1. CLASE Nº03 ORIENTACION INDIVIDUAL Y GRUPAL
Contenido: La Orientación individual y sus variables básicas. El orientador, su personalidad, su formación, su
experiencia, sus límites, recursos internos y externos. Condiciones. El orientador, quién es, qué quiere, cómo es, que
tiene. El contexto: dónde, cuándo, su interacción. Papel de orientador en el proceso individual y grupal.
La Orientación individual y sus variables básicas
La orientación personal es un proceso de guía, ayuda y acompañamiento a una persona para que consiga resolver un
problema que se le haya presentado, poco a poco ira dando pequeños pasos que le permitirán comprenderse mejor así
mismo y saltar cualquier obstáculo que tenga a lo largo de su vida.
En la orientación personal se crea una relación estructurada y permisiva, donde el orientador hará que el orientado
descubra cuales son los recursos que posee y su potencial para la resolución de cualquier situación donde tenga que
tomar una decisión. Además le enseña técnicas y aptitudes interpersonales que le facilitaran y promoverán su
crecimiento interior, su desarrollo, su maduración y las diferentes capacidades y habilidades para conocerse a sí mismo
y al mundo que le rodea, enfrentándose al mismo de manera autónoma e independiente. Con estas estrategias le
permitirá potenciar su desarrollo humano a lo largo de su vida.
Ira destinada a todas las personas, sea cual sea su edad o la situación que le preocupa y que le haga necesitar una
orientación.
Esta visión donde vemos a nuestros clientes como capaces de encontrar su propias conclusiones y tomar sus propias
decisiones de manera autónoma, solo que en un momento dado necesitarán de la guía de un orientador para
encontrar cuáles son sus recursos y potencialidades para conseguirlo, nos ayudará en nuestro futuro laboral para que
tengamos confianza en las posibilidades de nuestro orientado para alcanzar su desarrollo y encontrar sus estrategias
para ello, y dicha confianza se lo trasmitiremos a ellos influyendo directamente sobre los resultados.
A la hora de la intervención nunca tenemos que dar nuestra opinión, ni nuestro propio punto de vista, debemos
siempre hacer que la persona reflexione a través de preguntas y de diferentes propuestas que le hagan identificar cuál
es su situación actual, proponerse metas que le ayuden a mejorar dicha situación a través de planes de acción. En todo
momento nos adaptaremos a la persona, sus necesidades y cómo ve el mundo, puesto que no dependerá de nuestro
punto de vista o nuestra interpretación de la situación sino la de la persona orientada.
El orientador
La Orientación está muy vinculada con la asistencia al individuo, la familia, los grupos, a través de la relación que pueda
existir entre el orientado y el orientador, y para que este proceso se logre hace falta ciertas condiciones como:
Entender los problemas y situaciones intrapersonales e interpersonales de los orientadores.
Definir metas y tomar decisiones pertinentes
Planear cursos de acción reflejando necesidades, intereses, competencias y habilidades de los individuos,
familia o grupos.
Usar los recursos informales y comunicacionales así como los procedimientos profesionales relacionados con
el desarrollo y el ajuste personal, emocional y vocacional.
Los orientadores tienen como propósito principal orientar al individuo en los problemas inter e intra personales, en el
proceso de toma de decisiones, desarrollo humano, en la conducta del individuo, adquisición y desarrollo del bienestar
personal. El orientador asiste al individuo para que logre un crecimiento saludable, capacitándolo para enfrentar
aquellas situaciones, problemas u obstáculos que suelen presentarse durante su desarrollo.
En la relación de ayuda se concibe al individuo como una persona autónoma, con valores, necesidades, intereses y
dueña de sí misma, que busca orientación para encontrar respuestas a sus situaciones particulares de vida, mientras el
orientador es la persona facilitadora y estimuladora de dicho proceso. En el trabajo con la persona o los grupos, el
orientador utiliza además de las técnicas y estrategias, la relación de ayuda profesional como medio de intervención. La
relación que puede existir entre el orientado-orientador es una relación en la cual al menos una de las partes intenta
2. promover el crecimiento, desarrollo, madurez, funcionamiento y mayor calidad de vida de la otra parte. El orientador
es un medio, un recurso para el proceso, mientras que el orientado es el protagonista de su propio proceso.
Por otra parte, la asistencia del orientador en el escenario educativo comprende una serie de funciones planificadas
para producir cambios en los orientados, a nivel individual, grupal u organizacional. Está asistencia puede ser de
carácter curativa o remedial, preventiva, de desarrollo o de asesoramiento. Estas funciones sugieren un papel tanto
reactivo como proactivo por parte del orientador. Tradicionalmente al Orientador se le ha ubicado en un papel
esencialmente reactivo, esto es, atender al orientado solo después de la existencia de un problema, cuando éste
recurre en la búsqueda de su ayuda. Actualmente se reconoce la existencia de otras funciones del que hacer del
orientador como la prevención de problemas, la promoción del desarrollo positivo en el individuo.
Esta concepción permite caracterizar la naturaleza de la profesión del Orientador sustentada por el componente
“relaciones interpersonales” fundamentalmente. La connotación de interpersonal nos ilustra que el acto orientador es
una conexión significativamente humana y evidente. Es una operación de feeb-back liberadora, de aprehensiones y de
limitaciones. Es un acto constructivo y creativo de expectativas. En ese encuentro uno de los factores intenta
promocionar, conservar y estimular el desarrollo y crecimiento del otro factor, en el abordaje de aquellos asuntos
personales que les compete. Dicha noción de las relaciones interpersonales tiene grandes implicaciones para el
problema de la formación del orientador. Está claro que el componente interpersonal exige al estudiante de
Orientación la obtención y ampliación de competencias internamente relacionadas a su persona, a su comportamiento
y formas de expresión, y muy particularmente a la manera subjetiva de ver el mundo y las relaciones interpersonales
que en éste se efectúa.
Por consiguiente, formar orientadores es una tarea compleja por cuanto al trabajo profesional de los orientadores se
basa en los procesos humanos, como individuo y como ser social, así que el aspirante a orientador requiere de un
esfuerzo personal e intenso en el ámbito intelectual, emocional y de actuación en la tarea de adquirir las competencias
para el ejercicio de la profesión. Para el futuro orientador, es vital para su acción profesional en el trabajo con las
personas y los grupos, que también adquiera una serie de habilidades “personales, cognitivas, emocionales,
relacionales y de actuación que soporten la utilización experta de las teorías, modelos, técnicas y estrategias que
integrarán su repertorio profesional”. (Vera, 2002, 2).
En estas consideraciones aparece el componente ético y moral que debe privar entre las personas, en particular en una
actividad tan significativa para la conducta social como es la Orientación, que al fin al cabo trata fundamentalmente de
acciones humanas que tiene lugar en situaciones sociales concretas. Asumiendo que la ética es “una reflexión teórica
de la moral” Lagarigue y Lebe (citado por Flores, 2003-04, 2), y la moral está constituida por un aparato de “reglas de
conductas, un conjunto de reglas de acción y de valores que funcionan como normas de una sociedad”
(Flores, ob.cit.) que predisponen la conducta de los individuos, el hecho orientador no escaparía, como todo lo
humano a consideraciones axiológicas. Desde esta perspectiva ética es importante develar los principios que emergen
y son legitimados en lo social, en la existencia de los “unos” con los “otros”, dentro de un marco compartido.
Así en la práctica de la Orientación, sobre todo mayormente educativa, el concepto de “nosotros” significa el
reconocimiento de igualdad, pluralidad compartida y respeto por la dignidad humana. La consideración ética en la
relación orientador-orientado está sujeta a un intercambio subjetivo, a la reafirmación, a la “libertad para el nosotros”.
Es una visión sobre la actividad que realiza el orientador con preguntas acerca del “por qué de esas acciones y no
otras”. Por tanto si la ética se refiere a lo humano y la Orientación aspira sobrevalorar lo humano, la fortaleza de ésta
estaría sujeta al seguimiento de las responsabilidades que la ética misma entraña.
El asesoramiento en educación, a diferencia de otras prácticas de asesoramiento en las que se espera obtener una
solución técnica de un experto, implica una verdadera actividad de colaboración entre asesores y asesorados para
definir y solucionar problemas relacionados con la mejora de la enseñanza y la calidad de los aprendizajes así como con
los procesos y las relaciones que las acompañan, tanto dentro como fuera del centro. A nivel funcional, eso supone
partir de un paradigma que combine elementos de corte didáctico, sociológico y también humanista y actuar desde un
enfoque práctico-crítico ligado al constructivismo de carácter social e insertado en el currículum.
3. Desde esta perspectiva, la relación que ha de establecerse para que el asesor pueda ejercer satisfactoriamente su
papel de agente de cambio el asesor es, por una parte de facilitación y motivación y, por otra de colaboración crítica.
Tal y como ocurre en los procesos de enseñanza-aprendizaje, el asesor debe construir las condiciones de andamiaje
para que el centro y sus miembros pasen de su desarrollo actual a alcanzar su desarrollo potencial. El tipo de
intervención, por tanto, ha de ser primordialmente indirecto, siguiendo un modelo de consulta, en el que el asesor
capacite y forme a docentes, familias y alumnos para que sean más autónomos y puedan actuar de un modo más
preventivo ante los problemas, al tiempo que se van desarrollando en sus distintas facetas y potencialidades.
Uno de los retos de los orientadores del siglo XXI en ese proceso compartido de transformación de los centros es ir
modificando la manera en que se entiende la diversidad y e ir eliminando las barreras para el aprendizaje y la
participación que impiden que todos los alumnos, sin excepción disfruten de una educación que combine equidad y
calidad. La inclusión no implica preocuparse únicamente de una mera integración en la que se consiga un mayor
bienestar social y emocional en relación al grupo de iguales, sino que implica aspirar desde una ética de la justicia a que
los alumnos aprendan más y mejor, logrando un reflejo objetivo en cuanto a resultados académicos.
El asesor, como una figura mediadora entre el sistema educativo y los centros, ha de ser muy consciente y muy crítico
las barreras de mantienen la exclusión, asumiendo el deber moral de poner sobre la mesa y reconducir aquellos
factores organizativos, sociales y educativos privativos de una educación de calidad al tiempo que promueve una ética
del cuidado (Escudero, 2006).
La evolución del sistema educativo, los profundos cambios socio-culturales, el cambio de roles en las familias, la
aparición de nuevos modelos de conducta y el nuevo enfoque de los jóvenes ante los estudios, entre otros factores,
obligan a que la labor del orientador sea multidisciplinar y muy necesaria en los centros, principalmente en el caso de
los referidos a la Enseñanza Secundaria, donde se producen los casos más difíciles de gestionar dada la etapa de
desarrollo y madurez de los alumnos.
El orientador toma partido en la metodología de estudios aplicada en el propio centro, participa activamente en
campañas de concienciación y responsabilidad con el estudio, y mantiene un contacto permanente con las familias y
los alumnos, estudiando su situación personal y evaluando soluciones que beneficien principalmente a la estabilidad y
equilibrio del menor. La labor del orientador se invierte como una acción preventiva, de cara a, por ejemplo, evitar el
fracaso escolar, detectar las dificultades en el aprendizaje, contribuir a una mejora psicológica y afectivo-social del
alumno y ayudando a las familias a redirigir la educación del menor en base a los principios y derechos de este hacia
una educación en igualdad, justicia y protección, atendiendo a sus necesidades.
Ética Profesional del Orientador
El Código de Ética de Retrobas (2004) define la ética como el ideal de la conducta humana desarrollada en conjunto
con el proceso de civilización, que orienta a cada ser humano sobre lo que es bueno y correcto y lo que debería asumir,
orientando su vida hacia la relación con sus semejantes y buscando el bien común.
Según Adolfo Sánchez Vázquez (1969, Pág. 22) es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en
sociedad
La ética del profesional de la Orientación no se adquiere en el ejercicio de sus funciones, sino en el proceso de
formación del mismo, deben internalizarse como principios de vida que guíen su accionar y que le ayude a tomar
decisiones en situaciones que requieran de su intervención. Dentro de estos principios éticos se encuentran:
a) Confidencialidad: El trabajo del orientador requiere discreción, honestidad y confianza. No debe hacer referencia de
los casos en los que interviene, ni divulgar las informaciones que obtenga del orientado sin la autorización de éste.
b) Respeto a las Normas Morales Legales: El orientador no debe dejarse influenciar por su inclinación política ni
religiosa, debe ser objetivo e imparcial en este sentido. Debe respetar las normas socialmente establecidas y poseer
conocimiento de las reglamentaciones establecidas en el sistema educativo para procurar no violentar las mismas.
c) Responsabilidad: El orientador debe ejercer sus funciones de manera responsable demostrando así un alto grado de
profesionalidad.
4. d) Calidad Profesional: Debe tener conocimiento teórico apropiado sobre su profesión y dominio adecuado en la
aplicación de los mismos. Como agente de cambio debe conocer y ejercer sus funciones.
e) Respeto: El orientador debe sentir respeto por la vida y los Derechos Humanos, debe brindar sus servicios sin
prejuicio alguno. Como profesional del área no debe inmiscuirse en otro campo de trabajo y respetar los demás actores
que intervienen en el proceso educativo
Competencias del Orientador.
El Orientador debe poseer conocimientos adecuados sobre sus tareas, debe saber transferir sus experiencias en toma
de decisiones efectivas, debe tener facilidad para relacionarse con los demás actores del proceso educativo y debe ser
ejemplo de buen líder dentro de su contexto.
El Profesional de esta área responde a unos perfiles que le facilitan desarrollar de forma óptima sus funciones.
El asesoramiento personalizado es un proceso variable que parte de las necesidades y motivaciones del usuario/a y
llega a ser más o menos largo y profundo según las características de cada persona, lo más usual es realizar entre tres y
cinco entrevistas individualizadas, llamadas “tutorías individuales” más comúnmente. En cuanto a la profundidad
depende de la situación de cada uno/a, el recorrido pertinente para esa persona y solo para esa persona, que deba
establecerse, esto es, su itinerario de inserción personalizado.
El asesoramiento grupal es un proceso diferente, con carácter y dimensión formativa y/o informativa, puede variar
entre 9 y 18 horas de trabajo en grupo, según entidades.
Ambas acciones tienen como finalidad orientar a personas que han de insertarse en el mercado laboral o mejorar su
empleabilidad.
¿QUÉ COMPETENCIAS BÁSICAS HA DE TENER UN ORIENTADOR/A?
Si consideramos que “Las competencias son un conjunto articulado y dinámico de conocimientos, habilidades,
actitudes y valores que toman parte activa en el desempeño responsable y eficaz de las actividades cotidianas dentro
de un contexto determinado.(Vázquez Valerio, Francisco Javier 2010), y que “las competencias se entienden como
actuaciones integrales para identificar, interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad y
ética, integrando el saber ser, el saber hacer y el saber conocer (Tobón, Pimienta y García Fraile, 2010), el orientador
tendrá que desarrollar las siguientes competencias:
Competencias comunicativas:
Habilidad para adaptar el lenguaje (términos) al nivel
del interlocutor.
Habilidad para adecuar el lenguaje corporal y
gestual a la información recibida.
Habilidad en el acogimiento y recepción de la persona
usuaria (trato cordial).
Habilidad para exponer el objetivo de las tutorías o el
objetivo del grupo.
Habilidad para trasmitir conceptos, ideas.
Habilidad para escuchar.
Capacidad para entender.
Habilidad para hacerse entender.
Habilidad para que te presten atención.
Capacidad para dejar hablar.
Habilidad para gestionar los silencios.
Habilidad para hacer preguntas.
Comunicación empática
Habilidad para comprender la percepción, las
necesidades y las actitudes e interactuar de forma
constructiva con el usuario.
Habilidad para conocer y valorar sus capacidades y
sus recursos personales.
Habilidad para conocer y valorar las dificultades y sus
puntos débiles.
Habilidad para conocer sus intereses personales para
desarrollar su aprendizaje.
Capacidad para fomentar su confianza en las propias
potencialidades.
Capacidad de motivar o reforzar con optimismo y
confianza.
5. Competencias para la dinamización de grupos:
Habilidades de acogimiento y recepción: amabilidad,
buen humor, facilidad de comunicación, apertura,
disponibilidad. (Crear un clima de confianza)
Habilidades pedagógicas. (Organizar y dirigir
situaciones de aprendizaje, dirigir la progresión del
aprendizaje e involucrar a las personas participantes
en su aprendizaje).
Habilidades de argumentación. (Aclaración de
conceptos)
Habilidad para facilitar el trabajo en equipo/grupos.
(Conocimiento y manejo de dinámica de grupos).
Habilidad para entender las necesidades del grupo y
adaptarse al nivel del mismo.
Habilidad para motivar y reforzar al grupo. Estimula al
grupo para que sea capaz de transformar sus
actitudes.
Habilidad para valorar las experiencias y aportaciones
de cada componente del grupo.
Flexibilidad de pensamiento y capacidad de análisis y
síntesis.
Capacidad para mandar sin dirigir, suscitar sin
imponer.
Flexibilidad y objetividad para aceptar las iniciativas
de los demás.
Habilidades para sembrar ideales de superación.
(Reformulación positiva).
Resistencia física y nerviosa.
Competencias de afrontamiento
Mantener la estabilidad en las respuestas, así como
una actitud práctica y equilibrada, sobre todo en
condiciones de dificultad y conflicto.
Regular los factores de cansancio y de frustración
durante el ejercicio laboral.
Capacidad para interpretar y ajustarse
adecuadamente a las situaciones nuevas y de cambio.
Generar y elaborar estrategias de respuesta a los
cambios.
Capacidad de aceptar y de introducir modificaciones
personales en relación al proyecto.
Competencias de planificación y organización
Facilidad para planificar o programar.
Establecer objetivos a corto, medio y largo plazo.
Habilidad en priorizar tareas.
Habilidad para racionalizar y adecuar los tiempos a las
tareas.
Habilidad para utilizar los recursos existentes
adaptándolos a cada usuario/a y situación.
Competencias para el trabajo en equipo
Capacidad de trabajar en equipo y coordinar grupos
de trabajo.
Habilidad para colaborar.
Habilidad para compartir información válida para el
equipo.
Habilidades de corresponsabilidad.
Habilidad para compartir éxitos y fracasos.
Habilidad para aportar soluciones.
Habilidad para valorar las aportaciones de los demás.
Habilidad para sumir distintos roles en función del
objetivo a conseguir.
Habilidad para resolver los problemas que surgen en
las interacciones del grupo.
Competencias personales
Debido a las peculiaridades de esta profesión, cuya misión esencial es la “ayuda a las personas”, consideramos que
tiene que existir una poderosa actitud vocacional de servicio a los demás, así como una apertura ante las
diferencias sociales y culturales, (aprovechamiento de la diversidad) en las personas que la ejercen, así como otras
características deseables: Sensibilidad social, Autoconfianza, Autocontrol, Confiabilidad, Paciencia,
Responsabilidad, Proactividad, Positivismo, Amabilidad, Empatía, Asertividad, Adaptabilidad, Flexibilidad y
Cooperación.