2. El modelo counseling es una de las formas más clásicas de orientación y también ha sido
denominado modelo clínico, de consejo, o de asesoramiento. Es la forma más clásica de la
orientación. Según dice Rodríguez Moreno (1995) este modelo es el más especializado de todos los
que conforman la labor de ayuda, generándose en las teorías de la personalidad y de la salud
mental.
La Asociación Británica para el Counseling (British Association for Counseling, 1992: 17) define el
counseling como “la utilización hábil y fundamentada de la relación y la comunicación, con el fin
de desarrollar el autoconocimiento, la aceptación, el crecimiento emocional y los recursos
personales”. Este modelo se concreta en la entrevista como el procedimiento
característico para afrontar la intervención directa e
individualizada. Se centra, básicamente, en la relación personal
orientador-orientado, tutor-alumno, orientador-padres y tutor-
padres; (face to face). Esta relación de ayuda tiene como objetivo
prioritario el satisfacer las necesidades de carácter personal,
educativo y socio-profesional del individuo. Esta relación, si bien
es eminentemente terapéutica, puede también tener una
dimensión preventiva y de desarrollo personal, educativo y
socio-profesional del individuo.
MODELO DE COUNSELING.
Este modelo se fundamenta teóricamente en el psicoanálisis, la psicología individual, terapia realista,
psicoterapia existencial del desarrollo, terapia familiar entre otras.
CARACTERÍSTICAS.
Tiene un carácter terapéutico, aunque
también puede tener una dimensión
preventiva y de desarrollo personal.
Está centrado en la acción directa sobre
el sujeto.
Se basa en una relación personal entre
orientador y orientado.
Se trata de una acción orientadora
puntual con un carácter reactivo y
remedial.
Su objetivo prioritario es satisfacer las
necesidades específicas del sujeto.
Actúa reactivamente de forma
correctiva, es decir, una vez que se ha
producido el problema,
Se trata de una intervención
especializada en la que el orientador
asume la máxima responsabilidad en
el proceso de intervención.
Se basa en presupuestos próximos a
la teoría de la personalidad.
La entrevista es el procedimiento
característico para afrontar la
intervención.
Su acción es directa sobre la persona
a través de una relación diádica entre
consejero-aconsejado.
Su finalidad es resolver los
problemas de los orientados.
3. La iniciativa de solicitar ayuda surge del cliente.
Igualmente, no podemos obviar las fases que
constituyen el modelo clínico y que reflejan las
características que hemos mencionado con anterioridad.
Se trata de cuatro fases que a continuación detallamos:
1. FASE INICIAL: Inicio y estructuración de la relación de
ayuda .
También pueden ser familiares, tutores, profesores, etc.
Establecimiento de una relación apropiada entre el orientador y el cliente. Uno de los objetivos
principales es el de crear un ambiente de confianza y cooperación mutua para entablar una
comunicación, donde no haya juicios, distorsiones o malos entendidos, sino una escucha sana. El
orientador debe concentrarse en lo que la otra persona trata de comunicarle.
Se centra el problema
Conocimiento del cliente a través del diagnóstico del
problema.
Recogida de información a través de la anamnesis
para valorar el grado de motivación para el cambio de
conducta, estimación de sentimientos, etc.
2. FASE DE EXPLORACIÓN-VALORACIÓN
La anamnesis es una recogida de datos relativos a la
persona enferma, a su entorno y a los antecedentes de la
situación en concreto, para poder obtener con claridad
una visión global del estudio.
1. Escucha “espejo”, es decir, devolver la información a la
persona que nos pide ayuda de tal modo que ésta se
sienta comprendida y que hemos entendido el problema
de forma correcta.
- 2. Aceptación.
- 3. Comprensión. Para ello se necesita empatía. Esto
significa abrirse al otro. Si no comprendemos a la otra
persona, nos podemos quedar en la simple apariencia de
la existencia y no profundizar en el problema en sí mismo.
- 4. Sinceridad y autenticidad.
- 5. La entrevista como metodología de acción.
En función del diagnóstico se establecen planes de acción.
Se debe potenciar el autoconcepto, autoaceptación y autoestima.
Ejecución del plan de acción.
Evaluación del plan de acción.
Evaluación de los logros alcanzados
3. FASE DE INTERVENCIÓN
4. FASE FINAL: SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN
ELEMENTOS DEL
COUNSELING.
FASES DEL MODELO.
4. El orientador es el encargado de guiar todo el proceso. Debe
ser una persona experta que sepa mantener, en todo
momento, una actitud congruente, respetuosa y empática.
Debe poseer capacidad de aceptación, comprensión y
sinceridad.
Debe ser un profesional cuya formación y experiencia lo
califiquen para ayudar a otros a alcanzar soluciones para
diversos tipos de dificultades personales (Hahn y McLean).
El orientador debe ayudar al sujeto a tomar conciencia de sí
mismo, de los modos en que reacciona a las influencias que
sobre su conducta ejerce su ambiente, a establecer algún
significado personal de esta conducta y a desarrollar y
clarificar un conjunto de metas y valores que orienten la
conducta futura (Blocher).
Debemos tener en cuenta tres tipos de habilidades que van a ayudar
a que la aplicación del couseling sea óptima, estas son:
HABILIDADES EMOCIONALES: Son habilidades dirigidas a manejar
tanto las propias emociones como las de los pacientes y allegados,
y las de otros profesionales. Son necesarias antes de establecer
cualquier comunicación y, también durante y después de la misma.
El objetivo de estas habilidades es lograr que las emociones no
desborden al profesional haciendo que pierdan su funcionalidad.
HABILIDADES DE COMUNICACIÓN: La comunicación es la
herramienta básica para la relación interpersonal, y a través de ella
se abordan las emociones de los pacientes y se estimulan los
cambios comportamentales de los mismos.
HABILIDADES DE MOTIVACIÓN PARA EL CAMBIO DE CONDUCTA: Son
fundamentales, ya que la comunicación que establece el profesional
con el sujeto tiene como objetivo último, en muchas ocasiones,
estimular determinados cambios de las conductas y hábitos del
usuario.
PAPEL DEL ORIENTADOR
VENTAJAS
DESVENTAJAS
Utiliza la entrevista, principalmente, como
medio para afrontar la intervención.
El orientador es una persona experta.
Es un modelo individualizado.
Al ser fundamentalmente individual, no
permite alcanzar el objetivo principal de la
orientación: dirigirse a todos los sujetos de
forma continua.
Se asienta sobre el modelo jerárquico, en el
que el consejero es el experto o especialista y
los usuarios del consejo son los clientes que
tienen problemas.
REFERENCIAS:
Características del modelo Counseling | RedSocial RedEduca. (2018). REDEDUCA. https://redsocial.rededuca.net/caracteristicas-modelo-
counseling
Modelo Counseling: La Entrevista. (2012, 29 enero). Orientación Psicopedagógica. https://psicope.wordpress.com/modelo-clinico-o-
counseling-la-entrevista/
5. Existen muchas definiciones otorgadas al término de programa, entre ellas destacamos las que
consideramos que incluyen las características más relevantes en este:
• “... acciones sistemáticas, cuidadosamente planificadas, orientadas a unas metas, como respuesta a
las necesidades educativas de los alumnos, padres y profesores insertos en un centro” (Rodríguez
Espinar et al.,1993, p. 233).
• “... actividad sistemática dirigida a una población para conseguir los objetivos educativos previstos
de antemano” (Montané & Martínez, 1994, p. 83).
• “…sistema que fundamenta, sistematiza y ordena la intervención psicopedagógica comprensiva
orientada a priorizar y satisfacer las necesidades de desarrollo detectadas en los distintos
destinatarios de dicha intervención” (Vélaz de Medrano, 1998, p. 138).
• “… toda actividad preventiva, evolutiva, educativa o remedial que, teóricamente fundamentada,
planificada de modo sistemático y aplicada por un conjunto de profesionales de modo colaborativo,
pretende lograr determinados objetivos en respuesta a las necesidades detectadas en un grupo
dentro de un contexto educativo, comunitario, familiar o empresarial” (Repetto, 2002, p. 295).
El modelo de programas parece surgir a principios de los años setenta debido a la insuficiencia del
modelo clínico de atención individualizada, que no permitía la intervención a nivel grupal, y a las
limitaciones del modelo de servicios. Así, el modelo de programas permite integrar a los
principios de prevención, desarrollo e intervención social (Rodríguez Espinar et al., 1993), extender
la orientación a todos los alumnos e implicar a los agentes educativos en la tarea orientadora.
MODELO DE PROGRAMAS.
En cualquier caso, las distintas
definiciones suelen coincidir en los
siguientes puntos:
– Se trata de una actividad
planificada.
– Se aplica en un contexto
determinado.
– Se diseña y realiza con la intención
de obtener unos objetivos concretos.
– Se diseña a partir de la identificación
unas necesidades concretas
(diagnóstico de necesidades).
En base a las conceptualizaciones anteriores podemos definir un programa como un proyecto
ordenado y planificado sistemáticamente que incluye acciones y actividades diseñadas para la
consecución de unos objetivos previamente definidos, en relación a la satisfacción de unas
necesidades concretas para un contexto determinado.
Uno de los aspectos que no quedan delimitados son los
requisitos mínimos para reunir la condición de programa. A
veces lo que para unos es un programa (por ejemplo, de
métodos de estudio, de orientación vocacional, de
prevención de drogodependencia, etc), para otros, sólo es
una parte de un programa más amplio de orientación con
múltiples aspectos. En general, hablaríamos de “macro”
programas, cuando por su duración o extensión, o por la
diversidad de campos implicados, sobrepasan la
posibilidad de ponerse en práctica por parte de una sola
persona. Los “micro” programas son actuaciones muy
breves o de un ámbito muy concreto, puestos en práctica
con una mínima dedicación de tiempo y personas.
6. CARACTERÍSTICAS.
Ser una intervención desarrollada en
función de las necesidades diagnosticadas
(de los alumnos, centro, servicios de
institución, etc.)
Actúa por objetivos a lo largo de un lapso de
tiempo.
Centrarse en las necesidades de un
colectivo.
Su actuación sobre el contexto.
Ser dirigida a todos los agentes implicados y
usuarios.
Ser una intervención preventiva y de
desarrollo. Tener carácter proactivo.
LA INTERVENCIÓN POR PROGRAMAS SE
CARACTERIZA A GRANDES RASGOS POR:
Según Montané y Martínez (1994), Podemos destacar las siguientes características de este modelo
referido a un centro educativo:
a) En cuanto al rol del orientador, la intervención por programas surge de su total integración y
colaboración con la institución educativa, partiendo de sus necesidades y competencias de las cuales
surgen las propuestas de intervención. Esto enlaza con el modelo de consulta: el orientador actúa como
consultor, asesor y formador de formadores.
b) En lo relativo a la planificación; los programas persiguen la consecución de los objetivos educativos
del centro o del aula, que se basan y entroncan a su vez en los planteamientos de la institución y de su
proyecto curricular.
c) Los recursos en la intervención por programas son en realidad todos los del centro educativo y su
entorno inmediato: el currículo, la metodología, los equipamientos, los distintos profesionales, etc.
d) Los programas son procesos de acción integrados en mayor o menor medida en el currículo general
ordinario o facilitan dicha opción.
e) Respecto al equipo docente, un programa permite y favorece la cooperación, el intercambio y el
trabajo en equipo, así como la mejora progresiva del mismo puesto que este equipo y cada uno de sus
integrantes conocen y saben poner en práctica los programas de orientación.
f) La evaluación en este tipo de intervención tiene una finalidad esencialmente formativa, de mejora
continua de los procesos y productos educativos por lo que favorece el desarrollo.
g) El papel de los discentes es activo, en la mayor parte de los casos estos son conocedores de las
necesidades y potencialidades y de los beneficios y mejoras que su desarrollo conllevará, por lo que son
parte activa en el mismo.
h) El tipo de intervención más frecuente suele ser sobre déficits o necesidades inmediatas, pero debería
ser una intervención preventiva, grupal, preactiva y/o intervención orientada al desarrollo.
i) La institución es un elemento dinámico en evolución. La intervención por programas, a través del
trabajo en equipo y la reflexión sobre la propia práctica genera procesos de reforma, cambio e
innovación en la propia institución educativa
7. El proceso de la orientación se puede entender como la realización de programas de intervención
educativa y social. En la realización de este proceso de la orientación mediante programas se siguen
una serie de fases que varían según diversos autores. Cada autor hace sus propias propuestas, a veces
incluso utilizando una terminología propia. Pero todas las propuestas tienen muchos elementos en
común. Según Bisquerra et al. (2005), recogiendo distintas aportaciones, estructuran el modelo de
programas de orientación psicopedagógica de la siguiente forma.
1. Análisis del contexto
2. Identificación de necesidades
3. Formulación de objetivos
4. Planificación y ejecución de
actividades con:
- Alumnado - Profesorado -
Familia - Comunidad
5. Evaluación y costes
1. Análisis del contexto
2. Planificación del programa
3. Diseño del programa
4. Ejecución del programa
5. Evaluación del programa
6. Coste del programa
OTROSAUTORES BISQUERRAR.,ÁLVAREZM.,RIARTJ.Y
MARTÍNEZM.(2005)
FASES DEL MODELO DE PROGRAMAS.
Se inicia a partir de una intervención
contextualizada (ecológica), adaptada a las
necesidades concretas del contexto.
Las que se derivan de toda intervención
planificada, sistematizada, racional y funcional.
Es una intervención proactiva, se adelanta a los
problemas, se presta especial atención a los
principios de prevención y desarrollo.
Se dirige a todos los sujetos, es una intervención
globalizadora y totalizadora.
Favorece y estimula la evaluación para optimizar
la intervención o acción orientadora.
Invita a la participación y colaboración (trabajo
en equipo) de todos los implicados en la
intervención. Mantiene relaciones con el entorno
(comunidad).
Existe poca concienciación para trabajar en
equipo de forma cooperativa, para planificar y
diseñar la actuación psicopedagógica.
Aún no es costumbre, dentro de la comunidad
socio-educativa, trabajar por programas
comprensivos en sus distintas modalidades.
La formación y disposición de los agentes que
intervienen en la intervención es, todavía,
insuficiente.
No hay una estructura organizativa
suficientemente flexible que permita el
funcionamiento óptimo, y aun viable, para
trabajar por programas.
No contamos aún con el suficiente capital
material y humano para intervenir por
programas
VENTAJAS Y DESVENTAJAS.
Referencias
González-Benito, A. (2018). Revisión teórica de los modelos de orientación educativa. Revista Caribeña de Investigación Educativa (RECIE), 2(2),
43-60. doi: https://doi.org/10.32541/recie.2018.v2i2.pp43-60
8. Se suele señalar a Patouillet (1957) como precursor de la consulta en el ámbito educativo, al señalar
que debía haber un profesional (el orientador) que se ocupara de promover el desarrollo personal y
académico de cada alumno de modo colaborativo entre todos los agentes educativos.
La consulta se refiere a “una relación voluntaria entre un profesional de la ayuda (orientador,
psicopedagogo, psicólogo, pedagogo, etc.) y otro profesional (profesor, tutor), para abordar
conjuntamente una mejora educativa” (Álvarez & Bisquerra, 2012, p. 90). Por tanto, la relación que se
produce es tríadica; es decir, se establece una relación entre el consultor (orientador, especialista) y
el consultante (profesor, tutor, director); y entre este y una tercera persona (alumno, servicio o
empresa). Así, el profesor interviene directamente con el alumno y el orientador de una manera
indirecta.
En 1959 Lippit publica un artículo en el que señala que el consultor es o debe ser, salvo en contadas
ocasiones, alguien ajeno a los sistemas de poder jerárquico de la empresa u organización a los que
pertenece el consultante (Hervás Avilés, 2006).
El modelo de consulta surge en cierto modo por la falta de adecuación del counseling para asumir
la función orientadora de la educación. Es un término que encierra gran variedad de prácticas y de
enfoques, aunque todos hace referencia a la actividad en la que un profesional proporciona
asistencia especializada a otro (Hervás Avilés, 2006).
Ha sido en el último cuarto del siglo XX cuando la consulta ha adquirido un gran protagonismo, no
sólo en el ámbito educativo, sino también en el social como la demuestra la proliferación de
consulting de diferentes tipos (empresas, informática, ingenieros, abogados, etc.) que se han ido
creando en los últimos años. Es en la década de los 60 cuando aparece en EEUU la figura del
profesor-consultor, que cobra especial relieve en la década de los 70 como consecuencia de la
integración escolar de sujetos con necesidades educativas especiales, cuya atención precisa la labor
conjunta del profesorado y de personas especializadas
CONSULTA:
“La consulta es un proceso destinado a proporcionar servicios
educativos y psicológicos. En él el especialista (consultor) trabaja
en colaboración con el equipo directivo del centro para mejorar el
aprendizaje y la adaptación a los estudiantes (clientes). Durante las
interacciones, el consultor ayuda al consultante a través de un
proceso sistemático de resolución de problemas, influencia social y
apoyo profesional. A su vez el consultante ayuda a los clientes a
través de la selección y aplicación de intervenciones (de carácter
remedial y preventivo) eficaces basadas en la escuela”. (Erchul y
Martens, 1997).
MODELO DE CONSULTA
9. 1. Es un modelo relacional, pues incluye todas las
características de la relación orientadora.
2.Potencia la información y la formación de
profesionales y para profesionales.
3. Se basa en una relación simétrica entre
personas o profesionales con estatus similares,
en la que existe una aceptación y un respeto que
favorece un trato de igualdad.
4. Es una relación triádica en la que intervienen
tres tipos de agentes: consultor-consultante-
cliente.
5.La relación no sólo puede establecerse con
personas individuales, sino también con
representantes de servicios, recursos y
programas
6. Tiene como objetivo la ayuda a un tercero
que puede ser una persona o un grupo.
7. Afronta la relación desde diferentes
enfoques: terapéutico, preventivo y de
desarrollo.
8. La relación es temporal, no permanente.
9.- El consultor interviene indirectamente con
el cliente aunque, extraordinariamente,
pueda hacerlo de forma directa.
10. El consultante actúa como intermediario y
mediador entre el consultor y el cliente.
11. Es preciso trabajar con todas las personas
relacionadas substancialmente con el cliente.
OBJETIVOS PRINCIPALES
Este modelo se dirige principalmente a la
consecución de dos metas:
a) Aumentar la competencia del consultante en sus
relaciones con un cliente (alumnos, padres,
institución…).
b) Desarrollar las habilidades del consultante para
que sea capaz de resolver por sí mismo problemas
similares en el futuro.
Brown y Brown (1981):
-Centrada en el cliente.
-Centrada en el consultante.
-Centrada en el programa.
-Centrada en la
organización/estructura
administrativa.
Bisquerra y Álvarez (1996)
– Campo de la salud mental.
– Campo de las
organizaciones.
– Campo educativo.
CARACTERÍSTICAS.
HERVÁS AVILÉS (2006:177), SEÑALA ONCE CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DEL MODELO:
Jiménez Gámez y Porras Vallejo
(1997):
-Consulta en salud mental.
-Consulta conductista.
-Consulta organizativo-
industrial o de proceso.
-Consulta en trabajo social o
comunitaria.
ÁREAS DE INTERVENCIÓN
10. Consultor y formador tanto del profesorado como de tutores: siempre desde una relación de igualdad
profesional en cuanto a estatus y dentro de un estilo de colaboración, el orientador debe facilitar al
profesorado continua adaptación a las demandas de la práctica profesional, tanto en lo que se refiere
a la docencia, entendida ésta en el sentido holístico de la palabra, como de la intervención tutorial.
Consultor y formador de padres: en determinadas situaciones las familias necesitan y demandan el
asesoramiento del profesional de la orientación para desempeñar el papel de educadores de sus hijos
en un entorno cada vez más complejo y en una sociedad en perpetuo cambio, no exenta de riesgos
sobre todo para los más jóvenes.
Consultor de la propia organización educativa y en la comunidad: tanto los orientadores de los
equipos de orientación como los que pertenecen a los departamentos de orientación deben contribuir
a la coordinación de los distintos servicios y a la organización y funcionamiento de los centros.
El desempeño de estos roles por parte del orientador ha de tener siempre un carácter subsidiario y en
ningún momento debe suplantar ni las responsabilidades ni las funciones de los otros agentes educativos
ya que este es uno de los aspectos más importantes del modelo de consulta.
Una legislación cambiante originada por los cambios políticos, y en ocasiones el excesivo celo de las
administraciones que actúan como garantes de que lo legislado se traslade a la práctica.
Por las demandas, preconceptos y expectativas fraguadas por el profesorado, el equipo directivo, el
alumnado y la familia.
Por las propias prerrogativas profesionales de los asesores, que debido a su formación inicial o
continua, pueden acometer ciertas actuaciones profesionales amparadas por la competencia
epistemológica derivada de la formación recibida; es necesario que tales competencias sean tenidas
en cuenta dentro del complejo entramado educativo.
Según Santana Vega (2003) todos aquellos profesionales que trabajan en tareas de asesoramiento a los
centros escolares se encuentran, a la hora de delimitar su campo de actuación, en una situación compleja
por los siguientes motivos:
Las funciones que según el modelo de consulta debe asumir cualquier profesional de la orientación
educativas citadas tanto por Bisquerra (1998) como por Vélaz de Medrano (1998) son las siguientes:
ROL DEL ORIENTADOR.
Fase de entrada: cuyo objeto es realizar el diagnóstico,
iniciar una relación de colaboración y evaluar los esfuerzo
que hay que realizar. Es importante el establecimiento de
una relación simétrica y no jerárquica entre consultor y
consultante, utilizando habilidades como empatía,
autenticidad y respeto.
Sanz Oro (2001) en Hervás Avilés (2006) concreta las fases de
la consulta en cuatro momentos:
1.
FASES DEL MODELO DE CONSULTA
11. 3. Fase de ejecución: en ésta se lleva a cabo el plan establecido en las fases anteriores, desarrollando
mecanismos de autorregulación y planificación relacionados con: cómo, cuándo, dónde y qué resultados
esperamos obtener.
4. Fase de salida: en la que le consultor y consultante deben evaluar los efectos globales del proceso de
consulta, y reducir paulatinamente la relación tríadica hasta finalizarla, aunque manteniendo una relación
cordial que propicie nuevas consultas futuras.
La mayor comprensividad y significado de los datos, una
claridad conceptual del problema, la adecuación de las
metas establecidas y la efectividad de las intervenciones.
Las habilidades requeridas en este momento se
relacionan con la empatía, el autodescubrimiento, la
confrontación y la inmediatez.
2. Fase de diagnóstico: conceptualizada como proceso continuo y recíproco que supone la
obtención de datos y la intervención. En esta fase hay que definir el problema y los factores
relacionados con el mismo. La relación entre consultor y consultante es de colaboración en la
tarea de obtener:
Martínez Clares (2002), por su parte, propone cinco momentos que se producen en el modelo
de consulta, que coinciden fundamentalmente con los presentados por Sanz Oro, excepto en
el último punto en el que indica que, en ocasiones es necesaria una intervención directa del
consultor con el cliente para acciones concretas y especializadas
Necesidad de una mayor contextualización del modelo, a través de una transformación y flexibilización
en la organización de los centros para dar cabida a la participación del orientador. En este sentido parece
más eficaz que el consultor no sea un agente externo al centro.
Es a su vez necesaria la implantación de la consulta colaborativa en la que el orientador sería un agente
propiciador del cambio hacia proyectos innovadores en los que participe la comunidad educativa,
evitando así que su práctica se limite a actuaciones de tipo remedial.
El orientador como eje de toda actividad orientadora, fomentando una relación abierta, colaborativa y
cercana a los intereses y necesidades de la comunidad . De esta forma, se dinamizaría el proceso de
intervención en colaboración con los agentes implicados y la ruptura de las barreras estructurales.
La mayoría de los autores coinciden en destacar que una limitación importante de este modelo en el ámbito
educativo es su carácter excesivamente teórico, unida a la falta de costumbre entre el profesorado de buscar
ayuda en otros profesionales.
Sin embargo y bajo las posibilidades que ofrece este modelo, se propone a continuación algunas sugerencias
que contribuirían a mejorar la práctica orientadora:
CONSIDERACIONES FINALES
REFERENCIAS
Parras, A., Madrigal, A. M., Redondo, S., Vale P. y Navarro, E. (2009). “Orientación educativa: fundamentos teóricos, modelos
institucionales y nuevas perspectivas”. Ministerio de Educación.