Este documento presenta las opiniones de varios expertos sobre la literatura infantil. Algunos argumentan que debe ser literatura de alta calidad y valor artístico, mientras que otros enfatizan que también debe cumplir con fines pedagógicos. Todos coinciden en que la literatura infantil debe interesar y deleitar a los niños mediante el uso de la fantasía y la imaginación.
2. ¿Literatura escrita por los niños?
Dora Pastoriza entiende que si consideramos a
la literatura infantil como aquella producida por
niños, sólo adquiere interés para lingüistas y
sicólogos.
Monteiro Lobato no le niega valor, pero la cree
irrealizable. Sería ideal, porque es directa, de
niño a niño, pero impracticable, porque a ese
niño le faltarían el dominio del lenguaje y su
sintaxis, así como una perspectiva del arte. Con
criterio semiótico diríamos que el niño está en el
mundo de la expresión, pero no tiene elementos
necesarios para la comunicación: es emisor,
tiene posibles receptores, pero no posee el
código.
Aarón Cupit piensa, sin embargo, que sólo
aquellas obras escritas por niños son literatura
infantil.
3. ¿Es la que eligen los niños?
Para Benedetto Croce "la Literatura
Infantil no es jamás la que los escritores
escriben, sino la que los niños al leer
aceptan y hacen propia, la que eligen o
pre-eligen.“
Pero hay que tener cuidado de no
extender laxamente este concepto que
puede incluir en el grupo obras sin
adecuados criterios éticos y estéticos.
Lo que el niño reciba debe tener valor
expresivo y estar redactado de tal
forma que autor y lector se encuentren
en la magia de la recreación. Lo
primordial es que el mensaje tenga
valores literarios y no que sea "infantil".
4. Danilo Sánchez Lihon (Perú)
"La literatura infantil, en primer lugar, tiene que ser literatura en el sentido pleno y cabal de lo que se
comprende, asume y reconoce como tal.
Al decir literatura decimos obra de arte absoluta y acrisolada, de plena realización estética, con una
trama auténtica y libre, con una tupida urdimbre en su proeza del lenguaje que lo haga intensa y
conmovedora, orientada hacia un fin trascendente, no funcional en razón de otros propósitos, ni utilitaria,
sino esencial en sus contenidos.
Debido a que la literatura infantil ha sido y es acosada por intenciones diversas que provienen de todas
las esferas, que no surgen desde el arte legítimo y esencial, ha estado, está y seguirá estando, muy
amenazada en cuanto a su pureza por su falsificación, hasta el punto de habérsele causado gran daño y
desprestigio.
De allí que quizás como ningún otro campo, o área del arte, la literatura infantil ha tenido que bregar, y lo
seguirá haciendo en el futuro, por el reconocimiento de su legitimidad.
Y ha sido reconocida definitivamente gracias no sólo a la contundencia de la argumentación a favor de
su validez y a la demostración de su raigambre, sino también por su presencia contundente en cuanto
ella es un hecho que existe.
Su dinámica es innegable como arte superior y acrisolado.
Y de modo evidente ella constituye:
– Un hecho histórico.
– Un hecho social.
– Un hecho psicológico.
– Un hecho artístico.
– Un hecho editorial.
Sin embargo, lo trascendente es que la literatura infantil es una actitud frente a los problemas del
presente, una manera de vivir la realidad; de ser, de actuar y comprometerse con el mundo".
5. Efraín Subero (Venezuela)
"Tal vez el primer problema importante que la Literatura Infantil plantea es el de su autonomía.
Algunos estudiosos consideran que constituye una rama de la Literatura General mientras
que otros -yo entre ellos- creen que constituye una entidad autónoma que tiene sus
propios principios, sus proposiciones particulares, sus propias formulaciones técnicas.“
No podemos precisar cuándo una literatura deja de ser infantil para convertirse en juvenil, por
lo tanto
"es preferible llamar Literatura Infantil a toda la que cumple este amplio efecto, porque la
Literatura Infantil por sí misma resulta un tanto restrictiva y discriminatoria."
Enfatiza que cuando hace esta precisión se refiere a la literatura escrita para los niños y la
que ellos adoptaron como tal.
6. Enzo Petrini
"La literatura para la infancia, según las modernas orientaciones
de la pedagogía, no puede pues, dejar de estar caracterizada
por una validez artística: esto es, ha de ser capaz de satisfacer
la fantasía del niño, de crear para él un mundo rico de
deleitables posibilidades, de jugos nutritivos, en los cuales, sin
embargo, han de estar comprendidos lo intereses morales,
sociales y técnicos propios de esta edad, pero transfigurados
todos, como aligerados por obra de la fantasía, de tal modo que
llegue a un goce que, al menos en parte, sea estético y que en
todo caso lo sea en relación con la edad de los niños. Para que
un escrito sea clasificado entre la literatura para la infancia no
basta con que deleite y empuje hacia el bien, sino que también
debe ser capaz de exaltar el sentimiento y la fantasía, de afirmar
el gusto: debe ser, en suma, obra de arte."
7. Fabián Dobles (Costa Rica)
"... el niño no va al cuento ni a la poesía para aprender nada. Qué sabe él de ética o
estética. Va por la necesidad psíquica de aprehender o ser aprehendido por el milagro de
lo maravilloso. Va por jugar al sueño: a la hormiguita que habla y llora, al abejoncito que
da lecciones vestido de frac, o al duende que, precisamente por no existir, es su misma
existencia.
Ay de los adultos que no entienden estas realidades y alejen al niño del juego por
parecerles una vagabundería, y le economizan los cuentos y las leyendas para que su
espíritu no se extravíe. O, por mejor decir, lástima de los niños que caen en manos tan
burdas y ciegas, que no comprenden cómo el juego es el artífice de su alma, y el cuento y
la poesía infantiles los escultores de su cultura y su sensibilidad."
8. Fryda Schultz de Mantovani (Argentina)
"La literatura no es más, o no es solamente, el cuento que se narra
a los niños, la poesía fácil de memorizar de que echa mano la
escuela, o la simple teatralización de episodios y arquetipos cuyo
uso y abuso ha pretendido siempre servir de ejemplo moral,
histórico, patriótico y todos los etcétera del programa: cosa que a
veces logra, cuando no logra centuplicar el tedio. La literatura
infantil no es pedagogía. Aunque como todas las expresiones del
arte dirigido a los niños tenga que ver, esencialmente, con el hecho
pedagógico: es en sí misma un hecho pedagógico. Y no lo es
porque se proponga fines de carácter informativo intelectual o de
adoctrinamiento moral, sino porque con su arquitectura sin peso,
hecha de palabras que configuran imágenes en las que se
encarnan actitudes que obedecen a una conducta coherente y
como tal se mueven en el panorama siempre vario del mundo,
representa para el oyente, espectador o lector niño, su propio ser
disparado sobre las cosas, actor o participante él mismo de lo
inesperado."
9. Hernán Rodríguez Castelo (Ecuador)
Deberá ser una literatura al alcance de las
posibilidades y del pensamiento y el lenguaje
del niño -siempre adelantada a pensamiento y
lenguaje, para más bien provocarlos que solo
complacerlos-; debe ser una literatura con
poder de interesar, y, de ser posible, arrastrar
al pequeño lector en su vórtice, lo cual solo lo
hará si atiende a los intereses de cada nivel de
representación del mundo y efectividad;
deberá ser una literatura que guste, que
deleite -para lo cual habrá de apoyarse en las
ricas tendencias lúdicas del niño; en el
libérrimo juego de su fantasía: de una fantasía
sin reflexión, no instrumentalizada, librada a sí
misma-; deberá ser una literatura rica de
sugestiones e incitaciones a conocer, a soñar,
a buscar, a construir -y para ello cuenta con
los poderes de símbolo infantil, así como de
sus grandes aperturas hacia un mundo
siempre extraño y siempre en trance de
descubrimiento."
10. Jesús Cabel (Perú)
(la literatura infantil) "...no será la del que evada o falsifique
la realidad sino de aquel que conociendo las comunes
contradicciones de nuestra sociedad, penetre, analice y
enjuicie las posibles soluciones. En virtud de esto, se
entiende que toda obra no solo es el reflejo de dicha realidad,
sino el vehículo de ideologías impuestas en esa realidad en
constante movimiento, y aún más, su misión no será aquella
cuyos objetivos sean puramente recreativos sino la de
contribuir eficazmente en el cambio cualitativo de esa
sociedad y de desterrar la práctica de la explotación del
hombre por el hombre. Resulta absurdo aislar de las
relaciones de interacción que existen entre el estadio
económico de una sociedad y la superestructura ideológica
con sus propias leyes dialécticas al escritor, cuya misión en
nuestra época es gravísima, por cuanto deberá responder a
las mutaciones, saltos, cambios, etc., ya explícita o
implícitamente.
Por eso mismo, es necesario un estudio previo de la compleja
realidad nacional para poder teorizar y llevar a la praxis la
Literatura infantil. Debe considerarse que cuando nos
referimos al niño peruano no estamos hablando solo del niño
que habita el "paraíso tugurizado" de Lima, sino de aquel que
en los lugares más apartados de la patria debe estar formado
para la consecuente tarea de edificar un país..."
11. Juan Carlos Merlo (Argentina)
"Con-vivencia" por la simpatía
Encuentro en la diversión imaginaria.
Comunicación: a través de los mundos nuevos de la palabra y el
mito que el creador es capaz de forzar y el niño capaz de servir.
Allí nace la "literatura infantil".
Donde el autor deja de ser adulto, sin pretender remedar a los
niños.
Donde se encuentra con una infancia que no es la suya, sino la
que ve revoloteando a su alrededor.
Allí donde los seres nuevos jóvenes, hablan, viven con el
pequeño lector que también está allí entre ellos.
Allí nace esta "literatura". Para goce exclusivo de los niños
lectores. Nunca para catarsis de adultos escritores."
12. Alga Marina Elizagaray (Cuba)
"Los libros para niños, cuando son buenos,
resultan transmisores constantes de todo
lo bello, admirable y verdadero que
podemos encontrar en el hombre y en su
conducta en la vida. Toda literatura de
alguna manera implica funciones
docentes, que pueden estar implícitas o
explícitas, según la intención y el talento
del escritor, ya que el arte puede ser
considerado de múltiples formas, que
van desde un extremo hasta el otro:
desde los que sostienen que la obra de
arte es fruto del puro ejercicio de la
mente del creador, hasta los que afirman
que la función única del arte debe ser la
de las más rigurosa enseñanza. De
hecho la obra de arte, en ese caso la
literatura infantil, no es ni lo uno ni lo
otro, es más bien una resultante
ecléctica de esas posiciones, saturada
de complejos matices intermedios."