Las víctimas de la violencia machista o de género –que no violencia doméstica (otro
error malintencionado)– por supuesto que tienen los mismos derechos a la verdad, justicia, reparación y no discriminación que las demás víctimas de conculcaciones de derechos humanos. 29 Diciembre 2012 Noticias Gipuzkoa
Informe Estudio de Opinión en Zapopan Jalisco - ABRIL
Topicos que inciden sobre los derechos humanos. Noticias Gipuzkoa
1. 4 OPINIÓN Noticias de Gipuzkoa Sábado, 29 de diciembre de 2012
Un buen año
para las “PIMES”
Algunas periodistas, intelectuales,
mujeres escritoras (PIMES), tras
esforzarse en ordenar y analizar el
contenido de un montón de lecturas
en apariencia desordenadas, logra-
ban sintetizar unas ideas y posicio-
nar unos argumentos que iban al
menos medio paso por delante del
sentido común. Además, eran aven-
tureras embarcadas en la gran tra-
vesía de poner la ciencia de la época
al alcance y al servicio de la cons-
ciencia, en vez de escribir simple-
mente para llenar de pop (párrafos de
opinión polarizada) los despachos de
las redacciones. Los integrantes del
público que las seguía lo hacían, evi-
dentemente, porque sabían que estas
escritoras eran capaces de mantener
constante el pulso para leer la reali-
dad mejor que ellos.
Javier Quintano Ibarrondo
Navidades en familia
Estamos inmersos en plenas fechas
navideñas y querría recordar la opor-
tunidad que estas festividades nos
brindan, en mayor o menor medida,
para disfrutar de la familia y los
hijos. No obstante, no son tiempos
fáciles y, en muchos hogares, no se
encontrarán excesivos motivos para
celebrarlas. Sin embargo, el hecho de
tener a nuestras familias, de poder
reunirnos, de estar con nuestras
hijas e hijos, ya debería ser un incen-
tivo suficiente para sacar lo mejor de
nosotros y compartirlo con nuestros
seres queridos.
Estos días sería bueno recordar que
el mejor regalo para nuestros hijos
es nuestro tiempo; ellas y ellos el día
de mañana no nos recordarán por los
regalos que les dimos, pero sí por el
amor y el tiempo que compartimos
con ellos. De igual forma, son fechas
inmejorables para devolver a las
abuelas y abuelos la impagable ayu-
da que nos brindan a los hijos y nie-
tos durante todo el año. Nunca me
cansaré de ponderar, agradecer y des-
tacar el papel que juegan, no solo en
el seno de cada familia, sino en el con-
junto de nuestra sociedad.
En momentos de dificultades eco-
nómicas y laborales como los que
estamos padeciendo, y lejos de ser
una excusa para realizar un exceso
de gastos que no nos podemos per-
mitir, las Navidades deben servirnos
para que todas y todos encontremos
en la familia el bálsamo, la alegría y
las fuerzas para afrontar el próximo
año. Hoy en día, una familia unida y
llena de amor es un lujo difícil de con-
seguir y, por encima de contratiem-
pos, este tesoro no lo podemos perder.
Natalia Díez-Caballero Alonso
Directora de Hirukide. Familias Numerosas
de Euskadi
Cartas a la Dirección
Las mentiras del alcalde de Bergara
P
ERPLEJOS ante la burda tergiversación en la que han caído el alcal-
de de Bergara y su equipo de gobierno a través, al parecer, del perió-
dico Goiena, Bergara Garbia les exige una seria y urgente rectifica-
ción de lo manifestado a la prensa el 22 de diciembre de 2012. Bergara
Garbia en ninguna ocasión ha puesto en boca del alcalde la frase “hay que obli-
gar a la ciudadanía, como lo hacía Franco”, como se publicó la edición de Goie-
na, sino “hay que obligar a la ciudadanía”, sacando a Franco del entrecomi-
llado, la cursiva. Error que fue posteriormente subsanado porGoiena en su edi-
ción digital. Es muy posible que el alcalde o su equipo de gobierno no sepan,
evidentemente, que las frases pronunciadas por las personas entrevistadas
siempre se señalan en “cursiva”. Quizás, guiados por la prisa o el nerviosismo,
solamente se fijaron en una de sus ediciones. O ni las leyeron y, a pies juntillas,
se creyeron lo que alguien les dijo que había dicho la plataforma y les ha fal-
tado tiempo para arremeter, injustificada y deliberadamente contra la misma.
En todos los demás periódicos y radios, las frases se publicaron correctamen-
te. Un lamentable error de edición, no imputable a la plataforma, ha servido
de excusa al equipo de gobierno municipal para distorsionar la realidad y bus-
car culpables donde no los hay. Una maniobra de distracción del asunto prin-
cipal, que es el puerta a puerta y nuestro objetivo es su eliminación como bien
para el pueblo y no perder el tiempo en polémicas estériles. Cuando la edil Jaio-
neIsazelaiadiolecturaasuescritodeunasupuestadenuncia,afirmóque“men-
tir es ilícito en cualquier situación y más en una situación como la actual en
nuestro municipio, cuando palabras provocadoras e insultantes como estas
pueden hacer tanto daño y fomentar el enfrentamiento entre nuestros vecinos
y vecinas”. Pues, tras una sosegada lectura, simplemente debería aplicarse el
cuento. Desde Bergara Garbia se espera que el Ayuntamiento rectifique a la
mayor brevedad lo vertido en la prensa del día 27 de diciembre de 2012.
Josu Leturia
EnnombredeBergaraGarbia
S
ON muchos los tópicos a desterrar
por tratar frívolamente asuntos de
derechos humanos y, a la postre, por
atentar contra ellos. Uno de los más
manidos últimamente es aquél según el cual
no se pueden equiparar, porque no son equi-
parables, las víctimas de ETA con otras víc-
timas. La argumentación detrás del topica-
zo es que, al reconocer que hay otras vícti-
mas, se legitima el terrorismo. Pero recono-
cer a otras víctimas es, en realidad, cumplir
con obligaciones marcadas en diversos tra-
tados internacionales de derechos humanos;
y si a algo o a alguien legitima el cumpli-
miento de esos tratados, es al Estado de Dere-
cho, no al terrorismo.
Esta letanía se hace además insufrible por-
que, hasta la fecha, nadie ha podido explicar
convenientemente en qué consiste eso de
equiparar, porque el derecho internacional
establece que toda víctima de una vulnera-
ción de los derechos humanos tiene derecho
a verdad, justicia y reparación; y resulta evi-
dente que las medidas de verdad, justicia y
reparación han de ajustarse a cada víctima
y sus circunstancias. ¿En qué consiste, por
tanto, la equiparación?
Se ha llegado a reforzar el topicazo dicien-
do que no cabe reconocer, por ejemplo, la
existencia de víctimas de tortura en Euska-
di, ya que no hay un problema de justifica-
ción de esta práctica, pues nadie ha organi-
zado manifestaciones a favor de la tortura;
mientras que sí ha habido manifestaciones
a favor de ETA, y por tanto hay un problema
de que se ha justificado la existencia de ETA.
No sabemos si con esto se trata de rizar el
rizo o mezclar churras con merinas. El dere-
cho internacional no establece algún tipo de
restricción al reconocimiento de un modelo
de víctima en función de posibles manifes-
taciones –conexas o no– ni siquiera si éstas
son en favor de los victimarios de otras víc-
timas. Y el colmo viene cuando se acude a la
técnica del calamar, emborronándolo todo,
preguntando si un terrorista al que le esta-
lla la bomba cuando la va poner es una víc-
tima; o se intenta difuminar el calado del dra-
ma de una víctima diciendo que “a este paso,
va a ser necesario reconocer que una vícti-
ma de una violación también es una víctima,
y las víctimas de violencia doméstica tam-
bién son víctimas. Todo el mundo es vícti-
ma”. Como afirmaba cierto representante
político.
Pues no todo el mundo es víctima, no; pero
sí lo es toda persona que haya visto vulne-
rados sus derechos a la vida y a la integridad
física o psíquica. Aquí y en todo el mundo,
salvo en el rancio mundo de los tópicos.
Las víctimas de la violencia machista o de
género –que no violencia doméstica (otro
error malintencionado)– por supuesto que
tienen los mismos derechos a la verdad, jus-
ticia, reparación y no discriminación que las
demás víctimas de conculcaciones de dere-
chos humanos. Sin embargo, resulta habi-
tual considerar que esta violencia se reduce
a las agresiones físicas más evidentes. Algu-
nos medios de comunicación hablan de “otra
víctima de violencia de género”, para hacer
referencia a una mujer asesinada. Cuando la
realidad es que debajo de esa “punta del ice-
berg” hay todo un arsenal de conductas lesi-
vas que quedan generalmente invisibiliza-
das. Entre ellas, la violencia psicológica o la
sexual, cuyas consecuencias en el largo pla-
zo pueden ser devastadoras.
Además, se parte de la base de que la denun-
cia es la única puerta de entrada para la rea-
lización de los derechos de las víctimas. Des-
de esta posición, los gobiernos y administra-
ciones parecen no tomar conciencia de las
dificultades que hacen que la mayoría de
mujeres no denuncie; especialmente mujeres
mayores o mujeres migrantes en situación
irregular. Tampoco parecen reconocer el cal-
vario que supone para estas víctimas el pro-
ceso judicial, que a menudo termina infruc-
tuosamente con archivos, absoluciones, e
incluso contradenuncias. Este mito parte de
la visión reduccionista del Estado igual a juez
y policía. Así, cuando se habla de tantas muje-
res asesinadas y que “solo” cuatro habían
denunciado, cabe preguntar: ¿Acudieron a su
centro de salud, donde se pudo detectar esta
situación? ¿Tenían hijos/as en edad escolar
que pudieron presentar indicadores? ¿Toma-
ron contacto con los servicios sociales?
Por último, en tiempos de crisis, los dere-
chos sociales y económicos también son pas-
to de estos lugares comunes. Y también en
este ámbito se sigue la técnica de elevar a
regla lo que es una excepción.
Uno de los topicazos más odiosos a deste-
rrar viene a decir que los pobres lo son por-
que quieren, porque son vagos y prefieren
vivir de las ayudas sociales que de su traba-
jo. Pero no se menciona la falta de empleo, y
así se culpabiliza a las personas preceptoras
de ayudas sociales por un problema que ellas
no han generado. Y de ahí vamos subiendo
de nivel: existe un fraude generalizado en el
cobro de ayudas sociales y no existen con-
troles suficientes para evitarlo. Cuando no
solo es que no existan controles, sino que des-
de las administraciones se ponen cada vez
más dificultades para acceder a las ayudas.
De ahí pasamos a que las ayudas sociales
son un lastre para la economía, cuando éstas
son infinitamente menores, por ejemplo, que
las ayudas prestadas a los bancos. Y las joyas
de la corona: los jóvenes van a trabajar al
extranjero por espíritu aventurero y los para-
dos de larga duración lo son porque cogen
Reconocer a otras víctimas
es cumplir con obligaciones
marcadas en varios tratados
de derechos humanos
-
Los topicazos trivializan
la realidad y se usan para
disimular realidades
incómodas para el poder
Tribuna Abierta
P O R A N D R É S K R A K E N B E R G E R , J U A N I B A R R O N D O,
O L AT Z L A N D A E I Z A S K U N A L O N S O ( * )
Tópicos que inciden
sobre los derechos humanos
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2. Noticias de Gipuzkoa Sábado, 29 de diciembre de 2012 OPINIÓN 5
ONDA VASCA 94.8/95.6 FM
He vuelto a repasar lo que el Grupo Noticias publicó sobre las dietas de los consejeros de la
CAN en octubre de hace un año. También he leído lo que hoy son las evidentes mentiras que
Yolanda Barcina contó entonces en Onda Cero. Todo ello sumado a ese “imperativo legal” que
ahora esgrime la presidenta para justificar su provechoso paso por la fenecida (o asesinada)
caja de ahorros, huele a una autoinculpación. Ella estuvo en la escena del crimen. Y la pisto-
la humeante es su cuenta corriente.
El lapitzero
Barcina
“malos hábitos”. Tópicos que “infantilizan”
a las personas desempleadas. De la misma
manera que el falso mito de que las personas
migrantes vienen a quitarnos el trabajo y las
ayudas sirve de excusa para conculcar sus
derechos sociales y económicos.
Los topicazos trivializan la realidad y se
usan para disimular realidades incómodas
para el poder. De esta forma, pervierten de
forma grave el discurso político y dificultan
encontrar soluciones a los problemas reales.
Por el contrario, para combatir la pereza
acrítica que fomenta su uso, hace falta edu-
cación, de calidad... y sin recortes.
(*) Asociación Pro Derechos Humanos Argituz
Colaboración
P O R K O L D O A L D A I
¿Paga extra?
E
N medio del apuro cada
vez más generalizado en
que vivimos, en el man-
tel de la Navidad puede
sobrar algún turrón de marca,
algún vino añejo. Aún estamos a
tiempo de librar algunos anima-
les de una cruel olla. Quizás no
pensar tanto en lo que pueda fal-
tar para colmar aún más nuestra
mesa, sino en lo que urge en la de
al lado. En realidad todo está “al
lado” en un mundo que las nuevas
tecnologías de la comunicación y
el transporte han tornado tan
pequeño.
Las fiestas, en buena parte trans-
curridas, no necesitan más con-
sumo, seguramente sí más origi-
nal sentido, más valiente solida-
ridad, más genuina fraternidad.
Más Navidad extra que paga
extra, de una vez por todas la
mirada más puesta en los corazo-
nes enlazados que en los bolsillos
individuales. Es precisamente el
consumo lo que puede terminar
de ahogar el candor que aún le
queda a estos días señalados. Si
algún significado cobra aún la
memoria de Jesús es para invi-
tarnos a la siempre viva respon-
sabilidad del compartir. ¿O es que
todo va a quedar hueco y envuel-
to en papel de celofán, es que ya
no le resta ningún profundo sen-
tido a nuestras celebraciones más
generosas y entrañables?
Cuando las primeras nieves
blanquean las montañas, ¿no toca-
rá sentir más la carencia ajena
que lo superfluo, en la mayoría de
las ocasiones, adentro de nuestros
hogares confortables? Los 207
millones de euros que el Gobier-
no Vasco iba a entregar en con-
cepto de paga extra a sus 67.000
funcionarios, ¿no merecían otro
destino más urgido? ¿No sobraba
el reclamo de esa polémica paga
habiendo tanta gente en situación
tan apurada en nuestra geografía
y allende ella? ¿No están las polí-
ticas sociales, las de ayuda al desa-
rrollo, más necesitadas de esos
fondos?
Es en los momentos de crisis
cuando es preciso implementar
nuestro potencial solidario, es en
las coyunturas de pruebas colec-
tivas cuando hay que poner el
“salvémonos todos”, el “salvemos
la tierra, los animales…”, por
encima del “sálvese quien pueda”.
Sí, ya sabemos que muchos de los
de arriba lo han hecho bastante
mal, que ha habido demasiado
enriquecimiento ilícito en el
ámbito financiero y en alguna
medida también en el político,
¿pero no está demostrando el fun-
cionariado con esa exigencia de la
paga extra, siquiera en menor
medida, un comportamiento tam-
bién insolidario? ¿El axioma her-
mético “como es arriba es abajo”
no se cumplirá igualmente a la
hora de querer tomar cada quien
su parte de la caja común? ¿No es,
en el contexto planetario de miles
de millones de seres en situación
límite, el funcionariado vasco un
colectivo notoriamente agraciado?
¿No hay ya en nuestro propio
entorno una acusada distancia
social, una sustancial diferencia
de poder adquisitivo entre los que
tienen, como el funcionariado, tra-
bajo fijo y los que no? No se trata
para nada de minusvalorar la
labor de este imprescindible colec-
tivo, sino de establecer priorida-
des generales.
Desconozco quién inventó aque-
llo de que combatir los recortes en
sueldos holgados era necesaria-
mente algo revolucionario. ¿No
será más revolucionario olvidar-
nos un poco de nosotros/as mis-
mos/as, de nuestras siempre prio-
ritarias cuitas y salir a las aveni-
das en pos del pan y del techo de
quienes, a más o menos distancia,
nada tienen? Es precisamente la
solidaridad, el pensar antes en el
interés colectivo que en el propio,
lo que ha tenido y tendrá siempre
un alto contenido emancipador.
Mientras el funcionariado tenga
puesta la vista en quienes ganan
más, en vez de hacerlo en quienes
son muy inferiormente retribui-
dos, seguiremos perpetuando un
sistema insolidario. ¿Los derechos
alcanzados en un convenio están
siempre por encima de los dere-
chos de los que no han tenido nun-
ca en suerte poder firmar conve-
nio alguno y por lo tanto ajustar-
se a él? ¿Hasta dónde esos dere-
chos adquiridos por un colectivo,
que no deja de ser, en mayor o
menor medida privilegiado, cuan-
do la necesidad desborda por
doquier? El problema surge cuan-
do situamos nuestros derechos
por encima de cualquier circuns-
tancia o aún más básico derecho
ajeno. Tenemos una inclinación a
establecer esa desafortunada prio-
ridad.
¿Cuándo haremos de las con-
quistas de ese dulce, de ese cham-
pán extras algo un poco más de
todos? ¿Cuándo los derechos serán
más inclusivos y no de sectores
particulares? ¿Cuándo luchare-
mos por convenios de los que no
quede nadie, nadie fuera, en
medio de una cada vez más ancha
familia planetaria? Apretarse el
cinturón en aras de otros puede
proporcionar un gozo íntimo que
jamás conquistará el derroche.
Velemos por los manteles de aquí
y de allá, cuidemos de que no fal-
te lo imprescindible bajo ningún
techo, en ninguna geografía.