El documento presenta tres puntos principales sobre el lenguaje: 1) Hablar simplemente por hablar experimenta las verdades más originales y magníficas, mientras que hablar de cosas precisas lleva a absurdos y mentiras; 2) El lenguaje existe por su propia libertad y a través de sus movimientos libres se expresa el alma del mundo; 3) Aquellos que entienden la esencia musical y poética del lenguaje serán profetas guiados por este, mientras que otros solo verán su superficie.

1. La Narrativa del Conocimiento ©
Boletín de difusión del Pensamiento
Publicación virtual quincenal
Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. IV No. 88 Julio de 2014
Monólogo
En el fondo es cosa extraña hablar y escribir; la verdadera con-
versación, el diálogo auténtico es un puro juego de palabras. Es
asombroso el ridículo error de la gente que se imagina y cree
hablar en función de las cosas. Pero lo propio del lenguaje, a sa-
ber, que está unánimemente concentrado en sí mismo, lo ignoran
todos.
Es por esto que el lenguaje es un maravilloso y fecundo misterio:
que alguien hable simplemente por hablar, entonces es cuando
experimenta las más originales y magníficas verdades. Pero si,
por el contrario, alguien desea hablar de cosas precisas, el len-
guaje se vuelve malicioso y le hace decir los peores absurdos y
las más ridículas mentiras.
Es de esto último que se desprende la aversión que tantas perso-
nas serias tienen por el lenguaje, ya que observan la petulancia y
lo enredado de éste. Pero de lo que ellos no se percatan, por otra
parte, es que esta palabrería sin rumbo y este dejarse ir, tan des-
deñados, forman justamente el lado infinitamente serio del len-
guaje.
Si tan sólo pudiéramos hacer comprender a la gente que en el
lenguaje sucede lo que en las fórmulas matemáticas, que consti-
tuyen un mundo en sí, por ellas mismas, que se relacionan exclu-
sivamente entre ellas y no expresan nada que no sea su propia
naturaleza maravillosa. Esto es lo que hace justamente que sean
tan expresivas, que en ellas se refleje el extraño juego de afinida-
des entre las cosas.
Miembros de la naturaleza, existen gracias a su libertad, y es
sólo por sus libres movimientos que se expresa el alma del mun-
do, formando todo ello una medida delicada y el plano arquitectó-
nico de las cosas. Lo mismo ocurre con el lenguaje: aquél que
tiene el sentido y fino sentimiento de su alma musical, de su ca-
dencia y virtuosismo, el que sabe escuchar en él la sutil exigen-
cia, el que bien atiende a la delicada voluntad de su naturaleza
íntima, se dejará guiar hacia el lenguaje, le concederá autoridad
para gobernar su pluma y su lengua; este ser se llamará profeta.
A quien por el contrario, sólo quiera conocer muy sabiamente la
extensión del lenguaje pero no tenga oídos suficientes ni el senti-
do ni el sentimiento del verbo para escribir verdades como éstas,
la palabra se burlará de él. Y si no creyera haber dado de este
modo una idea precisa y clara de la esencia y función de la poes-
ía, no habría nadie que lo comprendiera, y queriéndolo así expre-
sar transmitiría algo completamente simple, de lo cual estaría
excluida toda poesía.
¿Y si hubiera sido preciso que yo dijera lo que digo? ¿Y si, apre-
miado por la palabra misma de habla, yo hubiera reconocido en
mí ese signo de la inspiración, esa señal de la obra eficaz del
verbo? ¿Y si mi voluntad no hubiera de ningún modo querido lo
que ha sido preciso que yo dijera? ¿no significaría este hecho
aún ignorándolo yo mismo el haber llegado al tonel mismo de la
poesía y que un misterio del lenguaje lo hubiera vuelto inteligible?
¿no sería yo un autor nato, un escritor de vocación, puesto que el
escritor es tan sólo un inspirado del verbo?
Un pensamiento tiene tanto encanto, individualidad y fuerza que
ahí se encuentran, se cruzan y se tocan de diferente manera mu-
chos estados del alma, mundos y pensamientos. Cuando una
obra presenta muchas versiones, diversos centros de interés,
significaciones distintas y numerosas razones de ser comprendi-
da y amada, resulta con seguridad atrayente en grado sumo.
La emanación de una auténtica personalidad. Así como se pare-
cen en cierta manera los seres humanos superiores y los seres
comunes, las más altas inteligencias y las más ordinarias, sucede
así también con los libros. El libro más sublime puede parecer un
abecedario.
En resumen, sucede con los libros y con todo, lo mismo que con
los seres humanos. Lo humano es una fuente de analogías para
el universo.
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Lecho.
Contiene la noche la oscuridad
de tu ausencia.
Se vierte en el llanto la
sordidez de la pena.
Con cada día muerto agoniza
mi dicha.
Posada en su lecho te llama
mi estima.
Se encuentra en la bruma la
ambigüedad del recuerdo.
Mezclado en la lluvia se pierde
un clamor.
En cada arrecife se posa
mi alma.
Postrada en su lecho te espera
mi voz.
Se encuentra en la muerte la
frialdad de tu olvido.
Con cada latido, un compás
de dolor.
Con tu indiferencia hieres mi
esperanza.
Tendido en su lecho, se muere
mi amor.
1989
Mientras que el
tiempo
se acerca, espe-
rando
“La imaginación no es más que el aprovechamiento de lo que
se tiene en la memoria.”
Pierre Bonnard
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Eleonora - 1996