1. Universidad Intercontinental
Dirección Estratégica
Cristian R Tejada Malpica
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Las comunidades de práctica
La complejidad de los problemas actuales exige respuestas más integrales por parte
de los individuos y las organizaciones. Una de las consecuencias de esta realidad
y con profundo significado para los procesos de aprendizaje, es que el ámbito
laboral se ha convertido en el entorno donde se aplica el conocimiento adquirido y,
al mismo tiempo, es un ambiente en el cual las personas siguen aprendiendo.
Gracias al conocimiento, personas, organizaciones e instituciones se adaptan a los
cambios para aprovechar sus oportunidades. En la Sociedad del Conocimiento ese
saber se ha convertido en un medio eficaz para entender y comprender lo que
sucede en el entorno. De ahí la necesidad que tienen las organizaciones para
aprovechar, de manera integral, todos el conocimiento de sus empleados.
En la actualidad, los enfoques tradicionales no sirven para asumir este reto. Por tal
motivo parece interesante considerar propuestas encaminadas a recrear los
ámbitos de aprendizaje de las personas a partir de su propia práctica, aprovechando
también este proceso para el aprendizaje de la organización.
Mediante la observación de cómo el conocimiento se difunde desde una comunidad
científica y buscando potenciar este hecho a nivel corporativo, se recrean las
comunidades de práctica. Wenger, uno de los autores que más han estudiado el
tema, ha definido a las comunidades de práctica como un “grupo de personas que
comparten un interés, un conjunto de problemas, o una pasión sobre un tema, y
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quienes profundizan su conocimiento y experiencia en el área a través de una
interacción continua que fortalece sus relaciones”.
La ventaja de este enfoque es que permite a las organizaciones enriquecerse del
conjunto de conocimientos que tienen sus miembros y que son capaces de explicitar
al reflexionar sobre sus actividades.
Cuando un grupo de personas examina sus prácticas laborales, analiza lo que hace
y cómo lo hace, convierten en explicito todo lo que sabe, independientemente de
donde se haya adquirido el saber. Ello es muy útil para las organizaciones si ellas
saben retener este tipo de conocimiento. Si la organización sabe recoger estos
conocimientos individuales y proyectarlos, primero en el grupo, y después al resto
de la estructura, el conocimiento se extenderá a través de procesos capilares
contribuyendo al aprendizaje organizativo.
Desde la visión de Wenger las comunidades cobran sentido en la medida que
permiten construir conocimiento y a su vez multiplicarlo, este concibe el aprendizaje
como un proceso de participación y construcción social, desde esta mirada las
comunidades de práctica comparten intereses, experiencias o conjuntos de
problemas, se nutren de las interacciones sociales, del choque cultural y de la
identidad propia y se caracterizan por poseer dominio, comunidad y práctica.