Las dos pomarrosas crecieron en la escuela de Yumbatos y fueron testigos de muchos cambios a lo largo de los años. Aunque a veces eran maltratadas por los estudiantes, también recibieron cuidado de algunos y dieron sombra y frutos a la comunidad escolar. Con el tiempo, otras plantas fueron sembradas en la escuela y las pomarrosas ya no estaban solas.
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IE 0589 GPV - YUMBATOS Cuento de Jack Jeffrey Chávez Pinedo
1. LAS DOS POMARROSAS DE LA ESCUELA
Cierto día…, el viento sopló, sopló y sopló tan fuerte que hasta las semillas de
los árboles salieron volando a diferentes partes. Algunas sirvieron de alimento a
las aves, otras fueron a caer en tierra fértil. Pero hubo dos en especial que
sobrevivieron al abundante calor, agua de lluvia y hasta extraños seres que
querían hacerles daño, ya que después de un tiempo se les aparecieron tallos
cortos con pequeñísimas hojas de color verde. Así pasaron los meses y los niños
lo admiraban junto a los maestros durante el recreo, algunos recibían consejos
de no hacerles daño para que pudiesen crecer, con el tiempo alcanzaron medio
metro.
En ocasiones recibían el golpe de la pelota, ya que se encontraban cerca al
campo de fulbito que era utilizada por los niños y las niñas de la escuelita durante
la hora de recreo y en la hora de educación física, las plantas además de soportar
los golpes por un lado, también recibían peñiscos en las hojitas que se veían
maltratadas por los malos hábitos.
Los maestros por su parte hacían clase en el aula acerca de la importancia de
cuidar el medio ambiente, las dos pomarrosas escuchaban las clases que se
impartían en el aula, aunque por momentos una de ellas le decía a la otra, me
gustaría que esos consejos a los niños los den los maestros en nuestra presencia
para que nos conozcan más todos ellos y ellas, porque al terminar la clase se
podrían olvidar y venir a maltratarnos cuando no hay quienes los corrijan como
tratarnos, la otra le respondió si nos dejan crecer con el tiempo podríamos servir
para purificar el aire, protegerlos de los rayos solares dándoles sombra, ambiente
fresco y agradable para recibir sus clases al aire libre.
Había otras plantas a las cuales les daban mayor importancia en el huerto de la
escuela, porque sus frutos eran consumidos por los alumnos y alumnas incluso
vecinos que ingresaban para probar las toronjas, naranjas, cocos y en especial
nuestras madres pomarrosas que con el tiempo fueron derribadas para cambiar
la ubicación del campo de fulbito más atrás, pronto quedamos huérfanas, éramos
muy pequeñas para soportar la soledad ya que demorábamos bastante en
crecer.
2. Al pasar los años nosotras las dos pomarrosas fuimos creciendo poco a poco y
fuimos testigos de ver a varias promociones de estudiantes culminar sus estudios
de primaria y secundaria, algunos de ellos nos cuidaban, otros en cambio nos
maltrataban con la pelota, peñiscos en nuestras hojas, oh subían a sentarse sin
preguntarnos si las podíamos cargar y resistir el peso que tenían, en fin nos
acostumbramos a ellos a su compañía, también pudimos ver a diferentes
maestros y maestras que llegaban cada año y algunos que llegaron primero se
quedaron por mucho tiempo a trabajar. Un día pudimos sentir que se nos salieron
hermosas flores color fucsia y algunas se nos caían al suelo creando una
hermosa alfombra de ese color, otras flores dieron origen a los frutos de color
rojo en forma de pera, con sabor agridulce que agradaba a los estudiantes y
profesores.
Por otro lado empezamos a sentir el golpe de los palos por parte de algunos
estudiantes, otros se arriesgaban a subir a nuestras ramas para intentar coger
nuestros frutos y comérselos, pero contentas de ser parte de la familia gerardina.
Un día las autoridades educativas decidieron ampliar el servicio educativo y
llegaron más maestros para el nivel secundaria, quienes vienen promoviendo la
ejecución de proyectos de reforestación en el huerto y en el terreno de
conservación escolar sembrando otras plantas, que son parte de nuestra familia
como los aguajes, la palma aceitera y árboles maderables, con el tiempo ya
tenemos compañía para embellecer la escuelita de Yumbatos, también se
hicieron bancas de madera para el descanso de los estudiantes y nos sentimos
importantes ya que por momentos durante las tardes los estudiantes y los
maestros hacen clase bajo la sombra que les otorgamos, nos sentimos contentas
de estar juntas para apoyarnos la una de la otra y nos abrazamos con nuestras
ramas, también nos acordamos durante el tiempo que estamos juntas en la
escuela y poder servir no solamente purificando el medio ambiente, sino dar
frutos jugosos y brindar compañía a quienes nos visitan, aunque aún abrigamos
la esperanza de tener compañía de más árboles en la comunidad y en todo el
planeta porque necesitamos un planeta verde, hoy en día se vienen preocupando
las personas porque cada día se sentimos el calentamiento global, que alegría
nos da la noticia saberlo que se unan esfuerzos para cuidar nuestro planeta, le
3. dice muy contenta a la otra pomarrosa, la otra le responde tienes razón hermana
si pudiesen escuchar nuestra voz las personas les contaríamos lo que sentimos.
Estudiante: Jack Jeffrey Chávez Pinedo
5to grado del Nivel Primario
I.E. 0589 “GPV” – Yumbatos
Delegado: Prof. Darvin Paredes Paredes
Director: Julio Walter Chávez Oyarce