La película Centurión logra combinar escenas gráficas y brutales con una belleza visual que refleja la pirámide social romana. Aunque el guión mantiene la tensión, los personajes no están bien caracterizados. Las interpretaciones de Michael Fassbender y Olga Kurylenko plasman la crudeza de la violencia y las emociones de los personajes de manera efectiva. A pesar de que algunos espectadores podrían encontrarla predecible, la película aprovecha plenamente sus recursos artísticos para entretener al público.
2. Centurión consigue realizar una difícil tarea de compaginar la brutalidad gráfica de
sus escenas más crudas y salvajes, con una atractiva belleza visual que adquiere el
peso suficiente como para convertir a esta película en un majestuoso reflejo de la
pirámide social romana.
Empleando una fotografía exuberante, Centurión logra acaparar gran parte del
largometraje gracias a las incansables tomas de las nevadas de Gran Bretaña, que en
este caso, son plasmadas a través de los parajes del Reino Unido.
Un guión cuya tensión no llega a flojear en ningún momento, complementa el
glorioso conglomerado fotográfico del film. Sin embargo, éste presenta
irregularidades a la hora de caracterizar correctamente a sus personajes, dejándolos al
descubierto sin haber perfilado sus personalidades, de las que sólo vemos muestras de
sentimientos afectivos hacia la gloria y el honor.
Michael Fassbender consigue plasmar con exactitud la crudeza de la visión de los
numerosos cuerpos mutilados y desmembrados bajo la intensa mirada de las nevadas
del norte, pero algunas escenas transforman a este peculiar protagonista en un
sencillo común denominador, reflejando al típico líder descontento.
Olga Kurylenko no llega a enunciar más que un tormentoso grito de guerra, aunque
consigue realizar una temida interpretación que sumerge a gran parte del reparto bajo
ella, logrando expresar con afecto e ira, la soledad y las oscuras nubes que la rodean,
todo conjunto a un sentimiento de ira infundido por la pérdida, que también queda
plasmado con belleza interpretativa.
Toda una lección de entretenimiento que puede resultar previsible para algunos
espectadores, y desagradable para otros, pero consigue exprimir con firmeza y
seguridad, todos los recursos artísticos a su alcance, y resulta un deleite, de principio
a fin, ver un “Salvar al Soldado Ryan” dibujado sobre las inmensidades terrenales del
Reino Unido.