1. De las EMPRESAS y sus PENAS (Procesos Enfermos
Nostálgicamente AsumidoS) y…
las RISAS (Renovaciones Inteligentes Siempre ActualizadaS) con
su guardia pretoriana de TERMÓMETROS.
La identificación de los diferentes procesos utilizados en las compañías, así como su
descripción es una gran herramienta clave para el control de la gestión en la empresa.
Habitualmente se pueden encontrar enfoques relativos a los procesos como una simple
representación gráfica de los flujos de los intervinientes. En estos casos, esa representación, suele
nacer de “dibujar” el “SIEMPRE SE HA HECHO ASÍ”. Por desgracia, esto último, es un esbozo de lo
que nos encontramos en nuestras empresas con demasiada frecuencia.
Por otro lado no vengo a vender consultoría de procesos, eso hay que hacerlo
directamente con el cliente para sopesar su situación particular (aquí, como en tantas otras
cuestiones no vale el “café para todos”). Tan solo quiero reflexionar sobre aquello que tenemos en
nuestras empresas y que mantenemos como “DOGMA DE FE”.
Dicho esto, y si he persuadido al lector de que no pretendo construir una soflama
comercial, lo que quiero evidenciar es una necesidad de las empresas españolas e intentar que nos
replanteemos nuestra forma de trabajar.
Estamos demasiado acostumbrados a movernos reactivamente (por los mercados, los
proveedores, los clientes, los accionistas, la guapa vecina del 3º, el atractivo chico del 2º,etc.) y
somos campeones en improvisar al hilo de los anteriores. Somos capaces de adecuar nuestro
peinado y vestimenta en fracciones de segundos ante la aparición repentina del objetivo. Además,
de tanto entrenarnos en la improvisación, hemos desarrollado un gran virtuosismo e incluso nos
vanagloriamos de ello. Por eso, quizás porque nos parece fácil e incluso divertido, mantenemos
nuestras PENAS en el convencimiento de que nuestras carencias (eso si sabemos que tenemos
carencias) son fácilmente eludibles con nuestra intuición ante lo imprevisto.
Está claro que, en este momento, se hace más evidente comenzar a trabajar por lo que
realmente son las bases y no por la nostalgia asumida que requiere de improvisación. Un proceso
es tal cuando ha sido originado desde el análisis de las variables del negocio de una compañía,
cuando ha sido diseñado teniendo en cuenta los recursos de la empresa y cuando su aplicación
directa tiene un efecto sobre los grupos de interés a los que va dirigido. Pero claro, esto forma
parte de la teoría.
Voy a tratar de dar una visión más práctica.
El gran dilema surge del ¿por qué? en las empresas queremos mantener nuestras PENAS
(parecen ser el “SANTO GRIAL” que nos guía hacia el éxito). ¿Cómo nos convencemos de que
tenemos que enterrar las PENAS y crear RISAS?
2. Si nos ponemos un termómetro, y tenemos fiebre, tenemos la necesidad de curarnos
(mejor ir al médico que auto‐diagnosticarse, perdón me ha salido la vena comercial). El problema,
en la empresa, es que no nos ponemos el “termómetro”. En las empresas siempre existen
profesionales que son suficientemente inteligentes para tomar medidas ante las “fiebres” y
remediar nuestras PENAS. Me resisto a aceptar que pese a pensamientos relacionados con el
“siempre se ha hecho así” y “mejor la malo conocido”; los directivos de las empresas no actuemos.
Quizás el problema radica en que no tenemos o no usamos “termómetros”. Quizás no, estoy
seguro.
Por eso animo a las empresas a que nos pongamos los “termómetros” y conoceremos las
PENAS de nuestros procesos. Entonces, ¿Tendremos que realizar cambios? La respuesta es
contundente, SÍ. Tenemos que crear las RISAS.
Hay que poner en duda lo hecho hasta el momento. De este trabajo obtendremos que
unos procesos (con algunos retoques) hay que mantenerlos, otros irán directamente a la basura
(las PENAS) y nacerán los nuevos. Con todo ello tendremos nuestras RISAS y su guardia pretoriana
de TERMOMÉTROS. Ya solo nos faltará tener unos planes de acción adecuados cuando tengamos
“fiebre”, pero eso lo dejaré para otro día. La casa hay que construirla por los cimientos.