El documento discute el importante papel que juegan los docentes como promotores de la buena alimentación y la salud después de los padres. Educar sobre los valores nutricionales de los alimentos ayuda a establecer actitudes positivas sobre la compra, manipulación y consumo de alimentos. Las acciones educativas de los docentes también pueden influir en la formación de comunidades y generar cambios en hábitos alimenticios negativos, lo que contribuye a garantizar una cultura alimentaria saludable.