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Libertad

Jorge Riechmann
―La cadena termina aquí‖
El presidente estadounidense Harry Truman
tenía un famoso cartel en su escritorio del
Despacho Oval que decía: ―La cadena termina
aquí‖ (vale decir: en este lugar se asumen las
responsabilidades).
Ese ―centro de gravedad narrativo‖ que es el yo
es también el lugar donde se asume la
responsabilidad. Donde se dice: ―depende de
mí‖. Me hago cargo de mis actos.
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Incluso en el adiestramiento de
    perros (o lobos)…
―Optar por el método de Koehler es creer firmemente
que la esencia de un perro, o de un lobo, no precede
a su existencia; es creer que un perro, o un lobo, es
consciente de su ser ni más ni menos que un ser
humano. Por ello es preciso guardar a perros y lobos
cierto respeto y, sobre esa base concederles un
derecho moral. Se trata, en palabras de Koehler, del
derecho a ser responsables de las consecuencias
de sus actos.‖ Mark Rowlands: El filósofo y el lobo, Seix y Barral,
Barcelona 2009, p. 55.
Libertad y responsabilidad

 Sin libertad –de alguna clase-- no cabe hablar de
 responsabilidad, ni en general puede existir el
 ámbito moral.
 Sin libertad no podríamos distinguir entre mal
 natural –como un terremoto, un tsunami o el
 impacto de un gran meteorito– y mal social o
 moral –como torturar a un cachorrito, violar a una
 niña o especular con los precios de los alimentos--,
 distinción que a Tomás de Aquino le parecía de
 suma importancia…
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―Deber‖ implica ―poder‖
“Deber” implica “poder” en cierto sentido: si los
seres humanos no tuvieran cierta capacidad de
controlar voluntariamente su comportamiento, no
tendría sentido establecer normas.
En suma, si eliminamos el lenguaje de la libertad,
hemos de olvidarnos del de la responsabilidad (y
de prácticas sociales como la de pedir cuentas por
las acciones de alguien, o rendir cuentas ante los
demás).
Tres condiciones
Con más precisión, son menester al menos las
siguientes tres condiciones para que podamos hablar
de comportamiento moral: (a) han de existir modos
alternativos de acción;
(b) el agente ha de poder evaluar los cursos
alternativos de acción, vale decir, asignar ―bondad‖ o
―maldad‖ moral a tales cursos (sea cual fuere el
significado que demos a bueno y malo en una teoría
ética particular);
(c) el agente ha de ser libre para escoger aquello que
juzga bueno. George H. Kieffer, Bioética, Alhambra, Madrid 1983, p. 28.

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Libertad e identidad humana
Además, ―la libertad que tenemos de influir
voluntariamente en nuestra naturaleza y nuestro
destino está en el corazón de la identidad
humana: ser humano significa, para un gran
número de nosotros, tener „libre albedrío‟, ser
capaces de elegir lo que hacemos, pensamos y
decimos, y también ser capaces de mejorarnos y
desarrollarnos como individuos.‖ Kathinka Evers, Neuroética,
Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 74.

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Isaiah Berlin, contra el
     determinismo histórico:
―El determinismo y la responsabilidad son
incompatibles. (...) Creo que en la historia hay
momentos en que los individuos o los grupos pueden
modificar libremente la dirección de las cosas.
No todo es predecible. Dentro de límites estrechos, los
hombres son agentes libres. Los límites existen, pero
dentro de ellos hay espacio para elegir. A menos que
haya elección no hay acción humana. Todo es
conducta.‖

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El decisivo uno por ciento
    ―Permítame ponerle un ejemplo. Creo que si en
    1940 Churchill no hubiera sido primer ministro
    británico, los nazis podrían haber conquistado
    Europa (...)
    Creo que estamos confinados por la naturaleza de
    las cosas. El arco de elección no es muy grande.
    Digamos que el uno por ciento. Pero ese uno por
    ciento puede ser decisivo.‖ Isaiah Berlin en Conversaciones
    con Isaiah Berlin (por Ramin Jahanbegloo), Arcadia, Barcelona 2009, p. 218-
    219.

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Ernst Tugendhat: libertad de
   acción y libertad de la voluntad
―El problema real de la libertad de la voluntad, el problema
que ha preocupado durante siglos a la tradición filosófica, no
ha sido el que se puede ejemplificar con el movimiento de un
dedo [libertad de acción: mover un dedo cuando uno quiere
hacerlo], sino el problema de la responsabilidad. ¿Cómo hay
que entender que nos podamos responsabilizar de nuestros
actos y reprochárnoslos recíprocamente, así como también a
nosotros mismos? Una tal responsabilización implica que la
persona puede controlar lo que ella quiere. (...) Es aquí donde
tiene sentido hablar no sólo de libertad de acción, sino de
libertad de la voluntad.‖ Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2
de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 39-40.
La pregunta de Schopenhauer:
¿puedo querer lo que quiero?
Albert Einstein dijo en cierta ocasión: ―El ser humano
puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que
quiera‖. Citado en Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖,
Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 6.
Afirmaba así la libertad de acción (que indudablemente
existe: el ser humano la comparte con todos los demás
mamíferos, p. ej.), pero negaba la libertad de la voluntad.
Análogamente Arthur Schopenhauer: ― El hombre hace
siempre lo que quiere y, sin embargo, lo hace
necesariamente‖. Citado por José M. Delgado García, ―Decidir no es cosa de
dos (un ensayo sobre la neurofisiología de la toma de decisiones)‖, Revista de Occidente
356, enero de 2011, p. 20.
Libertad humana y
     comportamiento moral
   La libertad es el presupuesto de la ética de
   autonomía, quizá de la ética a secas, pero por
   supuesto no agota la ética.
   Recordemos la sugerencia de Zygmunt
   Bauman: la ética trata del compromiso con
   el otro a lo largo del tiempo.
   La libertad tiene que ver con el deseo de
   aumentar nuestra potencia, nuestra capacidad
   de acción. Cuidar del prójimo, por ejemplo, es
   otro asunto. Cf. mi reflexión sobre los tres deseos humanos básicos en La
   habitación de Pascal

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Una cuestión previa: el
     determinismo
    Pero ¿cómo pensar la libertad del agente?
    Si en el mundo todo sucede de acuerdo
    con una causa ¿hay agentes libres? La
    existencia de una acción humana libre ha
    sido negada por ciertas filosofías y
    concepciones del mundo.
    A ese punto de vista se le acostumbra a
    llamar determinismo (y es uno de los temas
    clásicos de la reflexión filosófica, ética,
    psicológica, sociológica...).
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¿La libertad humana: una forma
de autoengaño?
―El psicólogo estadounidense John G. Sobris
plantea que la ilusión de un ‗yo‘ espiritual como
algo distinto al ‗no-yo‘ material se crea por lo que
podría llamarse el efecto del observador.
Dadas suficiente complejidad e inteligencia, un
aparato que observa o registra puede concluir que
es sustancialmente distinto de lo que observa o
registra.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖,
Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 7.
¿La libertad humana: una mentira
piadosa?
―El profesor Saul Smilansky sugiere que
debemos fomentar la ilusión de la voluntad
libre y la responsabilidad moral. Supongo
que eso es algo similar a lo que la dama
victoriana expresó sobre la teoría de la
evolución de Darwin: ‗Esperemos que no
sea cierta, pero si lo es esperemos que no se
corra la voz‘.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la
libertad‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 17.
Si todo fuera ilusión (por ser
      neuronal), ¡nada lo sería!
Observemos de pasada lo siguiente: que la forma o el contenido
de una experiencia sea una construcción del cerebro no torna
irreal, ilusoria o errónea tal experiencia.
Podrá ser una experiencia ilusoria (pensemos por ejemplo en
alucinaciones o espejismos) pero por otras razones, no
simplemente por ser una construcción neuronal.
Pues ―si se adopta esta manera de pensar, se vuelve imposible
mantener una distinción entre la ilusión y la realidad, porque todo
lo que pensamos, sentimos o imaginamos es neuronal y resulta de
un programa biológico modelado por la evolución: así, la totalidad
del mundo de nuestra experiencia se volvería ilusoria.‖ Kathinka Evers,
Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 85.
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Así, la causalidad neuronal no puede ser la marca de la
 ilusión, a menos que todo cuanto experimentamos (y podamos
 experimentar) sea ilusión…en cuyo caso el concepto de ilusión
 se torna vacío (no podríamos distinguir ilusión y realidad).
 ―Para ser útil, la distinción entre ilusión y realidad debe hacer
 referencia al mundo fenoménico, es decir al mundo tal como lo
 experimentamos y, en el seno de este ámbito, debe designar
 una diferencia entre las construcciones del cerebro que son
 ilusorias y aquellas que son verídicas. (…) De esto resulta que
 incluso si el libre albedrío es una construcción neuronal, no por
 ese motivo es una ilusión.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos
 Aires 2010, p. 86.
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El problema neuroético del libre
     albedrío…
    ―…consiste en explicar cómo la concepción socialmente crucial según
    la cual los seres humanos son individuos libres y responsables puede
    ser articulada con las concepciones neurocientíficas que tenemos de
    nosotros mismos y nuestro comportamiento.
    Cabe preguntarse si es razonable creer en el libre albedrío cuando
    aquello que experimentamos como una elección libre es el resultado de
    interacciones electroquímicas en el cerebro y una suerte de programa
    biológico para la toma de decisiones modelado por la evolución.
    Por otro lado, las ideas de libre albedrío y de responsabilidad personal
    funcionan como fundamentos sociales.
    El libre albedrío es igualmente una característica básica de la
    experiencia humana, una estructura neuronal fundamental, como el
    espacio, el tiempo y la causalidad.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/
    Buenos Aires 2010, p. 16. Cf. también p. 77.
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Determinismo físico-natural
 Determinismos ha habido de muchas clases, desde
 el más tradicional de inspiración teológica
 (estaríamos determinados por el Destino o por los
 Dioses) hasta otros más recientes basados p. ej. en
 ciertas interpretaciones mecanicistas (o en clave
 hegeliana) de la obra de Marx; o en la genética; o en
 los condicionamientos ambientales; o en el
 inconsciente psíquico...
 El determinismo físico-natural consiste en la tesis
 de que ―en cada momento dado hay exactamente un
 único futuro físicamente posible‖. Peter van Inwagen, An Essay
 on Free Will, Clarendon Press, Oxford 1983, p. 3.
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El determinismo mecanicista de
     Laplace
El físico y matemático francés Pierre-Simon Laplace ofreció
una imagen sencilla, vívida y perdurable del determinismo:
―Si hubiera un intelecto que en cualquier momento dado
conociera todas las fuerzas que animan la naturaleza y las
posiciones respectivas de los seres que la integran, y fuera lo
bastante vasto como para someter todos sus datos a análisis,
podría condensar en una sencilla fórmula el movimiento tanto
de los principales cuerpos del universo como el de sus átomos
más pequeños; para un intelecto así no podría haber nada
incierto; y el futuro estaría tan presente ante sus ojos como el
pasado‖ (Laplace, 1814).

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El demonio de Laplace
Este intelecto omnisciente suele conocerse como el demonio
de Laplace. Una parte de nuestro temor al determinismo ¿no
surge de ponernos imaginariamente en el lugar de ese
hipotético demonio?
Pero se trata de un intelecto infinito y exterior al universo;
mientras que nosotros somos seres finitos dentro del
universo, de manera que en realidad nunca podríamos estar
en su lugar.
Dicho de otra forma, cada usuario finito de información tiene
un horizonte epistémico: no lo sabe todo del mundo que
habita. Esa ignorancia insuperable garantiza que tengamos
un futuro subjetivamente abierto. Lo cual no está mal…

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Determinismo no significa
predecibilidad
En el mundo de Newton y Laplace,
determinismo significaba predecibilidad.
Pero en el siglo XX hemos visto el error de
esa concepción: determinismo no significa
predecibilidad (cf. toda nuestra reflexión a
partir de las dificultades de predicción del
tiempo meteorológico en el ppt sobre azar y
contingencia).
Los demonios laplacianos no
     pueden existir
    Y por añadidura, sabemos --desde mediados del siglo XIX-
    - que el ideal laplaciano de conocimiento absoluto de la
    realidad es inaccesible.
    La termodinámica de Carnot y Boltzmann sólo puede ser
    estadística: no puede predecirse el devenir de una partícula
    precisa; sí que puede calcularse el devenir de un conjunto
    lo bastante numeroso de partículas...
    Luego, en el primer tercio del siglo XX, la física cuántica
    sistematizó este recurso al razonamiento probabilista. Cf.
    Albert Jacquard, Éste es el tiempo del mundo finito, Acento, Madrid 1994, p. 47 y ss.




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En el mundo micro (o más bien
     nano) de la física cuántica...
    En el singular mundo de los cuantos hay hechos incausados,
    acontecimientos microfísicos que pasan ―porque sí‖.
    Un sistema puede hallarse en el mismo estado que otro, y sin
    embargo en uno de ellos producirse determinado suceso
    cuántico, y en el otro no.
    La física cuántica les asigna una probabilidad; pero no puede
    determinar --a partir de las condiciones existentes en un
    momento dado-- si tal suceso se producirá o no en un futuro
    inmediato.
    Por tanto, el determinismo físico-natural no funciona en
    ese nivel cuántico de la realidad.
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Pero esto no mejora la situación
     para el agente moral
 Ahora bien: esto introduce ciertamente un elemento
 de azar en el mundo, pero --como observa Simon
 Blackburn-- no un elemento de control consciente
 por parte de ningún agente, ni de responsabilidad.
 ―Pensemos en el sistema neurofisiológico formado
 por nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Todo sucede de
 acuerdo con una causa. Si a un nivel microfísico se
 producen a veces cambios al azar, difícilmente se nos
 puede considerar responsables de los cambios que se
 hayan producido a consecuencia de ellos.‖
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El dilema del determinismo
    ―No podemos controlar los saltos de los electrones. (...)
    Introducir el accidente en nuestro cerebro no nos convierte
    en responsables.
    El indeterminismo físico convierte la responsabilidad y la
    ética de la culpa en algo todavía más escurridizo. Es lo que
    se conoce como el dilema del determinismo.
    Si el determinismo se sostiene, perdemos nuestra libertad y
    responsabilidad. Si no se sostiene, ya que algunos sucesos
    ‗pasan porque sí‘, perdemos igualmente nuestra libertad y
    nuestra responsabilidad. El azar es tan ciego como la
    necesidad.‖ Simon Blackburn, Pensar, Paidos, Barcelona 2001, p. 94.
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El miedo al determinismo
    La pregunta entonces es: ¿hay libertad
    humana, más allá del azar y la necesidad?
    El gran temor: si el mundo es como la
    ciencia moderna nos dice que es, ¿no hay
    lugar en él para nuestros empeños y
    aspiraciones, para la libertad humana?
    Quizá –por lo que vamos viendo y vamos a
    ver-- se trate de un temor infundado.
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El miedo a la libertad
  Los filósofos como Immanuel Kant o Isaiah Berlin
  cifrando en la facultad de tomar decisiones libres la
  esencia de lo humano...
  ...y nuestra pasión por desprendernos del fardo
  de la libertad. Un artículo de prensa:
  ―Desde su nacimiento oficial, hace más de una década,
  Internet ha facilitado la vida de mucha gente. Ha
  simplificado la comunicación interpersonal. Ha acumulado,
  organizado y distribuido una ingente cantidad de
  información. Ha cambiado hábitos de compra, viaje y
  lectura. Ahora, por fin, puede incluso evitar el tener que
  pensar y tomar decisiones.‖
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Hunch.com
    ―Para aquellas personas para las que decidirse es una tortura, para los
    que nunca saben cuál será la mejor opción, para todos los dubitativos
    del mundo: ha llegado Hunch.com, una página web que toma las
    decisiones por el internauta. Con menos de diez preguntas, puede
    ayudar en miles de situaciones críticas en la vida como qué carrera
    estudiar, qué comer para cenar o a qué país mudarse. En su base de
    datos hay decisiones sobre 2.400 asuntos.
    ‗Hunch funciona con una serie de algoritmos que seleccionan
    preguntas que llevan a las respuestas más acertadas; otros que
    seleccionan las respuestas sobre la base de lo que el sistema ya conoce,
    y una última clase que determina qué nivel y qué tipo de gustos
    deberían condicionar cada resultado a partir de la información que el
    usuario le da al sitio web‘, explica la creadora de este sitio, Caterina
    Fake, fundadora del sitio de alojamiento fotográfico Flickr, en un
    correo electrónico.‖ David Alandete, ―Internet para indecisos. Una 'web' estadounidense
    resuelve a los usuarios todo tipo de dilemas cotidianos‖, El País, 29 de junio de 2009.
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Epicuro, crítico de quienes
      dimiten de la libertad humana
El tema sartreano de la mauvaise foi (mala fe) está formulado
nítidamente, hace más de 2.300 años, por Epicuro.
En el libro XXV de Sobre la naturaleza –magna obra recuperada parcialmente a
partir de los restos carbonizados de los papiros hallados en la biblioteca de Filodemo de Herculano—
el filósofo ateniense, materialista pero no determinista, critica el
determinismo mecanicista de Demócrito (su “mala fe” que dimite
de la libertad humana):
―Los primeros hombres en dar adecuadamente cuenta de
las causas (...), aunque en muchas cuestiones aliviaron
grandes problemas, hicieron la vista gorda sobre sí
mismos con el fin de achacarle todo a la necesidad y al
accidente‖. Citado por John Bellamy Foster, La ecología de Marx. Materialismo y
naturaleza, Libros de El Viejo Topo, Barcelona 2004, p. 97.


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Tocqueville, análogamente
    ―La providencia no ha creado al género
    humano ni enteramente independiente ni del
    todo esclavo. Traza, es verdad, alrededor de
    cada hombre un círculo fatal del que no
    puede salir, pero dentro de esos vastos
    límites es poderoso y libre, y lo mismo
    sucede con los pueblos.‖ La democracia en América, II,
    Aguilar, Madrid 1989, p. 392.



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Pero ¿de verdad es tan terrible la
     causalidad físico-natural?

  Esperanza en que las leyes de la naturaleza no sean
  deterministas, desde Epicuro hasta hoy.
  El problema es que la solución de Epicuro (el
  clinamen de los átomos, vale decir: su desviación
  azarosa) no nos sirve de mucho...
  (Por cierto que el poeta argentino Roberto Juarroz nos
  proporciona una hermosa interpretación contemporánea del
  tema del clinamen: “Hay que caer y no se puede elegir donde./
  Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,/ cierta pausa
  del golpe,/ cierta esquina del brazo,/ que podemos torcer
  mientras caemos.‖)
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Una actualización de la estrategia epicúrea: apelar
al indeterminismo cuántico. Como ya antes
observamos, tampoco lleva lejos: ¿cómo
relacionar el indeterminismo a escala subatómica
con el ejercicio de la libertad humana?
Pero ¿son tan terribles las leyes de la naturaleza
para la libertad y la responsabilidad humanas?
¿De verdad eliminaría la causalidad el espacio de
la libertad y la responsabilidad humana?
Naturalismo en filosofía y
     epistemología
    El naturalismo es la idea de que las
    investigaciones filosóficas no son superiores ni
    previas a las investigaciones de las ciencias
    naturales (y sociales), sino que van asociadas a
    dichos proyectos.
    El trabajo de los filósofos es más bien clarificar y
    tratar de unificar las perspectivas contrapuestas en
    una visión unificada del universo.
    Ha de producirse constantemente una crítica
    recíproca, bien informada y constructiva, entre
    ciencia y filosofía. Cf. Daniel C. Dennett, La evolución de la libertad,
    Paidos, Barcelona 2004, p. 30. Ésta era también la perspectiva de Manuel Sacristán...
    Mi propia perspectiva –dicho sea de paso--: naturalista, sistémica y evolucionista.
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Compatibilismo
    En algunos pensadores contemporáneos, que son
    naturalistas filosóficos, se defiende el compatibilismo: la
    idea de que la libertad humana y la causalidad físico-
    natural son compatibles (quizá porque se trata, por
    decirlo así, de diferentes niveles de descripción de los
    mismos fenómenos). Cf. el excelente libro de Daniel C. Dennett, La
    evolución de la libertad, Paidos, Barcelona 2004.
    ―El naturalismo no es ningún enemigo de la libertad;
    ofrece una explicación positiva de la libertad que da mejor
    respuesta a sus puntos oscuros que aquellas explicaciones
    que tratan de protegerla de las garras de la ciencia con una
    ‗oscura y miedosa metafísica‘ (en la acertada frase de P.F.
    Strawson).‖ Dennett, op. cit., p. 31.

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A la inversa, a quienes creen que la libertad y
 la causalidad son incompatibles podemos
 llamarles incompatibilistas.
 Para el compatibilista, el agente moral está
 perfectamente ubicado dentro del orden
 causal de la naturaleza. Su libertad consiste
 en que sus acciones dependen de sus propios
 procesos cognitivos y volitivos. ―Depende de mí‖,
 dice Tugendhat: luego volveremos sobre ello.
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¿Un fantasma dentro de la
     máquina?
 No se trata de un agente ―espiritual‖ (a veces se
 emplea la imagen de ghost in the machine, un
 fantasma dentro de la máquina: la propuso
 inicialmente Gilbert Ryle) que estaría fuera del orden
 causal de la naturaleza y --misteriosamente-- sería sin
 embargo capaz de actuar sobre el mismo (control con
 intervención externa);
 para el compatibilista se da un control interno. Cf. el
 modelo del termostato. O la imagen de Tugendhat:

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El nudo en la cuerda
―En vez de la corriente causal soy yo quien es responsabilizado,
puesto que yo he intervenido en la corriente causal cuando he
suspendido los motivos inmediatos hacia un fin, o los podría
haber suspendido.
Por otro lado parece plausible ver este acto de suspensión como a
su vez condicionado causalmente.
Se puede aclarar esto con la imagen de una cuerda donde está
insertado un nudo. La cuerda representa la corriente de
causalidad. Por medio del nudo, que representa la acción yoica, la
causalidad es de hecho interceptada y sustituida por mi actividad,
y sin embargo también el nudo es de cuerda.‖                 Ernst Tugendhat, ―Libre
albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa,
Barcelona 2008, p. 48.
Control desde dentro de la
     naturaleza
―Estamos implicados en el orden causal. Somos parte
de la cadena que va desde el pasado al futuro. Y éste es
el origen de nuestra responsabilidad.
Podemos llamar a esta concepción ‗control dentro del
control‘ o ‗control desde dentro de la naturaleza‘.
Cuando ejercemos este control interno, defiende el
compatibilista, somos responsables de ciertos sucesos.‖
Blackburn, op. cit., p. 106.
Sobre esta importante cuestión véase Antonio Damasio, ―El sí mismo y la cuestíón del
control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407.


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El ―juego de la vida‖
    Nuestra manera de pensar el determinismo y la causalidad
    se ve distorsionada por ilusiones que pueden disiparse con
    la ayuda de un ―modelo de la vida‖ simplificado, donde
    pueden evolucionar entidades sencillas capaces de evitar el
    daño y reproducirse a sí mismas.
    Se trata del ―juego de la vida‖ del matemático John Horton
    Conway. Cf. http://psoup.math.wisc.edu/Life32.html
    Se demuestra que el vínculo tradicional entre
    determinismo e inevitabilidad es un error: el concepto
    de inevitabilidad corresponde al nivel del diseño, no al
    nivel físico. Cf. Dennett, op. cit., cap. 2.
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El determinismo no implica la
     inevitabilidad
 En ese modelo determinista tan simple, emergen formas a
 veces sorprendentemente parecidas a un agente.
 Algunos tipos de daño pueden evitarse... si hay avisos previos.
 El determinismo no implica la inevitabilidad.
 Lo inevitable no depende de si reina o no el determinismo,
 sino de si se pueden o no tomar medidas --basadas en
 información que quepa obtener a tiempo-- para evitar el daño.
 Esto debería bastar para romper el vínculo tradicional entre
 determinismo y falta de esperanza. La distinción entre ser un
 ente con un futuro abierto y ser un ente con un futuro
 cerrado es independiente del determinismo.

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Servomecanismos
   Pensemos en cualquier servomecanismo de los que estudia la
   cibernética.
   Ya desde la segunda mitad del siglo XIX los ingenieros
   inventaron máquinas capaces de regular su actividad por
   sí mismas; llamamos servomecanismos a estas máquinas.
   Se trata de dispositivos capaces de captar información del
   medio, de modificar sus estados en función de las
   circunstancias, y de regular su actividad de cara a la
   consecución de una meta.
   Ejemplos: un torpedo autoguiado que persigue a un barco que trata de zafarse; el
   sistema formado por un termostato y una fuente de calor.

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Causalidad circular
    A partir de 1948 Norbert Wiener, el fundador
    de la cibernética, mostró que las categorías
    mecanicistas tradicionales --en particular,
    la causalidad lineal-- no servían para
    entender el comportamiento de estos sistemas.
    Los servomecanismos muestran un
    comportamiento teleológico y una
    estructura causal circular.
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No es cierto que en mundo determinista
     no haya verdaderas opciones

―Tanto en nuestras reflexiones cotidianas sobre lo que
vamos a hacer a continuación como en nuestro
pensamiento científico más riguroso en relación con las
causas de los fenómenos, empleamos conceptos de
necesidad, posibilidad y causalidad que son
rigurosamente neutrales respecto de la cuestión de si la
verdad está del lado del determinismo o del
indeterminismo.‖ Dennett, op. cit., p. 84.
No hay paradoja en observar que ciertos fenómenos están
predeterminados para ser caóticos e impredecibles.
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Recapitulemos: tres perspectivas:
 (A) Determinismo. Todo está causalmente
 determinado; no cabe hablar de acciones libres ni de
 seres libres (Laplace).
 (B) Incompatibilismo. Son excluyentes causalidad y
 libertad (Kant). El problema aquí: ¿cómo se articulan el ―ser humano nouménico‖ y el ―ser
 humano fenoménico‖?

 (C ) Compatibilismo. No hay contradicción entre
 determinación causal y libertad. ―Hubiera podido
 actuar de otro modo, si realmente lo hubiera querido‖
 (los estoicos, Hume, Spinoza, John Stuart Mill…).
 Ésta es también la posición que se defiende aquí.
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El principio (revisado) del
     compatibilismo según Blackburn
 Un agente ha actuado libremente si hubiera podido
 actuar de otro modo en sentido propio.
 Esto significa que hubiera actuado de otro modo si
 hubiera tomado una decisión diferente;
 y que, en caso de hallarse bajo la influencia de otros
 pensamientos o consideraciones verdaderos y
 asequibles, habría tomado una decisión diferente.
 Son pensamientos y consideraciones verdaderos y asequibles para el agente aquellos
 que representan adecuadamente la situación en que se encuentra y que sería
 razonable esperar que tomara en consideración. Blackburn, Pensar, op. cit., p. 111.


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La libertad como efecto de la
     complejidad
    Desde cierta perspectiva, la libertad aparece como
    un efecto de complejidad.
    A partir de cierto nivel de complejidad, ya sea el
    mundo determinista o no, hemos de pasar a la
    perspectiva intencional: conceptualizamos a los
    ―hacedores‖ como agentes racionales o sistemas
    intencionales.
    Esto quiere decir, simplemente, que sacan las
    conclusiones adecuadas sobre lo que deben hacer a
    partir de la información de la que disponen, y en
    función de aquello que quieren.

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―El todo puede ser más libre que
     las partes‖ (Dennett, op. cit., p. 65)
La libertad como propiedad emergente, en clave sistémica -
-vinculada con la aparición del lenguaje y la cultura humana.
El surgimiento del lenguaje y la cultura tiene un efecto
revolucionario. Mientras que todos los demás seres vivos
están diseñados por el ―relojero ciego‖ de la evolución para
evaluar todas las opciones en relación con el summum bonum
del éxito reproductivo, los seres humanos podemos sustituir
ese objetivo por cientos de otros ―con la misma facilidad con
que el camaleón cambia de color‖ (Daniel C. Dennett).
Surgen así mentes abiertas en cuanto a fines y medios, en
un sentido que no es aplicable a ningún otro animal.


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Las bolas de billar, los perros y
   los monjes trapenses
Desde este punto de vista, decir ―la libertad no existe,
todo está determinado causalmente‖ supone un error
categorial análogo a decir: las bolas de billar son como
perros, o: los perros son como monjes trapenses.
Pues causalidad no significa lo mismo en el nivel de
las bolas de billar, los perros y los monjes trapenses
(como consecuencia de la estructura sistémica de la
realidad y de las propiedades emergentes en niveles
de realidad cada vez más complejos).
Por no mencionar más que propiedades obvias: los
perros tienen libertad de acción, las bolas de billar
no la tienen;
los monjes trapenses tienen metapreferencias, los
perros --muy probablemente-- no.
Harry Frankfurt sostiene que lo distintivo de una persona
es la capacidad para realizar una evaluación
autorreflexiva, que se manifiesta a través de la formación
de deseos (o preferencias) de segundo orden, es decir,
aquellos deseos que tienen por objeto un deseo de primer
orden.
Preferencias de segundo orden (o
   ―metapreferencias‖)
Un deseo de primer orden tendría por objeto
simplemente una cosa o una actividad, como por
ejemplo desear comer postres con crema, mientras
que un deseo de segundo orden tendría por objeto un
deseo de primer orden, por ejemplo, desear no desear
comidas con alto contenido calórico.
Para Frankfurt lo distintivo de un sujeto autónomo es
la capacidad de autorreflexión manifiesta en la
posibilidad de formación de ―metapreferencias‖ o
preferencias de segundo orden. Véase Harry Frankfurt, La
importancia de lo que nos preocupa, Katz, Buenos Aires, 2006, pp. 26-27.
Aristóteles: querer sensual y un
querer racional
En realidad esto no es nada novedoso: ya Aristóteles
distinguió entre un querer sensual y un querer racional.
―El querer sensual es el querer simple, un querer que es
simplemente un hecho de la conciencia. El querer racional
es el querer deliberativo, reflexivo. Cuando deliberamos
preguntamos por razones. Esta capacidad de deliberación
es vista por Aristóteles como lo que distingue a los seres
humanos de los animales. Al mismo tiempo Aristóteles
vincula esta capacidad con el hecho de tener conciencia del
tiempo...‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de
Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 40.
Enkráteia

Para el Estagirita, la libertad/
autonomía vendría a ser sobre todo el
dominio de sí mismo, de las
emociones, los apetitos, los instintos.
La palabra griega clave es enkráteia
(autonomía como dominio sobre sí
mismo).
Locke: autocontrol
―Para John Locke el concepto central en este
fenómeno [del querer reflexivo] es la capacidad de
suspender un deseo.
Es obvio que la deliberación sólo puede ser
efectiva si la persona tiene la capacidad de
suspender sus deseos inmediatos. (...) Reprocharle
algo a alguien sólo tiene sentido si se puede
presuponer que tiene esta capacidad de
autocontrol.‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖,
capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p.
41.
Grados de libertad
Cualquier organismo tiene diversas
opciones de acción.
Para sistemas nerviosos y cerebros más
complejos, más capacidades de acción y
elección: más grados de libertad. (Los
humanos más que los grandes simios, éstos
más que los felinos, éstos más que los
anfibios, y así sucesivamente.)
Fatalismo y sofisma perezoso
―Supongo que este concepto de grados de libertad diferencia al
determinismo del fatalismo. El fatalista no ve posibilidad de
cambiar el curso de los acontecimientos. El determinista sabe
que este curso puede cambiarse gracias a ciertas circunstancias
[que influirán sobre su conducta].
En neurociencia se conoce la posibilidad de que el medio
ambiente puede modificar las conexiones entre las células
nerviosas, lo que implica la importancia de la educación.
El fatalista, por ejemplo, considera inútil la intervención de un
médico en caso de enfermedad, lo que se ha denominado
sofisma perezoso. Es evidente que ante la enfermedad podemos
hacer algo.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖, Revista de
Occidente 356, enero de 2011, p. 10.
Libertad real
Así, según esta perspectiva sistémica sobre la
libertad como propiedad emergente, la libertad es
real, pero no se trata de una condición
previamente dada de nuestra existencia, como
por ejemplo la ley de la gravedad.
Es una creación evolutiva de la actividad
humana y las creencias humanas; y es tan real
como las demás creaciones humanas, como la
música o el dinero.
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Un producto relativamente reciente
     de las interacciones humanas
Es función de (a) la autoconciencia que se
descubre libre; (b) las trabas externas con que topa
el agente; (c ) los recursos para la acción. Luego volveré
sobre esto, al discutir el par de conceptos libertad negativa/ libertad positiva.

La libertad humana no es una condición estable y
ahistórica, sino un producto reciente de las
interacciones humanas. Vamos ganando –o no–
sucesivos grados de libertad. Es frágil, no se halla
garantizada necesariamente en el futuro.

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Falacia de las alternativas
    Blackburn: ―Las alternativas se plantean como si
    agotaran todas las posibilidades: o bien tenemos
    un espíritu libre, que flota felizmente más allá del
    orden natural, o una máquina predeterminada
    como un autobús, o incluso un tranvía.
    Plantear de forma errónea las alternativas es una
    conocida falacia (...). Lo que denigra la naturaleza
    humana no es la filosofía compatibilista, sino este
    modo de formular las alternativas.‖

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¿Un tubo vacío hinchado por una
     mente?

 ―Este planteamiento supone que la naturaleza es
 algo tan horrible que se requiere un momento
 mágico, una chispa divina surgida del fantasma de
 la máquina, para que muestre sus colores. Sólo
 puede haber máquinas (zombis) o espíritus.
 Pero es esta concepción la que denigra la naturaleza,
 incluida la naturaleza humana. Deberíamos aprender
 a pensar como Wittgenstein cuando escribía:
 ‗Resulta humillante tener que aparecer como un
 tubo vacío, simplemente hinchado por una mente‘.‖
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Flexibilidad cognitiva y
     conductual
    ―La palabra clave que hay que tener en cuenta es
    flexibilidad. (...) Resulta imposible determinar a
    priori lo flexible que puede ser el comportamiento
    humano [¡o el de los animales no humanos, añadimos nosotros! J.R.].
    (...) Nuestra capacidad de percibir cosas, de
    considerar las alternativas posibles, de evaluarlas,
    y finalmente nuestras pautas de comportamiento,
    podrían haber sido altamente inflexibles. Pero la
    evidencia sugiere que se da el caso contrario...‖
    Simon Blackburn, Pensar, Paidos, Barcelona 2001, p. 127-128.

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Qué podemos cambiar
  En definitiva, el problema metafísico del libre albedrío
  exento de cualquier determinación quizá tenga algo de
  cortina de humo.
  ―Los actos humanos --los actos de amor y genio, así como los
  crímenes y los pecados-- están simplemente demasiado lejos de
  los movimientos de los átomos, sean aleatorios o no, como para
  que podamos descubrir la manera de integrarlos en un único
  esquema coherente‖ (Dennett, op. cit., p. 341).
  El compatibilismo es coherente; y la cuestión más
  importante no es el determinismo (sea genético o del entorno,
  o ambos a la vez, o de alguna otra clase); la cuestión es qué
  podemos cambiar, sea o no determinista el mundo.
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Una creencia superficial... pues la
     práctica la desmiente
John Austin le dijo en cierta ocasión a Isaiah Berlin:
―Todos hablan acerca del determinismo y dicen creer
en él. Yo nunca he encontrado a un determinista en
mi vida, quiero decir, un hombre que realmente crea
en el determinismo como usted y yo creemos que
todos los hombres son mortales.‖ Citado en Berlin, Contra la
corriente, FCE-España, Madrid 2000, p. 22.

El determinismo debe de ser una creencia bastante
superficial, puesto que la vida práctica y la
conducta real lo desmienten siempre.
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Lo malo del determinismo
    Lo malo del determinismo: si la violada no
    tiene libertad ninguna, tampoco la tiene el
    violador. Si no la tiene el jornalero,
    tampoco el terrateniente. Si no tiene la niña
    palestina asesinada, tampoco el soldado
    israelí que aprieta el gatillo….
    Para el determinista (¡y aún más para el
    fatalista!) desaparece la posibilidad de
    exigir responsabilidades.
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Así, en 2004, un grupo de once neurocientíficos
alemanes publicaron un manifiesto alegando que las
neurociencias habían refutado la tesis de que el ser
humano actúa de forma libre y voluntaria, lo cual
obligaba a revisar --y quizá abandonar-- la atribución
de responsabilidad penal por la comisión de delitos, y
minaba toda la concepción retributiva del Derecho
penal... Das Manifest. Elf führende Neurowissenschaftler über Gegenwart und
Zukunft der Hirnforschung, en la revista Gehirn & Geist 6/ 3004. Véase Mercedes
Pérez Manzano, ―Fundamento y fines del Derecho penal. Una revisión a la luz de las
aportaciones de la neurociencia‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 41 y
ss.
Insisto: la libertad de acción depende de las
    trabas que pesan sobre los movimientos
    del agente, y de los recursos con que se
    cuente para la acción. (Con ello llegamos
    a la distinción libertad negativa/ libertad
    positiva).
    Pero con ello permanecemos en la discusión
    sobre libertad práctica –no la libertad
    metafísica.
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Compatibilismo en la práctica
Viene al caso la luminosa anécdota transmitida por
Diógenes Laercio. Una vez un filósofo estoico, al
volver a su casa, encuentra a un esclavo (asistente
habitual a sus lecciones) que pretende robarle.
El astuto esclavo le dice: si –como enseña tu
filosofía— todo es absolutamente necesario,
entonces estaba escrito en mi destino que yo debía
robarte.
El filósofo, sin alterarse, va a buscar un palo y la
emprende a garrotazos con el asaltante, replicándole:
¡pero también esto estaba escrito en el destino!
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Libre albedrío metafísico/
     voluntad libre/ libertad de acción
    En cualquier caso debemos distinguir entre (1) el libre
    albedrío metafísico (la idea de una voluntad no sometida a
    ninguna ley, incondicionada: the ghost in the machine); (2)
    la voluntad libre (en el sentido de que ejerce control sobre
    sus acciones); y (3) la libertad de acción (quiero mover el
    dedo, y lo muevo). La compulsión se opone a la libre voluntad; la coerción a
    la libertad de acción.

     Podemos agregar (2)+(3) en la libertad práctica,
    compatible con las determinaciones causales del mundo
    (posición compatibilista).
    Ya David Hume consideraba al libre albedrío (1) como
    metafísico e indemostrable (equivaldría a un milagro de
    no-causalidad).
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La definición de Hume
    La libertad de acción la definía Hume del siguiente modo:
    ―el poder de actuar o de no actuar de acuerdo a
    determinaciones de la voluntad; es decir, que si
    decidimos quedarnos quietos, podemos hacerlo, y si
    decidimos movernos, también podemos hacerlo. Ahora
    bien, se admite universalmente que esta hipotética libertad
    pertenece a todo el que no es prisionero y encadenado.
    Aquí, pues, no cabe discutir.‖ Hume, Investigaciones sobre el
    conocimiento humano, Alianza, Madrid 1981, p. 119.
    Creo que vale la pena centrarse en la libertad práctica,
    que es la más interesante para la filosofía práctica (y no
    preocuparse tanto por el libre albedrío ―metafísico‖).

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Causalidad como prerrequisito
       para la libertad
Hume también sugirió que la causalidad es un
prerrequisito para la libertad humana, pues una
ausencia total de causas haría completamente aleatoria
nuestra conducta: resultaría imposible dirigirla,
controlarla, predecirla o explicarla.
Entonces nuestras acciones no podrían ser intencionales
ni voluntarias: ni, por tanto, libres en ese sentido. Véase el
Tratado de la naturaleza humana, libro II, parte III, sección II.

Vale la pena observar que este argumento de Hume es
válido tanto en un ―cosmos determinista‖ como no
determinista.
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Control del agente sobre su
      acción
Pensemos la libertad del agente no como
incondicionamiento (que pondría fuera de juego la red
de causas y efectos en que consiste la naturaleza), sino
como control sobre su acción. Véase Antonio Damasio, ―El sí mismo y la
cuestíón del control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407.

Tiene sentido decir que una acción es libre siempre
que no se realice en condiciones de coerción o
ignorancia, y esto con independencia de que nos
hallemos en un cosmos determinista o indeterminista.
Intuición que se remonta nada menos que a Aristóteles. Véase la Ética a Nicómaco, 1110a.




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Acción libre (voluntaria) en sentido
     práctico, no metafísico

    La definición de acción libre puede
    precisarse aún más, de la siguiente manera.
    Llamaremos acción libre a una acción que
    no se realiza en condiciones de coerción ni
    de ignorancia.
    Llamaremos ignorancia al desconocimiento
    de alguna de las circunstancias que afectan
    cualitativamente a las decisiones y acciones
    del agente.

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Llamaremos condiciones de coerción a una
    situación objetiva (vale decir independiente de la
    conciencia del agente) tal que (a) una voluntad
    humana (personal o colectiva) distinta de la del
    agente intenta imponerse a la voluntad del agente;
    (b) la antedicha voluntad ajena dispone de un
    poder (personal o colectivo-social) capaz de forzar
    la sumisión del agente so pena de que su vida se
    vea dañada; y (c) si no se diesen las dos
    condiciones anteriores, la acción del agente sería
    cualitativamente distinta. Una meditación que lleva lejos en esta
    dirección se hallará en Steven Lukes: El poder: un enfoque radical, Siglo XXI, Madrid
    1985 (original inglés de 1974).

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Si la ignorancia condiciona la
     posibilidad de la acción libre…
    ―El conocimiento ayuda a vivir mejor, y que
    esto es cierto incluso si resulta que de él se
    deriven incomodidades (imaginemos un
    caso de indagación de la verdad que
    moleste, a nosotros o a otras personas) (…).
    Al hacernos más libres, por contribuir a que
    seamos muy conscientes de las decisiones
    que tomamos, el conocimiento tiene una
    dimensión moral insoslayable.‖
26/08/2012              libertad                     74
…entonces el conocimiento tiene
     una dimensión moral
 ―De ahí que aquellas posiciones filosóficas que desconfían
 de la facultad del hombre para conocer, tengan como
 subproducto una ética deforme basada en el voluntarismo o
 bien en principios categóricos que exigen obediencia ciega.
 Una conducta que no esté sustentada en el conocimiento
 conduce a la sinrazón o al fanatismo, dos secuelas que suelen
 ir la mano. Por lo mismo, cabe sostener que una idea lo más
 clara posible sobre la realidad en la que nos movemos tiene
 la virtud de hacernos mejores en las más amplia acepción
 valorativa de esta expresión.‖ Ulises Granda, El árbol del conocimiento.
 Origen de la irracionalidad actual, Eds. Flavia, Madrid 2010, introducción.


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Dos clases de deber
Deber moral: p. ej. evitar el daño evitable,
proteger a los indefensos…
Deber epistémico: ―deber de someter las
creencias de uno al examen crítico pertinente:
analizar si están justificadas por las pruebas
disponibles e intentar al menos determinar si
existen o no pruebas en contra‖. Mark Rowlands, El filósofo
y el lobo, Seix Barral, Barcelona 2009, p. 120.
Autonomía
    De un agente moral que actúa libremente en tales
    condiciones –sin coerción ni ignorancia--
    podemos decir que posee autonomía.
    Con ello se afirma también que el problema del
    libre albedrío --la libertad ―metafísica‖, la
    posibilidad de que las intenciones y deseos del
    agente estuviesen determinados sin resquicio por
    factores causales independientes de sus
    deliberaciones y elecciones--, que tantos
    quebraderos de cabeza ha dado a los filósofos
    durante siglos, en realidad no nos interesa
    demasiado.
26/08/2012               libertad                      77
Pues incluso si nuestra voluntad estuviese
    determinada de alguna forma ―fuerte‖ en
    este sentido, todavía sería pertinente la
    distinción entre agentes que actúan en
    condiciones de compulsión e ignorancia,
    y los que no.
    Ésta autonomía práctica, en definitiva, es la
    que más nos importa en ciencias sociales y
    en filosofía práctica (moral y política).

26/08/2012              libertad                    78
―Depende de mí‖
Recordemos nuestra insistencia inicial en las
condiciones de responsabilidad.
El problema de la libertad práctica es el mismo de
la responsabilidad: la existencia (o no) de un querer
reflexivo que pueda decir ―depende de mí‖.
―La conciencia de que yo puedo actuar de otra
manera es siempre una conciencia de poder mejor, y
es un ‗yo puedo‘ en el sentido de que depende de mí,
de mi esfuerzo, si lo voy a hacer mejor o no.‖ Ernst
Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de
metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 48.
Escribir la propia vida con las
     decisiones
 ―Una persona es alguien que cree escribir su propia
 vida a través de sus decisiones. Pero la mayoría de los
 seres humanos no han vivido nunca así‖, escribe John
 Gray Perros de paja. Reflexiones sobre los humanos y otros animales, Paidos, Barcelona
 2003, p. 56.

 De acuerdo: pero ¿por qué vamos a renunciar, a estas
 alturas, al proyecto de autonomía y emancipación
 “autolimitado” consistente en que, digamos, la
 mayoría de la gente puedan vivir sus vidas
 determinando, digamos, el 49% de las mismas a
 través de sus decisiones? ¿O el 19%? ¡Incluso el 3%
 bastaría!
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Limitaciones neurológicas y
     cognitivas
    Uno de los argumentos sobre los que insiste Gray
    es que ha de rechazarse la idea del libre albedrío,
    habida cuenta de las limitaciones neurológicas y
    cognitivas que padecemos:
    ―Si no actuamos del modo que creemos actuar es,
    en parte, por la amplitud de banda de la
    conciencia: su capacidad de transmitir información
    medida en bits por segundo. Dicha capacidad es
    demasiado limitada como para registrar la
    información que recibimos rutinariamente y sobre
    cuya base actuamos.‖
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―En nuestra condición de organismos
    activos inmersos en el mundo, procesamos
    posiblemente unos 14 millones de bits de
    información por segundo. Dentro de la
    amplitud de banda de la conciencia caben
    unos 18 bits. Eso significa que tenemos
    acceso consciente a aproximadamente una
    millonésima parte de la información que
    utilizamos a diario para sobrevivir‖ (Perros de
    paja, op. cit., p. 62).

26/08/2012                    libertad                82
¿Qué problema hay con el piloto
     automático?
  Hay que contestar: ¿y qué? Lo único que indica
  este tipo de interesantes hechos, puestos hoy
  sobre la mesa por los neurocientíficos y los
  psicólogos cognitivos, es que funcionamos la
  mayor parte del tiempo con “piloto
  automático”…
  y que para desenvolvernos rutinariamente en la
  vida nuestro sistema sensorial y neuronal
  procesa una enorme cantidad de
  información infraconsciente.
26/08/2012           libertad                 83
Sólo la parte emergente del iceberg
     psíquico
El foco de nuestra atención consciente es estrecho, de
acuerdo. Cf. Richard D. Precht, ―¿Qué es mi subconsciente‖, en su libro ¿Quién soy… y
cuántos?, Ariel, Barcelona 2009, p. 77 y ss.

La conciencia –como proclamó el psicoanálisis hace un
siglo– es sólo la parte emergente del iceberg psíquico.
Pero ¿qué problema hay, si los 18 bits de consciencia se
dedican a la deliberación sobre las cuestiones
trascendentales y a la fijación de metas, mientras que
consagramos los 14 millones de funcionamiento
infraconsciente con piloto automático al trabajo de
alcanzar esas metas?
Mente habitual y mente atenta
    Alex Pentland, del MIT (Instituto de Tecnología de
    Massachusetts), sugiere que existen ―dos mentes‖ (dos
    formas básicas de funcionamiento del cerebro humano):
    1. Mente habitual: funcionamiento cerebral rápido,
    automático y por asociación. Impera la costumbre y el
    ―piloto automático‖.
    2. Mente atenta: funcionamiento cerebral lento,
    controlado y basado en reglas. Predomina la intención, el
    control consciente y la deliberación.
    Según Pentland, el aprendizaje se realiza a través de la
    mímesis, la presión social y los ejemplos.
26/08/2012             normas, valores, socialización           85
No somos demasiado
     racionales…
    La actividad de tomar decisiones reflexiva y
    deliberativamente, sopesando con cuidado todos
    los factores pertinentes y sólo ellos, es
    comparativamente rara.
    ¡No somos animales demasiado racionales!
    Algunos estudiosos del tema estiman que entre
    siete y ocho de cada diez decisiones se toman de
    forma inconsciente, o en un estado de baja
    consciencia (―mente habitual‖, no ―mente atenta‖).

26/08/2012          normas, valores, socialización       86
Quizá sólo un 2%

Según algunos neurólogos, el cerebro
humano --cuya actividad, como se
sabe, consume buena parte de nuestra
energía metabólica-- gasta sólo el 2%
de su energía en actividad
consciente, y dedica el resto al
procesamiento inconsciente.
La fuerza de la costumbre
Hay una clara analogía entre nuestro
funcionamiento habitual ―con piloto automático‖
(la ―mente atenta‖ sólo delibera y decide en
contadas ocasiones) y el funcionamiento social
ordinario, automatizado, en que leyes y
costumbres no se ponen en entredicho.
Sólo en momentos excepcionales nos
autodeterminamos libremente –tanto a escala
personal como social.
El ―agujero moral‖ de 300
         milisegundos
En 1979, en un famoso experimento, el fisiólogo
Benjamin Libet conectó el cerebro de unos voluntarios a
un electroencefalógrafo e indicó a dichos voluntarios que
realizaran movimientos aleatorios, como pulsar un botón o
chasquear los dedos, mientras se fijaban en el momento
que marcaba un segundero.
Libet interpretó que las señales cerebrales asociadas a esas
acciones se producían 0‘3 segundos antes de que el
sujeto fuera consciente de la decisión de llevarlas a cabo.
Véase Benjamin Libet, ―Do we have free will‖, Journal of Consciousness Studies 6/ 1999, p. 47-57.

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El orden de las actividades cerebrales parecía ser:
preparación (inconsciente) del movimiento y luego
decisión, y no a la inversa.
En resumen: para Libet y otros, el cerebro consciente sólo
intentaba ponerse al nivel de lo que ya estaba haciendo el
cerebro inconsciente. La decisión de actuar era una ilusión.
Y a partir de ahí, para algunos, barra libre:
―El Yo no existe, la libertad no existe, la responsabilidad
deja de tener sentido. El cerebro inventa cosas que no son
reales.‖ Entrevista al neurocientífico Francisco J. Rubia en Técnica industrial 257, de junio de
2005.
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Un experimento quizá
     malinterpretado
Pero, de hecho, cabe mostrar que el experimento de
Libet fue malinterpretado: no hay ningún “vacío
moral” de 300 milisegundos. Dennett, op. cit., capítulo 8.
―El cerebro necesita tiempo para procesar los estímulos,
y la cantidad de tiempo depende de qué información
utilice y con qué propósitos. Un jugador de tenis de élite
puede devolver un servicio rival en unos 100
milisegundos. (...) Un sujeto normal tarda unos 350
milisegundos en apretar un botón si se le pide que
indique cuándo ve una señal luminosa.‖

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―(...) El jugador de tenis se compromete
    previamente con un plan sencillo y luego permite
    que los ‗reflejos‘ ejecuten su acto intencional.
    (...) Esto es algo que hacemos continuamente.
    Nuestras vidas están llenas de decisiones que
    llevar a cabo cuando llegue el momento,
    compromisos revisables con estrategias y actitudes
    que configurarán unas respuestas que deberemos
    emitir con demasiada rapidez en el curso de la
    acción como para poder considerarlas
    reflexivamente...‖ Dennett, op. cit., p. 269
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Tiempo de veto
Además, posteriormente el propio
Libet desarrolló otros experimentos
que sugerían la existencia de una
ventana temporal en la cual el sujeto
consciente podría inhibir o vetar la
ejecución de una acción iniciada por
los circuitos cerebrales. Juan Vicente Sánchez
Andrés, ―El espacio de la libertad en el determinismo‖, Revista de
Occidente 356, enero de 2011, p. 66.
Así, el propio Libet ―salvaba‖ la responsabilidad del
sujeto autónomo.
Desde el impulso de la voluntad (registrado en el
cerebro) hasta la decisión consciente transcurre 0‘3/
0‘5 segundos: bien.
Pero vuelve a transcurrir otro intervalo semejante
hasta que el sujeto actúa (p. ej. moviendo la
muñeca…) y en ese lapso se puede interrumpir la
acción. Cf. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 101-102.
―Noluntad‖ libre
Según Libet, aunque no exista una voluntad
libre, existiría una “noluntad libre” (poder de
veto).
―Sea cual sea el impulso que nos mueva a la
acción, siempre nos queda la opción de decir
¡Alto!‖. Precht, ¿Quién soy… y cuántos?, op. cit., p. 138.
Recordemos la importancia atribuida por Locke
(o por Arnold Gehlen) a la facultad de suspender
o inhibir deseos...
Pero además: si el acto de la voluntad viene de hecho
precedido por un movimiento eléctrico en el cerebro,
por una fracción de segundo, ¿qué problema hay?
―Aun si esto no fuera así, tendríamos que suponer que
el acto de la voluntad está causado por condiciones
psicológicas, ya que la alternativa sería que la persona
produce el acto de voluntad mágicamente desde la nada
[the ghost in the machine], idea tan grotesca como
infundada.‖ Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología
en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 39.
O como señala Evers:
    ―Aunque los métodos experimentales de Libet son
    suficientemente adecuados para mostrar que las decisiones
    conscientes de actuar son precedidas por ese potencial de
    preparación no consciente, no prueban que la conciencia
    no intervenga en una etapa anterior. (…) Pienso (…) que,
    en cierta medida, ejercemos un control sobre los
    contenidos y las influencias de nuestro no consciente, y
    que somos igualmente responsables de ellos: algunos de
    nuestros estados y procesos no conscientes dependen de
    nuestro poder, como ya habían subrayado los estoicos de
    manera prefreudiana.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos
    Aires 2010, p. 103.

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Influencia de ida y vuelta
La idea sería que la influencia entre lo consciente y lo no
consciente es hasta cierto punto de doble sentido (no unilateral).
―La hipótesis según la cual es posible influir de manera consciente
sobre los mecanismos mentales no conscientes es un presupuesto
crucial para todo programa de aprendizaje, de educación, de mejora
de sí o de terapia. Por ejemplo, cuando enseñamos a nuestros niños
el dominio de sí, les enseñamos a controlar sus pulsiones ligadas
con el hambre, la ira, el miedo, o con cualquier deseo nacido de
mecanismos no conscientes. (…) Es también un presupuesto
fundamental de la terapia conductual. Modelamos nuestras
personalidades, proceso en el cual lo no consciente ocupa un lugar
importante.‖ Evers, op. cit., p. 104. Véase ´también Antonio Damasio, ―El sí mismo y la cuestíón del
control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407.
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Libet/ Freud
De hecho el esquema de Benjamin Libet puede
evocar los fundamentos de la teoría de Sigmund
Freud (a quien también cabe leer de forma
determinista):
el ello equivaldría a los circuitos neuronales
funcionando de forma preconsciente, mientras que el
yo y el superyó configurarían la conducta del sujeto
(quizá, de forma preponderante, inhibiendo
selectivamente los impulsos del ello).
―¿Por qué la actividad físico-química neuronal se acepta, en
principio, como determinada y no ocurre así con la mental?
(...) Tan difícil es determinar la posibilidad de una actividad
voluntaria completamente libre e independiente de cualquier
causa ignota si soy un ente material o si soy un ente inmaterial
que gobierna la parte material de mi ser. En cualquier caso,
este última posibilidad requeriría una versión de la energía
disponible en el Universo no conocida hasta el momento,
capaz de ser generada por un ente inmaterial y con entidad
suficiente para activar la materia (neuronal, se supone).‖ José M.
Delgado García, ―Decidir no es cosa de dos (un ensayo sobre la neurofisiología de la toma de
decisiones)‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 24.
Modelos cerebrales
 En buena medida, todo depende del ―modelo‖
 de cerebro con que estemos operando.
 Si la imagen es el cerebro como ordenador
 (un dispositivo automático rígido cuyas
 operaciones son totalmente determinadas),
 entonces no tiene sentido atribuirle libertad o
 responsabilidad. Tampoco se las atribuimos a
 un ordenador, ¿verdad?
26/08/2012            libertad                 101
El cerebro dinámico
Pero la neurociencia moderna ha desarrollado un
modelo bien diferente: el cerebro dinámico como
“materia que despierta” (en el sentido profundo del
verbo ―despertar‖).
Un cerebro ―dinámico, plástico, variable, volicional,
emocional y activo de manera consciente y no
consciente‖; cuya arquitectura es modificada por la
sociedad ―principalmente por intermedio de las huellas
culturales que están ahí epigenéticamente
almacenadas‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 108.
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Excurso: la epigénesis
    La epigénesis apunta hacia los mecanismos que
    permiten a un individuo modificar ciertos aspectos de
    su estructura interna o externa como resultado de la
    interacción con su entorno inmediato.
    Si hablamos de organismos, la epigénesis representa
    por tanto el proceso de “sintonización” final,
    mediada por la experiencia, gracias al cual cada
    individuo se adapta de forma más o menos eficiente a
    su entorno a partir de las capacidades contenidas en
    su código genético.
26/08/2012         sistemas y "pensamiento complejo"   103
Los genes son parte de una red compleja de
interacciones que se retroalimenta: no actúan
como entidades independientes.
Ejemplos evidentes de sistemas con capacidad
de aprendizaje, siguiendo la teoría epigenética,
los constituyen el sistema nervioso central o el
sistema inmune.


26/08/2012     sistemas y "pensamiento complejo"   104
En el caso del sistema nervioso central, la
capacidad de aprendizaje (que se basa en la gran
plasticidad neuronal del cerebro mamífero)
resulta de vital importancia, pues el número
estimado de conexiones sinápticas en un cerebro
humano supera con creces el número de
nucleótidos contenidos en el genoma humano (en
promedio, una sola neurona del cerebro
humano tiene 50.000 sinapsis).
26/08/2012     sistemas y "pensamiento complejo"   105
Un cerebro humano plástico y
     dinámico
    Las neurociencias modernas apoyan un
    modelo dinámico del cerebro humano.
    El control genético sobre la arquitectura
    cerebral es importante pero no definitivo:
    ésta se desarrolla en interacción
    constante con los entornos biofísico y
    sociocultural. Véase Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/
    Buenos Aires 2010, capítulo 3.



26/08/2012                 sistemas y "pensamiento complejo"         106
El modelo neurofilosófico de
     libertad de Kathinka Evers
    Esta concepción del cerebro humano
    permite ―un modelo neurofilosófico del
    libre albedrío según el cual un acto de la
    voluntad podrá ser libre, en el sentido de
    voluntario, aunque sea una construcción del
    cerebro, esté causalmente determinado y se
    halle influido por procesos neuronales no
    conscientes‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/
    Buenos Aires 2010, p. 80.

26/08/2012                      libertad                      107
La libertad como construcción
     ―axiomática‖ del cerebro humano
    Los cerebros de Homo sapiens sapiens
    están programados biológicamente para
    hacer la experiencia del control (sobre sus
    movimientos, actividades y elecciones).
    El control voluntario permite a un animal
    pasar de la mera reacción a la acción
    intencional, lo cual supone una ganancia
    evolutiva evidente…
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―Esta experiencia de la libertad no es una
    estructura contingente: por el contrario, forma
    parte de nuestra constitución biológica. (…)
    La libertad de elección y el poder de tener
    influencia sobre sí mismo y sobre su entorno
    son, como el espacio y el tiempo,
    construcciones fundamentales del cerebro
    humano, axiomas de nuestra experiencia‖.
    Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 84.

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Sistemas causales con
     variabilidad en los resultados
Evers señala, además, que hay concepciones de la
causalidad que nos sitúan fuera del (quizá falso)
dilema determinismo/ indeterminismo.
La relación entre causa y efecto no requiere ser
invariable ni necesaria: puede ser variable y
contingente.
La neurociencia moderna apoya modelos en que el
cerebro es ciertamente un sistema causal, pero no uno
que funcione con determinismo estricto. Un sistema
causal que admite variabilidad en los resultados.
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Un sistema neural motivado
El cerebro humano, en efecto, es un sistema neural
motivado: dotado genéticamente de una
predisposición a explorar el mundo y clasificar lo que
allí encuentra.
Tiene una actividad intensa y espontánea,
independiente de su entorno y en interacción con el
mismo. Produce constantemente representaciones que
proyecta sobre el mundo, sometiéndolas a prueba.
Está dotado además de una intensa plasticidad
neuronal . (Evers, op. cit., p. 92-93)
26/08/2012              libertad                     111
Los neurocientíficos describen el cerebro como un
órgano volicional. ¿Cómo hace sus elecciones?
Según el teorema de variabilidad (Changeux,
Courrège y Danchin) existe un mecanismo darwiniano
epigenético de selección neuronal que resulta de la
―selección sináptica‖, en el que continuamente son
producidos nuevos modelos combinatorios y sometidos
a prueba.
Tal es la manifestación neural concreta de la actividad
―creadora‖ del cerebro dinámico. Evers, op. cit., p. 95.
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El cerebro tiene actividad neuronal espontánea, de gran
importancia desde el punto de vista fisiológico incluso cuando
supuestamente está en reposo.
La contingencia de esta selección sináptica contradice el
determinismo estricto.
―Si el determinismo que es posible corporizar desde un punto de
vista científico es un determinismo en el cual la relación entre
causa y efecto es contingente, y cuyos resultados posibles son
variables, yo sugeriría que eso basta para reintroducir un
elemento de elección voluntaria que pueda servir de base para la
responsabilidad personal‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos
Aires 2010, p. 96.
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Pasemos a otro asunto: desvelar
     las formas de condicionamiento
Wo Es war, soll Ich werden, reza el famoso
apotegma de Sigmund Freud (donde estaba el
Ello ha de advenir el Yo).
 Podríamos leerlo generalizando,
reemplazando el Es (Ello) por cualquier otra
forma de condicionamiento inconsciente.
Freud se sitúa en la estela de Spinoza, quien
asociaba la libertad con un mayor grado de
conocimiento y comprensión de la realidad.
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Contras las ilusiones de las
     antropologías racionalistas
Ser conscientes de las determinaciones que pesan
sobre nuestra acción nos hace más libres.
Esto es: contra las ilusiones de las antropologías
racionalistas (o, mejor, excesivamente racionalistas),
hay que tratar de desvelar las múltiples formas de
condicionamiento que subyacen al ejercicio de la
razón, porque precisamente así se amplía el espacio de
la libertad humana.
Y todo eso no quita que en ocasiones (quizá muy
pocas) sea posible un uso más o menos autónomo de la
razón, y no debe declinar nuestra aspiración al mismo.
26/08/2012              libertad                    115
Condicionamientos
    El psicoanalista señalará hacia el
    inconsciente psíquico;
    el lingüista apelará a las categorías del
    lenguaje;
    el sociólogo –Pierre Bourdieu por
    ejemplo— mostrará el peso de lo social (por
    ejemplo a través de la noción de habitus);
    véase por ejemplo Francisco Vázquez García: Pierre Bourdieu. La sociología como
    crítica de la razón, Montesinos, Barcelona 2002, capítulo 3.

    el biólogo se referirá a determinaciones
    genéticas y medioambientales;
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el neurólogo y el psicólogo cognitivo
desvelarán los sesgos cognitivos inscritos en
nuestro aparato sensorial y neuronal... y todos
ellos y ellas tienen razón, una parte de razón.
Pero lo decisivo es reconocer que, aunque
durante la mayor parte del tiempo la acción
humana se desarrolle como guiada por el
―piloto automático‖, en ocasiones –más raras
y excepcionales de lo que nos gusta admitir—
tiene lugar la deliberación racional.
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Avanzar en el conocimiento de
     las determinaciones
 Razón y autonomía moral, lejos de constituir una
 condición universal que despreocupadamente pueda
 darse por sentada, son rara avis o flor exótica que hay
 que cuidar con mimo para que no perezca.
 Pero ¿acaso no sucede así con muchos valores
 humanos?
 Cada avance en el conocimiento de las determinaciones
 a que está sometida la acción humana no reduce, sino
 que posibilita el ejercicio de la libertad.

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Por decirlo con más precisión: el
    conocimiento del límite lo convierte en
    condición para la libertad.
    Sacar a la luz una determinación de la que
    antes no éramos conscientes (así estemos
    hablando de herencia biológica o, por
    ejemplo, de psiquismo humano) nos
    permitirá incorporarla a nuestra acción, y
    así –en cierto sentido importante— ir más
    allá de ella.
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Bailar con cadenas
El arquitecto y urbanista Luis Fernández Galiano cuenta:
―Durante un reciente jurado en Pekín, convocado para elegir el
proyecto de un gran museo de arte moderno y contemporáneo,
el responsable de la institución respondió a mi curiosidad sobre
su capacidad de maniobra prescindiendo del intérprete que hasta
entonces habíamos empleado y, mirándome a los ojos,
pronunciando la única frase en inglés que le oiría durante los
tres días de reunión: I am dancing in chains.‖ Luis Fdez. Galiano,
―Bailando con cadenas‖, El País, 24 de abril de 2011.
Interesante… ¡Un dirigente chino nietzscheano! Pues, en efecto,
en Más allá del bien y del mal el pensador alemán nos describe
―bailando con cadenas‖.
Crear, actuar y vivir bajo
  constricciones
Es una muy buena imagen de la libertad humana: ser
capaces de bailar con cadenas…
La meditación de Fernández Galiano sobre las formas de
edificar en el Mediterráneo árabe y en Japón le conduce a
encarecer cómo ―una y otra cultura constructiva nos enseñan a
crear comodidad y belleza con medios limitados, produciendo
poesía en un marco de restricciones‖ (op. cit.).
Recordemos que uno de los lemas fundacionales del Ouvroir de
Littérature Potentielle (OULIPO) era precisamente escribir
bajo constricciones…
Crear, actuar y vivir bajo constricciones: la libertad humana.
Aceptar límites es la condición de
     la libertad
    Aceptar límites no es la negación de la libertad:
    es la condición de la libertad.
    ―Limitarse no es renunciar: es conseguir‖, decía el
    escritor español José Bergamín.
    ―Se trata de jugar dentro de los
    condicionamientos, incluso fortísimos, pero para
    alcanzar determinados fines gracias al
    conocimiento detallado de los mismos.‖ Remo Bodei, El
    doctor Freud y los nervios del alma, Pre-Textos, Valencia 2004, p. 109.
    La libertad humana es improbable, pero no
    imposible. La diferencia entre poco y nada
    resulta esencial.
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Nos movemos siempre dentro de
     campos de fuerza
El catedrático de la Universidad de Pisa Remo Bodei escribe
también: ―Sin ser un partidario de la filosofía zen, creo que el primer
paso para la propia transformación consiste en renunciar desde el
principio al dominio completo de sí mismo, saber que nos movemos
siempre dentro de poderosos y preexistentes campos de fuerza.
Pero una vez reconocida esta inapelable condición, podemos
escoger –dentro de ciertos límites— la propia meta.
Cuando somos niños, nos preguntamos si los que están en las
antípodas no corren el riesgo de caerse para abajo; después
aprendemos que la fuerza de la gravedad de la Tierra atrae siempre a
todos los cuerpos hacia el centro desde cualquier punto de la
superficie. La existencia de la fuerza de la gravedad nos impone
límites precisos, pero no nos impide movernos siguiendo sus leyes,
incluso cuando volamos, ni nos obliga a vivir cabeza abajo‖ (p. 90).
26/08/2012                    libertad                           123
Epicuro, Spinoza...
De Epicuro o Spinoza, filósofos para quienes la libertad es
básicamente conciencia de la necesidad, no puede decirse
que sean fatalistas ni deterministas absolutos (negadores de
ningún grado de libertad humana).
Remo Bodei aclara: ―Si somos conscientes de nuestra
condición de necesitados, es decir, del hecho de que nuestra
alma es, precisamente, como un barco de vela, entonces
nuestra manera de manejar el timón en una dirección u otra
no podrá ignorar la dirección y la intensidad del viento.
Puede, incluso, sacarle el mejor partido. Pienso, por ejemplo,
en el modo de utilizar el velamen que se llama de bolina (bow
line), en el que se puede ir contra el viento, avanzando en
zigzag, siempre y cuando nos pongamos en un cierto ángulo
de incidencia según de donde sople el viento.‖
26/08/2012                  libertad                         124
... y la importancia de saber
       navegar de bolina
―(...) Spinoza no comparte una posición determinista
radical, según la cual el ser humano es
intrínsecamente inmodificable, en el sentido de que
yo estoy destinado a ser un delincuente o un hombre
honesto, al margen de cualquier otra circunstancia.
Escribe un tratado de ética para demostrar que
podemos ser libres moviéndonos de una manera
adecuada dentro de un sistema de fuerzas, así como
trazar una ruta hacia los objetivos mejores para cada
individuo, los que hacen crecer la sua vis existendi,
la intensidad de su poder de existir y de la alegría
que le acompaña.‖ Bodei, El doctor Freud y los nervios del alma, op. cit., p.
107.
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Bolineando, que es gerundio

BOLINEAR - Navegar de
 bolina es hacerlo contra la
 dirección del viento en el
 menor ángulo posible que
 forma con la proa. (Del “Diccionario de
    términos marinos” en www.larompiente.com)




26/08/2012                  libertad            126
Como timoneles que buscan
     quiescencia...
Bodei continúa: ―Habría pues que comportarse, si se me
permite la comparación, como un timonel que, cuando gobierna
su embarcación, es capaz de utilizar las fuerzas naturales del
viento y las olas para alcanzar un cierto nivel de excelencia.
El máximo de la sabiduría se encuentra en lo que Spinoza
llama quiescencia: en la satisfacción que resulta del despliegue
de nuestras potencialidades.
(...) En sustancia, si entendemos el determinismo como la toma
de conciencia de los condicionamientos, sin afirmar que estos
condicionamientos nos llevarán necesariamente en una
determinada dirección, entonces el determinismo es por
completo legítimo; si, por el contrario, el determinismo se
transforma en una especie de abecedario de la necesidad, no lo
será‖ (p. 108).
26/08/2012                  libertad                          127
Marx
    Aquel buen lector de Epicuro y Spinoza que fue Karl Marx
    lo formuló clásicamente en El dieciocho Brumario de Luis
    Bonaparte:
    ―Los seres humanos hacen su propia
    historia, pero no la hacen a su libre
    arbitrio, bajo circunstancias elegidas
    por ellos mismos, sino bajo aquellas
    circunstancias con que se encuentran
    inmediatamente, que existen ya y que
    transmite el pasado‖.
26/08/2012                  libertad                           128
La autonomía es meta, no punto
     de partida
    ―La libertad es algo que tienes que trabajarte y no algo que
    te encuentres sin más‖, dijo el saxofonista Ornette
    Coleman. ―La libertad no se regala, es una lucha que lleva
    toda una vida.‖
    Libertad individual y autonomía personal sólo pueden
    realizarse en lo común: son un proyecto colectivo. Un
    proyecto –trabajoso, difícil, irrenunciable— entre otros.
    Los seres humanos somos a la vez muy intensamente
    sociales, muy interdependientes, y también capaces de
    autonomía.
    Pero la autonomía es meta, no punto de partida.

26/08/2012                    libertad                             129
Ideales que no cabe dar por
     sentado
Racionalidad, autonomía, democracia: ideales.
Nada que quepa dar por sentado.
 Luces que iluminan una senda oscura y retorcida;
lugares –móviles— hacia donde moverse.
Las metas de esfuerzos que intentan delimitar al
menos –y si es posible, reducir— las masivas
dosis de irracionalidad, heteronomía y dominación
con las que hemos de bregar día tras día.

26/08/2012           libertad                130
El miedo a la libertad
    Cómo nos pesa la libertad, y qué dispuestos
    estamos a asentir a cualquiera de esos confortables
    determinismos que nos prometen el alivio del
    fardo. Cf. Fear from Freedom de Erich Fromm
    ¿El mundo, un hostil lugar de crueldad donde cada
    uno intenta sacar ventaja para sí? Pero al gato
    atropellado puedes arrojarlo aún vivo al
    contenedor de la basura; o puedes, por el
    contrario, llevarlo al veterinario y salvarle la vida.
    No finjas que la decisión no es tuya, y solamente
    tuya.
26/08/2012                 libertad                          131
Dos movimientos
Las argucias a las que recurrimos para dimitir de
nuestras responsabilidades son tantas y tan potentes,
que en la afirmación de la libertad humana más vale
pecar por exceso que por defecto.
Uno, tomar distancia con respecto a lo dado, las
condiciones de nuestra existencia que recibimos o
heredamos sin elección por parte nuestra; dos, parar,
desacelerar o detener la vertiginosa catarata de
acontecimientos por la que nos dejamos llevar
irreflexivamente. Los dos movimientos que abren
el espacio de la autonomía.
26/08/2012              libertad                    132
Condiciones de la libertad, 1
    El pensamiento se produce en el hiato, en la
    pausa.
    Ser capaz de detenerse es la condición
    previa de la deliberación, y con ella de la
    libertad (pues ésta presupone a aquella).
     Una sociedad basada en la aceleración
    niega estructuralmente la posibilidad de
    comportarnos como seres racionales libres.
26/08/2012             libertad                    133
Condiciones de la libertad, 2
    ―Los teatros, los juegos, las farsas, los
    espectáculos, los gladiadores, los animales
    exóticos, las medallas, los cuadros y otras drogas
    semejantes eran para los pueblos antiguos los
    encantos de la servidumbre, el precio de su
    libertad y los instrumentos de la tiranía‖, sabía ya
    Étienne de la Boëtie (1530-1563). Étienne de la Boëtie,
    Discurso de la servidumbre voluntaria, ed. de José María Hernández-
    Rubio, Tecnos, Madrid 1986, p. 35.
    No cabe duda: los espectáculos y las otras drogas
    se han perfeccionado infinitamente en nuestros
    días.

26/08/2012                        libertad                                134
Excurso: las TIC y la libertad
El objetivo de hiperconexión total, en todo lugar y
momento, gracias a dispositivos transportables de
telecomunicaciones (smartphones, tabletas, miniportátiles,
etc.), objetivo que se presenta como autoevidente en esta
sociedad nuestra que se hace pasar a sí misma por una
―sociedad del conocimiento‖ (como si conocer, y
generalizar el conocimiento, fuese tan fácil), ese objetivo
de hiperconexión comunicante es contraproducente:
 se presenta hablándonos de libertad, pero fácilmente
puede generar nuevas servidumbres.
  26/08/2012               libertad                     135
Un momento de desconexión
    ¿Y cómo? Reflexionemos un momento. Incluso las
    concepciones menos exigentes de la autonomía humana –
    como la que puede representar Arnold Gehlen, por
    ejemplo— exigen lo que cabe llamar un momento de
    desconexión.
    En la antropología filosófica de Gehlen, se apunta a la
    capacidad de “descarga” (Entlastung) del ser humano
    (respecto de la sobreabundancia de estímulos del entorno),
    así como a la capacidad de diferir la satisfacción de las
    pulsiones, como base de esa autonomía (realmente se trata
    de una concepción minimalista).

26/08/2012                   libertad                            136
Un espacio interior
La libertad humana exige esa suerte de
retracción respecto del exceso de estímulos,
de manera que se abra el espacio interior de la
deliberación, y sea posible –a veces— la
decisión autónoma.
La hiperconexión mediante TIC (ya se sabe:
Tecnologías de la Información y la
Comunicación) tiende a anular tal espacio
interior.
26/08/2012           libertad                137
Dentro de la libertad de obrar,
     una distinción básica
 La falta de prohibición o de sanciones punitivas es
 una condición necesaria para actuar de acuerdo con
 nuestros deseos o preferencias (libertad negativa),
 pero no es suficiente.
 ―Uno puede ser libre para dejar el país cuando lo
 desee [libertad negativa], pero también puede carecer
 de dinero para el billete [falta de libertad positiva].
 Uno puede ser libre para formarse en el campo que
 elija, pero descubrir que no hay un trabajo disponible.
 (...) Así, la libertad es más que falta de restricciones.
 Para hacer cosas se necesitan recursos.‖ Zygmunt Bauman,
 Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 9.
26/08/2012                               libertad       138
Libertad negativa/ libertad
     positiva

    Libertad negativa: ―libertad
    con respecto de‖
    Libertad positiva: ―libertad
    para‖
    La distinción, como es sabido,
    procede de Isaiah Berlin. Sobre la
    libertad (ed. de Henry Hardy), Alianza, Madrid 2004.

26/08/2012                        libertad                 139
Libertad liberal/ libertad
     republicana
Se trata de otra distinción básica en la teoría política
contemporánea. La libertad liberal es, en esencia, la
libertad negativa de Berlin (ausencia de
impedimentos externos a la acción --idea que ya había formulado
decisivamente Hobbes en De Cive , 1647, y luego en Leviathan).

La libertad republicana o ―neorromana‖ (Quentin
Skinner): ausencia de dependencia y de
dominación. Véase Philippe Petit, Republicanismo, Paidos, Barcelona 1999; Félix
Ovejero/ José Luis Martí/ Roberto Gargarella (comps.) Nuevas ideas republicanas.
Autogobierno y libertad, Paidos, Barcelona 2004; Antoni Domènech, El eclipse de la
fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista, Crítica, Barcelona 2004;
Andrés de Francisco, Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, Libros de la
Catarata, Madrid 2007.
26/08/2012                                libertad                                           140
Dipesh Chakrabarty: la libertad
         consume recursos...
―A diferencia de la amenaza de destrucción nuclear que marcó la guerra fría,
el calentamiento global no contempla una catástrofe centrada en un momento
final, relata [el profesor de la Universidad de Chicago Dipesh Chakrabarty].
‗Es la fábula de la rana sumergida en agua tibia que se va calentando
lentamente sin que lo perciba hasta que muere achicharrada. De hecho ya no
se habla de combatir el cambio climático, sino de adaptarse a él, y esto
                                                      La libertad
supone replantear aspectos básicos de nuestras sociedades.
consume grandes cantidades de energía y cada
ejercicio de un derecho equivale a un consumo
de recursos‘. El principal obstáculo es que la política, tal y como se
practica en nuestras sociedades, es incapaz, dice, de pensar a largo plazo‖.
Entrevista en El País, 5 de febrero de 2009.
    26/08/2012                                 libertad                        141
Libertad como ―juego de suma
     cero‖
    La frase ―mi libertad termina donde empieza la libertad del
    otro‖ se ha convertido en un lugar común: precisamente
    por ello no se reflexiona lo bastante sobre su significado.
    La libertad de uno implica la restricción (la falta de
    libertad) de otros; en determinadas circunstancias –no
    siempre, pero sí en bastantes ocasiones--, la libertad puede
    constituir un ―juego de suma cero‖ (uno gana lo que otros
    pierden).
    En tales casos, la libertad positiva (la capacidad de hacer
    cosas) tiende a ser un privilegio, más que una posesión
    universal y compartida por igual. Cf. Zygmunt Bauman, La
    ambivalencia de la modernidad, Paidos, Barcelona 2002, p. 154.


26/08/2012                           libertad                        142
La libertad como relación social
    El individuo libre (que se ve a sí mismo como un
    agente libre, y ve a los demás análogamente),
    ―lejos de ser una condición universal de la
    humanidad, resulta una creación histórica y social.
    (...) La libertad sólo existe como una relación
    social; en lugar de ser una propiedad, una posesión
    del individuo mismo, es una cualidad relacionada
    con una cierta diferencia entre los individuos...‖
    Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 16.



26/08/2012                              libertad             143
La libertad de los modernos
    La libertad en su connotación peculiarmente
    moderna de ―capacidad para dominar nuestro
    destino‖ está relacionada, desde su origen, con la
    preocupación por el carácter artificial del
    orden social que fue una característica distintiva
    de los tiempos modernos.
    ―La sociedad moderna difiere de sus predecesoras
    por una actitud, hacia sí misma, de jardinero en
    lugar de guardabosques.‖ Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza,
    Madrid 1992, p. 20.



26/08/2012                    libertad                            144
Sociogénesis de la libertad
 La libertad, dice Zygmunt Bauman, nace como
 un privilegio.
 ―Adquirir libertad, ser libre, significaba elevarse
 por encima de una condición social inferior a otra
 superior‖ (Bauman, op. cit., p. 19); se pasaba así
 de condiciones de acción dependientes de la
 voluntad de otros, a condiciones dependientes de
 la voluntad propia.
26/08/2012            libertad                  145
Libertad en la Edad Media
    En inglés antiguo freedom significó siempre
    una exención de impuestos, peaje,
    obligaciones, jurisdicción de un señor.
    En el Medievo, señala Bauman, la libertad
    estaba claramente relacionada con la lucha
    por el poder.
    Ser libre quería decir quedar exento de
    algunos aspectos del poder superior.
26/08/2012            libertad                    146
Ciudades libres
    A finales de la Edad Media (desde los siglos
    XII-XIII) el privilegio de la libertad llega a
    otorgarse no sólo a ciertos individuos o
    linajes familiares, sino a grupos enteros:
    particularmente a las ciudades.
    Las ciudades medievales fueron
    ―invernaderos donde se propagó la simiente
    de las libertades modernas‖. Zygmunt Bauman, Libertad,
    Alianza, Madrid 1992, p. 59

26/08/2012                        libertad               147
Stadtluft macht frei
La ciudad se ve exenta de la jurisdicción de los terratenientes.
La libertad de las ciudades condiciona la división progresiva de la
riqueza en dos categorías separadas: mueble e inmueble.
―La libertad de las ciudades significó, en la práctica, la separación
de la circulación monetaria y de las mercancías de las estructuras
tradicionales de organización social. (...) La libertad de las
ciudades significaba la gestación de la economía como un sistema
de acciones y relaciones humanas independiente de la ‗política‘ y
de todo el universo de derechos tradicionales sobre las personas.‖
Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 58.



26/08/2012                              libertad               148
El artificialismo moderno
 ―De manera aún más general la libertad de las ciudades, al
 separar la vida urbana del mundo en el que las dependencias
 humanas estaban inmersas en la propiedad de la tierra y, por
 tanto, eran percibidas como ‗naturales‘, proporcionó el
 fundamento del ‗artificialismo‘ típicamente moderno: la
 concepción del orden social no como una condición natural
 de la humanidad, sino como un producto de la agudeza y el
 ingenio humanos, como algo que debería ser diseñado e
 instrumentado de una manera dictada por la razón humana.
 (...) La vida urbana separó a los hombres de la naturaleza; la
 libertad de las ciudades independizó a los hombres de las
 ‗leyes de la naturaleza‘.‖ Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 59
26/08/2012                        libertad                                  149
Y así, desde un punto de vista
    sociológico, dos de las muchas
    características de la libertad moderna
    son de mucho interés:
    su vínculo con el individualismo, y
    su nexo genético y cultural con el
    capitalismo.
26/08/2012           libertad                150
Libertad en la Edad Moderna

    En la modernidad, es el pluralismo, la
    heterogeneidad y el desorden de los
    poderes sociales lo que crea tanto la
    necesidad como la posibilidad de
    elección individual y responsabilidad
    personal. Cf. Bauman, Libertad, op. cit., p. 64-68.


26/08/2012                libertad                        151
En la cúspide de las pirámides...
    ―Si únicamente se considera libre al que
    tiene poder sobre los demás (y habría
    razones para considerarlo esclavo de sus
    mayores posibilidades), entonces, por
    definición, es imposible que todos lleguen a
    ser libres: en la cúspide de las pirámides
    sólo hay lugar para los que se imponen.‖
    Gabriel Zaid, La feria del progreso, p. 167.



26/08/2012                             libertad    152
Agentes interdependientes
Según el sociólogo Norbert Elias, no se puede
abordar el debate ―libertad/ determinismo‖ en
términos de todo o nada.
Lo que encontramos en sociedad son agentes
interrelacionados asimétricamente (aunque
son concebibles interdependencias basadas en
intercambios equilibrados, en general
prevalecen los fenómenos de desigualdad,
dominación y poder).
26/08/2012           libertad                   153
―Existe un tejido de interdependencias en cuyo
interior el individuo encuentra un margen de
acción individual y que al mismo tiempo
impone límites a su libertad de elección‖. Norbert
Elias citado en Philippe Corcuff, Las nuevas sociologías, Alianza, Madrid 2005, p.
28.

Así, el grado de autonomía (y de
dependencia) de cada actor se debe
determinar en cada caso mediante un análisis
concreto.
26/08/2012                           libertad                                    154
Libres… no significa inmunes a
       cualquier influencia social
Terry Eagleton: ―No existe una distinción absoluta
entre estar influidos y ser libres. Muchas de las
influencias que recibimos sólo llegan a afectar a
nuestra conducta tras haber sido interpretadas, y la
interpretación es un acto de creatividad.
(…) Un individuo libre de toda influencia social
sería tan ‗no-persona‘ como un zombi. En el fondo,
de hecho, no sería un ser humano en absoluto.‖
  26/08/2012           libertad                  155
―Si podemos actuar con libertad es, precisamente,
 gracias a que somos moldeados por un mundo en el
 que el concepto de ‗libertad de acción‘ tiene sentido:
 el mismo mundo que nos permite actuar conforme a
 esa idea.
 Ninguno de nuestros comportamientos
 característicamente humanos es libre en el sentido
 de que esté eximido de todo determinante social, y
 eso incluye conductas tan distintivamente humanas
 como sacarle los ojos a otra persona.‖
26/08/2012               libertad                     156
―No seríamos capaces de torturar y masacrar sin
haber recabado antes un buen número de habilidades
sociales. Ni siquiera cuando estamos solos lo
estamos en el mismo sentido en que puedan estarlo
un cubo de carbón o el puente del Golden Gate.
Precisamente porque somos animales sociales,
capaces de compartir nuestra vida interior con otros
individuos a través del lenguaje, podemos hablar de
conceptos como la autonomía y la responsabilidad
personal.‖
26/08/2012              libertad                       157
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  • 2. ―La cadena termina aquí‖ El presidente estadounidense Harry Truman tenía un famoso cartel en su escritorio del Despacho Oval que decía: ―La cadena termina aquí‖ (vale decir: en este lugar se asumen las responsabilidades). Ese ―centro de gravedad narrativo‖ que es el yo es también el lugar donde se asume la responsabilidad. Donde se dice: ―depende de mí‖. Me hago cargo de mis actos. 26/08/2012 libertad 2
  • 3. Incluso en el adiestramiento de perros (o lobos)… ―Optar por el método de Koehler es creer firmemente que la esencia de un perro, o de un lobo, no precede a su existencia; es creer que un perro, o un lobo, es consciente de su ser ni más ni menos que un ser humano. Por ello es preciso guardar a perros y lobos cierto respeto y, sobre esa base concederles un derecho moral. Se trata, en palabras de Koehler, del derecho a ser responsables de las consecuencias de sus actos.‖ Mark Rowlands: El filósofo y el lobo, Seix y Barral, Barcelona 2009, p. 55.
  • 4. Libertad y responsabilidad Sin libertad –de alguna clase-- no cabe hablar de responsabilidad, ni en general puede existir el ámbito moral. Sin libertad no podríamos distinguir entre mal natural –como un terremoto, un tsunami o el impacto de un gran meteorito– y mal social o moral –como torturar a un cachorrito, violar a una niña o especular con los precios de los alimentos--, distinción que a Tomás de Aquino le parecía de suma importancia… 26/08/2012 libertad 4
  • 5. ―Deber‖ implica ―poder‖ “Deber” implica “poder” en cierto sentido: si los seres humanos no tuvieran cierta capacidad de controlar voluntariamente su comportamiento, no tendría sentido establecer normas. En suma, si eliminamos el lenguaje de la libertad, hemos de olvidarnos del de la responsabilidad (y de prácticas sociales como la de pedir cuentas por las acciones de alguien, o rendir cuentas ante los demás).
  • 6. Tres condiciones Con más precisión, son menester al menos las siguientes tres condiciones para que podamos hablar de comportamiento moral: (a) han de existir modos alternativos de acción; (b) el agente ha de poder evaluar los cursos alternativos de acción, vale decir, asignar ―bondad‖ o ―maldad‖ moral a tales cursos (sea cual fuere el significado que demos a bueno y malo en una teoría ética particular); (c) el agente ha de ser libre para escoger aquello que juzga bueno. George H. Kieffer, Bioética, Alhambra, Madrid 1983, p. 28. 26/08/2012 libertad 6
  • 7. Libertad e identidad humana Además, ―la libertad que tenemos de influir voluntariamente en nuestra naturaleza y nuestro destino está en el corazón de la identidad humana: ser humano significa, para un gran número de nosotros, tener „libre albedrío‟, ser capaces de elegir lo que hacemos, pensamos y decimos, y también ser capaces de mejorarnos y desarrollarnos como individuos.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 74. 26/08/2012 libertad 7
  • 8. Isaiah Berlin, contra el determinismo histórico: ―El determinismo y la responsabilidad son incompatibles. (...) Creo que en la historia hay momentos en que los individuos o los grupos pueden modificar libremente la dirección de las cosas. No todo es predecible. Dentro de límites estrechos, los hombres son agentes libres. Los límites existen, pero dentro de ellos hay espacio para elegir. A menos que haya elección no hay acción humana. Todo es conducta.‖ 26/08/2012 libertad 8
  • 9. El decisivo uno por ciento ―Permítame ponerle un ejemplo. Creo que si en 1940 Churchill no hubiera sido primer ministro británico, los nazis podrían haber conquistado Europa (...) Creo que estamos confinados por la naturaleza de las cosas. El arco de elección no es muy grande. Digamos que el uno por ciento. Pero ese uno por ciento puede ser decisivo.‖ Isaiah Berlin en Conversaciones con Isaiah Berlin (por Ramin Jahanbegloo), Arcadia, Barcelona 2009, p. 218- 219. 26/08/2012 libertad 9
  • 10. Ernst Tugendhat: libertad de acción y libertad de la voluntad ―El problema real de la libertad de la voluntad, el problema que ha preocupado durante siglos a la tradición filosófica, no ha sido el que se puede ejemplificar con el movimiento de un dedo [libertad de acción: mover un dedo cuando uno quiere hacerlo], sino el problema de la responsabilidad. ¿Cómo hay que entender que nos podamos responsabilizar de nuestros actos y reprochárnoslos recíprocamente, así como también a nosotros mismos? Una tal responsabilización implica que la persona puede controlar lo que ella quiere. (...) Es aquí donde tiene sentido hablar no sólo de libertad de acción, sino de libertad de la voluntad.‖ Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 39-40.
  • 11. La pregunta de Schopenhauer: ¿puedo querer lo que quiero? Albert Einstein dijo en cierta ocasión: ―El ser humano puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera‖. Citado en Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 6. Afirmaba así la libertad de acción (que indudablemente existe: el ser humano la comparte con todos los demás mamíferos, p. ej.), pero negaba la libertad de la voluntad. Análogamente Arthur Schopenhauer: ― El hombre hace siempre lo que quiere y, sin embargo, lo hace necesariamente‖. Citado por José M. Delgado García, ―Decidir no es cosa de dos (un ensayo sobre la neurofisiología de la toma de decisiones)‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 20.
  • 12. Libertad humana y comportamiento moral La libertad es el presupuesto de la ética de autonomía, quizá de la ética a secas, pero por supuesto no agota la ética. Recordemos la sugerencia de Zygmunt Bauman: la ética trata del compromiso con el otro a lo largo del tiempo. La libertad tiene que ver con el deseo de aumentar nuestra potencia, nuestra capacidad de acción. Cuidar del prójimo, por ejemplo, es otro asunto. Cf. mi reflexión sobre los tres deseos humanos básicos en La habitación de Pascal 26/08/2012 libertad 12
  • 13. Una cuestión previa: el determinismo Pero ¿cómo pensar la libertad del agente? Si en el mundo todo sucede de acuerdo con una causa ¿hay agentes libres? La existencia de una acción humana libre ha sido negada por ciertas filosofías y concepciones del mundo. A ese punto de vista se le acostumbra a llamar determinismo (y es uno de los temas clásicos de la reflexión filosófica, ética, psicológica, sociológica...). 26/08/2012 libertad 13
  • 14. ¿La libertad humana: una forma de autoengaño? ―El psicólogo estadounidense John G. Sobris plantea que la ilusión de un ‗yo‘ espiritual como algo distinto al ‗no-yo‘ material se crea por lo que podría llamarse el efecto del observador. Dadas suficiente complejidad e inteligencia, un aparato que observa o registra puede concluir que es sustancialmente distinto de lo que observa o registra.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 7.
  • 15. ¿La libertad humana: una mentira piadosa? ―El profesor Saul Smilansky sugiere que debemos fomentar la ilusión de la voluntad libre y la responsabilidad moral. Supongo que eso es algo similar a lo que la dama victoriana expresó sobre la teoría de la evolución de Darwin: ‗Esperemos que no sea cierta, pero si lo es esperemos que no se corra la voz‘.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 17.
  • 16. Si todo fuera ilusión (por ser neuronal), ¡nada lo sería! Observemos de pasada lo siguiente: que la forma o el contenido de una experiencia sea una construcción del cerebro no torna irreal, ilusoria o errónea tal experiencia. Podrá ser una experiencia ilusoria (pensemos por ejemplo en alucinaciones o espejismos) pero por otras razones, no simplemente por ser una construcción neuronal. Pues ―si se adopta esta manera de pensar, se vuelve imposible mantener una distinción entre la ilusión y la realidad, porque todo lo que pensamos, sentimos o imaginamos es neuronal y resulta de un programa biológico modelado por la evolución: así, la totalidad del mundo de nuestra experiencia se volvería ilusoria.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 85. 26/08/2012 libertad 16
  • 17. Así, la causalidad neuronal no puede ser la marca de la ilusión, a menos que todo cuanto experimentamos (y podamos experimentar) sea ilusión…en cuyo caso el concepto de ilusión se torna vacío (no podríamos distinguir ilusión y realidad). ―Para ser útil, la distinción entre ilusión y realidad debe hacer referencia al mundo fenoménico, es decir al mundo tal como lo experimentamos y, en el seno de este ámbito, debe designar una diferencia entre las construcciones del cerebro que son ilusorias y aquellas que son verídicas. (…) De esto resulta que incluso si el libre albedrío es una construcción neuronal, no por ese motivo es una ilusión.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 86. 26/08/2012 libertad 17
  • 18. El problema neuroético del libre albedrío… ―…consiste en explicar cómo la concepción socialmente crucial según la cual los seres humanos son individuos libres y responsables puede ser articulada con las concepciones neurocientíficas que tenemos de nosotros mismos y nuestro comportamiento. Cabe preguntarse si es razonable creer en el libre albedrío cuando aquello que experimentamos como una elección libre es el resultado de interacciones electroquímicas en el cerebro y una suerte de programa biológico para la toma de decisiones modelado por la evolución. Por otro lado, las ideas de libre albedrío y de responsabilidad personal funcionan como fundamentos sociales. El libre albedrío es igualmente una característica básica de la experiencia humana, una estructura neuronal fundamental, como el espacio, el tiempo y la causalidad.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 16. Cf. también p. 77. 26/08/2012 libertad 18
  • 19. Determinismo físico-natural Determinismos ha habido de muchas clases, desde el más tradicional de inspiración teológica (estaríamos determinados por el Destino o por los Dioses) hasta otros más recientes basados p. ej. en ciertas interpretaciones mecanicistas (o en clave hegeliana) de la obra de Marx; o en la genética; o en los condicionamientos ambientales; o en el inconsciente psíquico... El determinismo físico-natural consiste en la tesis de que ―en cada momento dado hay exactamente un único futuro físicamente posible‖. Peter van Inwagen, An Essay on Free Will, Clarendon Press, Oxford 1983, p. 3. 26/08/2012 libertad 19
  • 20. El determinismo mecanicista de Laplace El físico y matemático francés Pierre-Simon Laplace ofreció una imagen sencilla, vívida y perdurable del determinismo: ―Si hubiera un intelecto que en cualquier momento dado conociera todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones respectivas de los seres que la integran, y fuera lo bastante vasto como para someter todos sus datos a análisis, podría condensar en una sencilla fórmula el movimiento tanto de los principales cuerpos del universo como el de sus átomos más pequeños; para un intelecto así no podría haber nada incierto; y el futuro estaría tan presente ante sus ojos como el pasado‖ (Laplace, 1814). 26/08/2012 libertad 20
  • 21. El demonio de Laplace Este intelecto omnisciente suele conocerse como el demonio de Laplace. Una parte de nuestro temor al determinismo ¿no surge de ponernos imaginariamente en el lugar de ese hipotético demonio? Pero se trata de un intelecto infinito y exterior al universo; mientras que nosotros somos seres finitos dentro del universo, de manera que en realidad nunca podríamos estar en su lugar. Dicho de otra forma, cada usuario finito de información tiene un horizonte epistémico: no lo sabe todo del mundo que habita. Esa ignorancia insuperable garantiza que tengamos un futuro subjetivamente abierto. Lo cual no está mal… 26/08/2012 libertad 21
  • 22. Determinismo no significa predecibilidad En el mundo de Newton y Laplace, determinismo significaba predecibilidad. Pero en el siglo XX hemos visto el error de esa concepción: determinismo no significa predecibilidad (cf. toda nuestra reflexión a partir de las dificultades de predicción del tiempo meteorológico en el ppt sobre azar y contingencia).
  • 23. Los demonios laplacianos no pueden existir Y por añadidura, sabemos --desde mediados del siglo XIX- - que el ideal laplaciano de conocimiento absoluto de la realidad es inaccesible. La termodinámica de Carnot y Boltzmann sólo puede ser estadística: no puede predecirse el devenir de una partícula precisa; sí que puede calcularse el devenir de un conjunto lo bastante numeroso de partículas... Luego, en el primer tercio del siglo XX, la física cuántica sistematizó este recurso al razonamiento probabilista. Cf. Albert Jacquard, Éste es el tiempo del mundo finito, Acento, Madrid 1994, p. 47 y ss. 26/08/2012 libertad 23
  • 24. En el mundo micro (o más bien nano) de la física cuántica... En el singular mundo de los cuantos hay hechos incausados, acontecimientos microfísicos que pasan ―porque sí‖. Un sistema puede hallarse en el mismo estado que otro, y sin embargo en uno de ellos producirse determinado suceso cuántico, y en el otro no. La física cuántica les asigna una probabilidad; pero no puede determinar --a partir de las condiciones existentes en un momento dado-- si tal suceso se producirá o no en un futuro inmediato. Por tanto, el determinismo físico-natural no funciona en ese nivel cuántico de la realidad. 26/08/2012 libertad 24
  • 25. Pero esto no mejora la situación para el agente moral Ahora bien: esto introduce ciertamente un elemento de azar en el mundo, pero --como observa Simon Blackburn-- no un elemento de control consciente por parte de ningún agente, ni de responsabilidad. ―Pensemos en el sistema neurofisiológico formado por nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Todo sucede de acuerdo con una causa. Si a un nivel microfísico se producen a veces cambios al azar, difícilmente se nos puede considerar responsables de los cambios que se hayan producido a consecuencia de ellos.‖ 26/08/2012 libertad 25
  • 26. El dilema del determinismo ―No podemos controlar los saltos de los electrones. (...) Introducir el accidente en nuestro cerebro no nos convierte en responsables. El indeterminismo físico convierte la responsabilidad y la ética de la culpa en algo todavía más escurridizo. Es lo que se conoce como el dilema del determinismo. Si el determinismo se sostiene, perdemos nuestra libertad y responsabilidad. Si no se sostiene, ya que algunos sucesos ‗pasan porque sí‘, perdemos igualmente nuestra libertad y nuestra responsabilidad. El azar es tan ciego como la necesidad.‖ Simon Blackburn, Pensar, Paidos, Barcelona 2001, p. 94. 26/08/2012 libertad 26
  • 27. El miedo al determinismo La pregunta entonces es: ¿hay libertad humana, más allá del azar y la necesidad? El gran temor: si el mundo es como la ciencia moderna nos dice que es, ¿no hay lugar en él para nuestros empeños y aspiraciones, para la libertad humana? Quizá –por lo que vamos viendo y vamos a ver-- se trate de un temor infundado. 26/08/2012 libertad 27
  • 28. El miedo a la libertad Los filósofos como Immanuel Kant o Isaiah Berlin cifrando en la facultad de tomar decisiones libres la esencia de lo humano... ...y nuestra pasión por desprendernos del fardo de la libertad. Un artículo de prensa: ―Desde su nacimiento oficial, hace más de una década, Internet ha facilitado la vida de mucha gente. Ha simplificado la comunicación interpersonal. Ha acumulado, organizado y distribuido una ingente cantidad de información. Ha cambiado hábitos de compra, viaje y lectura. Ahora, por fin, puede incluso evitar el tener que pensar y tomar decisiones.‖ 26/08/2012 libertad 28
  • 29. Hunch.com ―Para aquellas personas para las que decidirse es una tortura, para los que nunca saben cuál será la mejor opción, para todos los dubitativos del mundo: ha llegado Hunch.com, una página web que toma las decisiones por el internauta. Con menos de diez preguntas, puede ayudar en miles de situaciones críticas en la vida como qué carrera estudiar, qué comer para cenar o a qué país mudarse. En su base de datos hay decisiones sobre 2.400 asuntos. ‗Hunch funciona con una serie de algoritmos que seleccionan preguntas que llevan a las respuestas más acertadas; otros que seleccionan las respuestas sobre la base de lo que el sistema ya conoce, y una última clase que determina qué nivel y qué tipo de gustos deberían condicionar cada resultado a partir de la información que el usuario le da al sitio web‘, explica la creadora de este sitio, Caterina Fake, fundadora del sitio de alojamiento fotográfico Flickr, en un correo electrónico.‖ David Alandete, ―Internet para indecisos. Una 'web' estadounidense resuelve a los usuarios todo tipo de dilemas cotidianos‖, El País, 29 de junio de 2009. 26/08/2012 libertad 29
  • 30. Epicuro, crítico de quienes dimiten de la libertad humana El tema sartreano de la mauvaise foi (mala fe) está formulado nítidamente, hace más de 2.300 años, por Epicuro. En el libro XXV de Sobre la naturaleza –magna obra recuperada parcialmente a partir de los restos carbonizados de los papiros hallados en la biblioteca de Filodemo de Herculano— el filósofo ateniense, materialista pero no determinista, critica el determinismo mecanicista de Demócrito (su “mala fe” que dimite de la libertad humana): ―Los primeros hombres en dar adecuadamente cuenta de las causas (...), aunque en muchas cuestiones aliviaron grandes problemas, hicieron la vista gorda sobre sí mismos con el fin de achacarle todo a la necesidad y al accidente‖. Citado por John Bellamy Foster, La ecología de Marx. Materialismo y naturaleza, Libros de El Viejo Topo, Barcelona 2004, p. 97. 26/08/2012 libertad 30
  • 31. Tocqueville, análogamente ―La providencia no ha creado al género humano ni enteramente independiente ni del todo esclavo. Traza, es verdad, alrededor de cada hombre un círculo fatal del que no puede salir, pero dentro de esos vastos límites es poderoso y libre, y lo mismo sucede con los pueblos.‖ La democracia en América, II, Aguilar, Madrid 1989, p. 392. 26/08/2012 libertad 31
  • 32. Pero ¿de verdad es tan terrible la causalidad físico-natural? Esperanza en que las leyes de la naturaleza no sean deterministas, desde Epicuro hasta hoy. El problema es que la solución de Epicuro (el clinamen de los átomos, vale decir: su desviación azarosa) no nos sirve de mucho... (Por cierto que el poeta argentino Roberto Juarroz nos proporciona una hermosa interpretación contemporánea del tema del clinamen: “Hay que caer y no se puede elegir donde./ Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,/ cierta pausa del golpe,/ cierta esquina del brazo,/ que podemos torcer mientras caemos.‖) 26/08/2012 libertad 32
  • 33. Una actualización de la estrategia epicúrea: apelar al indeterminismo cuántico. Como ya antes observamos, tampoco lleva lejos: ¿cómo relacionar el indeterminismo a escala subatómica con el ejercicio de la libertad humana? Pero ¿son tan terribles las leyes de la naturaleza para la libertad y la responsabilidad humanas? ¿De verdad eliminaría la causalidad el espacio de la libertad y la responsabilidad humana?
  • 34. Naturalismo en filosofía y epistemología El naturalismo es la idea de que las investigaciones filosóficas no son superiores ni previas a las investigaciones de las ciencias naturales (y sociales), sino que van asociadas a dichos proyectos. El trabajo de los filósofos es más bien clarificar y tratar de unificar las perspectivas contrapuestas en una visión unificada del universo. Ha de producirse constantemente una crítica recíproca, bien informada y constructiva, entre ciencia y filosofía. Cf. Daniel C. Dennett, La evolución de la libertad, Paidos, Barcelona 2004, p. 30. Ésta era también la perspectiva de Manuel Sacristán... Mi propia perspectiva –dicho sea de paso--: naturalista, sistémica y evolucionista. 26/08/2012 libertad 34
  • 35. Compatibilismo En algunos pensadores contemporáneos, que son naturalistas filosóficos, se defiende el compatibilismo: la idea de que la libertad humana y la causalidad físico- natural son compatibles (quizá porque se trata, por decirlo así, de diferentes niveles de descripción de los mismos fenómenos). Cf. el excelente libro de Daniel C. Dennett, La evolución de la libertad, Paidos, Barcelona 2004. ―El naturalismo no es ningún enemigo de la libertad; ofrece una explicación positiva de la libertad que da mejor respuesta a sus puntos oscuros que aquellas explicaciones que tratan de protegerla de las garras de la ciencia con una ‗oscura y miedosa metafísica‘ (en la acertada frase de P.F. Strawson).‖ Dennett, op. cit., p. 31. 26/08/2012 libertad 35
  • 36. A la inversa, a quienes creen que la libertad y la causalidad son incompatibles podemos llamarles incompatibilistas. Para el compatibilista, el agente moral está perfectamente ubicado dentro del orden causal de la naturaleza. Su libertad consiste en que sus acciones dependen de sus propios procesos cognitivos y volitivos. ―Depende de mí‖, dice Tugendhat: luego volveremos sobre ello. 26/08/2012 libertad 36
  • 37. ¿Un fantasma dentro de la máquina? No se trata de un agente ―espiritual‖ (a veces se emplea la imagen de ghost in the machine, un fantasma dentro de la máquina: la propuso inicialmente Gilbert Ryle) que estaría fuera del orden causal de la naturaleza y --misteriosamente-- sería sin embargo capaz de actuar sobre el mismo (control con intervención externa); para el compatibilista se da un control interno. Cf. el modelo del termostato. O la imagen de Tugendhat: 26/08/2012 libertad 37
  • 38. El nudo en la cuerda ―En vez de la corriente causal soy yo quien es responsabilizado, puesto que yo he intervenido en la corriente causal cuando he suspendido los motivos inmediatos hacia un fin, o los podría haber suspendido. Por otro lado parece plausible ver este acto de suspensión como a su vez condicionado causalmente. Se puede aclarar esto con la imagen de una cuerda donde está insertado un nudo. La cuerda representa la corriente de causalidad. Por medio del nudo, que representa la acción yoica, la causalidad es de hecho interceptada y sustituida por mi actividad, y sin embargo también el nudo es de cuerda.‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 48.
  • 39. Control desde dentro de la naturaleza ―Estamos implicados en el orden causal. Somos parte de la cadena que va desde el pasado al futuro. Y éste es el origen de nuestra responsabilidad. Podemos llamar a esta concepción ‗control dentro del control‘ o ‗control desde dentro de la naturaleza‘. Cuando ejercemos este control interno, defiende el compatibilista, somos responsables de ciertos sucesos.‖ Blackburn, op. cit., p. 106. Sobre esta importante cuestión véase Antonio Damasio, ―El sí mismo y la cuestíón del control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407. 26/08/2012 libertad 39
  • 40. El ―juego de la vida‖ Nuestra manera de pensar el determinismo y la causalidad se ve distorsionada por ilusiones que pueden disiparse con la ayuda de un ―modelo de la vida‖ simplificado, donde pueden evolucionar entidades sencillas capaces de evitar el daño y reproducirse a sí mismas. Se trata del ―juego de la vida‖ del matemático John Horton Conway. Cf. http://psoup.math.wisc.edu/Life32.html Se demuestra que el vínculo tradicional entre determinismo e inevitabilidad es un error: el concepto de inevitabilidad corresponde al nivel del diseño, no al nivel físico. Cf. Dennett, op. cit., cap. 2. 26/08/2012 libertad 40
  • 41. El determinismo no implica la inevitabilidad En ese modelo determinista tan simple, emergen formas a veces sorprendentemente parecidas a un agente. Algunos tipos de daño pueden evitarse... si hay avisos previos. El determinismo no implica la inevitabilidad. Lo inevitable no depende de si reina o no el determinismo, sino de si se pueden o no tomar medidas --basadas en información que quepa obtener a tiempo-- para evitar el daño. Esto debería bastar para romper el vínculo tradicional entre determinismo y falta de esperanza. La distinción entre ser un ente con un futuro abierto y ser un ente con un futuro cerrado es independiente del determinismo. 26/08/2012 libertad 41
  • 42. Servomecanismos Pensemos en cualquier servomecanismo de los que estudia la cibernética. Ya desde la segunda mitad del siglo XIX los ingenieros inventaron máquinas capaces de regular su actividad por sí mismas; llamamos servomecanismos a estas máquinas. Se trata de dispositivos capaces de captar información del medio, de modificar sus estados en función de las circunstancias, y de regular su actividad de cara a la consecución de una meta. Ejemplos: un torpedo autoguiado que persigue a un barco que trata de zafarse; el sistema formado por un termostato y una fuente de calor. 26/08/2012 libertad 42
  • 43. Causalidad circular A partir de 1948 Norbert Wiener, el fundador de la cibernética, mostró que las categorías mecanicistas tradicionales --en particular, la causalidad lineal-- no servían para entender el comportamiento de estos sistemas. Los servomecanismos muestran un comportamiento teleológico y una estructura causal circular. 26/08/2012 libertad 43
  • 44. No es cierto que en mundo determinista no haya verdaderas opciones ―Tanto en nuestras reflexiones cotidianas sobre lo que vamos a hacer a continuación como en nuestro pensamiento científico más riguroso en relación con las causas de los fenómenos, empleamos conceptos de necesidad, posibilidad y causalidad que son rigurosamente neutrales respecto de la cuestión de si la verdad está del lado del determinismo o del indeterminismo.‖ Dennett, op. cit., p. 84. No hay paradoja en observar que ciertos fenómenos están predeterminados para ser caóticos e impredecibles. 26/08/2012 libertad 44
  • 45. Recapitulemos: tres perspectivas: (A) Determinismo. Todo está causalmente determinado; no cabe hablar de acciones libres ni de seres libres (Laplace). (B) Incompatibilismo. Son excluyentes causalidad y libertad (Kant). El problema aquí: ¿cómo se articulan el ―ser humano nouménico‖ y el ―ser humano fenoménico‖? (C ) Compatibilismo. No hay contradicción entre determinación causal y libertad. ―Hubiera podido actuar de otro modo, si realmente lo hubiera querido‖ (los estoicos, Hume, Spinoza, John Stuart Mill…). Ésta es también la posición que se defiende aquí. 26/08/2012 libertad 45
  • 46. El principio (revisado) del compatibilismo según Blackburn Un agente ha actuado libremente si hubiera podido actuar de otro modo en sentido propio. Esto significa que hubiera actuado de otro modo si hubiera tomado una decisión diferente; y que, en caso de hallarse bajo la influencia de otros pensamientos o consideraciones verdaderos y asequibles, habría tomado una decisión diferente. Son pensamientos y consideraciones verdaderos y asequibles para el agente aquellos que representan adecuadamente la situación en que se encuentra y que sería razonable esperar que tomara en consideración. Blackburn, Pensar, op. cit., p. 111. 26/08/2012 libertad 46
  • 47. La libertad como efecto de la complejidad Desde cierta perspectiva, la libertad aparece como un efecto de complejidad. A partir de cierto nivel de complejidad, ya sea el mundo determinista o no, hemos de pasar a la perspectiva intencional: conceptualizamos a los ―hacedores‖ como agentes racionales o sistemas intencionales. Esto quiere decir, simplemente, que sacan las conclusiones adecuadas sobre lo que deben hacer a partir de la información de la que disponen, y en función de aquello que quieren. 26/08/2012 libertad 47
  • 48. ―El todo puede ser más libre que las partes‖ (Dennett, op. cit., p. 65) La libertad como propiedad emergente, en clave sistémica - -vinculada con la aparición del lenguaje y la cultura humana. El surgimiento del lenguaje y la cultura tiene un efecto revolucionario. Mientras que todos los demás seres vivos están diseñados por el ―relojero ciego‖ de la evolución para evaluar todas las opciones en relación con el summum bonum del éxito reproductivo, los seres humanos podemos sustituir ese objetivo por cientos de otros ―con la misma facilidad con que el camaleón cambia de color‖ (Daniel C. Dennett). Surgen así mentes abiertas en cuanto a fines y medios, en un sentido que no es aplicable a ningún otro animal. 26/08/2012 libertad 48
  • 49. Las bolas de billar, los perros y los monjes trapenses Desde este punto de vista, decir ―la libertad no existe, todo está determinado causalmente‖ supone un error categorial análogo a decir: las bolas de billar son como perros, o: los perros son como monjes trapenses. Pues causalidad no significa lo mismo en el nivel de las bolas de billar, los perros y los monjes trapenses (como consecuencia de la estructura sistémica de la realidad y de las propiedades emergentes en niveles de realidad cada vez más complejos).
  • 50. Por no mencionar más que propiedades obvias: los perros tienen libertad de acción, las bolas de billar no la tienen; los monjes trapenses tienen metapreferencias, los perros --muy probablemente-- no. Harry Frankfurt sostiene que lo distintivo de una persona es la capacidad para realizar una evaluación autorreflexiva, que se manifiesta a través de la formación de deseos (o preferencias) de segundo orden, es decir, aquellos deseos que tienen por objeto un deseo de primer orden.
  • 51. Preferencias de segundo orden (o ―metapreferencias‖) Un deseo de primer orden tendría por objeto simplemente una cosa o una actividad, como por ejemplo desear comer postres con crema, mientras que un deseo de segundo orden tendría por objeto un deseo de primer orden, por ejemplo, desear no desear comidas con alto contenido calórico. Para Frankfurt lo distintivo de un sujeto autónomo es la capacidad de autorreflexión manifiesta en la posibilidad de formación de ―metapreferencias‖ o preferencias de segundo orden. Véase Harry Frankfurt, La importancia de lo que nos preocupa, Katz, Buenos Aires, 2006, pp. 26-27.
  • 52. Aristóteles: querer sensual y un querer racional En realidad esto no es nada novedoso: ya Aristóteles distinguió entre un querer sensual y un querer racional. ―El querer sensual es el querer simple, un querer que es simplemente un hecho de la conciencia. El querer racional es el querer deliberativo, reflexivo. Cuando deliberamos preguntamos por razones. Esta capacidad de deliberación es vista por Aristóteles como lo que distingue a los seres humanos de los animales. Al mismo tiempo Aristóteles vincula esta capacidad con el hecho de tener conciencia del tiempo...‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 40.
  • 53. Enkráteia Para el Estagirita, la libertad/ autonomía vendría a ser sobre todo el dominio de sí mismo, de las emociones, los apetitos, los instintos. La palabra griega clave es enkráteia (autonomía como dominio sobre sí mismo).
  • 54. Locke: autocontrol ―Para John Locke el concepto central en este fenómeno [del querer reflexivo] es la capacidad de suspender un deseo. Es obvio que la deliberación sólo puede ser efectiva si la persona tiene la capacidad de suspender sus deseos inmediatos. (...) Reprocharle algo a alguien sólo tiene sentido si se puede presuponer que tiene esta capacidad de autocontrol.‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 41.
  • 55. Grados de libertad Cualquier organismo tiene diversas opciones de acción. Para sistemas nerviosos y cerebros más complejos, más capacidades de acción y elección: más grados de libertad. (Los humanos más que los grandes simios, éstos más que los felinos, éstos más que los anfibios, y así sucesivamente.)
  • 56. Fatalismo y sofisma perezoso ―Supongo que este concepto de grados de libertad diferencia al determinismo del fatalismo. El fatalista no ve posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos. El determinista sabe que este curso puede cambiarse gracias a ciertas circunstancias [que influirán sobre su conducta]. En neurociencia se conoce la posibilidad de que el medio ambiente puede modificar las conexiones entre las células nerviosas, lo que implica la importancia de la educación. El fatalista, por ejemplo, considera inútil la intervención de un médico en caso de enfermedad, lo que se ha denominado sofisma perezoso. Es evidente que ante la enfermedad podemos hacer algo.‖ Francisco J. Rubia, ―El controvertido tema de la libertad‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 10.
  • 57. Libertad real Así, según esta perspectiva sistémica sobre la libertad como propiedad emergente, la libertad es real, pero no se trata de una condición previamente dada de nuestra existencia, como por ejemplo la ley de la gravedad. Es una creación evolutiva de la actividad humana y las creencias humanas; y es tan real como las demás creaciones humanas, como la música o el dinero. 26/08/2012 libertad 57
  • 58. Un producto relativamente reciente de las interacciones humanas Es función de (a) la autoconciencia que se descubre libre; (b) las trabas externas con que topa el agente; (c ) los recursos para la acción. Luego volveré sobre esto, al discutir el par de conceptos libertad negativa/ libertad positiva. La libertad humana no es una condición estable y ahistórica, sino un producto reciente de las interacciones humanas. Vamos ganando –o no– sucesivos grados de libertad. Es frágil, no se halla garantizada necesariamente en el futuro. 26/08/2012 libertad 58
  • 59. Falacia de las alternativas Blackburn: ―Las alternativas se plantean como si agotaran todas las posibilidades: o bien tenemos un espíritu libre, que flota felizmente más allá del orden natural, o una máquina predeterminada como un autobús, o incluso un tranvía. Plantear de forma errónea las alternativas es una conocida falacia (...). Lo que denigra la naturaleza humana no es la filosofía compatibilista, sino este modo de formular las alternativas.‖ 26/08/2012 libertad 59
  • 60. ¿Un tubo vacío hinchado por una mente? ―Este planteamiento supone que la naturaleza es algo tan horrible que se requiere un momento mágico, una chispa divina surgida del fantasma de la máquina, para que muestre sus colores. Sólo puede haber máquinas (zombis) o espíritus. Pero es esta concepción la que denigra la naturaleza, incluida la naturaleza humana. Deberíamos aprender a pensar como Wittgenstein cuando escribía: ‗Resulta humillante tener que aparecer como un tubo vacío, simplemente hinchado por una mente‘.‖ 26/08/2012 libertad 60
  • 61. Flexibilidad cognitiva y conductual ―La palabra clave que hay que tener en cuenta es flexibilidad. (...) Resulta imposible determinar a priori lo flexible que puede ser el comportamiento humano [¡o el de los animales no humanos, añadimos nosotros! J.R.]. (...) Nuestra capacidad de percibir cosas, de considerar las alternativas posibles, de evaluarlas, y finalmente nuestras pautas de comportamiento, podrían haber sido altamente inflexibles. Pero la evidencia sugiere que se da el caso contrario...‖ Simon Blackburn, Pensar, Paidos, Barcelona 2001, p. 127-128. 26/08/2012 libertad 61
  • 62. Qué podemos cambiar En definitiva, el problema metafísico del libre albedrío exento de cualquier determinación quizá tenga algo de cortina de humo. ―Los actos humanos --los actos de amor y genio, así como los crímenes y los pecados-- están simplemente demasiado lejos de los movimientos de los átomos, sean aleatorios o no, como para que podamos descubrir la manera de integrarlos en un único esquema coherente‖ (Dennett, op. cit., p. 341). El compatibilismo es coherente; y la cuestión más importante no es el determinismo (sea genético o del entorno, o ambos a la vez, o de alguna otra clase); la cuestión es qué podemos cambiar, sea o no determinista el mundo. 26/08/2012 libertad 62
  • 63. Una creencia superficial... pues la práctica la desmiente John Austin le dijo en cierta ocasión a Isaiah Berlin: ―Todos hablan acerca del determinismo y dicen creer en él. Yo nunca he encontrado a un determinista en mi vida, quiero decir, un hombre que realmente crea en el determinismo como usted y yo creemos que todos los hombres son mortales.‖ Citado en Berlin, Contra la corriente, FCE-España, Madrid 2000, p. 22. El determinismo debe de ser una creencia bastante superficial, puesto que la vida práctica y la conducta real lo desmienten siempre. 26/08/2012 libertad 63
  • 64. Lo malo del determinismo Lo malo del determinismo: si la violada no tiene libertad ninguna, tampoco la tiene el violador. Si no la tiene el jornalero, tampoco el terrateniente. Si no tiene la niña palestina asesinada, tampoco el soldado israelí que aprieta el gatillo…. Para el determinista (¡y aún más para el fatalista!) desaparece la posibilidad de exigir responsabilidades. 26/08/2012 libertad 64
  • 65. Así, en 2004, un grupo de once neurocientíficos alemanes publicaron un manifiesto alegando que las neurociencias habían refutado la tesis de que el ser humano actúa de forma libre y voluntaria, lo cual obligaba a revisar --y quizá abandonar-- la atribución de responsabilidad penal por la comisión de delitos, y minaba toda la concepción retributiva del Derecho penal... Das Manifest. Elf führende Neurowissenschaftler über Gegenwart und Zukunft der Hirnforschung, en la revista Gehirn & Geist 6/ 3004. Véase Mercedes Pérez Manzano, ―Fundamento y fines del Derecho penal. Una revisión a la luz de las aportaciones de la neurociencia‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 41 y ss.
  • 66. Insisto: la libertad de acción depende de las trabas que pesan sobre los movimientos del agente, y de los recursos con que se cuente para la acción. (Con ello llegamos a la distinción libertad negativa/ libertad positiva). Pero con ello permanecemos en la discusión sobre libertad práctica –no la libertad metafísica. 26/08/2012 libertad 66
  • 67. Compatibilismo en la práctica Viene al caso la luminosa anécdota transmitida por Diógenes Laercio. Una vez un filósofo estoico, al volver a su casa, encuentra a un esclavo (asistente habitual a sus lecciones) que pretende robarle. El astuto esclavo le dice: si –como enseña tu filosofía— todo es absolutamente necesario, entonces estaba escrito en mi destino que yo debía robarte. El filósofo, sin alterarse, va a buscar un palo y la emprende a garrotazos con el asaltante, replicándole: ¡pero también esto estaba escrito en el destino! 26/08/2012 libertad 67
  • 68. Libre albedrío metafísico/ voluntad libre/ libertad de acción En cualquier caso debemos distinguir entre (1) el libre albedrío metafísico (la idea de una voluntad no sometida a ninguna ley, incondicionada: the ghost in the machine); (2) la voluntad libre (en el sentido de que ejerce control sobre sus acciones); y (3) la libertad de acción (quiero mover el dedo, y lo muevo). La compulsión se opone a la libre voluntad; la coerción a la libertad de acción. Podemos agregar (2)+(3) en la libertad práctica, compatible con las determinaciones causales del mundo (posición compatibilista). Ya David Hume consideraba al libre albedrío (1) como metafísico e indemostrable (equivaldría a un milagro de no-causalidad). 26/08/2012 libertad 68
  • 69. La definición de Hume La libertad de acción la definía Hume del siguiente modo: ―el poder de actuar o de no actuar de acuerdo a determinaciones de la voluntad; es decir, que si decidimos quedarnos quietos, podemos hacerlo, y si decidimos movernos, también podemos hacerlo. Ahora bien, se admite universalmente que esta hipotética libertad pertenece a todo el que no es prisionero y encadenado. Aquí, pues, no cabe discutir.‖ Hume, Investigaciones sobre el conocimiento humano, Alianza, Madrid 1981, p. 119. Creo que vale la pena centrarse en la libertad práctica, que es la más interesante para la filosofía práctica (y no preocuparse tanto por el libre albedrío ―metafísico‖). 26/08/2012 libertad 69
  • 70. Causalidad como prerrequisito para la libertad Hume también sugirió que la causalidad es un prerrequisito para la libertad humana, pues una ausencia total de causas haría completamente aleatoria nuestra conducta: resultaría imposible dirigirla, controlarla, predecirla o explicarla. Entonces nuestras acciones no podrían ser intencionales ni voluntarias: ni, por tanto, libres en ese sentido. Véase el Tratado de la naturaleza humana, libro II, parte III, sección II. Vale la pena observar que este argumento de Hume es válido tanto en un ―cosmos determinista‖ como no determinista. 26/08/2012 libertad 70
  • 71. Control del agente sobre su acción Pensemos la libertad del agente no como incondicionamiento (que pondría fuera de juego la red de causas y efectos en que consiste la naturaleza), sino como control sobre su acción. Véase Antonio Damasio, ―El sí mismo y la cuestíón del control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407. Tiene sentido decir que una acción es libre siempre que no se realice en condiciones de coerción o ignorancia, y esto con independencia de que nos hallemos en un cosmos determinista o indeterminista. Intuición que se remonta nada menos que a Aristóteles. Véase la Ética a Nicómaco, 1110a. 26/08/2012 libertad 71
  • 72. Acción libre (voluntaria) en sentido práctico, no metafísico La definición de acción libre puede precisarse aún más, de la siguiente manera. Llamaremos acción libre a una acción que no se realiza en condiciones de coerción ni de ignorancia. Llamaremos ignorancia al desconocimiento de alguna de las circunstancias que afectan cualitativamente a las decisiones y acciones del agente. 26/08/2012 libertad 72
  • 73. Llamaremos condiciones de coerción a una situación objetiva (vale decir independiente de la conciencia del agente) tal que (a) una voluntad humana (personal o colectiva) distinta de la del agente intenta imponerse a la voluntad del agente; (b) la antedicha voluntad ajena dispone de un poder (personal o colectivo-social) capaz de forzar la sumisión del agente so pena de que su vida se vea dañada; y (c) si no se diesen las dos condiciones anteriores, la acción del agente sería cualitativamente distinta. Una meditación que lleva lejos en esta dirección se hallará en Steven Lukes: El poder: un enfoque radical, Siglo XXI, Madrid 1985 (original inglés de 1974). 26/08/2012 libertad 73
  • 74. Si la ignorancia condiciona la posibilidad de la acción libre… ―El conocimiento ayuda a vivir mejor, y que esto es cierto incluso si resulta que de él se deriven incomodidades (imaginemos un caso de indagación de la verdad que moleste, a nosotros o a otras personas) (…). Al hacernos más libres, por contribuir a que seamos muy conscientes de las decisiones que tomamos, el conocimiento tiene una dimensión moral insoslayable.‖ 26/08/2012 libertad 74
  • 75. …entonces el conocimiento tiene una dimensión moral ―De ahí que aquellas posiciones filosóficas que desconfían de la facultad del hombre para conocer, tengan como subproducto una ética deforme basada en el voluntarismo o bien en principios categóricos que exigen obediencia ciega. Una conducta que no esté sustentada en el conocimiento conduce a la sinrazón o al fanatismo, dos secuelas que suelen ir la mano. Por lo mismo, cabe sostener que una idea lo más clara posible sobre la realidad en la que nos movemos tiene la virtud de hacernos mejores en las más amplia acepción valorativa de esta expresión.‖ Ulises Granda, El árbol del conocimiento. Origen de la irracionalidad actual, Eds. Flavia, Madrid 2010, introducción. 26/08/2012 libertad 75
  • 76. Dos clases de deber Deber moral: p. ej. evitar el daño evitable, proteger a los indefensos… Deber epistémico: ―deber de someter las creencias de uno al examen crítico pertinente: analizar si están justificadas por las pruebas disponibles e intentar al menos determinar si existen o no pruebas en contra‖. Mark Rowlands, El filósofo y el lobo, Seix Barral, Barcelona 2009, p. 120.
  • 77. Autonomía De un agente moral que actúa libremente en tales condiciones –sin coerción ni ignorancia-- podemos decir que posee autonomía. Con ello se afirma también que el problema del libre albedrío --la libertad ―metafísica‖, la posibilidad de que las intenciones y deseos del agente estuviesen determinados sin resquicio por factores causales independientes de sus deliberaciones y elecciones--, que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los filósofos durante siglos, en realidad no nos interesa demasiado. 26/08/2012 libertad 77
  • 78. Pues incluso si nuestra voluntad estuviese determinada de alguna forma ―fuerte‖ en este sentido, todavía sería pertinente la distinción entre agentes que actúan en condiciones de compulsión e ignorancia, y los que no. Ésta autonomía práctica, en definitiva, es la que más nos importa en ciencias sociales y en filosofía práctica (moral y política). 26/08/2012 libertad 78
  • 79. ―Depende de mí‖ Recordemos nuestra insistencia inicial en las condiciones de responsabilidad. El problema de la libertad práctica es el mismo de la responsabilidad: la existencia (o no) de un querer reflexivo que pueda decir ―depende de mí‖. ―La conciencia de que yo puedo actuar de otra manera es siempre una conciencia de poder mejor, y es un ‗yo puedo‘ en el sentido de que depende de mí, de mi esfuerzo, si lo voy a hacer mejor o no.‖ Ernst Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 48.
  • 80. Escribir la propia vida con las decisiones ―Una persona es alguien que cree escribir su propia vida a través de sus decisiones. Pero la mayoría de los seres humanos no han vivido nunca así‖, escribe John Gray Perros de paja. Reflexiones sobre los humanos y otros animales, Paidos, Barcelona 2003, p. 56. De acuerdo: pero ¿por qué vamos a renunciar, a estas alturas, al proyecto de autonomía y emancipación “autolimitado” consistente en que, digamos, la mayoría de la gente puedan vivir sus vidas determinando, digamos, el 49% de las mismas a través de sus decisiones? ¿O el 19%? ¡Incluso el 3% bastaría! 26/08/2012 libertad 80
  • 81. Limitaciones neurológicas y cognitivas Uno de los argumentos sobre los que insiste Gray es que ha de rechazarse la idea del libre albedrío, habida cuenta de las limitaciones neurológicas y cognitivas que padecemos: ―Si no actuamos del modo que creemos actuar es, en parte, por la amplitud de banda de la conciencia: su capacidad de transmitir información medida en bits por segundo. Dicha capacidad es demasiado limitada como para registrar la información que recibimos rutinariamente y sobre cuya base actuamos.‖ 26/08/2012 libertad 81
  • 82. ―En nuestra condición de organismos activos inmersos en el mundo, procesamos posiblemente unos 14 millones de bits de información por segundo. Dentro de la amplitud de banda de la conciencia caben unos 18 bits. Eso significa que tenemos acceso consciente a aproximadamente una millonésima parte de la información que utilizamos a diario para sobrevivir‖ (Perros de paja, op. cit., p. 62). 26/08/2012 libertad 82
  • 83. ¿Qué problema hay con el piloto automático? Hay que contestar: ¿y qué? Lo único que indica este tipo de interesantes hechos, puestos hoy sobre la mesa por los neurocientíficos y los psicólogos cognitivos, es que funcionamos la mayor parte del tiempo con “piloto automático”… y que para desenvolvernos rutinariamente en la vida nuestro sistema sensorial y neuronal procesa una enorme cantidad de información infraconsciente. 26/08/2012 libertad 83
  • 84. Sólo la parte emergente del iceberg psíquico El foco de nuestra atención consciente es estrecho, de acuerdo. Cf. Richard D. Precht, ―¿Qué es mi subconsciente‖, en su libro ¿Quién soy… y cuántos?, Ariel, Barcelona 2009, p. 77 y ss. La conciencia –como proclamó el psicoanálisis hace un siglo– es sólo la parte emergente del iceberg psíquico. Pero ¿qué problema hay, si los 18 bits de consciencia se dedican a la deliberación sobre las cuestiones trascendentales y a la fijación de metas, mientras que consagramos los 14 millones de funcionamiento infraconsciente con piloto automático al trabajo de alcanzar esas metas?
  • 85. Mente habitual y mente atenta Alex Pentland, del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), sugiere que existen ―dos mentes‖ (dos formas básicas de funcionamiento del cerebro humano): 1. Mente habitual: funcionamiento cerebral rápido, automático y por asociación. Impera la costumbre y el ―piloto automático‖. 2. Mente atenta: funcionamiento cerebral lento, controlado y basado en reglas. Predomina la intención, el control consciente y la deliberación. Según Pentland, el aprendizaje se realiza a través de la mímesis, la presión social y los ejemplos. 26/08/2012 normas, valores, socialización 85
  • 86. No somos demasiado racionales… La actividad de tomar decisiones reflexiva y deliberativamente, sopesando con cuidado todos los factores pertinentes y sólo ellos, es comparativamente rara. ¡No somos animales demasiado racionales! Algunos estudiosos del tema estiman que entre siete y ocho de cada diez decisiones se toman de forma inconsciente, o en un estado de baja consciencia (―mente habitual‖, no ―mente atenta‖). 26/08/2012 normas, valores, socialización 86
  • 87. Quizá sólo un 2% Según algunos neurólogos, el cerebro humano --cuya actividad, como se sabe, consume buena parte de nuestra energía metabólica-- gasta sólo el 2% de su energía en actividad consciente, y dedica el resto al procesamiento inconsciente.
  • 88. La fuerza de la costumbre Hay una clara analogía entre nuestro funcionamiento habitual ―con piloto automático‖ (la ―mente atenta‖ sólo delibera y decide en contadas ocasiones) y el funcionamiento social ordinario, automatizado, en que leyes y costumbres no se ponen en entredicho. Sólo en momentos excepcionales nos autodeterminamos libremente –tanto a escala personal como social.
  • 89. El ―agujero moral‖ de 300 milisegundos En 1979, en un famoso experimento, el fisiólogo Benjamin Libet conectó el cerebro de unos voluntarios a un electroencefalógrafo e indicó a dichos voluntarios que realizaran movimientos aleatorios, como pulsar un botón o chasquear los dedos, mientras se fijaban en el momento que marcaba un segundero. Libet interpretó que las señales cerebrales asociadas a esas acciones se producían 0‘3 segundos antes de que el sujeto fuera consciente de la decisión de llevarlas a cabo. Véase Benjamin Libet, ―Do we have free will‖, Journal of Consciousness Studies 6/ 1999, p. 47-57. 26/08/2012 libertad 89
  • 90. El orden de las actividades cerebrales parecía ser: preparación (inconsciente) del movimiento y luego decisión, y no a la inversa. En resumen: para Libet y otros, el cerebro consciente sólo intentaba ponerse al nivel de lo que ya estaba haciendo el cerebro inconsciente. La decisión de actuar era una ilusión. Y a partir de ahí, para algunos, barra libre: ―El Yo no existe, la libertad no existe, la responsabilidad deja de tener sentido. El cerebro inventa cosas que no son reales.‖ Entrevista al neurocientífico Francisco J. Rubia en Técnica industrial 257, de junio de 2005. 26/08/2012 libertad 90
  • 91. Un experimento quizá malinterpretado Pero, de hecho, cabe mostrar que el experimento de Libet fue malinterpretado: no hay ningún “vacío moral” de 300 milisegundos. Dennett, op. cit., capítulo 8. ―El cerebro necesita tiempo para procesar los estímulos, y la cantidad de tiempo depende de qué información utilice y con qué propósitos. Un jugador de tenis de élite puede devolver un servicio rival en unos 100 milisegundos. (...) Un sujeto normal tarda unos 350 milisegundos en apretar un botón si se le pide que indique cuándo ve una señal luminosa.‖ 26/08/2012 libertad 91
  • 92. ―(...) El jugador de tenis se compromete previamente con un plan sencillo y luego permite que los ‗reflejos‘ ejecuten su acto intencional. (...) Esto es algo que hacemos continuamente. Nuestras vidas están llenas de decisiones que llevar a cabo cuando llegue el momento, compromisos revisables con estrategias y actitudes que configurarán unas respuestas que deberemos emitir con demasiada rapidez en el curso de la acción como para poder considerarlas reflexivamente...‖ Dennett, op. cit., p. 269 26/08/2012 libertad 92
  • 93. Tiempo de veto Además, posteriormente el propio Libet desarrolló otros experimentos que sugerían la existencia de una ventana temporal en la cual el sujeto consciente podría inhibir o vetar la ejecución de una acción iniciada por los circuitos cerebrales. Juan Vicente Sánchez Andrés, ―El espacio de la libertad en el determinismo‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 66.
  • 94. Así, el propio Libet ―salvaba‖ la responsabilidad del sujeto autónomo. Desde el impulso de la voluntad (registrado en el cerebro) hasta la decisión consciente transcurre 0‘3/ 0‘5 segundos: bien. Pero vuelve a transcurrir otro intervalo semejante hasta que el sujeto actúa (p. ej. moviendo la muñeca…) y en ese lapso se puede interrumpir la acción. Cf. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 101-102.
  • 95. ―Noluntad‖ libre Según Libet, aunque no exista una voluntad libre, existiría una “noluntad libre” (poder de veto). ―Sea cual sea el impulso que nos mueva a la acción, siempre nos queda la opción de decir ¡Alto!‖. Precht, ¿Quién soy… y cuántos?, op. cit., p. 138. Recordemos la importancia atribuida por Locke (o por Arnold Gehlen) a la facultad de suspender o inhibir deseos...
  • 96. Pero además: si el acto de la voluntad viene de hecho precedido por un movimiento eléctrico en el cerebro, por una fracción de segundo, ¿qué problema hay? ―Aun si esto no fuera así, tendríamos que suponer que el acto de la voluntad está causado por condiciones psicológicas, ya que la alternativa sería que la persona produce el acto de voluntad mágicamente desde la nada [the ghost in the machine], idea tan grotesca como infundada.‖ Tugendhat, ―Libre albedrío y determinismo‖, capítulo 2 de Antropología en vez de metafísica, Gedisa, Barcelona 2008, p. 39.
  • 97. O como señala Evers: ―Aunque los métodos experimentales de Libet son suficientemente adecuados para mostrar que las decisiones conscientes de actuar son precedidas por ese potencial de preparación no consciente, no prueban que la conciencia no intervenga en una etapa anterior. (…) Pienso (…) que, en cierta medida, ejercemos un control sobre los contenidos y las influencias de nuestro no consciente, y que somos igualmente responsables de ellos: algunos de nuestros estados y procesos no conscientes dependen de nuestro poder, como ya habían subrayado los estoicos de manera prefreudiana.‖ Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 103. 26/08/2012 libertad 97
  • 98. Influencia de ida y vuelta La idea sería que la influencia entre lo consciente y lo no consciente es hasta cierto punto de doble sentido (no unilateral). ―La hipótesis según la cual es posible influir de manera consciente sobre los mecanismos mentales no conscientes es un presupuesto crucial para todo programa de aprendizaje, de educación, de mejora de sí o de terapia. Por ejemplo, cuando enseñamos a nuestros niños el dominio de sí, les enseñamos a controlar sus pulsiones ligadas con el hambre, la ira, el miedo, o con cualquier deseo nacido de mecanismos no conscientes. (…) Es también un presupuesto fundamental de la terapia conductual. Modelamos nuestras personalidades, proceso en el cual lo no consciente ocupa un lugar importante.‖ Evers, op. cit., p. 104. Véase ´también Antonio Damasio, ―El sí mismo y la cuestíón del control‖, en Y el cerebro creó al hombre, Destino, Barcelona 2010, p. 401-407. 26/08/2012 libertad 98
  • 99. Libet/ Freud De hecho el esquema de Benjamin Libet puede evocar los fundamentos de la teoría de Sigmund Freud (a quien también cabe leer de forma determinista): el ello equivaldría a los circuitos neuronales funcionando de forma preconsciente, mientras que el yo y el superyó configurarían la conducta del sujeto (quizá, de forma preponderante, inhibiendo selectivamente los impulsos del ello).
  • 100. ―¿Por qué la actividad físico-química neuronal se acepta, en principio, como determinada y no ocurre así con la mental? (...) Tan difícil es determinar la posibilidad de una actividad voluntaria completamente libre e independiente de cualquier causa ignota si soy un ente material o si soy un ente inmaterial que gobierna la parte material de mi ser. En cualquier caso, este última posibilidad requeriría una versión de la energía disponible en el Universo no conocida hasta el momento, capaz de ser generada por un ente inmaterial y con entidad suficiente para activar la materia (neuronal, se supone).‖ José M. Delgado García, ―Decidir no es cosa de dos (un ensayo sobre la neurofisiología de la toma de decisiones)‖, Revista de Occidente 356, enero de 2011, p. 24.
  • 101. Modelos cerebrales En buena medida, todo depende del ―modelo‖ de cerebro con que estemos operando. Si la imagen es el cerebro como ordenador (un dispositivo automático rígido cuyas operaciones son totalmente determinadas), entonces no tiene sentido atribuirle libertad o responsabilidad. Tampoco se las atribuimos a un ordenador, ¿verdad? 26/08/2012 libertad 101
  • 102. El cerebro dinámico Pero la neurociencia moderna ha desarrollado un modelo bien diferente: el cerebro dinámico como “materia que despierta” (en el sentido profundo del verbo ―despertar‖). Un cerebro ―dinámico, plástico, variable, volicional, emocional y activo de manera consciente y no consciente‖; cuya arquitectura es modificada por la sociedad ―principalmente por intermedio de las huellas culturales que están ahí epigenéticamente almacenadas‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 108. 26/08/2012 libertad 102
  • 103. Excurso: la epigénesis La epigénesis apunta hacia los mecanismos que permiten a un individuo modificar ciertos aspectos de su estructura interna o externa como resultado de la interacción con su entorno inmediato. Si hablamos de organismos, la epigénesis representa por tanto el proceso de “sintonización” final, mediada por la experiencia, gracias al cual cada individuo se adapta de forma más o menos eficiente a su entorno a partir de las capacidades contenidas en su código genético. 26/08/2012 sistemas y "pensamiento complejo" 103
  • 104. Los genes son parte de una red compleja de interacciones que se retroalimenta: no actúan como entidades independientes. Ejemplos evidentes de sistemas con capacidad de aprendizaje, siguiendo la teoría epigenética, los constituyen el sistema nervioso central o el sistema inmune. 26/08/2012 sistemas y "pensamiento complejo" 104
  • 105. En el caso del sistema nervioso central, la capacidad de aprendizaje (que se basa en la gran plasticidad neuronal del cerebro mamífero) resulta de vital importancia, pues el número estimado de conexiones sinápticas en un cerebro humano supera con creces el número de nucleótidos contenidos en el genoma humano (en promedio, una sola neurona del cerebro humano tiene 50.000 sinapsis). 26/08/2012 sistemas y "pensamiento complejo" 105
  • 106. Un cerebro humano plástico y dinámico Las neurociencias modernas apoyan un modelo dinámico del cerebro humano. El control genético sobre la arquitectura cerebral es importante pero no definitivo: ésta se desarrolla en interacción constante con los entornos biofísico y sociocultural. Véase Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, capítulo 3. 26/08/2012 sistemas y "pensamiento complejo" 106
  • 107. El modelo neurofilosófico de libertad de Kathinka Evers Esta concepción del cerebro humano permite ―un modelo neurofilosófico del libre albedrío según el cual un acto de la voluntad podrá ser libre, en el sentido de voluntario, aunque sea una construcción del cerebro, esté causalmente determinado y se halle influido por procesos neuronales no conscientes‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 80. 26/08/2012 libertad 107
  • 108. La libertad como construcción ―axiomática‖ del cerebro humano Los cerebros de Homo sapiens sapiens están programados biológicamente para hacer la experiencia del control (sobre sus movimientos, actividades y elecciones). El control voluntario permite a un animal pasar de la mera reacción a la acción intencional, lo cual supone una ganancia evolutiva evidente… 26/08/2012 libertad 108
  • 109. ―Esta experiencia de la libertad no es una estructura contingente: por el contrario, forma parte de nuestra constitución biológica. (…) La libertad de elección y el poder de tener influencia sobre sí mismo y sobre su entorno son, como el espacio y el tiempo, construcciones fundamentales del cerebro humano, axiomas de nuestra experiencia‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 84. 26/08/2012 libertad 109
  • 110. Sistemas causales con variabilidad en los resultados Evers señala, además, que hay concepciones de la causalidad que nos sitúan fuera del (quizá falso) dilema determinismo/ indeterminismo. La relación entre causa y efecto no requiere ser invariable ni necesaria: puede ser variable y contingente. La neurociencia moderna apoya modelos en que el cerebro es ciertamente un sistema causal, pero no uno que funcione con determinismo estricto. Un sistema causal que admite variabilidad en los resultados. 26/08/2012 libertad 110
  • 111. Un sistema neural motivado El cerebro humano, en efecto, es un sistema neural motivado: dotado genéticamente de una predisposición a explorar el mundo y clasificar lo que allí encuentra. Tiene una actividad intensa y espontánea, independiente de su entorno y en interacción con el mismo. Produce constantemente representaciones que proyecta sobre el mundo, sometiéndolas a prueba. Está dotado además de una intensa plasticidad neuronal . (Evers, op. cit., p. 92-93) 26/08/2012 libertad 111
  • 112. Los neurocientíficos describen el cerebro como un órgano volicional. ¿Cómo hace sus elecciones? Según el teorema de variabilidad (Changeux, Courrège y Danchin) existe un mecanismo darwiniano epigenético de selección neuronal que resulta de la ―selección sináptica‖, en el que continuamente son producidos nuevos modelos combinatorios y sometidos a prueba. Tal es la manifestación neural concreta de la actividad ―creadora‖ del cerebro dinámico. Evers, op. cit., p. 95. 26/08/2012 libertad 112
  • 113. El cerebro tiene actividad neuronal espontánea, de gran importancia desde el punto de vista fisiológico incluso cuando supuestamente está en reposo. La contingencia de esta selección sináptica contradice el determinismo estricto. ―Si el determinismo que es posible corporizar desde un punto de vista científico es un determinismo en el cual la relación entre causa y efecto es contingente, y cuyos resultados posibles son variables, yo sugeriría que eso basta para reintroducir un elemento de elección voluntaria que pueda servir de base para la responsabilidad personal‖. Kathinka Evers, Neuroética, Katz, Madrid/ Buenos Aires 2010, p. 96. 26/08/2012 libertad 113
  • 114. Pasemos a otro asunto: desvelar las formas de condicionamiento Wo Es war, soll Ich werden, reza el famoso apotegma de Sigmund Freud (donde estaba el Ello ha de advenir el Yo). Podríamos leerlo generalizando, reemplazando el Es (Ello) por cualquier otra forma de condicionamiento inconsciente. Freud se sitúa en la estela de Spinoza, quien asociaba la libertad con un mayor grado de conocimiento y comprensión de la realidad. 26/08/2012 libertad 114
  • 115. Contras las ilusiones de las antropologías racionalistas Ser conscientes de las determinaciones que pesan sobre nuestra acción nos hace más libres. Esto es: contra las ilusiones de las antropologías racionalistas (o, mejor, excesivamente racionalistas), hay que tratar de desvelar las múltiples formas de condicionamiento que subyacen al ejercicio de la razón, porque precisamente así se amplía el espacio de la libertad humana. Y todo eso no quita que en ocasiones (quizá muy pocas) sea posible un uso más o menos autónomo de la razón, y no debe declinar nuestra aspiración al mismo. 26/08/2012 libertad 115
  • 116. Condicionamientos El psicoanalista señalará hacia el inconsciente psíquico; el lingüista apelará a las categorías del lenguaje; el sociólogo –Pierre Bourdieu por ejemplo— mostrará el peso de lo social (por ejemplo a través de la noción de habitus); véase por ejemplo Francisco Vázquez García: Pierre Bourdieu. La sociología como crítica de la razón, Montesinos, Barcelona 2002, capítulo 3. el biólogo se referirá a determinaciones genéticas y medioambientales; 26/08/2012 libertad 116
  • 117. el neurólogo y el psicólogo cognitivo desvelarán los sesgos cognitivos inscritos en nuestro aparato sensorial y neuronal... y todos ellos y ellas tienen razón, una parte de razón. Pero lo decisivo es reconocer que, aunque durante la mayor parte del tiempo la acción humana se desarrolle como guiada por el ―piloto automático‖, en ocasiones –más raras y excepcionales de lo que nos gusta admitir— tiene lugar la deliberación racional. 26/08/2012 libertad 117
  • 118. Avanzar en el conocimiento de las determinaciones Razón y autonomía moral, lejos de constituir una condición universal que despreocupadamente pueda darse por sentada, son rara avis o flor exótica que hay que cuidar con mimo para que no perezca. Pero ¿acaso no sucede así con muchos valores humanos? Cada avance en el conocimiento de las determinaciones a que está sometida la acción humana no reduce, sino que posibilita el ejercicio de la libertad. 26/08/2012 libertad 118
  • 119. Por decirlo con más precisión: el conocimiento del límite lo convierte en condición para la libertad. Sacar a la luz una determinación de la que antes no éramos conscientes (así estemos hablando de herencia biológica o, por ejemplo, de psiquismo humano) nos permitirá incorporarla a nuestra acción, y así –en cierto sentido importante— ir más allá de ella. 26/08/2012 libertad 119
  • 120. Bailar con cadenas El arquitecto y urbanista Luis Fernández Galiano cuenta: ―Durante un reciente jurado en Pekín, convocado para elegir el proyecto de un gran museo de arte moderno y contemporáneo, el responsable de la institución respondió a mi curiosidad sobre su capacidad de maniobra prescindiendo del intérprete que hasta entonces habíamos empleado y, mirándome a los ojos, pronunciando la única frase en inglés que le oiría durante los tres días de reunión: I am dancing in chains.‖ Luis Fdez. Galiano, ―Bailando con cadenas‖, El País, 24 de abril de 2011. Interesante… ¡Un dirigente chino nietzscheano! Pues, en efecto, en Más allá del bien y del mal el pensador alemán nos describe ―bailando con cadenas‖.
  • 121. Crear, actuar y vivir bajo constricciones Es una muy buena imagen de la libertad humana: ser capaces de bailar con cadenas… La meditación de Fernández Galiano sobre las formas de edificar en el Mediterráneo árabe y en Japón le conduce a encarecer cómo ―una y otra cultura constructiva nos enseñan a crear comodidad y belleza con medios limitados, produciendo poesía en un marco de restricciones‖ (op. cit.). Recordemos que uno de los lemas fundacionales del Ouvroir de Littérature Potentielle (OULIPO) era precisamente escribir bajo constricciones… Crear, actuar y vivir bajo constricciones: la libertad humana.
  • 122. Aceptar límites es la condición de la libertad Aceptar límites no es la negación de la libertad: es la condición de la libertad. ―Limitarse no es renunciar: es conseguir‖, decía el escritor español José Bergamín. ―Se trata de jugar dentro de los condicionamientos, incluso fortísimos, pero para alcanzar determinados fines gracias al conocimiento detallado de los mismos.‖ Remo Bodei, El doctor Freud y los nervios del alma, Pre-Textos, Valencia 2004, p. 109. La libertad humana es improbable, pero no imposible. La diferencia entre poco y nada resulta esencial. 26/08/2012 libertad 122
  • 123. Nos movemos siempre dentro de campos de fuerza El catedrático de la Universidad de Pisa Remo Bodei escribe también: ―Sin ser un partidario de la filosofía zen, creo que el primer paso para la propia transformación consiste en renunciar desde el principio al dominio completo de sí mismo, saber que nos movemos siempre dentro de poderosos y preexistentes campos de fuerza. Pero una vez reconocida esta inapelable condición, podemos escoger –dentro de ciertos límites— la propia meta. Cuando somos niños, nos preguntamos si los que están en las antípodas no corren el riesgo de caerse para abajo; después aprendemos que la fuerza de la gravedad de la Tierra atrae siempre a todos los cuerpos hacia el centro desde cualquier punto de la superficie. La existencia de la fuerza de la gravedad nos impone límites precisos, pero no nos impide movernos siguiendo sus leyes, incluso cuando volamos, ni nos obliga a vivir cabeza abajo‖ (p. 90). 26/08/2012 libertad 123
  • 124. Epicuro, Spinoza... De Epicuro o Spinoza, filósofos para quienes la libertad es básicamente conciencia de la necesidad, no puede decirse que sean fatalistas ni deterministas absolutos (negadores de ningún grado de libertad humana). Remo Bodei aclara: ―Si somos conscientes de nuestra condición de necesitados, es decir, del hecho de que nuestra alma es, precisamente, como un barco de vela, entonces nuestra manera de manejar el timón en una dirección u otra no podrá ignorar la dirección y la intensidad del viento. Puede, incluso, sacarle el mejor partido. Pienso, por ejemplo, en el modo de utilizar el velamen que se llama de bolina (bow line), en el que se puede ir contra el viento, avanzando en zigzag, siempre y cuando nos pongamos en un cierto ángulo de incidencia según de donde sople el viento.‖ 26/08/2012 libertad 124
  • 125. ... y la importancia de saber navegar de bolina ―(...) Spinoza no comparte una posición determinista radical, según la cual el ser humano es intrínsecamente inmodificable, en el sentido de que yo estoy destinado a ser un delincuente o un hombre honesto, al margen de cualquier otra circunstancia. Escribe un tratado de ética para demostrar que podemos ser libres moviéndonos de una manera adecuada dentro de un sistema de fuerzas, así como trazar una ruta hacia los objetivos mejores para cada individuo, los que hacen crecer la sua vis existendi, la intensidad de su poder de existir y de la alegría que le acompaña.‖ Bodei, El doctor Freud y los nervios del alma, op. cit., p. 107. 26/08/2012 libertad 125
  • 126. Bolineando, que es gerundio BOLINEAR - Navegar de bolina es hacerlo contra la dirección del viento en el menor ángulo posible que forma con la proa. (Del “Diccionario de términos marinos” en www.larompiente.com) 26/08/2012 libertad 126
  • 127. Como timoneles que buscan quiescencia... Bodei continúa: ―Habría pues que comportarse, si se me permite la comparación, como un timonel que, cuando gobierna su embarcación, es capaz de utilizar las fuerzas naturales del viento y las olas para alcanzar un cierto nivel de excelencia. El máximo de la sabiduría se encuentra en lo que Spinoza llama quiescencia: en la satisfacción que resulta del despliegue de nuestras potencialidades. (...) En sustancia, si entendemos el determinismo como la toma de conciencia de los condicionamientos, sin afirmar que estos condicionamientos nos llevarán necesariamente en una determinada dirección, entonces el determinismo es por completo legítimo; si, por el contrario, el determinismo se transforma en una especie de abecedario de la necesidad, no lo será‖ (p. 108). 26/08/2012 libertad 127
  • 128. Marx Aquel buen lector de Epicuro y Spinoza que fue Karl Marx lo formuló clásicamente en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: ―Los seres humanos hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran inmediatamente, que existen ya y que transmite el pasado‖. 26/08/2012 libertad 128
  • 129. La autonomía es meta, no punto de partida ―La libertad es algo que tienes que trabajarte y no algo que te encuentres sin más‖, dijo el saxofonista Ornette Coleman. ―La libertad no se regala, es una lucha que lleva toda una vida.‖ Libertad individual y autonomía personal sólo pueden realizarse en lo común: son un proyecto colectivo. Un proyecto –trabajoso, difícil, irrenunciable— entre otros. Los seres humanos somos a la vez muy intensamente sociales, muy interdependientes, y también capaces de autonomía. Pero la autonomía es meta, no punto de partida. 26/08/2012 libertad 129
  • 130. Ideales que no cabe dar por sentado Racionalidad, autonomía, democracia: ideales. Nada que quepa dar por sentado. Luces que iluminan una senda oscura y retorcida; lugares –móviles— hacia donde moverse. Las metas de esfuerzos que intentan delimitar al menos –y si es posible, reducir— las masivas dosis de irracionalidad, heteronomía y dominación con las que hemos de bregar día tras día. 26/08/2012 libertad 130
  • 131. El miedo a la libertad Cómo nos pesa la libertad, y qué dispuestos estamos a asentir a cualquiera de esos confortables determinismos que nos prometen el alivio del fardo. Cf. Fear from Freedom de Erich Fromm ¿El mundo, un hostil lugar de crueldad donde cada uno intenta sacar ventaja para sí? Pero al gato atropellado puedes arrojarlo aún vivo al contenedor de la basura; o puedes, por el contrario, llevarlo al veterinario y salvarle la vida. No finjas que la decisión no es tuya, y solamente tuya. 26/08/2012 libertad 131
  • 132. Dos movimientos Las argucias a las que recurrimos para dimitir de nuestras responsabilidades son tantas y tan potentes, que en la afirmación de la libertad humana más vale pecar por exceso que por defecto. Uno, tomar distancia con respecto a lo dado, las condiciones de nuestra existencia que recibimos o heredamos sin elección por parte nuestra; dos, parar, desacelerar o detener la vertiginosa catarata de acontecimientos por la que nos dejamos llevar irreflexivamente. Los dos movimientos que abren el espacio de la autonomía. 26/08/2012 libertad 132
  • 133. Condiciones de la libertad, 1 El pensamiento se produce en el hiato, en la pausa. Ser capaz de detenerse es la condición previa de la deliberación, y con ella de la libertad (pues ésta presupone a aquella). Una sociedad basada en la aceleración niega estructuralmente la posibilidad de comportarnos como seres racionales libres. 26/08/2012 libertad 133
  • 134. Condiciones de la libertad, 2 ―Los teatros, los juegos, las farsas, los espectáculos, los gladiadores, los animales exóticos, las medallas, los cuadros y otras drogas semejantes eran para los pueblos antiguos los encantos de la servidumbre, el precio de su libertad y los instrumentos de la tiranía‖, sabía ya Étienne de la Boëtie (1530-1563). Étienne de la Boëtie, Discurso de la servidumbre voluntaria, ed. de José María Hernández- Rubio, Tecnos, Madrid 1986, p. 35. No cabe duda: los espectáculos y las otras drogas se han perfeccionado infinitamente en nuestros días. 26/08/2012 libertad 134
  • 135. Excurso: las TIC y la libertad El objetivo de hiperconexión total, en todo lugar y momento, gracias a dispositivos transportables de telecomunicaciones (smartphones, tabletas, miniportátiles, etc.), objetivo que se presenta como autoevidente en esta sociedad nuestra que se hace pasar a sí misma por una ―sociedad del conocimiento‖ (como si conocer, y generalizar el conocimiento, fuese tan fácil), ese objetivo de hiperconexión comunicante es contraproducente: se presenta hablándonos de libertad, pero fácilmente puede generar nuevas servidumbres. 26/08/2012 libertad 135
  • 136. Un momento de desconexión ¿Y cómo? Reflexionemos un momento. Incluso las concepciones menos exigentes de la autonomía humana – como la que puede representar Arnold Gehlen, por ejemplo— exigen lo que cabe llamar un momento de desconexión. En la antropología filosófica de Gehlen, se apunta a la capacidad de “descarga” (Entlastung) del ser humano (respecto de la sobreabundancia de estímulos del entorno), así como a la capacidad de diferir la satisfacción de las pulsiones, como base de esa autonomía (realmente se trata de una concepción minimalista). 26/08/2012 libertad 136
  • 137. Un espacio interior La libertad humana exige esa suerte de retracción respecto del exceso de estímulos, de manera que se abra el espacio interior de la deliberación, y sea posible –a veces— la decisión autónoma. La hiperconexión mediante TIC (ya se sabe: Tecnologías de la Información y la Comunicación) tiende a anular tal espacio interior. 26/08/2012 libertad 137
  • 138. Dentro de la libertad de obrar, una distinción básica La falta de prohibición o de sanciones punitivas es una condición necesaria para actuar de acuerdo con nuestros deseos o preferencias (libertad negativa), pero no es suficiente. ―Uno puede ser libre para dejar el país cuando lo desee [libertad negativa], pero también puede carecer de dinero para el billete [falta de libertad positiva]. Uno puede ser libre para formarse en el campo que elija, pero descubrir que no hay un trabajo disponible. (...) Así, la libertad es más que falta de restricciones. Para hacer cosas se necesitan recursos.‖ Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 9. 26/08/2012 libertad 138
  • 139. Libertad negativa/ libertad positiva Libertad negativa: ―libertad con respecto de‖ Libertad positiva: ―libertad para‖ La distinción, como es sabido, procede de Isaiah Berlin. Sobre la libertad (ed. de Henry Hardy), Alianza, Madrid 2004. 26/08/2012 libertad 139
  • 140. Libertad liberal/ libertad republicana Se trata de otra distinción básica en la teoría política contemporánea. La libertad liberal es, en esencia, la libertad negativa de Berlin (ausencia de impedimentos externos a la acción --idea que ya había formulado decisivamente Hobbes en De Cive , 1647, y luego en Leviathan). La libertad republicana o ―neorromana‖ (Quentin Skinner): ausencia de dependencia y de dominación. Véase Philippe Petit, Republicanismo, Paidos, Barcelona 1999; Félix Ovejero/ José Luis Martí/ Roberto Gargarella (comps.) Nuevas ideas republicanas. Autogobierno y libertad, Paidos, Barcelona 2004; Antoni Domènech, El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista, Crítica, Barcelona 2004; Andrés de Francisco, Ciudadanía y democracia. Un enfoque republicano, Libros de la Catarata, Madrid 2007. 26/08/2012 libertad 140
  • 141. Dipesh Chakrabarty: la libertad consume recursos... ―A diferencia de la amenaza de destrucción nuclear que marcó la guerra fría, el calentamiento global no contempla una catástrofe centrada en un momento final, relata [el profesor de la Universidad de Chicago Dipesh Chakrabarty]. ‗Es la fábula de la rana sumergida en agua tibia que se va calentando lentamente sin que lo perciba hasta que muere achicharrada. De hecho ya no se habla de combatir el cambio climático, sino de adaptarse a él, y esto La libertad supone replantear aspectos básicos de nuestras sociedades. consume grandes cantidades de energía y cada ejercicio de un derecho equivale a un consumo de recursos‘. El principal obstáculo es que la política, tal y como se practica en nuestras sociedades, es incapaz, dice, de pensar a largo plazo‖. Entrevista en El País, 5 de febrero de 2009. 26/08/2012 libertad 141
  • 142. Libertad como ―juego de suma cero‖ La frase ―mi libertad termina donde empieza la libertad del otro‖ se ha convertido en un lugar común: precisamente por ello no se reflexiona lo bastante sobre su significado. La libertad de uno implica la restricción (la falta de libertad) de otros; en determinadas circunstancias –no siempre, pero sí en bastantes ocasiones--, la libertad puede constituir un ―juego de suma cero‖ (uno gana lo que otros pierden). En tales casos, la libertad positiva (la capacidad de hacer cosas) tiende a ser un privilegio, más que una posesión universal y compartida por igual. Cf. Zygmunt Bauman, La ambivalencia de la modernidad, Paidos, Barcelona 2002, p. 154. 26/08/2012 libertad 142
  • 143. La libertad como relación social El individuo libre (que se ve a sí mismo como un agente libre, y ve a los demás análogamente), ―lejos de ser una condición universal de la humanidad, resulta una creación histórica y social. (...) La libertad sólo existe como una relación social; en lugar de ser una propiedad, una posesión del individuo mismo, es una cualidad relacionada con una cierta diferencia entre los individuos...‖ Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 16. 26/08/2012 libertad 143
  • 144. La libertad de los modernos La libertad en su connotación peculiarmente moderna de ―capacidad para dominar nuestro destino‖ está relacionada, desde su origen, con la preocupación por el carácter artificial del orden social que fue una característica distintiva de los tiempos modernos. ―La sociedad moderna difiere de sus predecesoras por una actitud, hacia sí misma, de jardinero en lugar de guardabosques.‖ Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 20. 26/08/2012 libertad 144
  • 145. Sociogénesis de la libertad La libertad, dice Zygmunt Bauman, nace como un privilegio. ―Adquirir libertad, ser libre, significaba elevarse por encima de una condición social inferior a otra superior‖ (Bauman, op. cit., p. 19); se pasaba así de condiciones de acción dependientes de la voluntad de otros, a condiciones dependientes de la voluntad propia. 26/08/2012 libertad 145
  • 146. Libertad en la Edad Media En inglés antiguo freedom significó siempre una exención de impuestos, peaje, obligaciones, jurisdicción de un señor. En el Medievo, señala Bauman, la libertad estaba claramente relacionada con la lucha por el poder. Ser libre quería decir quedar exento de algunos aspectos del poder superior. 26/08/2012 libertad 146
  • 147. Ciudades libres A finales de la Edad Media (desde los siglos XII-XIII) el privilegio de la libertad llega a otorgarse no sólo a ciertos individuos o linajes familiares, sino a grupos enteros: particularmente a las ciudades. Las ciudades medievales fueron ―invernaderos donde se propagó la simiente de las libertades modernas‖. Zygmunt Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 59 26/08/2012 libertad 147
  • 148. Stadtluft macht frei La ciudad se ve exenta de la jurisdicción de los terratenientes. La libertad de las ciudades condiciona la división progresiva de la riqueza en dos categorías separadas: mueble e inmueble. ―La libertad de las ciudades significó, en la práctica, la separación de la circulación monetaria y de las mercancías de las estructuras tradicionales de organización social. (...) La libertad de las ciudades significaba la gestación de la economía como un sistema de acciones y relaciones humanas independiente de la ‗política‘ y de todo el universo de derechos tradicionales sobre las personas.‖ Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 58. 26/08/2012 libertad 148
  • 149. El artificialismo moderno ―De manera aún más general la libertad de las ciudades, al separar la vida urbana del mundo en el que las dependencias humanas estaban inmersas en la propiedad de la tierra y, por tanto, eran percibidas como ‗naturales‘, proporcionó el fundamento del ‗artificialismo‘ típicamente moderno: la concepción del orden social no como una condición natural de la humanidad, sino como un producto de la agudeza y el ingenio humanos, como algo que debería ser diseñado e instrumentado de una manera dictada por la razón humana. (...) La vida urbana separó a los hombres de la naturaleza; la libertad de las ciudades independizó a los hombres de las ‗leyes de la naturaleza‘.‖ Bauman, Libertad, Alianza, Madrid 1992, p. 59 26/08/2012 libertad 149
  • 150. Y así, desde un punto de vista sociológico, dos de las muchas características de la libertad moderna son de mucho interés: su vínculo con el individualismo, y su nexo genético y cultural con el capitalismo. 26/08/2012 libertad 150
  • 151. Libertad en la Edad Moderna En la modernidad, es el pluralismo, la heterogeneidad y el desorden de los poderes sociales lo que crea tanto la necesidad como la posibilidad de elección individual y responsabilidad personal. Cf. Bauman, Libertad, op. cit., p. 64-68. 26/08/2012 libertad 151
  • 152. En la cúspide de las pirámides... ―Si únicamente se considera libre al que tiene poder sobre los demás (y habría razones para considerarlo esclavo de sus mayores posibilidades), entonces, por definición, es imposible que todos lleguen a ser libres: en la cúspide de las pirámides sólo hay lugar para los que se imponen.‖ Gabriel Zaid, La feria del progreso, p. 167. 26/08/2012 libertad 152
  • 153. Agentes interdependientes Según el sociólogo Norbert Elias, no se puede abordar el debate ―libertad/ determinismo‖ en términos de todo o nada. Lo que encontramos en sociedad son agentes interrelacionados asimétricamente (aunque son concebibles interdependencias basadas en intercambios equilibrados, en general prevalecen los fenómenos de desigualdad, dominación y poder). 26/08/2012 libertad 153
  • 154. ―Existe un tejido de interdependencias en cuyo interior el individuo encuentra un margen de acción individual y que al mismo tiempo impone límites a su libertad de elección‖. Norbert Elias citado en Philippe Corcuff, Las nuevas sociologías, Alianza, Madrid 2005, p. 28. Así, el grado de autonomía (y de dependencia) de cada actor se debe determinar en cada caso mediante un análisis concreto. 26/08/2012 libertad 154
  • 155. Libres… no significa inmunes a cualquier influencia social Terry Eagleton: ―No existe una distinción absoluta entre estar influidos y ser libres. Muchas de las influencias que recibimos sólo llegan a afectar a nuestra conducta tras haber sido interpretadas, y la interpretación es un acto de creatividad. (…) Un individuo libre de toda influencia social sería tan ‗no-persona‘ como un zombi. En el fondo, de hecho, no sería un ser humano en absoluto.‖ 26/08/2012 libertad 155
  • 156. ―Si podemos actuar con libertad es, precisamente, gracias a que somos moldeados por un mundo en el que el concepto de ‗libertad de acción‘ tiene sentido: el mismo mundo que nos permite actuar conforme a esa idea. Ninguno de nuestros comportamientos característicamente humanos es libre en el sentido de que esté eximido de todo determinante social, y eso incluye conductas tan distintivamente humanas como sacarle los ojos a otra persona.‖ 26/08/2012 libertad 156
  • 157. ―No seríamos capaces de torturar y masacrar sin haber recabado antes un buen número de habilidades sociales. Ni siquiera cuando estamos solos lo estamos en el mismo sentido en que puedan estarlo un cubo de carbón o el puente del Golden Gate. Precisamente porque somos animales sociales, capaces de compartir nuestra vida interior con otros individuos a través del lenguaje, podemos hablar de conceptos como la autonomía y la responsabilidad personal.‖ 26/08/2012 libertad 157