1. FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
UNIVERSIDAD PRIVADA
MARIA SERRANA
TERCER SEMESTRE - LIC.EN ENFERMERIA
FARMACOLOGIA GENERAL
ANTIBIOTICOS BETALACTAMICOS
INTEGRANTES:
LIZ GIMENEZ
ADELAIDA PAIVA
NELLY ESTIGARRIBIA
PROF: LIDIA LOPEZ
AÑO:2022
3. INTRODUCCIÓN
Los antimicrobianos son sustancias químicas que matan o impiden el crecimiento
de ciertas clases de microorganismos sensibles y que, por tanto, permiten un
tratamiento etiológico por excelencia en aquellos pacientes que sufren procesos
infecciosos. Sin embargo, para conseguir esta eficacia se requiere que su utilización
venga amparada por una concatenación de criterios clínico-epidemiológicos,
microbiológicos (sensibilidad in vitro), farmacocinéticos y farmacodinámicos, y por
una duración apropiada según tipo de infección, gravedad y enfermedad de base
del paciente.
Por todo ello hemos realizado una actua lización de los diferentes grupos de
antimicrobianos, comenzando por los betalactámicos, intentando hacerlo desde un
enfoque integral.
4. FARMACOLOGIA GENERAL
ANTIBIÓTICOS BETALACTÁMICOS.
BETALACTÁMICOS
El anillo betalactámico forma parte
de la estructura de varias familias de
antibióticos; consiste en un anillo
heterocíclico de cuatro átomos, tres
de carbono y uno de nitrógeno y
según la naturaleza de los radicales
se diferencian las distintas
moléculas, siendo las cadenas
laterales complementarias las más
relacionadas con su actividad
antimicrobiana, farmacocinética y
toxicidad. Su mecanismo de acción consiste la inhibición de la síntesis de la pared
bacteriana, interfiriendo en la síntesis del peptidoglicano mediante un bloqueo en la
última etapa de su producción (transpeptidación) pero también actúan activando la
auto lisina bacteriana endógena que destruye el peptidoglicano. Son bactericidas
parciales, ya que sólo actúan en fase de crecimiento celular, y su eficacia es tiempo
dependiente ya que su efecto bactericida máximo ocurre a concentraciones del
antibiótico libre 4-5 veces por encima de la concentración mínima inhibitoria (CMI),
por lo que es muy importante respetar o acortar los intervalos entre las dosis
(obtención de un tiempo de persistencia de antibiótico libre por encima de la CMI en
torno al 50-60% del intervalo entre dos dosis consecutivas), especialmente en las
infecciones graves por bacilos gramnegativos (BGN) resistentes, dado que no
tienen efecto pos antibiótico frente a éstos, mientras que sí lo muestran (de cerca
de 2 horas) frente a cocos Gram positivos.
Tienen un espectro de actividad antimicrobiana que abarca a cocos Gram positivos,
excepto Staphylococcus resistente a meticilina y BGN (entero bacterias y no
fermentadores), con excepción de los productores de enzimas que hidrolizan las
moléculas de estos agentes (productores de betalactamasas, productores de
betactalamasas de espectro extendido –BLEE-, metalobetalactamasas y
carbapenemasas), cuya distribución clínica varía según las áreas y hospitales.
Los betalactámicos inducen una mayor liberación de endotoxina debido a su rápida
capacidad bactericida y, como consecuencia, provocan una mayor respuesta
inflamatoria. El significado clínico de este efecto, especialmente en el caso de las
neumonías, no está del todo claro. La inducción de esta respuesta parece ser mayor
con penicilina y cefalosporina y menor con los carbapenémicos. Por esta razón,
distintos autores consideran a estos últimos como los antimicrobianos de elección
5. en infecciones de alta gravedad producidas por BGN, así como consideran la
administración de corticoides y/o macrólidos con un papel inmunomodulador en
pacientes que sufren neumonías. La tolerancia a los betalactámicos es por lo
general muy buena y sólo un 10% de los pacientes presentan alergia verdadera a
los mismos. Su toxicidad en líneas generales es baja, residiendo fundamentalmente
en problemas gastrointestinales.
Penicilinas
Se pueden dividir según su
actividad antibacteriana, en
las siguientes clases:
a) Penicilinas naturales
Penicilina-G es la
representante genuina del
grupo y como hemos
indicado se comercializó en
la década de 1940.
Mantiene su buena
actividad de forma uniforme
frente a Streptococcus pyogenes, Clostridium perfringens y Treponema pallidum.
Su vida media es muy corta requiriendo la administración cada 4 horas vía
intravenosa, pero al añadirle a la molécula procaína o benzatina las concentraciones
se mantienen durante horas o semanas. Penicilina-benzatina representa el
tratamiento de elección de la lúes. Penicilina V es el agente para administración vía
oral.
b) Penicilinas semisintéticas
A partir de estas moléculas se desarrollaron en los años de la década de 1960 las
aminopenicilinas o penicilinas semisintéticas; se incluyen en este grupo la
ampicilina, el epímero D(–) de la aminopenicilina, betalactámico con un grupo fenil
y que se obtiene a partir de la acilación del ácido 6-aminopenicilánico. La ampicilina
es bactericida tanto para bacterias grampositivas como para bacterias
gramnegativas. El meningococo y la Listeria son sensibles a la ampicilina. Algunas
cepas de neumococo, Haemophilus influenzae no productor de betalactamasas y
Streptococcus viridans presentan resistencia variable a la ampicilina. También es
activa frente a Enterococcus faecalis. Dada la limitada absorción oral (40%) se
trabajó en el desarrollo de una molécula con mejor biodisponibilidad por esta vía de
administración y en 1972 se comercializó la amoxicilina (75% de absorción oral), un
derivado p-hidroxil de la ampicilina con similar patrón de actividad in vitro. Es activa
frente a neumococo por lo que excepto en las meningitis puede emplearse en dosis
altas (1g cada 8 horas) si la cepa tiene sensibilidad intermedia (CMI≤2 mg/L). Está
6. indicado por tanto su uso en el tratamiento empírico de las neumonías de la
comunidad (NAC) o en el tratamiento dirigido de pacientes con NAC de etiología
neumocócica. En ambos casos se recomienda su uso en asociación con un
macrólido (azitromicina o claritromicina)
c) Penicilinas resistentes a penicilinasas
En la década de los años 1950, concretamente en 1959, se desarrolló y comercializó
por primera vez una penicilina semisintética con resistencia a las penicilinasas, la
meticilina. El objetivo era poder tratar infecciones causadas por bacterias gram
positivas productoras de penicilinasa como Staphylococcus aureus. Aunque su
papel como antibiótico ha sido ampliamente reemplazado por penicilinas similares
pero más estables (oxacilina, flucloxacilina y dicloxacilina), el término
«Staphylococcus aureus resistente a meticilina » (SARM) continúa siendo usado
para describir cepas de S. aureus resistentes a betalactámicos. En España se
comercializa la cloxacilina, una isoxazolpenicilina activa frente a estafilococos, y
otros cocos grampositivos como Streptococcus pyogenes, S. viridans y S.
pneumoniae, aunque para estos su actividad es unas 10 veces menor que la de la
penicilina. La cloxacilina se absorbe en un 50% por vía oral, alcanzando el máximo
de concentración en sangre pasadas las 2h. Presenta una alta unión a proteínas
plasmáticas (95%), se metaboliza en baja proporción (30% de la dosis) en hígado y
su eliminación es principalmente por vía urinaria por excreción tubular y filtración
glomerular. La cloxacilina, como otras penicilinas, atraviesa la barrera placentaria y
se excreta por leche materna. Su uso fundamental es por vía intravenosa, por su
mala absorción oral y con intervalos cortos de administración (4 horas), siendo el
agente de elección en las bacteriemias por S. aureus sensible a meticilina (SASM).
Entre los efectos secundarios más frecuentes destacan las alteraciones
gastrointestinales, en especial cuando se administra por vía oral, así como la
toxicidad medular (leucopenia en caso de tratamientos prolongados con dosis altas)
y la hepatitis colestásica . En nuestra experiencia en el tratamiento de infecciones
de piel y partes blandas si existen otras alternativas en el tratamiento oral es
preferible no administrar cloxacilina oral por su baja biodisponibilidad por esta vía
de administración. Pertenecen también a este grupo las carboxipenicilinas
(carbenicilina y ticarcilina) y ureidopenicilinas (mezlocilina, azlocilina y piperacilina)
pero que en nuestro medio no se utilizan en monoterapia en la práctica clínica.
Disponemos de un preparado comercial de piperacilina en combinación con un
inhibidor de las betalactamasas, tazobactam, que es activa frente a cocos
grampositivos (excepto SAMR), enterobacterias, Neisseria, Haemophilus y
anaerobios. Presenta actividad frente a Pseudomonas aeruginosa. Tazobactam es
mínimamente activo frente a betalactamasas cromosómicas inducibles de
Citrobacter, Enterobacter y Serratia. Ni piperacilina ni tazobactam inducen la
producción de betalactamasas. La posología recomendable en infecciones graves
es de 4g cada 6 horas por vía intravenosa. Su alta eliminación biliar lo convierte en
un antibiótico adecuado para el tratamiento de infecciones a dicho nivel pero puede
7. asociarse a diarreas por Clostridium difficile. En tratamientos largos puede inducir
neutropenia por lo que no es aconsejable una duración de tratamiento superior a 21
días. Precisa ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia renal y en estos casos
las dosis altas pueden inducir convulsiones.
Caracteristicas
farmacodinamicas
Los betalactamicos son
antibióticos de actividad
bactericida lenta,
relativamente
independiente de la
concentración plasmática
alcanzada, siempre que
esta exceda la
concentración inhibitoria
mínima (CIM) del agente causal, o sea, la concentración mínima de antimicrobiano
que inhibe el crecimiento bacteriano. Para la mayoría de los microorganismos
sensibles, el betalactamico se comporta como bactericida porque la concentración
bactericida mínima (CBM), o la concentración mínima de antimicrobiano que elimina
el 99,9% de los microorganismos viables, es igual o ligeramente superior a la CIM.
En las denominadas cepas tolerantes (definidas como aquellas con CBM igual o
mayor a 32 veces la CIM) el betalactamico se comporta como bacteriostático. Por
otro lado, la selección de mutantes resistentes durante el tratamiento antibiótico es
mucho mayor cuando la concentración del antibiótico es superior a la CIM pero
inferior a la CBM.
El índice farmacocinética y farmacodinamico que mejor se correlaciona con la
eficacia clínica de los betalactamicos es el tiempo (T) durante el que la
concentración del antibiótico supera la CIM (T4CIM). El valor óptimo de T mayor a
la CIM varía según el microorganismo, el antibiótico y las características del sujeto.
Por ejemplo, para la mayoría de las infecciones se considera suficiente un T mayor
que la CIM superior al 40 o al 50% del intervalo entre dosis. Sin embargo, en sujetos
neutropenicos, con meningitis o con microorganismos intrínsecamente resistentes
(como Pseudomonas aeruginosa) se recomiendan valores superiores al 60% e
incluso cercanos al 100%. Los betalactamicos tienen un efecto postantibiotico (EPA)
frente a grampositivos de tan solo 2 horas, y mucho menor frente a gramnegativos,
con excepcion de los carbapenemicos en las infecciones por P. aeruginosa (con un
EPA mucho mas prolongado).
El EPA se define como el tiempo que dura la inhibición del crecimiento bacteriano
tras una exposición limitada a un determinado antimicrobiano, una vez que las
concentraciones del antibiótico descienden por debajo de la CIM. Esta
8. característica, propia de los antibióticos con acción preferentemente dependiente
del tiempo, junto con la corta semivida de eliminación de la mayoría de los
betalactamicos, condiciona su posología, lo que hace que se precise su
administración varias veces al día para conseguir un T mayor que la CIM óptima.
Es fácil entender que la consecución de este objetivo depende en gran medida de
la CIM del microorganismo en cuestión. Cuanto más elevada sea la CIM, mas difícil
será alcanzar y superar durante el tiempo necesario esa concentración tras la
administración del antibiótico. En los casos de infecciones por microorganismos
sensibles con CIM bajas, este hecho no representa ningún problema, ya que la
concentración de antibiótico en sangre y tejidos que se alcanza tras la
administración de las dosis habituales de betalactamico supera con creces la CIM.
En casos de infecciones por microorganismos con CIM mas elevadas, aun en el
caso de estar en el teórico rango de sensibilidad, puede ser difícil alcanzar un T
mayor que la CIM ideal. La administración del betalacta´mico en infusión continua o
infusión prolongada tras una dosis de carga permite optimizar estos parámetros
farmacocinéticas y farmacodinamicos, y conseguir concentraciones superiores a la
CIM durante mayor tiempo en comparación con la administración tradicional en bolo.
Por otro lado, esta estrategia puede prevenir la selección de mutantes resistentes
al disminuir el tiempo en que la concentración de antibiótico es inferior a la CBM.
Mecanismo de acción
Los antibióticos betalactamicos son agentes bactericidas que producen su efecto
principalmente a través de 2 mecanismos:
Inhibición de la síntesis de la pared bacteriana e inducción de la autolisis bacteriana.
La pared bacteriana es una estructura que envuelve las bacterias de todos los
géneros, excepto el mico-plasma; se sitúa por fuera de la membrana citoplasmica y
está compuesta principalmente por una proteína llamada peptidoglucano. En las
bacterias Gram positivas, la pared celular es gruesa y su componente principal es
esa proteína. Las bacterias Gram negativas tienen una pared más fina y compleja
que consta de una membrana externa formada por lípidos y proteínas, y de una
capa interna delgada de peptidoglucano.
9. Mecanismos de resistencia
Las bacterias pueden
desarrollar resistencia a los
betalactamicos básicamente
mediante 3 mecanismos
diferentes que, en ocasiones,
pueden ir asociados a otros
mecanismos causantes de la
resistencia a otras familias de
antibióticos. Los principales
mecanismos implicados en la
resistencia son los siguientes:
Producción de enzimas (betalactamasas). Representa el principal
mecanismo de resistencia frente a los betalactamicos, especialmente en
gramnegativos (aunque también pueden producirlas Gram positivos y
anaerobios). Las betalactamasas son enzimas que hidrolizan el anillo
betalactamico y que, por tanto, inactivan el antibiótico antes de su unión con
las PBP. Su producción puede estar mediada por plasmidos o puede estar
cromosómicamente codificada. En el primer caso, pueden ser transferibles
y los inhibidores de las betalactamasas suelen inactivarlas; algunos
ejemplos son las producidas por S. aureus sensible a la meticilina,
Haemophilus influenzae, Moraxella catarrhalis, E. coli, K. pneumoniae,
algunas enterobacterias y anaerobios, como Bacteroides fragilis. En el caso
de los microorganismos con betalactamasas de origen cromosomico (como
Enterobacter spp., Pseudomonas spp., Citrobacter spp., Morganella spp. y
Serratia spp.) estos son a menudo inducibles (aumenta su producción tras
la exposición a betalactamicos, especialmente cefalosporinas) y no son
sustrato de los inhibidores de las betalactamasas27. Hay muchos tipos de
betalactamasas en función de los betalactamicos que hidrolizan. El uso (y
abuso) de los antibióticos durante decadas ha favorecido la evolución de
estas enzimas hacia una nueva generación, las llamadas BLEE, que son
capaces de hidrolizar las cefalosporinas de tercera generación y el
monobactamico aztreonam.
Modificación de la diana en las PBP. Diferentes alteraciones en las PBP
(mutaciones, hiperexpresion y modificación de la afinidad) pueden dificultar
la unión del betalactamico a la proteína, lo que disminuye su actividad. Este
es el mecanismo principal de resistencia a betalactamicos de los
microrganismos Gram positivos, como S. pneumoniae, S. aureus resistente
a meticilina y Enterococcus faecium.
Alteraciones en la permeabilidad y bombas de expulsión. Ante la barrera que
supone la presencia de una membrana celular (como en el caso de los
10. microorganismos gramnegativos) las sustancias poco lipofılicas (como los
betalactamicos) precisan proteínas (poros) que les faciliten la entrada al
espacio periplasmico para poder unirse a las PBP. Este es uno de los
motivos por los que, con algunas excepciones, los microorganismos
gramnegativos son generalmente más resistentes a los antibióticos que los
Gram positivos. Algunos microorganismos más sofisticados, como P.
aeruginosa, presentan adema´ s sistemas de bombeo de antibióticos muy
eficaces, que determinan su resistencia intrínseca a muchos antibióticos,
incluidos algunos de los betalactamicos.
Farmacocinética
La absorción del fármaco administrado por vía oral difiere en gran medida para las
penicilinas individuales, dependiendo en parte de su estabilidad ácida y unión a
proteínas. La absorción gastrointestinal de la nafcilina es errática, por lo que no es
adecuada para la administración oral.
La dicloxacilina, ampicilina y amoxicilina son estables en ácido y relativamente bien
absorbidas, produciendo concentraciones séricas en el rango de 4–8 mcg/mL
después de una dosis oral de 500 mg. La absorción de la mayoría de las penicilinas
orales (la amoxicilina es una excepción) se altera por los alimentos, y los
medicamentos deben administrarse al menos 1-2 horas antes o después de una
comida. La administración intravenosa de penicilina G es preferible a la vía
intramuscular debido a la irritación y el dolor local por la inyección de grandes dosis
intramuscular. Las concentraciones séricas 30 minutos después de una inyección
intravenosa de 1 g de penicilina G (equivalente a aproximadamente 1.6 millones de
unidades) son 20–50 mcg/mL. Sólo una fracción del fármaco total en suero está
presente como fármaco libre, cuya concentración está determinada por la unión a
proteínas.
Las penicilinas altamente unidas a proteínas (p. ej., nafcilina) generalmente
alcanzan concentraciones más bajas de fármaco libre en el suero que las penicilinas
menos unidas a proteínas (p. ej., penicilina G o ampicilina). Las penicilinas se
distribuyen ampliamente en los fluidos corporales y en los tejidos con algunas
excepciones.
Son moléculas polares, por lo que las concentraciones intracelulares son muy
inferiores a las que se encuentran en los fluidos extracelulares. Las penicilinas
benzatínicas y procaínicas están formuladas para retrasar la absorción, lo que
da como resultado concentraciones prolongadas en la sangre y los tejidos. Una sola
inyección intramuscular de 1.2 millones de unidades de penicilina benzatínica
11. mantiene los niveles séricos por encima de 0.02 mcg/mL durante 10 días, suficiente
para tratar las infecciones por estreptococos betahemolíticos. Después de 3
semanas, los niveles aún superan los 0.003 mcg/mL, lo cual es suficiente para
prevenir la mayoría de las infecciones estreptocócicas betahemolíticas. Una dosis
de 600 000 unidades de penicilina procaína produce concentraciones máximas de
1–2 mcg/mL y concentraciones clínicamente útiles durante 12–24 horas después de
una única inyección intramuscular. Las concentraciones de penicilina en la mayoría
de los tejidos son iguales a las del suero. La penicilina también se excreta en el
esputo y la leche materna a niveles de 3–15% de las del suero. La penetración en
el ojo, la próstata y el sistema nervioso central es pobre. Sin embargo, con la
inflamación activa de las meninges, como en la meningitis bacteriana, se pueden
lograr concentraciones de penicilina de 1–5 mcg/mL con una dosis parenteral diaria
de 18–24 millones de unidades. Estas concentraciones son suficientes para matar
las cepas susceptibles de neumococos y meningococos.
La penicilina se excreta de manera rápida por los riñones; pequeñas cantidades son
excretadas por otras vías. La secreción tubular representa aproximadamente 90%
de la excreción renal, y la filtración glomerular representa el resto. La semivida
normal de la penicilina G es de aproximadamente 30 minutos, pero, en la
insuficiencia renal, puede ser de hasta 10 horas. La ampicilina y las penicilinas de
amplio espectro se secretan más lentamente que la penicilina G y tienen semividas
de 1 hora. Para las penicilinas que se eliminan por el riñón, la dosis debe ajustarse
de acuerdo con la función renal, administrándose alrededor de un cuarto y un tercio
de la dosis normal si la eliminación de creatinina es de 10 mL/min o menos.
12.
13. Usos clínicos
A excepción de la
amoxicilina, las
penicilinas orales deben
administrarse 1–2 horas
antes o después de una
comida; no deben
administrarse con
alimentos para minimizar
la unión a las proteínas
de los alimentos y la
inactivación ácida. La
amoxicilina puede
administrarse independientemente de las comidas. Los niveles sanguíneos de todas
las penicilinas pueden aumentarse mediante la administración simultánea de
probenecid, 0.5 g (10 mg/kg en niños) cada 6 horas por vía oral, lo que afecta la
secreción tubular renal de ácidos débiles como los compuestos betalactámicos. Las
penicilinas, como todos los antibióticos antibacterianos, nunca deben usarse para
infecciones virales y deben prescribirse sólo cuando existe una sospecha razonable
de, o una infección documentada con, organismos susceptibles.
A. Penicilina
La penicilina G es un fármaco de elección para las infecciones causadas por
estreptococos, meningococos, algunos enterococos, neumococos
susceptibles a la penicilina, estafilococos que no producen betalactamasas,
Treponema pallidum y algunas otras espiroquetas, algunas especies de
Clostridium, Actinomyces y algunos otros bacilos grampositivos y organismos
gramnegativos anaerobios no productores de betalactamasa.
Dependiendo del organismo, el sitio y la gravedad de la infección, las dosis efectivas
oscilan entre 4 y 24 millones de unidades por día administradas por vía intravenosa
en cuatro a seis dosis divididas. Las dosis altas de penicilina G también se pueden
administrar como infusión intravenosa continua.
La penicilina V, la forma oral de la penicilina, está indicada sólo en infecciones
menores debido a su biodisponibilidad relativamente baja, la necesidad de
dosificación cuatro veces al día y su estrecho espectro antibacteriano. La
amoxicilina (véase más abajo) a menudo se usa en su lugar.
La penicilina benzatínica y la penicilina G procaínica para la inyección intramuscular
producen niveles bajos pero prolongados del fármaco. Una sola inyección
14. intramuscular de penicilina benzatínica, 1.2 millones de unidades, es un tratamiento
eficaz para la faringitis estreptocócica betahemolítica.
Dada por vía intramuscular una vez cada 3–4 semanas, previene la reinfección. La
penicilina G benzatínica, 2.4 millones de unidades por vía intramuscular una vez por
semana durante 1–3 semanas, es efectiva en el tratamiento de la sífilis. La penicilina
procaína G fue una vez un tratamiento de uso común para la neumonía
neumocócica y la gonorrea; sin embargo, rara vez se usa ahora porque muchas
cepas gonocócicas son resistentes a la penicilina, y muchos neumococos requieren
dosis más altas de penicilina G o el uso de betalactámicos más potentes.
B. Penicilinas resistentes a la betalactamasa estafilocócica (meticilina, nafcilina e
isoxazolil penicilinas)
Estas penicilinas semisintéticas están indicadas para las infecciones causadas por
estafilococos productores de betalactamasa, aunque las cepas de estreptococos y
neumococos susceptibles a la penicilina también son susceptibles a estos agentes.
La Listeria monocytogenes, enterococos y cepas de estafilococos resistentes a la
meticilina son resistentes. En los últimos años, el uso empírico de estos fármacos
ha disminuido sustancialmente debido a las crecientes tasas de resistencia a la
meticilina en los estafilococos. Sin embargo, para las infecciones causadas por
cepas de estafilococos susceptibles a la meticilina y resistentes a la penicilina, se
consideran fármacos de elección.
Una isoxazolil penicilina como dicloxacilina, 0.25–0.5 g por vía oral cada 4–6 horas
(15–25 mg/kg/d para niños), es adecuada para el tratamiento de infecciones
estafilocócicas localizadas de leves a moderadas. Estos medicamentos son
relativamente estables en ácido y tienen una biodisponibilidad razonable. Sin
embargo, los alimentos interfieren con la absorción y los medicamentos deben
administrarse 1 hora antes o después de las comidas.
La meticilina, la primera penicilina antiestafilocócica que se desarrolló, ya no se usa
clínicamente debido a las altas tasas de efectos adversos. La oxacilina y la nafcilina,
8–12 g/d, administrados por infusión intravenosa intermitente de 1–2 g cada 4–6
horas (50–200 mg/kg/d para niños), se consideran medicamentos de elección para
infecciones estafilocócicas graves como la endocarditis.
C. Penicilinas de amplio espectro (aminopenicilinas, carboxipenicilinas y
ureidopenicilinas)
Estos fármacos tienen una actividad mayor que la penicilina frente a las bacterias
gramnegativas debido a su capacidad mejorada para penetrar en la membrana
externa gramnegativa. Al igual que la penicilina G, muchas betalactamasas los
inactivan.
Las aminopenicilinas, la ampicilina y la amoxicilina tienen espectros de actividad
muy similares, pero la amoxicilina se absorbe mejor por vía oral. La amoxicilina,
15. 250–500 mg tres veces al día, es equivalente a la misma cantidad de ampicilina
administrada cuatro veces al día. La amoxicilina se administra por vía oral para tratar
la sinusitis bacteriana, la otitis y las infecciones del tracto respiratorio inferior. La
ampicilina y la amoxicilina son los antibióticos betalactámicos orales más activos
contra los neumococos con MIC elevadas a la penicilina y son los antibióticos
betalactámicos preferidos para tratar las infecciones que se sospecha son causadas
por estas cepas. La ampicilina (pero no la amoxicilina) es efectiva para la shigelosis.
La ampicilina, en dosis de 4–12 g/d por vía intravenosa, es útil para tratar
infecciones graves causadas por organismos susceptibles, incluidos anaerobios,
enterococos, L. monocytogenes y cepas betalactamasas negativas de cocos
gramnegativos y bacilos como E. coli, y Salmonella sp. Las cepas de H. influenzae
que no producen betalactamasa son generalmente susceptibles, pero están
surgiendo cepas que son resistentes debido a las
PBP alteradas. Debido a la producción de betalactamasas por bacilos
gramnegativos, la ampicilina ya no puede utilizarse para el tratamiento empírico de
las infecciones del tracto urinario y la fiebre tifoidea. La ampicilina no es activa contra
Klebsiella sp., Enterobacter sp., P. aeruginosa, Citrobacter
sp., Serratia marcescens, especies de Proteus indol positivas y otros aerobios
gramnegativos que se encuentran comúnmente en las infecciones adquiridas en el
hospital. Estos organismos producen intrínsecamente betalactamasas que inactivan
la ampicilina.
Las carboxilpenicilinas, carbenicilina y ticarcilina, se desarrollaron para ampliar el
espectro de las penicilinas frente a patógenos gramnegativos, incluyendo P.
aeruginosa; sin embargo, ninguno de los agentes está disponible en Estados
Unidos. La ureidopenicilina piperacilina también es activa contra muchos bacilos
gramnegativos, como Klebsiella pneumoniae y P. aeruginosa. La piperacilina está
disponible sólo como una coformulación con el tazobactam inhibidor de la
betalactamasa. Debido a la propensión de P. aeruginosa a desarrollar resistencia
durante la terapia, un betalactámico (Tripathi)antipseudomonal a veces se usa en
combinación con un aminoglucósido o fluoroquinolona, particularmente en
infecciones fuera del tracto urinario, a pesar de la falta de datos que apoyen la
terapia combinada sobre la terapia con un solo fármaco.
La ampicilina, la amoxicilina, la piperacilina y también, históricamente, la ticarcilina,
están disponibles en combinación con uno de varios inhibidores de la
betalactamasa: ácido clavulánico, sulbactam o tazobactam. La adición de un
inhibidor de betalactamasa extiende la actividad de estas penicilinas para incluir
cepas productoras de betalactamasa de S. aureus, así como también algunas
bacterias gramnegativas productoras de betalactamasa .
16. Reacciones adversas
Las penicilinas por lo general son bien toleradas y, desafortunadamente, esto puede
alentar su uso inadecuado. La mayoría de los efectos adversos graves se deben a
la hipersensibilidad. Los determinantes antigénicos son productos de degradación
de las penicilinas, particularmente el ácido peniciloico y productos de hidrólisis
alcalina unidos a proteínas del hospedador. Un historial de una reacción de
penicilina no es confiable. Alrededor de 5–8% de las personas afirman tener ese
historial, pero sólo un pequeño número de ellos tendrá una reacción grave cuando
se les administre penicilina. Menos de 1% de las personas que anteriormente
recibieron penicilina sin incidentes tendrán una reacción alérgica cuando se les
administre penicilina. Sin embargo, debido al potencial de anafilaxia, la penicilina
debe administrarse con precaución o debe administrarse un medicamento
sustitutivo si la persona tiene antecedentes de alergia grave a este fármaco. La
prueba de la piel con penicilina también se puede usar para evaluar la
hipersensibilidad de tipo I. Si la prueba cutánea es negativa, la mayoría de los
pacientes puede recibir penicilina de forma segura.
Las reacciones alérgicas incluyen choque anafiláctico (muy raro: 0.05% de los
receptores); reacciones del tipo de la enfermedad del suero (ahora raro: urticaria,
fiebre, hinchazón de las articulaciones, angioedema, prurito y compromiso
respiratorio que ocurre 7–12 días después de la exposición), y una variedad de
erupciones en la piel. También pueden ocurrir lesiones orales, fiebre, nefritis
intersticial (una reacción autoinmune a un complejo de penicilina y proteína),
eosinofilia, anemia hemolítica y otras alteraciones hematológicas, y vasculitis. La
mayoría de los pacientes alérgicos a las penicilinas se pueden tratar con
medicamentos alternativos. Sin embargo, si es necesario (p. ej., tratamiento de
endocarditis enterocócica o neurosífilis en un paciente con alergia grave a la
penicilina), la desensibilización se puede lograr con el aumento gradual de las dosis
de penicilina.
En pacientes con insuficiencia renal, la penicilina en dosis altas puede causar
convulsiones. La nafcilina se asocia con neutropenia y nefritis intersticial; la oxacilina
puede causar hepatitis, y la meticilina comúnmente causa nefritis intersticial (y ya
no se usa por este motivo). Las dosis grandes de penicilinas administradas por vía
oral pueden provocar malestar gastrointestinal, especialmente náuseas, vómitos y
diarrea. La ampicilina se ha asociado con colitis pseudomembranosa. Las
infecciones secundarias como la candidiasis vaginal pueden ocurrir. La ampicilina y
la amoxicilina pueden asociarse con erupciones cutáneas cuando se prescriben en
el contexto de enfermedades virales, particularmente durante la infección aguda
por el virus de Epstein-Barr, pero la incidencia de erupción cutánea puede ser
inferior a la informada originalmente. La piperacilina y el tazobactam, cuando se
combina con vancomicina, se han asociado con una mayor incidencia de lesión
renal aguda en comparación con agentes betalactámicos alternativos.
17. CONCLUSIÓN
En conclusión la dosificación adecuada de los antibióticos betalactámicos continúa
siendo un reto en los pacientes críticos, que poseen un elevado riesgo de mortalidad
debido a la sepsis y al shock séptico. Estos pacientes suelen ser tratados en la UCI,
donde son frecuentes las infecciones por patógenos resistentes, especialmente por
microorganismos gramnegativos. Esto hace que la consecución del objetivo Pk/Pd
en este grupo sea aún más difícil. Por lo tanto, deben considerarse estrategias de
dosificación alternativas para los antibióticos betalactámicos en estos pacientes, y
eso puede incluir el uso de la administración con IP o IC.
La dosificación personalizada guiada por la monitorización farmacoterapéutica
también puede mejorar el objetivo Pk/Pd en un paciente individual, y serán
necesarios los datos de los ensayos aleatorizados en curso para respaldar la
práctica global de la monitorización farmacoterapéutica de los antibióticos
betalactámicos en pacientes críticos.
18. Bibliografía
Fleming A. On the antibacterial action of cultures of penicillium, w. s. (s.f.).
Tripathi, F. e. (s.f.).