Es esencial reivindicar la inversión como factor de crecimiento, empleo y desarrollo, que en esencia, es la mejor forma de inclusión social sustentable.
Es necesario consensuar, planificar y ejecutar un plan, sustentado en las ventajas comparativas argentinas, recrear condiciones de competitividad, utilizar el conocimiento para agregar valor, y administrar las fortalezas para aprovechar las potencialidades.
Argentina posee disponibilidad destacada de recursos naturales (alimentos, energía, minerales), y una población joven, en crecimiento y capacitada, que hacen que el modelo de una industria basada en competitividad de costos, elaboración de productos de menor valor agregado, mano de obra intensiva y salarios bajos, no sea una opción de desarrollo viable.
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La inversión, el camino a la inclusión social sustentable
1. La Inversión, el camino a la inclusión social sustentable
En la primera mitad del siglo pasado, Argentina figuraba entre las primeras economías del mundo, época durante la cual la influencia del comercio y la inversión, nacional y extranjera, tuvieron un papel primordial en acompañar y apoyar el crecimiento del país.
La influencia de las inversiones contribuyó a demostrar el lugar que Argentina puede ocupar, con un marco jurídico-institucional adecuado, ya que cuenta con los recursos humanos y naturales para volver a ocupar ese espacio en el mundo.
El clima favorable de negocios promovió la inversión, canalizándose hacia el comercio, la industria, la infraestructura y los servicios públicos y privados.
Durante estos cien años, continuaron las inversiones y se profundizó el agregado de valor y el avance tecnológico, desarrollándose la ganadería y la agricultura, posicionando a Argentina, como uno de los grandes productores. Posteriormente, se expandieron a los equipos y servicios que aumentaron e hicieron más eficiente esa producción rural.
Esto se fue complementado con el crecimiento de los ferrocarriles, lo que a su vez posibilitó la ampliación exponencial de la superficie trabajada, incorporando regiones que se hicieron económicamente explotables.
Durante este período también se dio un aumento de servicios complementarios de las distintas cadenas de valor y los servicios públicos, tales como puertos, frigoríficos, equipos del agro, vagones y equipos del ferrocarril, transporte y servicios de reparaciones marítimas, seguros y bancos, además de servicios urbanos como generación eléctrica, agua potable y distribución del gas.
La Gran Guerra y la crisis de 1930, pusieron en evidencia y ayudaron a reconocer la significativa influencia de las inversiones y el comercio en el desarrollo de la Argentina, y produjeron que fuera necesario adaptarse a un nuevo marco, que no solo promovió la inversión y el comercio, sino también el desarrollo industrial, situación que se prolongó, incluso, hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Ese escenario encontró a la Argentina entre las primeras economías del mundo.
Hoy, cien años después, nuestro país se encuentra en un contexto y frente a un escenario donde se hace imprescindible reorientar la política industrial Argentina, recreando las condiciones de competitividad necesarias, desde una concepción integral de desarrollo, que aproveche nuestras potencialidades como país y que garantice crecimiento, empleo e inclusión social sustentable.
2. Para ello, es esencial reivindicar la inversión como factor de crecimiento, empleo y desarrollo, que en esencia, es la mejor forma de inclusión social sustentable.
Es necesario consensuar, planificar y ejecutar un plan, sustentado en las ventajas comparativas argentinas, recrear condiciones de competitividad, utilizar el conocimiento para agregar valor, y administrar las fortalezas para aprovechar las potencialidades.
Argentina posee disponibilidad destacada de recursos naturales (alimentos, energía, minerales), y una población joven, en crecimiento y capacitada, que hacen que el modelo de una industria basada en competitividad de costos, elaboración de productos de menor valor agregado, mano de obra intensiva y salarios bajos, no sea una opción de desarrollo viable.
Los países desarrollados hacen foco en las industrias del conocimiento y sectores específicos con alto valor agregado, integrando actividades a las distintas etapas de la producción de bienes y servicios, como la investigación y desarrollo, el diseño, el marketing y los servicios asociados al producto.
Es fundamental apuntar a sectores con ventajas comparativas y potencial de desarrollo, agregando valor desde el conocimiento.
En este sentido, se destacan claramente tres sectores primordiales, los Minerales, la Energía y la cadena agrícola – ganadera.
Minerales
Argentina se encuentra en el Top5 de reservas mundiales de litio y cobre, y en el Top10 en potasio, oro y plata. El desafío es posicionar a Argentina como destino de nuevas inversiones.
Energía.
Argentina se ubica en el 2do lugar en recursos potenciales en shale gas y en el 4to en shale oil a nivel internacional. Aquí es clave desarrollar una política basada en la seguridad energética y el autoabastecimiento, lo cual creará un contexto de gran oportunidad para todo el entramado de proveedores locales.
Cadena agrícola – ganadera.
Argentina es el 3er abastecedor de alimentos a nivel mundial. Aquí es posible diversificar los productos con mayor valor agregado, incorporando estándares de seguridad agroalimentaria más rigurosos.
Agribusiness
Es fundamental, al mismo tiempo, integrar y potenciar industrias relacionadas a la alimentación, como la biotecnología, semillas, fertilizantes, plaguicidas y fitosanitarios, maquinaria agrícola y software especializado.
3. Por otro lado, es fundamental consolidar y avanzar sobre la industria automotriz, la metalurgia y la química, en las que Argentina es referente regional.
Es necesaria una política industrial integral basada en estabilidad macroeconómica, solidez institucional, infraestructura competitiva, seguridad jurídica, y un mercado de capitales y acceso a financiamiento externo potenciando el crecimiento, siendo posible así, avanzar hacia un modelo de sociedad inclusivo con base en el conocimiento.
La posibilidad de aprovechar la oportunidad de reorientar la política industrial Argentina, re estableciendo las bases de un marco jurídico – institucional adecuado que favorezca las inversiones, allanando el camino hacia la inclusión social sustentable, sólo será posible en el marco de la búsqueda y acuerdo de consensos entre dirigentes políticos, sindicatos y empresarios.