1. 1. Explique en qué consiste la Antropología económica.
La economía antropológica, es el producto de una yuxtaposición de dos
disciplinas académicas y trata, básicamente, temas que se pueden clasificar
en tres ámbitos: el debate con la economía neoclásica, la relación con la
ecología y, en menor medida, la distribución espacial de los mercados. La
Antropología Económica tiene por objeto el análisis teórico comparado de los
diferentes sistemas económicos reales y posibles. Para elaborar esta teoría, la
Antropología Económica extrae su material de las informaciones concretas
dadas por el historiador y el etnólogo sobre el funcionamiento y la evolución de
las sociedades que ellas estudian.
La economía antropológica, que también es conocida como la antropología
económica, analiza el comportamiento económico de seres y organizaciones,
utilizando métodos etnográficos, lo que ha generado la interpretación de las
ideas económicas a la luz de los hallazgos etnográficos. El enfoque
etnográfico implica un estudio longitudinal a profundidad y holístico, de la
sociedad, utilizando varios métodos, entre ellos la observación participante.
2. Indique tres características de cada una de las etapas históricas de la
ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA
La primera etapa abarca la década de los años 50. Morin cuenta entonces
treinta años. Su ingreso como investigador en el Centre National de la
Recherche Scientifique (CNRS), en 1950, lo catapulta a su primera andadura
antropológica, plasmada en El hombre y la muerte (1951) y en El cine o el
hombre imaginario (1956). Efectúa una revisión del marxismo, que ha sido su
referencia teórica principal, pero de tal manera que se esfuerza en poner a
salvo el método marxiano, y en ampliar el sentido de la dialéctica hasta una
explicación del hombre total que incluya lo biológico y lo imaginario.
La segunda etapa es a partir de 1962. La inflexión se ve precipitada por una
crisis teórica, política y personal, y una enfermedad grave. El nuevo impulso
queda patente en su «meditación» (recogida en un interesantísimo diario), en
la que replantea radicalmente todas sus problemáticas. De ahí se derivan
dos libros: Introducción a una política del hombre (1965) y Lo vivo del
sujeto (1969). Morin abandona la dialéctica de la totalidad, conservando el
término y modificando el concepto, a fin de asumir las contradicciones como
insuperables, relativas, constitutivas del cosmos y de la realidad humana.
Carece aún de una teoría antropológica bien fundamentada, pero elabora
una visión del hombre inserto en el mundo, diseñando un ambicioso proyecto
de antropocosmología.
2. En la tercera etapa, desde comienzos de los años 70, a partir de sus
cincuenta años, entra en fase de madurez. El definitivo impulso le viene de
su estancia en el Salk Institute for Biological Studies, de California, donde
asimila los últimos logros de la nueva biología y conecta con otras ciencias
de vanguardia. De ello da testimonio su Diario de California (1970). La nueva
biología le aporta las claves para comprender, formular y articular la
antropobiología, para reconectar ciencias y filosofía. Una fructificación
temprana aparece en El paradigma perdido: la naturaleza humana (1973), y
sazona plenamente en su obra maestra, El método, 1 (1977) y 2 (1980). Ahí
desarrolla la antropología compleja, de la mano de una epistemología
igualmente compleja. En los 80, prosigue la publicación de los siguientes
volúmenes de El método, consolidando la relación dialógica ántropo-bio-
cósmica. De modo que llega a los años 90 con una insistencia recurrente en
la urgencia de una reforma del pensamiento conforme a la estrategia del
paradigma de complejidad y, paralelamente, en la necesidad vital de una
antropoética y una antropolítica que afronten los problemas del hombre
planetario.
3. Explique la relación entre la ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA y su profesión.
Esta valoración del rol potencial de los antropólogos en las empresas y
organizaciones reside también en que aquellos estarían presuntamente
entrenados, en mayor o menor medida y de acuerdo con la especialidad, para
percibir las ecuaciones simbólicas a través de las cuales se manifiestan los
deseos y necesidades humanas, las motivaciones y expectativas, incluso los
temores, a fin de hacerlos inteligibles para gerentes y administradores de
negocios y ponerlos al servicio de estrategias de mercadeo acertadas.
Asimismo, los antropólogos estarían en capacidad de distinguir las diferencias
culturales y valores en el interior de las organizaciones, y sobre la base de esa
distinción ayudar a posibilitar relaciones económicamente eficientes entre
empresarios, empleados y clientes.
Con respecto a lo anterior, cabría también preguntarse si la
instrumentalización de la antropología en favor de las prácticas gerenciales y
de la búsqueda del lucro económico no termina por convertir esta disciplina en
un espacio más de la economía de mercado, y a los antropólogos, en parte de
la composición orgánica del capital de las corporaciones. De otra parte,
emerge el debate epistemológico en cuanto a la aplicabilidad de las conjeturas
teóricas y métodos cualitativos de la antropología al campo de los negocios,
cuya dinámica se expresa, en esencia, a partir de métodos y lenguajes
cuantitativos. Esta discusión ha sido abordada por multiplicidad de
investigadores y las posiciones al respecto fluctúan entre quienes consideran
pertinente y legítimo poner la teoría y los métodos de la antropología al
3. servicio de organizaciones productivas que buscan el lucro, y quienes
consideran que ello constituye una desviación artificiosa de las teorías de la
cultura.