(2024-25-04) Epilepsia, manejo el urgencias (ptt).pptx
Grupo 4 etica neonatal
1. Consideraciones éticas
en el periodo neonatal
DOCENTE: Dr. PALMA ZAPATA ROGER UBALDO
Curso: Axiología y ética
ESTUDIANTES:
- Ayme Ramos Emmanuel Chrystian
- Bedia Avalos Ibet julia
- Bustamante Luna Maricielo
- Portugal tupayachi Luis Felipe
- Quispe Gamarra Melissa milagros
- Valdivia Bravo Brhayan Isaac
CUSCO 2021-2
2. El clínico frente a
los conflictos
éticos
¿Deben existir
límites de
actuación en
neonatología?
Saber cómo actuar en situaciones
en las que existan conflictos éticos
Nadie puede pretender tener la
verdad absoluta en situaciones
conflictivas desde el punto de vista
ético
reflexiva, serena y respetuosa
frente a las opiniones de los demás
abordar
EN NEONATOLOGÍA, EL
PACIENTE NO PUEDE
TOMAR SUS PROPIAS
DECISIONES
Discutirlo en
equipo
reconocido por diferentes Sociedades
Nacionales de Pediatría o Neonatologia
Ambas opciones (no iniciar o retirar)
tienen la misma consideración desde
el punto de vista legal y moral.
3. ¿Cómo se determinan los límites? ¿Quién toma las decisiones?
¿Tratamiento cuestionable?
cuando NO EXISTEN
POSIBILIDADES DE
SUPERVIVENCIA y el
tratamiento solo prolongaría la
agonía
Cuando existe una enfermedad
incurable de base
Calidad de vida futura es muy
deficiente
CALIDAD
DE VIDA
relación intelectual o
afectiva con los
demás
opinar por sí
mismo
capacidad para llevar una vida
independiente
Los padres y el equipo
asistencial
los padres, convenientemente
informados, parecen los más
idóneos para hacerlo.
Representantes legales
Es importante que los
médicos intenten no
imponer, consciente o
inconscientemente, sus
propias ideas culturales
o religiosas.
4. Desacuerdo entre
padres y
médicos, ¿cómo se
resuelve el
conflicto?
informar lo mejor posible y
tantas veces como sea
necesario
Conseguir una relación de
confianza entre padres y
médico
afrontar la relación con
respeto, comprensión,
paciencia e incluso afecto
Evitar actitudes
excesivamente
autoritarias o de
prepotencia
En aquellas situaciones en las
que se establezca un
pronóstico razonablemente
malo
decisión de los padres.
cuando los neonatólogos son
partidarios de tratar (iniciar o
continuar un tratamiento) y los
padres se oponen
El medico debe estar muy
seguro e informar bien a los
padres.
Tener cuidado con conflictos
de intereses
Comité de Ética del hospital??
5. La opción de "curar" se transforma en la
opción de "cuidar", y se le debe cuidar
hasta que fallezca, procurando que esté lo
más confortable posible, sin dolor y con el
mínimo sufrimiento físico
Parece justificado, en estos casos,
instaurar tratamiento sedante y
analgésico con el fin primordial de
disminuir la conciencia y el dolor, no de
acelerar la muerte.
Algunos neonatólogos son partidarios en
estos casos de utilizar tratamientos
directamente encaminados a acelerar la
muerte, con el fin de asegurar el objetivo
de la interrupción del tratamiento y de
disminuir el sufrimiento del recién nacido
y de sus padres
Procurar que la muerte del recién nacido sea
lo más humana y digna posible, facilitando que
los padres y otros miembros de la familia
puedan estar junto al recién nacido si lo
desean, lo cojan en brazos y dispongan de una
cierta privacidad dentro de la unidad.
6. En una serie de estudios efectuados en Holanda se
comprueba que la mayoría de neonatólogos son
partidarios de emplear, en estos casos, medicaciones que
aceleren la muerte, bajo un control estricto.
Los residentes manifestaron su incomodidad por tener
que mantener tratamientos intensivos sin estar
convencidos de que fueran adecuados hasta que los
responsables de la unidad se planteaban interrumpirlos y
se constató que existió una gran variabilidad entre las
unidades a la hora de utilizar drogas como tratamiento
paliativo
7. Período conflictivo: varía en función de las
pautas de cada unidad, es difícil tener
suficiente casuística de niños muy inmaduros .
Parece razonable situarlo, en nuestro medio,
entre:
• 23 semanas cumplidas (más de 23
semanas)
• Menos de 27 (26 semanas y 6 días).
Siempre que sea posible se debe evitar que el nacimiento de
un niño muy inmaduro tenga lugar en un centro que no
disponga de cuidados intensivos neonatales.
Valorar cuidadosamente el estado de la madre y el feto e
intentar por todos los medios retrasar el nacimiento.
La asistencia debe ser multidisciplinaria y es esencial la
coordinación entre obstetras y neonatólogo
8. El contacto de los neonatólogos con los
padres antes del nacimiento es
fundamental, siempre que sea posible.
Debe informarse con la mayor precisión posible de porcentajes
de supervivencia y secuelas
Todos los consejos que previamente se expusieron al comentar
la toma de decisiones conflictivas conjuntamente con los
padres son especialmente aplicables en estos casos
Se dispone en la actualidad sugiere que la reanimación
profunda es muy poco eficaz en los recién nacidos muy
inmaduros, con resultados muy decepcionantes en cuanto a
mortalidad o supervivencia esporádica, siempre con secuelas.
En situaciones de extrema urgencia, en las que no es posible analizar con detalle la historia
obstétrica ni hablar con los padres, es razonable adoptar una conducta activa con todo recién
nacido con vitalidad aceptable (que no precise reanimación profunda), con un aspecto
madurativo de 23 semanas o más y un peso estimado superior a 500 g.
9.
10. En Neonatología es frecuente tener que enfrentarse a decisiones
conflictivas desde el punto de vista ético. Sin embargo, no existe ninguna
normativa de actuación en estas situaciones, ni a nivel de códigos
deontológicos ni a nivel de manifestación de principios por parte de la
sección de neonatología. Un protocolo aceptado por todas o la mayoría de
las unidades de neonatología en nuestro país, a través de nuestra sección,
redactado en base a la discusión de los aspectos ético-deontológicos por
parte de sus miembros, con independencia de la normativa legal, seria de
gran utilidad para conseguir una uniformidad de actuación y podría ser
incorporado a futuras revisiones del actual Código Deontológico.
11. 1. La Neonatología tiene como esencia la defensa y promoción
de la salud de los neonatos basándose en los conocimientos
médicos y aceptando el reconocimiento de la dignidad humana
de todo recién nacido que deba ser atendido, sea cual sea su
edad gestacional y su situación clínica.
2. Las posibilidades terapéuticas actuales exigen una postura de
responsabilidad por parte del equipo médico a la hora de
aplicarlas, huyendo de los dos extremos:
a) la conservación a ultranza de la vida, a pesar de lo infausto
del pronóstico, a cualquier precio, por principio o simplemente
para tranquilizar la propia conciencia, y
b) la negación a aplicar un tratamiento por no querer correr el
riesgo de tener que asumir secuelas posteriores.
12. 3. Aún asumiendo la defensa de la vida como un principio básico en
Neonatología, consideramos moral y legitimo desde el punto de vista
ético cuestionarse el inicio o el mantenimiento del tratamiento en los
casos en los que la actuación médica sea desproporcionada en
función de los resultados razonablemente esperados para el bien del
paciente.
4. Aunque existen diferentes corrientes en cuanto a criterios en base
a los cuales puede plantearse la abstención o supresión terapéutica,
consideramos éticamente preferibles aquellos que se basan en
defender los mejores intereses del niño, en función de su calidad de
vida futura (teniendo en cuenta especialmente la capacidad de vida
cognitiva y la capacidad de comunicación). De tal modo que sólo
cuando la pérdida de la capacidad cognitiva y la comunicación esté
probada puede interrumpirse toda intervención terapéutica mientras
esto no se conoce hay que actuar en favor del niño con todos los
medios disponibles.
13. 5. En relación con el concepto de calidad de vida, no debe olvidarse que la
elección en el caso del recién nacido de riesgo no es entre una vida con
déficit y una vida normal, sino entre una vida con déficit y la ausencia de
vida. Por tanto consideraremos detenidamente la posibilidad de una vida
feliz a pesar de cierto grado de déficit o, dicho de otra manera, no
consideraremos como sinónimo de vida infeliz cualquier grado de déficit
6. Para reducir la incertidumbre que necesariamente acompaña al
establecimiento de un pronóstico en el periodo neonatal utilizaremos dos
tipos de criterios:
a) Un criterio estadístico, aplicable especialmente en los casos de
prematuridad extrema, basado en los resultados actualizados de
morbimortalidad del propio centro, que conducirá en general a decisiones
de inicio o de no
inicio de tratamiento.
b) Un criterio individualizado, aplicable en los demás casos o en los casos
dudosos del apartado anterior, basado en la opinión colegiada de un grupo
de neonatólogos con experiencia (con la posible colaboración de otros
profesionales sobre un caso concreto, que puede conducir a decisiones de
interrupción de tratamiento.
14. 7. La decisión de interrumpir el tratamiento es más conflictiva que la de no
instaurarlo, pero es una opción ética en determinadas circunstancias.
En los casos dudosos, es preferible instaurar el tratamiento y demorar, por
tanto, la toma de decisiones en cuanto a continuarlo o interrumpirlo, ya que
permite decidir con mayor información, individualizar decisiones y madurar la
situación junto a la familia.
8. La prematuridad de por sí supone un riesgo de secuelas variable. No
consideraremos este riesgo como criterio suficiente para la abstención
terapéutica
9. En general, los padres son las personas idóneas para decidir en nombre de
sus hijos. Sin embargo, su incapacidad para determinar con exactitud el
pronóstico, la inestabilidad emocional propia de la situación e incluso, en
ocasiones, la existencia de intereses en conflicto puede hacer que un peso
muy importante de la decisión sobre tratar o no tratar recaiga sobre el equipo
médico. En todo caso, el equipo debe evaluar la capacidad (o no) de los
padres para decidir en el mayor beneficio de sus hijos.
15. 10. El equipo de enfermería, que será el que deberá proporcionar los
cuidados básicos al recién nacido y su familia sea cual sea la decisión
final, debe participar abiertamente en la discusión. Sin embargo, la
responsabilidad en la decisión final del equipo asistencial recaerá
exclusivamente sobre el equipo médico y la familia
11. Intentaremos por todos los medios y sin regatear esfuerzos que la
decisión definitiva sobre opciones conflictivas de tratamiento se adopte
de común acuerdo entre padres y equipo médico, a propuesta de este
último, manteniendo el difícil equilibrio de evitar a los padres, por un
lado, la sensación de responsabilidad abrumadora de tener que decidir
ellos solos o la culpabilización posterior derivada de la decisión y, por
otro, la impresión de que se vulneran sus derechos como padres al
imponérseles una decisión.
16. 12. Para alcanzar la situación de acuerdo mencionada en el apartado anterior es
preciso que el equipo asistencial dedique todo el tiempo necesario a
comunicarse con los padres del recién nacido de riesgo, afrontando esta
relación con el máximo respeto, honestidad, comprensión e incluso afecto,
evitando posturas de superioridad o paternalismo. Sólo así se podrá alcanzar el
grado de confianza suficiente.
13. En caso de imposibilidad de acuerdo entre el equipo médico y los padres
puede recurrirse a solicitar la opinión del Comité de Ética del propio hospital.
Cuando la decisión a tomar es urgente y no puede esperar a la reunión del
Comité deberán discutirse el caso con el ``Consultor', de ética del hospital, si lo
hay. Esta posibilidad tiene la ventaja de poder compartir la responsabilidad del
neonatólogo o del equipo frente a decisiones especialmente conflictivas,
procurando que su dinámica sea ágil frente a la urgencia de un caso concreto.
14. En los casos de discrepancia irresoluble entre la opinión del equipo médico y
los padres, especialmente cuando la opinión defendida por éstos vulnere
claramente los intereses del recién nacido, el equipo médico deberá actuar
como defensor de los mismos y, agotadas todas las posibilidades de
entendimiento, movilizará todos los recursos a su alcance para defenderlos.
17. 15. En el caso de que decida la abstención terapéutica, el equipo asistencial debe asumir la
seria responsabilidad de seguir atendiendo a este recién nacido y su familia, lo cual supone
mantenerlo ingresado si la familia lo desea, evitar todo lo posible el sufrimiento físico mediante
analgesia y sedación adecuadas (en el convencimiento de que esa actuación, aún en el caso de
acortar la vida, no puede ser considerada como práctica eutanásica), brindar apoyo psicológico
y humano a la familia, facilitar el contacto de la familia con su hijo y permitir una muerte digna.
16. En ningún caso instauraremos tratamientos directamente encaminados a provocar la muerte
(eutanasia).
17. En los casos de abstención terapéutica la continuación de la asistencia contempla también el
replanteamiento de la decisión adoptada si la evolución es distinta a la esperada, siempre
intentando mantener el máximo nivel de comunicación y acuerdo con la familia.
18. La defensa de la actitud terapéutica activa asumiendo un cierto riesgo de secuelas debe
acompañarse de una exigencia firme a la sociedad para que mejore su nivel de apoyo a los
niños con déficit y a sus familiares
18. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Jiménez R. Molina V. Tejedor C. Bases éticas en Neonatología. Decisiones
de tratamiento selectivo en recién nacidos. Normas básicas de actuación.
Asociación Española de Pediatría. 2008; 1(1):519-521.