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DE: JAIME DÍAZ PAGE
OCTUBRE 2008
ESCRITO 49
ORIENTACIÓN SOBRE LA RELIGIÓN DE LA
EXPERIENCIA ESPIRITUAL
PERSONAL
Es propósito de este trabajo ayudar a comprender el significado correcto de la
palabra personal, cuando las enseñanzas de Jesús sobre la religión del reino (religión
del espíritu) se refieren a una experiencia religiosa espiritual personal. Hay algunos
lectores-estudiantes de El libro de Urantia, que de una manera u otra no les ha quedado
clara la enseñanza de la revelación al respecto, sin realizar lo que es verdaderamente
efectivo en el camino hacia Dios, de acuerdo a lo enseñado por Jesús a la humanidad.
Quiero destacar que la religión que descubrió y vivió Jesús en forma personal, en
unión con su Padre eterno, no fue una religión exclusiva para él mismo, sin ningún otro
alcance o beneficio; de ninguna manera, esta religión de Jesús fue revelada para todos
los mundos, para todas las criaturas del universo, mostrando por la fe viviente en Dios,
el camino a seguir para lograr la conciencia de Dios durante la vida humana y la
consiguiente sobrevivencia del alma por parte de cada individuo creyente de buena
voluntad.
Jesús fundó la religión de la experiencia personal haciendo la voluntad de Dios
y sirviendo a la fraternidad humana. 2092:4. Entonces, cuando en la revelación
leemos las palabras: “la religión de la experiencia personal”, la palabra personal no
insinúa creencia, comprensión o experiencia que a nosotros se nos ocurra
experimentar o vivir, sin la participación viviente y efectiva de Dios como enseñan
Jesús y los Reveladores.
La palabra personal en “la religión de Jesús”, no significa que nos deja libres de
tener una religión de invención personal, eliminando la indispensable vinculación con
la presencia de Dios, sino más bien esta palabra “personal” indica una relación
espiritual personal, consciente, viva, real y efectiva con el Padre Universal en
nosotros mismos. 2087:4. Cuando leemos en la revelación: “la religión de la experiencia
espiritual personal” 1732:1, la palabra espiritual implica a Dios en la experiencia
religiosa que está teniendo lugar en nuestra persona, con nuestro yo. “Seguir a Jesús”
significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del
Maestro, debemos confiar en Dios así como él confiaba en Dios. 2090:4; 2091:1. La
experiencia espiritual personal exige que percibamos a Dios, que lo encontremos e
intentemos asemejarnos a él con sinceridad. 68:4. El evangelio del reino está fundado en
la experiencia religiosa personal de Jesús. 2091:10. La religión de Jesús forzosamente
tenemos que vivirla, experienciarla. La religión es tan sólo un humanismo elevado
hasta que se hace divina mediante el descubrimiento de la realidad de la presencia de
Dios en nuestra experiencia personal. 2084:2. Como creyentes no debemos privarnos de
los enormes recursos espirituales que provee la experiencia personal de la verdadera
religión. 2078:4. La religión verdadera nos permite conocer a Dios como Padre
mediante la experiencia espiritual personal. 1090: 10.
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En la religión que Jesús enseñó a la humanidad, no se contempla ni se insinúa una
espiritualización automática del alma humana por el solo hecho de “creer en Dios”, esto
no es posible, las enseñanzas de Jesús indican que no solo hay que creer, sino hacer las
cosas que el evangelio del reino requiere. Hacer, significa llevar a cabo una acción y
esta acción es llevar a cabo una experiencia espiritual personal con nuestro Dios
interior, experiencia que debe trascender la mera reflexión intelectual, debiendo
alcanzar en nosotros mismos los altos niveles de la conciencia de Dios. Este hecho no
será una ilusión psíquica o un autoengaño. Si somos sinceros y en verdad buscamos a
Dios, tengamos la seguridad de que encontraremos a Dios en nosotros mismos, así
como él ya nos ha encontrado a nosotros. Con toda claridad enseñó Jesús: Buscad
primero el reino de Dios; esta instrucción demanda el ejercicio de la fe, de la fe
experiencial, o dicho de otra manera, la realización de la experiencia espiritual personal
en la que buscamos a Dios de todo corazón; este hecho denota la puesta en acción de
una técnica de oración-adoración a Dios de manera privada y personal, mediante el
amor y la devoción sublime. Las realidades de la personalidad del Padre, Hijo y
Espíritu pueden ser captadas por nuestra personalidad humana mediante la actitud de
oración-adoración. 1165: 5. Esta es una técnica enseñada por Jesús en que dijo que la
adoración acompaña a la oración. Esta técnica permite apartarnos por unos momentos
de la rutina diaria, de los agobios de la vida material, mediante esta técnica alcanzamos
la autorrealización espiritualizada y conseguimos la individualidad intelectual y
religiosa. 1621: 4.
Las palabras que siguen a continuación contienen una instrucción que Jesús dio a
los apóstoles; instrucción que era y es para que sea realizada por todas las humanidades
de todos los tiempos que buscan a Dios de todo corazón:
“Vuestro mensaje para el mundo será: buscad primero el reino de Dios
y su rectitud, y cuando los hayáis encontrado, todas las demás cosas esenciales
para la supervivencia eterna estarán aseguradas por añadidura”. 1569:2.
Como podemos notar, se indica una “acción a realizar”, hay que hacer algo por
nuestra parte si es que deseamos entrar al reino de Dios, salvaguardando nuestra alma-
conciencia, sobreviviendo en el universo después de nuestra única vida en la tierra.
Cabe decir que muchas de las enseñanzas de Jesús a los apóstoles son también para
nosotros, y las enseñanzas a los apóstoles para prepararse como mensajeros del reino o
instructores de la verdad, son hoy en día para todos los seres humanos que deseen
prepararse como instructores de la verdad divina, guiando a la humanidad por los
senderos del amor, la verdad y la rectitud. “Si deseáis conducir a otros al reino,
debéis vosotros mismos caminar en la luz clara de la verdad viviente”, dijo Jesús.
1571:5.
Todo lector estudiante de la revelación de Urantia, si sinceramente busca a Dios,
debe fomentar y establecer una alianza personal y permanente con Dios dentro de sí
mismo, dando paso a la verdadera religión en la que su alma tenga relaciones
conscientes, espirituales y vivificantes con la divinidad. No es posible tener una religión
sin Dios. No es posible que obtengamos efectos espirituales sin una causa que los
genere; sólo mediante la unión con Dios podemos esperar recibir los valores
espirituales para la espiritualización indispensable de nuestra alma. La mera creencia
intelectual en Dios –el reconocimiento del hecho de Dios- no es religión, esto no es la
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experiencia religiosa personal. El solo hecho de leer el Libro de Urantia no es sustituto
de la experiencia religiosa genuina. Jesús enseñó que nuestra relación con el reino de
Dios es espiritual e individual, que es un asunto de experiencia personal con el
espíritu. 1916:2.
La religión superior del espíritu está basada en nuestras relaciones espirituales
personales con el Padre Universal, está validada por la autoridad suprema de la
experiencia personal auténtica. Esta religión verdadera no es una simple creencia
intelectual, sino más bien una experiencia sublime de profunda convicción. Esta es la fe
viviente de la verdadera experiencia espiritual personal. 2087:4,5.
Repetimos: el accionamiento de la experiencia religiosa implica a Dios, y este
Dios de la experiencia personal debe ser una Deidad personal. No podemos orar a
una fórmula química, suplicar a una ecuación matemática o adorar una hipótesis.
1126:3.
Como dicen los reveladores, los que quieren tener una religión sin incluir a Dios y
sin el ejercicio de la fe viviente experiencial, son como los que quieren cosechar frutos
sin árboles. No podemos tener efectos sin causas; es decir, no podemos recibir en el
alma los valores divinos de la verdad, la belleza y la bondad que son valores de
autorrealización de la conciencia de Dios, si Dios no participa de manera activa en
nuestra experiencia privada y personal; pues de Dios mismo desciende el pan de la
vida espiritual, los valores divinos para la espiritualización del alma; Dios Padre es el
único dador divino de todo aquello que ennoblece y santifica nuestra conciencia; sin
Dios, verdaderamente nuestra vida humana es una mera ilusión.
En la verdadera experiencia religiosa personal, voluntariamente ofrecemos
nuestro homenaje espiritual al Padre en el cielo, oramos a Dios, imploramos a Dios,
adoramos a Dios, confiamos en Dios, comulgamos con Dios, es decir, hacemos la
voluntad de Dios. 65:4; 1126:3.
Si verdaderamente deseamos que nuestra personalidad se vuelva un fenómeno
continuado en el universo, debemos renacer del espíritu y vincularnos activa y
experiencialmente con Dios Padre, el camino de la oración-adoración a la divinidad,
y el servicio al hombre, enseñados por Jesús, nos ayudan enormemente a consumar
nuestro propósito. De esta manera, debemos ir más allá y trascender la mera creencia
intelectual, trascendiendo al creyente pasivo que no produce los frutos espirituales sino
los frutos sociales, que no crean valores divinos para la eternidad, porque los frutos
sociales están vacíos de valores de supervivencia. 1232:4; 1126:4.
La enseñanza de Jesús dice claramente: la religión del reino es una experiencia
personal auténtica que ningún hombre puede reprimir dentro de sí mismo. 1862:6.
No debemos quedarnos satisfechos ni conformarnos con una religión personal
de la mente que no apela al Padre celestial; debemos transitar por el camino de las
seguridades del espíritu mediante una fe valerosa y progresiva. 1730:7. Jesús enseñó
que después de entrar al reino durante nuestra vida en la tierra, siguen los peldaños
progresivos de rectitud que todos los creyentes debemos ascender para crecer hasta la
plena estatura de vigorosos hijos de Dios. La fe es el precio que pagamos para entrar al
reino del Padre. 1861:9, 10.