SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 31
Descargar para leer sin conexión
1 
Rafael del Moral 
Madrid, julio-2012
2 
EL ESPAÑOL EN ASTURIAS Y EL ASTURIANO (Un origen común, un destino distinto) RAFAEL DEL MORAL Liceo Francés de Madrid 
l asturiano, también llamado bable, y en el pasado astur-leonés o sencillamente leonés; y el castellano, después llamado espa- ñol, son el resultado del latín hablado en Asturias y en Castilla. Las dos lenguas nacieron en un rincón norteño y se extendieron hacia el sur, las dos ensancharon sus dominios a la vez que conquistaban el terri- torio previamente ocupado por el islam. Pero sus hablantes no corrieron la misma suerte en sus conquistas. Vamos a ver las distintas trayectorias y recordar lo que fueron antes de ser lo que son, y también la excelente biografía de su progenitor, el latín, padre del castellano y del asturiano, y de otras dos decenas más de lenguas. Algunas tan creciditas y universa- les como el francés o el portugués, y otras tan arrinconadas y diminutas como el aranés o el romanche. 
El latín llegó a la Península Ibérica en boca de un ejército de le- gionarios que lo tenía como lengua propia. Corría el año 218 a.C. Des- embarcaron en la ciudad de Emporión, que había sido fundada por co- merciantes griegos. Pero los romanos no venían a comerciar, claro que no, sino a defenderse del anterior ataque del astuto cartaginés Aníbal que los había humillado a las puertas de Roma. Los historiadores llamaron a 
E
3 
aquel viaje militar Segunda Guerra Púnica. Y no les salió mal la expedi- ción: unas cuantas batallas, ciudades sitiadas, castigos ejemplares, y aca- baron por someter a tantos cuantos pueblos les incomodaron. Lo hicieron sin prisas. Le pusieron fin dos siglos más tarde, en el 19 a.C. Tal vez ese sea el momento en que se inicia la primitiva historia de lo que hoy llamamos asturiano y castellano. Conviene recordar que por entonces, a finales del siglo I a.C., los romanos se procuraban, en vano, un libre acceso a las regiones de los astures y los cántabros, donde era sabido que su subsuelo contenía importantes yacimientos de oro. Y como el joven emperador Augusto todavía no había participado en una importante campaña militar que lo prestigiara, se propuso dar fin a la conquista peninsular al someter el territorio de los astures, seguro de que la victoria había de glorificar su posición. El Emperador hizo lo que pudo por anular a las tribus rebeldes, y consideró, harto de escaramuzas tan molestas, que astures y cántabros quedaban integrados en el imperio. Pero el hecho es que incluso una vez subyugados, los romanos de guar- nición tuvieron que enfrentarse a inesperadas rebeliones. Ni astures ni cántabros deseaban agachar graciosamente la cabeza. Aquel espíritu re- belde fue heredado una generación tras otra. 
Una vez el latín en la península, las cuestiones lingüísticas se tra- taron con llaneza, sin remilgos ni gravámenes. Tuvieron mucho que ver mejoras sociales tan provechosas como la propiedad privada de la tierra, la fabricación de mercancías, un comercio basado en moneda acuñada,
4 
conducciones de agua dotadas de acueductos, sistemas de irrigación, cloacas, letrinas y una red de carreteras, las vías romanas, provistas de puentes. Sólo entonces se rompió, por primera vez, el aislamiento. Las calzadas romanas conectaron Iberia y el Imperio hasta sus últimos confi- nes para facilitar el transporte de tropas, pero también de viajeros y de mercancías. Y debió resultar fácil aceptar el modo de vida romano: funciona- rios que garantizan la convivencia, legionarios emparejados con íberas y celtíberas, trabajo remunerado, horizontes dilatados, mejora en la alimen- tación, trazado racional de las ciudades, espacios públicos, tiendas, alma- cenes, bibliotecas, templos, anfiteatros, posadas… Y no fue la cultura recurso único del Imperio con la aportación de profesores, artistas, músi- cos, alfareros, herreros y carpinteros, también aparecieron muchas otras profesiones antes desconocidas: médicos y boticarios, jueces y abogados, taberneros y meretrices… en fin, un nuevo espíritu que tiene como so- porte una nueva lengua, el latín. 
A la vez que el cambio de vida, el latín gana espacios, se tiñe de prestigio y entra en contacto con hablantes de íbero o de celtíbero que pronto desean o necesitan ser bilingües. Luego olvidan la lengua de sus antepasados y latinizan definitivamente su expresión de la misma manera que ya habían modificado sus costumbres. El latín se dejaba querer. Ten- ía atractivo, peso, autoridad y hasta señorío; tanto en boca de legionarios como en la elocuencia de los senadores, y también en los gritos de las
5 
bulliciosas calles de las ciudades, en los anfiteatros, en el circo, en las termas, en las comidillas, en los conciliábulos y en las actividades que los romanos tenían costumbre de organizar, que eran muchas y variadas. Por eso, por su atractivo, alimentó contactos y aceptó mezcolanzas con las lenguas germánicas, que eran las de los bárbaros luego civilizados; y también con las celtas, la mayoría de ellas borradas desde la guerra de las Galias; y con las eslavas, cuyos hablantes fueron con frecuencia esclavos de Roma; y con las semíticas, fundamentalmente el fenicio, a cuyos herederos, los cartagineses, derrotaron; también con el arameo y con las lenguas norteafricanas, que por entonces nada tenían que ver con el ára- be. Y todos los pueblos que asimilaba el Imperio se interesaban por aprender latín y lo conseguían, aunque ignoramos el grado de destreza y la variedad de acentos. 
El latín se vistió de gala entre los años 70 a.C. y 14 d.C. Es la época de César, Cicerón, Tito Livio y Virgilio; también de los poetas Catulo, Lucrecio, Horacio y Ovidio. Todos ellos encumbran la aldeana lengua del Lacio a las más altas cotas de expresión que hasta entonces se habían imaginado; y la dotan de una riqueza y flexibilidad tan grande y sutil que su impulso supera las barreras de los siglos. Séneca y Tácito serán sus continuadores. El latín literario se nutre en el habla de Roma. Sus autores, además, son romanos de nacimiento o adopción y pertene- cen a la alta clase social. Cicerón y César fueron líderes gubernamenta- les, los historiadores Salustio y Tácito altos oficiales militares, y el filó-
6 
sofo Séneca, guardia e instructor del emperador Nerón. Los poetas Virgi- lio y Horacio no detentaron poder, pero sí fueron protegidos del empera- dor Augusto. Habría que decir también que todos ellos ocuparon aquellos distinguidos cargos gracias a sus habilidades expresivas, a la elocuencia. Se puede hablar de una casi absoluta latinización de la península hacia el siglo III, y hasta el V seguirá siendo romana. Por entonces, y durante mucho tiempo, el latín fue la única lengua empleada. El proceso de cambio de idioma no esconde violencia alguna, ni imposición. La latinización es el resultado natural de la romanización, y la romanización la progresiva integración de la cultura romana. El acato incondicional y la imitación y atractivo por lo romano se extiende sin tregua durante si- glos. 
Hispania, nuestro suelo, dará a Roma filósofos y literatos como Séneca, Luciano, Marcial y Quintiliano; y emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio, todos ellos parte integrante del Imperio. El hispa- lense, Adriano (sevillano, diríamos hoy), nacido en el año 76, que tenía el deje de su ciudad natal cuando recién llegado a Roma se dirigió en latín a los senadores, provocó en ellos burlonas y jocosas carcajadas. Pero supo muy bien mejorar y superar su tinte hispano, y llegó a ser un orador considerado y admirado que murió en el año 138. Cicerón definía a aquel latín provinciano como «pingüe ataque peregrino», y añadía: «gangoso y chocante». Aquella forma hablada, y no otra, había de dar lugar a las lenguas neolatinas peninsulares. Este acento provinciano, con
7 
numerosas variedades, debía existir cuando tras la caída del Imperio se presentaron por allí, por Asturias, los visigodos, que, dicho sea de paso, fueron también rechazados. Preservaban así los asturianos su identidad, sus ritos y sus costumbres con mayor consistencia que otros pueblos. Los visigodos fundaron capital en Toledo, y también dejaron en paz a los rebeldes vecinos del norte. Y fue tal la fama de independientes que cuan- do los invasores islámicos llegaron a tierras toledanas, muchos cristianos castellanos huyeron para protegerse en Asturias, que no sufrió arabiza- ción. Se vieron obligados, según cuentan los historiadores, a defenderse de algunas avanzadillas moras, pero tan moderadamente intensas que apenas dejaron huella. 
En el año 718, sin embargo, se produjo la primera fracasada re- vuelta contra el poder musulmán. A la cabeza, don Pelayo. De aquello no se quiso hablar, pero sí de la primera mítica victoria, la conseguida en 722 y pomposamente llamada batalla de Covadonga, aunque sólo fuera una especie de pelea furiosa que le sirvió al cabecilla, a don Pelayo, para proclamarse rey de Cangas de Onís y fundar el Reino de Asturias. Aca- baba de nacer políticamente un hijo del latín, el asturiano. Los herederos de Pelayo I, conscientes de su debilidad, sólo ampliaron su dominio cuando los invasores se retiraron, o aprovechando que los valedores del islam se enzarzaban en guerras civiles, o en cuanto observaron un des- cuido en sus defensas. Así ocuparon Galicia y las despobladas tierras del norte del Duero.
8 
Y a medida que se engrandecía el dominio, se trasladaba la capi- talidad que pasó primero a Oviedo y más tarde a León. Este desplaza- miento hacia el sur sirvió para llamar leonés al asturiano, o asturleonés, y de esta manera, Asturias quedó como región apartada y de difícil acceso, aunque siguió siendo vía de peregrinos compostelanos que se desviaban para visitar las reliquias de la catedral de Oviedo. 
Y si la monarquía visigoda había servido para la unidad, ahora, tras la rápida y efectiví- sima invasión árabe, na- cieron, en minúsculos núcleos, y todavía sin ánimo de entenderse, los reinos cristianos, entre ellos el de los vecinos cántabros quienes, también en permanente desaso- siego, y a la espera de inopinados enfrentamientos, fortificaron con torres de defensa los puntos estratégicos. A aquel fronterizo territorio de atala- yas o castillos se llamó Castilla, y fue cuna del castellano en algún mo- mento de aquellos siglos tan turbios como ágrafos. 
En el año 938 el ejército musulmán es derrotado en Simancas, a trece kilómetros de Valladolid. Se ensanchan los territorios recupera-
9 
dos. Sólo entonces descubrimos con evidencia la intención de los reinos del norte: la de expulsar a los invasores, y eso a pesar de que ya han pa- sado dos siglos de vecindad, convivencias y sobresaltos. Y fue así como los reyes de León, animados por los avances, se empezaron a considerar legítimos herederos de la monarquía visigoda. Y lo hicieron sin contar con los vecinos navarros que, deseosos de organizar su parcela, fundaron reino y cruzada, y emprendieron también su reconquista. La iniciaron con Sancho I en el primer cuarto del siglo X. Un poco más allá Borrell II, conde de Barcelona, aprovechando un descuido del imperio franco, se proclamó independiente y, to- madas las riendas, amplió sus dominios a otros condados. Los pasos se parecían mucho a los de Castilla y fueron germen de la futura Cataluña que en el año 988 fundó igualmente su propia cruzada frente al Islam. 
El castellano, y sus vecinas el asturiano y el navarro, hermanas gemelas, nacieron sin testigos. Los partos lingüísticos, silenciosos e in- advertidos, carecen de ceremonia. Diríamos que las primeras transforma- ciones del latín, siglos atrás, que habían de dar lugar al castellano se pro-
10 
dujeron en boca de hablantes de vasco, o tal vez de íbero. Lo sabemos por dos rasgos inequívocos: la reducción a cinco del variado vocalismo latino, y la pérdida de la f- inicial, que hoy recordamos con una h en la ortografía: hacer, harina, hormiga, que en latín fueron facere, farinam y formicam; son en catalán fer, farina, formiga; y en gallego facer, fariña y formiga, y en asturiano fer, fariña, formiga, a pesar de la inmediatez ge- ográfica. El nacimiento del castellano y del asturiano se debe, por tanto, a la especial vestimenta con que se disfrazó el latín en aquellos territorios de lenguas prerrománicas. Otros dirían, con menos encanto, el latín de- generado. Mejor entender que las lenguas no se pervierten, sencillamente evolucionan, cambian, se acomodan, se ajustan a las demandas de sus hablantes, sean del tipo que fueren. Y si Castilla acunó al castellano, Asturias dio cobijo al dialecto del latín que en su extensión hacia el sur, como hemos dicho, se llamó astur-leonés, de la misma manera que el latín de Navarra pasó a llamarse navarro-aragonés, y más tarde solo aragonés. También la evolución de la lengua de los romanos en Cataluña se llamó primero catalán, y más al sur, valenciano, y la de Galicia, portugués. 
La evolución de los dialectos del latín en la península Ibérica es- tuvo condicionada por los triunfos políticos de Castilla frente a los más moderados de otros reinos peninsulares. Influyó el castellano en la debi- lidad del astur-leonés y del navarro-aragonés, y en gran medida del mozárabe, que es el desarrollo del latín hablado en los territorios ocupa-
11 
dos por los árabes. Si hablantes de otras lenguas se apropiaron del caste- llano no fue esencialmente, aunque tal vez también, por la belleza de su gramática, ni por la riqueza de su léxico, ni por la nobleza de su expre- sión, que todo eso vendría después impulsado por quienes lo usaron. De momento sólo necesitamos señalar que había de correr la misma aventura que el antiguo franciano en el país vecino, nominado lengua de los fran- ceses, o que el toscano, latín de la Toscana primero y luego italiano, len- gua generalizada de la península Itálica. Del castellano tenemos datos muy precisos: lugar de nacimiento, fecha aproximada de alumbramiento, razones para la aceptación de sus hablantes, inteligentísimo ajuste al uso escrito, y una serie de coinciden- cias, de momentos claves de su historia, que la elevaron a esa categoría de grandes lenguas de la humanidad que también ocupa, en orden cro- nológico, el sumerio, el chino, el griego, el latín, el árabe, el italiano, el francés y el inglés. 
¿Y cuáles fueron esos momentos mágicos de la historia del español que hizo que un habla de rudos pastores cántabros refugiados en las mon- tañas se convirtiera en una de las más apreciadas por la humanidad? Se- ñalaremos, más a modo principal que riguroso, más de manera cáustica que fotográfica, más en disposición divulgativa que estrechamente cientí- fica, algunos momentos en los que se concentra la grandeza de los apa- rentes e insignificantes hechos. Y es que casi todas las situaciones clave en la biografía del español, que de joven se llamó castellano, y de niño
12 
lengua romance, estuvieron inspirados en la melancolía, pero también en la rebeldía, en la desobediencia al orden establecido, en decisiones taci- turnas, en talantes románticos, en coincidencias afortunadas, en regalos de las fuerzas ciegas de la naturaleza. Las lenguas llegan a distanciarse unas de otras como resultado de la casualidad, de la contingencia, de ese toque mágico que las trueca en privilegiadas frente a las vecinas. No de- pende de su estructura interna, ni de su riqueza léxica, ni siquiera de la facilidad gramatical, tampoco en eso no piensa la historia, depende de situaciones tan ajenas a los propios hablantes que merece la pena dete- nerse sentimentalmente en los pintorescos incidentes que hicieron del español una lengua privilegiada frente a las de su vecindad. Citaremos a cuatro dirigentes, a cuatro jefes, a cuatro personas influyentes que des- viaron la trayectoria: el conde Fernán González, el rey Fernando III el santo, El rey de Castilla Alfonso X el Sabio y el rey de Aragón Juan II. Los cuatro, claves en la historia del español, tuvieron mentes rebeldes que se mostraron contrarias al orden establecido y precisamente ese atre- vimiento huraño, esa insubordinación arrogante, esa apasionada inten- ción de ir más allá, frente a lo que se hubiera esperado, propició la pri- macía y superioridad del castellano. Veamos qué hicieron Fernán González, Fernando III, Alfonso X y Juan II de Aragón. 
El primero, Fernán González, dio cobijo al nacimiento del caste- llano. Tuvo el caballero temple rebelde, instinto sedicioso y ardor guerre-
13 
ro, y fue conde y señor de Castilla, territorio del reino de León. Después de mostrar su intrepidez y arrojo en defensa del monarca leonés, Ramiro II, desveló sus deseos de independencia para su condado. Y para evitarlo, Ramiro II lo encarceló. A la muerte del rey, en 951, y aprovechando la crisis interna del reino, Fernán González consolidó su poder y consiguió vincular Castilla a su familia, una decisión tan patriótica para los caste- llanos como insubordinada para los asturiano-leoneses. Precisamente a esta época, 959, corresponde el manuscrito llama- do Nodicia de Kesos, primero conocido escrito en lengua romance ara- gonesa, mientras que el documento normativo escrito en asturiano más antiguo que se conserva es el Fuero de Avilés de 1085. A la muerte de Fernán González, en el año 970, el condado caste- llano, ya independiente, pasó a su hijo García I Fernández. Luego avanzó hacia el sur al ritmo de la ocupación de territorios árabes. Nadie le dio importancia, ni le adjudicó identidad, ni le atribuyó gloria alguna. Nadie experimentó la menor inquietud o aprecio por aquel dialecto campesino y aldeano frente al refinado latín porque nadie podía sospechar su futuro. 
Debemos referirnos, en segundo lugar, a quien es probablemente el mejor gobernante que ha tenido la historia de Castilla y luego de Es- paña, a Fernando III, un rey inteligente, prudente y oportuno, hijo del rey de León, Alfonso IX, de la dinastía asturiano-leonesa, y de una prin- cesa castellana, doña Berenguela. Su doble linaje propició que los reinos
14 
de Castilla y León quedaran unificados bajo una misma entidad política en el año 1230, fecha en que se hace cargo de ambos feudos. De esta manera las comunidades hablantes de las modalidades románicas queda- ron agrupadas en tres lenguas: gallego-portugués, asturleonés y castella- no. Las tres habían seguido hasta entonces una evolución diferenciada, pero sólo el castellano había de alcanzar una rápida primacía sobre las demás. Las razones son meramente coyunturales: su consideración de lengua administrativa por la nueva monarquía. El gallegoportugués, por su parte, no sólo será amparado por la administración portuguesa, o por la poderosa Iglesia compostelana, sino que también conocerá en la corte castellana un gran prestigio como len- gua poética. En cambio, la lengua asturiano-leonesa, desposeída del am- paro político que pudiera ofrecerle el antiguo reino independiente, que- dará arrinconada en un territorio periférico cuyos centros neurálgicos (León, Oviedo o Astorga) languidecen ante el definitivo desplazamiento hacia el sur peninsular del escenario político, económico y cultural del momento. Por eso aquellas hablas, las astur-leonesas, se verán expuestas a una mayor inestabilidad e incertidumbre, agravada por la progresiva penetración del castellano en su propio territorio histórico. Las élites económicas y culturales, y también la administración, prefieren el caste- llano. 
Fue aquella situación política semillero para una efectiva dialec-
15 
talización del asturleonés. Primero porque había perdido capacidad y posibilidades de fijar una referencia normativa propia capaz de cohesio- nar en una a las distintas variedades. Por eso frustró su recorrido, porque las distintas hablas asturianas y leonesas tuvieron como modelo al caste- llano, que es lo que sucedió también en otros lugares de los antiguos te- rritorios del Imperio. Y ahora habría que decir algo que es lo que más ha contribuido a la expansión de las lenguas, y es que Fernando III el santo añadió, en conquistas a expensas del sarraceno y a favor del cristianismo, un territo- rio similar al de todo el reino heredado. Veinticinco años dedicó a labo- riosas campañas, y habría conquistado el Magreb si la muerte no lo sor- prende a la edad de cincuenta años. Dejaba los pilares de los dominios territoriales de la que había de ser la primera lengua de España. 
La ventaja alcanzada por el castellano marca el final del desarro- llo territorial del asturiano. Pero eso no sirve aún para explicar la deca- dencia, porque también desde mediados del siglo XIII miles de docu- mentos notariales, administrativos y jurídicos dan muestra de una necesi- dad práctica, y también de una voluntad de normalización del asturiano, de un proceso de selección estilística entre variantes, y de notables lo- gros. Cabe hablar para esa época de un asturiano-leonés general bien consolidado, refractario a las influencias castellanas. Es indudable que por entonces existe una sólida conciencia lingüística, una identidad, una base propia que señala las formas autóctonas frente a las vecinas. Por
16 
entonces nadie sospecha que el castellano esté destinado a introducirse de lleno en el reino astur-leonés e incluso en la propia cuna, en Asturias. Corría el año 1252 cuando Fernando III, el gran ensanchador de la lengua de Castilla, llamó, en su lecho de muerte, a su hijo Alfonso para encomendarle, como continuador, el mantenimiento y extensión de su campaña expansiva. 
Pero Alfonso X, y entramos en el tercer artífice de nuestra len- gua, no fue batallador, que siempre han sido rebeldes los hijos con las consignas de los padres, sino sabio, para dar fehaciente testimonio de la indisciplina castellana. Y de espaldas a los enemigos del sur, sin gran inquietud por las fronteras, contribuyó a dar un importantísimo paso en la vida de aquel rústico hablar, que ya no lo era tanto. Y tomó la decisión, también rebelde y cuestionada, de huir del latín para la redacción de las leyes y otros asuntos, y utilizar una lengua todavía sin prestigio cuyo único pedigrí era el de haber estado en boca de gentes humildes. Para ello tuvo que someterlo a la primera normalización ortográfica. El mismo rey dirigió una intensa actividad científica y literaria. Aquella producción en prosa favoreció la propagación del castellano por todo el reino y lo elevó al rango de lengua oficial escrita en detrimento del latín. Es época de gloria y brillo de una hablar romance que se interna con prestancia y humildad en la redacción de los documentos públicos. Para ello debe crear la norma, y utiliza, aconsejado por la lógica y por sus colaborado-
17 
res, una grafía de tipo fonológico. Aquellos principios, aquella normativa se mantiene básicamente hasta el siglo XVIII, con la excepción de la f- inicial latina, sustituida definitivamente por h- a principios del siglo XVI en los casos de aspiración y pérdida. El rey interviene directamente en la corrección de su ingente obra y ofrece, junto con sus colaboradores, una buena muestra de una de las características fundamentales de las moder- nizaciones del español: la persistencia de sus estructuras y el empleo de eruditos e inteligentes recursos para el enriquecimiento del léxico. Y se sirve de préstamos de lenguas vecinas e influyentes como el árabe, pero también del francés y el provenzal, y sobre todo del latín. Por entonces el equipo de gramáticos toledanos almacena en fornidas despensas cultis- mos clásicos al alcance de la lengua de Castilla, revitaliza las construc- ciones, afina el estilo, desenreda las expresiones orales y siembra los giros que han de servir a los poetas del Mester de Clerecía, a los prosistas del siglo XV y a las futuras generaciones. Los colaboradores del rey- poeta, puestos por él mismo al servicio de la lengua, fueron capaces de descubrir la dignidad en las expresiones, el acomodo a la sintaxis y un léxico selecto que nos sorprende y enternece. Aquel modo de redactar sólo podía ser resultado de un clarividente y plácido sentimiento de res- peto y consideración hacia una lengua, el castellano, que acaba de entrar en la historia de las lenguas nobles, útiles y literarias. 
Por entonces las variantes morfosintácticas y léxicas del castella- no salpican los textos del ya antiguo reino astur-leonés, y la alta clase
18 
social asturiana se implica en la vida cortesana de Castilla. El componen- te lingüístico autóctono, lo que llamamos asturiano, inicia su decadencia. Y si la aristocracia se castellaniza, la influencia se extiende al clero urba- no más que al rural, al funcionariado más que al autónomo, y de ahí al conjunto de la comunidad. Las necesidades de escritura pasan con facili- dad al castellano. Ya sin lugar a dudas cabe hablar de un retroceso real del astur-leonés. Algunos textos híbridos siguen dejando, sin embargo, constancia de la lengua oral asturiana. Y llegamos al cuarto personaje, a Juan II de Aragón, provoca- dor, desde su poder oculto, de un gran cambio en la historia de España y de su lengua. 
Juan II de Aragón necesitaba la alianza con Castilla para robuste- cer el poder en su contencioso con los molestos e inoportunos franceses,
19 
que ya se habían adueñado de los condados de Cerdeña y el Rosellón, tomado Gerona y, mira por dónde, resultó que estaban particularmente interesados por el atractivo reino de Nápoles. Y por ahí ya sí que no es- taba dispuesto a pasar. Y concibió con sus nobles la estrategia de casar a su hijo el príncipe Fernando con la heredera de Castilla, la princesa Isa- bel, conscientes de que la unión de dos estados podría hacer frente al arrogante enemigo francés, astuto como la ardilla. 
Por su parte el rey de Castilla, Enrique IV, ajeno a las intrigas, no despertaba, por su parte, grandes simpatías. Cuentan sus biógrafos que se mostraba vehemente y apasionado con las mujeres, y tan capaz con las de honrada reputación como con las menos acreditadas, y también activo, según se insiste, con su escolta mora. Sin embargo, pasó a la historia como el Impotente, porque no le importó admitir que su hija Juana había nacido como fruto de las relaciones adúlteras de su real esposa y don Beltrán de la Cueva. Y aunque parece que aquellos turbios romances y pillerías tienen poco que ver con la historia de las lenguas, resultó decisi- vo que Juana, apodada la Beltraneja, quedara oportunamente apartada de la línea sucesoria para dejarle paso a su tía, la princesa Isabel, hermana de Enrique IV. Veremos así, con suspicacia y recelo, que las fronteras, los gobiernos, las glorias y los fracasos penden de hechos de aparente insignificancia, de decisiones inconsistentes, de pasos tan azarosos como imprevisibles. La nobleza aragonesa, y sus cómplices castellanos, urdie- ron y propiciaron que en el año 1469, en la mañana del 19 de octubre, la
20 
princesa castellana, que contaba dieciocho años, contrajera matrimonio en Valladolid con el príncipe Fernando, un año menor que ella. Los con- trayentes se habían conocido cuatro días antes de la ceremonia. La prin- cesa vulneraba una estricta norma de la casa real según la cual no podía contraer matrimonio sin permiso del rey. Pero era mucho peor, y hubiera podido desbaratar todo el plan, que tampoco contaran con la necesaria dispensa papal que eximía a los contrayentes de su parentesco, primos segundos dentro de la familia de los Trastámara. Exhibieron, eso sí, una dispensa que autorizaba el enlace, pero tan artificiosa como la falsa mo- neda. Isabel consiguió reinar aunque por delante de ella en el orden suce- sorio estuviera su otro medio hermano, Alfonso, que murió oportuna- mente, y su sobrina Juana, que fue, también a tiempo, declarada ilegíti- ma. 
Cabe añadir, en busca de estos asuntos inesperados que tanto cambian la historia, que al falso impotente Enrique IV le hubiera gustado casar a su hermana Isabel con el rey de Portugal, pero ignoramos lo que habría sido de las lenguas con aquella unión política. Tal vez podríamos aventurar que, salvo otro extravagante contratiempo, el castellano no se habría instalado en Cataluña. El hecho es que no fue así. Y una vez que aquel príncipe fue rey de Aragón, territorio que se extendía por Cataluña y el Mediterráneo, y una vez reina la heredera de Castilla, territorio que se extendía también por León-Asturias y Galicia, se hicieron cargo, por igual, de un amplio e inesperado dominio.
21 
En aquel nuevo estado común, donde la palabra España empieza a encontrar acomodo, convivían seis lenguas. El gallego, cultivado por poetas y hablado vivamente por el pueblo; el leonés o asturleonés, con- fundido con sus lenguas vecinas pero con identidad propia; el castellano, lengua materna de la reina Isabel; el aragonés, tan influido, ya por enton- ces, por el castellano; el catalán, que tiene sus propias raíces, su difusión escrita y literaria, y cuyos hablantes no sentían necesidad alguna de acer- carse a la lengua en ascenso político y social, ni nadie se lo pide; y el vasco, que, carente de textos escritos, aún no ha entrado en la historia. La unión religiosa, aunque clandestina, fue la primera de una lar- ga y afortunada serie de acontecimientos, bastante continuados, que real- zaron al castellano hacia la condición de lengua internacional. ¿Y qué había sucedido en 1469? Pues sencillamente una conspiración, otra más. Sería muy fácil decir que la lengua de Castilla invadió el domi- nio aragonés, incluida Cataluña, invitada por los propios aragoneses y catalanes. Parece ahora oportuno recordar que también cuenta la historia que la lengua inglesa llegó a Bretaña invitada por los celtas britones en defensa de la invasión de los vecinos irlandeses, también celtas. 
Estamos en el siglo XVI. El Humanismo y el renacimiento tiñen al español de un dorado tono grecolatino en estructuras, léxico y formas. La Gramática de la Lengua Castellana de Antonio de Nebrija, la prime- ra de las lenguas neolatinas, ve la luz en el mismo año de la conquista de
22 
Granada y del descubrimiento de América. Por entonces el español es un hablar gracioso en la expresión familiar y coloquial, fértil y elegante en círculos elitistas, privilegiado en el entendimiento entre pueblos, preclaro y distinguido. Nadie impone normas para su escritura, ni leyes para su expansión, ni medios coercitivos para su uso. 
En la dimensión literaria el castellano inicia su Siglo de Oro. Dan muestra poetas como Garcilaso de la Vega, Fernando de Herrera o Fray Luis de León, y prosistas como Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes: hábiles compiladores de palabras, ingenieros de expresiones, descubri- dores de nuevos tintes, aniquiladores de la pesada osamenta del latinismo sintáctico. Y mientras los castellanos señalan tendencia, lucen lengua,
23 
marcan tipo, imprimen moda y definen estilo hablado, los gallegos, astu- rianos, leoneses, aragoneses, catalanes y valencianos imitan, aceptan y se adhieren al estilo, a la moda, a la práctica de expresarse en castellano, y lo hacen con gusto para hacerse comprender entre ellos y con el resto de España, e incluso en una Europa en la que el español fue hasta mediados del siglo XVII la gran lengua de comunicación internacional y ocupó el mismo espacio que después quedó reservado al francés. La sureña nación española es foco de atracción en Europa, la literatura castellana es respe- tada e imitada, se admira el valor caballeresco, el ingenio, la agudeza, el buen gusto, el estilo elegante, la distinción expresiva y, evidentemente, toda aquella parafernalia se asocia, con fiel acoplamiento, a una lengua, el español. Algo similar le había sucedido al latín unos quince siglos an- tes. El español es ahora la lengua indiscutible de España mientras las demás quedan eclipsadas por su arrolladora utilidad. El gallego y el ca- talán-valenciano siguen siendo lenguas orales vivas. Y aunque con pobre o nula dimensión escrita el asturiano, lejos de desaparecer y asimilarse totalmente, reelabora sus normas y construye su identidad. Son los siglos XV al XVII, época viva en la que los asturianos tienen conciencia de hablar una lengua distinta y discreta y orgullosamente diferenciada, aun- que no todos lo compartan. Desde el siglo XVI hasta el XIX sólo el cas- tellano o español se prestó para la transmisión cultural no oral. 
El escritor asturiano Jovellanos, natural de Gijón, fue, según pa- rece, quien primero llamó bable al asturiano. El término, procedente del
24 
latín balbus (tartamudo), no hace sino informar del estado de la lengua, pues de la misma raíz procede balbuceo, bobo y baba, con importante apoyo onomatopéyico. El nombre se lo dieron sus vecinos con el signifi- cado de habla confusa e incorrecta, por lo que el término, aunque despo- jado de sus trajes originales, no es aconsejable. ¿Y qué sucede en el siglo XIX? Pues sucede que llega a la Penín- sula la ola romántica, ese movimiento cultural y político que prioriza los sentimientos frente a la razón. Y a mediados del siglo se instala hasta en los rincones, que es donde le gusta estar. La corriente romántica es de- fensora de las causas perdidas, facilita vuelos a los nostálgicos, intensifi- ca la personalidad del pueblo, exalta los sentimientos localistas y fortifi- ca sueños y quimeras. Es el despertar a la escritura en gallego y en ca- talán con fines literarios. Y en este momento, que hubiera podido ser igualmente el de la consolidación del asturiano, la recuperación de aquel hablar indeciso, el despertar de una lengua presionada, se produjo, quien lo iba a decir, el gran retroceso de la lengua de don Pelayo. Las razones son sencillas. Quienes participaban en la industrialización, prefirieron el instrumento de comunicación más provechoso. El buen uso del español, con independencia de los conocimientos de asturiano, se impuso como exigencia de rango social. La burguesía se aferra al castellano, y el pue- blo la imita. 
Entrados en el siglo XX la escolarización y los medios de comu- nicación arrinconaron a un asturiano apenas usado en la escritura. Por
25 
entonces el castellano se compromete también con las clases modestas, y se inicia un serio retroceso en los grandes núcleos urbanos, primero en boca de los jóvenes de la ciudad, que son los que podrían garantizar el futuro, y luego, por mímesis, se interna en las áreas rurales. Una nueva quiebra se produce en la generación de 1950. Al abandono masivo del campo lo acompaña el descuido a la lealtad lingüís- tica una vez instalados en la ciudad. El proceso se acelera, y hacia finales del siglo XX sólo un tercio de la población de Asturias, unas trescientas cincuenta mil personas, lo utilizan en distintos grados de destreza e influencias. En las últimas gene- raciones la transmisión se muestra cada vez más lenta pese a algunos tímidos intentos de normalización. El asturiano o bable ha quedado así arrinconado en comarcas del interior, a veces con débil red de hablantes. En el litoral cada vez cuesta más encontrarlos. Parecen quedar en el campo personas de avanzada edad que hacen su vida casi enteramente en asturiano. Hablas dispersas, en mayor o menor grado castellanizadas o asturianizadas se extienden por León, y en alguno de sus rasgos hasta Extremadura. 
La influencia llega a Portugal, donde una de sus variedades, el mirandés, tiene vida y acomodo, junto al portugués, en la región de Mi- randa del Duero, antaño perteneciente al Reino de León. Sirve en la co- municación diaria de unos quince mil mirandeses, aunque tal vez sólo sea lengua principal de la tercera parte de quienes en mayor o menor
26 
grado lo usan. El filólogo Leite de Vasconcelos, que dio a conocer el mirandés en 1882, dijo de él que es «la lengua del campo, del trabajo, del hogar y del amor entre los mirandeses». En los últimos años una importante actividad literaria en asturia- no se aferra al mantenimiento escrito de la lengua. Desde 1998 aparece con periodicidad semanal la revista Les noticies, con versión digital, y también los diarios en castellano suelen dar cabida a suplementos sema- nales o textos sueltos, y la Televisión del Principado de Asturias emite algunos programas en asturiano. La Red contribuye a albergar páginas web tan económicas en la preparación como universales en la difusión. De manera testimonial se ha hecho algo de cine, principalmente cortome- trajes. La actividad académica e investigadora sobre el asturiano y en asturiano queda reducida a la Universidad de Oviedo, a cuya cabeza se halla la interesantísima labor del profesor Xulio Viejo Fernández, a la que se añade la auspiciada por la Academia de la Llingua Asturiana, fundada en 1981, y con sede en Oviedo. 
El asturiano se enseña, con carácter voluntario, en todos los nive- les educativos desde primaria, pero los estudiantes lo abandonan a medi- da que avanzan en sus estudios. En los últimos años se ha producido una marcada sensibilización y puesta en valor, sobre todo en ambientes juve- niles y universitarios, pero no ha llegado a producir la reacción esperada. El peso institucional es mínimo y los partidos políticos o el sistema gene- ral de vida es poco receptivo a la idea de una normalización lingüística.
27 
Mientras tanto el «castellano de Asturias» se extiende como re- gistro coloquial del hablante que muestra una relativa destreza en el ma- nejo del español normativo. Así, la charla se salpica de sustrato asturia- no. Se oye en boca de los jóvenes de las ciudades, en el habla espontá- nea, un castellano asturianizado más que un asturiano castellanizado. Este segundo sería el amestáu o mecíu, variedad coloquial en boca de hablantes sensibles a la influencia castellana que suprimen rasgos autóc- tonos fuertemente diferenciales. Estos mismos rasgos aparecen con lige- reza en la charla distendida. Y no es difícil oír asturianismos como los que surgen en los demostrativos esti, esi: esti coche, esi perru; la antepo- sición del artículo en los posesivos: el mi coche, la tu hermana, la su casa; la posposición del pronombre: prestóme, hízote, quitáronnos; el predominio de diminutivos en -in, con plural –inos (perrín / perrinos, e incluso perrines), así como determinadas interjecciones apelativas como ho (hombre) o ne (mujer): calla, ho (cállate, hombre); dímelo, ne (díme- lo, mujer). En las últimas décadas, a partir de la constitución de 1978, se produce el resurgir (Surdimientu) de la literatura en asturiano. Un grupo de escritores renuncian a estrecharse en los modelos localistas y a favor de un asturiano literario. En este proceso han tenido gran importancia las traducciones al asturiano de la obra de Albert Camus, Tennessee Wi- lliams, Herman Melville, Franz Kafka… 
La lengua asturiana goza de protección, pero no es reconocida
28 
como oficial ni siquiera por el gobierno de Asturias. La ley 1998 para uso y promoción del asturiano dice en su artículo 4 que «se tendrá por válido a todos los efectos el uso del bable-asturiano en las comunicacio- nes orales o escritas de los ciudadanos con el Principado de Asturias». En el año 2005 el gobierno autonómico aprobó el Plan de nor- malización Social del Asturiano para potenciar su uso y promoción, y nombraba también a otra lengua, al gallego, que invade territorio asturia- no porque como es sabido, las fronteras políticas rara vez coinciden con las lingüísticas. En el año 2011 el presidente del gobierno autonómico se com- prometió a “fomentar el conocimiento riguroso del asturiano” pero sólo algunas asociaciones y partidos políticos de escasa representación electo- ral apoyan la oficialidad de la lengua. Los niños de entre los 6 y 12 años estudian el asturiano en el colegio de forma voluntaria, pero entre los 12 y 18 sólo es posible se- guirlo en algunos institutos como asignatura optativa. Según parece, unos veinte mil alumnos lo cursan actualmente. Y aunque no lo utilicen en la cotidianeidad, si le han encontrado un uso, casi generalizado, en la música tradicional, elección que parece justificada, y también, y esto era menos previsible, en la moderna relacionada con el folk y el rock. 
Las lenguas son fieles compañeras de sus hablantes y se agradan o estrechan en función de las exigencias comunicativas. Los actuales hablantes de español no tienen ningún motivo para culpabilizarse de la
29 
extensión de nuestra lengua en territorios propios del náhuatl, del que- chua, del guaraní, del catalán, del gallego o del asturiano. NI tampoco algunos de estos hablantes para alzarse como guerrilleros, amparados en las leyes autonómicas, para batallar por todos los medios para extermi- narlo o desplazarlo. Más les valdría a los instigadores y forzadores de lenguas concentrarse en la historia de la humanidad para descubrir la inocencia de los desplazamientos, y sobre todo para entender que quienes utilizan el español en vez del asturiano, el catalán, el gallego o el vasco, no hacen sino priorizar la eficacia. Tienen las autoridades públicas el deber y la obligación de facili- tar los medios para que puedan expresarse en asturiano quienes así lo deseen, sin menospreciar a quienes desean y consideran que han de hacerlo en español o castellano.
30 
BIBLIOGRAFÍA Abad Nebot, Francisco. Historia general de la lengua española. Alicante: Padilla Libros, 2008. Academia de la Llingua Asturiana. Las lenguas románicas están- dar: historia de su formación y de su uso. Oviedo: Publica- ciones de la Academia Asturiana, 2004. Altorre, Antonio. Los 1001 años de la lengua española. Madrid: Fondo de Cultura Económica de España, 2003. del Moral, Rafael. Diccionario de las Lenguas del Mundo. Madrid: Espasa-Calpe, 2002. 
— Breve historia de las lenguas del mundo, Madrid: Espasa- Calpe, 2009. 
— Historia de las lenguas hispánicas contada para incrédulos, Barcelona: Ediciones B, 2010. Echenique Elizondo, M.T., y Sánchez Méndez, J. Las lenguas de un reino, Madrid: Gredos, 2005. Herreras, José Carlos. Lenguas y normalización en España. Ma- drid: Gredos, 2006. Lapesa, Rafael. Historia de la lengua española. Madrid: Gredos, 1980. Lodares, Juan Ramón. El paraíso políglota. Madrid: Taurus, 2000. 
Lozano Domingo, Irene. Lenguas en guerra. Espasa-Calpe, Ma-
31 
drid, 2005. Moreno Fernández, Francisco. Historia social de las lenguas de España. Barcelona: Ariel, 2005. Rodríguez Adrados, Francisco. De nuestras lenguas y nuestras le- tras. Madrid: Visor, 2003. Salvador, Gregorio. Política lingüística y sentido común. Madrid: Istmo, 1992. — Lengua española y lenguas de España. Barcelona: Ariel, 1997.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Origen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanoOrigen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanosharlenelacruz11
 
Edad Antigua en Hispania y Cantabria
Edad Antigua en Hispania y CantabriaEdad Antigua en Hispania y Cantabria
Edad Antigua en Hispania y Cantabriaceipamos
 
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017Chema R.
 
Repaso a la historia de españa hasta los rrcc
Repaso a la historia de españa hasta los rrccRepaso a la historia de españa hasta los rrcc
Repaso a la historia de españa hasta los rrccLuz García
 
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibérica
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibéricaMaestro por un dia la edad antigua en la península ibérica
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibéricaAnaMariaMADRID
 
Tema 1 PAU HISTORIA
Tema 1 PAU HISTORIATema 1 PAU HISTORIA
Tema 1 PAU HISTORIAAna de Prado
 
La invasión musulmana y la reconquista
La invasión musulmana y la reconquistaLa invasión musulmana y la reconquista
La invasión musulmana y la reconquistaAnaMariaMADRID
 
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...Chema R.
 
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigoda
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigodaPueblos prerromanos. Hispania romana y visigoda
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigodaConchagon
 
Tema 1 El Inicio de la Edad Media
Tema 1 El Inicio de la Edad MediaTema 1 El Inicio de la Edad Media
Tema 1 El Inicio de la Edad MediaVasallo1
 
Hª Antigua.Colonizaciones Y Roma
Hª Antigua.Colonizaciones Y RomaHª Antigua.Colonizaciones Y Roma
Hª Antigua.Colonizaciones Y RomaIES Las Musas
 

La actualidad más candente (20)

Los visigodos
Los visigodosLos visigodos
Los visigodos
 
Adh 1 eso hispania romana
Adh 1 eso hispania romanaAdh 1 eso hispania romana
Adh 1 eso hispania romana
 
Origenes de roma
Origenes de romaOrigenes de roma
Origenes de roma
 
Origen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanoOrigen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellano
 
Roma
RomaRoma
Roma
 
Roma
RomaRoma
Roma
 
Edad Antigua en Hispania y Cantabria
Edad Antigua en Hispania y CantabriaEdad Antigua en Hispania y Cantabria
Edad Antigua en Hispania y Cantabria
 
Hispania romana
Hispania romanaHispania romana
Hispania romana
 
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017
La península ibérica en la antiguedad 1 2ººESO Curso 2016/2017
 
Repaso a la historia de españa hasta los rrcc
Repaso a la historia de españa hasta los rrccRepaso a la historia de españa hasta los rrcc
Repaso a la historia de españa hasta los rrcc
 
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibérica
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibéricaMaestro por un dia la edad antigua en la península ibérica
Maestro por un dia la edad antigua en la península ibérica
 
Los pueblos prerromanos
Los pueblos prerromanosLos pueblos prerromanos
Los pueblos prerromanos
 
Tema 1 PAU HISTORIA
Tema 1 PAU HISTORIATema 1 PAU HISTORIA
Tema 1 PAU HISTORIA
 
La invasión musulmana y la reconquista
La invasión musulmana y la reconquistaLa invasión musulmana y la reconquista
La invasión musulmana y la reconquista
 
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...
La invasión del los pueblos bárbaros y el reino visigodo de la península Ibér...
 
La civilización romana
La civilización romanaLa civilización romana
La civilización romana
 
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigoda
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigodaPueblos prerromanos. Hispania romana y visigoda
Pueblos prerromanos. Hispania romana y visigoda
 
Roma Y Bárbaros
Roma Y BárbarosRoma Y Bárbaros
Roma Y Bárbaros
 
Tema 1 El Inicio de la Edad Media
Tema 1 El Inicio de la Edad MediaTema 1 El Inicio de la Edad Media
Tema 1 El Inicio de la Edad Media
 
Hª Antigua.Colonizaciones Y Roma
Hª Antigua.Colonizaciones Y RomaHª Antigua.Colonizaciones Y Roma
Hª Antigua.Colonizaciones Y Roma
 

Destacado

Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia
Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia
Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia Enel Perú
 
Presentacion Procesos De Cierre
Presentacion   Procesos De CierrePresentacion   Procesos De Cierre
Presentacion Procesos De Cierregersonrmp
 
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el Perú
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el PerúRepercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el Perú
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el PerúEnel Perú
 
Adquisicion del proyecto
Adquisicion del proyectoAdquisicion del proyecto
Adquisicion del proyectobenacons srl.
 
Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...
 Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d... Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...
Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...Revista Esencia de Marketing
 
Trabajo PráCtico Nº2 Plan
Trabajo PráCtico Nº2 PlanTrabajo PráCtico Nº2 Plan
Trabajo PráCtico Nº2 Planmorico283
 
Katerine mazo
Katerine mazoKaterine mazo
Katerine mazoceboga
 
Mural contra la violencia de género
Mural contra la violencia de géneroMural contra la violencia de género
Mural contra la violencia de géneroCarmentierno
 

Destacado (20)

Refactoring Golf
Refactoring GolfRefactoring Golf
Refactoring Golf
 
Historia de las tic
Historia de las ticHistoria de las tic
Historia de las tic
 
Entornos tic.
Entornos tic.Entornos tic.
Entornos tic.
 
Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia
Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia
Posibilidades de Interconexion Regional e Intercambios de Energia
 
Presentacion Procesos De Cierre
Presentacion   Procesos De CierrePresentacion   Procesos De Cierre
Presentacion Procesos De Cierre
 
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el Perú
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el PerúRepercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el Perú
Repercusión en prensa escrita- Firma de convenio con Sinfonía por el Perú
 
Adquisicion del proyecto
Adquisicion del proyectoAdquisicion del proyecto
Adquisicion del proyecto
 
Control civil de las fuerzas armadas
Control civil de las fuerzas armadasControl civil de las fuerzas armadas
Control civil de las fuerzas armadas
 
Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...
 Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d... Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...
Entrevista a María Ruiz, directora de comunicación, marketing y desarrollo d...
 
Trabajo PráCtico Nº2 Plan
Trabajo PráCtico Nº2 PlanTrabajo PráCtico Nº2 Plan
Trabajo PráCtico Nº2 Plan
 
Katerine mazo
Katerine mazoKaterine mazo
Katerine mazo
 
Mural contra la violencia de género
Mural contra la violencia de géneroMural contra la violencia de género
Mural contra la violencia de género
 
3 relaciones entre paradigmas
3 relaciones entre paradigmas3 relaciones entre paradigmas
3 relaciones entre paradigmas
 
Las necesidades educativas especiales
Las necesidades educativas especialesLas necesidades educativas especiales
Las necesidades educativas especiales
 
Teme De Biologia
Teme De BiologiaTeme De Biologia
Teme De Biologia
 
Boletín edición no11 educal
Boletín edición no11 educalBoletín edición no11 educal
Boletín edición no11 educal
 
FotográFia
FotográFiaFotográFia
FotográFia
 
Armando morales
Armando moralesArmando morales
Armando morales
 
¿Qué es la web 2.0?
¿Qué es la web 2.0?¿Qué es la web 2.0?
¿Qué es la web 2.0?
 
Perspectivas economicas 2011-Las Americas
Perspectivas economicas 2011-Las Americas Perspectivas economicas 2011-Las Americas
Perspectivas economicas 2011-Las Americas
 

Similar a El origen común del español y el asturiano

Historia externa de la lengua española- Pilar López Mora
Historia externa de la lengua española- Pilar López MoraHistoria externa de la lengua española- Pilar López Mora
Historia externa de la lengua española- Pilar López MoraPilar López Mora
 
Origen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanoOrigen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanosharlenelacruz11
 
El imperio romano y el proceso de romanización
El imperio romano y el proceso de romanizaciónEl imperio romano y el proceso de romanización
El imperio romano y el proceso de romanizaciónManuel Duran
 
Cuestiones sobre la romanización respondidas
Cuestiones sobre la romanización    respondidasCuestiones sobre la romanización    respondidas
Cuestiones sobre la romanización respondidasjrvega
 
Guía de edad media
Guía de edad media Guía de edad media
Guía de edad media Cristy G
 
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla Bueno
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla BuenoOrigen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla Bueno
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla BuenoMiguel Pescador Barcala
 
La fundacion de roma
La fundacion de romaLa fundacion de roma
La fundacion de romaIgnacioAR
 
Español y portugués podrían haber sido la misma lengua
Español y portugués podrían haber sido la misma lenguaEspañol y portugués podrían haber sido la misma lengua
Español y portugués podrían haber sido la misma lenguaEL ESPAÑOL Y OTRAS LENGUAS
 
Desarrollo histórico de la lengua española
Desarrollo histórico de la lengua españolaDesarrollo histórico de la lengua española
Desarrollo histórico de la lengua españolaRamón
 
La romanización trabajo de latin
La romanización trabajo de latinLa romanización trabajo de latin
La romanización trabajo de latinluispinelo95
 
Invasiones Barbaras En Roma
Invasiones  Barbaras En  RomaInvasiones  Barbaras En  Roma
Invasiones Barbaras En Romadsft1991
 
Invasiones Germanas
Invasiones GermanasInvasiones Germanas
Invasiones GermanasSir_Phillips
 
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyL
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyLConceptos historia 2º bachillerato 2019 CyL
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyLRicardo Chao Prieto
 
Reinos germánicos
Reinos germánicosReinos germánicos
Reinos germánicosrominiwiiii
 
Origen de la lengua española
Origen de la lengua españolaOrigen de la lengua española
Origen de la lengua españolaLourdes Andino
 

Similar a El origen común del español y el asturiano (20)

Historia externa de la lengua española- Pilar López Mora
Historia externa de la lengua española- Pilar López MoraHistoria externa de la lengua española- Pilar López Mora
Historia externa de la lengua española- Pilar López Mora
 
Origen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellanoOrigen y evolucion del castellano
Origen y evolucion del castellano
 
3. Edad Media
3. Edad Media3. Edad Media
3. Edad Media
 
El imperio romano y el proceso de romanización
El imperio romano y el proceso de romanizaciónEl imperio romano y el proceso de romanización
El imperio romano y el proceso de romanización
 
Cuestiones sobre la romanización respondidas
Cuestiones sobre la romanización    respondidasCuestiones sobre la romanización    respondidas
Cuestiones sobre la romanización respondidas
 
Guía de edad media
Guía de edad media Guía de edad media
Guía de edad media
 
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla Bueno
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla BuenoOrigen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla Bueno
Origen Y Desarrollo De La Lengua EspañOla Bueno
 
La fundacion de roma
La fundacion de romaLa fundacion de roma
La fundacion de roma
 
Español y portugués podrían haber sido la misma lengua
Español y portugués podrían haber sido la misma lenguaEspañol y portugués podrían haber sido la misma lengua
Español y portugués podrían haber sido la misma lengua
 
Desarrollo histórico de la lengua española
Desarrollo histórico de la lengua españolaDesarrollo histórico de la lengua española
Desarrollo histórico de la lengua española
 
096 131 se ciencias sociales 7 la edad media-t_4
096 131 se ciencias sociales 7 la edad media-t_4096 131 se ciencias sociales 7 la edad media-t_4
096 131 se ciencias sociales 7 la edad media-t_4
 
La romanización trabajo de latin
La romanización trabajo de latinLa romanización trabajo de latin
La romanización trabajo de latin
 
Invasiones Germanas
Invasiones GermanasInvasiones Germanas
Invasiones Germanas
 
Invasiones Germanas
Invasiones GermanasInvasiones Germanas
Invasiones Germanas
 
Edad media
Edad mediaEdad media
Edad media
 
Invasiones Barbaras En Roma
Invasiones  Barbaras En  RomaInvasiones  Barbaras En  Roma
Invasiones Barbaras En Roma
 
Invasiones Germanas
Invasiones GermanasInvasiones Germanas
Invasiones Germanas
 
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyL
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyLConceptos historia 2º bachillerato 2019 CyL
Conceptos historia 2º bachillerato 2019 CyL
 
Reinos germánicos
Reinos germánicosReinos germánicos
Reinos germánicos
 
Origen de la lengua española
Origen de la lengua españolaOrigen de la lengua española
Origen de la lengua española
 

Más de EL ESPAÑOL Y OTRAS LENGUAS

Teoría y práctica del análisis literario de textos
Teoría y práctica del análisis literario de textosTeoría y práctica del análisis literario de textos
Teoría y práctica del análisis literario de textosEL ESPAÑOL Y OTRAS LENGUAS
 
Los soldados lloran de noche de Ana María Matute
Los soldados lloran de noche de Ana María MatuteLos soldados lloran de noche de Ana María Matute
Los soldados lloran de noche de Ana María MatuteEL ESPAÑOL Y OTRAS LENGUAS
 

Más de EL ESPAÑOL Y OTRAS LENGUAS (20)

Terminología para el análisis literario
Terminología para el análisis literarioTerminología para el análisis literario
Terminología para el análisis literario
 
Teoría y práctica del análisis literario de textos
Teoría y práctica del análisis literario de textosTeoría y práctica del análisis literario de textos
Teoría y práctica del análisis literario de textos
 
Breve taller de poesía
Breve taller de poesíaBreve taller de poesía
Breve taller de poesía
 
Guía de términos literarios
Guía de términos literariosGuía de términos literarios
Guía de términos literarios
 
Prosa creativa. Ejercicios
Prosa creativa. EjerciciosProsa creativa. Ejercicios
Prosa creativa. Ejercicios
 
Ejercicios de sociolingüística
Ejercicios de sociolingüísticaEjercicios de sociolingüística
Ejercicios de sociolingüística
 
Comprobar el conocimiento de una obra literaria
Comprobar el conocimiento de una obra literariaComprobar el conocimiento de una obra literaria
Comprobar el conocimiento de una obra literaria
 
Cincuenta campos semánticos para clasificar
 Cincuenta campos semánticos para clasificar Cincuenta campos semánticos para clasificar
Cincuenta campos semánticos para clasificar
 
Construir un campo semántico
Construir un campo semánticoConstruir un campo semántico
Construir un campo semántico
 
Cincuenta campos semánticos para clasificar
Cincuenta campos semánticos para clasificarCincuenta campos semánticos para clasificar
Cincuenta campos semánticos para clasificar
 
Guía trabajo sobre quijote
Guía trabajo sobre quijoteGuía trabajo sobre quijote
Guía trabajo sobre quijote
 
L'espagnol, fiche d'identité
L'espagnol, fiche d'identitéL'espagnol, fiche d'identité
L'espagnol, fiche d'identité
 
Plácida la joven de Elena Quiroga
Plácida la joven de Elena  QuirogaPlácida la joven de Elena  Quiroga
Plácida la joven de Elena Quiroga
 
Los soldados lloran de noche de Ana María Matute
Los soldados lloran de noche de Ana María MatuteLos soldados lloran de noche de Ana María Matute
Los soldados lloran de noche de Ana María Matute
 
La Regenta de Leopoldo Alas Clarín
La Regenta de Leopoldo Alas ClarínLa Regenta de Leopoldo Alas Clarín
La Regenta de Leopoldo Alas Clarín
 
El español en asturias y el asturiano
El español en asturias y el asturianoEl español en asturias y el asturiano
El español en asturias y el asturiano
 
Los pronombres
Los pronombresLos pronombres
Los pronombres
 
La trampa de Ana María Matute
La trampa de Ana María MatuteLa trampa de Ana María Matute
La trampa de Ana María Matute
 
Algo pasa en la calle de Elena Quiroga
Algo pasa en la calle de Elena QuirogaAlgo pasa en la calle de Elena Quiroga
Algo pasa en la calle de Elena Quiroga
 
El siglo de oro
El siglo de oroEl siglo de oro
El siglo de oro
 

Último

TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfDannyTola1
 
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024gharce
 
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteUnidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteJuan Hernandez
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsConsueloSantana3
 
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfTema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfDaniel Ángel Corral de la Mata, Ph.D.
 
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdf
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdfTarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdf
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdfCarol Andrea Eraso Guerrero
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadJonathanCovena1
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxYeseniaRivera50
 
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdf
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdfÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdf
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdfluisantoniocruzcorte1
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfManuel Molina
 
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024IES Vicent Andres Estelles
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxdanalikcruz2000
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptAlberto Rubio
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxJUANSIMONPACHIN
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxOscarEduardoSanchezC
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxMartín Ramírez
 

Último (20)

TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdfTEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
TEST DE RAVEN es un test conocido para la personalidad.pdf
 
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
SISTEMA INMUNE FISIOLOGIA MEDICA UNSL 2024
 
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parteUnidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
Unidad II Doctrina de la Iglesia 1 parte
 
Uses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressionsUses of simple past and time expressions
Uses of simple past and time expressions
 
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión  La luz brilla en la oscuridad.pdfSesión  La luz brilla en la oscuridad.pdf
Sesión La luz brilla en la oscuridad.pdf
 
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdfTema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
Tema 8.- Gestion de la imagen a traves de la comunicacion de crisis.pdf
 
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdf
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdfTarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdf
Tarea 5-Selección de herramientas digitales-Carol Eraso.pdf
 
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la SostenibilidadLos Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
 
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptxPresentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
Presentación de Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje Virtual.pptx
 
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdf
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdfÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdf
ÉTICA, NATURALEZA Y SOCIEDADES_3RO_3ER TRIMESTRE.pdf
 
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdfTema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
Tema 7.- E-COMMERCE SISTEMAS DE INFORMACION.pdf
 
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdfTarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
Tarea 5_ Foro _Selección de herramientas digitales_Manuel.pdf
 
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
Metabolismo 3: Anabolismo y Fotosíntesis 2024
 
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptxLINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
LINEAMIENTOS INICIO DEL AÑO LECTIVO 2024-2025.pptx
 
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).pptPINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
PINTURA ITALIANA DEL CINQUECENTO (SIGLO XVI).ppt
 
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docxPLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
PLANIFICACION ANUAL 2024 - INICIAL UNIDOCENTE.docx
 
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptxPPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
PPTX: La luz brilla en la oscuridad.pptx
 
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptxPPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
 
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDIUnidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
Unidad 3 | Teorías de la Comunicación | MCDI
 
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptxc3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
c3.hu3.p1.p3.El ser humano como ser histórico.pptx
 

El origen común del español y el asturiano

  • 1. 1 Rafael del Moral Madrid, julio-2012
  • 2. 2 EL ESPAÑOL EN ASTURIAS Y EL ASTURIANO (Un origen común, un destino distinto) RAFAEL DEL MORAL Liceo Francés de Madrid l asturiano, también llamado bable, y en el pasado astur-leonés o sencillamente leonés; y el castellano, después llamado espa- ñol, son el resultado del latín hablado en Asturias y en Castilla. Las dos lenguas nacieron en un rincón norteño y se extendieron hacia el sur, las dos ensancharon sus dominios a la vez que conquistaban el terri- torio previamente ocupado por el islam. Pero sus hablantes no corrieron la misma suerte en sus conquistas. Vamos a ver las distintas trayectorias y recordar lo que fueron antes de ser lo que son, y también la excelente biografía de su progenitor, el latín, padre del castellano y del asturiano, y de otras dos decenas más de lenguas. Algunas tan creciditas y universa- les como el francés o el portugués, y otras tan arrinconadas y diminutas como el aranés o el romanche. El latín llegó a la Península Ibérica en boca de un ejército de le- gionarios que lo tenía como lengua propia. Corría el año 218 a.C. Des- embarcaron en la ciudad de Emporión, que había sido fundada por co- merciantes griegos. Pero los romanos no venían a comerciar, claro que no, sino a defenderse del anterior ataque del astuto cartaginés Aníbal que los había humillado a las puertas de Roma. Los historiadores llamaron a E
  • 3. 3 aquel viaje militar Segunda Guerra Púnica. Y no les salió mal la expedi- ción: unas cuantas batallas, ciudades sitiadas, castigos ejemplares, y aca- baron por someter a tantos cuantos pueblos les incomodaron. Lo hicieron sin prisas. Le pusieron fin dos siglos más tarde, en el 19 a.C. Tal vez ese sea el momento en que se inicia la primitiva historia de lo que hoy llamamos asturiano y castellano. Conviene recordar que por entonces, a finales del siglo I a.C., los romanos se procuraban, en vano, un libre acceso a las regiones de los astures y los cántabros, donde era sabido que su subsuelo contenía importantes yacimientos de oro. Y como el joven emperador Augusto todavía no había participado en una importante campaña militar que lo prestigiara, se propuso dar fin a la conquista peninsular al someter el territorio de los astures, seguro de que la victoria había de glorificar su posición. El Emperador hizo lo que pudo por anular a las tribus rebeldes, y consideró, harto de escaramuzas tan molestas, que astures y cántabros quedaban integrados en el imperio. Pero el hecho es que incluso una vez subyugados, los romanos de guar- nición tuvieron que enfrentarse a inesperadas rebeliones. Ni astures ni cántabros deseaban agachar graciosamente la cabeza. Aquel espíritu re- belde fue heredado una generación tras otra. Una vez el latín en la península, las cuestiones lingüísticas se tra- taron con llaneza, sin remilgos ni gravámenes. Tuvieron mucho que ver mejoras sociales tan provechosas como la propiedad privada de la tierra, la fabricación de mercancías, un comercio basado en moneda acuñada,
  • 4. 4 conducciones de agua dotadas de acueductos, sistemas de irrigación, cloacas, letrinas y una red de carreteras, las vías romanas, provistas de puentes. Sólo entonces se rompió, por primera vez, el aislamiento. Las calzadas romanas conectaron Iberia y el Imperio hasta sus últimos confi- nes para facilitar el transporte de tropas, pero también de viajeros y de mercancías. Y debió resultar fácil aceptar el modo de vida romano: funciona- rios que garantizan la convivencia, legionarios emparejados con íberas y celtíberas, trabajo remunerado, horizontes dilatados, mejora en la alimen- tación, trazado racional de las ciudades, espacios públicos, tiendas, alma- cenes, bibliotecas, templos, anfiteatros, posadas… Y no fue la cultura recurso único del Imperio con la aportación de profesores, artistas, músi- cos, alfareros, herreros y carpinteros, también aparecieron muchas otras profesiones antes desconocidas: médicos y boticarios, jueces y abogados, taberneros y meretrices… en fin, un nuevo espíritu que tiene como so- porte una nueva lengua, el latín. A la vez que el cambio de vida, el latín gana espacios, se tiñe de prestigio y entra en contacto con hablantes de íbero o de celtíbero que pronto desean o necesitan ser bilingües. Luego olvidan la lengua de sus antepasados y latinizan definitivamente su expresión de la misma manera que ya habían modificado sus costumbres. El latín se dejaba querer. Ten- ía atractivo, peso, autoridad y hasta señorío; tanto en boca de legionarios como en la elocuencia de los senadores, y también en los gritos de las
  • 5. 5 bulliciosas calles de las ciudades, en los anfiteatros, en el circo, en las termas, en las comidillas, en los conciliábulos y en las actividades que los romanos tenían costumbre de organizar, que eran muchas y variadas. Por eso, por su atractivo, alimentó contactos y aceptó mezcolanzas con las lenguas germánicas, que eran las de los bárbaros luego civilizados; y también con las celtas, la mayoría de ellas borradas desde la guerra de las Galias; y con las eslavas, cuyos hablantes fueron con frecuencia esclavos de Roma; y con las semíticas, fundamentalmente el fenicio, a cuyos herederos, los cartagineses, derrotaron; también con el arameo y con las lenguas norteafricanas, que por entonces nada tenían que ver con el ára- be. Y todos los pueblos que asimilaba el Imperio se interesaban por aprender latín y lo conseguían, aunque ignoramos el grado de destreza y la variedad de acentos. El latín se vistió de gala entre los años 70 a.C. y 14 d.C. Es la época de César, Cicerón, Tito Livio y Virgilio; también de los poetas Catulo, Lucrecio, Horacio y Ovidio. Todos ellos encumbran la aldeana lengua del Lacio a las más altas cotas de expresión que hasta entonces se habían imaginado; y la dotan de una riqueza y flexibilidad tan grande y sutil que su impulso supera las barreras de los siglos. Séneca y Tácito serán sus continuadores. El latín literario se nutre en el habla de Roma. Sus autores, además, son romanos de nacimiento o adopción y pertene- cen a la alta clase social. Cicerón y César fueron líderes gubernamenta- les, los historiadores Salustio y Tácito altos oficiales militares, y el filó-
  • 6. 6 sofo Séneca, guardia e instructor del emperador Nerón. Los poetas Virgi- lio y Horacio no detentaron poder, pero sí fueron protegidos del empera- dor Augusto. Habría que decir también que todos ellos ocuparon aquellos distinguidos cargos gracias a sus habilidades expresivas, a la elocuencia. Se puede hablar de una casi absoluta latinización de la península hacia el siglo III, y hasta el V seguirá siendo romana. Por entonces, y durante mucho tiempo, el latín fue la única lengua empleada. El proceso de cambio de idioma no esconde violencia alguna, ni imposición. La latinización es el resultado natural de la romanización, y la romanización la progresiva integración de la cultura romana. El acato incondicional y la imitación y atractivo por lo romano se extiende sin tregua durante si- glos. Hispania, nuestro suelo, dará a Roma filósofos y literatos como Séneca, Luciano, Marcial y Quintiliano; y emperadores como Trajano, Adriano y Teodosio, todos ellos parte integrante del Imperio. El hispa- lense, Adriano (sevillano, diríamos hoy), nacido en el año 76, que tenía el deje de su ciudad natal cuando recién llegado a Roma se dirigió en latín a los senadores, provocó en ellos burlonas y jocosas carcajadas. Pero supo muy bien mejorar y superar su tinte hispano, y llegó a ser un orador considerado y admirado que murió en el año 138. Cicerón definía a aquel latín provinciano como «pingüe ataque peregrino», y añadía: «gangoso y chocante». Aquella forma hablada, y no otra, había de dar lugar a las lenguas neolatinas peninsulares. Este acento provinciano, con
  • 7. 7 numerosas variedades, debía existir cuando tras la caída del Imperio se presentaron por allí, por Asturias, los visigodos, que, dicho sea de paso, fueron también rechazados. Preservaban así los asturianos su identidad, sus ritos y sus costumbres con mayor consistencia que otros pueblos. Los visigodos fundaron capital en Toledo, y también dejaron en paz a los rebeldes vecinos del norte. Y fue tal la fama de independientes que cuan- do los invasores islámicos llegaron a tierras toledanas, muchos cristianos castellanos huyeron para protegerse en Asturias, que no sufrió arabiza- ción. Se vieron obligados, según cuentan los historiadores, a defenderse de algunas avanzadillas moras, pero tan moderadamente intensas que apenas dejaron huella. En el año 718, sin embargo, se produjo la primera fracasada re- vuelta contra el poder musulmán. A la cabeza, don Pelayo. De aquello no se quiso hablar, pero sí de la primera mítica victoria, la conseguida en 722 y pomposamente llamada batalla de Covadonga, aunque sólo fuera una especie de pelea furiosa que le sirvió al cabecilla, a don Pelayo, para proclamarse rey de Cangas de Onís y fundar el Reino de Asturias. Aca- baba de nacer políticamente un hijo del latín, el asturiano. Los herederos de Pelayo I, conscientes de su debilidad, sólo ampliaron su dominio cuando los invasores se retiraron, o aprovechando que los valedores del islam se enzarzaban en guerras civiles, o en cuanto observaron un des- cuido en sus defensas. Así ocuparon Galicia y las despobladas tierras del norte del Duero.
  • 8. 8 Y a medida que se engrandecía el dominio, se trasladaba la capi- talidad que pasó primero a Oviedo y más tarde a León. Este desplaza- miento hacia el sur sirvió para llamar leonés al asturiano, o asturleonés, y de esta manera, Asturias quedó como región apartada y de difícil acceso, aunque siguió siendo vía de peregrinos compostelanos que se desviaban para visitar las reliquias de la catedral de Oviedo. Y si la monarquía visigoda había servido para la unidad, ahora, tras la rápida y efectiví- sima invasión árabe, na- cieron, en minúsculos núcleos, y todavía sin ánimo de entenderse, los reinos cristianos, entre ellos el de los vecinos cántabros quienes, también en permanente desaso- siego, y a la espera de inopinados enfrentamientos, fortificaron con torres de defensa los puntos estratégicos. A aquel fronterizo territorio de atala- yas o castillos se llamó Castilla, y fue cuna del castellano en algún mo- mento de aquellos siglos tan turbios como ágrafos. En el año 938 el ejército musulmán es derrotado en Simancas, a trece kilómetros de Valladolid. Se ensanchan los territorios recupera-
  • 9. 9 dos. Sólo entonces descubrimos con evidencia la intención de los reinos del norte: la de expulsar a los invasores, y eso a pesar de que ya han pa- sado dos siglos de vecindad, convivencias y sobresaltos. Y fue así como los reyes de León, animados por los avances, se empezaron a considerar legítimos herederos de la monarquía visigoda. Y lo hicieron sin contar con los vecinos navarros que, deseosos de organizar su parcela, fundaron reino y cruzada, y emprendieron también su reconquista. La iniciaron con Sancho I en el primer cuarto del siglo X. Un poco más allá Borrell II, conde de Barcelona, aprovechando un descuido del imperio franco, se proclamó independiente y, to- madas las riendas, amplió sus dominios a otros condados. Los pasos se parecían mucho a los de Castilla y fueron germen de la futura Cataluña que en el año 988 fundó igualmente su propia cruzada frente al Islam. El castellano, y sus vecinas el asturiano y el navarro, hermanas gemelas, nacieron sin testigos. Los partos lingüísticos, silenciosos e in- advertidos, carecen de ceremonia. Diríamos que las primeras transforma- ciones del latín, siglos atrás, que habían de dar lugar al castellano se pro-
  • 10. 10 dujeron en boca de hablantes de vasco, o tal vez de íbero. Lo sabemos por dos rasgos inequívocos: la reducción a cinco del variado vocalismo latino, y la pérdida de la f- inicial, que hoy recordamos con una h en la ortografía: hacer, harina, hormiga, que en latín fueron facere, farinam y formicam; son en catalán fer, farina, formiga; y en gallego facer, fariña y formiga, y en asturiano fer, fariña, formiga, a pesar de la inmediatez ge- ográfica. El nacimiento del castellano y del asturiano se debe, por tanto, a la especial vestimenta con que se disfrazó el latín en aquellos territorios de lenguas prerrománicas. Otros dirían, con menos encanto, el latín de- generado. Mejor entender que las lenguas no se pervierten, sencillamente evolucionan, cambian, se acomodan, se ajustan a las demandas de sus hablantes, sean del tipo que fueren. Y si Castilla acunó al castellano, Asturias dio cobijo al dialecto del latín que en su extensión hacia el sur, como hemos dicho, se llamó astur-leonés, de la misma manera que el latín de Navarra pasó a llamarse navarro-aragonés, y más tarde solo aragonés. También la evolución de la lengua de los romanos en Cataluña se llamó primero catalán, y más al sur, valenciano, y la de Galicia, portugués. La evolución de los dialectos del latín en la península Ibérica es- tuvo condicionada por los triunfos políticos de Castilla frente a los más moderados de otros reinos peninsulares. Influyó el castellano en la debi- lidad del astur-leonés y del navarro-aragonés, y en gran medida del mozárabe, que es el desarrollo del latín hablado en los territorios ocupa-
  • 11. 11 dos por los árabes. Si hablantes de otras lenguas se apropiaron del caste- llano no fue esencialmente, aunque tal vez también, por la belleza de su gramática, ni por la riqueza de su léxico, ni por la nobleza de su expre- sión, que todo eso vendría después impulsado por quienes lo usaron. De momento sólo necesitamos señalar que había de correr la misma aventura que el antiguo franciano en el país vecino, nominado lengua de los fran- ceses, o que el toscano, latín de la Toscana primero y luego italiano, len- gua generalizada de la península Itálica. Del castellano tenemos datos muy precisos: lugar de nacimiento, fecha aproximada de alumbramiento, razones para la aceptación de sus hablantes, inteligentísimo ajuste al uso escrito, y una serie de coinciden- cias, de momentos claves de su historia, que la elevaron a esa categoría de grandes lenguas de la humanidad que también ocupa, en orden cro- nológico, el sumerio, el chino, el griego, el latín, el árabe, el italiano, el francés y el inglés. ¿Y cuáles fueron esos momentos mágicos de la historia del español que hizo que un habla de rudos pastores cántabros refugiados en las mon- tañas se convirtiera en una de las más apreciadas por la humanidad? Se- ñalaremos, más a modo principal que riguroso, más de manera cáustica que fotográfica, más en disposición divulgativa que estrechamente cientí- fica, algunos momentos en los que se concentra la grandeza de los apa- rentes e insignificantes hechos. Y es que casi todas las situaciones clave en la biografía del español, que de joven se llamó castellano, y de niño
  • 12. 12 lengua romance, estuvieron inspirados en la melancolía, pero también en la rebeldía, en la desobediencia al orden establecido, en decisiones taci- turnas, en talantes románticos, en coincidencias afortunadas, en regalos de las fuerzas ciegas de la naturaleza. Las lenguas llegan a distanciarse unas de otras como resultado de la casualidad, de la contingencia, de ese toque mágico que las trueca en privilegiadas frente a las vecinas. No de- pende de su estructura interna, ni de su riqueza léxica, ni siquiera de la facilidad gramatical, tampoco en eso no piensa la historia, depende de situaciones tan ajenas a los propios hablantes que merece la pena dete- nerse sentimentalmente en los pintorescos incidentes que hicieron del español una lengua privilegiada frente a las de su vecindad. Citaremos a cuatro dirigentes, a cuatro jefes, a cuatro personas influyentes que des- viaron la trayectoria: el conde Fernán González, el rey Fernando III el santo, El rey de Castilla Alfonso X el Sabio y el rey de Aragón Juan II. Los cuatro, claves en la historia del español, tuvieron mentes rebeldes que se mostraron contrarias al orden establecido y precisamente ese atre- vimiento huraño, esa insubordinación arrogante, esa apasionada inten- ción de ir más allá, frente a lo que se hubiera esperado, propició la pri- macía y superioridad del castellano. Veamos qué hicieron Fernán González, Fernando III, Alfonso X y Juan II de Aragón. El primero, Fernán González, dio cobijo al nacimiento del caste- llano. Tuvo el caballero temple rebelde, instinto sedicioso y ardor guerre-
  • 13. 13 ro, y fue conde y señor de Castilla, territorio del reino de León. Después de mostrar su intrepidez y arrojo en defensa del monarca leonés, Ramiro II, desveló sus deseos de independencia para su condado. Y para evitarlo, Ramiro II lo encarceló. A la muerte del rey, en 951, y aprovechando la crisis interna del reino, Fernán González consolidó su poder y consiguió vincular Castilla a su familia, una decisión tan patriótica para los caste- llanos como insubordinada para los asturiano-leoneses. Precisamente a esta época, 959, corresponde el manuscrito llama- do Nodicia de Kesos, primero conocido escrito en lengua romance ara- gonesa, mientras que el documento normativo escrito en asturiano más antiguo que se conserva es el Fuero de Avilés de 1085. A la muerte de Fernán González, en el año 970, el condado caste- llano, ya independiente, pasó a su hijo García I Fernández. Luego avanzó hacia el sur al ritmo de la ocupación de territorios árabes. Nadie le dio importancia, ni le adjudicó identidad, ni le atribuyó gloria alguna. Nadie experimentó la menor inquietud o aprecio por aquel dialecto campesino y aldeano frente al refinado latín porque nadie podía sospechar su futuro. Debemos referirnos, en segundo lugar, a quien es probablemente el mejor gobernante que ha tenido la historia de Castilla y luego de Es- paña, a Fernando III, un rey inteligente, prudente y oportuno, hijo del rey de León, Alfonso IX, de la dinastía asturiano-leonesa, y de una prin- cesa castellana, doña Berenguela. Su doble linaje propició que los reinos
  • 14. 14 de Castilla y León quedaran unificados bajo una misma entidad política en el año 1230, fecha en que se hace cargo de ambos feudos. De esta manera las comunidades hablantes de las modalidades románicas queda- ron agrupadas en tres lenguas: gallego-portugués, asturleonés y castella- no. Las tres habían seguido hasta entonces una evolución diferenciada, pero sólo el castellano había de alcanzar una rápida primacía sobre las demás. Las razones son meramente coyunturales: su consideración de lengua administrativa por la nueva monarquía. El gallegoportugués, por su parte, no sólo será amparado por la administración portuguesa, o por la poderosa Iglesia compostelana, sino que también conocerá en la corte castellana un gran prestigio como len- gua poética. En cambio, la lengua asturiano-leonesa, desposeída del am- paro político que pudiera ofrecerle el antiguo reino independiente, que- dará arrinconada en un territorio periférico cuyos centros neurálgicos (León, Oviedo o Astorga) languidecen ante el definitivo desplazamiento hacia el sur peninsular del escenario político, económico y cultural del momento. Por eso aquellas hablas, las astur-leonesas, se verán expuestas a una mayor inestabilidad e incertidumbre, agravada por la progresiva penetración del castellano en su propio territorio histórico. Las élites económicas y culturales, y también la administración, prefieren el caste- llano. Fue aquella situación política semillero para una efectiva dialec-
  • 15. 15 talización del asturleonés. Primero porque había perdido capacidad y posibilidades de fijar una referencia normativa propia capaz de cohesio- nar en una a las distintas variedades. Por eso frustró su recorrido, porque las distintas hablas asturianas y leonesas tuvieron como modelo al caste- llano, que es lo que sucedió también en otros lugares de los antiguos te- rritorios del Imperio. Y ahora habría que decir algo que es lo que más ha contribuido a la expansión de las lenguas, y es que Fernando III el santo añadió, en conquistas a expensas del sarraceno y a favor del cristianismo, un territo- rio similar al de todo el reino heredado. Veinticinco años dedicó a labo- riosas campañas, y habría conquistado el Magreb si la muerte no lo sor- prende a la edad de cincuenta años. Dejaba los pilares de los dominios territoriales de la que había de ser la primera lengua de España. La ventaja alcanzada por el castellano marca el final del desarro- llo territorial del asturiano. Pero eso no sirve aún para explicar la deca- dencia, porque también desde mediados del siglo XIII miles de docu- mentos notariales, administrativos y jurídicos dan muestra de una necesi- dad práctica, y también de una voluntad de normalización del asturiano, de un proceso de selección estilística entre variantes, y de notables lo- gros. Cabe hablar para esa época de un asturiano-leonés general bien consolidado, refractario a las influencias castellanas. Es indudable que por entonces existe una sólida conciencia lingüística, una identidad, una base propia que señala las formas autóctonas frente a las vecinas. Por
  • 16. 16 entonces nadie sospecha que el castellano esté destinado a introducirse de lleno en el reino astur-leonés e incluso en la propia cuna, en Asturias. Corría el año 1252 cuando Fernando III, el gran ensanchador de la lengua de Castilla, llamó, en su lecho de muerte, a su hijo Alfonso para encomendarle, como continuador, el mantenimiento y extensión de su campaña expansiva. Pero Alfonso X, y entramos en el tercer artífice de nuestra len- gua, no fue batallador, que siempre han sido rebeldes los hijos con las consignas de los padres, sino sabio, para dar fehaciente testimonio de la indisciplina castellana. Y de espaldas a los enemigos del sur, sin gran inquietud por las fronteras, contribuyó a dar un importantísimo paso en la vida de aquel rústico hablar, que ya no lo era tanto. Y tomó la decisión, también rebelde y cuestionada, de huir del latín para la redacción de las leyes y otros asuntos, y utilizar una lengua todavía sin prestigio cuyo único pedigrí era el de haber estado en boca de gentes humildes. Para ello tuvo que someterlo a la primera normalización ortográfica. El mismo rey dirigió una intensa actividad científica y literaria. Aquella producción en prosa favoreció la propagación del castellano por todo el reino y lo elevó al rango de lengua oficial escrita en detrimento del latín. Es época de gloria y brillo de una hablar romance que se interna con prestancia y humildad en la redacción de los documentos públicos. Para ello debe crear la norma, y utiliza, aconsejado por la lógica y por sus colaborado-
  • 17. 17 res, una grafía de tipo fonológico. Aquellos principios, aquella normativa se mantiene básicamente hasta el siglo XVIII, con la excepción de la f- inicial latina, sustituida definitivamente por h- a principios del siglo XVI en los casos de aspiración y pérdida. El rey interviene directamente en la corrección de su ingente obra y ofrece, junto con sus colaboradores, una buena muestra de una de las características fundamentales de las moder- nizaciones del español: la persistencia de sus estructuras y el empleo de eruditos e inteligentes recursos para el enriquecimiento del léxico. Y se sirve de préstamos de lenguas vecinas e influyentes como el árabe, pero también del francés y el provenzal, y sobre todo del latín. Por entonces el equipo de gramáticos toledanos almacena en fornidas despensas cultis- mos clásicos al alcance de la lengua de Castilla, revitaliza las construc- ciones, afina el estilo, desenreda las expresiones orales y siembra los giros que han de servir a los poetas del Mester de Clerecía, a los prosistas del siglo XV y a las futuras generaciones. Los colaboradores del rey- poeta, puestos por él mismo al servicio de la lengua, fueron capaces de descubrir la dignidad en las expresiones, el acomodo a la sintaxis y un léxico selecto que nos sorprende y enternece. Aquel modo de redactar sólo podía ser resultado de un clarividente y plácido sentimiento de res- peto y consideración hacia una lengua, el castellano, que acaba de entrar en la historia de las lenguas nobles, útiles y literarias. Por entonces las variantes morfosintácticas y léxicas del castella- no salpican los textos del ya antiguo reino astur-leonés, y la alta clase
  • 18. 18 social asturiana se implica en la vida cortesana de Castilla. El componen- te lingüístico autóctono, lo que llamamos asturiano, inicia su decadencia. Y si la aristocracia se castellaniza, la influencia se extiende al clero urba- no más que al rural, al funcionariado más que al autónomo, y de ahí al conjunto de la comunidad. Las necesidades de escritura pasan con facili- dad al castellano. Ya sin lugar a dudas cabe hablar de un retroceso real del astur-leonés. Algunos textos híbridos siguen dejando, sin embargo, constancia de la lengua oral asturiana. Y llegamos al cuarto personaje, a Juan II de Aragón, provoca- dor, desde su poder oculto, de un gran cambio en la historia de España y de su lengua. Juan II de Aragón necesitaba la alianza con Castilla para robuste- cer el poder en su contencioso con los molestos e inoportunos franceses,
  • 19. 19 que ya se habían adueñado de los condados de Cerdeña y el Rosellón, tomado Gerona y, mira por dónde, resultó que estaban particularmente interesados por el atractivo reino de Nápoles. Y por ahí ya sí que no es- taba dispuesto a pasar. Y concibió con sus nobles la estrategia de casar a su hijo el príncipe Fernando con la heredera de Castilla, la princesa Isa- bel, conscientes de que la unión de dos estados podría hacer frente al arrogante enemigo francés, astuto como la ardilla. Por su parte el rey de Castilla, Enrique IV, ajeno a las intrigas, no despertaba, por su parte, grandes simpatías. Cuentan sus biógrafos que se mostraba vehemente y apasionado con las mujeres, y tan capaz con las de honrada reputación como con las menos acreditadas, y también activo, según se insiste, con su escolta mora. Sin embargo, pasó a la historia como el Impotente, porque no le importó admitir que su hija Juana había nacido como fruto de las relaciones adúlteras de su real esposa y don Beltrán de la Cueva. Y aunque parece que aquellos turbios romances y pillerías tienen poco que ver con la historia de las lenguas, resultó decisi- vo que Juana, apodada la Beltraneja, quedara oportunamente apartada de la línea sucesoria para dejarle paso a su tía, la princesa Isabel, hermana de Enrique IV. Veremos así, con suspicacia y recelo, que las fronteras, los gobiernos, las glorias y los fracasos penden de hechos de aparente insignificancia, de decisiones inconsistentes, de pasos tan azarosos como imprevisibles. La nobleza aragonesa, y sus cómplices castellanos, urdie- ron y propiciaron que en el año 1469, en la mañana del 19 de octubre, la
  • 20. 20 princesa castellana, que contaba dieciocho años, contrajera matrimonio en Valladolid con el príncipe Fernando, un año menor que ella. Los con- trayentes se habían conocido cuatro días antes de la ceremonia. La prin- cesa vulneraba una estricta norma de la casa real según la cual no podía contraer matrimonio sin permiso del rey. Pero era mucho peor, y hubiera podido desbaratar todo el plan, que tampoco contaran con la necesaria dispensa papal que eximía a los contrayentes de su parentesco, primos segundos dentro de la familia de los Trastámara. Exhibieron, eso sí, una dispensa que autorizaba el enlace, pero tan artificiosa como la falsa mo- neda. Isabel consiguió reinar aunque por delante de ella en el orden suce- sorio estuviera su otro medio hermano, Alfonso, que murió oportuna- mente, y su sobrina Juana, que fue, también a tiempo, declarada ilegíti- ma. Cabe añadir, en busca de estos asuntos inesperados que tanto cambian la historia, que al falso impotente Enrique IV le hubiera gustado casar a su hermana Isabel con el rey de Portugal, pero ignoramos lo que habría sido de las lenguas con aquella unión política. Tal vez podríamos aventurar que, salvo otro extravagante contratiempo, el castellano no se habría instalado en Cataluña. El hecho es que no fue así. Y una vez que aquel príncipe fue rey de Aragón, territorio que se extendía por Cataluña y el Mediterráneo, y una vez reina la heredera de Castilla, territorio que se extendía también por León-Asturias y Galicia, se hicieron cargo, por igual, de un amplio e inesperado dominio.
  • 21. 21 En aquel nuevo estado común, donde la palabra España empieza a encontrar acomodo, convivían seis lenguas. El gallego, cultivado por poetas y hablado vivamente por el pueblo; el leonés o asturleonés, con- fundido con sus lenguas vecinas pero con identidad propia; el castellano, lengua materna de la reina Isabel; el aragonés, tan influido, ya por enton- ces, por el castellano; el catalán, que tiene sus propias raíces, su difusión escrita y literaria, y cuyos hablantes no sentían necesidad alguna de acer- carse a la lengua en ascenso político y social, ni nadie se lo pide; y el vasco, que, carente de textos escritos, aún no ha entrado en la historia. La unión religiosa, aunque clandestina, fue la primera de una lar- ga y afortunada serie de acontecimientos, bastante continuados, que real- zaron al castellano hacia la condición de lengua internacional. ¿Y qué había sucedido en 1469? Pues sencillamente una conspiración, otra más. Sería muy fácil decir que la lengua de Castilla invadió el domi- nio aragonés, incluida Cataluña, invitada por los propios aragoneses y catalanes. Parece ahora oportuno recordar que también cuenta la historia que la lengua inglesa llegó a Bretaña invitada por los celtas britones en defensa de la invasión de los vecinos irlandeses, también celtas. Estamos en el siglo XVI. El Humanismo y el renacimiento tiñen al español de un dorado tono grecolatino en estructuras, léxico y formas. La Gramática de la Lengua Castellana de Antonio de Nebrija, la prime- ra de las lenguas neolatinas, ve la luz en el mismo año de la conquista de
  • 22. 22 Granada y del descubrimiento de América. Por entonces el español es un hablar gracioso en la expresión familiar y coloquial, fértil y elegante en círculos elitistas, privilegiado en el entendimiento entre pueblos, preclaro y distinguido. Nadie impone normas para su escritura, ni leyes para su expansión, ni medios coercitivos para su uso. En la dimensión literaria el castellano inicia su Siglo de Oro. Dan muestra poetas como Garcilaso de la Vega, Fernando de Herrera o Fray Luis de León, y prosistas como Teresa de Jesús y Miguel de Cervantes: hábiles compiladores de palabras, ingenieros de expresiones, descubri- dores de nuevos tintes, aniquiladores de la pesada osamenta del latinismo sintáctico. Y mientras los castellanos señalan tendencia, lucen lengua,
  • 23. 23 marcan tipo, imprimen moda y definen estilo hablado, los gallegos, astu- rianos, leoneses, aragoneses, catalanes y valencianos imitan, aceptan y se adhieren al estilo, a la moda, a la práctica de expresarse en castellano, y lo hacen con gusto para hacerse comprender entre ellos y con el resto de España, e incluso en una Europa en la que el español fue hasta mediados del siglo XVII la gran lengua de comunicación internacional y ocupó el mismo espacio que después quedó reservado al francés. La sureña nación española es foco de atracción en Europa, la literatura castellana es respe- tada e imitada, se admira el valor caballeresco, el ingenio, la agudeza, el buen gusto, el estilo elegante, la distinción expresiva y, evidentemente, toda aquella parafernalia se asocia, con fiel acoplamiento, a una lengua, el español. Algo similar le había sucedido al latín unos quince siglos an- tes. El español es ahora la lengua indiscutible de España mientras las demás quedan eclipsadas por su arrolladora utilidad. El gallego y el ca- talán-valenciano siguen siendo lenguas orales vivas. Y aunque con pobre o nula dimensión escrita el asturiano, lejos de desaparecer y asimilarse totalmente, reelabora sus normas y construye su identidad. Son los siglos XV al XVII, época viva en la que los asturianos tienen conciencia de hablar una lengua distinta y discreta y orgullosamente diferenciada, aun- que no todos lo compartan. Desde el siglo XVI hasta el XIX sólo el cas- tellano o español se prestó para la transmisión cultural no oral. El escritor asturiano Jovellanos, natural de Gijón, fue, según pa- rece, quien primero llamó bable al asturiano. El término, procedente del
  • 24. 24 latín balbus (tartamudo), no hace sino informar del estado de la lengua, pues de la misma raíz procede balbuceo, bobo y baba, con importante apoyo onomatopéyico. El nombre se lo dieron sus vecinos con el signifi- cado de habla confusa e incorrecta, por lo que el término, aunque despo- jado de sus trajes originales, no es aconsejable. ¿Y qué sucede en el siglo XIX? Pues sucede que llega a la Penín- sula la ola romántica, ese movimiento cultural y político que prioriza los sentimientos frente a la razón. Y a mediados del siglo se instala hasta en los rincones, que es donde le gusta estar. La corriente romántica es de- fensora de las causas perdidas, facilita vuelos a los nostálgicos, intensifi- ca la personalidad del pueblo, exalta los sentimientos localistas y fortifi- ca sueños y quimeras. Es el despertar a la escritura en gallego y en ca- talán con fines literarios. Y en este momento, que hubiera podido ser igualmente el de la consolidación del asturiano, la recuperación de aquel hablar indeciso, el despertar de una lengua presionada, se produjo, quien lo iba a decir, el gran retroceso de la lengua de don Pelayo. Las razones son sencillas. Quienes participaban en la industrialización, prefirieron el instrumento de comunicación más provechoso. El buen uso del español, con independencia de los conocimientos de asturiano, se impuso como exigencia de rango social. La burguesía se aferra al castellano, y el pue- blo la imita. Entrados en el siglo XX la escolarización y los medios de comu- nicación arrinconaron a un asturiano apenas usado en la escritura. Por
  • 25. 25 entonces el castellano se compromete también con las clases modestas, y se inicia un serio retroceso en los grandes núcleos urbanos, primero en boca de los jóvenes de la ciudad, que son los que podrían garantizar el futuro, y luego, por mímesis, se interna en las áreas rurales. Una nueva quiebra se produce en la generación de 1950. Al abandono masivo del campo lo acompaña el descuido a la lealtad lingüís- tica una vez instalados en la ciudad. El proceso se acelera, y hacia finales del siglo XX sólo un tercio de la población de Asturias, unas trescientas cincuenta mil personas, lo utilizan en distintos grados de destreza e influencias. En las últimas gene- raciones la transmisión se muestra cada vez más lenta pese a algunos tímidos intentos de normalización. El asturiano o bable ha quedado así arrinconado en comarcas del interior, a veces con débil red de hablantes. En el litoral cada vez cuesta más encontrarlos. Parecen quedar en el campo personas de avanzada edad que hacen su vida casi enteramente en asturiano. Hablas dispersas, en mayor o menor grado castellanizadas o asturianizadas se extienden por León, y en alguno de sus rasgos hasta Extremadura. La influencia llega a Portugal, donde una de sus variedades, el mirandés, tiene vida y acomodo, junto al portugués, en la región de Mi- randa del Duero, antaño perteneciente al Reino de León. Sirve en la co- municación diaria de unos quince mil mirandeses, aunque tal vez sólo sea lengua principal de la tercera parte de quienes en mayor o menor
  • 26. 26 grado lo usan. El filólogo Leite de Vasconcelos, que dio a conocer el mirandés en 1882, dijo de él que es «la lengua del campo, del trabajo, del hogar y del amor entre los mirandeses». En los últimos años una importante actividad literaria en asturia- no se aferra al mantenimiento escrito de la lengua. Desde 1998 aparece con periodicidad semanal la revista Les noticies, con versión digital, y también los diarios en castellano suelen dar cabida a suplementos sema- nales o textos sueltos, y la Televisión del Principado de Asturias emite algunos programas en asturiano. La Red contribuye a albergar páginas web tan económicas en la preparación como universales en la difusión. De manera testimonial se ha hecho algo de cine, principalmente cortome- trajes. La actividad académica e investigadora sobre el asturiano y en asturiano queda reducida a la Universidad de Oviedo, a cuya cabeza se halla la interesantísima labor del profesor Xulio Viejo Fernández, a la que se añade la auspiciada por la Academia de la Llingua Asturiana, fundada en 1981, y con sede en Oviedo. El asturiano se enseña, con carácter voluntario, en todos los nive- les educativos desde primaria, pero los estudiantes lo abandonan a medi- da que avanzan en sus estudios. En los últimos años se ha producido una marcada sensibilización y puesta en valor, sobre todo en ambientes juve- niles y universitarios, pero no ha llegado a producir la reacción esperada. El peso institucional es mínimo y los partidos políticos o el sistema gene- ral de vida es poco receptivo a la idea de una normalización lingüística.
  • 27. 27 Mientras tanto el «castellano de Asturias» se extiende como re- gistro coloquial del hablante que muestra una relativa destreza en el ma- nejo del español normativo. Así, la charla se salpica de sustrato asturia- no. Se oye en boca de los jóvenes de las ciudades, en el habla espontá- nea, un castellano asturianizado más que un asturiano castellanizado. Este segundo sería el amestáu o mecíu, variedad coloquial en boca de hablantes sensibles a la influencia castellana que suprimen rasgos autóc- tonos fuertemente diferenciales. Estos mismos rasgos aparecen con lige- reza en la charla distendida. Y no es difícil oír asturianismos como los que surgen en los demostrativos esti, esi: esti coche, esi perru; la antepo- sición del artículo en los posesivos: el mi coche, la tu hermana, la su casa; la posposición del pronombre: prestóme, hízote, quitáronnos; el predominio de diminutivos en -in, con plural –inos (perrín / perrinos, e incluso perrines), así como determinadas interjecciones apelativas como ho (hombre) o ne (mujer): calla, ho (cállate, hombre); dímelo, ne (díme- lo, mujer). En las últimas décadas, a partir de la constitución de 1978, se produce el resurgir (Surdimientu) de la literatura en asturiano. Un grupo de escritores renuncian a estrecharse en los modelos localistas y a favor de un asturiano literario. En este proceso han tenido gran importancia las traducciones al asturiano de la obra de Albert Camus, Tennessee Wi- lliams, Herman Melville, Franz Kafka… La lengua asturiana goza de protección, pero no es reconocida
  • 28. 28 como oficial ni siquiera por el gobierno de Asturias. La ley 1998 para uso y promoción del asturiano dice en su artículo 4 que «se tendrá por válido a todos los efectos el uso del bable-asturiano en las comunicacio- nes orales o escritas de los ciudadanos con el Principado de Asturias». En el año 2005 el gobierno autonómico aprobó el Plan de nor- malización Social del Asturiano para potenciar su uso y promoción, y nombraba también a otra lengua, al gallego, que invade territorio asturia- no porque como es sabido, las fronteras políticas rara vez coinciden con las lingüísticas. En el año 2011 el presidente del gobierno autonómico se com- prometió a “fomentar el conocimiento riguroso del asturiano” pero sólo algunas asociaciones y partidos políticos de escasa representación electo- ral apoyan la oficialidad de la lengua. Los niños de entre los 6 y 12 años estudian el asturiano en el colegio de forma voluntaria, pero entre los 12 y 18 sólo es posible se- guirlo en algunos institutos como asignatura optativa. Según parece, unos veinte mil alumnos lo cursan actualmente. Y aunque no lo utilicen en la cotidianeidad, si le han encontrado un uso, casi generalizado, en la música tradicional, elección que parece justificada, y también, y esto era menos previsible, en la moderna relacionada con el folk y el rock. Las lenguas son fieles compañeras de sus hablantes y se agradan o estrechan en función de las exigencias comunicativas. Los actuales hablantes de español no tienen ningún motivo para culpabilizarse de la
  • 29. 29 extensión de nuestra lengua en territorios propios del náhuatl, del que- chua, del guaraní, del catalán, del gallego o del asturiano. NI tampoco algunos de estos hablantes para alzarse como guerrilleros, amparados en las leyes autonómicas, para batallar por todos los medios para extermi- narlo o desplazarlo. Más les valdría a los instigadores y forzadores de lenguas concentrarse en la historia de la humanidad para descubrir la inocencia de los desplazamientos, y sobre todo para entender que quienes utilizan el español en vez del asturiano, el catalán, el gallego o el vasco, no hacen sino priorizar la eficacia. Tienen las autoridades públicas el deber y la obligación de facili- tar los medios para que puedan expresarse en asturiano quienes así lo deseen, sin menospreciar a quienes desean y consideran que han de hacerlo en español o castellano.
  • 30. 30 BIBLIOGRAFÍA Abad Nebot, Francisco. Historia general de la lengua española. Alicante: Padilla Libros, 2008. Academia de la Llingua Asturiana. Las lenguas románicas están- dar: historia de su formación y de su uso. Oviedo: Publica- ciones de la Academia Asturiana, 2004. Altorre, Antonio. Los 1001 años de la lengua española. Madrid: Fondo de Cultura Económica de España, 2003. del Moral, Rafael. Diccionario de las Lenguas del Mundo. Madrid: Espasa-Calpe, 2002. — Breve historia de las lenguas del mundo, Madrid: Espasa- Calpe, 2009. — Historia de las lenguas hispánicas contada para incrédulos, Barcelona: Ediciones B, 2010. Echenique Elizondo, M.T., y Sánchez Méndez, J. Las lenguas de un reino, Madrid: Gredos, 2005. Herreras, José Carlos. Lenguas y normalización en España. Ma- drid: Gredos, 2006. Lapesa, Rafael. Historia de la lengua española. Madrid: Gredos, 1980. Lodares, Juan Ramón. El paraíso políglota. Madrid: Taurus, 2000. Lozano Domingo, Irene. Lenguas en guerra. Espasa-Calpe, Ma-
  • 31. 31 drid, 2005. Moreno Fernández, Francisco. Historia social de las lenguas de España. Barcelona: Ariel, 2005. Rodríguez Adrados, Francisco. De nuestras lenguas y nuestras le- tras. Madrid: Visor, 2003. Salvador, Gregorio. Política lingüística y sentido común. Madrid: Istmo, 1992. — Lengua española y lenguas de España. Barcelona: Ariel, 1997.