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Nº 64 Mayo 2012 www.fvmartin.net http://confidenciasdeungerente.blogspot.com
Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
Bajo presión nuestro cerebro cae en una
trampa paradójica: el sistema límbico activa
el envío de sangre a los músculos y la
producción de hormonas, para atacar o huir;
dejando en segundo plano al córtex. Una
estrategia claramente errónea ante retos
que requieran más inteligencia que fuerza.
El torrente bioquímico arrastra conductas
alteradas y categorizaciones mentales
extremas, que elevan la fuerza del tsunami
(todo / siempre / nunca / nada / a otros / a mí):
Todo-Nada: Cegados en su perspectiva,
los lóbulos prefrontales contemplan la
dificultad como abrumadora totalidad, con
un aterrador vacío de solución inmediata.
La visión es catastrófica y el obstáculo se
convierte en un problema irresoluble.
Siempre-Nunca: Importa y mucho la
intensidad del dolor que padezcamos pero
más aún su duración. Tener un problema
inmenso -que afecta a todo- es muy grave;
pero empeora al percibirse como eterno y
con una salida que, si existe, jamás llegará.
Otros-yo: ¿Puede empeorarse el cuadro
aún más? Sí, con la autoinculpación. Pobre
del que se hiper-responsabiliza de todo. Por
lejos que vaya, y tiempo que pase, su dolor
le consumirá: ¡todo, siempre, me sale mal! o
¡nada, nunca, me sale bien!
Estas tres categorías mentales –Amplitud,
Permanencia y Personalización- aumentan
la fuerza de la amenaza hasta caer en el
desánimo, lo que nos lleva ante las puertas
del Infierno en cuyo dintel Dante leyó:
“Abandonad, los que entráis, toda
esperanza”. Cerrada la visión y encerrados
en nosotros mismos, el olvido de talentos y
experiencias positivas genera un anulador
sentimiento de desamparo e indefensión.
Como en todo tsunami,las aguas deberían
volver a su cauce si no lo impedimos
nosotros; porque a falta de problemas
reales el estado mental negativo perpetúa
el autosabotaje inicial, conduciéndonos al
estrés crónico y finalmente a la depresión.
Recuperar el equilibrio no es la meta, sino
el punto de partida. Para recuperar
perspectiva, talento y confianza, hemos de
desarmar al cerebro límbico y restaurar el
control del córtex. ¿Cómo? No te pares, no
ataques, no huyas. Respira, relájate,
sonríe, pide ayuda y trabaja duro, pensando:
A mí, siempre, todo me sale bien.
“El diablo puso en venta sus herramientas: Odio, Celos,
Envidia, Engaño... y todos los implementos del Mal. Había
un instrumento, el Desaliento, muy gastado de tanto usarlo
y cuyo precio era el más alto.
“¿Por qué es tan caro?” le preguntaron.
“Porque ese instrumento me es más útil que cualquier otro;
puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando
todos los demás me fallan, y una vez dentro, por medio del
desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja.
Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y
como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo
abusar de él”.
(Autor desconocido).