El documento describe las características fundamentales de un buen diálogo. Explica que un diálogo debe transmitir las voces de los personajes de manera diferenciada y creíble, provocando la curiosidad del lector. Además, debe seguir una dirección y tener un objetivo, usando lenguaje informal para contar una historia de manera natural.
2.
Etimológicamente, diálogo deriva del griego
diálogos, que equivale a conversación. Es el
intercambio discursivo entre dos o más personajes
que alternan sus voces.
Un buen diálogo hace creer en esas voces como si se
tratase de las de personas reales, siempre y cuando
estén bien diferenciadas entre sí, la entonación sea la
adecuada y transmitan una información precisa. En
ese caso, podremos concluir: porque habla, un
personaje existe.
3.
El diálogo bien construido es una de las formas
narrativas más creíbles para el lector, porque en
apariencia no presenta intermediarios, y una de las
más sugestivas, porque provoca la curiosidad.
Permite «escuchar» las voces de los personajes y
asistir a una conversación sin que sus protagonistas
se percaten de nuestra presencia: es como estar entre
ellos sin ser visto.
4. Como estrategia literaria, es una de las más eficaces
y, a la vez, una de las más difíciles de lograr. Gracias
al diálogo, los personajes expresan lo que no podrían
expresar mediante otra técnica. En el cuento, el
diálogo es una herramienta para definir a un
personaje; en la novela, contribuye al dinamismo
general. Además, revela cómo son los interlocutores
y ofrece datos de los personajes restantes y del
entorno a través de lo que de ellos dicen los
hablantes.
5.
No debes confundirte con las conversaciones reales, como
la que escucharías entre un grupo de estudio o unos
amigos sentados en un bar. Las charlas en la vida real
están llenas de pausas incómodas, de malas elecciones de
palabras y expresiones, de frases sin acabar, de
repeticiones sin sentido; rara vez se plasma una idea y se
consigue cerrar una frase. Pero eso no importa porque las
charlas no pretenden plasmar ideas ni cerrar frases, solo
desarrollar y cambiar las relaciones. Piénsalo, realmente
no escribimos como hablamos y si lo hiciéramos, carecería
de atractivo e incluso, sentido.
6. En primer lugar, el diálogo ideal debe ser rápido y
sencillo, debe decir lo máximo con el menor número de
palabras posible.
En segundo lugar, debe ser un diálogo que siga una
dirección.
En tercer lugar, debería tener un objetivo. Cada línea o
intercambio en la conversación ejecuta un paso en el
diseño que hace crecer y cambiar la escena alrededor de
su punto de inflexión.
Toda esta precisión, no obstante, debe sonar más o menos a
charla normal, utilizando vocabulario informal y natural,
que se complemente con expresiones habituales o incluso
jergas y, si fuera necesario, profanaciones.
8.
Es la motivación que conduce una frase. Todo lo que
discuten nuestros personajes proviene de una
intención determinada. Hablar para decir algo más
de lo que dicen y al hacerlo apuntan un matiz a la
historia, un dato al momento conflictivo que
atraviesan. Sus palabras van ligadas a la
personalidad, al contexto y a la situación vivida y
pretende provocar una variante al curso de los
acontecimientos.
Intencionalidad
9.
Esta noción se basa en la exactitud, la palabra
empleada debe tener un significado exacto, no
debemos agregar palabras innecesarias.
Precisión
10.
Debe ser natural a los oídos del lector, que mas que
leer, escucha mentalmente la conversación.
Naturalidad
11.
El diálogo debe ser fluido, ha de tener un ritmo
narrativo propio, como lo tiene la poesía.
Fluidez
12.
Los personajes se caracterizan por sus palabras. Al
hablar aflora su personalidad, y el diálogo debe ser
coherente con ella.
Coherencia
13.
El diálogo debe abrir una incógnita, los personajes
siempre han de decir más de lo que expresan (subtexto).
Poder de sugerencia
14.
Es tan importante lo que dice el locutor como el
interlocutor, el uno depende del otro.
Interacción
16.
Configura escenas, presenta una escena del conflicto
o de la situación de un modo vivo.
Aporta información, si transcribimos un diálogo es
porque algo nos cuenta esta conversación, y se nos
brinda información en forma mas ágil y directa que
mediante el fragmento narrativo.
Forma parte de la trama del cuento o del capítulo de
una novela.
Define un personaje, es el recurso mas efectivo
puesto que muestra al personaje como una entidad
completa.
17. Actúa como hilo conductor del acontecimiento
principal, los personajes cambian en el transcurso del
diálogo y lo demuestran mediante una serie de
parlamentos.
Indica los nudos arguméntales, condensa ciertas
nudos cuando la información principal esta
esparcida.
Puede reemplazar a la acción o representarla.
18.
Impulsa el relato donde la narración se hace lenta,
densa, debido a la voz narrativa empleada. Recurrir
al diálogo es un modo de superar este obstáculo.
Libera al ojo de una narración demasiado llena, juega
entre el flujo de caracteres, brindando espacios para
el descanso de la vista.
Complementa una acción, marca el ritmo acelerando
o desacelerando y establece un nivel dramático.
19.
Discurso directo, reproduce literalmente las palabras del
personaje (utiliza guiones).
Discurso indirecto, el narrador reproduce con palabras lo
que los personajes dicen o han dicho. Depende de los «me
dijeron que», «le dijo que» o «dije que» (no admite raya
de diálogo).
Discurso libre, consiste en incorporar el diálogo a la
narración eliminando los derivados del verbo «decir» y en
consecuencia la raya de diálogo. La distinción se advierte
por el contexto y por los cambios verbales.
Clases de diálogo
20.
Se caracteriza porque transmite el pensamiento del
personaje como si este hablara consigo mismo, el
escritor nos introduce directamente en la vida intima
del personaje sin intervenir con comentarios y
explicaciones. Es como si el protagonista hiciera un
discurso no pronunciado.
El monólogo
21.
Su diferencia mas notable es que el narrador se
interna dentro de la psicología del personaje e imita,
con el desorden típico, sus pensamientos.
El flujo de pensamiento
22.
Es hablar en solitario, una especia de diálogo del
personaje consigo mismo. El personaje habla a solas
frente a un interlocutor imaginario.
Lo más importante de sus características es la coherencia.
El soliloquio
24.
Decidir si la ambientación prepara al diálogo o el
diálogo surge de la ambientación.
Dosificar la información, no acumular una serie de
informaciones capitales en el mismo parlamento.
No recurrir a nuestra experiencia personal sino a la
personalidad del personaje.
No hacer dialogar en vano.
No abusar del verbo decir.
25. El mejor modo de comprobación para un diálogo es escucharlo, leerlo en
voz alta, grabarlo e incluso escenificarlo.
Así sabremos si hay algo que sobre o que falte a nuestro diálogo o si
debemos añadir o restar indicadores a las palabras de nuestro
protagonista.
Porque siempre lo que importa no es lo que se dice, sino “cómo” se dice.
Por ejemplo la frase: “Sí, estoy trabajando en ello”.
—Sí, estoy trabajando en ello —dijo en tono solemne. (Deducimos que
este personaje habla realmente en serio).
—Sí… —dice arrastrando la vocal—, estoy trabajando en ello —agrega
en tono vacilante. (Este personaje, probablemente está mintiendo).
—Sí, estoy trabajando el ello —alega con demasiado énfasis mientras
cruza los dedos a su espalda. (Este, obviamente está mintiendo).
Escuchar