Relación del derecho con las ciencias políticas.pptx
Los aprendices de brujo. El Correo
1. E
l aprendiz de brujo’ es un
poema sinfónico del com-
positor francés Paul
Dukas, compuesto en
1896-97, inspirado en un poema de
Goethe de 1797, y que muchos re-
cordamos en las imágenes maravi-
llosas de Walt Disney en su pelícu-
la de animación ‘Fantasía’, de 1940.
El poema empieza cuando el bru-
jo se marcha de su taller, dejando
al aprendiz al cargo de una serie de
tareas rutinarias de limpieza. Can-
sado de tener que cargar con cubos
de agua, el aprendiz hace que una
escoba acarree el agua por él utili-
zando la magia que aprendió de su
maestro, magia que aún no domi-
na por completo. Pronto, el taller
queda inundado de agua, con lo que
el aprendiz comprueba que no pue-
de detener el proceso que ha crea-
do, porque no sabe cómo hacerlo.
Desesperado, rompe la escoba a ha-
chazos, pero de esas astillas nacen
nuevas escobas que continúan aca-
rreando agua, agravando el proble-
ma todavía más. Lo inquietante es
que, en nuestro entorno, parece que
prevalecen una serie de aprendices
de brujo mediocres que, quizás por
pereza, desazón, interés político o
simplemente por desconocimien-
to, sólo saben aplicar una medici-
na: la mano dura, el jarabe de palo.
Contra el terrorismo sólo cabe
endurecer las penas, la dispersión
o la falta de la más mínima consi-
deración o visión política, como en
casos como el de Otegi, o vulnerar
incluso normas fundamentales del
derecho penal, como la prohibición
de la aplicación retroactiva de pe-
nas. Para casos como el de Marta del
Castillo –en el que hay menores de
edad implicados– también se ha ha-
blado de endurecer penas. Ahora
también se quiere castigar conduc-
tas que previamente no merecían
tal respuesta, como tomar imáge-
nes de la Policía durante su trabajo
en manifestaciones y concentra-
ciones.
Por supuesto que hay casos tre-
mendamente inquietantes por su
ensañamiento, o por el tipo de víc-
tima, o por toda aquella serie de cir-
cunstancias que se conjugan gene-
rando gran alarma social. Pero, ¿todo
se soluciona con el jarabe de palo?
Con la mano dura, ¿no nos estamos
limitando a atacar el síntoma y no
su causa?
No es lógico pensar que ese mis-
mo remedio –la mano dura– sirva
exactamente igual para situaciones
tan dispares y distintas. Existe todo
un elenco de otras medidas alter-
nativas –punitivas y no punitivas–
ofrecidas por toda una variedad de
disciplinas para solucionar proble-
mas: justicia restaurativa, media-
ción penal, etc. Al aplicar mano
dura, en muchos casos no habre-
mos solucionado el problema. Lo
habremos meramente aparcado. Y
los problemas aparcados con el tiem-
po tienen tendencia a enquistarse,
a pudrirse y en definitiva a empeo-
rar.
Y para entonces, nuestros apren-
dices de brujo sencillamente no sa-
brán qué hacer, porque al igual que
el aprendiz de Goethe, no dominan
por completo las disciplinas nece-
sarias o simplemente prefieren ha-
cerlo por la vía más fácil. En resu-
men, actúan con mediocridad. Pero
resulta muy difícil convencerles de
que hay otras vías. Es más, los apren-
dices de brujo están convencidísi-
mos de estar en posesión de la Ver-
dad con mayúscula.
Desgraciadamente, este proble-
ma no es nuevo. Charles Darwin
ya había sentenciado que «la igno-
rancia engendra más confianza que
el conocimiento». Abundando en
ello, unos psicólogos norteameri-
canos publicaron un estudio, en
1999, en el que medían las habili-
dades intelectuales y sociales de
una serie de estudiantes y les pidie-
ron una autoevaluación posterior.
Los resultados fueron sorprenden-
tes y reveladores: los más brillan-
tes estimaban que estaban por de-
bajo de la media; los mediocres se
consideraban por encima de la me-
dia, y los menos dotados y más inú-
tiles estaban convencidos de estar
entre los mejores. Resulta preocu-
pante: los más incompetentes no
sólo tienden a llegar a conclusiones
erróneas y tomar decisiones desa-
fortunadas, sino que su incompe-
tencia les impide darse cuenta de
ello. Cabe preguntarse si pasa lo
mismo, por ejemplo, con decisio-
nes y desatinos de economistas
aprendices de brujo que nos han lle-
vado a la situación en que estamos.
En el ámbito penal, ya se han
dado varios toques de atención in-
ternacionales y, en algunos de es-
tos casos, nuestros aprendices de
brujos acataron las decisiones que
ponían las cosas en su sitio, pero
siempre manifestando malestar y
desacuerdo. La propia Declaración
Universal de Derechos Humanos
estipula claramente que nada en su
contenido podrá interpretarse en
el sentido de que confiere derecho
alguno al Estado, a un grupo o a una
persona, para emprender y desarro-
llar actividades o realizar actos ten-
dientes a la supresión de cualquie-
ra de los derechos y libertades pro-
clamados en dicha Declaración. Los
demás tratados de derechos huma-
nos incluyen preceptos similares y
a pesar de ello nuestros aprendices
de brujos, junto con los de otros paí-
ses, insisten en interpretar que la
solución para casi todo es el jarabe
de palo.
La pregunta es: cuando venga el
brujo a poner orden en los desagui-
sados , ¿qué van a hacer? ¿Le apli-
carán mano dura también al brujo?
El célebre cantante Fito lo resumió
de forma clara en una de sus can-
ciones más conocidas: «Con la Po-
licía todo solucionado, para los pro-
blemas: jarabe de palo. Pero el co-
razón nadie me lo ha arreglado. De
vergüenza el cielo se rompió en pe-
dazos».
ANTÓN
Los aprendices
de brujo
ANDRÉS KRAKENBERGER, MIGUEL ANGEL NAVARRO Y EVA SILVÁN
MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN PRO DERECHOS HUMANOS ARGITUZ
Nuevos apóstoles
laicos
Se llaman Pedro y Pablo, y no
tienennadaqueverconelNue-
vo Testamento ni con las ha-
giografías apostólicas. Son Pe-
dro Sánchez, líder del PSOE y
Pablo Iglesias, líder de Pode-
mos. Si el cristianismo tiene
como puntales a S. Pedro, pri-
mer Papa, y a S. Pablo, su difu-
sor intelectual, la nueva polí-
tica española cuenta con estos
dosjóvenespolíticos.Losevan-
gelios canónicos revoluciona-
ron el panorama de las religio-
nesantiguas,laspropuestaspo-
líticas y programáticas de Po-
demos y las de un PSOE reno-
vadopuedentrastocaryacabar
con los profundos defectos en-
quistados en la vieja política
turnistaybipartidistadelosúl-
timo 25 o treinta años de la re-
cientehistoriadeEspaña.Silas
expectativas suscitadas, tras
una avalancha de escándalos
de corrupción en los dos gran-
despartidosnacionales,noim-
primenunverdaderogiroelec-
toral al panorama político es-
pañol, las ilusiones de cambio
en profundidad no habrán ser-
vidodenada,ysólohabránsido
un evanescente señuelo lam-
pedusiano,enelsentidodeha-
cer algún cambio cosmético
para que todo siga igual. Nos
gusta la buena literatura de ‘El
Gatopardo’deLampedusa,pero
preferimosunfelinomáscom-
bativo, eficaz y contundente.
:: AGUSTÍN ARROYO CARRO.
MADRID
Regeneración
El gran hispanista francés Jo-
seph Pérez, reciente premio
Príncipe de Asturias de Cien-
ciasSociales,admiteenunaen-
trevista que hoy el pueblo no
sereconoceenlospolíticosque
mandan.Yañadequeestospo-
líticos no piensan en el interés
común,loqueentraña,confre-
cuencia, el abandono de unos
idealesporlosquedebieranes-
tar dispuestos a sacrificarse.
Este desinterés por el bien co-
mún conduce a los casos de co-
rrupción para los cuales la pro-
pia Justicia ni siquiera está pre-
parada, como aseguraba el pre-
sidente delTribunal Supremo.
El alto magistrado se pregun-
tabasinoesposibleunconsen-
sopolíticoparareformarlaLey
de Enjuiciamiento Criminal
porque «si la Justicia no fun-
ciona no es posible la regene-
ración democrática» que con
tanta frecuencia reclaman to-
dos los partidos.
:: XUS D. MADRID.
PALAMÓS. GIRONA
Autocomplacencia
En una sociedad democrática
no debe de extrañar que cuan-
do hay un porcentaje conside-
rable de la población viviendo
en situación de gran dificultad
y se llevan a cabo recortes pre-
supuestarios en sectores ele-
mentales para el bienestar so-
cial surjan reproches y debates
públicos en torno a la conve-
niencia de destinar recursos de
los contribuyentes a pagar cos-
tosos retratos de transitorias
figuras políticas. Sin embargo,
teniendoencuentaelcadavez
más extendido y desbordado
afán por hacerse autofotos o
‘selfies’, uno llega a preguntar-
se cuántas personas posarían
encantadasanteunfamosopin-
tor en el caso de ostentar car-
gos políticos de relevancia, lle-
gando a olvidar u obviar críti-
cas y pasando a relamerse en la
vanidad y autocomplacencia.
Y, bien sea debido a una cues-
tióndenarcisismo,dedeseode
protagonismo o de simple se-
guimiento de una moda, pare-
ce que los millones de fotogra-
fías subidas a diario en las re-
des sociales quedarán cubier-
tas por el manto del tiempo.
Porque, guste más o menos, la
mayor parte de los humanos
pasamosalolvidotrasdosotres
generacionesdespuésdehaber
hecho el último ‘selfie’.
:: ALEJANDRO PRIETO ORVIZ.
GIJÓN. ASTURIAS
Desde tiempos remotos, el hombre ha desconfiado de la liber-
tad individual por miedo al caos. Ha confiado, por contra, en
el control externo para evitarlo, en el poder. Los dirigentes, no
solo políticos, sino también religiosos, han sido los encarga-
dos de intentar poner orden en la sociedad mediante este con-
trol, y la violencia si fuera menester. Incluso en las sociedades
cristianas el lenguaje liberador de Jesús fue malinterpretado
y utilizado para el control, oscureciendo de esa manera su mis-
ma esencia, que él solía expresar como nuestra conexión in-
terna con el ‘Reino’. «No busquéis fuera lo que está en vues-
tros corazones», solía decir.A esa conciencia hemos de desper-
tar. Esta energía está a nuestra disposición cuando conecta-
mos con nuestro ‘yo superior’, con esa versión nuestra que sa-
bemos más ‘elevada’. La conciencia, por tanto, no hay que men-
digarla fuera. :: GERARDO HERNÁNDEZ ZORROZA. GETXO. BIZKAIA
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OPINIÓN32 Viernes 09.01.15
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