Bimbo ha alcanzado el estatus de la mayor empresa panificadora del mundo gracias a su gran capacidad logística desarrollada en México para distribuir una amplia variedad de productos a todos los rincones del país. Esta experiencia le permitió expandirse exitosamente a otros mercados de forma gradual, primero adquiriendo empresas en países cercanos culturalmente como Guatemala y más tarde incursionando en mercados más diversos. Recientemente, Bimbo ha continuado su expansión invirtiendo en nuevas plantas en España para aumentar su cuota de mercado.
1. Bimbo: la estrategia para ser la panificadora del mundo
Por Eduardo García
La logística desarrollada en México fue la base que ayudó a Bimbo a
catapultarse y alcanzar su estatus actual como la mayor empresa
panificadora del mundo.
Todo mundo en México reconoce, aun sus detractores, que grupo Bimbo es ejemplo
a seguir por su gran capacidad de logística para hacer llegar sus muy diversos
panes, pastelillos, botanas y dulces hasta los rincones más remotos del país (número
1,068 en nuestra lista Global 2000). En zonas alejadas de centros urbanos en
México, en ocasiones es más fácil encontrar Gansitos o Pingüinos, pastelillos
fabricados por Bimbo, que bienes de primera necesidad como leche y tortillas.
El expertise que Bimbo ha desarrollado en sus 70 años de vida para producir,
empaquetar y entregar sus productos de forma constante y pronta, explica en buena
medida el éxito que ha tenido no sólo para conquistar el mercado mexicano, sino
para penetrar incluso muchos otros mercados y ser hoy la mayor panificadora
industrial del planeta.
Ese título lo acreditó a mediados de 2014, cuando compró a Canada Bread en 1,660
millones de dólares (mdd). Con esta adquisición, sumó 25 plantas a sus operaciones
globales y le dio acceso no sólo al mercado canadiense, sino también al de Reino
Unido.
Canada Bread fue la última de una lista de compras e inversiones hechas por Bimbo
fuera de México desde inicios de la década de 1990, con un valor conjunto cercano
a 10,000 mdd.
Como otras mexicanas globales, Bimbo siguió una estrategia lógica y común:
conquistar primero mercados más afines, para luego lanzarse por otros distintos y
más competidos. De ahí que cuando comenzó su expansión internacional, lo hiciera
con la compra de una planta de pan y pastelillos en Guatemala en 1990.
Con esa adquisición, Bimbo pudo comprobar que los conocimientos de producción,
distribución y comercialización que había adquirido en 45 años de operaciones en
México eran, hasta cierto punto, exportables o replicables en otras naciones y con
un grado de éxito similar al obtenido en el país.
La confianza que le dio conquistar ese mercado con técnicas que ya dominaba bien
en México (en donde era prácticamente la única panificadora industrial, tras la
2. compra en 1986 de Wonder), animó a Bimbo para aventurarse en mercados diversos
y más alejados.
En 1992, Bimbo compró dos panificadoras en Chile y un año más tarde incursionó
en Venezuela con la compra de otras dos empresas panificadoras. Más tarde instaló
plantas en Argentina, Colombia, Costa Rica, El Salvador y Perú, así como
distribuidoras en Honduras y Nicaragua.
Pero lo que dio carácter global a la expansión de Bimbo fue la compra de la empresa
texana Mrs. Baird’s. Para ese entonces, la compañía mexicana tenía ya 14 años
vendiendo pastelillos de la marca Marinela en algunas ciudades estadounidense
cercanas a la frontera con México, además de que había adquirido empresas meno-
res fabricantes de pan o tortilla en ese país, como las compañías Orbit Finer Foods,
Fabila Foods, La Fronteriza, C&C Bakers, La Tapatía Tortillería y Pacific Pride
Bakeries.
Mrs. Baird’s, sin embargo, fue también el mayor desafío para Bimbo. Las dificultades
que enfrentó para entender al mercado estadounidense, y en particular el texano,
provocó que la empresa no hiciera más compras de empresas en esa nación por
cuatro años.
Desde luego que en ese plazo, no dejó de incursionar o reforzar presencia en otros
mercados. Adquirió una distribuidora de confitería alemana, Park Lane
Confectionary, y se asoció con la distribuidora estadounidense de dulces Dayhoff.
En ese lapso, Bimbo también adquirió activos en Costa Rica, Colombia, Perú y
Brasil, además de que incursionó con su filial productora de dulces en Viena, Austria
y Ostrava, República Checa.
Sin embargo, cuando dominó al mercado texano, la empresa retomó de forma
agresiva su expansión en la mayor economía del planeta con diversas compras que
hoy la hacen ser la mayor panificadora estadounidense. Tiene operaciones en todo
el país gracias a las compras que realizó de diversos activos que pertenecían a
empresas como Sara Lee y George Weston Limited.
Al mismo tiempo, Bimbo incursionó en los mercados español, portugués, paraguayo
y uruguayo. Y no dejó de crecer en México, donde desarrolló o adquirió nuevas
marcas o productos para ampliar su portafolio de panes, pastelillos, botanas y dulces
–estas dos últimas líneas son también parte importante de la oferta de alimentos que
hace Bimbo en México y muchos otros países donde opera.
3. Una nueva aventura
En su más reciente plan de expansión, Bimbo inauguró una planta en la provincia
de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha (a 50 kilómetros
de Madrid), con la que duplicará su capacidad de producción hasta llegar a las
15,000 unidades de pan blanco por hora.
La estrategia del grupo, según fuentes cercanas a la empresa, es modernizar y poner
al día todas las infraestructuras de producción y abastecimiento, para incrementar
su cuota de mercado, que asciende al 26% en el pan empacado. “No sólo queremos
aumentar el crecimiento, sino también la penetración de la marca en los hogares
españoles”, comentó Daniel Servitje, presidente del consejo y director general de la
firma.