciles también para Jeremías; y como él,
conjuga la severidad de las amenazas con la
delicadeza entraña-ble en el lenguaje.
21. En el relato de su vocación (Ier 1,4-10) Jere-
mías descubre cuatro momentos que reflejan las carac-
terísticas de su predicación posterior: "Antes de
formarte..., te conocí,..., te consagré..., te destiné
como profeta de las naciones..., pongo mis palabras
en tu boca".
Conocimiento, consagración, misión profética y
eficacia de la palabra de Dios aparecen
frecuentemente en su mensaje. Por otra parte, es una
escena sencilla y ordi-naria, sin la solemnidad de la
vocación de Isaías (Is 6) ni la grandiosidad de la
visión de Ezequiel (Ez 1-2).
22. Ya en la respuesta de su vocación ("yo soy como
un muchacho": Ier 1,6) aparece Jeremías como un hombre
tímido y sensible. Los acontecimientos del pueblo le
afectarán sobre manera y él mismo, como símbolo del
pueblo entero tendrá que superar su soledad y sus
desalientos.
Probablemente donde mejor traduce su carácter y
su sufrimiento es en las denominadas "confesiones": Ier
11,18-23; 12,1-6; 15,10-21; 17,12-18; 18,18-23; 20,7-18
Estos poemas fueron pronunciados probablemente
en la época más delicada del profeta y del pueblo, durante
el reinado de Joaquín, hacia el año 601.
23. Los comentaristas suelen hablar de cinco "confe-
siones", pues la sección Ier 12,1-6 la consideran parte
del primer poema del cap. 11.
El nombre está tomado de las "Confesiones" de
San Agustín.- Cfr Behler, G.M., Les Confessions de
Jeremie, en "Lumière et Vie" 165 (1983) 45-58.
Son poemas en primera persona que expresan el
drama del profeta enviado por Dios a pronunciar un
mensaje, que nadie acepta y que sólo le acarrea
desgracias.
24. Tienen muchos puntos de contacto con los
Salmos, generalmente llamados de "lamentación
individual" y que expresan con crudeza el
problema de las desgracias de los justos: Jeremías,
en fecto, es un hombre delicado y sensible,
dispuesto siempre a la concordia entre los
hombres (cfr Ier 17,5-7); sin embargo, rodeado de
violencias e injusticias, tiene que anunciar ruina,
soledad y desgracia. Pero con tan escaso éxito que
llega a plantearse si será él el equivocado, si su
función profética carecerá de sentido
25. En el fondo de este drama, de esta "noche
oscura" brota la luz de la presencia divina y la certeza
de una salvación: "Si te vuelves porque yo te hago
volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso
de lo vil, serás como mi boca (mi portavoz)" (Ier
15,19). Esta experiencia personal de su desgracia y de
que la misma desgracia será el principio de la
restauración, fundamenta su mensaje, puesto que
también el pueblo pasará por la misma experiencia de
desgracia en el destierro y de restauración
posterior.Conviene hacer notar que Jeremías al igual
que Moisés experimentó los mismos avatares del
pueblo. En este sentido es tipo de Jesucristo que
también sufre en su carne los horrores de los hombres
y al resucitar consigue la justificación (cfr Rom 4,25).
26.
27. Dentro de las dificultades que implica
la datación de los oráculos de Jeremías,
siempre se ha intentado descubrir cuál fue
la actividad profética bajo los diversos
reyes.
28. Cronología de los reyes del Reino del SurCronología de los reyes del Reino del Sur
RoboamRoboam 933-916933-916 YotánYotán 740-735740-735
AbíasAbías 915-913915-913 AcazAcaz 735-728 / 716735-728 / 716
AsáAsá 910-887910-887 EzequíasEzequías 728-716 / 698728-716 / 698
JosafatJosafat 870-846870-846 ManasésManasés 697-643697-643
JoránJorán 848-841848-841 AmónAmón 643-642643-642
OcozíasOcozías 841841 JosíasJosías 642-609642-609
AtalíaAtalía 841-835841-835 JoacazJoacaz 609609
JoásJoás 835-797835-797 JoaquínJoaquín 609-598609-598
AmasíasAmasías 796-781796-781 JeconíasJeconías 598-587598-587
OzíasOzías 781-740781-740 SedecíasSedecías 597-587597-587
29. a) Reinado de Josías (640-609).-
Suele aceptarse como fecha inicial de su voca-
ción el año 627, por lo que se distingue la actividad de
Jeremías hasta el año 622, año de la reforma religiosa
y la que desarrolló durante la reforma religiosa.
Antes del descubrimiento del libro de la Ley, Je-
remías denuncia la apostasía del pueblo (Ier 2-6); en
concreto: * Denuncia la apostasía religiosa (Ier 2); *
Invita a la conversión (Ier 3); * Anuncia con severidad
el castigo (Ier 4); * Denuncia la depravación moral y
social (Ier 5-6).
30. Algunos autores modernos consideran esta fecha
como la de su nacimiento y mantienen que no comen-
zó a predicar hasta el año 609, después de la muerte de
Josías.-
Cfr Holladay, H., Jeremia. 1: A Commentary on
the Book of Jeremiah. Chapters 1-25, Philadelphia
1986, p. 1.
31. Las acusaciones fundamentales al pueblo son:
infidelidad, para lo cual utiliza la imagen espon-
sal iniciada por Oseas (Ier 2,2-15);
sensualidad, pues el pueblo ha seguido las prác-
ticas aberrantes de los cultos cananeos (Ier 3,6-13);
hipocresía y duplicidad, pues sólo en momentos
de apuro acuden a Dios (Ier 2,27);
injusticia y mentira (Ier 2,13 y 5,1-31), pues el
pueblo comete todo tipo de desmanes porque se ha
olvidado de Dios.
32. b) Reinado de Joaquín (Yoyaquim) (609-
598).-
El rey Joacaz quiso continuar la reforma de
su padre; pero no tuvo tiempo, pues murió a los
tres meses a manos de los egipcios que pusieron
en el trono a su hermano Joaquim.
Jeremías le dedica una sentida elegía (Ier
22,10-12).
33. El rey Joaquín, en cambio, reina sometido a
Egipto y permite una progresiva depravación de
costumbres.
Jeremías se opone abiertamente a esta polí-
tica pro-egipcia y denuncia con fuerza los abu-
sos. La predicación de esta época está contenida
en Ier 7-20, donde están incluidas las famosas
"confesiones". También pertenecen a estos años
Ier 25-26 y 35-45. Es posible que la declaración
de su celibato (Ier 16,1-9) fuera hecha en este
período.
34. El discurso del Templo nos ha llegado en
dos versiones semejantes: Ier 7 y Ier 26; proba-
blemente tuvo lugar el mismo día de la corona-
ción de Joaquín (año 609). La introducción (Ier
7,1 y 26,1-3) contiene la finalidad del discurso,
que es una llamada a la conversión y a la peni-
tencia. El cuerpo del discurso (Ier 7,2-15 y 26,4-
6) desarrolla la idea de la presencia de Dios en
medio del pueblo; pero no justifica la conducta
de los servidores del Templo, sino que la conde-
na, pues supedita la presencia divina a la conver-
sión.
35. Las consecuencias del discurso están reco-
gidas sólo en Ier 26,7-24; los sacerdotes y profe-
tas oficiales decidieron la muerte de Jeremías.
Este consiguió seguir con vida gracias a la inter-
vención de algunos principales y personas del
pueblo, pero nunca más pudo entrar en el Tem-
plo.
Cfr Aguilera, A., La fórmula "Templo de Yahvé"
en Ier 7,4, en "Estudios Bíblicos" 47 (1989) 319-342.-
Alvarez Barredo, M., Discurso de Jeremías sobre el
templo: crítica de la praxis religiosa, en
"Carthaginensia" 4 (1988) 3-20.
36.
37. El libro de Jeremías es el más largo de los
proféticos y el que mayores cuestiones ha susci-
tado tanto de orden histórico, como se ha puesto
antes de relieve, como de orden crítico.
Es también uno de los más estudiados en la
historia de la exégesis. A continuación se expo-
nen los datos más importantes en torno a la com-
posición del libro, su transmisión y su estructu-
ra.
38. a) Composición del libro.- Consta el libro
de grandes secciones poéticas junto con otras
escritas en prosa; este dato ha llamado siempre
la atención, aunque no llegó a plantear dudas de
autenticidad hasta finales del siglo XIX. Bernard
Duhm fue el primero que en 1901 distinguió tres
fuentes del libro: los poemas, que atribuye al
propio Jeremías (280 vv.), los relatos biográfi-
cos, escritos por el fiel secretario Baruc (220
vv.) y los "suplementos", añadidos por una ma-
no posterior (850 vv.).
39. Como se ve se considera que dos terceras
partes del libro son posteriores al profeta.
Sigmund Mowinckel en su monografía de
1914, reelaborada por Rudolf en 1946, reorga-
nizó la hipótesis anterior dividiendo el libro en
cuatro grupos de textos o de tradiciones que de-
signa con las primeras cuatro letras del alfabeto:
40. * Textos o fuente A: los oráculos en poesía que se encuentran en
Ier 1-25. Son del propio profeta (ipsissima verba Ieremiae), escritos a
mediados del siglo VI;
* Textos o fuente B: relatos biográficos en prosa, redactados en
tercera persona que suelen comenzar indicando lugar y fecha del
acontecimiento. Escritos a finales del siglo VI: Ier 19,1-20,6; 26-44.
* Textos o fuente C: toda una serie de oráculos en prosa o verso
que no pertenecen a las fuentes anteriores. Los considera escritos por la
escuela deuteronomista en el siglo V. Son los que mayor dificultad
plantean a los intérpretes actuales.
* Textos o fuente D: oráculos de restauración, que atribuye a un
autor más tardío, cuya fecha es difícil determinar.
41. Los caps. 46-52 (oráculos contra las naciones)
forman un apéndice posterior. La redacción definitiva
del libro habría sido hecha hacia finales del siglo V.
La hipótesis welhausiana ha sido aceptada con más o
menos variantes por los exegetas hasta nuestros días.
Las matizaciones van en orden a establecer la relación
entre la tradición poética (textos A) y la tradición en
prosa (textos B y C). Así, por ejemplo, Nicholson y
Thiel consideran que los textos en prosa son una
ctualización (relectura) del mensaje de jeremías a las
circunstancias diversas, concretamente del exilio y del
postexilio.
42. En cambio, otros muchos (Cornill, Weiser, Mi-
ller) aceptan la historicidad de los relatos en prosa,
atribuyéndolos a Jeremías. Weipert y Holladay, dan un
paso más y consideran que la prosa de Jeremías es el
primer modelo de la historia deuteronomista: esta
escuela nacería en el propio profeta.
Por su parte John Bright intenta demostrar que la
prosa de Jeremías es distinta de la deuteronomista y
que tiene más semejanza con la prosa del siglo VII
que con la historiografía deuteronomista.
43. En suma, la historia de la composición del libro
de Jeremías no ha logrado describirse con satisfacción
para todos; parece claro que hay diversas fuentes y
una coincidencia notable con la doctrina
deuteronomista en muchos textos. Pero estos
problemas críticos no pueden paralizar la comprensión
del libro, tal como ha llegado en el canon.
44. b) Transmisión.- Ningún libro del AT aporta
tantos datos como el de Jeremías al tema de la crítica
textual y literaria, puesto que está suficientemente do-
cumentada la existencia de dos textos hebreos diferen-
tes hacia el año 200 a.C. y presumiblemente antes de
esa fecha.
El uno ha llegado a nosotros en el texto masoré-
tico, el otro en la versión de los LXX.
45. Todos los manuscritos que se poseen del TM
pertenecen a la misma familia y entre ellos sólo hay
diferencias de detalle; el texto griego, por su parte, es
sensiblemente más breve, en concreto, un octavo más
corto que el TM (unas 2.700 palabras menos); además
es diferente el orden, especialmente los "Oráculos
contra las Naciones" que en el TM aparecen como
apéndice en los caps. 46-51, mientras que en los LXX
sigue a Ier 23,13, formando la parte central del libro.
46. Los manuscritos encontrados en Qumrán han
hecho rebrotar la cuestión, puesto que se han
encontrado fragmentos de ambas redacciones: El TM
está amplia-mente documentado en los siguientes
fragmentos: - 2Q Jer con parte de los capítulos 42-44
y 46-51; - 4Q Jera
, con parte de los caps. 7-12; 14; 15;
17; 18; 19 y 22; - 4Q Jerc
, con parte de los caps. 8; 19-
22; 25-27; 30 y 33. La versión de los LXX, por su
parte, también está documentada en unos fragmentos
encontrados en la Cueva 4: 4Q Jerb
, que contiene parte
de los caps. 9-10; 43 y 50. El texto hebreo de esos
fragmentos coincide en gran medida con la traducción
de los LXX.
47. Hasta aquí los datos: dos textos (TM y LXX),
que tienen entre sí múltiples variantes de cantidad y de
orden, pero que son totalmente independientes, puesto
que son muchísimas más las coincidencias.
48. c) Hipótesis propuestas.- Las variantes entre ambos
textos han dado pie a múltiples investigaciones, cuyos
resultados se orientan en tres direcciones:
1) Traducción griega abreviada. Es la opinión
tradicional mantenida unánimemente hasta principios de este
siglo: los traductores de los LXX que habitualmente amplían
el original hebreo, en el caso de Jeremías lo han abreviado.
Según esta hipótesis, los problemas que se plantean y su
explicación se mantienen en el ámbito de la crítica textual. Se
parte del principio axiomático de que el TM representa el texto
original y que el griego, siendo un testigo más tardío y, por
tanto, inferior, sirve únicamente para mejor entender y
eventualmente co-rregir al TM.
49. Ahora bien, hay datos objetivos -los fragmentos
del Qumrán- que hacen suponer un texto hebreo
diferente del TM. Por tanto, hay que retrotraer la cues-
tión; no basta comparar el texto hebreo y "su traduc-
ción" griega, sino que hay que establecer el parangón
entre el texto hebreo que se integró en el canon y el
otro, también hebreo, que está en la base de los LXX.
No es un problema de estricta crítica textual, que
se limite a la búsqueda del texto primitivo.
50. 2) Ediciones sucesivas del libro. Ya desde la
noticia de los textos divergentes en Qumrán y, sobre
todo, a partir del trabajo ya mencio-nado de J. Gerald
Janzen, se ha generalizado el convencimiento de que
coexistieron dos ediciones diferentes de un primitivo
texto que no ha llegado hasta nosotros. La edición más
antigua sería la más breve, la que sirvió de base para
la traducción de los LXX. Posteriormente surgió la
segunda edición, aumentada en cantidad e incluso con
cambios significativos de orden.
51. Ambas ediciones no son simples hitos de la transmisión
de un texto ya terminado, sino que reflejan dos textos dife-
rentes de un libro que todavía no se consideraba cerrado, ni
había entrado en el Canon.
Los defensores de esta hipótesis suelen hablar de
Edición I (Vorlage de LXX) y Edición II (TM) o también
Redacción I y Redacción II. La primera habría sido elbaorada
en Egipto y la segunda en Palestina hacia el siglo IV o incluso
el V a.C.
El problema en esta hipótesis ya no es de crítica textual,
sino de crítica literaria; no cabe preguntarse sobre el único
texto original, sino sobre la composición del libro.
52. Y esto plantea nuevas cuestiones sobre la posiblidad de
varias corrientes ideológicas que convivieron pacífica-mente
sobre el uso y valoración que dieron a ambas ediciones o sobre
las razones por las que prevaleció una de ellas. Más aún, estas
mismas cuestiones podrían tras-ladarse a los otros libros de la
Biblia, suscitando cues-tiones interesantes sobre la historia de
la redacción y sobre la historia del Canon.
53. 3) Revisión actualizada.
El Prof. E. Tov, como editor del proyecto de la
Biblia Hebrea de la Universidad de Jerusalén ha im-
pulsado una serie de trabajos encaminados a recons-
truir la Vorlage o texto hebreo sobre el que se hizo la
versión de los LXX, siempre con el convencimiento
de que cons-tituye una edición diferente del TM.
54. Ahora bien, para poder afirmar que son
ediciones diferentes hay que sopesar las variantes y
descubrir si la edición más re-ciente contiene oráculos
nuevos o tradiciones antes desconocidas. Esto es más
necesario tratándose del libro de Jeremías que está
formado por una amalgama de oráculos y narraciones
que han suscitado el interés de los investigadores en
este último siglo. Como se ha indicado, hoy se sigue
aceptando, aunque con matices, la hipótesis de
Mowinckel.
55. Volvamos a la comparación entre los dos textos (LXX y
TM). Para aceptar que son dos ediciones diferentes habrá que
señalar que contienen tradiciones distintas o que, al menos, la
más reciente introduce elementos tan novedosos que pueden
considerarse como libro diferente.
E. Tov en su esfuerzo por demostrar que el texto hebreo
es una nueva edición, señala aña-diduras en los tres tipos de
textos (A, B y C), y los distribuye en dos grandes bloques:
retoques propios de un editor (editorial aspects) y retoques
propios de un exegeta (exegetical aspects).
56. P.M. Bogaert, por su parte, es mucho más prudente y no
habla de ediciones, sino de redacciones. De hecho, después de
de valorar las va-riantes del cap. 10, concluye que es ilusorio
pretender describir la prehistoria del texto de Jeremías, y que
sólamente cabe describir el tipo de relectura que se hizo en los
siglos V y IV a.C.
57. En otro trabajo aparecido en el mismo volumen es algo
más optimista al concluir que la redacción B introduce una
serie de cambios y aña-diduras en razón del propio profeta; es
decir, la primera redacción pretendería mostrar que Jeremías
es verdadero profeta, apoyándose en el testimonio de Baruc; la
se-gunda, en cambio, supone aceptada la autoridad del profeta
y hace más hincapié en el contenido de la pro-fecía, con la
intención de alertar a los destinatarios, Israel y pueblos
paganos, a que atiendan las palabras del profeta.
58. Nosotros estamos más de acuerdo con Bogaert; parece
exagerado hablar de dos ediciones diferentes; incluos hablar
de dos redacciones puede inducir a error, porque da a entender
que o las variantes introducen cambios de contenido, o que, al
menos, son irreductibles a un solo texto. Pensamos que más
bien hay que hablar de "relectura", dando a entender que esta
cuestión apenas aporta nada a la formación del libro; es más
bien un problema de transmisión.
59. Es decir, el transmisor griego traduce fielmente un libro
ya terminado (Vorlage); no hay que olvidar que la traducción
es del siglo II a.C., cuando ya se valora la fidelidad minuciosa.
El transmisor hebreo, por su parte, se permite introducir
algunas va-riantes, pero no con intención de cambiar o aportar
nuevos datos, sino únicamente de "aclarar" y de hacer "más
asequible" el libro ya existente; es lo que podríamos llamar
una relectura actualizante.
60. El texto masorético, por tanto, en relación con el griego
-y por eso con su Vorlage- únicamente añade aclaraciones
concretas o retoques actualizantes. Las aclaraciones abarcan
las múltiples adiciones que E. Tov denomina "exegetical
aspects", como son la descripción de personajes ("Jeconías",
hijo de Joaquín: Ier 28,4; Baruc, hijo de nerías: Ier 36,8),
fórmulas hechas (Yah-wéh, Dios de Israel), etc.
61. Los retoques actualizantes son, a simple vista, de mayor
peso y son los que han dado pie a la hipótesis de las dos
ediciones. Pero también éstas son fácilmente explicables si
suponemos que el transmisor hebreo escribe con la conciencia
de que el protagonista del libro, Jeremías, es el gran profeta, el
nuevo Moisés, el profeta de las naciones. Esta triple
característica estaba ya contenida, de algún modo, en la
Vorlage de LXX, pero el nuevo transmisor lo subraya,
coloreando un texto que de ningún modo quiere enmendar.
62. d) Resumen.- Tras el análisis de estos datos pa-
rece claro que el texto hebreo atestigua una serie de
va-riantes de gran interés, pero no tanto que pueda
supo-nerse que es una nueva edición o una nueva
redacción. Con lo dicho hasta aquí, puede dar la
impresión de que se ha reducido el problema a una
cuestión terminológica (edición, redacción,
transmisión). Pensamos que no; nuestra opinión es que
ambos textos (Vorlage de LXX y TM) pudieron
coexistir porque no son textos dife-rentes, sino el
mismo; el segundo está más actualizado, rasgo que
favorece su inclusión en el Canon.
63. Ciertamente la comparación entre ambos no es
meramente de crítica textual, pero tampoco se pueden
extrapolar las conclusiones como si cada texto reflejara
ideologías o mentalidades diferentes o aun contrapuestas. La
cuestión hay que trasladarla al campo de la trans-misión
textual: los escribas más próximos al original entendían la
fidelidad al texto con mayor margen de libertad para posibles
aclaraciones, mientras que los más tardíos (es decir, los
redactores de la Vorlage de los LXX) la consideraban con
meticulosidad estricta. Por tanto, el texto hebreo transmite el
original con retoques actualizantes que no modifican
sustancialmente su orientación ni su contenido. El texto
griego, por su parte, transmite el original sin permitirse apenas
ninguna modificación.
64.
65. Partes del libro de JeremíasPartes del libro de Jeremías
• Prólogo: Vocación y misión (1,1-19)
• Primera Parte: Oráculos sobre Israel y Judá (2,1-
25-38)
• Segunda Parte: Relatos biográficos sobre Jeremías
(26,1-45,5)
• Tercera Parte: Oráculos sobre las naciones (46,1-
51,64)
• Epílogo: La caída de Jerusalén (52,1-30)
• Lamentaciones y Baruc
66. Prólogo: (1,1-3)Prólogo: (1,1-3)
Vocación y misión de JeremíasVocación y misión de Jeremías
Vocación (1,4-10)
Visión de la vara de almendro (1,11-12)
Visión de la olla hirviendo (1,13-19)
67. Primera parte (2,1-25,38)Primera parte (2,1-25,38)
Oráculos sobre Israel y JudáOráculos sobre Israel y Judá
• I. Llamada a la conversión (2,1-4,4)
• II. La desgracia que viene del Norte (4,5-
10,25)
• III. Actividad profética de Jeremías (11,1-
20,18)
• IV. Juicios sobre reyes y profetas (21,1-
25,38)
68. I. Llamada a la conversiónI. Llamada a la conversión
(2,1-4,4)(2,1-4,4)
Cuando Israel era fiel, nada tenía que temer (2,1-3)
Infidelidad de Israel (2,4-37)
Israel, repudiada (3,1-5)
Israel y Judá, dos hermanas infieles (3,6-11)
Llamada a la conversión (3,12-18)
La conversión definitiva (3,19-4,4)
69. II. La desgracia que viene delII. La desgracia que viene del
Norte (4,5-10,25)Norte (4,5-10,25)
Amenazas de invasión (4,5-31)
El castigo de la rebeldía de Judá (5,1-31)
La invasión inminente (6,1-30)
Corrupción en el culto. Discurso del Templo (7,1-20)
Obstinación del pueblo (7,21-8,3)
Engaño y desobediencia (8,4-9,15)
Llantos de muerte (9,16-24)
Vanidad de los ídolos (10,1-11)
El poder del Dios Creador (10,12-16)
Dispersión inminente (10,17-25)
70. III. Actividad profética deIII. Actividad profética de
Jeremías (11,1-20,18)Jeremías (11,1-20,18)
La Alianza se ha roto (11,1-17)
Primera “confesión” de Jeremías (11,18-12,6)
La heredad del Señor desolada (12,7-17)
El ceñidor de lino que se pudre (13,1-11)
El cántaro de la ira de Dios (13,12-14)
Dios llama a la conversión, pero el pueblo no cambia (13,15-27)
71. Oráculos con ocasión de la sequía (14,1-15,9)
Segunda “confesión” de Jeremías (15,10-21)
Acciones simbólicas sobre la inminencia del castigo (16,1-
21)
Dios retribuye según las obras (17,1-13)
Tercera “confesión” de Jeremías (17,14-18)
Observancia del sábado (17,19-27)
Jeremías en casa del alfarero (18,1-12)
Israel se olvidó del Señor y quedó desolado (18,13-17)
Cuarta “confesión” de Jeremías (18,18-23)
La rotura del cántaro y castigo a Jeremías (19,1-20,6)
Quinta “confesión” de Jeremías (20,7-18)
72. IV. Juicios sobre Reyes yIV. Juicios sobre Reyes y
Profetas (21,1-25,38)Profetas (21,1-25,38)
Respuesta a Sedecías (21,1-10)
Oráculos sobre la realeza (21,11-22,9)
Oráculos sobre Joacaz (22,10-12)
Oráculos sobre Yoyaquim (22,13-19)
Oráculos sobre Yotaquín (22,20-30)
El rey que vendrá (23,1-8)
Oráculos sobre los falsos profetas (23,9-40)
Visión de los cestos de los higos (24,1-10)
El exilio, castigo del Señor (25,1-14)
La copa de la ira sobre las naciones (25,15-38)
73. Segunda parte (26,1-45,5)Segunda parte (26,1-45,5)
Relatos biográficos de JeremíasRelatos biográficos de Jeremías
• I. Conflictos con el pueblo, sacerdotes y
profetas (26,1-29,32)
• II. Libro de la Consolación (30,1-33,26)
• III. Conflictos con los Reyes de Judá (34,1-
36,22)
• IV. Pasión de Jeremías (37,1-45,5)
74. I. Conflictos con el pueblo,I. Conflictos con el pueblo,
sacerdotes y profetas (26,1-29,32)sacerdotes y profetas (26,1-29,32)
Jeremías ante el tribunal (26,1-24)
La coyundas y el yugo (27,1-22)
Discusión con Ananías (28,1-17)
Carta a los exiliados (29,1-32)
75. II. El Libro de la ConsolaciónII. El Libro de la Consolación
(30,1-33,26)(30,1-33,26)
Sufrimientos y esperanzas (30,1-24)
Promesas de restauración (31,1-14)
El llanto de Raquel (31,15-17)
Arrepentimiento y perdón (31,18-22)
Regreso de los deportados (31,23-30)
La nueva Alianza (31,31-34)
Protección permanente del Señor (31,35-37)
Reconstrucción de Jerusalén (31,38-40)
La compra de un campo (32,1-44)
Razones para la esperanza (33,1-26)
76. III. Conflictos con los reyes deIII. Conflictos con los reyes de
Judá (34,1-36,22)Judá (34,1-36,22)
Anuncio a Sedecías (34,1-7)
Manumisión de esclavos (34,8-22)
Visita a los recabitas (35,1-19)
El rollo escrito por Jeremías y quemado
por orden del rey (36,1-32)
77. IV. Pasión de JeremíasIV. Pasión de Jeremías
(37,1-45,5)(37,1-45,5)
Prisión de Jeremías (37,1-21)
Jeremías en el aljibe de Malquías (38,1-28)
Jeremías liberado tras la caída de Jerusalén
(39,1-40,6)
Gobierno y muerte de Godolías (40,7-41,18)
Huida a Egipto (42,1-43,7)
Oráculos pronunciados en Egipto (43,8-44,30)
Oráculo de consuelo para Baruc (45,1-5)
78. Tercera parte (46,1-51,64)Tercera parte (46,1-51,64)
Oráculos sobre las nacionesOráculos sobre las naciones
Egipto (46,2-28)
Filistea (47,1-7)
Moab (48,1-47)
Amón (49,1-6)
Edom (49,7-22)
Damasco (49,23-27)
Quedar y los reinos de Jasor
(49,28-33)
Elam (49,34-39)
Babilonia (50,1-51,58)
Proclamación del oráculo de
Babilonia (51,59-64)
EPILOGO: La caída de Jerusalén (52,1-30)EPILOGO: La caída de Jerusalén (52,1-30)
79. LamentacionesLamentaciones
• Primer canto: Jerusalén desolada
• Segundo canto: la desgracia de Sión y sus causas
(2,1-22)
• Tercer canto: dolor personal por tanta ruina (3,1-
66)
• Cuarto canto: la desgracia de Sión y sus
responsables (4,1-22)
• Quinto canto: súplica desde la desolación (5,1-22)
80. BarucBaruc
• I. Introducción (1,1-14)
• II. Confesión de los pecados y petición de
perdón (1,15-3,8)
• III. Israel y la sabiduría (3,9-4,4)
• IV. Conversión y gozo en Jerusalén (4,5-
5,9)
• V. Carta de Jeremías (6,1-72)
81. Tal como nos ha llegado y siguiendo el TM, el
libro tiene una estructura sensilla, pues consta de tres
grandes bloques, más una introducción y un apéndice:
a) Introducción (Ier 1,4-19) en la que narra la
vocación del profeta;
b) Oráculos contra el pueblo (Ier 2,1-25,14):
predominan los oráculos poéticos, especialmente en
los diez primeros capítulos. La conclusión (Ier 25,13)
es claramente redaccional;
82. c) Sección narrativa (Ier 26-45): predominan los
relatos en prosa con un pretendido orden cronológico.
El capítulo 36 narra la redacción de los dos rollos del
libro y, de alguna manera, divide esta sección en dos
partes. Ier 30-33 puede considerarse como una sección
independiente: son oráculos de salvación a favor de
Judá e Israel; suele denominarse el "Libro de la
consolación" de Jeremías;
d) Oráculos contra las naciones (Ier 46-51), que
son un desarrollo de oráculo breve contenido en Ier
25,15-38: forman un solo bloque y tienen un orden
muy pensado, reflejo de la mano del último redactor.
83. e) Apéndice histórico (Ier 52,1-34), que recoge
con muy pocos retoques el texto de 2 Reg 24,18-
25,21. Narra la destrucción de Jerusalén, algunos
pormenores de la deportación y, como final
esperanzador, el trato favorable que recibió el rey
Joaquín en la corte de Babilonia.
84. 1 La Alianza
2 El culto
3 La salvación gratuita
4 El Mesianismo
5 En el Nuevo Testamento
85. La riqueza del libro de Jeremías permite abordar-
lo desde distintos ángulos.
Puede afirmarse que todo gira en torno a la Pala-
bra del Señor, que se impone al profeta, que indefecti-
blemente debe cumplirse, que conduce e interpreta la
historia.
Pero también cabe destacar algunos temas, que
siendo patrimonio común con otros libros proféticos,
en Jeremías tienen un tratamiento específico.
En concreto, es importante el tratamiento de la
Alianza, del culto, de la salvación y del mesianismo.
86. a) La Alianza.- Jeremías no insiste tanto en la naturaleza
de Dios (transcendencia, santidad, perfección) que, por otra
parte, acepta como sus contemporáneos (Ver el episodio en
casa del alfarero: Ier 18,1-12), cuanto las relaciones de Dios
con su pueblo. Son frecuentes los diálogos personales (Ver sus
"Confesiones") y comunitarios (son frecuentes las interpela-
ciones en segunda persona, cargadas de amor entrañable; por
ej.: Ier 2,1-13; 3,19-25, en los que resuena la imagen esponsal
de Oseas).
La relación con su pueblo culmina en la Alianza, cuyos
términos son claros: "Yo seré vuestro Dios, vosotros seréis mi
pueblo" (Ier 24,7). Para el tiempo futuro anuncia una Alianza
nueva (Ier 31,31-34) y eterna (Ier 32,37-41), que no se cifra en
normas externas, sino que penetra en lo más profundo del
hombre.
87. El pueblo y el hombre se
relacionan con Dios como con
un ser próximo, con afecto y
con piedad: como un padre (Ier
3,4-19; 31,9-20), como con su
protector (Ier 14,8; 13,13).
Jeremías, por tanto,
utilizando las mismas imáge-
nes que sus predecesores (es-
pecialmente Oseas) consigue
profundizar en el alcance de la
Alianza y darle una proyección
más perso-nalizada.
88. Esta interesante perícopa, aunque pertenezca a una ma-
no posterior a Jeremías contiene sin duda su pensamiento. Es
un oráculo de salvación que los deportados debieron recibir
con esperanza, como todos los contenidos en el "Libro de la
Consolación" (Ier 30-32). En cuanto al contenido, cabe señalar
tres partes: a) la superación del pacto del Sinaí (vv. 31-32),
que los padres rompieron: será semejante, pero de tal modo
que ni el hombre podrá nunca destrozarlo; b) Sus característi-
cas (v. 33): Dios será el agente, a pesar de las malas disposi-
ciones del hombre; y no estará escrito, sino impreso en el co-
razón (interioridad); será connatural al hombre y, por tanto,
para siempre (eternidad); c) Sus consecuencias (v.34): el hom-
bre se guiará por la conciencia sin necesidad de que le enseñen
(libertad). Y Dios actuará perdonando (misericordia) los peca-
dos y trasgresiones.
89. b) El culto.- Así como se duda del apoyo que
Jeremías prestó a la reforma de Josías, también se
discute su actitud ante el Templo.
Algunos comentaristas, como Holladay, llegan a
suponer que pronunció sus sermones en la celebración
que cada siete años conmemoraba el hallazgo del Deu-
teronomio; otros como Rudolf, consideran a Jeremías
como anónimo oponente del culto, basándose en algu-
nas partes del discurso del Templo (Ier 7,22-29).
90. Seguramente Jeremías, hijo de un sacerdote de
Ananot (Ier 1,2) conocía bien el culto y lo fomenta-
ba, aunque se oponía abiertamente a considerar las
ceremonias y los objetos cultuales (por ej.: el Templo
o el arca: Ier 3,14-18) como talismanes mágicos de
una inmunidad política.
Coincide también en este punto con la doctrina
deuteronomista que supedita el culto a la obediencia
a Dios. En efecto, el discurso del Templo (Ier 7,1-
8,3) pronunciado probablemente en los primeros días
del reinado de Joaquín, contiene la doctrina jere-
miana sobre el culto:
91. a) Dios habita entre los suyos. Pero no tanto en templos
edificados en Silo o Jerusalén, sino en el pueblo entero, siempre que
su conducta sea perfecta (Ier 7,1-15; cfr Ier 26,1-10 y 22,1-5);
b) No puede compaginarse el templo con el culto idolátrico
a dioses extraños, en concreto a Istar, la diosa de la fecundidad (Ier
7,16-20; cfr Ier 44,15-19);
c) Las ofrendas carecen de valor si no van acompañadas de
la Palabra de Dios (Ier 7,21-29; cfr Ier 6,20 y 14,12);
d) El culto meramente externo conduce a las mayores
aberraciones, como la inmolación de víctimas humanas a Molok. La
condena será muy severa (Ier 7,30-8,3).
Jeremías, por tanto, no condena el culto, sino su falsa
interpretación: ni son ritos mágicos que preservan del mal, ni
pueden compaginarse con una conducta depravada.
92. c) La salvación gratuita.- Jeremías tiene
conciencia de que el pecado implica la ruptura de las
relaciones entre Dios y el hombre, y de que es la causa
del desastre que va a sobrevenir. El, que ha sido
enviado para exterminar y destruir, tiene también la
misión de rehabilitar de nuevo, porque tiene autoridad
para re-construir y plantar (Ier 1,10). Con crudeza
describe los pecados, grabados con buril de hierro en
el corazón (Cfr Ier 17,1), que ni la lejía puede
blanquear (Ier 2,21-22), como no puede cambiar el
color el etíope (Cfr Ier 13,23).
93. El pecado causa la desgracia en los ignorantes
y en los poderosos, en toda la nación (Cfr Ier 5,1-
17); e incluso es el origen del caos en la naturaleza
(Cfr Ier 4,23-26).
Es el primer profeta que hace a los seres inani-
mados solidarios con la suerte de los hombres.
94. Puesto que el pecado conduce necesariamente al
castigo y a la desgracia, sólo Dios puede conceder la
salvación, y esto de modo gratuito.
En efecto, la destrucción no es la última palabra
de Dios, sino que es la restauración.
Son muchos los oráculos de salvación de Jere-
mías: los contenidos en el Libro de la Consolación (Ier
30-33), aun en el supuesto de que fueran posteriores al
profeta, recogen bien su pensamiento.
95. Hay otros muchos, cuyas ideas principales son
las siguientes:
* los deportados por las diversas naciones se
reunirán de nuevo y Dios los hará retornar a su país
(Vid. el oráculo típico: Ier 16,14-15 = 23,7-8);
* la renovación de la Alianza (Ier 31,31-34), que
lleva consigo el reconocimiento del Dios verdadero
frente a los ídolos de los paganos (Cfr Ier 10,1-16);
96. * la renovación de la vida religiosa: el
retorno no es fruto de un esfuerzo ético del
pueblo, sino un don gratuito de Dios en un doble
sentido: en cuanto que el castigo le ayuda a
comprender la gravedad de su culpa (Ier 2,17-19)
y en cuanto que jamás volverán a quebrantar el
pacto eterno (Ier 32,36-41);
* ya no serán ncesarios los viejos pastores,
ni los sacerdotes, ni siquiera el rey. Los nuevos
gobernantes obrarán la justicia y no engañarán
(Ier 23,1-6).
97. d) El Mesianismo.- La doctrina mesiánica de
jeremías no se centra principalmente en un
descendiente de David en el trono (mesianismo real).
Más bien será Dios mismo quien guíe y salve al
pueblo, como ha quedado ya dicho (Ier 31,31-34):
los pastores de antaño han engañado al pueblo, pero
los nuevos obrarán la justicia.
98. Sin embargo, todavía hay en el libro de Jeremías
oráculos que pueden considerarse de mesianismo real,
aunque cabe suponer que el énfasis no se pone en la
Monarquía, sino en la herencia davídica que recibirá el
futuro Mesías.
En concreto, los textos mesiánicos son: * Ier
22,4; * Ier 17,23; * Ier 23,5-6; * Ier 30,9; * Ier 30,21;
* Ier 33,15-16. Analizaremos el oráculo contenido en
Ier 23,5-6, paralelo a Ier 33,15-16 (éste último falta n
los LXX):
99. 1) Después de la condena de los pastores an-
tiguos y de la promesa de otros nuevos (Ier 23,1-4), se
introduce el oráculo salvífico, prometiendo un
personaje excepcional;
2) La expresión "días vendrán, oráculo del Se-
ñor" es frecuente en oráculos de salvación con
referencia al tiempo escatológico y mesiánico;
3) El "gérmen justo" que alude al Emmanuel de
Isaías (cfr Is 11,1) vendrá a ser término técnico para
de-signar al Mesías (cfr Zach 3,8; 6,12), y llegará
hasta el NT;
100. 4) La insistencia en la justicia como atributo del
Mesías, puede venir sugerido por el nombre del último
rey Sedecías (etimológicamente significa "justicia de
Yahwéh"), pero indica la íntima relación del Mesías
con Dios, porque la justicia es atributo exclusivo de
Yahwéh: "Yahwéh es nuestra justicia";
5) E difícil concluir si Jeremías está pensando en
un monarca, puesto que la frase "reinará un rey
prudente" falta en el texto paralelo de Ier 33,15-16.
Pro-bablemente Jeremías anuncia un personaje que
guiará al pueblo, asumiendo las caracterísitcas de
David, pero sin hacer hincapié en que sea un
101. En suma, Jeremías puede considerarse el último
profeta que habla del mesianismo real, pero con un
ho-rizonte más amplio donde ya no sea necesaria la
presencia de un monarca, sino de un personaje que,
heredando las mismas prerrogativas, ejerza con
perfección sus funciones salvíficas.
102. d) Jeremías en el NT.- En los libros tardíos del AT se
habla de la vocación y del mensaje de Jeremías (Sir 49,7-8), y
se cuenta una interesante tradición sobre los consejos del
profeta a los deportados (2 Mach 2,1-12; 15,12-16). En el
judaísmo, como lo atestiguan los libros apócrifos y los textos
aparecidos en Qumrán, Jeremías era considerado como un
gran profeta.
En el NT, en cambio, cabría esperar mayor atención a su
persona o escritos: era uno de los que, como Elías, habría de
volver (Mt 16,14; quizá a él se refiere el texto de Ioh 1,21).
Pero únicamente se le cita dos veces, en un oráculo que hasta
entonces no había tenido gran eco, el llanto de Raquel por sus
hijos (Mt 2,17), y en la Pasión, un texto del campo del alfarero
(Mt 27,9).