El documento presenta las teorías del idealismo, el historicismo y el materialismo. El idealismo sostiene que la realidad es una construcción de la mente humana. El historicismo ve al ser humano y la sociedad como entes históricos cuyo desarrollo solo puede entenderse desde una perspectiva histórica. El materialismo histórico de Marx explica que la historia y la sociedad están determinadas por la forma en que los humanos producen los medios materiales para su subsistencia.
1. Ver el siguiente video
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IDEALISMO
El idealismo es la tendencia de idealizar la realidad y por otro lado, es la posición filosófica que
afirma que el mundo exterior es una idea procedente de la mente del hombre o de un ser
sobrenatural. En otras palabras se refiere a todas las teorías que afirman que el mundo externo no
existe independientemente de la mente humana.
Con respecto a la etimología del vocablo, cuando hablamos de idealismo hacemos mención a la
propensión a presentar a las cosas como perfectas o mejores de los que son en realidad.
Responde a un proceso psíquico que tiende a investigar a algo o a alguien, de cualidades que en
cierto modo no posee.
En el idealismo, se considera el Yo como autentico factor constituyente de la realidad, y se exaltan
los valores de lo irracional, del sentimiento y de la tradición. Esta teoría idealista es lo contrario a
la teoría materialista. Pues la naturaleza material no es sino un No-Yo “puesto” por el Yo como
consecuencia de su dinamismo interno.
Toda la estructura real se deriva del juego dialectico entre el Yo y sus manifestaciones, juego
regido por la moral del deber, pues, en último extremo, los fenómenos son sino “materiales
sensibilizados del deber”.
En su forma más radical y, muchas veces rechazada, el idealismo es equivalente al solipsismo; la
cual es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la
existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible y puede
no ser más que parte de los estados mentales del propio yo.
No obstante, de una forma habitual, el idealista reconoce por completo el mundo externo o natural,
y evita afirmar que éste puede reducirse al mero hecho de pensar.
Existen dos variedades principales del idealismo: el objetivo y el subjetivo. El idealismo objetivo
sostiene que las ideas existen por sí mismas y que sólo podemos aprenderlas o descubrirlas.
Teorías que figuran en esta variedad se encuentran la de Platón, Leibniz, Hegel, Bolzano, Dilthey
y Frege.
El idealismo subjetivo sostiene que las ideas solo existen en la mente del sujeto; que no existen
un mundo externo autónomo. Están las teorías de Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer y
Collingwood.
Cabe resaltar, que la ciencia y la tecnología no aprueban ninguna versión del idealismo; ambas
suponen el mundo externo y por eso lo exploran y lo modifican
2. HISTORICISMO
La historia da origen a una rica problemática, que se despliega en múltiples cuestiones. En primer
lugar debemos distinguir dos aspectos: la historia como realidad y la historia como ciencia.
"La historia como realidad consiste en un conjunto de acciones humanas realizada sucesivamente
en el tiempo y de sus resultados relacionados entre sí. La historia como ciencia es el estudio
crítico y la narración ordenada de esos acontecimientos".
La historia es un resultado en que se conjugan todas las modalidades que reviste la realidad, la
unidad y la diversidad, la necesidad y la libertad, el determinismo y la contingencia, la fijeza de
leyes universales con la movilidad de los acontecimientos particulares, sujetos a múltiples
circunstancias variables en imprevisibles que influyen en el curso de los sucesos.
La historia es una realidad pero no toda la realidad es historia, ni es histórica, ni siquiera tiene
historia. La historia está integrada por hechos, sucesos o por acontecimientos como resultado de
las acciones humanas, pero no de todas, sino solamente de algunas especialmente importantes,
las cuales no desaparecen por completo en el pasado, sino que perduran de algún modo,
prolongando su acción en una especie de supervivencia en el futuro.
La historia, son productos de resultados de las acciones de los hombres, bien sea individualmente
o bien en colectividades naturales o artificiales. La historia no la han hecho ni el espíritu universal,
ni el espíritu nacional sino hombres concretos, particulares y existentes, mediante acciones
realizadas en un tiempo determinado.
La historia requiere continuidad, y ésta, en el individuo aislado, solamente se da mientras dure su
vida, pues ella se constituye por acciones, relaciones que rebasan el orden físico o biológico,
entrando en el de la contingencia y, por lo mismo, en el de la libertad.
La historia no se repite jamás, y la han hecho casi siempre por separado, los distintos grupos
étnicos, raciales, sociales o políticos muchos de los cuales han vivido en un aislamiento casi
absoluto, sin influencias apreciables entre sí.
"Con esta visión de la historia se da inicio a la corriente que se llama Historicismo. Este nombre
fue dado por K. Werner en 1881 a la filosofía de la historia de Vico, esto coinciden en subrayar el
papel decisivo desempeñado por el carácter histórico o la llamada historicidad del hombre y en
ocasiones de la naturaleza".
El historicismo implica, por tanto, una comprensión del hombre en la historia y por la historia, y
toda la vida humana, con sus ideologías, sus instituciones y estructuras, habría de comprenderse
en función de la historia y según una perspectiva histórica.
El historicismo está muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe la historicidad al
hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del espíritu, al igual que con el
aspecto cosmológico que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la categoría de lo histórico
al mundo entero. Lo mismo cabe darse en una relación del historicismo con lo gnoseológico,
ontológico y religioso como con muchas esferas de la teología actual.
3. MATERIALISMO
Frente a las concepciones de la historia que hacen depender de las ideas la realidad práctica,
material, del ser humano, (o de los ideales políticos, filosóficos o religiosos, de los "grandes
protagonistas de la historia"), el materialismo histórico se propone explicar la historia desde la
producción práctica de la existencia, invirtiendo la relación, tradicional en la época de Marx, entre
la existencia real y la idea que los seres humanos se hacen de su existencia, (o los ideales que
conciben en torno a su realización). La historia no es, para Marx, ni una colección de hechos,
como parecían concebirla los empiristas, ni una sucesión de categorías, como la concebían los
idealistas; tampoco el resultado de la acción aislada de los considerados "personajes históricos".
La historia es el resultado del modo en que los seres humanos organizan la producción social de
su existencia. "Toda la concepción histórica, hasta ahora, ha hecho caso omiso de esta base real
de la historia, o la ha considerado simplemente como algo accesorio, que nada tiene que ver con
el desarrollo histórico. Esto hace que la historia deba escribirse siempre con arreglo a una pauta
situada fuera de ella; la producción real de la vida se revela como algo protohistórico, mientras
que la historicidad se manifiesta como algo separado de la vida usual, como algo extra y
supraterrenal."( La Ideología alemana, I, A, 2)
La concepción materialista de la historia
Si el materialismo dialéctico se ha considerado tradicionalmente como la expresión "filosófica" del
pensamiento de Marx y Engels, el materialismo histórico, la explicación materialista de la
formación y desarrollo de la sociedad, ha sido presentado como la expresión científica de su
pensamiento. La sociedad y su historia, al ser concebidas como el resultado de la actividad
productiva, práctica, del ser humano, encuentran en tal actividad un elemento objetivo, material,
mensurable, del que se pueden extraer leyes tan objetivas como las que puede aspirar a formular
cualquier otra ciencia. Resulta significativo, a este respecto, que la actividad intelectual de Marx,
después de este hallazgo, que constituye una de sus mayores aportaciones, se haya centrado en
el análisis de la actividad productiva del ser humano, ofreciendo como resultado del mismo varias
de sus obras más significativas, entre las que se encuentra su obra cumbre: "El Capital".
La concepción materialista de la historia la resume Marx, con estas palabras, en un breve párrafo
de la "Contribución a la crítica de la economía política":
“En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas,
necesarias e independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a un
grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas
relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se
alza una superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas de la
conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso
social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser,
sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su
desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las
relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente expresión jurídica, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces. De formas de
desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se convierten en trabas de las
mismas. Empieza entonces una época de revolución social.”
Hasta entonces se había creído que la forma en que se organizaba la producción dependía
exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, al igual que las formas de organización
social y política y, por supuesto, de la conciencia. Marx afirma lo contrario: las relaciones de
producción son independientes de la voluntad de los seres humanos, y el modo en que los seres
humanos producen la vida material "condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida".
Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha de conseguir los medios de subsistencia
mediante el trabajo, mediante una actividad productiva. Pero el ser humano tiene una existencia
social, por lo que su actividad productiva no constituye un acto aislado, sino un acto social, por el
que entra en relación con otros seres humanos. Ahora bien, estas relaciones se caracterizan no
sólo son por ser necesarias para producir los medios de subsistencia, sino también por ser
independientes de la voluntad de quienes entran en relación, estando determinadas por el grado
4. de desarrollo de las fuerzas productivas materiales: la actividad humana (o fuerza de trabajo) y los
medios de trabajo (utensilios, herramientas, máquinas, etc.). Las relaciones que se establecen en
este proceso son llamadas por Marx relaciones de producción, y constituyen la estructura
económica de la sociedad, la base sobre la que se asientan los elementos jurídicos y políticos, así
como las formas de la conciencia social.
El conjunto de los elementos relacionados con la producción, así como los elementos socio-
políticos e ideológicos, es decir, el conjunto de los elementos que forman parte de una sociedad,
en un momento determinado de su desarrollo histórico, constituyen una determinada formación
social, una totalidad social concreta, históricamente determinada.