Biopolítica, Espacio y Estadística (Revista Ciencia Política, universidad nac...
Perspectivismo científico y nihilismo desencantado: reminiscencias nietzscheanas en la obra de Max Weber (apuntes de cátedra)
1. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
N I E T Z S C H E A NA S E N LA O B R A D E M A X W E B E R .
UNI VER SI DAD ARC I S SA NT I AG O
E SC U ELA D E SO C I O LO G Í A
CÁ T ED R A : C L Á SI C O W EB ER
PR O F E SO R : O S VA L D O B LA NC O 1
PE RS P E CTI VI S MO CIE N TÍ F I CO Y N IH IL I S MO
DE SE N CAN TA DO : RE MI NI S CEN CI A S
NI E TZS CH EANAS E N LA O B RA DE MAX
W E BE R .
1. - I n tro d u cc i ó n .
Para poder desarrollar ordenadamente el mismo,
hemos acotado las influencias de Nietzsche en Weber a partir de dos grandes líneas
o ejes de trabajo íntimamente ligados entre sí:
1.- El perspectivismo: es decir, la crítica de Nietzsche al concepto
de verdad. Aquí intentaremos abordar el problema weberiano de
la ciencia, tal y como el sociólogo lo desarrolla en dos textos
fundamentales: i) “La ‘objetividad’ cognoscitiva de la ciencia
social y de la política social” (1904) y ii) la conferencia “La
ciencia como vocación”2 (1919).
2.- El nihilismo: este fenómeno atribuido a Nietzsche será
relacionado con lo que Weber denomina el desencantamiento del
mundo y el pronóstico del vaciamiento de sentido. Para ello,
seguiremos la lectura de algunos de los más impactantes pasajes
de “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1905). La
1 Sociólogo, Magíster en Ciencias Sociales.
2 Una última edición y traducción de este texto aparece con el título de “La ciencia
como profesión”.
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2. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
N I E T Z S C H E A NA S E N LA O B R A D E M A X W E B E R .
posibilidad de reencantamiento o solución al problema de la jaula
de hierro la veremos a través de la función clave que en Weber
asume la política (“La política como vocación”, de 1919).
A continuación, desarrollaremos ambos puntos.
2. - E l pe rs pe c ti v i s mo :
En Nietzsche la pregunta por el ser –es decir, la
pregunta por lo que existe y es – resulta fundamental y mucho más explícita que en
Weber.
Si bien entre ambos pensadores hay distintas
preocupaciones intelectuales, en ambos persiste un mismo problema que podemos
señalar para así dar cuenta de este primer eje del “perspectivismo”.
Nos referimos a que en ambos la definición de “valor”
es clave. En ambos el problema del valor es un tema que se presenta como nudo
problemático y sirve como elemento para profundizar en el pensamiento de cada
uno.
En ambos autores hay una idea común: todo lo que se
puede decir y experimentar acerca del mundo está posibilitado por operaciones de
significación, dependientes de una subjetividad que valora.
Es la subjetividad que valora la que permite la
pregunta por lo existente y, por consiguiente, por la verdad.
Tanto en Weber como en Nietzsche, la valoración es la
condición que constituye la representación que se tiene del mundo.
Otro elemento fundamental es que para ambos la
valoración no se sustenta en la razón ni en ninguna otra base “universal”. Así, la
valoración es contingente, arbitraria.
No obstante, la forma de asumir estos puntos comunes
difieren entre os dos autores.
En Weber, asumir la condicionalidad de la verdad y del
ser le lleva a asumir la historicidad y arbitrariedad de todo concepto o significado.
Los “tipos ideales”, en este sentido, nunca ocurren en la realidad puesto que son
construcciones e individualizaciones arbitrarias de ciertas características que
permiten interpretar de mejor forma el fenómeno de estudio.
De esta forma, se puede decir que para Weber no hay
un problema ni preocupación profunda por el lenguaje. El lenguaje es un sistema
lógico instrumental, no ontológico.
2
3. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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En cambio, para Nietzsche el lenguaje es fundamental.
Su foco es el origen, esto es, la genealogía de los significados y los valores.
En Weber el lenguaje es un medio de conocimiento,
con la particularidad de que todo concepto presupone un recorte de lo real realizado
a partir de lo que nos interesa, esto es, un recorte de lo real hecho con la tijera de los
valores.
Pese a estas diferencias, ambos recurren a enfoques
perspectivistas respecto de los valores: el perspectivismo valorativo constituye el
problema ontológico en Nietzsche, mientras que en Weber el perspectivismo
valorativo es clave como eje metodológico.
Respecto de esto último, cabe citar lo que señalábamos
en la primera unidad de este curso: la objetividad y validez de las ciencias sociales
pasa por la individualización de un fenómeno a partir de la delimitación de un valor.
Recordemos que Rickert consideraba como el objeto
de la ciencia histórica (ciencias del espíritu) a los objetos individuales.
Un objeto individual implica definir un proceso o
fenómeno histórico en su singularidad
Para ello interviene una “relación al valor” que brinda
criterios para su aislamiento (individualización) y caracterización.
Esa “relación a valor” es la que recurre el investigador
para identificar sus objetos de estudio.
La validez de los conceptos de las ciencias de la
cultura procede de la validez de los valores que ellas asumen como criterios para la
selección del dato empírico.
Recordemos que al comienzo de este curso dimos los
cuatro pasos metodológicos claves que Weber toma de Rickert (Naishtat, 1998: 80):
Los valores afirmados por el investigador
para su estudio deben ser compartidos por
los actores históricos.
Estos valores deben, por tanto, ser comunes
a una cultura.
La fuerza vinculante de estos valores
representa un imperativo categórico3, que es
3 Imperativo Categórico: Para Kant sólo este tipo de imperativo es propiamente un imperativo de la
moralidad. Se trata de un mandato con carácter universal y necesario, el cual prescribe una acción como
buena de forma incondicionada, manda algo por la propia bondad de la acción, independientemente de lo
que con ella se pueda conseguir. Declara la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún
propósito extrínseco, es decir, denota una obligación absoluta e incondicional, la cual ejercería su
autoridad en todas las circunstancias, siendo autosuficiente, no necesitando justificación externa.
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4. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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independiente tanto de máximas empíricas
como de imperativos hipotéticos.
La investigación histórica misma no puede
tomar posición respecto de estos valores:
más bien debe remitirlos al contexto
histórico de forma puramente teórica e
interpretativa.
Ya sostuvimos al principio de este curso que Weber
toma estos postulados, pero desecha el tercero (el del imperativo categórico). Es
decir, hay fuerza vinculante, pero no necesariamente debe ser categórica.
De esta forma, para Weber el valor asumido como
objeto de estudio puede ser universal (imperativos categóricos), así como también
“imperativos hipotéticos”, esto es, aquellos que llevan a realizar una acción sólo en
determinadas circunstancias, no siendo obligatorios ni de carácter universal
(recuérdese, por dar un ejemplo, el concepto de “costumbre” en Weber, donde la
violación de la norma conlleva una sanción relativamente débil, siempre en función
de las características intrínsecas de un círculo comunitario).
Ahora bien, es importante decir aquí que este
procedimiento de selección de un objeto de estudio por parte de las ciencias de la
cultura (“relación al valor”) implica cuestiones particulares respecto de la
perspectiva que Weber tiene del ser humano y de la ciencia.
Para Weber, la especie humana sería aquella en la cual,
en determinadas condiciones, algunos de sus miembros se estudian y comprenden a
sí mismos. En este proceso, estos seres están, por una parte, necesitados y, por la
otra, habilitados a colocarse sí mismos y a obrar en la realidad que los circunda,
comprendiendo la presencia y actividad de sus semejantes sobre la base de una
atribución de significado a esa realidad (Poggi, 2005: 30).
No obstante, este proceso de autoobservación y
autoanálisis no es simple para la especie humana. En efecto, en cuanto tales, los
hombres no viven y funcionan captando directamente la realidad misma y su
multiplicidad de procesos que de algún modo afectan su propia existencia.
Weber toma entonces de Kant la convicción de que la
realidad en su totalidad es incognoscible, excepto por una serie de procesos
subjetivos que seleccionan y ordenan determinados aspectos fenoménicos de ella
(Ibíd.).
En este sentido, la impronta weberiana –y también
nietzscheana – implica un rechazo a la idea de Hegel de que lo real es racional y lo
racional es real4.
4 Nos hemos visto obligados a no profundizar aquí en el pensamiento de este grandioso
filósofo, tan diferente a Weber, pero igualmente imprescindible para las ciencias
sociales. Sin embargo, queremos aquí enunciar algunas claves básicas de su
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5. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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Para Hegel, la relación del concepto con su referente
real se basa en que la esencia y validez de los conceptos emana de la racionalidad
constitutiva de lo real.
La razón operando en la producción del saber está en
el mismo plano que en el despliegue de lo real, lo que garantiza que no se registre
pérdida alguna en el pasaje del concepto a la realidad.
Dicho en otros términos, la razón opera como factor
productor de saber y, al mismo tiempo, como factor productor de realidad. De ahí
que Hegel llegue a decir que no existe historia de la naturaleza, es decir, no existe
historia que no sea historia del hombre, historia humana (siendo esta premisa un
elemento fundamental del materialismo histórico de Marx).
Para Kant, en cambio, el concepto es un “salto en el
vacío” con respecto al ser. Por tanto, el concepto presupone un punto de vista. Dicho
de otro forma: la razón se arroja hacia lo real a partir de una subjetividad a partir de
una voluntad dada por una subjetividad que valora.
Para Kant, la condición de posibilidad de la
percepción, representación y experiencia del mundo reside en matrices o esquemas
trascendentales alojados en un sujeto universal.
Esto quiere decir que la filosofía kantiana es
perspectivista, pero las perspectivas que constituyen la experiencia del hombre (sea
en las dimensiones del conocimiento, la moral o la estética) son universales, es
decir, racionales.
pensamiento. Para Hegel, lo “absoluto” es la razón. Por ello, a la pregunta metafísica
¿qué es lo que existe?, Hegel contesta: existe la razón. Toda la realidad son fenómenos
de la razón o, lo que es lo mismo, toda la realidad son manifestaciones de la razón. Por
supuesto que no se trata de una razón quieta, inmutable, la razón como una especie de
facultad de captación de conceptos, siempre igual en sí misma. Por el contrario, para
Hegel la razón es dinámica, una potencia llena de posibilidades que se van
desenvolviendo en el tiempo. La razón es movimiento. Por ello, la razón es más bien
razonamiento. De este modo, razonar es proponer una explicación, excogitar un
concepto, esto es, formular mentalmente una tesis, una afirmación, pero a partir de ese
instante empezar a encontrarle defectos a esta afirmación, esto es, contradicciones,
objeciones mediante otra afirmación, igualmente racional, pero contradictoria a la
anterior. Esta antítesis de la primera tesis plantea a la razón la obligación de realizar un
esfuerzo tal que logre hallar un tercer punto de vista, dentro de la cual esta tesis y
aquella antítesis quepan en su unidad, y así continuamente vaya la razón elaborando un
número infinitamente vasto de posibilidades racionales de argumentos. De este modo, la
razón es el germen de la realidad. Lo real es racional y lo racional es real porque no hay
posición real que no tenga su justificación racional, como no hay tampoco posición
racional que no esté, o haya estado, o, en un futuro posible, vaya a estar realizada
(García Morente, 2000: 389-390).
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6. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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Para Kant la experiencia humana se constituye a partir
de la articulación entre el par racional y universal con el par sensible y singular.
Por el contrario, para Nietzsche las perspectivas no son
ni universales ni racionales.
¿Qué nos interesa de todo esto? Lo siguiente: Weber
va a tomar de Kant y Nietzsche sus ideas fundamentales, formulando una teoría del
conocimiento pluralista y perspectivista, pero que, a su vez, no resigna la posibilidad
del conocimiento objetivo con validez universal.
Es decir, para Weber, entre el conocimiento y la
realidad hay un salto en el vacío, un salto irracional, pero posibilitado por una toma
de posición valorativa.
La realidad es un entramado de elementos y el
sociólogo sólo selecciona algunos de ellos porque son de su propio interés.
Estas tomas de posición valorativa son las que el
investigador, en tanto hijo de su tiempo (es decir, en tanto proveniente de un
determinado contexto histórico) rescata y vuelve objeto de estudio.´
De esta manera, lo que hoy se conoce como ciencias
sociales eran conocidas en los tiempos de Weber como “ciencias de la cultura”,
donde los objetos de estudio de estas ciencias son “valores”. Tal y como lo señala
Weber en su artículo de 1904, “La ‘objetividad’ cognoscitiva de la ciencia social y
de la política social”:
“Hemos designado ‘ciencias de la cultura’ a las disciplinas que procuran
conocer los fenómenos de la vida en su significación cultural. La significación de la
configuración de un fenómeno cultural, y su fundamento, no pueden ser obtenidos,
fundados y vueltos inteligibles a partir de un sistema de conceptos legales, por perfecto
que fuere; en efecto, presuponen la relación de los fenómenos culturales con ideas de
valor. El concepto de cultura es un concepto de valor. La realidad empírica es para
nosotros ‘cultura’ en cuanto la relacionamos con ideas de valor; abarca aquellos
elementos de la realidad que mediante esa relación se vuelven significativos para
nosotros, y sólo esos. Únicamente una pequeña parte de la realidad individual
considerada en cada caso está coloreada por nuestro interés condicionado por aquellas
ideas de valor; ella sola tiene significación para nosotros, y la tiene porque exhibe
relaciones para nosotros importantes a causa de su ligazón con ideas de valor. Sólo en
cuanto ello es así, esa parte será para nosotros digna de ser conocida en sus rasgos
individuales”.
WEBER, 2006: 65-66.
Cursivas mías O. B.
Para Weber, el origen de los valores a ser estudiados
surge con una elección arbitraria, pero fundada en los principios de objetividad
dados por el método de la “relación al valor”.
Por otro lado, los valores se pueden analizar,
interpretar, estudiar en su origen histórico, pero jamás explicar. Es decir, no se puede
dar cuenta científicamente de porqué unos valores son mejores que otros, de porqué
6
7. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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hemos elegido éstos y no otros valores. Enjuiciar la validez de los valores es un acto
de fe, no un acto científico.
Weber acepta que la ciencia social busca la verdad,
pero al mismo tiempo supone que el valor de la verdad tiene toda la relatividad
propia de la imagen moderna del mundo.
Por tanto, para Weber la verdad es un valor (no
absoluto ni imperativo, sino relativo y perspectivista). A su vez, la actividad
científica está intrínsecamente vinculada con dicho valor.
No obstante, pese a estar al borde del “todo vale”
científico, Weber sostiene que es posible la objetividad y validez científica (cuestión
que ya explicamos), así como también es posible el razonamiento causal.
Respecto de esto último, para Weber es posible poder
construir un conocimiento verdadero, aunque nunca deje de ser condicional. Ahora
bien, el conocimiento verdadero será condicional no sólo por el principio de la
selección del objeto del conocimiento (relación al valor), sino que también porque el
número y la índole de las causas que determinan a todo evento individual siempre
serán infinitos, y nada hay en las cosas que indiqué qué parte de ellas debe ser
considerada (Farinetti, 2006: 7).
Es decir, cualquier conocimiento sobre algo puede ser
contradicho mediante la lógica del razonamiento. La “causalidad” absoluta de un
fenómeno es un absurdo en tanto objetivo de investigación, así como también es
imposible en la práctica.
En suma, Weber comparte con Nietzsche la
consideración de la verdad como valor no dotado de validez universal.
Por supuesto que el problema de la verdad en
Nietzsche rebasa todo lo aquí expuesto en relación a Weber. Ambos comparten la
convicción kantiana del “salto al vacío” entre lo real y el concepto, salta dado por
una subjetividad que se atreve y afirma su derecho a valorar.
Sin embargo, Nietzsche va mucho más allá de Weber.
Nietzsche se pregunta por qué es necesario que algo “valga” y, luego, por qué algo
“vale”. Su problema es, por decirlo de una forma muy sintética, el problema del
valor de los valores y de cómo este juego de valoración se presenta como una
verdad incuestionable para el hombre común (que él tanto abominaba), el hombre
“rebaño”.
Weber –a diferencia de Nietzsche – no se pregunta por
qué los hombres valoran; eso lo da por algo de hecho. No obstante, a no olvidar el
hecho de que esta valoración es fundamental para Weber, pues es precisamente lo
que permite individualizar los objetos de estudios: se estudian las cosas que tienen
sentido (valor) para nosotros mismos.
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8. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
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No vamos a desarrollar más profundamente el
pensamiento de Nietzsche sobre el tema del valor y la verdad porque ya hemos
cumplido con nuestro objetivo, que era ahondar en el perspectivismo weberiano.
3. - E l pro bl em a d e l a ci e n c i a
Lo que queremos desarrollar el resto de este acápite es
la clarificación que Weber hace respecto de lo que la ciencia ofrece como actividad
profesional/vocacional. Nos valdremos de la conferencia llamada “La ciencia como
vocación” –también traducida como “La ciencia como profesión” (del alemán
“Wissenschaft als Beruf”).
Weber considera dos cuestiones claves: 1) La creciente
especialización de la ciencia; 2) La existencia de distintos sistemas de valores
enfrentados entre sí.5
En este borrador de apuntes sólo nos vamos a
concentrar en el punto No 1, dejando el segundo punto al tema de lo político que
veremos en clases posteriores.
La especialización de la ciencia –que ya se había
consolidado en la academia alemana y europea en los tiempos de Weber – traía
como consecuencia que el trabajo del especialista no podía lograr un conocimiento
de la realidad total, vale decir, no podía tener una visión del conjunto del hombre o
del mundo.
El trabajo científico está llamado a ser superado
constantemente. Aquí hay una crítica a la idea de progreso de la ciencia.
En efecto, la idea de progreso conlleva la idea de un
telos, esto es, de un fin. En cambio, la ciencia es un progreso sin fin: la meta de un
trabajo científico es ser superado por otro trabajo científico, en una especie de
reinterpretación en tanto movimiento infinito, siempre condenada a una experiencia
de inacabamiento.
Mientras más lejos se va, más allá queda la meta final.
Nunca alcanzamos el conocimiento absoluto, pues hay un abismo más allá del
lenguaje científico.
Para el ser humano inmerso en la civilización, el
progreso de las “fuerzas productivas” –para ocupar el término de Marx6 - llevada a
5 Este segundo punto se complementa con la noción de política que Weber desarrolla en
la conferencia dictada en 1919, “La política como profesión” o, como también ha sido
la traducción tradicional, “La política como vocación” (del alemán “Politik als Beruf”).
Veremos en profundidad este segundo punto en relación a lo desarrollado por Weber en
esta conferencia durante el trascurso de las próximas semanas.
6 Las fuerzas productivas son los medios de producción, elementos de origen natural, tales como la tierra,
aire, agua, bosques, etc. así como las herramientas o instrumentos construidos por el hombre. A ello
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cabo por la ciencia implica una corriente de progreso continuo que pasa,
literalmente, por encima de su existencia.
Cuando llega la muerte de cada hombre, éste no logra
llegar a su plenitud, puesto que nadie puede llegar a alcanzar la infinitud en este
proceso en el que se está inmerso y que no tiene fin (Abellán, 2007: 24). Por lo
tanto, la muerte no es sinónimo de plenitud.
De este modo, al no haber un sentido para la muerte
tampoco lo hay para la propia vida civilizada, pues es ésta la que genera el
sinsentido de la muerte.
Tal y como lo señala el propio Weber en esta citada
Conferencia de 1919:
“El progreso científico es una parte, la más importante, por cierto, de ese
proceso de racionalización en el que estamos desde hace milenios y respecto al cual hoy
se suele tener u posición extraordinariamente negativa (…) ya no hay que acudir a
medios mágicos para dominar o aplacar a los espíritus, como el salvaje para quien
existían esos poderes. Esa dominación la proporcionan el cálculo y los medios técnicos.
Esto es lo que significa ante todo la racionalización como tal”.
WEBER, 2007: 63-64.
Weber liga aquí tres elementos: ciencia, razón
instrumental con arreglo a fines y desencantamiento del mundo.
Pero Weber va más allá, llegando incluso a relacionar
la ciencia con la dominación.
“Todas las ciencias naturales nos dan una respuesta a la pregunta de qué
debemos hacer si queremos dominar técnicamente la vida. Pero dejan totalmente a un
lado las cuestiones de si queremos o debemos dominarla técnicamente o si, en último
término, esto tiene propiamente algún sentido, o dan por supuestas esas cuestiones para
sus propios objetivos”.
ÍBÍD.: 69-70.
Weber, en este punto, concuerda con Nietzsche, para
quien la ciencia es un “prejuicio”. Nosotros podemos agregar que la ciencia es un
prejuicio, pero el prejuicio de los vencedores, esto es, de los “dominadores”.
Tal y como nos lo enseña en la “Gaya Ciencia”,
Nietzsche advierte esta idea a los que creen en la ciencia como progreso (Herbert
Spencer):
“Que sólo sea correcta una interpretación del mundo, que vosotros aprobáis
como correcta, que puede ser investigada y elaborada científicamente en sentido vuestro
(…), tal que admita nada más que números, cálculos, pesas, ver y palpar, esto es una
rusticidad y una ingenuidad, suponiendo que no sea una enfermedad mental, un
idiotismo”.
NIETZSCHE, 2001: 343-344.
debemos incluir también todos los procedimientos laborales, el agrupamiento de los obreros en fábricas o
talleres y luego en complejos industriales, la división del trabajo y su racionalización, entre otros. De esta
manera, la ciencia interviene en la formación de las fuerzas productivas.
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Razón y dominación son dos caras de la misma
moneda. La razón moderna prescinde por completo de los valores legitimándose
como voluntad de poder para controlar la naturaleza.
En suma, Weber es un burgués liberal que denuncia
ácidamente el absurdo de un conocimiento científico que ha dado la espalda a los
interrogantes decisivos que a lo largo de la historia se había planteado el hombre (en
especial por medio de la religión).
El absurdo está en que, por un lado, la ciencia no
responde estas interrogantes, mientras que, por otro lado, la ciencia moderna cada
vez más adquiere legitimación a partir de su creciente capacidad para dominar,
gestionar y administrar la naturaleza y la vida social.
La ciencia moderna, desde Galileo hasta Newton, es
inseparable del poder y la dominación.
Pero, más que volver al pasado, más que un
reaccionario que intenta decirnos que debemos volver a creer en dios, Weber nos
enseña que hay que asumir este vacío de sentido, este destino fatal para contemplar
el abismo.
Esto último nos lleva a nuestro segundo punto de
encuentro con Nietzsche: el nihilismo y el desencantamiento del mundo.
4. - Ni h i l i s m o y D es e nc a n t a mi e n t o d el mu nd o
Weber tematiza la historia humana a partir del
perspectivismo científico que presentamos en la primera parte de este texto.
El proceso histórico humano es posible de comprender
sólo mediante su reconstrucción a través de la ciencia, desestimando dar cuenta de
explicaciones ontológicas.
La imagen moderna del mundo, en sí mismo carente
de sentido, es el fruto de un proceso histórico que sólo puede ser aprehendido
interpretativa e inacabadamente a partir de un encuadre científico.
Ante la pérdida del jardín encantado, esto es, del
mundo mágico habitado por la voluntad de los dioses, llega el reemplazo de las
razones de vida atadas a la racionalización.
En la “Ética protestante y el espíritu del capitalismo”,
Weber señala que el motivo dominante de la economía moderna se articula sobre
una motivación religiosa fuerte, portadora de la racionalidad.
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Es decir, tanto Weber como Nietzsche adjudican a un
conjunto de ideas religiosas y filosóficas un papel generador de las formas de vida
social.
En ambos casos, las ideas religiosas llevan consigo, de
forma contradictoria, su progreso autodestructivo: la pérdida del sentido.
En Weber, la consecuencia del desencantamiento es un
mundo donde cada individuo debe decidir, desde su propio punto de vista, quién es
dios y quién es diablo. Esta decisión siempre será sin fundamento último.
Esto último está directamente relacionado con
Nietzsche, para quien “Dios ha muerto”. Es decir, el dios cristiano ha perdido su
poder sobre el ser y el destino del hombre.
El nihilismo nietzscheano es la pérdida de importancia
del dominio de dios, perdiéndose el valor suprasensible y universal que hasta
entonces había permitido definir y valorar la vida.
Para Nietzsche su filosofía es el inicio de una nueva
época, la cual requiere de una nueva perspectiva fundadora de valores.
La época moderna da cuenta de que tres de las más
importantes categorías metafísicas (fin, unidad y verdad) ya no sirven para
interpretar el carácter general de la existencia.
El carácter de la existencia ya no tiene ningún
fundamento para hacerse creer a sí mismo en la existencia de un mundo verdadero,
unitario y con un fin establecido de antemano.
Weber resiste ante cualquier atisbo de nostalgia por la
sentencia nietzscheana del “Dios ha muerto”. Weber asume la tajante soledad de un
mundo y un conocimiento carentes de todo fundamento que no sea el de la lucha
entre los viejos/nuevos demonios.
“Dios ha muerto” y, con ello, aparecen disponible una
colección infinita de dioses a los cuales los hombre veneran según sus propios
intereses, esto es, veneran sólo como forma de asegurar mejor fortuna para ellos.
Weber anuncia la vuelta al politeísmo de la siguiente
forma:
“Los numerosos dioses antiguos, desmagificados y adoptando, por ello, la
forma de poderes impersonales, salen de sus tumbas, aspiran a tener poder sobre
nuestras vidas y comienzan de nuevo la eterna lucha entre ellos. Pero estar a la altura de
esta normalidad es precisamente lo que le resulta tan difícil al hombre moderno y muy
difícil a la generación joven, toda esta búsqueda de la “vivencia” procede de esta
debilidad, pues debilidad es no poder mirar el rostro del destino de nuestro tiempo”.
WEBER, OP. CIT: 75.
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Nietzsche se pregunta por qué el hombre busca un
sentido y en esa búsqueda el hombre se ve decepcionado. Para Nietzsche el sentido
es el para qué y por qué de todo actuar.
Weber replica que este sentido no lo podemos
encontrar en la ciencia. Cita A Tolstoi, para quien: “La ciencia no tiene sentido
porque no da respuesta a la única pregunta importante para nosotros, la de qué
debemos hacer y cómo debemos vivir” (Weber, op. cit: 68).
Es Nietzsche quien señala que la voluntad humana
necesita un sentido, prefiriendo querer la nada antes de no querer.
Aquello ante lo cual la voluntad humana retrocede con
espanto no es la “nada”, sino que el “no querer”, vale decir, ante la aniquilación de
las propias posibilidades de existencia.
Nietzsche ve en el arte como aquella actividad humana
que magnifica el mundo como error, santifica la mentira, por tanto, el arte se nos ha
concedido para no morir por la verdad.
Para el artista, la apariencia no significa la negación de
lo real, sino el poder de inventar nuevas posibilidades de vida.
Paralelamente, Weber ve en la política aquella
actividad humana donde el dominio del mundo moderno puede dotarse de valor.
Efectivamente, para Weber el sentido del mundo
moderno no puede volver a través de la ciencia ni de la metafísica; esto dada la
pérdida de universalidad en la experiencia del mundo. De este modo, la política
sería el escenario en el cual la tragedia moderna busca un final lo menos dañino
posible.
La próxima semana profundizaremos en las dos
conferencias dictadas por Weber el año 1919 y que sirven como contenido final de
este curso. Aquí iremos demostrando en qué medida Weber ve a la política –y no a
la ciencia – como el camino para darle un significado a la vida humana en el mundo
desencantado.
5. - Bi bl i o gra fí a u t i l i z a da :
FARINETTI, Marina (2006): “Nietzsche en Weber: las
fuentes del sentido y del sinsentido de la vida”, en Trabajo y Sociedad, No. 8, Vol.
VII, Santiago del Estero, Argentina.
GARCÍA MORENTE, Manuel (2000): Lecciones
preliminares de filosofía, Ed. Tomo, México DF, pp.389-391.
NAISHTAHT, Francisco (1998): “Las tensiones del
individualismo metodológico en Max Weber”, en Max Weber y la cuestión del
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13. P E R S P E C T I V I S M O C I E N T Í F I C O Y N I H I L I S M O D E S E N C A N TA D O : R E M I N I S C E N C I A S
N I E T Z S C H E A NA S E N LA O B R A D E M A X W E B E R .
individualismo metodológico en las ciencias sociales, Eudeba, Facultad de Ciencias
Sociales, Buenos Aires, pp. 61-108.
NIETZSCHE, Friedrich (2000): La Gaya Ciencia,
Luis Jiménez (Ed. y Trad.), Austral, Madrid.
POGGI, Gianfranco (2005): Encuentro con Max
Weber, Nueva Visión, Buenos Aires, pp.27-42.
WEBER, Max (2006): “La ‘objetividad’ cognoscitiva
de la ciencia social y de la política social”, En Ensayos sobre metodología
sociológica, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 39-101.
________ (2007): “La ciencia como profesión”, en La
ciencia como profesión. La política como profesión, Espasa Calpe, Madrid, pp. 51-
83.
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