El autor analiza la naturaleza de la historia como ciencia humana, distinguiéndola de las ciencias naturales. Explica que la historia estudia vestigios del pasado para reconstruirlo y comprenderlo, no simplemente describir hechos. También discute las diferencias entre ciencias nomotéticas e ideográficas y cómo la historia se enfoca en entender fenómenos individuales irrepetibles del pasado.
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Análisis del ensayo Las Caras de Clío de Enrique Moradiellos
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Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán
Nombre: Harold Alejandro Rodríguez Mejía
Registro: 824199600830
Tema: Ensayo las Caras de Clío – una introducción a la historia, la
presencia del pasado: notas sobre la naturaleza y peculiaridad de las
ciencias históricas.
Lugar y Fecha: Tegucigalpa Francisco Morzan, viernes 19 junio 2020
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Teoría de la Historia
Las Caras de Clío – una introducción a la historia
Autor: Enrique Moradiellos-La presencia del pasado: notas sobre la
naturaleza y peculiaridad de las ciencias históricas.
Ensayo del texto.
El autor hace un recorrido por los cambios de naturaleza que ha
experimentado la Historia desde sus comienzos como género literario,
hasta su condición de ciencia humana. en alguno de los primeros puntos
el autor plantea que son las ciencias, y las diferencias entre las mismas.
Se encuentran unas citas sobre dos tipos de ciencias, las ciencias
humanas que son las que estudian al individuo razonable y las ciencias
naturales que se dedican al estudio de los cuerpos inanimados, el autor
cita también a dos autores y sus puntos de vista, por ejemplo:
El filósofo Alemán Wilhelm Dilthey, que se basó en criterios ontológicos
para distinguir entre ciencias naturales y ciencias del espíritu, cada una
con su respectivo método de conocimiento.
También cita a Wilhelm Windelband, que en 1894 ofreció la distinción
entre ciencias nomotéticas (que buscan leyes generales para explicar los
fenómenos naturales) y ciencias ideográficas (que se ocupan de
comprender los fenómenos individuales e irrepetibles).
En una segunda instancia el autor nos habla del conocimiento de la
historia como ciencia humana, de las características y elementos que
debe tener en cuenta el historiador al buscar entre los vestigios del
pasado.
Aquí también es donde aclara el verdadero trabajo de los historiadores,
pues contrariamente a las creencias generales, su disciplina no tiene por
objeto el estudio de los hechos humanos del pasado, y explica que el
pasado no es un ámbito real. existe como ámbito con una estructura y
orden cronológico que espera ser descubierto, revelado o reconstruidos,
por lo tanto, la tarea de un historiador será determinar que secciones de
nuestra realidad constituyen un vestigio del pasado.
Perfectamente se sabe que, la labor del historiador no es hacer una
simple descripción de los hechos del tiempo, sino que debe explicar,
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comprender y enseñar el pasado a las nuevas generaciones mediante
explicaciones y pruebas para demostrar la verdad de los sucesos
Algunos fragmentos importantes también son:
Las ciencias humanas no son las que se ocupan del hombre mientras las
naturales se ocupan de la naturaleza. Tampoco es cierto que en las
ciencias naturales el sujeto conoce al objeto en tanto que en las ciencias
humanas el sujeto se hace objeto del conocimiento, un poco confuso,
pero así es la realidad.
Si comenzamos de la consideración del sujeto humano como un sujeto
gnoseológico que realiza operaciones y construye fenómenos
interviniendo en su medio exterior circundante (es decir, como sujeto
operatorio), nos encontraremos con que habrá ciencias en cuyos campos
categoriales no aparece formalmente el sujeto operatorio como uno de
sus términos. en estas ciencias naturales se establecen relaciones entre
sus términos por contigüidad en sentido físico y el sujeto (en cuanto que
agente operatorio autónomo, consciente y reflexivo) puede ser eliminado
totalmente del campo de esas disciplinas: las rocas, los árboles, las
estrellas, las células, las moléculas o los números no realizan operaciones.
Ni tampoco las realiza el hombre como sólido grave cuando cae al vacío
en virtud de las leyes gravitatorias físicas. las ciencias naturales se
caracterizan porque sus campos categoriales específicos nunca incluyen
como términos del campo a sujetos operatorios ni a operaciones (en su
sentido estricto gnoseológico).
La historia o la ciencia de la historia es claramente una ciencia humana
existe un tipo de actividad llamada historia y un tipo de escritor llamado
historiador etimológicamente, la palabra historia deriva de todas las
lenguas romance. se desarrolló el significado de historia como testimonio
directo probatorio o como labor de aquel que examina los testigos y
obtiene la verdad a través de averiguaciones e indagaciones el termino
historia en ese sentido de actividad de indagación pesquisa y
averiguación de la verdad sobre acontecimientos humanos pretéritos y
pasados.
Sólo puede hacerse historia y lograr conocimiento histórico de aquellos
sucesos, acciones, instituciones, estructuras y procesos pretéritos de los
que se conservan señales, trazos y vestigios de la actividad, en nuestra
propia dimensión temporal. el pasado histórico sólo se nos da (se nos
ofrece) como presente físicalista a través de las reliquias.
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Y la primera tarea del historiador es determinar que selecciones de
nuestra realidad constituyen una reliquia, un residuo y vestigio ligado al
pasado, con el fin de proceder a utilizarlas en la construcción de su
interpretación del pasado. la realidad actual de las reliquias es lo que
permite concebir un pasado que existió una vez, que tuvo su lugar y su
fecha.
Mi posturas, argumentos o crítica personal sobre el texto.
Estoy de acuerdo con el autor y su planteamiento sobre la historia porque
busca darle un lugar como ciencia y para ellos hace todo un trabajo de
investigación, analizando diferentes criterios, puntos de vista,
desmintiendo falsas creencias sobre el campo de estudio y aplicación de
un historiador, para posicionar la historia como disciplina científica y que
no se quede solo como disciplina académica.
Moradiellos realiza un trabajo ambicioso en ese recorrido que hace
partiendo de las preguntas pertinentes con las que comienza su obra:
¿Para qué la Historia? Hasta llegar a la justificación más que evidente y,
apoyada por una magnífica argumentación, de la constitución de la
Historia como ciencia humana.