1. Publicado en: Observatorio de Recursos Humanos y Relaciones Laborales, Nº 31, enero 2009
Foto:Baharri
http://confidenciasdeungerente.blogspot.com
Efrén Martín, gerente de y profesor de la Universidad de Deusto
www.fvmartin.net
Érase un labrador que vivía siempre feliz.
Nada lo desanimaba. Sus amigos envidiaban su
actitud despreocupada pero comentaban que,
teniéndolo todo, no tenía ningún motivo para
estar triste. Decían:
- "Esperemos a que la calamidad se atraviese en
su camino, ¡entonces veremos la diferencia!"
Pero estaban equivocados. Cuando una crecida
del río acabó con su cosecha, el labrador
declaró:
- "Todo está bien. Coseché más de lo que era
necesario el año anterior. Ahora tendré tiempo
para el ocio y podré disfrutar de mi familia".
Y cuando el fuego destruyó su casa, él comentó:
- "Todo esta bien, esta casa ya era vieja,
construiré una mucho mejor". (A. desconocido)
Una de las mayores causas de sufrimiento
humano surge del deseo de que las cosas sean
de forma diferente a lo que son. Hay 4 etapas de
negación de la realidad que son 4 posadas en el
infierno del sufrimiento personal, antes de ver la
luz de una salida:
Incredulidad: Dos pensamientos irracionales
muy arraigados en nuestra mente son: 1)
suponer que, a nosotros, no nos pasará nada
malo y 2) que lo que deseamos seguro que
pasará. Nada más falso. La vida es una caja de
sorpresas, con riesgo e incertidumbre incluidos.
Y cuando lo inesperado ocurre, ¡no nos lo
podemos creer! No es bueno ser crédulo,
pero tampoco incrédulo. Lo que pasó, pasó, y
cuanto antes lo asumamos antes lo
superaremos; porque no se trata de caer en
el simple conformismo, sino en una
aceptación del presente que sirva para
mejorar el futuro. O perderemos demasiado
tiempo en éste y los siguientes apeaderos.
Enfado: La segunda reacción es buscar
activamente culpables. Sirve cualquiera que
estuviera cerca en el momento de los hechos
por cuya causa estamos sufriendo. En este
estado surge la ira, el deseo de justa
venganza; un horno emocional que consume
la energía, inteligencia y esperanza de quien
lo enciende.
Nostalgia: Cuando la sangre se enfría,
miramos atrás y vemos que todo pasado fue
mejor. Nos arrepentimos de lo hecho, nos
lamentamos de nuestra mala suerte e
insistimos en volver atrás. Pero nadie puede
volver atrás. La queja es el deporte nacional,
que impide mirar hacia delante.
Tristeza: Tras agotar toda la energía en tan
largo trayecto nos desfondamos y por fin
sentimos la pérdida. Es precisamente en este
tocar fondo, donde podemos empezar a
recuperarnos. Cuando perdemos lo viejo es
cuando podemos ganar lo nuevo. Surge así la
aceptación y tras ella la esperanza, que de
haber surgido antes nos habría evitado tanto
sufrir por no querer sufrir.
Un matrimonio suele atravesar 100
disgustos al año, siendo más importante que
el número su habilidad para afrontarlos.
Laboralmente los reveses son mucho más
numerosos, puesto que nos pagan por
resolver problemas: desviaciones entro lo que
debería suceder y lo que en realidad sucede.
LLaass ccoossaass nnuunnccaa sseerráánn ccoommoo qquuiieerreess,,
¡¡aapprreennddee aa qquueerreerr llaass ccoossaass ccoommoo ssoonn!!