Escrito 22. consideraciones sobre la verdadera religion.(2)
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DE: JAIME DIAZ PAGE -MÉXICO-
ENERO 2004
ESCRITO 22
CONSIDERACIONES SOBRE LA VERDADERA RELIGION
LA RELIGION DEL ESPIRITU Y LA RELIGION DE LA TRADICION
Amados hermanos buscadores de la Verdad Divina, les saludo en la Luz de nuestro
Padre Creador, que su paz y amor permanezca en vosotros y en todos nuestros hermanos en
espíritu.
De acuerdo a la Revelación Espiritual contenida en El Libro de Urantia,
mencionaremos ciertas consideraciones importantes en cuanto al significado de La
Verdadera Religión, haciendo una distinción entre lo que es la religión del espíritu y la
religión de la tradición.
Debemos saber que al hablar sobre La verdadera religión no nos referimos a
alguna religión institucional de las que hay en el mundo. Que la verdadera religión, no se
fundamenta en grupos de seres sino en aquello que es la Individualidad Humana; la
verdadera religión tiene su nacimiento dentro del hombre, en el hombre mismo y por su
propia voluntad. La verdadera religión nace cuando el hombre reconoce la presencia de
Dios dentro de si. Este es el inicio de la verdadera religión, que se convierte en un proceso
activo y creciente dentro del hombre que fomenta mediante la “practica regular”, la
presencia de Dios a través de la oración y adoración reflexiva.
De acuerdo al párrafo anterior, notamos que existen dos elementos primordiales
para dar lugar al nacimiento de la verdadera religión, la voluntad del hombre y la
presencia de Dios. Cuando el hombre o criatura humana dirige su atención por su propia
voluntad, hacia la presencia divina que vive en su interior (interior de su mente) y la
reconoce, amándola con sinceridad y respeto, es el momento del nacimiento de la
verdadera religión espiritual en el hombre mismo. Así se dice que la verdadera religión
es la experiencia de la Divinidad dentro de la conciencia del mismo hombre. Sin el
reconocimiento de la Presencia Divina, que busque una verdadera alianza con el Dios
personal del hombre, no podrá nacer en el alma del hombre la verdadera religión. La
aparición de esta religión es exclusivamente una elección personal del hombre, de cada
hombre. En las manos del hombre esta el nacimiento de la verdadera religión. Es un asunto
personal e individual. Esto no impide que el hombre se una a otros para orar en grupo; pero
la verdadera religión será siempre la unión de su alma con su Dios interior, en la intimidad
personal, el hijo con su Padre, el Creador y su criatura.
La verdadera religión no se basa en los hechos de la ciencia, ni en las obligaciones
de la sociedad, ni en las hipótesis filosóficas, ni en el deber que implica la moralidad. Es un
acto independiente de respuesta del hombre ante las situaciones de la vida, apareciendo
siempre la verdadera religión, después de las decisiones morales realizadas por él.
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LA RELIGION DEL ESPIRITU
Es aquella que por medio de la experiencia personal con Dios, nos permite atisbar
las realidades eternas; en la que se nos revelan los valores sobrenaturales; vislumbrando la
bondad y la belleza del carácter infinito de nuestro Padre que mora en los cielos. Esto es la
religión del espíritu en la experiencia personal del hombre.
Jesús de Nazaret nos dice que:
“La religión del espíritu significa, esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación,
amor, lealtad y progreso”. Pág. 1729. Implica para los hombres una participación activa de
su mente y alma en la aventura de la fe, que consiste en luchar contra las vicisitudes
rigurosas de las experiencias progresivas de su vida humana.
La religión verdadera o religión del espíritu es en sí, la búsqueda personal de la
verdad; es la exploración de las realidades divinas mediante la experiencia religiosa
personal; obteniendo la satisfacción suprema de la victoria de la fe espiritual sobre las
dudas intelectuales, durante la existencia humana.
La aventura suprema del hombre en la tierra, es la búsqueda de Dios por sí mismo
y en sí mismo. El hombre debe obtener por sí mismo la satisfacción de descubrir la belleza
de la realidad divina, las verdades eternas y las grandezas supremas del reino de los cielos.
El hombre leal y valiente debe dar la lucha perseverante de la fe al través del futuro incierto
de la vida; sabiendo que Dios vive dentro de él.
La religión del espíritu lleva al hombre de fe, de la muerte a la vida, de la autoridad
de la tradición a la experiencia de conocer a Dios; de las tinieblas a la luz; de una fe racial
heredada a una fe personal conseguida por una experiencia real dentro de él mismo.
Progresando desde la teología de la tradición de los antepasados hacia la verdadera
religión del espíritu que se edifica en el alma como una dotación viviente y eterna.
La religión del espíritu, permite al hombre captar la realidad de Dios y todo lo
relacionado con el Espíritu Divino del Padre Universal. La verdadera religión o religión del
espíritu es una “revelación progresiva interior” de Dios al hombre; en la que Dios llama
constantemente al hombre (su hijo) para que consiga unos ideales espirituales y unas
realidades eternas más elevadas y más santas. La religión del espíritu concede libertad
religiosa. Deja al hombre eternamente libre para seguir la verdad dondequiera se encuentre
la dirección del espíritu divino.
La unidad y la fraternidad entre los hombres solo puede conseguirse mediante
las dotaciones espirituales superiores de la verdadera religión del espíritu. Estas
dotaciones son recibidas por cada hombre en la búsqueda sincera de Dios, en la búsqueda
de la verdad que Dios representa.
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La fraternidad entre los hombres será una realidad cuando la religión de la
experiencia espiritual personal, impregne y eclipse a las religiones de autoridad mentales
y divergentes. La religión del espíritu, la verdadera religión, unirá progresivamente a los
hombres, induciéndolos a sentir simpatía comprensiva de unos a otros. La religión del
espíritu sólo exige y pide uniformidad de perspicacia y unidad de experiencia. No exige
uniformidad de puntos de vista intelectuales, sino unidad de sentimientos espirituales.
La religión del espíritu se desarrolla en la alegría y la libertad crecientes de acciones
ennoblecedoras de servicio amoroso y ayuda misericordiosa a los hombres. Jesús nos dice
que la voluntad de Dios se puede hacer en cualquier ocupación terrestre; que no hay
profesiones santas y profesiones laicas. Que todas las cosas son sagradas en la vida de
aquellos que permiten ser dirigidos por el espíritu, anclados en la verdad, ennoblecidos por
el amor, dominados por la misericordia y refrenados por la justicia (equidad).
En la religión del espíritu lo importante es desarrollar la capacidad
o habilidad de sentir la presencia de Dios.
Cuando empezamos a descubrir a Dios en nuestra propia alma, pronto empezaremos
a descubrirlo en los demás hombres, y después en todas las criaturas y creaciones de todos
los universos. Jesús dice que pocas posibilidades tiene el Padre de aparecer como el
Dios de las lealtades supremas y de los ideales divinos en el alma de los hombres que
dedican poco o ningún momento a la contemplación reflexiva de esta realidades
eternas (oración y adoración a Dios con los ojos cerrados). Que aunque la mente del
hombre no es la sede de la naturaleza espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella.
Ningún hombre puede probar que ha encontrado a Dios; solo la manifestación de los
frutos del espíritu en su vida diaria y el hecho de haber arriesgado en la vida todo lo que se
es y se posee en la búsqueda sincera del Dios de la eternidad, indicará que ha encontrado a
Dios en sí mismo y en los demás.
La verdadera religión del hombre, la religión del espíritu, debe volverse el hecho de
una experiencia real y personal que atestigua que Dios le ha encontrado, idealizado,
ennoblecido y espiritualizado; y que su alma se ha alistado en la aventura eterna de
encontrar a Dios; el Dios que le ha encontrado y le ha hecho hijo suyo.
LA RELIGION DE LA TRADICION
LA RELIGION DE AUTORIDAD
Aquí encontramos lo que podemos llamar la Religión de la Civilización o lo que se
conoce como “la religión de la mente”, que es una teología intelectual que se basa en la
autoridad de la tradición religiosa establecida.
Jesús de Nazaret nos dice que la gran diferencia que existe entre la religión de la
mente (tradición) y la religión del espíritu, reside en que, la primera está sostenida por la
autoridad eclesiástica, y la segunda esta basada en la experiencia humana personal que
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produce las dotaciones espirituales para la sobrevivencia del alma del hombre en la
eternidad.
Sólo hasta que el hombre adquiera un reconocimiento mas elevado de las realidades
de la experiencia espiritual personal, perderá gradualmente el interés por las religiones de
autoridad que únicamente exigen un asentimiento intelectual en contraste con la religión
del espíritu que implica una participación activa de la mente y del alma, en la aventura
de la fe que consiste en luchar con las realidades rigurosas de la experiencia humana
progresiva.
Este tipo de religión tradicional presenta una salida fácil para el impulso natural del
hombre que intenta satisfacer el anhelo de su propia naturaleza espiritual (Espíritu-Alma).
La religión de autoridad, asentada, cristalizada y establecida, es un refugio para el
alma del hombre, abrumada por el miedo y la incertidumbre. El precio que el hombre paga
por este ofrecimiento es un asentimiento pasivo y puramente intelectual.
El hombre, al vincularse con las religiones de autoridad, compromete la soberanía
de su personalidad, degradando la dignidad de su autoestima, y renunciando a la más
inspiradora experiencia humana que es la búsqueda personal de la Verdad, la exploración
de las realidades de la experiencia religiosa personal; consiguiendo la victoria de la fe sobre
las dudas intelectuales.
La religión de la mente o la teología de la autoridad, exigen pocos o ninguno de los
esfuerzos anteriores a sus creyentes formales. Esta religión es un refugio seguro y un
sendero fácil para las almas temerosas y sin entusiasmo que rehuyen la lucha espiritual e
incertidumbre mental de los viajes de la fe que buscan encontrar las realidades
espirituales en forma progresiva, y experimentadas por su propia alma evolutiva.
La religión de autoridad fomenta un sistema de creencias intelectuales
recurriendo principalmente a la mente en contraste con la religión del espíritu que apela
directamente al Espíritu Divino del Padre Universal.
Jesús nuestro Padre Creador nos pregunta: ¿Vais a retroceder al sendero fácil de
la certidumbre y de la estabilidad intelectual de la religión de autoridad tradicional, o
vais a ceñiros para avanzar conmigo en el futuro incierto y agitado, en el que
proclamamos las verdades nuevas de la religión del espíritu, el reino de los cielos en el
corazón de los hombres?
Jesús llama al hombre para que salga de las tinieblas de la autoridad y del letargo de
la tradición y entre en la luz trascendente que le permite descubrir a Dios por sí mismo, en
sí mismo y para él mismo, como un hecho de su propia experiencia personal.
Convirtiéndose él, en la experiencia efectiva de la fe viviente, que es capaz de captar la
realidad de Dios.