Conceptos generales sobre el género y la diversidad.
Desarrollaremos las definiciones de género, sexo, orientación sexual, expresión e identidad de género. Luego trabajaremos el concepto de patriarcado, aportaremos algunas ideas en torno a la división sexual del trabajo y tareas de cuidados. Finalmente veremos qué es la perspectiva de género y diversidad
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Para la redacción de los materiales elegimos expresar el momento de transición que
atraviesa el lenguaje, en el que conviven distintas alternativas tendientes a promover
una comunicación con perspectiva de género y diversidad desde diferentes miradas.
Somos conscientes de que no hay una sola y única manera de nombrar el mundo, por
el contrario, hay múltiples opciones para construirlo. Por eso, proponemos el uso de la
“e” para visibilizar las diferentes formas que el lenguaje inclusivo adopta y propone
Cada une es libre de expresarse de la forma en que se sienta cómode sin temor a
equivocarse en el caso que deseen empezar a experimentar nuevas formas de
expresión o comunicación inclusiva.
Encuentro 1: Conceptos generales de género y diversidad
¡Bienvenidas, bienvenides y bienvenidos al primer encuentro!
Antes de comenzar este recorrido les recordamos que tienen un documento de bienvenida
con orientaciones generales sobre esta formación. En cada uno de los materiales de lectura
que acompañan nuestros encuentros tienen sugerencias de libros que pueden incorporar en
sus catálogos u obras de literatura con las que es posible establecer diálogos.
En este encuentro vamos a abordar los conceptos generales sobre el género y la diversidad.
Desarrollaremos las definiciones de género, sexo, orientación sexual, expresión e identidad de
género. Luego trabajaremos el concepto de patriarcado, aportaremos algunas ideas en torno
a la división sexual del trabajo y tareas de cuidados. Finalmente veremos qué es la perspectiva
de género y diversidad.
Recordá que si tenés alguna duda podés comunicarte con las tutoras a través del aula virtual.
¡Buen comienzo!
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¿Cómo aprendemos a ser varones y mujeres?
¿De qué hablamos cuando hablamos de género?
El género es todo aquello que se espera de nosotres por haber sido designades como
"varones" o "mujeres" en un contexto histórico y cultural determinado. Esto quiere decir que
aprendemos a ser varones y mujeres según lo que las sociedades van definiendo como lo
propio de lo masculino y lo femenino. El género es el conjunto de creencias, características,
actitudes que tenemos y que nos construyen como personas. Abarca desde la ropa que
usamos o no, el corte de pelo que elegimos, hasta cómo nos relacionamos con nuestras
parejas, amigas/os o familias. Por lo tanto, el género influye en la mayoría de los aspectos de
nuestras vidas como el trabajo, la economía, el parentesco, la sexualidad, entre otras.
El género no se refiere exclusivamente a las mujeres, idea muy impregnada aún en el sentido
común, sino que es una categoría relacional y de poder que involucra a todas las personas. Es
relacional y de poder ya que en esta división de las personas en dos categorías, varones y
mujeres, los varones son considerados superiores. De esta manera, el género representa una
relación jerárquica y, por lo tanto, de desigualdad entre las personas. Esta forma particular de
organización social binaria en dos categorías es presentada como algo “natural”, cuando en
realidad es una construcción social. A partir de la diferenciación sexual binaria justifica la
desigualdad entre los géneros.
A través de la socialización de género vamos aprendiendo a comportarnos como mujeres o
varones. Este proceso de construcción de identidad comienza incluso antes de nuestro
nacimiento, cuando nuestras madres, padres y cuidadores, en los controles de salud realizados
durante el embarazo, se enteran de cómo se están formando nuestros genitales a través de
una ecografía. Así, comienzan a generarse expectativas según lo que se espera de cada
género, femenino o masculino de manera binaria como si estas fueran las únicas opciones
posibles.
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A medida que vamos creciendo, nuestro entorno nos enseña cómo debemos actuar,
aprobando o castigando nuestra conducta según nos comportemos, o no, de acuerdo a lo
esperado. De esta manera vamos interiorizando diferentes roles que ocupamos dentro de la
sociedad, es decir el papel que vamos a desempeñar dentro de la familia, la escuela, el trabajo
y todos los ámbitos que transitamos a lo largo de nuestra vida según nuestro género. Desde
muy temprana edad, a las mujeres se las educa en los cuidados y los afectos. Se enseña que el
bienestar está en función de “ser para otras personas, la familia”, es decir, a sentirse realizada
al cuidar de otre. Se aprenden conductas de pasividad, sensibilidad, simpatía y se sancionan
las actitudes conflictivas o agresivas. Mientras que a los niños varones se les permite que se
ensucien o practiquen juegos arriesgados. En ellos, se fomentan conductas de fuerza y acción,
se les restringe la expresión de emociones como el temor y el llanto, se promueve que
alcancen el éxito en deportes competitivos, el juego al aire libre y la actividad física. Los
varones suelen gozar de mayor libertad desde temprana edad porque cree que “corren menos
riesgos”, suponiendo que podrían defenderse ante algún peligro.
De acuerdo con estas creencias, aprendemos que varones y mujeres tienen características
diferenciadas:
Se dice que los varones son Se dice que las mujeres son
Decididos Retraídas
Fuertes / valientes / protectores Frágiles / temerosas / objetos de protección
Proveedores / Independientes Dependientes
Procreadores Maternales
Potentes / viriles Obedientes
Capaces para dirigir, mandar y gobernar Capaces para cuidar a les demás
De este modo, se transmiten y perpetúan los estereotipos de género, estos son ideas
generalizadas que atribuyen características diferenciadas a cada género. Ideas que al ser
compartidas socialmente son tomadas como “naturales” obvias y necesarias, parte del
sentido común, invisibilizando su carácter histórico, social y cultural.
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A su vez, a cada género se le fueron otorgando a lo largo de la historia, distintos roles sociales
y distintos espacios que determinaron su conformación, diferencias y desigualdades. En
consecuencia, los roles y estereotipos también asignan lugares: el espacio privado para las
mujeres y el espacio público para los varones. A les LGBTI+ ¿qué lugar se les asigna?
Espacio privado (mujeres) Espacio público (varones)
Trabajo reproductivo (tareas que hacen a la
supervivencia de las personas: salud,
alimentación, vestimenta, etc.):
trabajo no remunerado,
sostén afectivo,
tareas domésticas y de cuidado,
tareas comunitarias.
Dependencia económica.
Falta de reconocimiento.
Trabajo productivo (incluye actividades para
producir bienes y servicios):
trabajo remunerado,
sostén económico,
tareas fuera del hogar,
tareas políticas.
Independencia económica.
Reconocimiento social.
Así, las nociones de varón y mujer se organizan desde una lógica binaria: activo- pasivo,
fuerte- débil, racional- emocional, etc. donde la diferencia pierde su especificidad para ser
inscrita en una jerarquización. Desde este modelo binario, las categorías mujer y varón se
plantean cómo las únicas posibles, expulsando a las personas que no se identifican con este
modelo, como las identidades LGBTI+. De este modo, se determina qué identidades pueden
existir y cuáles no. Por eso se dice que la construcción de la subjetividad también tiene una
dimensión política.
Los atributos y características para cada sexo-género varían y son una construcción de cada
época, aunque se toman como naturales y atemporales. Lo que no ha variado mucho de una
época a la otra es la jerarquía de los varones cis heterosexuales sobre las demás identidades.
Así, lo diferente al varón será una versión incompleta e inferior, hasta “peligrosa” o “enferma”.
Entonces, podemos decir que la diferencia de los géneros es definida desde una estructura
jerárquica e involucra relaciones de poder entre ellos. A su vez, el poder pone en
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También aprendemos a ser varones y mujeres a partir de la literatura. Los cuentos que
nos leen o leemos en nuestra infancia, en nuestra casa, biblioteca o en la escuela, nos
marcan. Por medio de nuestra imaginación hacemos posibles esos universos. Nos
emocionamos y nos identificamos con sus personajes. Muchos de estos cuentos
tienen personajes que se ajustan a los estereotipos de género. Así, desde niñes, vamos
funcionamiento formas productivas de generación de valores, motivaciones y deseos,
sosteniendo determinadas condiciones de posibilidad.
Podemos pensar en cómo aparecen estos estereotipos de género por ejemplo, en los libros
que leemos ¿cómo son los varones y las mujeres?, ¿hay personajes LGBTI+?, ¿qué roles
ocupan?, ¿cuántos de los libros considerados clásicos fueron escritos por varones?, ¿y cuantos
por mujeres y LGBTI+?, ¿por qué muchas mujeres publicaban con seudónimos masculinos o de
manera anónima? ¿Cuántos libros conocemos en la que la trama se basa en una relación
romántica heterosexual? ¿Conocemos libros en los que se reflejen otras identidades sexuales
o expresiones de deseo diferentes a la heterosexual? Los estereotipos de género reproducen
esas desigualdades de las que hablábamos anteriormente ya que a partir de ellos se refuerza
que los varones están en un lugar superior a las mujeres y LGBTI+. ¿Cómo se da esto en
nuestras bibliotecas? ¿se pregunta por el sexo o género de manera binaria en los formularios
y planillas? ¿tenemos catálogos que consideren las temáticas de género y diversidad?
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Repasemos algunos términos sobre género y diversidad
El sexo hace referencia a la interpretación que cada cultura hace de las características
biológicas y anatómicas de las personas al momento de su nacimiento. En función del sexo, se
dice que las personas son mujeres, si nacieron con vulva o varones, si nacieron con pene.
Aquellas personas cuyos genitales (internos y externos), hormonas sexuales y/o gónadas
(órganos generadores de células sexuales) no se ajustan a lo estipulado por las normas
médicas y sociales -que, como vimos, es binario- se denominan intersexuales.
Ahora bien, ¿qué es la identidad de género? La identidad de género es aquella “vivencia
interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o
no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del
cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de
medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido.
aprendiendo qué se espera de nosotres de acuerdo a nuestro género. En la actualidad
existen muchos cuentos y novelas infantiles que proponen personajes diversos y no
estereotipados, que permiten pensar otras maneras de ser niñes, respetando la
diversidad.
A continuación les dejamos algunas recomendaciones de libros y cuentos infantiles
con perspectiva de género y diversidad que pueden incluir en sus bibliotecas:
● Colección Antiprincesas (Editoriales Chirimbote y Sudestada).
● Colección “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” de Elena Favilli y
Francesca Cavallo (Editorial Planeta).
● “Arturo y Clementina” de Adela Turín (Editorial Lumen)
● “ No te calles” de Arturo Cavanna y Menchu Cuesta (Editorial Fundación
Edelvives)
● La cenicienta que no quería comer perdices de Nunila López Salamero
(Editorial Planeta).
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En el año 2012, luego de una larga lucha del movimiento LGBTI+1
, se sancionó la Ley
27.743 de Identidad de Género2
. Esta ley reconoce el derecho de todas las personas a
ser tratadas de acuerdo a su identidad de género, a tener un documento que refleje el
nombre con el que cada persona se identifica, y a recibir tratamientos de adecuación a
su expresión de género (en caso de que así lo requiera), tanto en instituciones de
salud pública como privadas. El derecho a la identidad de género es un derecho
humano que hasta ese año solo gozaban las personas cis y con esta ley todas las
personas vieron ese derecho reconocido. Fue la primera ley en el mundo en reconocer
la identidad de género de todas las personas sin necesidad de tratamientos médicos.
El reconocimiento legal de nuestro derecho a la identidad de género es la base para
eliminar desigualdades y violencias.
También incluye otras expresiones de género como la vestimenta, el modo de hablar y los
modales” (artículo 2 de la Ley 2L.743 de Identidad de Género).
Todes, todas y todos tenemos una identidad de género que vamos construyendo a lo largo de
nuestras vidas. Hay personas que se sienten identificadas con el género que le asignaron al
nacer, en estos casos se habla de personas cisgénero. Hay otras personas que no se
identifican con el sexo asignado al nacer, aquí hablamos de personas transgénero. También
existen personas que no se identifican con un género definido en los términos del binarismo
de género, es decir, como femenino o masculino, en estos casos hablamos de personas no
binarias, o género no binarie. Existen otras identidades como el género fluido, en el que las
personas se identifican con las identidades de género masculina y femenina de forma
esporádica, es decir que pueden oscilar entre reconocerse como varones, mujeres o no
binaries y su reconocimiento con estos géneros puede fluctuar a lo largo del tiempo. Existen
muchas otras identidades que no están aquí enumeradas, es importante comprender que son
vivencias personales y pueden ir cambiando a lo largo de la vida de cada persona.
1 Podemos tomar como referencia de la ampliación de derechos LGBTI+ a los Principios de Yogyakarta
que tienen la intención de sentar bases de interpretación y estándares básicos de las normas
internacionales de Derechos Humanos para garantizar la protección de las personas gays, lesbianas,
bisexuales, transexuales, transgénero, travestis, intersexuales, entre otras.
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Les compartimos el link de la ley para quienes quieran leerla o descargarla.
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Estos conceptos que estamos definiendo nos permiten analizar y comprender algunas
cuestiones de la realidad, pero es importante que sepamos que la realidad es más diversa y
compleja que la conceptualización que podamos hacer de ella. Por eso, usamos estas
categorías para poder reflexionar y analizar pero no para etiquetar o clasificar a nadie. Por
otro lado, al hablar de construcciones culturales estas están sujetas a disputas, replanteos y
cambios y no deben pensarse como inamovibles. Diferentes sociedades y culturas
desarrollaron conceptos propios para abarcar las identidades que hoy definimos como trans,
no binaries o de género fluído, por lo tanto existen muchas otras formas de nombrarlas
dependiendo de los territorios, la cultura y la historia de cada región.
La expresión de género se manifiesta a través de la vestimenta, nuestro modo de hablar, los
gestos y nuestras actitudes, entre otros. No existe una única manera de expresar el género. Si
bien, muchas veces se piensa que una identidad de género implica una determinada forma de
comportarse, por ejemplo, cuando se espera que las mujeres usen pelo largo y sean delicadas
en sus gestos o coquetas. Afirmar esto es un error ya que identificarnos con un género no
significa que nuestra manera de expresarnos deba ser de una forma concreta. Cada persona
puede elegir, según su experiencia, sus deseos y sus posibilidades, de qué manera expresar su
género. Esto quiere decir que una persona, cualquiera sea su identidad de género u
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Otra medida muy importante para las personas trans es la Ley 27.L3L de Promoción
del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero
“Diana Sacayán - Lohana Berkins”3
. Esta ley, sancionada en el 2021, establece que las
personas trans deberán ocupar cómo mínimo el 1% de los cargos de personal en el
Sector Público Nacional. La ley es un acto de reparación hacia la población trans,
quienes continúan siendo excluidas del sistema laboral. Se apoya en el principio de no
discriminación, según el cual todas las personas tenemos derecho a un trabajo digno.
Como la población trans muchas veces no alcanza el nivel educativo solicitado para
acceder a determinados puestos de trabajo -debido a la exclusión que sufren-, la ley
establece que eso no puede ser un impedimento para que las personas trans accedan
a cargos en el Estado. Por ello, propone que, de ser necesario, puedan finalizar sus
estudios durante su función.
orientación sexual, puede elegir qué ropa usar, qué gestos realizar sin que esto ponga en
cuestión su identidad de género. Lo cual significa, por ejemplo, que una mujer cis o una mujer
trans lo son porque así lo sienten, no por la ropa que usan o por sus gestos. Desarmar esta
manera determinista de pensar nos ayuda a construir sociedades libres de prejuicios,
discriminación y violencias.
El siguiente concepto a definir es el de orientación sexual. Este concepto se refiere a quienes
nos atraen sexual y/o afectivamente. Hay una gran diversidad de formas en que se da esta
atracción: hacía el mismo género (lesbianas y gays), otro género (heterosexuales), ambos
géneros (bisexuales), sin importar el género (pansexuales) y otras orientaciones. La
orientación sexual puede cambiar o mantenerse igual a lo largo de la vida, depende de cada
persona. Es importante que todas, todos y todes podamos vivir con libertad nuestra
orientación sexual.
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Les compartimos la ley para quienes quieran leerla o descargarla.
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En el año 2010 se sancionó la Ley 2L.L18 de Matrimonio Igualitario4
, en la que se
estableció el derecho a las personas de casarse sin importar su sexo. Esta ley fue un
hito en la región ya que convirtió a la Argentina en el primer país de Latinoamérica, y
uno de los primeros en el mundo, en reconocer los matrimonios entre personas del
mismo sexo, otorgándole los mismos derechos que a los matrimonios heterosexuales.
A partir de ese entonces, el concepto de familia se amplió para reconocer todas las
uniones que ya existían pero que estaban invisibilizadas y negadas. Lo que algunas
personas vivieron como un ataque a la familia tradicional, implicó una ampliación de
derechos y la posibilidad de pensar en otras maneras de formar familias tan válidas
como las compuestas por un varón y una mujer. Todos estos cambios son una
oportunidad para reflexionar y modificar muchos prejuicios relacionados con la
diversidad sexual.
En nuestras bibliotecas, ¿hay libros cuya autoría es de LGBTI+ o de la temática?, ¿qué lugar
ocupan las mujeres y LGBTI+ en los espacios de toma de decisiones?
La sociedad patriarcal en la que vivimos, contempla sólo dos opciones de existencia válidas, y
esencialistas, pues atribuye a características biológicas nuestra forma de vida:
Sexo Identidad de género Expresión de género Deseo sexual y/o
afectivo
pene varón masculina hacia mujeres
vulva mujer femenina hacia varones
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Les compartimos el link de la ley para quienes quieran leerla o descargarla.
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De esta manera si nacemos con pene o vulva solo tenemos una opción5
. En el primer caso, la
expresión de género debe ser masculina, la identidad debe ser la de un varón, y el deseo
sexual y/o afectivo debe estar orientado hacia una mujer (debe ser heterosexual); en el
segundo caso, la expresión de género debe ser femenina, la identidad deber ser la de una
mujer, y el deseo sexual y/o afectivo debe estar orientado hacia un varón.
Esta manera de organizar nuestras vidas es binaria, donde una categoría se opone a la otra,
son excluyentes. A su vez, esta esquematización a partir del sexo excluye a la diversidad
sexual y esconde un gran entramado de desigualdades que se sostienen y se justifican porque
se asumen como parte de la “naturaleza”.
Entonces, incorporar las categorías que acabamos de presentar permite visibilizar las
relaciones asimétricas y jerárquicas que se dan entre varones, mujeres y LGBTI+; y
desnaturalizar el binarismo biológico varón-mujer. Además, posibilita el reconocimiento de la
diversidad sexual e identitaria y así comprender que todo lo que somos está atravesado por el
género.
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Es importante señalar que a las personas intersexuales se les asigna un género, imponiendoles
también una única posibilidad. Se espera que se identifiquen con el género que les fue asignado, que
expresen su género de determinada manera y que sean heterosexuales.
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Como no debemos asumir la identidad de género de nadie, les recomendamos que
cuando reciban a una persona en sus bibliotecas le pregunten cómo quiere que la
llamen. De esa manera no estamos haciendo suposiciones sobre la identidad de
género de otres.
Patriarcado
¿De qué hablamos cuando hablamos de patriarcado? El patriarcado es el sistema social,
político, cultural y económico en el que las mujeres y LGBTI+ quedan subordinades a los
varones, como grupo social. Este sistema es histórico y se construyó ubicando en el centro de
la escena al varón cis, blanco y heterosexual. En esta construcción jerarquizada se concibe al
varón con poder de dominación sobre la naturaleza y todas las especies del planeta.
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A través del patriarcado se sostiene un sistema conforme al cual los varones cis, blancos y
heterosexuales son ubicados en posiciones de privilegio -tanto materiales como simbólicas-
respecto de otras personas. Esta situación cristaliza en injusticias y desigualdades que están
en la base de las diferentes formas de violencias contra las mujeres y LGBTI+. Este orden está
naturalizado, socialmente legitimado y es una construcción histórica que a lo largo de los
años se fue transformando y reforzando sin alterar el principio de dominación al que nos
referimos.
¿Cómo se sostiene este sistema de opresión? Una de las bases sobre las que se apoya son las
leyes y el ordenamiento normativo que consagra derechos y obligaciones. La subordinación
que el patriarcado construyó para las mujeres se puede ejemplificar en su acceso más tardío
a la ciudadanía plena -a través del derecho al sufragio-. A su vez, se expresa en normativas
relativas a los vínculos familiares y a los derechos respecto a les hijes, como los casos de la
patria potestad y el divorcio vincular, que suscitaron debates relativamente recientes en la
Argentina.
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¿Qué son el androcentrismo y cis-heteronormatividad?
Para entender el sistema patriarcal es necesario saber que la mirada que este sistema
propone es una visión androcéntrica y heteronormada del mundo. El androcentrismo sitúa
al hombre blanco, joven, cisheterosexual como centro de todas las cosas, partiendo de la idea
de que la mirada masculina es la única posible y, por lo tanto, universal, generalizando esta
visión para toda la humanidad.
Esta mirada implica la invisibilización, negación y ocultamiento de los aportes y experiencias
de las mujeres y LGBTI+. Además, impone un solo tipo de masculinidad para los varones
anulando la posibilidad de vivirla de otra forma. El androcentrismo suele pasar inadvertido
porque tendemos a naturalizar esa mirada masculina por ejemplo se puede observar en los
nombres de las calles, plazas, monumentos, localidades, estaciones de tren ¿por qué son
mayoritariamente referencias a varones? ¿qué sucede con nuestras bibliotecas populares?
¿tienen nombres de mujeres y LGBTI+ de nuestra comunidad?
La cis-heteronormatividad es el sistema que asume que todas las personas son cis y
heterosexuales. De esta manera se conforma en base al ejercicio de la violencia y opresión
contra las identidades trans y no binarias, y las orientaciones sexuales no heterosexuales. Fija
roles, conductas e identidades enmarcadas en la heterosexualidad, generando así juicios de
valor y un rechazo violento hacia toda persona que no se sienta identificada con esta
orientación sexual o con la identidad de género asignada a partir del sexo. Un ejemplo de
cisnormatividad es cuando se habla de mujeres y mujeres trans, indicando solamente la
identidad de género de las personas trans. De esta manera, se establece que lo normal es ser
cis y por ello no necesita una aclaración. En la misma línea, un ejemplo de heteronormatividad
es que las personas heterosexuales no tienen que salir del “closet” ni explicar su orientación
sexual a nadie ya que se asume que eso es lo normal. Es posible establecer otro ejemplo
cuando hablamos de gestación y es que suele pensarse en una mujer atravesando estos
procesos. Sin embargo, esta visión ignora otras identidades y cuerpos que pueden llevar
adelante el proceso de gestación como las personas que son varones trans o no binarias. Se
usa el concepto de personas gestantes que hace referencia a esta diversidad de identidades
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no reducidas a la categoría mujer. Un efecto de la visión que reduce la experiencia a las
mujeres es que las personas trans, no binarias y +, tengan dificultades en el acceso a la salud
y atraviesen falta de comprensión al momento de ser atendides.
En conclusión, la cis-heteronormatividad es una norma que el patriarcado impone,
produciendo prejuicios y expresiones de discriminación por orientación sexual, identidad y/o
expresión de género.
Tareas de cuidado y división sexual del trabajo.
En este apartado vamos a abordar el impacto que tiene el patriarcado en el mundo del
trabajo y, por lo tanto, en la estructura económica de la sociedad en la que vivimos.
Desarrollaremos como el patriarcado y la heteronormatividad, entre otras, no son un debate
de ideas sino que tienen un impacto real, material, en la vida de las personas.
¿Qué es la división sexual del trabajo? Es la forma diferenciada en la que se distribuyen las
tareas entre varones, mujeres y otras identidades no binarias. Hace referencia a cómo se
reparte el trabajo en la sociedad en función del género, es decir, quién hace qué cosas. ¿Quién
cocina? ¿Quién cuida? ¿quiénes se encargan de las tareas de limpieza? ¿Quién toma
decisiones? ¿Quiénes cobran un salario por su trabajo? ¿cómo se distribuyen las tareas en la
biblioteca?
Para comprender este fenómeno es útil que sepamos que existen dos categorías para
clasificar los trabajos:
● Trabajo remunerado: se caracteriza por realizarse en el mundo público, necesita de
formación o preparación previa, se le otorga un valor económico y es reconocido
socialmente. Dentro de esta categoría, podemos englobar los trabajos de producción,
tanto de bienes materiales como de servicios.
● Trabajo no remunerado: se suele realizar en la esfera privada. Se considera que
quienes realizan estas tareas nacen con las capacidades para hacerlo. No cuenta con
16. 16
un rédito económico ni una valoración social, aunque sin su existencia no se podría
sostener el sistema social. A estos trabajos se los considera como de reproducción o
de cuidados.
Así que cabe preguntarnos ¿Cocinar todos los días en casa o en un merendero es un trabajo
socialmente valorado? ¿Cuidar de adultes mayores y niñes es valorado económicamente?
¿Quiénes son las personas que mayormente se preparan para ser enfermeres o docentes?
Tenemos que aclarar que también existen tareas de cuidado que son remuneradas. Sin
embargo, están asociadas generalmente a las mujeres y suelen tener salarios bajos. Es decir
que la división sexual del trabajo da por natural la “feminización” de los cuidados y tareas
reproductivas, y por otro lado, la “masculinización” de la producción establece el predominio
de los varones en el mundo laboral.
En los últimos años, por las condiciones económicas que atravesamos, tanto varones como
mujeres debemos salir a trabajar, pero ¿esto implica que hay una redistribución de las tareas
de cuidado? Habitualmente no. A este fenómeno se lo llama doble o triple jornada laboral,
el cual ocurre cuando las mujeres que ingresan al mercado laboral siguen siendo responsables
de las tareas “del hogar”. Además, a veces se desempeñan como voluntarias o integrantes de
diferentes organizaciones sociales, políticas, gremiales o culturales lo que implica un uso del
tiempo intensivo y por consiguiente extenuante ¿son visibles sus aportes? ¿qué
reconocimiento reciben? ¿De qué trabajos se ocupa cada uno y cada una en nuestra
sociedad? ¿Cuántas mujeres ingenieras conocés? ¿Cuántos hombres secretarios? ¿Y mujeres
albañiles o electricistas? ¿Cuántos maestros de nivel inicial viste en tu vida? ¿Cuántas
mujeres son choferes de colectivo? ¿Cuántos varones se emplean como niñeros? ¿Cuántas
mujeres ocupan cargos jerárquicos tanto en el sector público como en el privado?
Para seguir pensando aportamos el concepto de uso del tiempo que refleja que aún en los
casos donde hay una mejor redistribución de las tareas de cuidado, sigue siendo la mujer
quién ocupa más tiempo pensando en qué hay que hacer en el día en relación al hogar, qué
comprar o cuándo alguien tiene que ir a un control médico. Les recomendamos la lectura de
17. 17
“Oda doméstica” de Maria Elena WalshL
.
Cuando se hace referencia al fenómeno de brecha laboral de género, se trata tanto de la
desigualdad salarial como de la accesibilidad a determinados trabajos. Es decir, en muchos
casos las mujeres cobran menos por la misma tarea que un compañero varón. Por otra parte,
las profesiones a las que se dedican en mayor medida suelen ser las peores pagas. Ambas
situaciones hacen que en la actualidad las mujeres perciban aproximadamente un 30%
menos que los varones, ese porcentaje se lo conoce como brecha salarial. Esto es así porque
históricamente el acceso de las mujeres al mundo del trabajo fue pensado como
“complementario” al de los varones.
Para completar el mapa de la división sexual del trabajo, podemos pensar ¿cuántas travestis y
trans hemos visto en ámbitos de trabajo formal?, ¿cuántas personas no binarias transitan
espacios de formación profesional? No existe un registro exhaustivo de esta situación pero, a
modo ilustrativo, compartimos una investigación realizada en “La revolución de las
mariposas”, en la cual se encuestó a travestis y trans de la Ciudad de Buenos Aires, donde
casi el U0% de las personas declararon no estar insertas en el mercado formal de trabajo.
Estas cifras son alarmantes y muestran, una vez más, que el patriarcado tiene un impacto
6
En el siguiente enlace pueden consultar La obra feminista de María Elena Walsh
18. 18
Como no debemos asumir la identidad de género de nadie, les recomendamos que cuando
reciban a una persona en sus bibliotecas le pregunten cómo quiere que la llamen. De esa
manera no estamos haciendo suposiciones sobre su identidad de género.
material muy tangible.
¿Qué es la perspectiva de género y diversidad?
La perspectiva de género y diversidad es una forma de entender el mundo, una manera de
abordar las identidades desde el reconocimiento y la igualdad de derechos. Aplicar esta
perspectiva significa tener presentes las desigualdades que viven las mujeres y LGBTI+ para
no profundizarlas y poder combatirlas. Es necesario emplear esta perspectiva en todos los
ámbitos de nuestras vidas -en nuestros hogares, en las bibliotecas, en nuestro trabajo, etc.-,
lo que implica no sólo incorporar nuevos conceptos sino también empezar a pensar nuevas
formas de vincularnos. Esto nos permitirá generar un mundo libre de opresiones donde haya
lugar para todas, todes y todos.
19. 19
Bibliografía y material complementario:
-Mattio E. ¿De qué hablamos cuando hablamos de género?
https://programaddssrr.wordpress.com/sexualidad-genero-y-poder/
-La revolución de las Mariposas. A diez años de la gesta del nombre propio.
https://www.mpdefensa.gob.ar/publicaciones/la-revolucion-las-mariposas-a-diez-anos-la-ge
sta-del-nombre-propio
-De la Ley a la práctica. Conceptos desde un paradigma igualitario.
https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/5.-De-la-Ley-a-la-pr%C3%
A1ctica-cuadernillo.pdf
- Viveros Vigoya M. La interseccionalidad una aproximación situada a la dominación
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=L0477L3
Una charla de género necesaria - 100 Días Para Enamorarse
Conurbano: Diana Sacayán (capítulo completo) - Canal Encuentro
-Masculinidad hegemónica e identidad masculina. En: Dossiers feministes, ISSN 113U- 121U, Nº
L, 2002 (Ejemplar dedicado a: Masculinitats: mites, de /construccions i mascarades), págs.
7-3L
-Barrancos D. Mujeres, entre la casa y la plaza, disponible en:
https://www.clio.fahce.unlp.edu.ar/article/download/clion13a13/5125/
-Reguant. D. Patriarcado. Síntesis. Barcelona. 2007.
- Hablemos de todo, disponible en: https://www.hablemosdetodo.gob.ar/vinculos/
- Caja de Herramientas, Capítulo 1: El patriarcado
- RED/ACCIÓN sobre el androcentrismo en la vida cotidiana.
- Eso que llaman amor es trabajo no pago