1. Hablemos de la ansiedad
¿Por qué la ansiedad puede convertirse en un problema de salud?
Las personas que tienen un problema de la ansiedad, se refieren a ella como a una sensación muy
desagradable que les hace creer que les sucede algo muy grave e inminente, como sufrir un infarto,
un ictus o que están perdiendo el control de su cuerpo y que van a enloquecer. Las sensaciones
físicas que sienten las personas que la padecen son muchas, por ejemplo palpitaciones, opresión en
el pecho, visión borrosa, sensación de mareo, de falta de aire o sensación de ahogo, debilidad o
temblores en las piernas, etc.
Cuando la ansiedad está descontrolada, las personas describen pensamientos como: “No voy a poder
soportarlo”, “Esto es horrible”, “Definitivamente me va a dar un infarto”. Estos pensamientos, en los
momentos más intensos de la ansiedad, pasan por la mente automáticamente, como un flash.
Por otro lado, es muy característico que las personas que sufren de ansiedad eviten llevar a cabo
determinadas conductas. Por ejemplo, evitan salir solas a la calle o hablar con la gente porque
piensan que algo les saldrá mal, que harán el ridículo o que se aterrorizarán y todo el mundo se dará
cuenta. Cuando evitan estas situaciones experimentan un alivio casi inmediato de la ansiedad y la
angustia cuando se imaginan llevar a cabo esas actividades. Sin embargo, a medio y largo plazo, esta
conducta de evitación se convierte en el mejor aliado de la ansiedad porque aprendemos que, por
ejemplo, evitando salir a la calle evitamos las sensaciones desagradables de la ansiedad, provocando
un problema mayor.
También es muy característico que estas personas lleven a cabo determinadas conductas, como es la
búsqueda constante de sensaciones físicas que les hace sospechar que algo no está bien, que algo
malo les puede suceder. Así, cualquier sensación que no sea habitual, confirma el peligro y hace que
la persona esté en constante alerta procesando todas las sensaciones físicas de su cuerpo. Esta
conducta de búsqueda, como es obvio, produce un gran estrés emocional.
La ansiedad a través de cuatro dimensiones
Haciendo un breve resumen de lo expuesto, se puede deducir que la ansiedad se expresa a través de
cuatro dimensiones o respuestas muy humanas:
Una respuesta fisiológica, que se traduce en todas las sensaciones físicas que se experimentan.Una
respuesta cognitiva a través de todos los pensamientos que se desencadenan a parir de un suceso
estresante, como puede ser experimentar una sensación física inesperada tras ser informado de una
mala noticia.Una tercera respuesta es la conductual, llevando a cabo conductas de evitación por un
lado, y por otro realizando conductas de búsqueda constante tratando de encontrar síntomas que
confirmen que pueden volver a repetirse las sensaciones de ansiedad tan desagradables. Esta
conducta anticipatoria de búsqueda de síntomas desencadena la cuarta respuesta de la ansiedad.La
cuarta es la respuesta emocional de miedo o temor a que se vuelva a desencadenar toda la
sintomatología de la ansiedad. Así, una vez activado el miedo se cierra el círculo y todo vuelve a
empezar. Este sería el modelo de acción de la ansiedad descrito muy brevemente.
Llegados a este punto, surge una pregunta importante: ¿Para qué sirve la ansiedad?
¿Cuál es la función de la ansiedad?
2. La ansiedad es una emoción básica que experimentamos los humanos a diario. Para entender el
modo en que la ansiedad puede pasar de ser algo cotidiano a ser un problema incontrolable, se
requiere disponer de una idea global sobre las emociones.
Las emociones son un proceso complejo con componentes biológicos y cognitivos. Cognitivos en el
sentido de que son provocadas por la interpretación de un suceso que después produce una serie
compleja de reacciones bioquímicas que describimos como “sentimientos”. Este sería el modelo
cognitivo de las emociones:
Suceso >>> Interpretación >>> Emoción >>> Acción
Aunque la mayoría de las emociones se generan a través de los procesos cognitivos, existen algunas
excepciones importantes. Por un lado, determinados fármacos o drogas pueden desencadenar
emociones, cambiar estados de ánimo, producir determinadas emociones inapropiadas, etc. También
algunas enfermedades pueden causar alteraciones emocionales como los problemas de tiroides.
Por otro lado, destacar que los seres humanos disponemos de emociones predeterminadas
genéticamente, son las llamadas emociones básicas, las cuales se activan automáticamente sin la
necesidad del componente cognitivo. Estas emociones tienen una función relacionada con la
supervivencia del ser humano, lo que indica que están impresas en nuestro cerebro más primitivo. La
ansiedad es una de esas emociones. Es importante resaltar que estas emociones han ayudado a
nuestros antepasados a sobrevivir hasta nuestros días. Estas emociones básicas junto con sus
funciones son las siguientes
Miedo: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. Nos
pone en alerta.Sorpresa: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una
aproximación cognitiva para saber qué pasa.Aversión: Disgusto, asco. Solemos alejarnos del objeto
que nos produce aversión.Ira: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad. Tiene el efecto hacer que
se alejen de quien la expresa.Alegría: Diversión, euforia, gratificación. Da una sensación de bienestar,
de seguridad, de querer compartirlo con los demás.Tristeza: Pena, soledad, pesimismo. Expresa la
necesidad de ayuda, de querer ser ayudado.
En el caso de la ansiedad, ésta tiene la función de activar un sistema de alerta ante un peligro
inminente, por lo tanto tiene una función adaptativa importante. Si esto es así, es deseable no eliminar
la ansiedad de nuestro sistema emocional.
Ante esta situación surge la gran pregunta: Si la ansiedad es una emoción que activa un sistema de
alerta que no es deseable eliminar, ¿estamos condenados a vivir con las sensaciones tan
desagradables que desencadena? Y por otra parte, ¿por qué son tan desagradables estas
sensaciones?
Aprender a convivir con la ansiedad
Ante una situación de peligro real inminente, nuestro organismo está preparado para actuar de la
siguiente manera: Luchar o afrontar la situación o, por el contrario, huir para sobrevivir. Es la típica
respuesta de lucha-huida, es la respuesta de alarma de nuestro organismo. Una vez activada la
alarma, nuestro organismo desencadena una respuesta global para actuar consistente en la
activación del sistema fisiológico a través del incremento de la respiración, el corazón late más
deprisa, los músculos se preparan para la acción, se dilatan las pupilas para ver mejor lo que sucede,
etc. Todo ello para inducir la respuesta de lucha-huida, con el objetivo de la supervivencia.
3. Por lo tanto, la ansiedad es una respuesta que siempre se va a producir en las personas, ya que
desde nuestros antepasados es una respuesta que nos ha permitido adaptarnos al medio. En
determinadas situaciones estresantes, como presentarse a un examen o ante el sonido amenazante
del claxon de un camión, la ansiedad aumenta, pero también aumenta la eficacia, la atención y el
rendimiento en la respuesta ante dichas situaciones amenazantes o peligrosas.
Sin embargo, cuando la ansiedad supera determinados límites se convierte en unproblema de
salud, impide el bienestar, e interfiere significativamente en el propio organismo generando malestar
en las actividades de la vida cotidiana, en sus actividades familiares, sociales, laborales o
intelectuales.
Aclarada la función e importancia de la ansiedad, debemos plantearnos la siguiente pregunta ¿Por
qué la ansiedad puede convertirse en un problema de salud?
Como decía anteriormente, la ansiedad forma parte de las emociones básicas que han contribuido de
una forma muy importante a la supervivencia del ser humano, ya que su función es la de preparar al
organismo para actuar ante una situación amenazante. Si bien es cierto que las situaciones
amenazantes de nuestros antepasados son muy diferentes a las situaciones que nos amenazan en el
siglo XXI, el sistema que nos alerta sobre dichos peligros y nos prepara para actuar es el mismo y
está situado en el centro de nuestro cerebro, es el llamado sistema límbico, y más concretamente en
la amígdala, principal núcleo de control de las emociones y sentimientos en el cerebro, controlando las
respuestas de satisfacción o miedo. Sus conexiones no solo producen una reacción emocional sino
que debido a su vinculación con el lóbulo frontal (cerebro pensante) también permite la inhibición de
conductas.
Una de las funciones principales de la amígdala, y el hecho de que sea pieza clave de la
supervivencia, es la gestión del miedo. A un nivel filogenético, este núcleo es el que ha permitido la
supervivencia de nuestra especie, dado que es el que permite que podamos reaccionar tras percibir
un estímulo potencialmente amenazador para la integridad física, estimulando o inhibiendo la
respuesta de lucha/huida descrito anteriormente. Reacciones que tenemos ante estímulos que
pueden provenir tanto del exterior, como ver una araña, la sonrisa de un bebé o que nos comuniquen
un despido, como las provenientes del nuestro interior como son los pensamientos o recuerdos que
nos hacen sufrir o sentirnos felices. Todas estas reacciones, a nivel cerebral, dependen de la
amígdala.
Cuando existe un motivo, una amenaza real, la ansiedad nos moviliza, nos obliga a buscar una
solución. Si nos enfrentamos a un peligro real, la ansiedad nos ayudará a resolver ese peligro. Es lo
que ocurre cuando se producen determinadas situaciones en nuestra vida cotidiana, un frenazo
brusco, una persona amenazadora, un libro que se cae al suelo de forma imprevista…
Cuando es nuestro cerebro quien interpreta que existe un peligro, pero este peligro no es real sino
imaginario, como por ejemplo, cuando voy caminando por la acera y observo que frente a mí se
acerca un perro enorme, con sus enormes dientes y mirándome fijamente y pienso que viene a
atacarme; o si tengo que exponer un proyecto en el trabajo y pienso que no podré estar a la altura que
se espera y que se reirán de mí; si mirando la televisión siento una ligera sensación en el lado
izquierdo del pecho y creo que me está pasando algo malo, estas situaciones el cerebro las codifica
como peligros reales inminentes. En ese instante se activa una respuesta de lucha/huida
enviándonos los síntomas característicos de ansiedad para actuar, pero lo que ocurre es que nos
quedamos bloqueados, indefensos. Las sensaciones corporales se apoderan de nosotros y el miedo
nos bloquea. Comienzan a surgir preguntas y pensamientos como: ¿Qué es esto? ¿Qué me está
pasando? ¡Seguro que me va a pasar algo muy grave! ¡Esto es insoportable, terrible…!
4. La solución está en entender nuestro diálogo interno, nuestros pensamientos y en descodificar la
interpretación de la realidad que está haciendo nuestro cerebro de forma errónea, porque de lo
contrario la ansiedad pasa de ser un proceso adaptativo a un trastorno complejo.