La reforma fiscal de 2014 en El Salvador anticipa los ingresos tributarios trayendo flujos de efectivo futuros al presente sin emitir deuda pública. Esto beneficia al gobierno al obtener fondos con intereses bajos, pero podría afectar la recaudación en 3 años si no hay crecimiento económico. Además, el impuesto al pago de cheques funciona como un verdadero impuesto, mientras que el impuesto a la liquidez es parte del mecanismo de anticipar ingresos.