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LA CAZA DE BRUJAS EN EUROPA.docx/ Brian Guzman Malament
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Calibán y la Bruja
Mujeres, cuerpo y acumulación originaria
Silvia Federici
LA CAZA DE BRUJAS EN EUROPA
Introducción
El movimiento feminista logró sacar a la luz la caza de brujas que antes estaba oculta en
la historia. Las feministas reconocieron que las brujas representaban un desafío a la
estructura de poder y por ello fueron masacradas y torturadas. Esta caza de brujas
ocurrió durante el período de colonización, exterminio de poblaciones indígenas en
América, cercamiento de campesinos en Europa, trata de esclavos africanos y
promulgación de leyes contra vagabundos y mendigos.
Si bien es difícil determinar el número exacto de brujas quemadas, se estima que al
menos 200.000 mujeres fueron acusadas de brujería en tres siglos, y según algunas
estimaciones regionales, fueron quemadas miles de brujas en el sureste de Alemania y
Escocia.
La caza de brujas está relacionada con la acumulación de capital, aunque esto ha sido
un secreto o una conexión poco reconocida hasta ahora.
Las épocas de la quema de brujas y la iniciativa estatal
La caza de brujas fue un evento crucial en el desarrollo de la sociedad capitalista y la
formación del proletariado moderno. Esta campaña de terror dirigida a las mujeres
debilitó a la resistencia del campesinado europeo frente a la aristocracia terrateniente,
los capitalistas y el Estado. La caza de brujas alcanzó su punto máximo entre 1580 y 1630,
durante la transición del feudalismo al capitalismo.
El código legal Imperial promulgado por Carlos V en 1532, estableció que la brujería sería
penada con la muerte. En Inglaterra, las persecuciones fueron legalizadas a través de
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actas del parlamento en 1542, 1563 y 1604, ésta última introdujo la pena de muerte
incluso en ausencia de daño a personas o propiedades. Otros países como Escocia, Suiza,
Francia y los Países Bajos españoles, también promulgaron leyes ordenanzas que
hicieron de la brujería un delito capital y alentaron a la población a denunciar a las
sospechosas de brujería.
Creencias diabólicas y cambios en el modo de producción
La caza de brujas fue un instrumento en la construcción de un orden patriarcal en el que
los cuerpos, el trabajo, los poderes sexuales y reproductivos de las mujeres fueron
controlados y convertidos en recursos económicos por parte del Estado.
Es de destacar que la mayoría de los juicios por brujería en Inglaterra se llevaron a cabo
en Essex, donde la tierra de los campesinos había sido cercada durante el siglo VVI. En
cambio en las regiones de las Islas Británicas donde el capitalismo rural no avanzó en
esa época, no hay registro de caza de brujas.
De modo que, la difusión del capital rural fue en factor decisivo en la caza de brujas, ya
que la mayoría de las personas acusadas eran mujeres campesinas pobres -granjeras,
trabajadoras asalariadas-, mientras que quienes las acusaban eran miembros
adinerados y prestigiosos de la comunidad, a menudo, sus empleadores o
terratenientes, que formaban parte de las estructuras locales de poder y tenían
vínculos estrechos con el Estado central. Conforme avanzaba la persecución y el miedo
a las brujas se extendía, las acusaciones también comenzaron a provenir de los vecinos.
Por otra parte, los supuestos crímenes diabólicos de las brujas, como el “mal de ojo” o
las maldiciones, eran en realidad, manifestaciones de la lucha de clases desarrollada a
nivel de la aldea. Estos actos eran acciones que tenía motivaciones relacionadas con las
desigualdades sociales y económicas de la época. Los siguientes ejemplos reflejan cómo
la lucha de clases contribuyó a la creación de la imagen de la bruja inglesa. Esto se puede
ver en el caso de Margaret Harkett, una viuda acusada de diversos actos perjudiciales
para sus vecinos y colgada en Tyburn en 1585: la viuda había recogido peras en el campo
del vecino sin permiso y cuando le pidieron que las devolviera, las arrojó al piso con
violencia y desde entonces ninguna pera creció en el campo. Otro acusación: negarse a
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darle levadura y por ello, hacer que se secara un alambique (aparato de destilación);
negarse a prestarle un caballo y hacer que todos los caballos murieran; recibir menos
dinero del solicitado por un par de zapatos, luego de lo cual esa persona falleció.
Caza de brujas y sublevación de clases
La caza de brujas se desarrolló en un contexto donde las clases dominantes vivían
temerosas de las clases bajas. Es significativa la coincidencia entre la intensificación de
la persecución de brujas y las sublevaciones tanto en áreas urbanas como rurales. Se
trató de “guerreras campesinas” contra la privatización de la tierra, que incluyeron los
levantamientos en contra de los cercamientos en Inglaterra, cuando cientos de hombres,
mujeres y niños, armados con horquillas y palas, se lanzaron a destruir las cercas de los
campos comunes, proclamando que “a partir de ahora nunca más necesitaremos
trabajar”. En Francia, también tuvo lugar una sublevación (entre 1593 y 1595) en contra
de los diezmos, los impuestos excesivos y el aumento del precio del pan, lo que causó
hambruna masiva en amplias zonas de Europa.
Estas sublevaciones, a menudo eran lideradas por mujeres que por ejemplo, trataban de
proteger a sus hijos del hambre. Después de que las revueltas eran reprimidas y los
hombres apresados o masacrados, las mujeres persistieron en la resistencia.
En este contexto, la caza de brujas puede ser vista como una guerra de clases llevada a
cabo de otros medios (disfrazada). Se establece una conexión entre el miedo a la
sublevación de las clases bajas y la insistencia de los acusadores con la existencia de
aquelarres, que eran supuestas reuniones nocturnas de brujas. Es decir, que la
persecución de brujas fue una forma de control social para sofocar posibles rebeliones
de las clases bajas.
La caza de brujas, la caza de mujeres y la acumulación del trabajo
La caza de brujas fue una persecución dirigida específicamente contra las mujeres y su
poder social. Se establece una comparación entre la expropiación de tierras comunales
al campesinado con la expropiación de los cuerpos de las mujeres mediante la caza de
brujas.
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La caza de brujas destruyó los métodos que las mujeres utilizaban para controlar la
procreación (al señarlas como instrumentos diabólicos) y estableció el control estatal
sobre sus cuerpos, lo que produjo su subordinación en la reproducción de la fuerza del
trabajo.
La figura de la bruja no se limitaba solo a la partera, la mujer que evitaba la maternidad
o la mendiga que sobrevivía robando. También incluía a la mujer libertina, promiscua,
prostituta o adúltera, es decir, aquellas que practicaban la sexualidad fuera del
matrimonio. Por eso, en los juicios por brujería, la “mala reputación” se consideraba
prueba de culpabilidad. Además, la bruja era una mujer rebelde que discutía, insultaba
y no lloraba bajo la tortura.
La persecución de las brujas implicaba sadismo sexual a través de la tortura, lo que rebela
una misoginia sin igual en la historia. Las acusadas eran desnudadas, afeitadas y
sometidas a torturas físicas, incluyendo pinchadura con largas agujas en todo su cuerpo,
incluidas sus vaginas, en busca de la señal con la que el Diablo, supuestamente marcaba
a sus criaturas. Con frecuencia, eran violadas y se les realizaban pruebas para determinar
si eran vírgenes o no, considerándose esto como un signo de su inocencia. Aquellas que
no confesaban eran sometidas a tormentos más atroces, como la mutilación de sus
extremidades o ser quemadas vivas.
La caza de brujas tuvo un carácter público y las ejecuciones eran eventos importantes en
los que toda la comunidad, incluidos los hijos de las brujas, debían presenciar. Se
buscaba transmitir una lección sobre el destino de las brujas, incluso azotando a sus hijas
frente a la hoguera en la que su madre estaba ardiendo.
En resumen, la caza de brujas fue una guerra dirigida contra las mujeres, con el objetivo
de degradarlas, demonizarlas y destruir su poder social. Fue en las cámaras de tortura y
en las hogueras en las que murieron las brujas donde se formaron los ideales burgueses
de feminidad y domesticidad, es decir estas prácticas violentas y opresivas fueron
utilizadas como un medio para imponer un modelo de mujer sumisa y conformada a los
roles tradicionales establecidos por la burguesía.