2. En Sitges, a 20 de agosto de 1.989
“Ruge con furia el oleaje en alta mar, las olas y el viento son ahora amigos que
juguetean durante unas horas a un juego de balanceos rítmicos y melódicos,
que me hipnotizan.
Suena un estruendo, parece que se avecina una tempestad. La lluvia y el agua
marina se mezclan en este compás. Y a medida que llegan a la costa las
encaracoladas olas, van perdiendo su intensidad.
Así, al dar un paso hacia adelante en la playa, y rozar la línea que separa
tierra y mar, puedo notar en mi cara como la espuma marina perfuma mi rostro,
dejando un aroma a yodo y sal; a la vez la lluvia me empapa todo el cuerpo con
dulces gotas. Es en este preciso instante cuando me siento un elemento vivo,
materia orgánica de la madre tierra.”
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Por un instante, Aurora se vio sumergida en el íntimo mundo de pensamientos
y sensaciones, con el que tanto le gustaba deleitarse, y que vivía con
intensidad desde su llegada a Sitges.
Este es el pueblo marinero que Aurora eligió para establecer su nueva
residencia; después de su precipitada marcha de la casa patriarcal donde vivía.
Estaba situada en la zona más lujosa y comercial de Barcelona , el Passeig de
Gràcia. De eso, ya habían pasado diez maravillosos años de libertad.
Diez años antes.
Aurora y sus padres vivían en un amplio ático en el centro de la ciudad condal.
Pertenecientes a la alta burguesía catalana, desde su niñez, Aurora, había
seguido unas rígidas normas, dejando a un lado sus anhelos, sueños y
emociones.
“Qué minúscula sombra es mi vida”- solía pensar tristemente-, espejo de otras
voces, de otras vidas anodinas de similar pelaje. Pasaba los días en casa de
sus padres, en el colegio privado de élite o el club social.
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3. Los días venían, las noches marchaban.
Como el tiempo es un huésped presuroso, Aurora no conseguía agarrar con sus
dedos, ni un solo minuto que llenera sus poros de ilusión y energía, en su vida
sólo había cansancio y apatía.
¡Pobre niña rica!, solía auto-compadecerse, pero no hacía nada para cambiar el
rumbo de una vida marcada por otros.
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“A la deriva voy, a la deriva voy, cual madera flotante de goleta o velero
hundido. Madera, huele a madera, qué resistente y flexible, material hermoso y
noble, ¿qué debo ser? ¿madera o agua que fluye invadiéndolo todo?”.
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En esos días de juventud sentirse libre como el agua era su mayor deseo,
llegándole a invadir una inmensa necesidad vital, que cubría con numerosas
horas pensando y soñando; y sus pensamientos se convertían en suspiros de
nostalgia silenciosa.
28 de Julio de 1.979, llegó el día de su dieciocho cumpleaños junto con un
amanecer de olores, sabores y sonidos nuevos para Aurora. El sabor de
sentirse adulta se le asemejaba al placer que sentía cuando comía su postre
preferido chocolate negro con almendras. Al primer bocado el chocolate se iba
mezclando con su saliva y papilas gustativas, que en su boca se derretía tibia,
amarga y lentamente, todo ello le producía tranquilidad y paz interior.
Pequeñas violetas, rosas dulces, nardos blancos y un toque de orquídeas
salvajes componían las gotas de su perfume preferido, y que ahora sin ningún
pudor vertía en las partes delicadas de su juvenil cuerpo, y exactamente donde
sabía que provocaría un alocado frenesí hormonal de sus admiradores
masculinos.
Como cada mañana su doncella le dejaba preparada en su habitación, toda la
ropa que debía llevar durante el transcurso de las clases, en el almuerzo o
durante la recepción de algunos insignes invitados. Para este día tan especial
se encargó un vestido largo, color blanco hueso, con escote barco, mangas tres
cuartos, y bordados en plata, parecía un vestido de novia.
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4. Con ayuda de la doncella, Aurora se deslizó suavemente en el interior del
vestido, que le marcaba su delgada cinturilla. Una vez vestida, comenzó el ritual
mágico de la cosmética femenina.
Aplicando en sus labios un pálido color rosado y en sus mejillas dos toques de
rojo colorete, quedó endulzado su rostro al mismo tiempo que parecía haber
dejado la niñez irremediablemente para siempre.
Su pelo fue cepillado rítmicamente de adelante hacia atrás. Este sonido del
cepillo acariciando sus sienes era como una música de olas que venían y se
iban, la música que palpitaba en su corazón y que le decía: “eres una mujer, y
no una niña, eres una mujer adulta”.
Sus padres organizaron una pomposa fiesta de aniversario para ella, invitando a
muchos amigos de la alta sociedad catalana, a ricos banqueros, a importantes
empresarios, famosos políticos, estrellas de la farándula y del espectáculo. No
escatimaron ni esfuerzo ni dinero.
“En fin, esta es una gran oportunidad también para hacer negocios, no debemos
desaprovecharla”, se decía para sí mismo su padre, que se llamaba Leandro.
Y en un alarde de padre orgulloso de su única hija, quiso que todos los allí
reunidos se acercaran al centro del salón para realizar un brindis en honor a
ella. Con un solemne gesto alzó su copa de champagne al aire , miró fijamente
hacia los ojos de Aurora y dijo lo siguiente:
- “ Gracias a todos mis queridos amigos por asistir a esta tan especial
celebración, que es para nosotros el decimoctavo aniversario de nuestra
querida Aurora.”
Y continuó su discurso con el mismo tono con el que había comenzado: lento,
solemne y grandilocuente.
- “Mi pequeña Aurora, desde tu nacimiento has llenado de alegría esta
casa, has sido responsable, fiel cumplidora de las tradiciones familiares, y
un orgullo para nuestra familia. Nos es grato anunciar esta tarde, aquí
delante de todos vosotros , que Aurora ha sido admitida en la
prestigiosa Universidad de Oxford. Felicidades hija mía.”
Al finalizar estas palabras, hubo una gran ovación , aplausos, pequeños grititos
de alegría que venían de alguna invitada más conmovida, pero sobretodo
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5. muchas felicitaciones que eran recibidas por los padres de Aurora.
Y finalmente se oyó el ruido de las copas de cristal chocar unas contra otras en
una gran explosión de jubilo comunal.
Para Aurora aquella noticia resulto ser como un reloj redondo y dorado, que
usaban los “hipnotizadores metafísicos”, ejerciendo un estado de somnolencia y
mareo continuo , del que no podía salir.
De repente se oyó un sonoro ruido : -“zas”. Aurora se había caído al suelo y se
había dado un golpe en la cabeza. Todos volvieron sus miradas hacia el
cuerpo tendido en el suelo, en este instante, cesó todo el ruido de palabras y
charlas latentes de la fiesta. Más tarde Aurora fue llevada a su cuarto, un
médico que estaba entre los invitados la revisó. No viendo nada grave, la
dejaron descansar en su cuarto.
A pesar de este incidente , la fiesta continuo. Tras la primera botella abierta de
champagne, se abrieron más botellas, más puros, más caviar, más música,
más juegos, “MAS”, era la palabra clave para el padre de Aurora , siempre
quería más y más, su ambición no tenía fin, ni límites.
En este ambiente en que todo era jolgorio, alegría y sonoras risas surgiendo por
doquier , algo sucedió que trastocó este gran ideal filosófico de “Mas
elevado a lo infinito” de Leandro.
Una impresionante mujer rubia, de piernas tan largas y delgadas, que eran
semejantes a la estela de un cometa viajando a través del negro cielo del
Universo. Se aproximó hacia Leandro con pasos muy sensuales y le hizo un
gesto sutil con la mano , señalando hacía una de las habitaciones vacías.
Normalmente eran reservadas para los invitados que se quedaban a pasar la
noche.
Al entrar a la habitación, el padre de Aurora cerró rápidamente la puerta y se
fundieron en un fuerte abrazo y se dieron un apasionado beso.
Leandro le susurró al oído: -“ no debías haber venido aquí, es muy peligroso
podemos ser sorprendidos en cualquier momento, ¿es que te has vuelto loca?,
o ¿es que pretendes algo?, dímelo, qué te traes entre manos, por Dios”, pero
seguía besándola con locura. El nombre de esta misteriosa mujer, era Sasha,
nombre que Leandro no paraba de susurrar.
Hace ya algunos años atrás , entre los dos habían montado una extensa red de
venta ilegal de armamento a nivel mundial y Sasha era su enlace con el resto de
personas que integraba la organización, era su mano derecha , ejecutora de sus
órdenes y la encargada de liquidar sin piedad a cualquiera que levantara la más
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6. mínima sospecha de traición.
Aurora, ya repuesta de su mareo, se incorporó nuevamente a su fiesta,
pero seguía pensando sobre la idea de ir a estudiar a la Universidad de Oxford
y quería hablar con su padre para aclarar algunos puntos en conflicto con su
gustos y preferencias. Lo estuvo buscando por varios salones que disponía su
casa, incluso entró en la cocina, pero nada, parecía que a su padre lo hubiera
tragado la tierra, no había ni rastro de Leandro.
Finalmente, abrió la puerta de la habitación donde estaban Leandro y Sasha,
con tal mala suerte (para su padre, claro), que en este justo instante Leandro
estaba examinando minuciosamente un par de modelos de pistola CZ 75 y
Colt.22 , Sasha al mismo tiempo se dedicaba a acariciar muy suavemente el
pelo de Leandro.
Aurora quedó impactada emocionalmente, emitió un pequeño gritito y asustada,
corrió abatida hacia su cuarto, se lanzó sobre su cama y no paró de llorar toda
la tarde y toda la noche. Por un instante vino a su mente la inesperada visita
de hacía dos días; un inspector de policía estuvo interrogándola sobre los
negocios de su padre. Aunque Aurora no le dio mucha importancia en un
principio, en su interior quedaron algunos interrogantes sin respuesta.
Ahora sus temores quedaron confirmados con lo que había visto, su padre
tenía una “doble vida”.
A la mañana siguiente se marchó de la casa patriarcal para no volver jamás.
En la estación de Sants, Aurora estaba esperando su tren con destino a Sitges,
cuando alzó la vista del suelo por un momento y fijos sus verdes ojos en un
muchacho algo llamativo en su peinado y vestimenta, que se aproximaba hacia
ella.
Llevaba pantalón y camiseta blancos muy ajustados a su figura. Peinado a la
última moda y con una fina barba al estilo perilla, parecía un modelo o cantante
de música electrónica.
Tanto Aurora como el lindo muchacho se subieron al mismo vagón del tren , y
por misteriosas casualidades que tiene la vida , tenían adjudicados el mismo
asiento para los dos.
Aurora y Daniel (era como se llamaba el lindo muchacho), exclamaron a la par:
“- ¡tenemos el mismo asiento!” , y seguidamente estallaron con una carcajada
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7. inmensa. Decidieron que lo mejor sería sentarse uno al lado del otro y compartir
el viaje juntos hacia Sitges.
El viaje que aquel día emprendieron juntos fue el inicio de una gran amistad.
Daniel fue la fuente de inspiración, motivación y energías; de la que Aurora
bebía en cada nuevo amanecer.
Su historia vital se resumía en dos simples líneas :
“Considerado un ser marginado social , laboral y familiarmente.
Un enfermo, de tendencias sexuales fuera de natura, por la Iglesia”.
Pero este mismo rechazo fue lo que hizo germinar en su interior su
inquebrantable fuerza, su resistencia hacia las frustraciones y su entusiasmo
por aprovechar cada minuto que la vida le ofrecía.
En una de esas tardes en las que Daniel y Aurora solían pasar juntos unos
ratitos muy agradables charlando en la terraza de un bar; Aurora le preguntó a
Daniel cuál era su secreto para ser feliz a lo que Daniel le respondió:
“- no lo tengo, si tuviera un milagroso secreto para ser feliz lo vendería
embotellado, pero mi querida amiga, yo me bebo la vida a grandes sorbos
el mañana quién sabe si nos traerá agua o sequía , para que esperar en
averiguarlo, ¿no te parece?” .
FIN
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