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La Medicina en la
Historia
MARTHA EUGENIA RODRíGUEZ PÉREZ
Estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Historia en la Facultad de
Filosofía y Letras, UNAM. Fue becaria en el Wellcome Institute for the
History of Medicine, Londres, Inglaterra. En la Facultad de Medicina,
UNAM es Profesora Titular "C" de tiempo completo y jefa del Departamento
de Historia y Filosofía de la Medicina. Es profesora titular de pregrado
(Historia y Filosofía de la Medicina y de Bioética Médica y Profesionalismo)
y de posgrado (Medicina Occidental II).
Fue presidenta de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la
Medicina (2005-2006). Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a
los siguientes organismos: Academia Nacional de Medicina, Academia
Mexicana de Cirugía, Academia Mexicana de Ciencias y Academia
Nacional Mexicana de Bioética. Las líneas de investigación que desarrolla
son sobre la medicina en el periodo virreinal y siglo XIX.
RUY ECHAVARRíA RODRíGUEZ
Cirujano Neumólogo por la UNAM. Pasante de Maestro de Historia por la
Escuela Normal Superior de México. Ha sido profesor de Clínica del Aparato
Respiratorio en la Facultad de Medicina, UNAM; profesor de Historia en la
ENSM; docente en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt; profesor de
Historia en la UNAM. Expresidente de la Sociedad Mexicana de Historia y
Filosofía de la Medicina y miembro fundador de la Sociedad Panamericana
de
Historia de la Medicina. Actualmente es profesor de Historia y Filosofía de la
Medicina y de Bioética Médica y Profesionalismo, así como Coordinador de
Enseñanza en el Departamento de Historia y Filosofía de la Facultad de
Medicina de la UNAM.
EDITORIAL MEDICA
panamericanÑSS)
BUENOS AIRES • BOGOTÁ • MADRID • MÉXICO
www.medicapanamericana.com
Índice de
capítulos
Introducción, I
Martha
Eugenia
Rodríguez
Pérez Ruy
Echavarría
Rodríguez
¿Qué es un paradigma?, 2
¿Qué es un modelo médico?, 2
SECCIÓN 01
MEDICINA, HISTORIA Y
FILOSOFÍA, 7
Capítulo 1
Historia, cultura y filosofía de la
medicina, 9
Gabino Sánchez Rosales
Introducción, 9
La importancia de la historia de
la medicina, 9
Salud y enfermedad: la
perspectiva histórica, 14
La medicina como parte
integrante de la cultura, 16
La filosofía de la medicina, 17
Conclusión, 20
Capítulo 2
Cultura, conocimiento médico y
dolor, 21
José Luis Díaz Gómez
Introducción, 21
La cultura y los cuatro aspectos
de la enfermedad, 21
La patología: perspectiva
biológica en tercera persona, 22
El padecimiento: la vivencia de
aflicción en primera persona, 23
La práctica clínica: la consulta y
la perspectiva en segunda
persona, 23
Práctica clínica y arte de curar:
factores cognitivos y afectivos,
24
El hecho del dolor: perspectivas
de definición y análisis, 25
El trastorno de salud: los sistemas
médicos y la cultura, 27
Conclusión, 28
SECCIÓN 02
MODELOS MÉDICOS MÁGICOS,
EMPÍRICOS Y TEÚRGICOS, 31
Capítulo 3
Paleopatología y medicina en la
Prehistoria, 33
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Introducción, 33
Medicina en la prehistoria, 33
Orientación general de la
medicina, 33
Orientación general de la
terapéutica, 33
Posición social del sanador, qué o
quién es el sanador, 34
Posición social del paciente
(enfermo), 34
Paleopatología, marco
conceptual, 34
Las enfermedades infecciosas, 35
Enfermedades osteoarticulares
crónicas, 36
Enfermedades osteoarticulares
agudas y traumatología, 36
Tumores, 37
Malformaciones congénitas, 37
Intervenciones quirúrgicas, 37
Conclusión, 37
Capítulo 4
Medicina en Mesopotamia, 39
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Introducción, 39
La civilización mesopotámica, 39
La medicina, 40
La enfermedad, 41
La terapéutica, 41
El médico, 42
El paciente, 43
Conclusión, 43
Capítulo 5
Medicina en Egipto antiguo, 45
Jesús Gabriel Sánchez Campa • Ruy
Echavarría Rodríguez
Introd
ucció
n, 45
Pobla
ción,
45
Sociedad, 45
Organización política, 47
Glosario de términos
relacionados con la medicina,48
La enfermedad, 48
La terapéutica, 49
Condición socioeconómica del
médico, 50
Condición socioeconómica del
paciente, 51
Conclusión, 51
Capítulo 6
La medicina del Indostán en la
antigüedad, 53
Ruy Echavarría Rodríguez
Introducción, 53
La civilización india, 53
Concepción de la enfermedad, 55
La terapéutica, 57
Situación socioeconómica del
médico, 59
Condición social del enfermo, 59
Medicina unani, 59
Conclusión, 60
Capítulo 7
Medicina china, 61
Ruy Echavarría Rodríguez
Introducción, 61
La medicina en la civilización
china, 61
Concepción de la enfermedad, 64
La terapéutica, 64
Conclusión, 67
Capítulo 8
Medicina hebrea
prehelenística, 69
María Elena Ramírez de Lara
Introducción, 69
Sociedad, economía y
organización política, 69
Ideología, 69
La enfermedad, 72
La terapéutica, 72
Condición socioeconómica del
médico, 72
El paciente, 72
Conclusión, 72
SECCIÓN 03
MODELO
HUMORALIS
TA.
MEDICINA
ANTIGUA, 75
Capítulo 9
Medicina griega hipocrática y de
Alejandría, 77
Andrés Aranda Cruzalta
Introducción, 77
El ámbito
práctico de
la medicina
griega
hipocrática,
83 Medicina
de
Alejandría,
87
Conclusión, 88
Capítulo 10
La medicina romana,
Galeno y el galenismo, 89
Carlos Viesca Treviño • Aurora
Eunice German Barrasa
Introducción, 89
Las escuelas médicas griegas
en Roma, 89
La medicina de la Roma
Imperial, 90
Las obras enciclopédicas, 90
Galeno y el rescate de la
medicina hipocrática, 92
El saber anatómico, 92
La fisiología, 93
La teoría de la enfermedad, 94
El saber clínico y el
diagnóstico, 95
La terapéutica médica, 96
La cirugía, 97
Conclusión, 98
XII
SECCIÓN 04
MODELO HUMORALISTA
TEÚRGICO. MEDICINA EN EL
MUNDO CRISTIANO Y
MEDIEVAL, 101
Cap
ítul
o
11
Me
dici
na
cris
tian
a,
103
Jos
é
San
filip
po
B.
Introducción, 103
Concepto de enfermedad, 104
La terapéutica de los santos, 105
Las sangrías, 106
La medicina monástica, 106
Los herbarios monacales, 107
Los
hospitales,
108
Conclusió
n, 109
Capítulo 12
Medicina bizantina, 111
Gabino Sánchez Rosales
Introducción, 111
La traslación de la medicina
antigua, 112
Bizancio: el periodo alejandrino,
113
Bizancio: el periodo
constantinopolitano, 115
Cultura y medicina en el
Imperio bizantino, 116
Conclusión, 119
Capítu
lo 13
La
medici
na
islámic
a, 121
José
Sanfili
ppo B.
Introducción, 121
El islamismo, 121
El estudio de los textos clásicos,
122
Los conceptos de la medicina
árabe, 123
Las boticas, 125
Creación de hospitales, 125
Los médicos más importantes,
126
Conclusión, 133
Capítulo 14
Medicina medieval alta, 135
Gabino Sánchez Rosales
Introducción, 135
Medicina de los
pueblos bárbaros,
135 Los reyes
sanadores, 136
Medicina regia y autores
medievales, 137
Hospitales en el mundo
medieval, 139
El imaginario Hospital de San
Gall, 140
Nómina hospitalaria de obispos y
nobles, 142
Hospitales de órdenes de
caballería y civiles, 143
Hospitales de ciudades y
peregrinos, 143
La práctica de la medicina en
la Alta Edad Media, 144
Los médicos del Medievo,
145
Conclusión, 146
Capítulo 15
Medicina medieval baja, 147
Gabino Sánchez Rosales
Introducción, 147
La herencia Carolingia, 147
La escuela de Salerno, 147
La escuela de Chartres y
Montpellier, 150
La escuela de
traductores de
Toledo, 150 El
nacimiento de la
universidad y los
estudios
médicos, 151
La enseñanza de la ciencia
médica en el Medievo, 152
Anatomía en el Medievo, 154
El vínculo anatomía-cirugía,
155
La ciudad medieval: escenario
de la medicina, 157
Conclusión, 159
SECCIÓN 05
MEDICINA Y HUMANISMO
EN LOS
SIGLOS xv-XV1, 161
Capítulo 16
Revolución científica y
medicina. El gran cambio de
paradigma, 163
Ruy Echavarría Rodríguez
Introducción, 163
El siglo XV, 163
El siglo XVI, 165
La medicina, 167
Los médicos y la Revolución
Científica, 167
Vesalio, 169
Los libros médicos, 175
Las enfermedades, 175
Conclusión, 176
Capítulo 17
Medicina náhuatl
prehispánica, 177
Carlos Viesca Treviño •
Maríablanca Ramos de Viesca
Introducción, 177
El cuerpo humano, síntesis del
cosmos, 177
El microcosmos y su
correlación astrológica,
179 El conocimiento
médico. Las concepciones
en torno a la enfermedad,
179
Enfermedades causadas por
los dioses, 180
El animismo y las causas
mágicas de enfermedad, 181
Los tratamientos médicos, 183
Los tratamientos quirúrgicos,
184
xiii
Los
médicos,
185
Conclusi
ón, 186
Capítulo 18
Medicina novohispana en el
siglo XVI, 187
Andrés Aranda Cruzalta
Introducción, 187
Libros médicos novohispanos
del siglo XVI, 187
Los saberes médicos, 188
Enfermedades y epidemias, 190
Instituciones, 193
Expediciones, 194
Conclusión, 195
SECCIÓN 06
MEDICINA EUROPEA Y
AMERICANA
EN LOS SIGLOS XVII-XVIII, 197
Capítulo 19
Sistemas médicos en el siglo
XVII, 199
Alba Dolores Morales Cosme
Introducción, 199
La Revolución científica y el
Barroco, 199
Fisiología y experimentación,
200
Iatroquímica, 202
Iatromecánica, iatrofísica o
mecanicismo, 203
La anatomía microscópica, 204
Harvey y la circulación
sanguínea, 205
El cierre del siglo XVII y el
nacimiento de la medicina
clínica, 208
Conclusión, 209
Capítulo 20
Medicina de la Ilustración. El
siglo de la anatomía patológica,
211
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
Introducción, 211
Anatomía y fisiología, 211
La cirugía y su enseñanza, 215
Salud mental y mesmerismo,
216
Homeopatía, 217
Salud pública, 218
La vacuna contra la viruela, 218
Terapéutica, 219
Las enfermedades laborales, 220
Conclusión, 220
Capítulo 21
Medicina novohispana en el siglo
XVII, 221
Jorge Zacarías Prieto
Introducción, 221
El Protomedicato, 221
La Universidad, 222
Libros, 223
Lo
s
ho
spi
tal
es,
22
5
Co
nc
lus
ió
n,
22
7
Capítulo 22
Medicina novohispana en el siglo
XVIII, 229
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
• Verónica Ramírez Ortega
Introducción, 229
Condiciones sanitarias de la
capital novohispana, 230
Enfermedades y epidemias,
231
La inoculación y la
vacunación, 232
Los hospitales, 232
El Mercurio Volante, 234
El Real Tribunal del
Protomedicato, 234
La Facultad de Medicina, 236
El Real Colegio de Cirugía
(1770-1838), 237 La Real
Expedición Botánica a
Nueva España y la Cátedra
de Botánica, 238 La
expedición, 238
El Real Jardín y la
Cátedra de Botánica, 239
Conclusión, 240
SECCIÓN 07
MODELO MÉDICO
CIENTÍFICO
EN EL SIGLO XIX, 243
Capítulo 23
El siglo XIX. La centuria en
que la medicina se convirtió
en ciencia, 245
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
• Andrés Aranda Cruzalta
Ruy Echavarría Rodríguez, Jesús
Gabriel Sánchez Campa
Introducción, 245
El siglo XIX, 245
La ciencia y la filosofía en el siglo
XIX, 245
La medicina en el siglo XIX,
246
Los grandes triunfos del
humano sobre la enfermedad
en el siglo XIX, 254
Las mujeres y la medicina,
262
Conclusión, 263
XIV
Capítulo 24
La medicina
mexicana en el siglo
XIX. Los inicios del
México
independiente, 265
Xóchitl Martínez Barbosa
Introducción, 265
Las ideas en la medicina y la
necesidad de cambio, 265
Las instituciones , 267
Los protagonistas, 271
Aspectos sanitarios , 272
Conclusión, 273
Capítulo 25
La medicina mexicana en
la segunda mitad del
siglo XIX, 275
Ana Cecilia Rodríguez de Romo
Introducción, 275
Cambios en la Universidad, 275
La Escuela Nacional de
Medicina, 275
Los
hospitales,
276 La
clínica y sus
protagonistas
, 278
La investigación científica, 278
Las publicaciones y las
Academias, 282
Salud pública, 282
Las pioneras de la medicina
mexicana, 283
Conclusión, 284
SECCIÓN 08
MEDICINA CONTEMPORÁNEA
EN LOS
SIGLOS xx-xxl, 287
Capítulo 26
Medicina universal, siglos XX-XXI,
289
Maríablanca Ramos de Viesca
Introducción, 289
Genética, 290
Historia de la laparoscopia, 291
Endocrinología, 293
Historia de la oncología, 294
Epidemias de los siglos XX y
XXI, 295
Historia de las neurociencias,
296
Creación de la atención universal
en salud. El Seguro
Social, 298
La nueva quimioterapia.
Antibióticos, 298
La inmunología, 299
Historia de la cardiología, 301
Los
Premios
Nobel, 302
Conclusió
n, 303
Apéndice, 304
Lista de Premios Nobel de
Medicina, 304
Lista de Premios Nobel de
Química, 309
Lista de Premios Nobel de Física,
311
Capítulo 27
La medicina en México, siglos XX-
XXI, 315
Guillermo Fajardo Ortiz
Introducción, 315
De 19()1 a 1910, última
etapa del porfiriato, 315
De 1911 a 1934. La
Revolución mexicana,
317
De 1934 a 1984. Etapa
posrevolucionaria.
Instituciones, 317
De 1985 a 2018. Etapa
contemporánea, 318
El consultorio privado y la
medicina socializada, 319
Las especialidades médicas, 319
De fórmulas magistrales y de
patente a medicamentos
genéricos, 319
Conclusión, 320
Capítulo 28
Los médicos del futuro y el
futuro de los médicos, 321
Alberto Lifshitz
Introducción, 321
Predicción, previsión,
anticipación, prevención,
perspectiva, 321
Nuevas enfermedades.
La era de las
enfermedades incurables
y de las
ciberenfermedades, 322
Lo que nos exige el
futuro, 323
Conclusión, 324
Bibliografía, 325
Índice analítico, 335
INTRODUCCIÓN
Este libro trata sobre una de las
actividades más nobles que ha
creado el humano: la medicina.
Esta afirmación resulta cierta si
por medicina entendemos todo
acto realizado con el fin de aliviar
un sufrimiento biopsicosocial,
preservar la salud y prevenir la
enfermedad.
La medicina es una de las
labores humanas más antiguas; se
dice que los médicos descienden
de chamanes (sâmân) —lo que es
probable— y se ha encontrado la
presencia de estos personajes en
culturas creadas por hombres
modernos (Homo sapiens sapiens)
como la Magdaleniense con 15000
años de antigüedad, entonces, ¿por
qué no suponer que el "anciano"
de Shanidar I —apoyado con tanta
veneración por sus congéneres
neandertales— fuera el poseedor
del mana en el clan, y fuera el
encargado de atender los
padecimientos de los miembros de
la comunidad? De cualquier
forma, los varios milenios de
existencia de esta profesión son
para tomarlos en serio.
Todo pasado médico es digno
de estudiarse y de ser reflexionado
para comprender el devenir y la
situación actual de la medicina.
Las humanidades cumplen esa
función, son imprescindibles
porque inducen a reflexionar a
partir de los contenidos de la
filosofía y de la historia, los cuales
ennoblecen a las personas. Hoy en
día, la historia de la medicina,
como disciplina independiente, se
ha institucionalizado, por ello, este
libro engloba de manera
profesional el curso de la medicina
universal y de la mexicana, cada
una con valor propio.
Hace unas décadas, la situación
era diferente. Francisco Guerra,
médico e historiador, expresa en su
Historia de la medicina (2007)
que, a mediados del siglo XX, el
valor práctico de la historia de la
medicina entró en crisis, lo que
coincidió con el nacimiento de las
especialidades, que significa,
como dice Gastón Bachelard en El
compromiso racionalista (1973),
"tipos particulares de progreso".
En el terreno del pensamiento
científico, la especialización
demanda intereses más complejos,
por lo que ese enfoque hacia el
futuro reubicó conceptualmente a
la historia de la medicina, que
trascendió del marco doctrinal de
la medicina para transformarse en
una especialidad de la historia.
Así, la historia de la medicina, que
había sido escrita solo por
médicos, empezó a ser objeto de
estudio de los humanistas,
historiadores, sociólogos y
antropólogos, entre otros, que
llevó a un conocimiento riguroso
de las fuentes y a hacer un análisis
metodológico del material
histórico. En ese contexto, el
presente libro cuenta con la
participación de un grupo
interdisciplinario formado por
médicos, odontólogos e
historiadores.
Esa constante evolución de la
medicina se observa en múltiples
aspectos; por ejemplo: el concepto
mutable que, a lo largo del tiempo,
el humano ha tenido de la
enfermedad y sus causas (hechizo,
castigo divino, accidente,
fenómeno natural); de los métodos
diagnósticos (augurios, magia,
síntomas, exploración física —
observación, palpación,
auscultación, percusión—,
exámenes de laboratorio, gabinete
e imagenología, entre otros); de la
terapéutica (curación por voluntad
divina o intervención
1
de un chamán, uso de herbolaria,
sangrías, dieta, antibióticos, cirugía,
terapia génica y nanoterapia, entre
otros), del cuidado y la conservación
de la salud, así como de la
profilaxia. En otras épocas fueron
actividades exclusivas de la
profesión, pero ahora, al disminuir la
asimetría en la relación médico-
paciente, con el reconocimiento de
la autonomía del segundo, y la
aplicación del principio bioético
respectivo, la participación activa de
la persona —en general— en el
cuidado de la salud personal y
comunitaria es cada vez mayor y
más eficaz; cambios englobados en
el concepto actual de una política de
salud autodeterminada y
autosustentable, denominada
"Atención primaria de la salud",
preconizada por la OMS.
El vínculo entre la tecnología y la
medicina también permite visualizar
a esta como una ciencia en constante
avance porque ha mostrado, como
dice Laín Entralgo, la "visión directa
de las lesiones ocultas" por medio
del estetoscopio, el oftalmoscopio, el
laringoscopio, los rayos X, la
tomografía axial computarizada y
otras técnicas como la resonancia
magnética o la tomografía por
emisión de positrones (PET).
Asimismo, la relación tecnología-
medicina se evidencia, hoy en día,
con el expediente clínico
electrónico.
El enfoque pedagógico constata
que la medicina es una ciencia en
continuo progreso. De enseñarse de
manera empírica, por un
especialista, pasó a los recintos
escolares, a las universidades
medievales que promovían la
enseñanza con el método
escolástico, es decir, a partir de la
lectura de los textos clásicos. Los
colegios especializados y las
universidades modernas originaron
el método experimental, la
especialización y la
subespecialización médica. Por otra
parte, en la actualidad, existe la
telemedicina, un instrumento más
para la transmisión del saber.
En este sentido, el libro que el
lector tiene en sus manos hace
referencia a los hallazgos,
descubrimientos y hechos históricos
enmarcados en distintos paradigmas
y modelos médicos.
Cuando se estudia un hecho
histórico —cualquiera que este sea
—, el primer objetivo es conocer el
suceso en sí, pero, a continuación,
surgen dudas que constituyen las
seis preguntas esenciales para
realizar las acciones cognitivas de un
proceso completo de aprendizaje
respecto al hecho histórico, estas
son: ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?,
¿quién?, ¿cómo? y ¿por qué?
En el caso de la medicina, las
cuestiones son las mismas y para
demostrarlo basta un ejemplo: el
galenismo (conocido hecho
histórico); las respuestas a dichas
interrogantes nos dan razón de:
En qué consistió esa doctrina
médica, sus bases, sus principios,
sus prácticas, sus recursos
materiales; qué "medicina"
aprendió, reestructuró, enseñó y
transmitió a la posteridad Galeno.
Ubicación (marco geográfico) de
Pérgamo, Alejandría, Roma,
Europa, en fin, de la civilización
romana.
Temporalidad (marco
cronológico), con una
"modalidad abierta'; ¿en qué siglo
vivió Galeno? ¿cuándo apareció
el galenismo, cuánto duró y
cuándo terminó su vigencia?
Introducción
Quiénes participaron en él, no solo los "protagonistas",
también los circunstantes; parafraseemos a Bertolt Brecht:
¿Claudio Galeno solo desarrolló el "galenismo"? ¿y sus
maestros, sus pacientes, sus discípulos, sus adversarios, y
sus lectores y seguidores 14 y aún 15 siglos después de su
tránsito por la historia?
Cómo aprendió la tekhné Galeno; cómo exploró,
diagnosticó, pronosticó, trató y curó o no; cómo enseñó,
escribió y transmitió su doctrina.
Por qué el galenismo fue como fue, es decir, en qué tipo de
formaciones socioeconómicas surgió y persistió como
elemento superestructural propio de estas y cuál era el
desarrollo de las fuerzas productivas de aquellas, qué lugar
ocupaban en esas formaciones sus practicantes (¿formaban
parte de un estamento particular? ¿fueron meros brujos?
¿eran chamanes, sacerdotes especiales o una casta especial
de sabios? ¿constituían un grupo integrado de
profesionales de la medicina?), cómo eran considerados
por la sociedad los enfermos (¿individuos maldecidos y
egregios? ¿simples víctimas del fatum? ¿integrantes de la
physis, sujetos a sus leyes?), qué paradigma determinaba la
teoría y práctica del sistema, por qué sus saberes se
esfumaron con el tiempo; y por último, cuál fue la
trascendencia real del galenismo en la cimentación de la
globalizadora medicina occidental actual.
De hecho, "el porqué" del evento histórico es la parte
medular del estudio de la historia como ciencia.
Para realizar un análisis exhaustivo de cada uno de los
diferentes casos o "tipos de medicinas" que las distintas
culturas han forjado a lo largo de los siglos, es necesario que
conozcamos dos conceptos de índole diversa, cuya revisión
conjunta nos permitirá —en lo posible— una visión más
profunda de cada episodio. Los dos conceptos a considerar
son:
I. Paradigma: es un concepto gnoseológico (epistemológico)
propio de la historia de la ciencia, que nos aclara el marco
ideológico en que se originó la medicina en cuestión.
II. Modelo médico: este es, en sí mismo, el ejemplo de
"medicina" a la que en particular hacemos referencia
cuando mencionamos el "tipo de medicina" que existe en
un área cultural en especial, en un lapso demarcado con
relativa precisión.
¿QUÉ ES UN PARADIGMA?
En este punto debemos hacer una digresión para aclarar su
significado, para eso revisaremos dos definiciones del
concepto:
Paradigma, según Thomas Kuhn, en su libro La estructura
de las revoluciones científicas (1962), es "una completa
constelación de creencias, valores y técnicas, etc.,
compartidos por los miembros de una determinada
comunidad". Esta definición se parece al concepto de
cosmovisión, pero se diferencia en que esta no incluye el
aspecto materialista de Io tecnológico, que es determinante en
nuestro concepto. Tampoco debemos confundirla con "formas
de pensamiento", aunque se parecen, también es aplicable y
válido el argumento anterior.
Para otros autores, paradigma es "la mentalidad,
conceptos y sistemas de valores, que forman parte de una
visión particular de la realidad". Esta segunda definición se
asemeja en exceso a la noción de cosmovisión, por lo que
sería preferible el uso de la primera para efectos del estudio
que se pretende, en el entendido de que el sustantivo técnica
(s) en el caso de la primera, tiene solo el significado original
(téchne: arte) de "saber hacer".
Sin embargo, si unimos ambas nociones (creencias,
valores y técnicas, y mentalidad, conceptos, sistema de
valores y visión parcial de la realidad), podemos concluir que:
"Paradigma es un sistema ideológico, axiológico y
tecnológico que determina una visión particular de la realidad
—personal y colectiva— en una comunidad determinada (de
ninguna manera única en el tiempo y el espacio), en una
época y en un área geográfica más o menos delimitadas".
Para una mejor comprensión del concepto, enunciaremos
de una vez los paradigmas que incluye la propuesta:
Paradigma mágico-empírico
A.2. Paradigma teúrgico (religioso)
A.3. Paradigma racional
Paradigma teúrgico-racional
A.5. Paradigma racional-teúrgico
A.6. Paradigma científico-pragmático
A.7. Paradigma científico-humanista
¿QUÉ ES UN MODELO MÉDICO?
Para definir qué es un modelo médico es necesario recurrir a
dos nociones: las bases epistemológicas que, desde el punto
de vista ideológico, lo fundamentan, y los componentes
materiales que sustentan su práctica en la realidad física.
Una profesión de tanta antigüedad e importancia es,
forzosamente, de carácter evolutivo, con rasgos y
características muy desemejantes a lo largo del tiempo, según
los diferentes ámbitos, culturas y civilizaciones considerados.
Esas características: elementos humanos, ideología,
elementos tangibles, conocimientos y prácticas específicas o
propias de cada cultura, conforman Io que se denomina
modelo médico, es decir, la "manera específica en que el
hombre enfrenta la enfermedad en un lugar y un tiempo
definidos", concepto clave para un aprendizaje coherente y la
comprensión cabal del hecho histórico general, la medicina,
sujeto de este estudio.
Introducción
La idea de modelo médico presentada se refiere en
concreto a su sentido histórico, se debe considerar ligada de
manera esencial al paradigma hegemónico, en el caso de
cada modelo en particular y, no se deben aplicar los criterios
antropológicos de hegemonía y subordinación. No olvidemos
que, si bien el paradigma (ideológico) determina al modelo
médico, el paradigma —componente de la historia interna—
es determinado por factores y elementos —constituyentes de
la historia externa— ajenos a la voluntad humana, de índole
material que conforman la formación socioeconómica, base
real última de la sociedad humana.
Al combinar los dos conceptos anteriores (paradigma y
modelo médico), se entiende la clasificación de los diversos
modelos propuestos:
Modelo médico mágico-empírico
Modelo médico teúrgico
Modelo médico racional
Modelo médico teúrgico-racional
Modelo médico neorracional
Modelo médico científico
Modelo médico humanista
La preferencia de la denominación modelo médico, por la
de sistema médico (esta con frecuencia equivalente a la
primera), en nuestro caso, es solo cuestión de método para
una mayor claridad.
Para aclarar Io anterior, hay que aceptar, que en ningún
caso, alguna de las variantes de los dos conceptos (o
elementos) ejes de la propuesta, ha existido en la historia
como única presente. En cambio, los casos de presencia
simultánea de dos de ellas, en un mismo tiempo y en una
misma área cultural son abundantes y sobra mencionarlos;
pero, es indudable que siempre, y en cualquier caso, una de
ellas se manifiesta como hegemónica y esto determina su
aparente unicidad en las diversas culturas o civilizaciones.
No olvidemos que el acontecer humano es continuo, sin
cortes episódicos reales, un suceder en el que los cambios
solo se evidencian en grandes lapsos, y la "periodización"
utilizada en los libros de historia es nada más que un recurso
didáctico, ante la imposibilidad de abarcar en una sola visión
el panorama de la evolución de la especie humana. Por tanto,
es preferible adoptar una "periodización abierta" con base en
el paradigma común al periodo considerado, sin importar las
culturas que lo compartan ni el tiempo ni el espacio en que lo
hayan hecho; con lindes más laxos e hitos menos precisos que
los que enmarcan a los periodos, épocas y edades
tradicionales.
Paradigma hegemónico en
una sociedad
Modelo médico dominante
durante la vigencia del
paradigma
Paradigma mágico Modelo médico
mágicoempírico
Paradigma mágico-teúrgico Modelo médico teúrgico
Paradigma racional Modelo médico racional
Paradigma dicotómico
teúrgico-racional
Modelo médico dicotómico
teúrgico-racional
Paradigma dicotómico
racional-teúrgico
Modelo médico
neorracional
Paradigma científico
pragmático
Modelo médico científico
Paradigma científico
hurnani sta
Modelo médico humanista
Nota: la denominación de dicotómico se aplica en referencia al
carácter dual de la ideología fundamental de los paradigmas y el
modelo calificados como tales, en la inteligencia de que el adjetivo
precedente en los tres casos es el predominante en la dualidad.
En el caso del modelo médico neorracional, el prefijo 'neo'
se emplea para diferenciar con precisión el carácter
racionalista del pensamiento helénico, pero que no aspiró a la
comprobación experimental de sus postulados y, el mismo
carácter del pensamiento renacentista que sí se empeñó en la
certificación de sus planteamientos teóricos, por medio del
método experimental, creado por los mismos renacentistas,
que elaboraban las hipótesis sometidas a prueba. Solo
recordemos su aplicación en Historia del Arte: arte
neoclásico, estilo neogótico, etcétera.
Cada uno de los modelos médicos propuestos ha tenido
una ideología propia del paradigma dominante, que determina
la concepción de la enfermedad, sus causas y su naturaleza
elaborada por los integrantes de la comunidad; nociones que,
en su momento y en su espacio, les han servido a las diversas
sociedades —de forma mejor o peor— para enfrentar a la
enfermedad y, en conjunto con los pertrechos disponibles
(utillaje material y acervo de sustancias medicinales) por el
médico, acordes con el desarrollo de las fuerzas productivas,
definen el tipo de tratamiento que aplica aquel.
Por otro lado, en todo estudio de cualquier modelo médico
que pretenda ser integral, se debe precisar el rol que
desempeña el sanador dentro del grupo, papel establecido,
asimismo, de manera concurrente por la formación social, el
paradigma hegemónico en ella y el modelo médico propio de
esta, factores que Io ubican en la estructura social y laboral.
Al final, porque en sí mismo es la razón de ser de la
medicina, el sufriente también ocupa un puesto en la
mencionada ordenación social, lugar que le es asignado con
base en el paradigma en cuanto a la percepción que de él —y
su padecimiento— tiene la colectividad; en tanto, que para
efectos prácticos (la clase de atención que le sea otorgada) lo
fundamental será su situación (previa a su dolencia) en la
estructura económica; aun cuando en un paradigma humanista
lo deseable y lo ético es que un mendigo y un príncipe reciban
una atención médica similar, en la historia, en otros
paradigmas no ha sido así.
Introducción
Con el objetivo de llevar las referidas acciones cognitivas
a su nivel más complejo, en forma breve y útil, respecto a
cualquier modelo médico considerado, es recomendable tener
presente las cinco preguntas con las que don Pedro Laín
Entralgo sintetizó —en forma magistral— todo el proceso
descrito:
¿Índole socioeconómica (formación socioeconómica) de la
cultura, en la que el modelo en cuestión se presenta?
• ¿Interpretación —concepción— de la enfermedad (proceso
salud-enfermedad)?
• ¿Orientación general de la actividad terapéutica
(preservación, curación y prevención)?
• ¿Situación social del sanador (médico)?
• ¿Situación social del sufriente (paciente)?
El orden en que las planteó el doctor Laín Entralgo no es el
que presentamos aquí, pero este nos parece más lógico por las
consideraciones expuestas antes.
Al responder las cinco cuestiones se tendrá una visión
racional, ordenada, integral y científica de cada modelo
médico examinado.
En síntesis, es preciso que los médicos miren hacia atrás;
que recapaciten sobre la historia de su profesión porque su
utilidad es innegable, y no solo porque los mismos médicos
son actores de una etapa que el día de mañana será historia,
sino también, porque los hechos del pasado les permiten
comprender cómo es que ocurrieron determinados
descubrimientos, y más importante, cuáles fueron sus
consecuencias.
La historia de la medicina tiene un papel tanto informativo
como formativo; es decir, educativo, y permite entender que
hay una diversidad de culturas, de paradigmas y de modelos
médicos, estos dos últimos formaciones culturales que, en
conjunto, conforman el ámbito y el proceso del desarrollo de
la medicina. A través de todos ellos interesa destacar el
carácter social de la medicina, resaltar las figuras —centrales
en este estudio— del médico y el paciente, y enfatizar que el
humanismo es inherente a la medicina.
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
Ruy Echavarría Rodríguez
SECCIÓN
MEDICJNA,
HISTORIA
Y F
LOSOFÍA'
HISTORIA, CULTURA Y FILOSOFÍA
DE LA MEDICINA
Gabino Sánchez Rosales
INTRODUCCIÓN
El problema de la transmisión del conocimiento
es un tema que subyace en la estructura del
análisis sobre la importancia de la historia y la
filosofía de la medicina, una disciplina que,
consideramos, ayuda a la comprensión del
problema de la transmisión del conocimiento
médico en el tiempo y, por ende, de la cultura
universal. Aunque este no es un asunto que deba
ser tratado aquí, señalaré de manera breve que,
desde el ámbito pedagógico, la transmisión del
conocimiento ha sido caracterizada como una
enseñanza que un emisor refiere o significa
respecto a un objeto o proceso y cuyo fin es ser
aprendido por un receptor por medio de un
mensaje. Fortuanto Contreras señala acerca de
este punto que:
De modo que el conocimiento deriva de la
información y la información deriva de los
datos. Para que la información se convierta en
conocimiento las personas deben aplicarlos en
su quehacer ejecutando acciones para sí o para
terceros.
No obstante, es importante considerar que las
operaciones cognitivas, desde la perspectiva de las
neurociencias, más que un modelo de caja negra, son
complejas, y que el trinomio emisor-receptor-mensaje
involucra operaciones cognitivas, a las que José Luis
Díaz llama "proceso consciente", donde existe un:
aspecto mental del desempeño neurológico del
más alto nivel de integración, un fenómeno de
plenas capacidades causales sobre el
funcionamiento de los sistemas de menor
jerarquía que moldean el habla y la expresión de
la conducta en general. Por añadidura, esta
capacidad expresiva de los sistemas conscientes
a través del lenguaje y la acción del individuo
tiene efectos diversos y potencialmente
trascendentes sobre el sistema social y cultural.
Esto es patente para las actividades creativas
que se producen y expresan mediante actos,
símbolos, teorías científicas y productos de arte
o técnica hacia el medio social, cultural o
ecológico.
En este sentido, podemos concluir que la
transmisión del conocimiento para la difusión de la
cultura es un proceso complejo donde confluyen
diversas categorías y estrategias que, dirigidas a
distintos niveles del pensamiento, ofrecen aspectos
que ayudan a entender cómo se obtienen los
elementos pedagógicos y filosóficos que permiten
comprender cómo se genera y
transmite el conocimiento médico y su
aplicación. Este, en sentido estricto, es el
problema histórico de la importancia de la
historia y la filosofía de la medicina y la cultura
(Figura 1-1).
LA IMPORTANCIA DE LA
HISTORIA DE LA MEDICINA
Para responder a la cuestión sobre la importancia
de la historia de la medicina y, con ello,
comprender su aportación a la cultura, es
preciso, analizar primero qué es la historia y la
medicina y, luego, saber para qué sirven y cuáles
son sus objetivos.
Señalemos de manera breve, y en
concordancia con Michel Foucault, que: "la
Historia es la madre de todas las ciencias del
hombre por ser tan vieja como la misma
memoria humana". Esa trascendencia de la
Historia ya era reconocida desde la antigüedad,
pues para Cicerón, autor del mundo romano, la
Historia es maestra de la vida, ya que enseña a
los hombres sobre los hechos del pasado con el
fin de no repetir errores en el presente (Figura 1-
2). Heródoto, llamado el padre de la Historia,
señalaba que ella servía para "evitar que, con el
paso del tiempo, los hechos humanos queden en
el olvido y que las notables y singulares
empresas realizadas, respectivamente por griegos
y bárbaros [...] queden sin realce". Heródoto, al
decir lo anterior, dejaba muy claro que la
Historia tiene una intencionalidad y, por lo tanto,
no era neutra en su sentido político, sin embargo,
esa intencionalidad refiere el deseo de la Historia
de dejar plasmada para la posteridad los hechos
memorables e importantes realizados por los
hombres en la vida social, en este caso, los
acontecidos durante la guerra que sostuvieron
griegos y persas durante las llamadas Guerras
Médicas (Figura 1-2).
Posteriormente, Tucídides, al investigar sobre la
guerra del Peloponeso, entre griegos y espartanos,
señaló que su investigación tenía como fin "explicar
las razones de la ruptura y las diferencias que la
ocasionaron (la guerra), a fin de que nadie se pregunte
por qué se produjo entre los griegos una guerra tan
importante", y agrega, de forma puntual, que: "La
causa más verdadera aunque la que menos se
manifiesta en las declaraciones, pienso la constituye el
hecho, el temor que provocó en Esparta la grandeza de
Grecia'! Para Tucídides, la Historia tiene como fin no
solo dejar constancia de los hechos memorables, sino
explicar las causas profundas que originan esos
hechos históricos; es decir, la Historia tiene el
propósito de ofrecer una
10
SECCIÓN 1 • Medicina, historia y
filosofía
Figura 1-1. El
cortejo nupcial de
Psyché, Burne-
Jones, 1895.
explicación y
comprensión de
las causas que
provocan que
los hechos
aparezcan en el
tiempo y en la
sociedad.
Así, una vez
resuelta la
cuestión sobre
la explicación
de los hechos es
posible
definirlos en
una amplia
variedad de
sucesos, es
decir, que estos
son,
prácticamente,
todos aquellos
acontecimientos
de la vida social
de los hombres,
ya sea una
teoría, una
guerra, la
publicación de
un libro, un
edicto o el
nacimiento de
un personaje
célebre, para
luego, en
relación con su
importancia,
fijarlos en la
memoria de los
hombres.
Este es el
valor
fundamental de
la Historia
desde sus más
lejanos
orígenes, pues
su fin es ofrecer
explicaciones
sobre las causas
que provocan o
por las que se
desarrollan los
hechos
memorables del
hombre en el
tiempo. En este
sentido, el
historiador y la
historia no son
meros
coleccionistas
de hechos o
cosas, sino
creadores y
agentes de
cambio al
descubrir para
el hombre los
hechos que
hacen al mundo
cognocible, a la
vez que espacio
histórico donde
se inserta la
actividad social
y cultural del
hombre.
Es
fundamental
señalar que la
Historia
profesional
utiliza ciertos
sistemas de
conocimiento
como la
hermenéutica,
que es el
conjunto de
reglas y
métodos para
realizar una
interpretación
adecuada de los
hechos
históricos. Esto
es sumamente
importante, ya
que cualquier
explicación
sobre un hecho
científico o
social, un
acontecimiento
universal o
local, conlleva,
necesariamente,
una
interpretación
del historiador
sobre el hecho
seleccionado
para ilustrar un
acontecimiento
o un proceso
histórico. Como
señala Eric
Hobsbawm:
"Mirar hacia
atrás, mirar
hacia adelante o
en cualquier
otra dirección
siempre implica
un punto de
vista" (Figura
1-3).
Otro método
que utiliza la
Historia es la
heurística que
sirve para
resolver los
problemas
históricos, ya
que junto con el
análisis,
métodos y
terminología
que ofrecen
disciplinas
como la
lingüística, la
sociología, la
economía, la
política, la
filosofía y la
antropología,
son de ayuda
para el
historiador; este
emplea la
heurística para
resolver
problemas
mediante
explicaciones y
soluciones
creativas a
preguntas que
otras disciplinas
no pueden
brindar. Para
ello, el
historiador
construye una
narrativa
histórica o
explicativa que
da cuenta del
devenir de los
hechos del
hombre en el
tiempo, pues
como señala
Rosa María
Palazón, "la
historia narra
las peripecias
de los sistemas
humanos y de
hombres vivos
que dejan tras
de sí
patrimonios
culturales, no
los
comportamiento
s de las cosas ni
de los dioses'!
Este sentido
narrativo, a
veces es tan
sugerente, que
se convierte en
una toma de
posición del
historiador
frente a la
historia de los
hechos que
narra al
conjugar
interpretación y
perspectiva
histórica, como
es el caso del
bello ejemplo
del título de la
obra de Johan
Huizinga, El
otoño de la
Edad Media,
cuya metáfora
da cuenta de
una
interpretación
del pasado
donde se
despliega la
vida y el tiempo
del hombre y el
fin de un
periodo. Por
ello, en sentido
estricto, la
historia es ese
viejo oficio que
practican los
historiadores
para conocer al
hombre, pero
como
acertadamente
cita Giuseppe
Galasso: "Lo
que el hombre
es, solo puede
decirlo la
historia"
(Figura 1-4).
Sobre la
medicina, de un
modo
sumamente
simple,
señalemos que
tiene como
finalidad, en
todo tiempo y
lugar, ayudar al
hombre
enfermo,
prestarle auxilio
para reponer sus
fuerzas. Sin
embargo, esta
tarea ha sido
encomendada a
un tipo especial
de miembro de
la sociedad que,
como explica
Leonardo
Viniegra:
se aboca a
la
reparación
de los
daños
físicos o
psicológic
os que
sufre el
organismo
como
consecuen
cia de las
limitacion
es con las
que nace
(congénita
s), de
sucesos de
la vida
CAPíTULO Historia, cultura de la medicina
11
1 • y filosofía
ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
La importancia y utilidad de la historia de la medicina
radica en que hace evidente, al indagar y reflexionar sobre el
fenómeno de la salud y la enfermedad en el hombre y en el
tiempo, las soluciones prácticas y epistemológicas que la
sociedad ha razonado, imaginado y creído sobre los tópicos
que corresponden a la medicina construida por el hombre y
que sirven para resolver una pregunta esencial: ¿qué es la
enfermedad?, ¿y por
Figura 1-2. Marco Tulio Cicerón,
Florencia, Italia, siglo XVII, Mansión de
Vaux-le-Vicomte, Francia.
cotidiana (enfermedades,
accidentes, guerras, catástrofes,
naturales, etcétera) o de la edad
avanzada.
Con el tiempo, esta actividad
esencial de curar se transformó,
como se indica en el texto
hipocrático sobre la medicina
antigua, en "un arte del que todos se
sirven en momentos cruciales, y por
los que sus practicantes y
profesionales expertos son tenidos
en gran estima". De modo general,
ese es el objetivo de la medicina, sin
embargo, es útil preguntar de nuevo,
¿tiene importancia el estudio de la
historia de la medicina? La respuesta
parece clara, la historia de la
medicina es, como señala Juan
Riera:
un capítulo de la historia
general, en tanto que aborda
un problema específico del
pasado de la Humanidad,
como es el que suscita la salud
y la enfermedad, individual y
colectivamente consideradas.
qué acaba con la vida de los
hombres?
Alrededor de esta pregunta se
han construido varias más: ¿quiénes
son los médicos?, ¿qué es la ciencia
médica y cómo se ha curado a través
del tiempo? He aquí la importancia
de la historia de la medicina, que
radica en que esta disciplina ofrece
múltiples explicaciones históricas
sobre la salud y la enfermedad a lo
largo del tiempo situando el
contexto histórico en el cual se
ofrecieron soluciones al problema de
la enfermedad; soluciones que
fueron creídas, pensadas y razonadas
por los hombres en las diferentes
culturas y civilizaciones presentes y
pasadas que han dejado su huella en
la medicina del mundo moderno.
Para ilustrar la utilidad de la
historia de la medicina recurriendo a
la perspectiva histórica y las
relaciones entre presente y pasado,
solo conviene reflexionar sobre las
ideas de los médicos de la
antigüedad clásica acerca de la salud
y la enfermedad y contrastarla con
las ideas de los médicos europeos
anatomopatólogos del siglo XVIII y
XIX.
Para los médicos hipocráticos, la
salud y la enfermedad eran el
resultado del equilibrio de los
humores, que en número de
Figura 1-4. La expulsión del Jardín del
Edén, Masaccio, 1426-1427.
cuatro (bilis negra, bilis amarilla,
sangre y flema) se encontraban en el
cuerpo humano y, que en conjunto,
eran responsables de las funciones
del organismo. Esta idea estaba
expresada con la categoría de
isonomía, que fue comprendida
como el estado de salud y bienestar
físico y mental del hombre versus la
monarquía, la cual se comprende
como el dominio de un humor sobre
los otros y responsable de la
aparición del fenómeno morboso. El
texto hipocrático Sobre la
enfermedad sagrada es muy claro
acerca de la explicación y
funcionamiento operativo de esa
teoría médica, que conviene
señalarlo, fue la explicación
hegemónica sobre el proceso salud-
enfermedad por casi poco más de
dos milenios (Figura 1-5).
Este pensamiento médico es
totalmente contrapuesto a la
mentalidad anatomopatológica,
dos filósofos conversan sobre la teoría humoral, siglo XV.
ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
la cual fue creada por varios
médicos europeos al final del
siglo XVIII y principios del
siglo XIX, quienes frente a la
pregunta sobre qué es y cómo se
expresa el binomio salud-
enfermedad en el hombre,
plantearon una solución basada
en los avances del saber
anatómico de los siglos previos,
teniendo como base epistémica
el pensamiento anatomoclínico
que indagó, directamente, sobre
el sitio y la localización de la
enfermedad en los órganos y
sistemas del cuerpo del humano.
Con estas ideas, la medicina y
los médicos construyeron una
correlación entre la lesión en el
órgano afectado y la aparición
del fenómeno morboso.
Al respecto, la obra médica
magna de Giovanni B.
Morgagni De sedibus et causis
morborum per anatomen
indagatis, publicada en Venecia
en 1761, y junto al texto de
Xavier Bichat, Traité des
membranes en général et des
diverses membranes en
particulier, que apareció en
1800, son ejemplos de la
mentalidad anatomopatológica
que sentó las bases de la
anatomía patológica moderna
como sustento de la
investigación sobre la
enfermedad en la medicina
contemporánea (Figura 1-6).
En ese sentido, es clara la
utilidad de la historia de la
medicina, pues esta ayuda a
ejemplificar y poner en contexto
histórico y hacer comprensible el
acontecer de la medicina a Io largo
del tiempo. Este conocimiento es
muy útil si compara, en perspectiva
historiográfica, los saberes y
categorías utilizados por los
practicantes de la medicina del
pasado con los saberes practicados
por los médicos modernos.
Al insistir en el valor
epistemológico del saber histórico
aplicado al estudio de la historia de
la medicina, podemos claramente
observar que en los ejemplos
citados arriba, en unos se resaltan
categorías como humores, bilis,
isonomía, monarquía y enfermedad
sagrada y del otro lado, se emplean
conceptos como lesión, órgano
afectado, membranas, patología y
mentalidad anatómica, que hacen
evidente las diferencias de tiempo y
espacio entre una y otra mentalidad
médica, y que al contrastarse, nos
aproximan, desde la perspectiva
histórica, como es el segundo caso,
al uso de una terminología más
moderna y cercana a los
conocimientos de la medicina
contemporánea.
Convendría insistir que los
conceptos citados tienen un tiempo,
un espacio y un contexto histórico
donde adquirieron
1 •
1
3
Figura 1-6. Medallas con la efigie de
Giovanni B. Morgagni, autor De
sedibus et causis morborum per
anatomen indagatis, obra publicada
en Venecia, en 1761.
plena aceptación y significación
como hechos concretos para la
práctica y saberes de la medicina.
Esto es parte de las lecciones de
conocimiento que aporta el
cultivo de la historia de la
medicina, la cual enriquece el
pensamiento complejo sobre los
problemas de la medicina, al
igual que ensancha las
posibilidades de una práctica de
la medicina basada en el
humanismo médico.
Recordemos que George
Rosen, en un célebre trabajo,
publicado hace ya unos años
sobre la enseñanza de la historia
de la medicina, señaló que el
nacimiento de la profesión inició
con la fundación, en la Europa
del siglo XIX de los primeros
departamentos de enseñanza
especializados en la historia de la
medicina. La finalidad de esas
instituciones fue enseñar los
orígenes de la profesión a los
estudiantes de medicina, así
como reflexionar acerca del
pensamiento médico y el
conocimiento que sobre la
disciplina se había elaborado a lo
largo de los siglos por los
médicos en su lucha contra la
enfermedad.
Rosen menciona que, con ese
deseo, Burdach, en 1800,
aconsejaba a los estudiantes
estudiar historia de la medicina
porque con su estudio y reflexión se
mostraban las desviaciones y
errores que los médicos y la
medicina habían cometido en la
historia, en su deseo de combatir la
enfermedad y lograr la curación del
hombre.
En lo que atañe al contexto en
que debía ser presentada esta
historia del saber médico,
Hofacker, en 1826, explicaba que la
historia de la medicina debía ser
mostrada como parte de un proceso
de integración de las ciencias
médicas en el tiempo, pero en
especial en relación con la historia
general del hombre, pues esa forma
de presentación serviría para
estimular en el estudiante la
formación de una actitud crítica que
lo protegería contra la arrogancia
del médico, quien creía, por su
formación, que sabía todo sobre la
salud y la enfermedad del hombre.
El valor epistemológico
implícito en el estudio de la historia
de la medicina, indicaba que la
disciplina mutaba siempre con el
tiempo, y esta era una enseñanza
muy firme que había que inculcar a
los estudiantes. De modo tácito se
creía que esa enseñanza estimulaba
la formación de una conciencia
crítica sobre el saber y la práctica
de la medicina, y también formaba
una conciencia sobre los valores
que habían acompañado a la
medicina en el tiempo, como eran
la dignidad de la profesión, la ética
médica y la práctica del humanismo
médico.
En términos generales, esos
fueron los objetivos académicos
que estimularon los trabajos de los
diferentes Departamentos de
Historia de la Medicina que
surgieron a Io largo del siglo XX.
Esta tradición ha continuado, sin
embargo, convengamos que para
efectuar ese trabajo tan delicado se
requiere de una historiografía y de
una hermenéutica histórica que
sirva de guía para recorrer el
ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
camino trazado por los fundadores
modernos de la historia de la
medicina.
En este sentido, varios fueron los
caminos y veredas transitados por
los primeros médicos historiadores
de la medicina, y solo por cuestión
de espacio, me permitiré recordar
que Henry Sigerist, en 1934, sugirió
que en la narrativa de la historia de
la medicina debía de ser habitual
"presentar la historia médica como
una secuencia de hechos e ideas a
partir de las grandes culturas! La cita
es significativa porque ese enfoque o
interpretación ha privado en la
historiografía de la historia de la
medicina, dejando a un lado lo que
no se considere relevante en
medicina. Por ello, es habitual que
en los textos de la historia universal
sobre la medicina se enseñe a los
estudiantes y futuros especialistas,
así como al público en general, que
la medicina solo ha existido y existe
en las denominadas grandes
civilizaciones.
Redondeando Io anterior,
recordemos que George Sarton, en
1941, señaló que la historia de la
medicina también debía contribuir a
la formación en los alumnos de una
axiología basada en la comprensión
de que la medicina, en su
desarrollo, había estimulado el
espíritu científico y la gradual
liberación de la mente de los
prejuicios y de la obscuridad. Así,
de acuerdo con
14
SECCIÓN Medicina, historia
1 •
esta idea, todo aquello que no fuera luminoso para el
conocimiento médico debía olvidarse y arrojarse al olvido,
incluyendo la práctica, claro está, de las supercherías,
tradiciones y conocimientos de los pueblos bárbaros e
incultos que no practicaran la moderna medicina occidental.
Esa huella hermenéutica, esbozada por los primeros
historiadores de la medicina, ha tenido una impronta muy
firme en el estudio e interpretación, y constituye una
narrativa histórica-médica que siempre es brillante, siempre
grande y siempre desde Occidente, ya que la tentación
historiográfica sobre la interpretación hagiográfica,
positivista y europeizante de la historia de la medicina es
sugerente y atractiva, pues el maniqueísmo y reduccionismo
caracteriza a la enfermedad como un villano necio que
sostiene con el médico una lucha sempiterna, según
expresión de Roy Porter, en el campo de lucha de la "carne
de los hombres".
Sin embargo, tomando en cuenta los avances de la
historiografía, es evidente que lejos de ser enseñada y
enfocada mediante una sola mirada, en la actualidad, la
disciplina es vista y analizada mediante un conjunto de
miradas, voces y corrientes historiográficas que, incluso,
parecen discordantes por las experiencias multidisciplinarias
que significa que diversos profesionales de diferentes
disciplinas se dediquen al cultivo del estudio de la historia
de la medicina.
Sobre la experiencia de Henry Sigerist, es pertinente
recordar lo que señaló respecto a su dedicación al cultivo de
la historia de la medicina:
Todos mis maestros desearon convertirme en un
especialista en el Cercano Oriente, en el Lejano
Oriente, o en zoología, botánica, química o física, o
en alguna especialidad médica. Pero mis intereses
eran muy amplios y paulatinamente me orienté hacia
un campo donde pudiera combinar mis intereses
médicos, filológicos, históricos y sociológicos. Me
aparte en esto del consejo de mis maestros quienes
trataron de persuadirme de que la historia de la
medicina no constituía una disciplina sino un
pasatiempo para jubilados.
Por su parte, Pedro Laín Entralgo destaca la razonable
duda y prevención acerca del conocimiento médico que
adquiere el profesional de la medicina al cultivar la historia
de la medicina, ya que esta ha demostrado que la medicina
siempre cambia y muda de orientaciones epistémicas a
través del tiempo. Así, la historia de la medicina puede ser
utilizada como una herramienta para enriquecer el
conocimiento del médico en formación, porque al
identificar los ejemplos del pasado, el alumno puede
proponer soluciones para el presente y el futuro. Es decir, el
cultivo de la historia de la medicina puede conducir al
profesional, de modo exitoso, hacia el rescate del "recuerdo
del olvido". Así, le aconteció al médico italiano Gaspare
Tagliacozzi, quien durante el siglo XVI, conociendo la
técnica de la rinoplastía practicada por los médicos en la
India milenios atrás, la aplicó para resolver problemas de
lesiones y pérdida de las partes anatómicas de la pirámide
nasal debido a la enfermedad
y filosofía
Figura 1-7. Henry Sigerist (1891-1957), suizo-estadounidense;
historiador de la medicina, discípulo y sucesor de Karl Sudhoff.
del mal gálico o lesiones por armas, con gran éxito en la
medicina de su tiempo (Figuras 1-7 y 1-8).
La historia de la medicina también puede ayudar a
resolver ciertos problemas del presente de la medicina y
puede servir de auxilio al médico en formación al
enriquecer su sentido humanista al ofrecerle una explicación
de la profesión y del arte que le permita identificar y valorar
los fines de la profesión formulados a través del tiempo que
se condensan en los preceptos universales del no dañar,
respetar la vida y libertad del paciente, buscar su bienestar y
actuar con prudencia y justicia.
En conjunto, las ideas anteriores pueden servir para
construir la posibilidad de ensanchar la libertad humana,
que ocurre —a decir de Laín Entralgo—, "al conocer la
historia de un modo comprensivo y no puramente
memorístico da libertad respecto de aquello que se sabe'!
Todo lo anterior, sin duda, contribuye a los fines de la
medicina en su conjunto.
CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
SALUD Y ENFERMEDAD: LA PERSPECTIVA HISTÓRICA
16
SECCIÓN Medicina, historia y filosofía
1 •
CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
La historia de la medicina es una disciplina muy útil para
llevar a cabo un análisis sobre un tema que solo desde esta
puede ser realizado: el problema de los diferentes conceptos
de salud y enfermedad en el tiempo. Para referirnos a esto,
recordemos que líneas arriba, cuando hablamos de los
conceptos de salud de Cristo, y la que corresponde a la
medicina del siglo XVIII y principios del siglo XIX en
Europa.
Sin embargo, es pertinente preguntar. ¿dónde están las
ideas y los conceptos de las otras medicinas de los pueblos
que sabemos existieron en la historia? Para responder esta
pregunta, brevemente señalaremos que, a través del tiempo
y en todo lugar, han existido diferentes conceptos de salud y
enfermedad, pues es evidente que lo que pensamos hoy
sobre la salud no lo pensaron los hombres de las sociedades
antiguas como, por ejemplo, los pueblos del periodo
paleolítico y de las antiguas civilizaciones como Babilonia,
Egipto, India o China, las cuales practicaban una medicina
mágica teúrgica, cuyo sustrato era la idea de la salud y
enfermedad producida por la actividad de los Dioses y
fuerzas sobrenaturales que eran responsables del fenómeno
de la vida y la muerte (Figura 1-9).
Eso se explica, claramente, con la sentencia babilónica
siguiente: "Un espíritu malo Utakku ha invadido su cuello.
Un demonio malo Alu ha invadido su pecho'!
Posteriormente, con los médicos de la Grecia clásica surgió
la idea de los conceptos salud y enfermedad basada en la
teoría humoral que pregonaba el equilibrio de los humores.
Tal concepto tuvo una larga vida, y solo hasta el
advenimiento del mundo moderno comenzó a modificarse
esa percepción que, finalmente, fue olvidada en el
Figura 1-9. Portada del libro Civilización y enfermedad, Henry
Ernest Sigerist, 1943.
devenir del siglo XVIII y principios del siglo XIX, cuando
se instaló el pensamiento anatomopatológico cuyo concepto
más clásico para comprender el fenómeno de la enfermedad
descansó en el uso de la categoría de lesión.
Después, una vez instalado el concepto sobre la salud y
la enfermedad basado en la teoría celular establecida por
Rudolf Virchow y sintetizada en la famosa frase Omnis
cellula ex ceIlula, hubo de trascurrir un tiempo que cambió
gracias al descubrimiento del ADN a mediados del siglo XX
y que modificó los conceptos sobre la salud y la enfermedad
basados, ahora, en la idea del papel central que juega la
herencia contenida en los genes y que son materia de
estudio e investigación de la genética e, incluso, de la
moderna proteómica que, en conjunto, han cobrado
relevancia como teorías para explicar el fenómeno de la
salud y la enfermedad con base en los aspectos bioquímicos
del organismo humano. De hecho, en el mundo
contemporáneo, en términos genéticos, se ha citado que el
cromosoma 9 es el gen que determina el grupo sanguíneo,
así como el cromosoma 7 es el "que causa la fibrosis
quística" en los seres humanos (Figura 1-10).
1 •
Figura 1-10. Rudolf Virchow, por Hugo Vogel, 1861.
Con este breve recorrido de los conceptos sobre la salud
y la enfermedad, es claro que siempre han existido
diferentes explicaciones sobre las formas de concebir ese
fenómeno, el de la salud-enfermedad. Lo anterior tiene
mucha relevancia porque la pregunta central ahora es: ¿por
qué ha ocurrido esto así?
Para ofrecer una respuesta a esta interrogante, valdría la
pena recordar la larga sentencia de Klerman, que cita Ruy
Pérez Tamayo, respecto al problema epistemológico que
suscita la enfermedad, ya que él señala que estas son
producto del descubrimiento humano y que son:
relaciones negociadas entre el conocimiento científico, la
profesión y la sociedad [...] son [un] invento de la sociedad
moderna [...] [pues las enfermedades] representan
consensos compartidos y frecuentemente constituyen
convenciones sociales de acuerdo con reglas aceptadas. No
son hechos, dados en la naturaleza, sino más bien ideas y
conceptos complejos desarrollados por grupos sociales y
legitimados por validación consensual.
La cita es sumamente sugerente y auxilia a reflexionar
sobre las teorías del pasado, del presente y del futuro,
respecto a los conceptos, así como las ideas de salud y
enfermedad que, desde una perspectiva histórica, los
hombres en el tiempo han acuñado.
18
SECCIÓN Medicina, historia y filosofía
LA MEDICINA COMO PARTE
INTEGRANTE DE LA CULTURA
Michel Foucautl señala que: "todo conocimiento se enraíza
en una vida, en una sociedad, un lenguaje que tiene una
historia, y que en esa historia misma encuentra el elemento
que le permite comunicarse con otras formas de vida, los
otros tipos de sociedad, las otras significaciones" (Figura 1-
11). La medicina posee varias de las características que el
filósofo francés enuncia. Es un conocimiento que goza de
una raíz profunda en la actividad del hombre, tiene una
larga tradición de saberes y prácticas, y posee una historia
narrativa sumamente rica.
Convengamos en que la historia de la medicina, desde la
antigüedad, siempre ha sido muy sugerente y atractiva, y de
ello han dado cuenta muchos prólogos de obras médicas,
como De Re Médica, del escritor romano Celso, quien
hablaba en el inicio de su obra sobre las escuelas médicas
que había en Roma en el siglo I después de Cristo, las
cuales se disputaban la hegemonía del saber médico que
conocieron el propio Celso y Galeno.
En ese sentido, la medicina también tiene un lenguaje y
una terminología que sirve de puente de comunicación entre
los miembros del grupo que participan de los conocimientos
y realidades que los identifica, y que incluso, los obliga, en
términos de compartir sus conocimientos con la sociedad, a
ofrecer explicaciones de las nomenclaturas médicas que
facilitan la comprensión de la medicina para el pueblo llano
o poco ilustrado. Es el caso de los diccionarios médicos que
han aparecido, así, en ciertos libros famosos, como el
contenido en el apéndice del libro de Juan Valverde de
Amuzgo, la Historia de la composición del cuerpo humano,
que ofrece una nómina de partes anatómicas con nom-
Figura 1-11. Conferencia de
prensa de los filósofos franceses,
de izquierda a derecha: Pierre
Laville, Michel Foucault, Claude
Mauriac, Denis Langlois y Gilles
Deleuze, 1971.
bres vulgares usados durante
el siglo XVI por los médicos
en España, en general,
poco familiarizados con el
lenguaje culto de la
terminología médica y
académica de la medicina
19
CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
I •
renacentista del siglo de oro español. De esta manera, la
medicina, como otras ciencias y artes, forma parte de la
cultura del hombre, ya que ella ha acrecentado el
patrimonio cultural del hombre y de la civilización humana.
Señalemos que si la cultura, como dice Gliford Geertz de
la Universidad de Chicago, en su libro La interpretación de
las culturas, que apareció en 1973, es un "sistema de
concepciones expresadas en formas simbólicas por medio
de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su
conocimiento sobre las actitudes hacia la vida", es muy
claro, entonces, que la medicina, como parte integrante de
la cultura, le ofrece un sentido de comunicación al hombre
en un ámbito muy específico de la vida humana, que es el
relacionado con la salud y la enfermedad al hacer
plenamente cognocible, y a veces asequible para la familia,
el grupo o la sociedad, los conocimientos derivados del
cultivo de la medicina para beneficio del hombre.
Solamente cabe imaginar el papel nodal de la medicina
en la cultura del hombre y la mujer contemporánea si no
existiese una explicación médica sobre el embarazo, el parto
y el puerperio en la vida de las mujeres de las sociedades de
nuestro tiempo tan preocupadas por la figura, las emociones
y los cambios físicos que conllevan estas etapas de la vida
biológica que son explicables desde la medicina moderna.
La medicina es parte de la cultura y tiene ideas fuertes y
poderosas. Por poner un caso, la medicina tiene un poder de
seducción tal, que modula el mundo, incluyendo los
espacios de la arquitectura y la vida cotidiana de los
integrantes de las sociedades cosmopolitas. Por ejemplo, las
ideas relacionadas con la higiene y prevención de las
enfermedades infectocontagiosas, hoy obligan a colocar
lavabos de manos y sanitarios en los espacios públicos y
privados para evitar la transmisión de enfermedades
infecciosas.
Para concluir, señalemos que la medicina también es
parte importante de la cultura, ya que ha acrecentado varios
aspectos de la cultura del hombre en el tiempo, ya sea por la
impresión de obras médicas que han devenido en joyas y
patrimonio de la cultura de la humanidad como es el caso de
la obra de Vesalio, De Humani Corporis Fabrica, cuyas
láminas "ilustrativas" sobre los "hombres musculares" son
verdaderas obras de arte, que son apreciadas por artistas,
bibliotecarios y bibliógrafos del mundo (Figura 1-12).
También la medicina ha contribuido a enriquecer la
plástica, pues desde la antigüedad, la medicina ha formado
una riqueza iconográfica que le ha permitido acrecentar el
patrimonio artístico de la humanidad con la gran cantidad
de retratos de médicos plasmados en obras médicas, óleos
(es el caso de la pintura de 1891 de sir Luke Fields, titulada
El médico), murales y fotografías con motivos y escenas
médicas que grandes artistas de todas las épocas han
realizado para conocimiento y deleite del hombre, y que
hoy son resguardados como patrimonio de la civilización
humana en grandes museos del mundo.
En sentido general, las ideas sobre la enfermedad, los
conceptos de salud, las teorías médicas, los libros médicos,
los aparatos e instrumentos de medicina médica, la ciencia y
la
Figura 1-12. De Humani Corporis Fabrica, Andreas Vesalio, 1543.
tecnología médica, el uniforme y el vestido médico, el
lenguaje científico y popular relacionado con la medicina,
las instituciones médicas como los hospitales, los institutos
de salud y las figuras del médico, de la enfermera, etc., en
conjunto, podemos englobarlos como elementos de la
cultura médica que la medicina a lo largo del tiempo ha
formado y que, en la actualidad, son patrimonio de la
cultura del hombre universal.
Por ello, al estudiar estos personajes, hechos e ideas
sobre la medicina y su acontecer a lo largo del tiempo, tal
vez, conviene concluir citando la bella interpretación de
Johan Huizinga sobre la definición de historia que,
implícitamente, involucra a la historia y la filosofía de la
medicina: "Historia es la forma espiritual en que una cultura
rinde cuentas de su pasado".
20
SECCIÓN 1 Medicina, historia
LA FILOSOFíA DE LA MEDICINA
Desde la época clásica, la medicina ganó su reputación
como ciencia, gracias al trabajo de los médicos que lograron
la hazaña
•
científica de dotar a la medicina de un "sabert pero
fundamentalmente de un "saber hacer como': Este periodo
de la historia de la medicina, que puede ser llamado como el
periodo de la tekhne iatrike, se basa en la idea de que los
médicos utilizaban el arte de la medicina para curar las
enfermedades del hombre.
Sin embargo, ¿por qué sabían hacer esto? A decir de
Pedro Laín Entralgo, lo hicieron porque dominaban el arte
de la medicina: la tekhne iatrike, ars medica o arte de curar.
Este arte de curar tenía su fundamento en el conocimiento
de las enfermedades del hombre y, en especial, de las
causas que las provocaban, ya que los médicos empleaban
una metodología para conocer la realidad del hombre
enfermo. En la época clásica los médicos se sirvieron de la
filosofía para saber lo que hacían y por qué lo hacían.
El siguiente pasaje del Dispensario médico muestra lo
que interesa al médico al efectuar una exploración clínica
para conocer el estado del enfermo:
desde el principio partiendo de las cosas más
notables, de las más fáciles, de las que se conocen por
la observación completa y enteramente; que son de
ver, de tocar, de oír; que son perceptibles por la vista,
por la palpación, por el oído, por la nariz, por la
lengua y por el conocimiento; que son cognocibles
por todas las fuentes de conocimiento que tenemos.
Esa forma de conocer donde se ponen en juego sentidos,
conciencia y pensamientos para el más insigne filósofo de la
antigüedad, Aristóteles, era fundamental para elaborar un
conocimiento, pues revelaba algo superior a la simple
experiencia, ello en razón de que lo que se obtenía era un
conocimiento sistematizado. En una metáfora, el Estagirita
razona y nos expone el aprecio que existió en Grecia por el
pensamiento sistémico superior al pensamiento empírico:
Efectivamente, los hombres de experiencia saben el
hecho, pero no el porqué, mientras que los otros
conocen el porqué, las causas. Por ello, en cada caso
consideramos que los que dirigen la obra son más
dignos de estima, y saben más, y son más sabios, que
los obreros manuales: porque saben las causas de Io
que están haciendo Conque no se considera que
aquellos son más sabios por su capacidad práctica,
sino porque poseen la teoría y conocen las causas'!
La medicina, para lograr constituir un conocimiento,
procede de un modo sistematizado, utilizando una teoría y
una práctica, pero en especial un método, el cual, en sentido
estricto, para Nicolo Abbagnano significa "una particular
técnica de investigación [...] procedimiento de investigación
ordenado, repetible y autocorregible que garantiza la
obtención de resultados válidos".
Procediendo de ese modo, con método, la medicina,
transformada en filosofía de la medicina, cuestiona las
preguntas del pasado acerca de: ¿qué es la enfermedad?,
¿qué es el hombre enfermo?, ¿qué es el conocimiento
médico? y ¿qué es la
y filosofía
salud? La filosofía de la medicina efectúa una búsqueda de
la verdad, razonando a lo largo del tiempo lo siguiente: ¿por
qué en la medicina clásica los hombres se curaban de
humores y, luego, en otra época buscaron la salud en el uso
del opio y el alcohol, y hoy utilizan la medicina molecular?
En esencia, la pregunta se puede sintetizar de la siguiente
manera; ¿por qué el hombre muda en términos de la
búsqueda de su salud?
En sentido estricto, los hombres cambian con el tiempo
como todo aquello que rodea al hombre, incluyendo las
cosas médicas. Por ello, la medicina busca, lo mejor
posible, certezas para el hombre por medio de un método
que responda las interrogantes mediante aseveraciones
construidas con rigor y coherencia interna pero, en especial,
realizando una crítica permanente a las teorías médicas con
el fin de llegar a la verdad de los problemas médicos, sin
importar tiempo, lugar o espacio. Este es el trabajo esencial
de la filosofía de la medicina, la cual inició su camino desde
tiempo atrás partiendo de un principio de orden
fundacional: "El conocimiento no puede empezar desde la
nada". Y como señala Karl Poper: "El avance del
conocimiento consiste principalmente en la modificación
del conocimiento previo".
Parece claro que siguiendo ese principio la filosofía de la
medicina reflexiona de modo crítico poniendo en duda los
principios de experiencia individual, de razón unívoca y
autoridad personal o académica que siempre están presentes
en el conocimiento médico, poniendo en la balanza la idea
de que los problemas obligan a la elaboración de propuestas
que dan soluciones a los problemas planteados, pero
razonando que tales soluciones constituyen respuestas
parciales a problemas nuevos que surgen de esas soluciones.
Esa visión del conocimiento sin ningún signo de
absolutismo y autoritarismo que corresponde enteramente a
los principios de las humanidades en medicina, en sentido
estricto, constituye una invitación de la filosofía de la
medicina para participar, permanentemente, en el desarrollo
de la ciencia médica produciendo y desarrollando nuevos
conocimientos, pero siempre teniendo presente, con la
debida reserva, que cuando se afirma algo es preciso
fundarlo, y nunca olvidar el argumento clásico de David
Hume, quien frente a las afirmaciones con visos de
autoridad señalaba:
21
CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina
Si pregunto por qué cree usted en algún hecho
particular debe usted darme alguna razón de ello;
y esta razón será algún otro hecho, relacionado con
él. Como no puede usted proseguir de esa manera, in
infinitum, debe usted concluir por Io menos con un
hecho que esté presente en su memoria o en sus
sentidos; o debe de reconocer que su creencia no
tiene ningún fundamento.
La medicina utiliza procedimientos para acercarse a su
objeto de estudio, y la manera más objetiva de efectuar esa
tarea es por medio de un modelo que permita aproximarse a
la realidad y resolver los problemas de salud-enfermedad.
En una de sus acepciones, la palabra modelo significa:
esquema teórico
I •
que se elabora para facilitar la comprensión de algo y
estudiar su comportamiento. Tal significado, que podemos
resumir como "una cierta forma o manera de ver algo; es un
artificio que revela al modelo como un instrumento de
transición entre el conocimiento y la realidad del objeto
estudiado que transformada en molde permite la
comprensión de esa realidad objetivada para su estudio y
análisis.
De modo general, los modelos médicos se pueden
considerar como recursos instrumentales para la
comprensión de los problemas biomédicos. La medicina,
durante mucho tiempo, ha usado diferentes modelos que
van desde los más simples hasta los más complejos, como
por ejemplo, los modelos anatómicos que, desde tiempos
remotos, tienen como finalidad el adiestrar y exponer los
conocimientos de las partes anatómicas que componen al
organismo humano. Existen también los modelos
fisiológicos, creados en el laboratorio para reproducir y
experimentar acerca de las funciones del organismo.
Hoy los modelos médicos, incluso, utilizan diversos
tipos de animales creados por la biomedicina ex profeso,
como los ratones que sirven para experimentar, reproducir,
analizar y comprobar las alteraciones celulares o de orden
genético que ocurren bajo ciertas condiciones en los
animales de laboratorio. Los modelos médicos se vuelven
más complejos cuando se construyen modelos matemáticos
donde Io cuantitativo y cualitativo junto con el cálculo de la
muestra y las variables tienen un peso primordial para
intentar comprender y resolver fenómenos epidemiológicos
o estadísticos sobre los aumentos de tasas de mortalidad,
morbilidad o predicciones de tasas de nacimiento en grupos
poblacionales y sus expectativas de vida que sirven para
calcular el gasto en relación con las enfermedades
infecciosas o crónico degenerativas en la medicina del
futuro y que, finalmente, se expresan como fórmulas
matemáticas del costo-beneficio sobre la salud pública.
Sin embargo, a pesar del uso del modelo médico de
nuestra elección, la pregunta sigue siendo muy simple
acerca de la medicina y sus fines: ¿qué es la enfermedad y
cómo los médicos pueden ayudar al enfermo? Y nos
referimos a esa realidad que el médico ve a cada momento
en el transcurrir de su vida, sean los enfermos, las
enfermedades, los hospitales, los instrumentos, los libros, en
fin, las cosas que componen el mundo material de la
medicina.
En varios sentidos, para dar respuesta a las preguntas
sobre la realidad que rodea al hombre, Mario Bunge dice
que el hombre usa un método cuyo fin "no es otro que el de
obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que lo
rodean". Parece seguro que la realidad solo se puede
conocer mediante nuestro pensamiento, es decir, a través de
nuestros sentidos y, en especial, usando un método e
instrumentos; sin embargo, parece ser que ilo que vemos es
Io que deseamos ver!, pues como señalan los filósofos, no
hay naturaleza sino solo realidad elegida. Es decir, en el
mundo hay mundo por elección.
Sobre esta aseveración, el fundador de la psicología
WiIliam James explicaba lo siguiente: "Por el momento, eso
a lo que atendemos es realidad': Esto es sumamente
atractivo, pues como dice Werner Heisenberg, lo que
observa la ciencia, "no es la naturaleza en sí, es solo la
naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación"
(Figura 1-13).
En ese sentido, la realidad objetiva, esa que interesa a la
medicina más dura, la más científica, parecer ser una
construcción del pensamiento donde se considera que el
conocimiento objetivo es aquel que descansa en la
experiencia de la realidad objetiva analizada en el
laboratorio de medicina, sin embargo, lo objetivo para la
filosofía de la medicina es solo un tipo de conocimiento de
la realidad; de esa realidad que interrogamos y que está
configurada desde una perspectiva donde la subjetividad del
conocimiento que le asignamos se entrelaza con
subjetividades de los otros con quienes compartimos esos
conocimientos, y que también interrogan y piensan sobre la
realidad que nos interesa conocer.
Para finalizar este breve esbozo, señalemos que la
filosofía de la medicina intenta capturar y reflexionar sobre
un abanico de preguntas y respuestas que han sido
construidas en el pasado y el presente sobre los problemas
de la medicina, y ha utilizado nociones epistemológicas
donde los criterios de verdad, validación, certidumbre e
incertidumbre, métodos lógicos inductivos y deductivos han
servido para auxiliar el trabajo disciplinar del médico, así
como para su uso en el aula, la consulta, el hospital o el
laboratorio; siempre desde el punto de reflexión de la
filosofía de la medicina que es una forma filosófica de la
producción incesante del conocimiento del hombre,
22
SECCIÓN 1 Medicina, historia
Figura 1-13. William James (1842-1910), filósofo y psicólogo
estadounidense.
Figura 1-14. Michel de Montaigne (1533-1592), filósofo y
humanista francés del Renacimiento.
en este caso médico, que asume su condición de ser
pensante y se transforma en filósofo por obra de la reflexión
sobre el ejercicio teórico y práctico de la medicina.
Los médicos, en todo tiempo y lugar, han intentado curar
al hombre de sus dolencias, para ello han utilizado hierbas y
drogas, medicamentos e instrumentos; Io han hecho y Io
seguirán haciendo, pues como ha dicho Sexto Propercio,
autor latino del siglo I antes de Cristo, la medicina: "sana
todos los humanos dolores"; sin embargo, si el hombre
tuviera oportunidad, de consultar la opinión de médicos
antiguos o modernos sobre un mismo asunto médico, la
respuesta sería siempre diferente, ello porque tal vez como
dice Michel de
Montaigne:
"Nunca hubo dos hombres que juzgaran de igual modo la
misma cosa" (Figura 1-14).
• Figuras • Véase bibliografía al final del libro
• y filosofía
La historia y filosofía de la medicina estima y valora la
reflexión filosófica e histórica aplicada al conocimiento y
a la práctica médica, y por ello, es un auxilio
epistemológico y un oasis para refrescar la memoria y la
conciencia del hombre con el fin de continuar confiando
en los fines y logros pasados, presentes y futuros de la
medicina practicada por el hombre, con la esperanza de
que sea un bien valioso que ayude a otros hombres.
CONCLUSIÓN
La Historia y Filosofía de la Medicina es una disciplina que
ayuda a la reflexión y comprensión del conocimiento
médico en el tiempo. Para lograr su cometido, se auxilia de
diversos conocimientos originados en los campos de la
filosofía, la antropología y, en especial, de la heurística y la
hermenéutica histórica con el fin de contribuir a la
explicación, entre otras cosas, del problema de la salud y la
enfermedad del hombre. Esas explicaciones vistas en la
historia nos recuerdan que el hombre, siempre, ha intentado
ofrecer argumentos racionales y metódicos con el fin de
saber del porqué de la enfermedad, Io que nos permite
recordar, que la medicina, el arte médico y la profesión
médica, como producto de la cultura del hombre, es
siempre cambiante en todo tiempo y lugar.
Véase en el sitio web
CULTURA,
CONOCIMIENTO
MÉDICO Y
DOLOR
José Luis Díaz
Gómez
INTRODUCCIÓN
Desde la concepción
biopsicosocial de la persona
humana, es posible distinguir
cuatro factores de la enfermedad:
el biológico, el psicológico, el
clínico y el sociocultural. Estos
elementos permiten diferenciar
cuatro enfoques del
conocimiento médico: el primero
se refiere a la patología
biológica, el segundo al
padecimiento psicológico, el
tercero a la clínica y la consulta
cara a cara, y el cuarto al
trastorno de salud, especificado
en un paradigma histórico y
cultural. A su vez, estos aspectos
de la medicina estipulan cuatro
realidades relevantes para su
estructura y su práctica:
enfermedades, enfermos,
vínculos terapéuticos y sistemas
médicos.
En el presente capítulo se
analizan estas perspectivas de la
medicina utilizando las
epistemologías en primera,
segunda y tercera persona
planteadas en la filosofía del
problema mente-cuerpo y los
modelos de acceso a la
conciencia. Para ejemplificar la
aplicación de esta perspectiva, la
emplearemos para analizar las
formas de definir y entender el
dolor, que es el síntoma capital
de la medicina.
LA CULTURA Y
LOS CUATRO
ASPECTOS DE LA
ENFERMEDAD
El término cultura se asocia al de
cultivo. Si aprovechamos esta
analogía, diremos que las
semillas de la cultura son los
saberes y las creencias, las
nociones de valor y las
tradiciones, las memorias
colectivas y las visiones del
mundo que comparten grupos
humanos en determinados
tiempos y lugares. Por otra parte,
sus frutos y rendimientos son las
creaciones y las prácticas de una
sociedad humana: los refugios y
las instituciones, los símbolos,
los rituales y los mitos, las obras
de arte y la ciencia y, claramente,
la medicina. Todas estas
manifestaciones de la cultura
están ligadas a la cosmovisión,
pues esta, en tanto concepto del
mundo, es una interpretación
organizada de la naturaleza en
general, de la vida humana en
particular, y de la salud, su
pérdida y su recuperación en
concreto. La noción que se tenga
del cuerpo, de la relación entre
cuerpo y mente, el vínculo
humano con lo trascendente, con
las deidades o los valores, serán
marcos en los que se interpretan
la salud, la enfermedad, el doIor
o la muerte. Como se ha
mostrado desde Foucault (1966)
o Sontag (1996), la cultura
incorpora y adopta a la
enfermedad de maneras muy
diversas que afectan y son
afectadas por la clínica.
En nuestra época y cultura se
subrayan tres aspectos para
definir a la persona: los
elementos biológicos-corporales,
los factores psicológicos de
actividades mentales conscientes
y los ingredientes sociales de
comportamiento y cultura,
integrados en un individuo vivo
y funcional, con una identidad
proPia, de la especie Homo
sapiens sapiens. En congruencia
con esta visión biopsicosocial de
la persona (Engel, 1977;
Martínez Cortés, 2010), en la
enfermedad humana se
distinguen cuatro elementos que
se enlazan y traslapan de manera
indisoluble: el biológico, el
psicológico, el clínico y el
sociocultural. Estos elementos
permiten diferenciar los
siguientes cuatro enfoques del
conocimiento médico (Díaz,
2010a, 2016):
1. La patología, de naturaleza
biológica, confirma que hay
enfermedades.
2. El padecimiento, de índole
psicológica, especifica que
hay enfermos.
3. La clínica, propia de la
consulta cara a cara,
conforma vínculos
terapéuticos.
4. El trastorno de salud,
especificado en un paradigma
histórico y cultural, define a
un sistema médico.
Subrayemos estas cuatro
realidades palmarias de la
medicina: hay enfermedades, hay
enfermos, hay vínculos
terapéuticos y hay sistemas
médicos. Realizo un primer
esbozo de ellas para, luego,
discurrir sobre cada una y sus
relaciones mutuas.
Por el hecho de estar
constituido por un cuerpo físico,
el ser humano es un organismo
biológico, producto de la
evolución y del desarrollo, y está
sujeto a leyes naturales. Desde
esta robusta plataforma, la
medicina formula patologías,
daños y lesiones corporales;
analiza sus manifestaciones
celulares y funcionales, y
establece sus causas y su curso
natural probable, sus expresiones
manifiestas y sus posibles formas
de curación. La investigación
biomédica ha abordado estos
temas utilizando el método
científico en boga con creciente
éxito teórico y práctico mediante
una perspectiva objetiva en
tercera persona, afín a la biología
y otras ciencias naturales.
Ahora bien, en tanto el ser
humano disfruta de mente y
conciencia, es un ente
psicológico sujeto a influencias
biológicas y culturales. La
manera como cada enfermo(a)
percibe, juzga, encara, atiende y
sobrelleva su enfermedad
constituye un sufrimiento y una
dolencia únicos, que es útil
denominar y analizar como
padecimiento. El conocimiento
derivado de estas vivencias se
constituye desde una perspectiva
en primera persona
25
CAPíTULO 2 • Cultura, conocimiento médico y dolor
que permite al enfermo percibir, concebir, valorar y expresar
su padecer.
En tercer término, en un encuentro clínico, el (la) paciente
solicita ayuda y el (la) médico(a) le interroga y explora para
llegar a un diagnóstico y, después, plantear y emprender una
terapéutica, además de proveer acciones de cuidado,
consideración y consuelo. La comunicación entre enfermo(a)
y médico(a) ocurre en el formato de una interacción cara a
cara propia de la consulta, la atención y la relación clínica,
las cuales perfilan un recurso particular de conocimiento
bidireccional y disímil en segunda persona.
Finalmente, debido a que la persona es un agente social y
forma parte de una cultura, se puede plantear un trastorno,
desorden, alteración o anomalía de la salud en el contexto de
un paradigma organizado de conocimientos que constituye
un sistema médico. Esto quiere decir que el trastorno de la
salud ocurre en el marco de un canon normativo y ético
determinado y cambiante, cuyos valores, intereses e
interpretaciones se gestan, se asientan, se corrigen o se
rebasan durante desarrollos históricos e ideológicos
particulares.
Este panorama indica que el conocimiento médico
representa un conjunto de métodos, prácticas y técnicas que,
a su vez, configuran un sistema múltiple y complejo de
saberes, en el cual conviven conocimientos factuales,
paradigmas teóricos, valores éticos, concepciones
ideológicas y aproximaciones técnicas de tipo biológico,
psicológico, clínico y social. Para llegar a una concepción
más integral, genuina y heurística de la salud y la
enfermedad es preciso deslindar los supuestos teóricos y las
consecuencias prácticas de estos enfoques (Khushf, 2013;
Reyes Juárez, 2014).
En el presente capítulo revisaremos, someramente, estas
perspectivas de la medicina utilizando las epistemologías en
primera, segunda y tercera persona esbozadas en la filosofía
del problema mente-cuerpo y los modelos de acceso a la
conciencia (Northoff, 2004; Díaz, 2005 y 2007).
Emplearemos luego esta plataforma para analizar las formas
de definir y entender el dolor, síntoma capital de la medicina,
y concluiremos con algunas consideraciones derivadas del
modelo planteado.
LA PATOLOGÍA: PERSPECTIVA
BIOLOGICA EN TERCERA
PERSONA
Desde el punto de vista biológico, la patología se plantea
como la vida en condiciones anormales en referencia última
a las células del organismo (Pérez Tamayo, 1989). A Io largo
de la historia se han establecido criterios morfológicos y
fisiológicos para estipular alteraciones celulares y
funcionales específicas. Se considera que ocurre una
patología cuando una estructura o función orgánica rebasa o
sale de los límites de su ejercicio funcional eficiente y
equilibrado, de tal manera que, conforme los indicadores se
alejan del equilibrio, más intensas son las alteraciones. El
concepto de equilibrio o armonía del organismo biológico es
clave en todos los sistemas curativos, pues consideran a la
salud como un estado de balance funcional y a la enfermedad
como uno de desequilibrio, inestabilidad o disfunción.
Las teorías y los datos de la biomedicina se sustentan en
datos difundidos y públicos de observación y
experimentación, cuyo supuesto y objetivo es atribuir y
encontrar tanto la causa como el remedio de la enfermedad
en términos de mecanismos celulares, tisulares y
fisiopatológicos. Este modelo biomédico subraya la
naturaleza orgánica y lesiva de la enfermedad en referencia a
las células, los tejidos y las funciones del organismo tomado
como un sistema, lo cual permitió incorporar a la medicina
en el cuerpo de las ciencias, en particular, de la biología.
Recientemente, se ha promovido un enfoque conocido como
medicina basada en evidencias: según esta propuesta, la
práctica médica debe conducirse como una investigación
científica en tercera persona definida por una metodología
depurada y estadísticamente comprobada.
Las enfermedades descritas en textos de biomedicina
constituyen entidades abstractas, pues se construyen como
tipos generales de patología cuya aparición en un individuo
es un ejemplar particular que se analiza como caso clínico.
La enfermedad tipo es una generalización de rasgos
comunes, similar a la que realizan otras ciencias naturales.
Así como la rosa del botánico (Rosa damascena y otras
especies) es una abstracción empíricamente útil, la artritis
reumatoide es un concepto taxonómico que se corrige y
enriquece de acuerdo con Io que se observa en cada enfermo.
Esta aproximación permite entender el proceso patológico de
un enfermo y ayudar a curarlo (Rodríguez de Romo, Aliseda
y Arauz, 2008).
El método científico de publicidad y validación empírica
en tercera persona pretende ser objetivo acerca de la
enfermedad no solo para dar a conocer y estipular sus
características biológicas, sino para poder establecer una
correlación clínico—patológica en cada caso, es decir, a una
semiología. Esta actividad interpretativa del razonamiento,
muchas veces alumbrada o guiada por la intuición, tiene una
raíz semiótica, pues se trata de interpretar los síntomas, los
signos y los datos biológicos de laboratorio y gabinete como
señales de una lesión patológica. De esta forma, la
semiología pretende y permite llegar a un diagnóstico, el
cual sucede en etapas crecientes de verosimilitud que
transcurren desde hipótesis preliminares hasta ajustes de
mayor certeza conforme se acumula la información empírica
y el conocimiento del caso.
Ahora bien, una vez reconocida la enfermedad como un
tipo de patología y del caso clínico como un ejemplar de ella,
26
SECCIÓN 1 • Medicina, historia y filosofía
es necesario considerar que alguien está afectado: se trata del
o la paciente, de una persona singular y un sufrimiento
único, irrepetible y cambiante.
EL PADECIMIENTO:
LA VIVENCIA DE AFLICCIÓN
EN PRIMERA PERSONA
El padecimiento es una experiencia prolongada y mudable de
síntomas, es decir, de molestias, sufrimientos, limitaciones,
desconciertos; consiste en cómo vive su enfermedad cada
individuo afectado y pone de manifiesto que el factor natural
y biológico no puede ser el único en la concepción y la
práctica de la medicina. El caso clínico no solo es único en
términos de la individualidad biológica, sino porque se trata
de una persona única dotada de mente y conciencia, de un
agente con voluntad propia, de un sujeto de experiencia con
una historia y una personalidad particulares. Subrayar el
sufrimiento afirma el padecer como centro literalmente
álgido de la medicina, pero no subestima la raíz biológica de
la enfermedad, sino la complementa (Figura 2-1).
En vista de que el padecimiento es la reacción de un
individuo a su patología, implica creencias y otros
contenidos de conciencia que este desarrolla conforme su
enfermedad evoluciona. Cada enfermo padece de modo
distinto, pues intervienen no solo sus estados mentales, como
sensaciones, emociones, pensamientos, creencias, deseos,
actitudes, decisiones y acciones de conducta, sino su historia,
su personalidad y la manera como asume su cultura.
Además, las formas diversas de padecer participan de
manera variable y, en ocasiones, dramática en el curso y el
proceso de la enfermedad.
Todo síntoma es una experiencia consciente: la
percepción de desequilibrio, disfunción o lesión del propio
sujeto, consistente en una propiocepción o una interocepción,
acompañadas de un cortejo de emociones y juicios. La
naturaleza subjetiva del síntoma es irreductible porque no
tiene identidad fisiológica definitiva ni indicadores objetivos
seguros. A pesar de esto, no es deseable ni posible renunciar
al síntoma en la medicina, pues, aunque es una experiencia
privada y subjetiva, la dolencia no está fatalmente
enclaustrada; la perspectiva en primera persona permite al
paciente conocer y expresar su aflicción por medio de la
introspección, el razonamiento y la descripción, facultades
que son generales a todo estado de conciencia (Varela y
Shear, 2005; Díaz, 2013). En la medicina es habitual evocar
estas capacidades mediante el interrogatorio para ubicar,
acotar y determinar el síntoma; para definir qué se siente
padecer un dolor particular o realizar una estimación en
escalas determinadas susceptibles de comparación
intersubjetiva, es decir, objetiva.
En este sentido, vale la pena recordar que la célebre
escritora inglesa Virginia Woolf fue responsable, en buena
medida, del recurso literario conocido como monólogo
interior, en el que el autor narra en primera persona lo que
ocurre en la mente de un personaje. Ella se ocupó, con
frecuencia, de narrar sus propias dolencias, no solo sus
angustias y depresiones, sino sus enfermedades "físicas" que
desembocaron en su lamentable suicido en 1941. En su texto
"Estar enfermo" (Woolf, 1926/2007) manifiesta extrañeza
porque la enfermedad no sea un tema mayor
Figura 2-1. Melancolía, Hendrick ter Brugghen, 1627.
de la literatura y afirma que se descuidan las guerras que
libra el cuerpo en soledad con la mente esclavizada a él
contra la embestida de la fiebre. Se queja, también, de la
pobreza del lenguaje que obstaculiza la descripción de la
enfermedad.
A pesar de estas limitantes, quien pugna por sanar suele
buscar a alguien experto que Io ayude o acude a su cuidado.
El encuentro entre ambos es el principio de una relación
clínica, el ámbito natural de la práctica médica.
LA PRÁCTICA CLíNlCA:
LA CONSULTA Y LA PERSPECTIVA
EN SEGUNDA PERSONA
Hasta este momento del análisis, parece plantearse una
dicotomía epistemológica en la medicina: por una parte, una
persona experta en conocimientos biomédicos interpreta los
27
CAPíTULO 2 • Cultura, conocimiento médico y dolor
signos, síntomas y datos de un paciente y llega a un
diagnóstico; por otra parte, el enfermo(a) tiene experiencias
de sufrimiento que padece, reconoce y relata. A pesar de
tener un referente común, las dos perspectivas parecen tener
características y sentidos discordes. Sin embargo, la práctica
médica revela que no son, ni deben ser, dos perspectivas
separadas, alejadas o autónomas, pues la dicotomía se
desvanece cuando se observa lo que sucede en la práctica
clínica, pues en ella las dos perspectivas se empalman, se
turnan, se complementan y se rebasan.
28
SECCIÓN • Medicina, historia y filosofía
I
Además de padecer una vivencia aflictiva, al acceder a la
consulta la persona enferma asume el rol de paciente y en
busca de curación, entendimiento y consuelo formula una
descripción de sus molestias y dolencias a quien supone
capacitado para ayudarlo. A su vez, la persona considerada
competente para resolver o mitigar la congoja, interroga,
observa, examina y analiza a la paciente para formarse una
idea de su padecer. Luego, como consecuencia del
diagnóstico y la evaluación del caso, plantea medidas que
implican confianza, aceptación, cambios de creencias y
acciones correctivas. De esta manera, el acto clínico es una
interacción cara a cara, por momentos cuerpo a cuerpo,
consistente en una comunicación interpersonal sujeta a reglas
de la entrevista y la consulta, del historial clínico y la
exploración "física" del cuerpo.
El enfoque clínico se basa en la alteridad y, por sus
peculiaridades, adquiere el estatus de una metodología en
segunda persona que se plantea y es necesario explorar como
una forma especial de conocimiento: la epistemología clínica.
La microestructura de la relación social basada en encuentros
interpersonales fue analizada por Goffmann (1981) y la
etología también ha utilizado a la interacción entre individuos
como elemento creador de relaciones y estructura social
(Díaz, 1991). Estos y otros antecedentes permiten abordar el
encuentro clínico como una forma especial de conocimiento
en segunda persona.
La comunicación clínica es bilateral, pero no es
homogénea ni paritaria, pues tiene una intención y una
manifestación distintas para cada uno de los involucrados en
la consulta: solicitud de ayuda, consuelo y beneficio por parte
del (la) paciente; provisión de atención, compasión, alivio y
clemencia por parte del (la) médico. El lenguaje y otras
expresiones hacen posible comunicar e interpretar el padecer
para plantear medidas correctivas y llegar a un alivio que no
solo depende de los recursos del (la) tratante o de las
estrategias de enfrentamiento adoptadas por el (la) paciente,
sino del vínculo que se establece entre ambos. El padecer no
permanece encerrado en la subjetividad de la primera
persona, sino se desborda en una voz que solicita ayuda y
establece una demanda. Por su parte, el (la) médico: (1)
recaba información del paciente mediante el diálogo en la
anamnesis y la inspección de su cuerpo en la exploración
física para, junto a datos biológicos selectos, (2) llegar al
dictamen semiológico del diagnóstico y (3) a una propuesta
terapéutica, tres pasos fundados en un vínculo, un trato y un
lazo entre seres humanos.
Todo ello adquiere significado en la consulta y la clínica
que instaura la interacción expresada en la propedéutica, el
procedimiento para obtener información. Las habilidades de
comunicación verbal y no verbal en la entrevista, el diálogo y
la interacción clínica son esenciales para que se establezca el
vínculo terapéutico eficaz entre las dos partes (Lloyd y Bor,
2001; Travaline et al., 2005). La comunicación es esencial en
la medicina entendida como práctica y quehacer humano,
pues la solicitud de ayuda, la voluntad de cuidado y la
atención al prójimo desvalido, seguramente constituyeron el
origen de todo procedimiento médico en la evolución de los
homínidos.
En este marco, la práctica médica no solo tiene como objetivo
resolver una lesión patológica, sino socorrer y aliviar a una
persona que sufre (Martínez Cortés, 2014).
La clínica no solo es diálogo y relación interpersonal,
pues, para ser eficaz, requiere un pacto de confianza (Chin,
2001), una forma de relación sin la cual la propuesta
terapéutica probablemente fracase. La comunicación efectiva
conduce a mayor satisfacción de los involucrados, a mejor
adhesión a las indicaciones terapéuticas, a decisiones médicas
más adecuadas y a mejores resultados (Duffy et al., 2004). La
entrevista y la exploración involucran múltiples canales de
comunicación que contribuyen al vínculo, al pacto de
confianza y al éxito o fracaso de la intención terapéutica.
La relación médico-paciente ha sido abordada
ampliamente en el pasado como un vínculo moral o ético
necesario para personalizar el vínculo terapéutico. Por
ejemplo, von Gebsattel observó una relación progresiva que
va desde un inicial anonimato, pasando por la mutua
aceptación, hasta la relación personalizada y el
consentimiento informado, que es un ideal bioético de la
clínica (Welle, 1995). Szasz y Hollender (1956) definieron
estadios de dependencia, dirección y relación equitativa, y
Laín Entralgo (1964) subrayó la empatía, la necesidad de
ponerse en el lugar del otro. En efecto, la epistemología
clínica en segunda persona presenta como estipulación
metodológica la interacción de dos subjetividades que aspiran
a una comunicación cognitivamente convincente,
emocionalmente satisfactoria y terapéuticamente eficaz. Lo
que se requiere enfatizar ahora es que una relación tratante-
paciente eficaz y satisfactoria no solo es un requisito ético y
moral, sino también metodológico y, por lo tanto, epistémico,
pues los saberes de cada una de las partes se supeditan
mutuamente: son conocimientos interdependientes que
intentan darle significado y solución al padecer. De hecho, el
vínculo de confianza constituye un elemento importante en el
proceso de curación mediado por factores psicobiológicos de
tipo neurocognitivo, neurovegetativo, neuroendocrino y
neuroinmunológico, planteados desde hace tiempo (Díaz,
1986).
PRÁCTICA CLíNlCA Y ARTE DE
CURAR: FACTORES COGNITIVOS
Y AFECTIVOS
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  • 1.
  • 2. La Medicina en la Historia MARTHA EUGENIA RODRíGUEZ PÉREZ Estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Fue becaria en el Wellcome Institute for the History of Medicine, Londres, Inglaterra. En la Facultad de Medicina, UNAM es Profesora Titular "C" de tiempo completo y jefa del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina. Es profesora titular de pregrado (Historia y Filosofía de la Medicina y de Bioética Médica y Profesionalismo) y de posgrado (Medicina Occidental II). Fue presidenta de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina (2005-2006). Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a los siguientes organismos: Academia Nacional de Medicina, Academia Mexicana de Cirugía, Academia Mexicana de Ciencias y Academia Nacional Mexicana de Bioética. Las líneas de investigación que desarrolla son sobre la medicina en el periodo virreinal y siglo XIX. RUY ECHAVARRíA RODRíGUEZ Cirujano Neumólogo por la UNAM. Pasante de Maestro de Historia por la Escuela Normal Superior de México. Ha sido profesor de Clínica del Aparato Respiratorio en la Facultad de Medicina, UNAM; profesor de Historia en la ENSM; docente en el Colegio Alemán Alexander von Humboldt; profesor de Historia en la UNAM. Expresidente de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina y miembro fundador de la Sociedad Panamericana de Historia de la Medicina. Actualmente es profesor de Historia y Filosofía de la Medicina y de Bioética Médica y Profesionalismo, así como Coordinador de Enseñanza en el Departamento de Historia y Filosofía de la Facultad de Medicina de la UNAM. EDITORIAL MEDICA
  • 3. panamericanÑSS) BUENOS AIRES • BOGOTÁ • MADRID • MÉXICO www.medicapanamericana.com Índice de capítulos Introducción, I Martha Eugenia Rodríguez Pérez Ruy Echavarría Rodríguez ¿Qué es un paradigma?, 2 ¿Qué es un modelo médico?, 2 SECCIÓN 01 MEDICINA, HISTORIA Y FILOSOFÍA, 7 Capítulo 1 Historia, cultura y filosofía de la medicina, 9 Gabino Sánchez Rosales Introducción, 9 La importancia de la historia de la medicina, 9 Salud y enfermedad: la perspectiva histórica, 14 La medicina como parte integrante de la cultura, 16 La filosofía de la medicina, 17 Conclusión, 20 Capítulo 2 Cultura, conocimiento médico y dolor, 21 José Luis Díaz Gómez Introducción, 21 La cultura y los cuatro aspectos de la enfermedad, 21 La patología: perspectiva biológica en tercera persona, 22 El padecimiento: la vivencia de aflicción en primera persona, 23 La práctica clínica: la consulta y la perspectiva en segunda persona, 23 Práctica clínica y arte de curar: factores cognitivos y afectivos, 24 El hecho del dolor: perspectivas de definición y análisis, 25 El trastorno de salud: los sistemas médicos y la cultura, 27 Conclusión, 28 SECCIÓN 02 MODELOS MÉDICOS MÁGICOS, EMPÍRICOS Y TEÚRGICOS, 31 Capítulo 3 Paleopatología y medicina en la Prehistoria, 33 Jesús Gabriel Sánchez Campa Introducción, 33 Medicina en la prehistoria, 33 Orientación general de la medicina, 33 Orientación general de la terapéutica, 33 Posición social del sanador, qué o quién es el sanador, 34
  • 4. Posición social del paciente (enfermo), 34 Paleopatología, marco conceptual, 34 Las enfermedades infecciosas, 35 Enfermedades osteoarticulares crónicas, 36 Enfermedades osteoarticulares agudas y traumatología, 36 Tumores, 37 Malformaciones congénitas, 37 Intervenciones quirúrgicas, 37 Conclusión, 37 Capítulo 4 Medicina en Mesopotamia, 39 Jesús Gabriel Sánchez Campa Introducción, 39 La civilización mesopotámica, 39 La medicina, 40 La enfermedad, 41 La terapéutica, 41 El médico, 42 El paciente, 43 Conclusión, 43 Capítulo 5 Medicina en Egipto antiguo, 45 Jesús Gabriel Sánchez Campa • Ruy Echavarría Rodríguez Introd ucció n, 45 Pobla ción, 45 Sociedad, 45 Organización política, 47 Glosario de términos relacionados con la medicina,48 La enfermedad, 48 La terapéutica, 49 Condición socioeconómica del médico, 50 Condición socioeconómica del paciente, 51 Conclusión, 51 Capítulo 6 La medicina del Indostán en la antigüedad, 53 Ruy Echavarría Rodríguez Introducción, 53 La civilización india, 53 Concepción de la enfermedad, 55 La terapéutica, 57 Situación socioeconómica del médico, 59 Condición social del enfermo, 59 Medicina unani, 59 Conclusión, 60 Capítulo 7 Medicina china, 61 Ruy Echavarría Rodríguez Introducción, 61 La medicina en la civilización china, 61 Concepción de la enfermedad, 64 La terapéutica, 64 Conclusión, 67 Capítulo 8 Medicina hebrea prehelenística, 69 María Elena Ramírez de Lara Introducción, 69 Sociedad, economía y organización política, 69 Ideología, 69 La enfermedad, 72 La terapéutica, 72 Condición socioeconómica del médico, 72 El paciente, 72 Conclusión, 72 SECCIÓN 03 MODELO HUMORALIS TA. MEDICINA ANTIGUA, 75 Capítulo 9
  • 5. Medicina griega hipocrática y de Alejandría, 77 Andrés Aranda Cruzalta Introducción, 77 El ámbito práctico de la medicina griega hipocrática, 83 Medicina de Alejandría, 87 Conclusión, 88 Capítulo 10 La medicina romana, Galeno y el galenismo, 89 Carlos Viesca Treviño • Aurora Eunice German Barrasa Introducción, 89 Las escuelas médicas griegas en Roma, 89 La medicina de la Roma Imperial, 90 Las obras enciclopédicas, 90 Galeno y el rescate de la medicina hipocrática, 92 El saber anatómico, 92 La fisiología, 93 La teoría de la enfermedad, 94 El saber clínico y el diagnóstico, 95 La terapéutica médica, 96 La cirugía, 97 Conclusión, 98 XII SECCIÓN 04 MODELO HUMORALISTA TEÚRGICO. MEDICINA EN EL MUNDO CRISTIANO Y MEDIEVAL, 101 Cap ítul o 11 Me dici na cris tian a, 103 Jos é San filip po B. Introducción, 103 Concepto de enfermedad, 104 La terapéutica de los santos, 105 Las sangrías, 106 La medicina monástica, 106 Los herbarios monacales, 107 Los hospitales, 108 Conclusió n, 109 Capítulo 12 Medicina bizantina, 111 Gabino Sánchez Rosales Introducción, 111 La traslación de la medicina antigua, 112 Bizancio: el periodo alejandrino, 113 Bizancio: el periodo constantinopolitano, 115 Cultura y medicina en el Imperio bizantino, 116 Conclusión, 119
  • 6. Capítu lo 13 La medici na islámic a, 121 José Sanfili ppo B. Introducción, 121 El islamismo, 121 El estudio de los textos clásicos, 122 Los conceptos de la medicina árabe, 123 Las boticas, 125 Creación de hospitales, 125 Los médicos más importantes, 126 Conclusión, 133 Capítulo 14 Medicina medieval alta, 135 Gabino Sánchez Rosales Introducción, 135 Medicina de los pueblos bárbaros, 135 Los reyes sanadores, 136 Medicina regia y autores medievales, 137 Hospitales en el mundo medieval, 139 El imaginario Hospital de San Gall, 140 Nómina hospitalaria de obispos y nobles, 142 Hospitales de órdenes de caballería y civiles, 143 Hospitales de ciudades y peregrinos, 143 La práctica de la medicina en la Alta Edad Media, 144 Los médicos del Medievo, 145 Conclusión, 146 Capítulo 15 Medicina medieval baja, 147 Gabino Sánchez Rosales Introducción, 147 La herencia Carolingia, 147 La escuela de Salerno, 147 La escuela de Chartres y Montpellier, 150 La escuela de traductores de Toledo, 150 El nacimiento de la universidad y los estudios médicos, 151 La enseñanza de la ciencia médica en el Medievo, 152 Anatomía en el Medievo, 154 El vínculo anatomía-cirugía, 155 La ciudad medieval: escenario de la medicina, 157 Conclusión, 159 SECCIÓN 05 MEDICINA Y HUMANISMO EN LOS SIGLOS xv-XV1, 161 Capítulo 16 Revolución científica y medicina. El gran cambio de paradigma, 163 Ruy Echavarría Rodríguez Introducción, 163 El siglo XV, 163 El siglo XVI, 165 La medicina, 167 Los médicos y la Revolución Científica, 167 Vesalio, 169 Los libros médicos, 175 Las enfermedades, 175 Conclusión, 176 Capítulo 17
  • 7. Medicina náhuatl prehispánica, 177 Carlos Viesca Treviño • Maríablanca Ramos de Viesca Introducción, 177 El cuerpo humano, síntesis del cosmos, 177 El microcosmos y su correlación astrológica, 179 El conocimiento médico. Las concepciones en torno a la enfermedad, 179 Enfermedades causadas por los dioses, 180 El animismo y las causas mágicas de enfermedad, 181 Los tratamientos médicos, 183 Los tratamientos quirúrgicos, 184 xiii Los médicos, 185 Conclusi ón, 186 Capítulo 18 Medicina novohispana en el siglo XVI, 187 Andrés Aranda Cruzalta Introducción, 187 Libros médicos novohispanos del siglo XVI, 187 Los saberes médicos, 188 Enfermedades y epidemias, 190 Instituciones, 193 Expediciones, 194 Conclusión, 195 SECCIÓN 06 MEDICINA EUROPEA Y AMERICANA EN LOS SIGLOS XVII-XVIII, 197 Capítulo 19 Sistemas médicos en el siglo XVII, 199 Alba Dolores Morales Cosme Introducción, 199 La Revolución científica y el Barroco, 199 Fisiología y experimentación, 200 Iatroquímica, 202 Iatromecánica, iatrofísica o mecanicismo, 203 La anatomía microscópica, 204 Harvey y la circulación sanguínea, 205 El cierre del siglo XVII y el nacimiento de la medicina clínica, 208 Conclusión, 209 Capítulo 20 Medicina de la Ilustración. El siglo de la anatomía patológica, 211 Martha Eugenia Rodríguez Pérez Introducción, 211 Anatomía y fisiología, 211 La cirugía y su enseñanza, 215 Salud mental y mesmerismo, 216 Homeopatía, 217 Salud pública, 218 La vacuna contra la viruela, 218 Terapéutica, 219 Las enfermedades laborales, 220 Conclusión, 220 Capítulo 21 Medicina novohispana en el siglo XVII, 221 Jorge Zacarías Prieto Introducción, 221 El Protomedicato, 221 La Universidad, 222 Libros, 223 Lo s ho spi
  • 8. tal es, 22 5 Co nc lus ió n, 22 7 Capítulo 22 Medicina novohispana en el siglo XVIII, 229 Martha Eugenia Rodríguez Pérez • Verónica Ramírez Ortega Introducción, 229 Condiciones sanitarias de la capital novohispana, 230 Enfermedades y epidemias, 231 La inoculación y la vacunación, 232 Los hospitales, 232 El Mercurio Volante, 234 El Real Tribunal del Protomedicato, 234 La Facultad de Medicina, 236 El Real Colegio de Cirugía (1770-1838), 237 La Real Expedición Botánica a Nueva España y la Cátedra de Botánica, 238 La expedición, 238 El Real Jardín y la Cátedra de Botánica, 239 Conclusión, 240 SECCIÓN 07 MODELO MÉDICO CIENTÍFICO EN EL SIGLO XIX, 243 Capítulo 23 El siglo XIX. La centuria en que la medicina se convirtió en ciencia, 245 Martha Eugenia Rodríguez Pérez • Andrés Aranda Cruzalta Ruy Echavarría Rodríguez, Jesús Gabriel Sánchez Campa Introducción, 245 El siglo XIX, 245 La ciencia y la filosofía en el siglo XIX, 245 La medicina en el siglo XIX, 246 Los grandes triunfos del humano sobre la enfermedad en el siglo XIX, 254 Las mujeres y la medicina, 262 Conclusión, 263 XIV Capítulo 24 La medicina mexicana en el siglo XIX. Los inicios del México independiente, 265 Xóchitl Martínez Barbosa Introducción, 265 Las ideas en la medicina y la necesidad de cambio, 265 Las instituciones , 267 Los protagonistas, 271 Aspectos sanitarios , 272 Conclusión, 273 Capítulo 25 La medicina mexicana en la segunda mitad del siglo XIX, 275 Ana Cecilia Rodríguez de Romo Introducción, 275
  • 9. Cambios en la Universidad, 275 La Escuela Nacional de Medicina, 275 Los hospitales, 276 La clínica y sus protagonistas , 278 La investigación científica, 278 Las publicaciones y las Academias, 282 Salud pública, 282 Las pioneras de la medicina mexicana, 283 Conclusión, 284 SECCIÓN 08 MEDICINA CONTEMPORÁNEA EN LOS SIGLOS xx-xxl, 287 Capítulo 26 Medicina universal, siglos XX-XXI, 289 Maríablanca Ramos de Viesca Introducción, 289 Genética, 290 Historia de la laparoscopia, 291 Endocrinología, 293 Historia de la oncología, 294 Epidemias de los siglos XX y XXI, 295 Historia de las neurociencias, 296 Creación de la atención universal en salud. El Seguro Social, 298 La nueva quimioterapia. Antibióticos, 298 La inmunología, 299 Historia de la cardiología, 301 Los Premios Nobel, 302 Conclusió n, 303 Apéndice, 304 Lista de Premios Nobel de Medicina, 304 Lista de Premios Nobel de Química, 309 Lista de Premios Nobel de Física, 311 Capítulo 27 La medicina en México, siglos XX- XXI, 315 Guillermo Fajardo Ortiz Introducción, 315 De 19()1 a 1910, última etapa del porfiriato, 315 De 1911 a 1934. La Revolución mexicana, 317 De 1934 a 1984. Etapa posrevolucionaria. Instituciones, 317 De 1985 a 2018. Etapa contemporánea, 318 El consultorio privado y la medicina socializada, 319 Las especialidades médicas, 319 De fórmulas magistrales y de patente a medicamentos genéricos, 319 Conclusión, 320 Capítulo 28 Los médicos del futuro y el futuro de los médicos, 321 Alberto Lifshitz Introducción, 321 Predicción, previsión, anticipación, prevención, perspectiva, 321 Nuevas enfermedades. La era de las enfermedades incurables y de las ciberenfermedades, 322 Lo que nos exige el futuro, 323 Conclusión, 324
  • 10. Bibliografía, 325 Índice analítico, 335 INTRODUCCIÓN Este libro trata sobre una de las actividades más nobles que ha creado el humano: la medicina. Esta afirmación resulta cierta si por medicina entendemos todo acto realizado con el fin de aliviar un sufrimiento biopsicosocial, preservar la salud y prevenir la enfermedad. La medicina es una de las labores humanas más antiguas; se dice que los médicos descienden de chamanes (sâmân) —lo que es probable— y se ha encontrado la presencia de estos personajes en culturas creadas por hombres modernos (Homo sapiens sapiens) como la Magdaleniense con 15000 años de antigüedad, entonces, ¿por qué no suponer que el "anciano" de Shanidar I —apoyado con tanta veneración por sus congéneres neandertales— fuera el poseedor del mana en el clan, y fuera el encargado de atender los padecimientos de los miembros de la comunidad? De cualquier forma, los varios milenios de existencia de esta profesión son para tomarlos en serio. Todo pasado médico es digno de estudiarse y de ser reflexionado para comprender el devenir y la situación actual de la medicina. Las humanidades cumplen esa función, son imprescindibles porque inducen a reflexionar a partir de los contenidos de la filosofía y de la historia, los cuales ennoblecen a las personas. Hoy en día, la historia de la medicina, como disciplina independiente, se ha institucionalizado, por ello, este libro engloba de manera profesional el curso de la medicina universal y de la mexicana, cada una con valor propio. Hace unas décadas, la situación era diferente. Francisco Guerra, médico e historiador, expresa en su Historia de la medicina (2007) que, a mediados del siglo XX, el valor práctico de la historia de la medicina entró en crisis, lo que coincidió con el nacimiento de las especialidades, que significa, como dice Gastón Bachelard en El compromiso racionalista (1973), "tipos particulares de progreso". En el terreno del pensamiento científico, la especialización demanda intereses más complejos, por lo que ese enfoque hacia el futuro reubicó conceptualmente a la historia de la medicina, que trascendió del marco doctrinal de la medicina para transformarse en una especialidad de la historia. Así, la historia de la medicina, que había sido escrita solo por médicos, empezó a ser objeto de estudio de los humanistas, historiadores, sociólogos y antropólogos, entre otros, que llevó a un conocimiento riguroso de las fuentes y a hacer un análisis metodológico del material histórico. En ese contexto, el presente libro cuenta con la participación de un grupo interdisciplinario formado por médicos, odontólogos e historiadores. Esa constante evolución de la medicina se observa en múltiples aspectos; por ejemplo: el concepto mutable que, a lo largo del tiempo, el humano ha tenido de la enfermedad y sus causas (hechizo, castigo divino, accidente, fenómeno natural); de los métodos diagnósticos (augurios, magia, síntomas, exploración física — observación, palpación, auscultación, percusión—, exámenes de laboratorio, gabinete
  • 11. e imagenología, entre otros); de la terapéutica (curación por voluntad divina o intervención 1 de un chamán, uso de herbolaria, sangrías, dieta, antibióticos, cirugía, terapia génica y nanoterapia, entre otros), del cuidado y la conservación de la salud, así como de la profilaxia. En otras épocas fueron actividades exclusivas de la profesión, pero ahora, al disminuir la asimetría en la relación médico- paciente, con el reconocimiento de la autonomía del segundo, y la aplicación del principio bioético respectivo, la participación activa de la persona —en general— en el cuidado de la salud personal y comunitaria es cada vez mayor y más eficaz; cambios englobados en el concepto actual de una política de salud autodeterminada y autosustentable, denominada "Atención primaria de la salud", preconizada por la OMS. El vínculo entre la tecnología y la medicina también permite visualizar a esta como una ciencia en constante avance porque ha mostrado, como dice Laín Entralgo, la "visión directa de las lesiones ocultas" por medio del estetoscopio, el oftalmoscopio, el laringoscopio, los rayos X, la tomografía axial computarizada y otras técnicas como la resonancia magnética o la tomografía por emisión de positrones (PET). Asimismo, la relación tecnología- medicina se evidencia, hoy en día, con el expediente clínico electrónico. El enfoque pedagógico constata que la medicina es una ciencia en continuo progreso. De enseñarse de manera empírica, por un especialista, pasó a los recintos escolares, a las universidades medievales que promovían la enseñanza con el método escolástico, es decir, a partir de la lectura de los textos clásicos. Los colegios especializados y las universidades modernas originaron el método experimental, la especialización y la subespecialización médica. Por otra parte, en la actualidad, existe la telemedicina, un instrumento más para la transmisión del saber. En este sentido, el libro que el lector tiene en sus manos hace referencia a los hallazgos, descubrimientos y hechos históricos enmarcados en distintos paradigmas y modelos médicos. Cuando se estudia un hecho histórico —cualquiera que este sea —, el primer objetivo es conocer el suceso en sí, pero, a continuación, surgen dudas que constituyen las seis preguntas esenciales para realizar las acciones cognitivas de un proceso completo de aprendizaje respecto al hecho histórico, estas son: ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿quién?, ¿cómo? y ¿por qué? En el caso de la medicina, las cuestiones son las mismas y para demostrarlo basta un ejemplo: el galenismo (conocido hecho histórico); las respuestas a dichas interrogantes nos dan razón de: En qué consistió esa doctrina médica, sus bases, sus principios, sus prácticas, sus recursos materiales; qué "medicina" aprendió, reestructuró, enseñó y transmitió a la posteridad Galeno. Ubicación (marco geográfico) de Pérgamo, Alejandría, Roma, Europa, en fin, de la civilización romana. Temporalidad (marco cronológico), con una "modalidad abierta'; ¿en qué siglo vivió Galeno? ¿cuándo apareció el galenismo, cuánto duró y cuándo terminó su vigencia?
  • 12. Introducción Quiénes participaron en él, no solo los "protagonistas", también los circunstantes; parafraseemos a Bertolt Brecht: ¿Claudio Galeno solo desarrolló el "galenismo"? ¿y sus maestros, sus pacientes, sus discípulos, sus adversarios, y sus lectores y seguidores 14 y aún 15 siglos después de su tránsito por la historia? Cómo aprendió la tekhné Galeno; cómo exploró, diagnosticó, pronosticó, trató y curó o no; cómo enseñó, escribió y transmitió su doctrina. Por qué el galenismo fue como fue, es decir, en qué tipo de formaciones socioeconómicas surgió y persistió como elemento superestructural propio de estas y cuál era el desarrollo de las fuerzas productivas de aquellas, qué lugar ocupaban en esas formaciones sus practicantes (¿formaban parte de un estamento particular? ¿fueron meros brujos? ¿eran chamanes, sacerdotes especiales o una casta especial de sabios? ¿constituían un grupo integrado de profesionales de la medicina?), cómo eran considerados por la sociedad los enfermos (¿individuos maldecidos y egregios? ¿simples víctimas del fatum? ¿integrantes de la physis, sujetos a sus leyes?), qué paradigma determinaba la teoría y práctica del sistema, por qué sus saberes se esfumaron con el tiempo; y por último, cuál fue la trascendencia real del galenismo en la cimentación de la globalizadora medicina occidental actual. De hecho, "el porqué" del evento histórico es la parte medular del estudio de la historia como ciencia. Para realizar un análisis exhaustivo de cada uno de los diferentes casos o "tipos de medicinas" que las distintas culturas han forjado a lo largo de los siglos, es necesario que conozcamos dos conceptos de índole diversa, cuya revisión conjunta nos permitirá —en lo posible— una visión más profunda de cada episodio. Los dos conceptos a considerar son: I. Paradigma: es un concepto gnoseológico (epistemológico) propio de la historia de la ciencia, que nos aclara el marco ideológico en que se originó la medicina en cuestión. II. Modelo médico: este es, en sí mismo, el ejemplo de "medicina" a la que en particular hacemos referencia cuando mencionamos el "tipo de medicina" que existe en un área cultural en especial, en un lapso demarcado con relativa precisión. ¿QUÉ ES UN PARADIGMA? En este punto debemos hacer una digresión para aclarar su significado, para eso revisaremos dos definiciones del concepto: Paradigma, según Thomas Kuhn, en su libro La estructura de las revoluciones científicas (1962), es "una completa constelación de creencias, valores y técnicas, etc., compartidos por los miembros de una determinada comunidad". Esta definición se parece al concepto de cosmovisión, pero se diferencia en que esta no incluye el aspecto materialista de Io tecnológico, que es determinante en nuestro concepto. Tampoco debemos confundirla con "formas de pensamiento", aunque se parecen, también es aplicable y válido el argumento anterior. Para otros autores, paradigma es "la mentalidad, conceptos y sistemas de valores, que forman parte de una visión particular de la realidad". Esta segunda definición se asemeja en exceso a la noción de cosmovisión, por lo que sería preferible el uso de la primera para efectos del estudio que se pretende, en el entendido de que el sustantivo técnica (s) en el caso de la primera, tiene solo el significado original (téchne: arte) de "saber hacer". Sin embargo, si unimos ambas nociones (creencias, valores y técnicas, y mentalidad, conceptos, sistema de valores y visión parcial de la realidad), podemos concluir que: "Paradigma es un sistema ideológico, axiológico y tecnológico que determina una visión particular de la realidad —personal y colectiva— en una comunidad determinada (de ninguna manera única en el tiempo y el espacio), en una época y en un área geográfica más o menos delimitadas". Para una mejor comprensión del concepto, enunciaremos de una vez los paradigmas que incluye la propuesta: Paradigma mágico-empírico A.2. Paradigma teúrgico (religioso) A.3. Paradigma racional Paradigma teúrgico-racional A.5. Paradigma racional-teúrgico A.6. Paradigma científico-pragmático A.7. Paradigma científico-humanista ¿QUÉ ES UN MODELO MÉDICO? Para definir qué es un modelo médico es necesario recurrir a dos nociones: las bases epistemológicas que, desde el punto de vista ideológico, lo fundamentan, y los componentes materiales que sustentan su práctica en la realidad física. Una profesión de tanta antigüedad e importancia es, forzosamente, de carácter evolutivo, con rasgos y características muy desemejantes a lo largo del tiempo, según los diferentes ámbitos, culturas y civilizaciones considerados. Esas características: elementos humanos, ideología, elementos tangibles, conocimientos y prácticas específicas o propias de cada cultura, conforman Io que se denomina modelo médico, es decir, la "manera específica en que el hombre enfrenta la enfermedad en un lugar y un tiempo definidos", concepto clave para un aprendizaje coherente y la comprensión cabal del hecho histórico general, la medicina, sujeto de este estudio.
  • 13. Introducción La idea de modelo médico presentada se refiere en concreto a su sentido histórico, se debe considerar ligada de manera esencial al paradigma hegemónico, en el caso de cada modelo en particular y, no se deben aplicar los criterios antropológicos de hegemonía y subordinación. No olvidemos que, si bien el paradigma (ideológico) determina al modelo médico, el paradigma —componente de la historia interna— es determinado por factores y elementos —constituyentes de la historia externa— ajenos a la voluntad humana, de índole material que conforman la formación socioeconómica, base real última de la sociedad humana. Al combinar los dos conceptos anteriores (paradigma y modelo médico), se entiende la clasificación de los diversos modelos propuestos: Modelo médico mágico-empírico Modelo médico teúrgico Modelo médico racional Modelo médico teúrgico-racional Modelo médico neorracional Modelo médico científico Modelo médico humanista La preferencia de la denominación modelo médico, por la de sistema médico (esta con frecuencia equivalente a la primera), en nuestro caso, es solo cuestión de método para una mayor claridad. Para aclarar Io anterior, hay que aceptar, que en ningún caso, alguna de las variantes de los dos conceptos (o elementos) ejes de la propuesta, ha existido en la historia como única presente. En cambio, los casos de presencia simultánea de dos de ellas, en un mismo tiempo y en una misma área cultural son abundantes y sobra mencionarlos; pero, es indudable que siempre, y en cualquier caso, una de ellas se manifiesta como hegemónica y esto determina su aparente unicidad en las diversas culturas o civilizaciones. No olvidemos que el acontecer humano es continuo, sin cortes episódicos reales, un suceder en el que los cambios solo se evidencian en grandes lapsos, y la "periodización" utilizada en los libros de historia es nada más que un recurso didáctico, ante la imposibilidad de abarcar en una sola visión el panorama de la evolución de la especie humana. Por tanto, es preferible adoptar una "periodización abierta" con base en el paradigma común al periodo considerado, sin importar las culturas que lo compartan ni el tiempo ni el espacio en que lo hayan hecho; con lindes más laxos e hitos menos precisos que los que enmarcan a los periodos, épocas y edades tradicionales. Paradigma hegemónico en una sociedad Modelo médico dominante durante la vigencia del paradigma Paradigma mágico Modelo médico mágicoempírico Paradigma mágico-teúrgico Modelo médico teúrgico Paradigma racional Modelo médico racional Paradigma dicotómico teúrgico-racional Modelo médico dicotómico teúrgico-racional Paradigma dicotómico racional-teúrgico Modelo médico neorracional Paradigma científico pragmático Modelo médico científico Paradigma científico hurnani sta Modelo médico humanista Nota: la denominación de dicotómico se aplica en referencia al carácter dual de la ideología fundamental de los paradigmas y el modelo calificados como tales, en la inteligencia de que el adjetivo precedente en los tres casos es el predominante en la dualidad. En el caso del modelo médico neorracional, el prefijo 'neo' se emplea para diferenciar con precisión el carácter racionalista del pensamiento helénico, pero que no aspiró a la comprobación experimental de sus postulados y, el mismo carácter del pensamiento renacentista que sí se empeñó en la certificación de sus planteamientos teóricos, por medio del método experimental, creado por los mismos renacentistas, que elaboraban las hipótesis sometidas a prueba. Solo recordemos su aplicación en Historia del Arte: arte neoclásico, estilo neogótico, etcétera. Cada uno de los modelos médicos propuestos ha tenido una ideología propia del paradigma dominante, que determina la concepción de la enfermedad, sus causas y su naturaleza elaborada por los integrantes de la comunidad; nociones que, en su momento y en su espacio, les han servido a las diversas sociedades —de forma mejor o peor— para enfrentar a la enfermedad y, en conjunto con los pertrechos disponibles (utillaje material y acervo de sustancias medicinales) por el médico, acordes con el desarrollo de las fuerzas productivas, definen el tipo de tratamiento que aplica aquel. Por otro lado, en todo estudio de cualquier modelo médico que pretenda ser integral, se debe precisar el rol que desempeña el sanador dentro del grupo, papel establecido, asimismo, de manera concurrente por la formación social, el paradigma hegemónico en ella y el modelo médico propio de esta, factores que Io ubican en la estructura social y laboral. Al final, porque en sí mismo es la razón de ser de la medicina, el sufriente también ocupa un puesto en la mencionada ordenación social, lugar que le es asignado con base en el paradigma en cuanto a la percepción que de él —y su padecimiento— tiene la colectividad; en tanto, que para efectos prácticos (la clase de atención que le sea otorgada) lo fundamental será su situación (previa a su dolencia) en la estructura económica; aun cuando en un paradigma humanista lo deseable y lo ético es que un mendigo y un príncipe reciban una atención médica similar, en la historia, en otros paradigmas no ha sido así.
  • 14. Introducción Con el objetivo de llevar las referidas acciones cognitivas a su nivel más complejo, en forma breve y útil, respecto a cualquier modelo médico considerado, es recomendable tener presente las cinco preguntas con las que don Pedro Laín Entralgo sintetizó —en forma magistral— todo el proceso descrito: ¿Índole socioeconómica (formación socioeconómica) de la cultura, en la que el modelo en cuestión se presenta? • ¿Interpretación —concepción— de la enfermedad (proceso salud-enfermedad)? • ¿Orientación general de la actividad terapéutica (preservación, curación y prevención)? • ¿Situación social del sanador (médico)? • ¿Situación social del sufriente (paciente)? El orden en que las planteó el doctor Laín Entralgo no es el que presentamos aquí, pero este nos parece más lógico por las consideraciones expuestas antes. Al responder las cinco cuestiones se tendrá una visión racional, ordenada, integral y científica de cada modelo médico examinado. En síntesis, es preciso que los médicos miren hacia atrás; que recapaciten sobre la historia de su profesión porque su utilidad es innegable, y no solo porque los mismos médicos son actores de una etapa que el día de mañana será historia, sino también, porque los hechos del pasado les permiten comprender cómo es que ocurrieron determinados descubrimientos, y más importante, cuáles fueron sus consecuencias. La historia de la medicina tiene un papel tanto informativo como formativo; es decir, educativo, y permite entender que hay una diversidad de culturas, de paradigmas y de modelos médicos, estos dos últimos formaciones culturales que, en conjunto, conforman el ámbito y el proceso del desarrollo de la medicina. A través de todos ellos interesa destacar el carácter social de la medicina, resaltar las figuras —centrales en este estudio— del médico y el paciente, y enfatizar que el humanismo es inherente a la medicina. Martha Eugenia Rodríguez Pérez Ruy Echavarría Rodríguez
  • 15.
  • 17. Y F LOSOFÍA' HISTORIA, CULTURA Y FILOSOFÍA DE LA MEDICINA Gabino Sánchez Rosales INTRODUCCIÓN El problema de la transmisión del conocimiento es un tema que subyace en la estructura del análisis sobre la importancia de la historia y la filosofía de la medicina, una disciplina que, consideramos, ayuda a la comprensión del problema de la transmisión del conocimiento médico en el tiempo y, por ende, de la cultura universal. Aunque este no es un asunto que deba ser tratado aquí, señalaré de manera breve que, desde el ámbito pedagógico, la transmisión del conocimiento ha sido caracterizada como una enseñanza que un emisor refiere o significa respecto a un objeto o proceso y cuyo fin es ser aprendido por un receptor por medio de un mensaje. Fortuanto Contreras señala acerca de este punto que: De modo que el conocimiento deriva de la información y la información deriva de los datos. Para que la información se convierta en conocimiento las personas deben aplicarlos en su quehacer ejecutando acciones para sí o para terceros. No obstante, es importante considerar que las operaciones cognitivas, desde la perspectiva de las neurociencias, más que un modelo de caja negra, son complejas, y que el trinomio emisor-receptor-mensaje involucra operaciones cognitivas, a las que José Luis Díaz llama "proceso consciente", donde existe un: aspecto mental del desempeño neurológico del más alto nivel de integración, un fenómeno de plenas capacidades causales sobre el funcionamiento de los sistemas de menor jerarquía que moldean el habla y la expresión de
  • 18. la conducta en general. Por añadidura, esta capacidad expresiva de los sistemas conscientes a través del lenguaje y la acción del individuo tiene efectos diversos y potencialmente trascendentes sobre el sistema social y cultural. Esto es patente para las actividades creativas que se producen y expresan mediante actos, símbolos, teorías científicas y productos de arte o técnica hacia el medio social, cultural o ecológico. En este sentido, podemos concluir que la transmisión del conocimiento para la difusión de la cultura es un proceso complejo donde confluyen diversas categorías y estrategias que, dirigidas a distintos niveles del pensamiento, ofrecen aspectos que ayudan a entender cómo se obtienen los elementos pedagógicos y filosóficos que permiten comprender cómo se genera y transmite el conocimiento médico y su aplicación. Este, en sentido estricto, es el problema histórico de la importancia de la historia y la filosofía de la medicina y la cultura (Figura 1-1). LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA Para responder a la cuestión sobre la importancia de la historia de la medicina y, con ello, comprender su aportación a la cultura, es preciso, analizar primero qué es la historia y la medicina y, luego, saber para qué sirven y cuáles son sus objetivos. Señalemos de manera breve, y en concordancia con Michel Foucault, que: "la Historia es la madre de todas las ciencias del hombre por ser tan vieja como la misma memoria humana". Esa trascendencia de la Historia ya era reconocida desde la antigüedad, pues para Cicerón, autor del mundo romano, la Historia es maestra de la vida, ya que enseña a los hombres sobre los hechos del pasado con el fin de no repetir errores en el presente (Figura 1- 2). Heródoto, llamado el padre de la Historia, señalaba que ella servía para "evitar que, con el paso del tiempo, los hechos humanos queden en el olvido y que las notables y singulares empresas realizadas, respectivamente por griegos y bárbaros [...] queden sin realce". Heródoto, al decir lo anterior, dejaba muy claro que la Historia tiene una intencionalidad y, por lo tanto, no era neutra en su sentido político, sin embargo, esa intencionalidad refiere el deseo de la Historia de dejar plasmada para la posteridad los hechos memorables e importantes realizados por los hombres en la vida social, en este caso, los acontecidos durante la guerra que sostuvieron griegos y persas durante las llamadas Guerras Médicas (Figura 1-2). Posteriormente, Tucídides, al investigar sobre la guerra del Peloponeso, entre griegos y espartanos, señaló que su investigación tenía como fin "explicar las razones de la ruptura y las diferencias que la ocasionaron (la guerra), a fin de que nadie se pregunte por qué se produjo entre los griegos una guerra tan importante", y agrega, de forma puntual, que: "La causa más verdadera aunque la que menos se manifiesta en las declaraciones, pienso la constituye el hecho, el temor que provocó en Esparta la grandeza de Grecia'! Para Tucídides, la Historia tiene como fin no solo dejar constancia de los hechos memorables, sino explicar las causas profundas que originan esos hechos históricos; es decir, la Historia tiene el propósito de ofrecer una
  • 19. 10 SECCIÓN 1 • Medicina, historia y filosofía Figura 1-1. El cortejo nupcial de Psyché, Burne- Jones, 1895. explicación y comprensión de las causas que provocan que los hechos aparezcan en el tiempo y en la sociedad. Así, una vez resuelta la cuestión sobre la explicación de los hechos es posible definirlos en una amplia variedad de sucesos, es decir, que estos son, prácticamente, todos aquellos acontecimientos de la vida social de los hombres, ya sea una teoría, una guerra, la publicación de un libro, un edicto o el nacimiento de un personaje célebre, para luego, en relación con su importancia, fijarlos en la memoria de los hombres. Este es el valor fundamental de la Historia desde sus más lejanos orígenes, pues su fin es ofrecer explicaciones sobre las causas
  • 20. que provocan o por las que se desarrollan los hechos memorables del hombre en el tiempo. En este sentido, el historiador y la historia no son meros coleccionistas de hechos o cosas, sino creadores y agentes de cambio al descubrir para el hombre los hechos que hacen al mundo cognocible, a la vez que espacio histórico donde se inserta la actividad social y cultural del hombre. Es fundamental señalar que la Historia profesional utiliza ciertos sistemas de conocimiento como la hermenéutica, que es el conjunto de reglas y métodos para realizar una interpretación adecuada de los hechos históricos. Esto es sumamente importante, ya que cualquier explicación sobre un hecho científico o social, un acontecimiento universal o local, conlleva, necesariamente, una interpretación del historiador sobre el hecho seleccionado para ilustrar un acontecimiento o un proceso histórico. Como señala Eric Hobsbawm: "Mirar hacia atrás, mirar hacia adelante o en cualquier otra dirección siempre implica un punto de vista" (Figura 1-3). Otro método que utiliza la Historia es la heurística que sirve para resolver los problemas históricos, ya que junto con el análisis, métodos y terminología que ofrecen disciplinas como la lingüística, la sociología, la economía, la política, la filosofía y la antropología, son de ayuda para el historiador; este emplea la heurística para resolver problemas mediante explicaciones y
  • 21. soluciones creativas a preguntas que otras disciplinas no pueden brindar. Para ello, el historiador construye una narrativa histórica o explicativa que da cuenta del devenir de los hechos del hombre en el tiempo, pues como señala Rosa María Palazón, "la historia narra las peripecias de los sistemas humanos y de hombres vivos que dejan tras de sí patrimonios culturales, no los comportamiento s de las cosas ni de los dioses'! Este sentido narrativo, a veces es tan sugerente, que se convierte en una toma de posición del historiador frente a la historia de los hechos que narra al conjugar interpretación y perspectiva histórica, como es el caso del bello ejemplo del título de la obra de Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media, cuya metáfora da cuenta de una interpretación del pasado donde se despliega la vida y el tiempo del hombre y el fin de un periodo. Por ello, en sentido estricto, la historia es ese viejo oficio que practican los historiadores para conocer al hombre, pero como acertadamente cita Giuseppe Galasso: "Lo que el hombre es, solo puede decirlo la historia" (Figura 1-4). Sobre la medicina, de un modo sumamente simple, señalemos que tiene como finalidad, en todo tiempo y lugar, ayudar al hombre enfermo, prestarle auxilio para reponer sus fuerzas. Sin embargo, esta tarea ha sido encomendada a un tipo especial de miembro de la sociedad que, como explica Leonardo Viniegra:
  • 22. se aboca a la reparación de los daños físicos o psicológic os que sufre el organismo como consecuen cia de las limitacion es con las que nace (congénita s), de sucesos de la vida
  • 23. CAPíTULO Historia, cultura de la medicina 11 1 • y filosofía
  • 24. ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina La importancia y utilidad de la historia de la medicina radica en que hace evidente, al indagar y reflexionar sobre el fenómeno de la salud y la enfermedad en el hombre y en el tiempo, las soluciones prácticas y epistemológicas que la sociedad ha razonado, imaginado y creído sobre los tópicos que corresponden a la medicina construida por el hombre y que sirven para resolver una pregunta esencial: ¿qué es la enfermedad?, ¿y por Figura 1-2. Marco Tulio Cicerón, Florencia, Italia, siglo XVII, Mansión de Vaux-le-Vicomte, Francia. cotidiana (enfermedades, accidentes, guerras, catástrofes, naturales, etcétera) o de la edad avanzada. Con el tiempo, esta actividad esencial de curar se transformó, como se indica en el texto hipocrático sobre la medicina antigua, en "un arte del que todos se sirven en momentos cruciales, y por los que sus practicantes y profesionales expertos son tenidos en gran estima". De modo general, ese es el objetivo de la medicina, sin embargo, es útil preguntar de nuevo, ¿tiene importancia el estudio de la historia de la medicina? La respuesta parece clara, la historia de la medicina es, como señala Juan Riera: un capítulo de la historia general, en tanto que aborda un problema específico del pasado de la Humanidad, como es el que suscita la salud y la enfermedad, individual y colectivamente consideradas. qué acaba con la vida de los hombres?
  • 25. Alrededor de esta pregunta se han construido varias más: ¿quiénes son los médicos?, ¿qué es la ciencia médica y cómo se ha curado a través del tiempo? He aquí la importancia de la historia de la medicina, que radica en que esta disciplina ofrece múltiples explicaciones históricas sobre la salud y la enfermedad a lo largo del tiempo situando el contexto histórico en el cual se ofrecieron soluciones al problema de la enfermedad; soluciones que fueron creídas, pensadas y razonadas por los hombres en las diferentes culturas y civilizaciones presentes y pasadas que han dejado su huella en la medicina del mundo moderno. Para ilustrar la utilidad de la historia de la medicina recurriendo a la perspectiva histórica y las relaciones entre presente y pasado, solo conviene reflexionar sobre las ideas de los médicos de la antigüedad clásica acerca de la salud y la enfermedad y contrastarla con las ideas de los médicos europeos anatomopatólogos del siglo XVIII y XIX. Para los médicos hipocráticos, la salud y la enfermedad eran el resultado del equilibrio de los humores, que en número de Figura 1-4. La expulsión del Jardín del Edén, Masaccio, 1426-1427. cuatro (bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema) se encontraban en el cuerpo humano y, que en conjunto, eran responsables de las funciones del organismo. Esta idea estaba expresada con la categoría de isonomía, que fue comprendida como el estado de salud y bienestar físico y mental del hombre versus la monarquía, la cual se comprende como el dominio de un humor sobre los otros y responsable de la aparición del fenómeno morboso. El texto hipocrático Sobre la enfermedad sagrada es muy claro acerca de la explicación y funcionamiento operativo de esa teoría médica, que conviene señalarlo, fue la explicación hegemónica sobre el proceso salud- enfermedad por casi poco más de dos milenios (Figura 1-5). Este pensamiento médico es totalmente contrapuesto a la mentalidad anatomopatológica, dos filósofos conversan sobre la teoría humoral, siglo XV.
  • 26. ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina la cual fue creada por varios médicos europeos al final del siglo XVIII y principios del siglo XIX, quienes frente a la pregunta sobre qué es y cómo se expresa el binomio salud- enfermedad en el hombre, plantearon una solución basada en los avances del saber anatómico de los siglos previos, teniendo como base epistémica el pensamiento anatomoclínico que indagó, directamente, sobre el sitio y la localización de la enfermedad en los órganos y sistemas del cuerpo del humano. Con estas ideas, la medicina y los médicos construyeron una correlación entre la lesión en el órgano afectado y la aparición del fenómeno morboso. Al respecto, la obra médica magna de Giovanni B. Morgagni De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis, publicada en Venecia en 1761, y junto al texto de Xavier Bichat, Traité des membranes en général et des diverses membranes en particulier, que apareció en 1800, son ejemplos de la mentalidad anatomopatológica que sentó las bases de la anatomía patológica moderna como sustento de la investigación sobre la enfermedad en la medicina contemporánea (Figura 1-6). En ese sentido, es clara la utilidad de la historia de la medicina, pues esta ayuda a ejemplificar y poner en contexto histórico y hacer comprensible el acontecer de la medicina a Io largo del tiempo. Este conocimiento es muy útil si compara, en perspectiva historiográfica, los saberes y categorías utilizados por los practicantes de la medicina del pasado con los saberes practicados por los médicos modernos. Al insistir en el valor epistemológico del saber histórico aplicado al estudio de la historia de la medicina, podemos claramente observar que en los ejemplos citados arriba, en unos se resaltan categorías como humores, bilis, isonomía, monarquía y enfermedad sagrada y del otro lado, se emplean conceptos como lesión, órgano afectado, membranas, patología y mentalidad anatómica, que hacen evidente las diferencias de tiempo y espacio entre una y otra mentalidad médica, y que al contrastarse, nos aproximan, desde la perspectiva histórica, como es el segundo caso, al uso de una terminología más moderna y cercana a los conocimientos de la medicina contemporánea. Convendría insistir que los conceptos citados tienen un tiempo, un espacio y un contexto histórico donde adquirieron 1 • 1 3
  • 27. Figura 1-6. Medallas con la efigie de Giovanni B. Morgagni, autor De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis, obra publicada en Venecia, en 1761. plena aceptación y significación como hechos concretos para la práctica y saberes de la medicina. Esto es parte de las lecciones de conocimiento que aporta el cultivo de la historia de la medicina, la cual enriquece el pensamiento complejo sobre los problemas de la medicina, al igual que ensancha las posibilidades de una práctica de la medicina basada en el humanismo médico. Recordemos que George Rosen, en un célebre trabajo, publicado hace ya unos años sobre la enseñanza de la historia de la medicina, señaló que el nacimiento de la profesión inició con la fundación, en la Europa del siglo XIX de los primeros departamentos de enseñanza especializados en la historia de la medicina. La finalidad de esas instituciones fue enseñar los orígenes de la profesión a los estudiantes de medicina, así como reflexionar acerca del pensamiento médico y el conocimiento que sobre la disciplina se había elaborado a lo largo de los siglos por los médicos en su lucha contra la enfermedad. Rosen menciona que, con ese deseo, Burdach, en 1800, aconsejaba a los estudiantes estudiar historia de la medicina porque con su estudio y reflexión se mostraban las desviaciones y errores que los médicos y la medicina habían cometido en la historia, en su deseo de combatir la enfermedad y lograr la curación del hombre. En lo que atañe al contexto en que debía ser presentada esta historia del saber médico, Hofacker, en 1826, explicaba que la historia de la medicina debía ser mostrada como parte de un proceso de integración de las ciencias médicas en el tiempo, pero en especial en relación con la historia general del hombre, pues esa forma de presentación serviría para estimular en el estudiante la formación de una actitud crítica que lo protegería contra la arrogancia del médico, quien creía, por su formación, que sabía todo sobre la salud y la enfermedad del hombre. El valor epistemológico implícito en el estudio de la historia de la medicina, indicaba que la disciplina mutaba siempre con el tiempo, y esta era una enseñanza muy firme que había que inculcar a los estudiantes. De modo tácito se creía que esa enseñanza estimulaba la formación de una conciencia crítica sobre el saber y la práctica de la medicina, y también formaba una conciencia sobre los valores que habían acompañado a la medicina en el tiempo, como eran la dignidad de la profesión, la ética médica y la práctica del humanismo médico. En términos generales, esos fueron los objetivos académicos que estimularon los trabajos de los diferentes Departamentos de Historia de la Medicina que surgieron a Io largo del siglo XX. Esta tradición ha continuado, sin embargo, convengamos que para efectuar ese trabajo tan delicado se requiere de una historiografía y de una hermenéutica histórica que sirva de guía para recorrer el
  • 28. ÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina camino trazado por los fundadores modernos de la historia de la medicina. En este sentido, varios fueron los caminos y veredas transitados por los primeros médicos historiadores de la medicina, y solo por cuestión de espacio, me permitiré recordar que Henry Sigerist, en 1934, sugirió que en la narrativa de la historia de la medicina debía de ser habitual "presentar la historia médica como una secuencia de hechos e ideas a partir de las grandes culturas! La cita es significativa porque ese enfoque o interpretación ha privado en la historiografía de la historia de la medicina, dejando a un lado lo que no se considere relevante en medicina. Por ello, es habitual que en los textos de la historia universal sobre la medicina se enseñe a los estudiantes y futuros especialistas, así como al público en general, que la medicina solo ha existido y existe en las denominadas grandes civilizaciones. Redondeando Io anterior, recordemos que George Sarton, en 1941, señaló que la historia de la medicina también debía contribuir a la formación en los alumnos de una axiología basada en la comprensión de que la medicina, en su desarrollo, había estimulado el espíritu científico y la gradual liberación de la mente de los prejuicios y de la obscuridad. Así, de acuerdo con
  • 29. 14 SECCIÓN Medicina, historia 1 • esta idea, todo aquello que no fuera luminoso para el conocimiento médico debía olvidarse y arrojarse al olvido, incluyendo la práctica, claro está, de las supercherías, tradiciones y conocimientos de los pueblos bárbaros e incultos que no practicaran la moderna medicina occidental. Esa huella hermenéutica, esbozada por los primeros historiadores de la medicina, ha tenido una impronta muy firme en el estudio e interpretación, y constituye una narrativa histórica-médica que siempre es brillante, siempre grande y siempre desde Occidente, ya que la tentación historiográfica sobre la interpretación hagiográfica, positivista y europeizante de la historia de la medicina es sugerente y atractiva, pues el maniqueísmo y reduccionismo caracteriza a la enfermedad como un villano necio que sostiene con el médico una lucha sempiterna, según expresión de Roy Porter, en el campo de lucha de la "carne de los hombres". Sin embargo, tomando en cuenta los avances de la historiografía, es evidente que lejos de ser enseñada y enfocada mediante una sola mirada, en la actualidad, la disciplina es vista y analizada mediante un conjunto de miradas, voces y corrientes historiográficas que, incluso, parecen discordantes por las experiencias multidisciplinarias que significa que diversos profesionales de diferentes disciplinas se dediquen al cultivo del estudio de la historia de la medicina. Sobre la experiencia de Henry Sigerist, es pertinente recordar lo que señaló respecto a su dedicación al cultivo de la historia de la medicina: Todos mis maestros desearon convertirme en un especialista en el Cercano Oriente, en el Lejano Oriente, o en zoología, botánica, química o física, o en alguna especialidad médica. Pero mis intereses eran muy amplios y paulatinamente me orienté hacia un campo donde pudiera combinar mis intereses médicos, filológicos, históricos y sociológicos. Me aparte en esto del consejo de mis maestros quienes trataron de persuadirme de que la historia de la medicina no constituía una disciplina sino un pasatiempo para jubilados. Por su parte, Pedro Laín Entralgo destaca la razonable duda y prevención acerca del conocimiento médico que adquiere el profesional de la medicina al cultivar la historia de la medicina, ya que esta ha demostrado que la medicina siempre cambia y muda de orientaciones epistémicas a través del tiempo. Así, la historia de la medicina puede ser utilizada como una herramienta para enriquecer el conocimiento del médico en formación, porque al identificar los ejemplos del pasado, el alumno puede proponer soluciones para el presente y el futuro. Es decir, el cultivo de la historia de la medicina puede conducir al profesional, de modo exitoso, hacia el rescate del "recuerdo del olvido". Así, le aconteció al médico italiano Gaspare Tagliacozzi, quien durante el siglo XVI, conociendo la técnica de la rinoplastía practicada por los médicos en la India milenios atrás, la aplicó para resolver problemas de lesiones y pérdida de las partes anatómicas de la pirámide nasal debido a la enfermedad y filosofía Figura 1-7. Henry Sigerist (1891-1957), suizo-estadounidense; historiador de la medicina, discípulo y sucesor de Karl Sudhoff. del mal gálico o lesiones por armas, con gran éxito en la medicina de su tiempo (Figuras 1-7 y 1-8). La historia de la medicina también puede ayudar a resolver ciertos problemas del presente de la medicina y puede servir de auxilio al médico en formación al enriquecer su sentido humanista al ofrecerle una explicación de la profesión y del arte que le permita identificar y valorar los fines de la profesión formulados a través del tiempo que se condensan en los preceptos universales del no dañar, respetar la vida y libertad del paciente, buscar su bienestar y actuar con prudencia y justicia. En conjunto, las ideas anteriores pueden servir para construir la posibilidad de ensanchar la libertad humana, que ocurre —a decir de Laín Entralgo—, "al conocer la historia de un modo comprensivo y no puramente memorístico da libertad respecto de aquello que se sabe'! Todo lo anterior, sin duda, contribuye a los fines de la medicina en su conjunto.
  • 30. CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina SALUD Y ENFERMEDAD: LA PERSPECTIVA HISTÓRICA
  • 31. 16 SECCIÓN Medicina, historia y filosofía 1 •
  • 32. CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina La historia de la medicina es una disciplina muy útil para llevar a cabo un análisis sobre un tema que solo desde esta puede ser realizado: el problema de los diferentes conceptos de salud y enfermedad en el tiempo. Para referirnos a esto, recordemos que líneas arriba, cuando hablamos de los conceptos de salud de Cristo, y la que corresponde a la medicina del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Europa. Sin embargo, es pertinente preguntar. ¿dónde están las ideas y los conceptos de las otras medicinas de los pueblos que sabemos existieron en la historia? Para responder esta pregunta, brevemente señalaremos que, a través del tiempo y en todo lugar, han existido diferentes conceptos de salud y enfermedad, pues es evidente que lo que pensamos hoy sobre la salud no lo pensaron los hombres de las sociedades antiguas como, por ejemplo, los pueblos del periodo paleolítico y de las antiguas civilizaciones como Babilonia, Egipto, India o China, las cuales practicaban una medicina mágica teúrgica, cuyo sustrato era la idea de la salud y enfermedad producida por la actividad de los Dioses y fuerzas sobrenaturales que eran responsables del fenómeno de la vida y la muerte (Figura 1-9). Eso se explica, claramente, con la sentencia babilónica siguiente: "Un espíritu malo Utakku ha invadido su cuello. Un demonio malo Alu ha invadido su pecho'! Posteriormente, con los médicos de la Grecia clásica surgió la idea de los conceptos salud y enfermedad basada en la teoría humoral que pregonaba el equilibrio de los humores. Tal concepto tuvo una larga vida, y solo hasta el advenimiento del mundo moderno comenzó a modificarse esa percepción que, finalmente, fue olvidada en el Figura 1-9. Portada del libro Civilización y enfermedad, Henry Ernest Sigerist, 1943. devenir del siglo XVIII y principios del siglo XIX, cuando se instaló el pensamiento anatomopatológico cuyo concepto más clásico para comprender el fenómeno de la enfermedad descansó en el uso de la categoría de lesión. Después, una vez instalado el concepto sobre la salud y la enfermedad basado en la teoría celular establecida por Rudolf Virchow y sintetizada en la famosa frase Omnis cellula ex ceIlula, hubo de trascurrir un tiempo que cambió gracias al descubrimiento del ADN a mediados del siglo XX y que modificó los conceptos sobre la salud y la enfermedad basados, ahora, en la idea del papel central que juega la herencia contenida en los genes y que son materia de estudio e investigación de la genética e, incluso, de la moderna proteómica que, en conjunto, han cobrado relevancia como teorías para explicar el fenómeno de la salud y la enfermedad con base en los aspectos bioquímicos del organismo humano. De hecho, en el mundo contemporáneo, en términos genéticos, se ha citado que el cromosoma 9 es el gen que determina el grupo sanguíneo, así como el cromosoma 7 es el "que causa la fibrosis quística" en los seres humanos (Figura 1-10). 1 • Figura 1-10. Rudolf Virchow, por Hugo Vogel, 1861. Con este breve recorrido de los conceptos sobre la salud y la enfermedad, es claro que siempre han existido diferentes explicaciones sobre las formas de concebir ese fenómeno, el de la salud-enfermedad. Lo anterior tiene mucha relevancia porque la pregunta central ahora es: ¿por qué ha ocurrido esto así? Para ofrecer una respuesta a esta interrogante, valdría la pena recordar la larga sentencia de Klerman, que cita Ruy Pérez Tamayo, respecto al problema epistemológico que suscita la enfermedad, ya que él señala que estas son producto del descubrimiento humano y que son: relaciones negociadas entre el conocimiento científico, la profesión y la sociedad [...] son [un] invento de la sociedad moderna [...] [pues las enfermedades] representan consensos compartidos y frecuentemente constituyen convenciones sociales de acuerdo con reglas aceptadas. No son hechos, dados en la naturaleza, sino más bien ideas y conceptos complejos desarrollados por grupos sociales y legitimados por validación consensual. La cita es sumamente sugerente y auxilia a reflexionar sobre las teorías del pasado, del presente y del futuro, respecto a los conceptos, así como las ideas de salud y enfermedad que, desde una perspectiva histórica, los hombres en el tiempo han acuñado.
  • 33. 18 SECCIÓN Medicina, historia y filosofía LA MEDICINA COMO PARTE INTEGRANTE DE LA CULTURA Michel Foucautl señala que: "todo conocimiento se enraíza en una vida, en una sociedad, un lenguaje que tiene una historia, y que en esa historia misma encuentra el elemento que le permite comunicarse con otras formas de vida, los otros tipos de sociedad, las otras significaciones" (Figura 1- 11). La medicina posee varias de las características que el filósofo francés enuncia. Es un conocimiento que goza de una raíz profunda en la actividad del hombre, tiene una larga tradición de saberes y prácticas, y posee una historia narrativa sumamente rica. Convengamos en que la historia de la medicina, desde la antigüedad, siempre ha sido muy sugerente y atractiva, y de ello han dado cuenta muchos prólogos de obras médicas, como De Re Médica, del escritor romano Celso, quien hablaba en el inicio de su obra sobre las escuelas médicas que había en Roma en el siglo I después de Cristo, las cuales se disputaban la hegemonía del saber médico que conocieron el propio Celso y Galeno. En ese sentido, la medicina también tiene un lenguaje y una terminología que sirve de puente de comunicación entre los miembros del grupo que participan de los conocimientos y realidades que los identifica, y que incluso, los obliga, en términos de compartir sus conocimientos con la sociedad, a ofrecer explicaciones de las nomenclaturas médicas que facilitan la comprensión de la medicina para el pueblo llano o poco ilustrado. Es el caso de los diccionarios médicos que han aparecido, así, en ciertos libros famosos, como el contenido en el apéndice del libro de Juan Valverde de Amuzgo, la Historia de la composición del cuerpo humano, que ofrece una nómina de partes anatómicas con nom- Figura 1-11. Conferencia de prensa de los filósofos franceses, de izquierda a derecha: Pierre Laville, Michel Foucault, Claude Mauriac, Denis Langlois y Gilles Deleuze, 1971. bres vulgares usados durante el siglo XVI por los médicos en España, en general, poco familiarizados con el lenguaje culto de la terminología médica y académica de la medicina
  • 34. 19 CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina I • renacentista del siglo de oro español. De esta manera, la medicina, como otras ciencias y artes, forma parte de la cultura del hombre, ya que ella ha acrecentado el patrimonio cultural del hombre y de la civilización humana. Señalemos que si la cultura, como dice Gliford Geertz de la Universidad de Chicago, en su libro La interpretación de las culturas, que apareció en 1973, es un "sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida", es muy claro, entonces, que la medicina, como parte integrante de la cultura, le ofrece un sentido de comunicación al hombre en un ámbito muy específico de la vida humana, que es el relacionado con la salud y la enfermedad al hacer plenamente cognocible, y a veces asequible para la familia, el grupo o la sociedad, los conocimientos derivados del cultivo de la medicina para beneficio del hombre. Solamente cabe imaginar el papel nodal de la medicina en la cultura del hombre y la mujer contemporánea si no existiese una explicación médica sobre el embarazo, el parto y el puerperio en la vida de las mujeres de las sociedades de nuestro tiempo tan preocupadas por la figura, las emociones y los cambios físicos que conllevan estas etapas de la vida biológica que son explicables desde la medicina moderna. La medicina es parte de la cultura y tiene ideas fuertes y poderosas. Por poner un caso, la medicina tiene un poder de seducción tal, que modula el mundo, incluyendo los espacios de la arquitectura y la vida cotidiana de los integrantes de las sociedades cosmopolitas. Por ejemplo, las ideas relacionadas con la higiene y prevención de las enfermedades infectocontagiosas, hoy obligan a colocar lavabos de manos y sanitarios en los espacios públicos y privados para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas. Para concluir, señalemos que la medicina también es parte importante de la cultura, ya que ha acrecentado varios aspectos de la cultura del hombre en el tiempo, ya sea por la impresión de obras médicas que han devenido en joyas y patrimonio de la cultura de la humanidad como es el caso de la obra de Vesalio, De Humani Corporis Fabrica, cuyas láminas "ilustrativas" sobre los "hombres musculares" son verdaderas obras de arte, que son apreciadas por artistas, bibliotecarios y bibliógrafos del mundo (Figura 1-12). También la medicina ha contribuido a enriquecer la plástica, pues desde la antigüedad, la medicina ha formado una riqueza iconográfica que le ha permitido acrecentar el patrimonio artístico de la humanidad con la gran cantidad de retratos de médicos plasmados en obras médicas, óleos (es el caso de la pintura de 1891 de sir Luke Fields, titulada El médico), murales y fotografías con motivos y escenas médicas que grandes artistas de todas las épocas han realizado para conocimiento y deleite del hombre, y que hoy son resguardados como patrimonio de la civilización humana en grandes museos del mundo. En sentido general, las ideas sobre la enfermedad, los conceptos de salud, las teorías médicas, los libros médicos, los aparatos e instrumentos de medicina médica, la ciencia y la Figura 1-12. De Humani Corporis Fabrica, Andreas Vesalio, 1543. tecnología médica, el uniforme y el vestido médico, el lenguaje científico y popular relacionado con la medicina, las instituciones médicas como los hospitales, los institutos de salud y las figuras del médico, de la enfermera, etc., en conjunto, podemos englobarlos como elementos de la cultura médica que la medicina a lo largo del tiempo ha formado y que, en la actualidad, son patrimonio de la cultura del hombre universal. Por ello, al estudiar estos personajes, hechos e ideas sobre la medicina y su acontecer a lo largo del tiempo, tal vez, conviene concluir citando la bella interpretación de Johan Huizinga sobre la definición de historia que, implícitamente, involucra a la historia y la filosofía de la medicina: "Historia es la forma espiritual en que una cultura rinde cuentas de su pasado".
  • 35. 20 SECCIÓN 1 Medicina, historia LA FILOSOFíA DE LA MEDICINA Desde la época clásica, la medicina ganó su reputación como ciencia, gracias al trabajo de los médicos que lograron la hazaña • científica de dotar a la medicina de un "sabert pero fundamentalmente de un "saber hacer como': Este periodo de la historia de la medicina, que puede ser llamado como el periodo de la tekhne iatrike, se basa en la idea de que los médicos utilizaban el arte de la medicina para curar las enfermedades del hombre. Sin embargo, ¿por qué sabían hacer esto? A decir de Pedro Laín Entralgo, lo hicieron porque dominaban el arte de la medicina: la tekhne iatrike, ars medica o arte de curar. Este arte de curar tenía su fundamento en el conocimiento de las enfermedades del hombre y, en especial, de las causas que las provocaban, ya que los médicos empleaban una metodología para conocer la realidad del hombre enfermo. En la época clásica los médicos se sirvieron de la filosofía para saber lo que hacían y por qué lo hacían. El siguiente pasaje del Dispensario médico muestra lo que interesa al médico al efectuar una exploración clínica para conocer el estado del enfermo: desde el principio partiendo de las cosas más notables, de las más fáciles, de las que se conocen por la observación completa y enteramente; que son de ver, de tocar, de oír; que son perceptibles por la vista, por la palpación, por el oído, por la nariz, por la lengua y por el conocimiento; que son cognocibles por todas las fuentes de conocimiento que tenemos. Esa forma de conocer donde se ponen en juego sentidos, conciencia y pensamientos para el más insigne filósofo de la antigüedad, Aristóteles, era fundamental para elaborar un conocimiento, pues revelaba algo superior a la simple experiencia, ello en razón de que lo que se obtenía era un conocimiento sistematizado. En una metáfora, el Estagirita razona y nos expone el aprecio que existió en Grecia por el pensamiento sistémico superior al pensamiento empírico: Efectivamente, los hombres de experiencia saben el hecho, pero no el porqué, mientras que los otros conocen el porqué, las causas. Por ello, en cada caso consideramos que los que dirigen la obra son más dignos de estima, y saben más, y son más sabios, que los obreros manuales: porque saben las causas de Io que están haciendo Conque no se considera que aquellos son más sabios por su capacidad práctica, sino porque poseen la teoría y conocen las causas'! La medicina, para lograr constituir un conocimiento, procede de un modo sistematizado, utilizando una teoría y una práctica, pero en especial un método, el cual, en sentido estricto, para Nicolo Abbagnano significa "una particular técnica de investigación [...] procedimiento de investigación ordenado, repetible y autocorregible que garantiza la obtención de resultados válidos". Procediendo de ese modo, con método, la medicina, transformada en filosofía de la medicina, cuestiona las preguntas del pasado acerca de: ¿qué es la enfermedad?, ¿qué es el hombre enfermo?, ¿qué es el conocimiento médico? y ¿qué es la y filosofía salud? La filosofía de la medicina efectúa una búsqueda de la verdad, razonando a lo largo del tiempo lo siguiente: ¿por qué en la medicina clásica los hombres se curaban de humores y, luego, en otra época buscaron la salud en el uso del opio y el alcohol, y hoy utilizan la medicina molecular? En esencia, la pregunta se puede sintetizar de la siguiente manera; ¿por qué el hombre muda en términos de la búsqueda de su salud? En sentido estricto, los hombres cambian con el tiempo como todo aquello que rodea al hombre, incluyendo las cosas médicas. Por ello, la medicina busca, lo mejor posible, certezas para el hombre por medio de un método que responda las interrogantes mediante aseveraciones construidas con rigor y coherencia interna pero, en especial, realizando una crítica permanente a las teorías médicas con el fin de llegar a la verdad de los problemas médicos, sin importar tiempo, lugar o espacio. Este es el trabajo esencial de la filosofía de la medicina, la cual inició su camino desde tiempo atrás partiendo de un principio de orden fundacional: "El conocimiento no puede empezar desde la nada". Y como señala Karl Poper: "El avance del conocimiento consiste principalmente en la modificación del conocimiento previo". Parece claro que siguiendo ese principio la filosofía de la medicina reflexiona de modo crítico poniendo en duda los principios de experiencia individual, de razón unívoca y autoridad personal o académica que siempre están presentes en el conocimiento médico, poniendo en la balanza la idea de que los problemas obligan a la elaboración de propuestas que dan soluciones a los problemas planteados, pero razonando que tales soluciones constituyen respuestas parciales a problemas nuevos que surgen de esas soluciones. Esa visión del conocimiento sin ningún signo de absolutismo y autoritarismo que corresponde enteramente a los principios de las humanidades en medicina, en sentido estricto, constituye una invitación de la filosofía de la medicina para participar, permanentemente, en el desarrollo de la ciencia médica produciendo y desarrollando nuevos conocimientos, pero siempre teniendo presente, con la debida reserva, que cuando se afirma algo es preciso fundarlo, y nunca olvidar el argumento clásico de David Hume, quien frente a las afirmaciones con visos de autoridad señalaba:
  • 36. 21 CAPÍTULO Historia, cultura y filosofía de la medicina Si pregunto por qué cree usted en algún hecho particular debe usted darme alguna razón de ello; y esta razón será algún otro hecho, relacionado con él. Como no puede usted proseguir de esa manera, in infinitum, debe usted concluir por Io menos con un hecho que esté presente en su memoria o en sus sentidos; o debe de reconocer que su creencia no tiene ningún fundamento. La medicina utiliza procedimientos para acercarse a su objeto de estudio, y la manera más objetiva de efectuar esa tarea es por medio de un modelo que permita aproximarse a la realidad y resolver los problemas de salud-enfermedad. En una de sus acepciones, la palabra modelo significa: esquema teórico I • que se elabora para facilitar la comprensión de algo y estudiar su comportamiento. Tal significado, que podemos resumir como "una cierta forma o manera de ver algo; es un artificio que revela al modelo como un instrumento de transición entre el conocimiento y la realidad del objeto estudiado que transformada en molde permite la comprensión de esa realidad objetivada para su estudio y análisis. De modo general, los modelos médicos se pueden considerar como recursos instrumentales para la comprensión de los problemas biomédicos. La medicina, durante mucho tiempo, ha usado diferentes modelos que van desde los más simples hasta los más complejos, como por ejemplo, los modelos anatómicos que, desde tiempos remotos, tienen como finalidad el adiestrar y exponer los conocimientos de las partes anatómicas que componen al organismo humano. Existen también los modelos fisiológicos, creados en el laboratorio para reproducir y experimentar acerca de las funciones del organismo. Hoy los modelos médicos, incluso, utilizan diversos tipos de animales creados por la biomedicina ex profeso, como los ratones que sirven para experimentar, reproducir, analizar y comprobar las alteraciones celulares o de orden genético que ocurren bajo ciertas condiciones en los animales de laboratorio. Los modelos médicos se vuelven más complejos cuando se construyen modelos matemáticos donde Io cuantitativo y cualitativo junto con el cálculo de la muestra y las variables tienen un peso primordial para intentar comprender y resolver fenómenos epidemiológicos o estadísticos sobre los aumentos de tasas de mortalidad, morbilidad o predicciones de tasas de nacimiento en grupos poblacionales y sus expectativas de vida que sirven para calcular el gasto en relación con las enfermedades infecciosas o crónico degenerativas en la medicina del futuro y que, finalmente, se expresan como fórmulas matemáticas del costo-beneficio sobre la salud pública. Sin embargo, a pesar del uso del modelo médico de nuestra elección, la pregunta sigue siendo muy simple acerca de la medicina y sus fines: ¿qué es la enfermedad y cómo los médicos pueden ayudar al enfermo? Y nos referimos a esa realidad que el médico ve a cada momento en el transcurrir de su vida, sean los enfermos, las enfermedades, los hospitales, los instrumentos, los libros, en fin, las cosas que componen el mundo material de la medicina. En varios sentidos, para dar respuesta a las preguntas sobre la realidad que rodea al hombre, Mario Bunge dice que el hombre usa un método cuyo fin "no es otro que el de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que lo rodean". Parece seguro que la realidad solo se puede conocer mediante nuestro pensamiento, es decir, a través de nuestros sentidos y, en especial, usando un método e instrumentos; sin embargo, parece ser que ilo que vemos es Io que deseamos ver!, pues como señalan los filósofos, no hay naturaleza sino solo realidad elegida. Es decir, en el mundo hay mundo por elección. Sobre esta aseveración, el fundador de la psicología WiIliam James explicaba lo siguiente: "Por el momento, eso a lo que atendemos es realidad': Esto es sumamente atractivo, pues como dice Werner Heisenberg, lo que observa la ciencia, "no es la naturaleza en sí, es solo la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación" (Figura 1-13). En ese sentido, la realidad objetiva, esa que interesa a la medicina más dura, la más científica, parecer ser una construcción del pensamiento donde se considera que el conocimiento objetivo es aquel que descansa en la experiencia de la realidad objetiva analizada en el laboratorio de medicina, sin embargo, lo objetivo para la filosofía de la medicina es solo un tipo de conocimiento de la realidad; de esa realidad que interrogamos y que está configurada desde una perspectiva donde la subjetividad del conocimiento que le asignamos se entrelaza con subjetividades de los otros con quienes compartimos esos conocimientos, y que también interrogan y piensan sobre la realidad que nos interesa conocer. Para finalizar este breve esbozo, señalemos que la filosofía de la medicina intenta capturar y reflexionar sobre un abanico de preguntas y respuestas que han sido construidas en el pasado y el presente sobre los problemas de la medicina, y ha utilizado nociones epistemológicas donde los criterios de verdad, validación, certidumbre e incertidumbre, métodos lógicos inductivos y deductivos han servido para auxiliar el trabajo disciplinar del médico, así como para su uso en el aula, la consulta, el hospital o el laboratorio; siempre desde el punto de reflexión de la filosofía de la medicina que es una forma filosófica de la producción incesante del conocimiento del hombre,
  • 37. 22 SECCIÓN 1 Medicina, historia Figura 1-13. William James (1842-1910), filósofo y psicólogo estadounidense. Figura 1-14. Michel de Montaigne (1533-1592), filósofo y humanista francés del Renacimiento. en este caso médico, que asume su condición de ser pensante y se transforma en filósofo por obra de la reflexión sobre el ejercicio teórico y práctico de la medicina. Los médicos, en todo tiempo y lugar, han intentado curar al hombre de sus dolencias, para ello han utilizado hierbas y drogas, medicamentos e instrumentos; Io han hecho y Io seguirán haciendo, pues como ha dicho Sexto Propercio, autor latino del siglo I antes de Cristo, la medicina: "sana todos los humanos dolores"; sin embargo, si el hombre tuviera oportunidad, de consultar la opinión de médicos antiguos o modernos sobre un mismo asunto médico, la respuesta sería siempre diferente, ello porque tal vez como dice Michel de Montaigne: "Nunca hubo dos hombres que juzgaran de igual modo la misma cosa" (Figura 1-14). • Figuras • Véase bibliografía al final del libro • y filosofía La historia y filosofía de la medicina estima y valora la reflexión filosófica e histórica aplicada al conocimiento y a la práctica médica, y por ello, es un auxilio epistemológico y un oasis para refrescar la memoria y la conciencia del hombre con el fin de continuar confiando en los fines y logros pasados, presentes y futuros de la medicina practicada por el hombre, con la esperanza de que sea un bien valioso que ayude a otros hombres. CONCLUSIÓN La Historia y Filosofía de la Medicina es una disciplina que ayuda a la reflexión y comprensión del conocimiento médico en el tiempo. Para lograr su cometido, se auxilia de diversos conocimientos originados en los campos de la filosofía, la antropología y, en especial, de la heurística y la hermenéutica histórica con el fin de contribuir a la explicación, entre otras cosas, del problema de la salud y la enfermedad del hombre. Esas explicaciones vistas en la historia nos recuerdan que el hombre, siempre, ha intentado ofrecer argumentos racionales y metódicos con el fin de saber del porqué de la enfermedad, Io que nos permite recordar, que la medicina, el arte médico y la profesión médica, como producto de la cultura del hombre, es siempre cambiante en todo tiempo y lugar. Véase en el sitio web
  • 38. CULTURA, CONOCIMIENTO MÉDICO Y DOLOR José Luis Díaz Gómez INTRODUCCIÓN Desde la concepción biopsicosocial de la persona humana, es posible distinguir cuatro factores de la enfermedad: el biológico, el psicológico, el clínico y el sociocultural. Estos elementos permiten diferenciar cuatro enfoques del conocimiento médico: el primero se refiere a la patología biológica, el segundo al padecimiento psicológico, el tercero a la clínica y la consulta cara a cara, y el cuarto al trastorno de salud, especificado en un paradigma histórico y cultural. A su vez, estos aspectos de la medicina estipulan cuatro realidades relevantes para su estructura y su práctica: enfermedades, enfermos, vínculos terapéuticos y sistemas médicos. En el presente capítulo se analizan estas perspectivas de la medicina utilizando las epistemologías en primera, segunda y tercera persona planteadas en la filosofía del problema mente-cuerpo y los modelos de acceso a la conciencia. Para ejemplificar la aplicación de esta perspectiva, la emplearemos para analizar las formas de definir y entender el dolor, que es el síntoma capital de la medicina. LA CULTURA Y LOS CUATRO ASPECTOS DE LA ENFERMEDAD El término cultura se asocia al de cultivo. Si aprovechamos esta analogía, diremos que las semillas de la cultura son los saberes y las creencias, las nociones de valor y las tradiciones, las memorias colectivas y las visiones del mundo que comparten grupos humanos en determinados tiempos y lugares. Por otra parte, sus frutos y rendimientos son las creaciones y las prácticas de una sociedad humana: los refugios y las instituciones, los símbolos, los rituales y los mitos, las obras de arte y la ciencia y, claramente, la medicina. Todas estas manifestaciones de la cultura están ligadas a la cosmovisión, pues esta, en tanto concepto del mundo, es una interpretación organizada de la naturaleza en general, de la vida humana en particular, y de la salud, su pérdida y su recuperación en concreto. La noción que se tenga del cuerpo, de la relación entre cuerpo y mente, el vínculo
  • 39. humano con lo trascendente, con las deidades o los valores, serán marcos en los que se interpretan la salud, la enfermedad, el doIor o la muerte. Como se ha mostrado desde Foucault (1966) o Sontag (1996), la cultura incorpora y adopta a la enfermedad de maneras muy diversas que afectan y son afectadas por la clínica. En nuestra época y cultura se subrayan tres aspectos para definir a la persona: los elementos biológicos-corporales, los factores psicológicos de actividades mentales conscientes y los ingredientes sociales de comportamiento y cultura, integrados en un individuo vivo y funcional, con una identidad proPia, de la especie Homo sapiens sapiens. En congruencia con esta visión biopsicosocial de la persona (Engel, 1977; Martínez Cortés, 2010), en la enfermedad humana se distinguen cuatro elementos que se enlazan y traslapan de manera indisoluble: el biológico, el psicológico, el clínico y el sociocultural. Estos elementos permiten diferenciar los siguientes cuatro enfoques del conocimiento médico (Díaz, 2010a, 2016): 1. La patología, de naturaleza biológica, confirma que hay enfermedades. 2. El padecimiento, de índole psicológica, especifica que hay enfermos. 3. La clínica, propia de la consulta cara a cara, conforma vínculos terapéuticos. 4. El trastorno de salud, especificado en un paradigma histórico y cultural, define a un sistema médico. Subrayemos estas cuatro realidades palmarias de la medicina: hay enfermedades, hay enfermos, hay vínculos terapéuticos y hay sistemas médicos. Realizo un primer esbozo de ellas para, luego, discurrir sobre cada una y sus relaciones mutuas. Por el hecho de estar constituido por un cuerpo físico, el ser humano es un organismo biológico, producto de la evolución y del desarrollo, y está sujeto a leyes naturales. Desde esta robusta plataforma, la medicina formula patologías, daños y lesiones corporales; analiza sus manifestaciones celulares y funcionales, y establece sus causas y su curso natural probable, sus expresiones manifiestas y sus posibles formas de curación. La investigación biomédica ha abordado estos temas utilizando el método científico en boga con creciente éxito teórico y práctico mediante una perspectiva objetiva en tercera persona, afín a la biología y otras ciencias naturales. Ahora bien, en tanto el ser humano disfruta de mente y conciencia, es un ente psicológico sujeto a influencias biológicas y culturales. La manera como cada enfermo(a) percibe, juzga, encara, atiende y sobrelleva su enfermedad constituye un sufrimiento y una dolencia únicos, que es útil denominar y analizar como padecimiento. El conocimiento derivado de estas vivencias se constituye desde una perspectiva en primera persona
  • 40. 25 CAPíTULO 2 • Cultura, conocimiento médico y dolor que permite al enfermo percibir, concebir, valorar y expresar su padecer. En tercer término, en un encuentro clínico, el (la) paciente solicita ayuda y el (la) médico(a) le interroga y explora para llegar a un diagnóstico y, después, plantear y emprender una terapéutica, además de proveer acciones de cuidado, consideración y consuelo. La comunicación entre enfermo(a) y médico(a) ocurre en el formato de una interacción cara a cara propia de la consulta, la atención y la relación clínica, las cuales perfilan un recurso particular de conocimiento bidireccional y disímil en segunda persona. Finalmente, debido a que la persona es un agente social y forma parte de una cultura, se puede plantear un trastorno, desorden, alteración o anomalía de la salud en el contexto de un paradigma organizado de conocimientos que constituye un sistema médico. Esto quiere decir que el trastorno de la salud ocurre en el marco de un canon normativo y ético determinado y cambiante, cuyos valores, intereses e interpretaciones se gestan, se asientan, se corrigen o se rebasan durante desarrollos históricos e ideológicos particulares. Este panorama indica que el conocimiento médico representa un conjunto de métodos, prácticas y técnicas que, a su vez, configuran un sistema múltiple y complejo de saberes, en el cual conviven conocimientos factuales, paradigmas teóricos, valores éticos, concepciones ideológicas y aproximaciones técnicas de tipo biológico, psicológico, clínico y social. Para llegar a una concepción más integral, genuina y heurística de la salud y la enfermedad es preciso deslindar los supuestos teóricos y las consecuencias prácticas de estos enfoques (Khushf, 2013; Reyes Juárez, 2014). En el presente capítulo revisaremos, someramente, estas perspectivas de la medicina utilizando las epistemologías en primera, segunda y tercera persona esbozadas en la filosofía del problema mente-cuerpo y los modelos de acceso a la conciencia (Northoff, 2004; Díaz, 2005 y 2007). Emplearemos luego esta plataforma para analizar las formas de definir y entender el dolor, síntoma capital de la medicina, y concluiremos con algunas consideraciones derivadas del modelo planteado. LA PATOLOGÍA: PERSPECTIVA BIOLOGICA EN TERCERA PERSONA Desde el punto de vista biológico, la patología se plantea como la vida en condiciones anormales en referencia última a las células del organismo (Pérez Tamayo, 1989). A Io largo de la historia se han establecido criterios morfológicos y fisiológicos para estipular alteraciones celulares y funcionales específicas. Se considera que ocurre una patología cuando una estructura o función orgánica rebasa o sale de los límites de su ejercicio funcional eficiente y equilibrado, de tal manera que, conforme los indicadores se alejan del equilibrio, más intensas son las alteraciones. El concepto de equilibrio o armonía del organismo biológico es clave en todos los sistemas curativos, pues consideran a la salud como un estado de balance funcional y a la enfermedad como uno de desequilibrio, inestabilidad o disfunción. Las teorías y los datos de la biomedicina se sustentan en datos difundidos y públicos de observación y experimentación, cuyo supuesto y objetivo es atribuir y encontrar tanto la causa como el remedio de la enfermedad en términos de mecanismos celulares, tisulares y fisiopatológicos. Este modelo biomédico subraya la naturaleza orgánica y lesiva de la enfermedad en referencia a las células, los tejidos y las funciones del organismo tomado como un sistema, lo cual permitió incorporar a la medicina en el cuerpo de las ciencias, en particular, de la biología. Recientemente, se ha promovido un enfoque conocido como medicina basada en evidencias: según esta propuesta, la práctica médica debe conducirse como una investigación científica en tercera persona definida por una metodología depurada y estadísticamente comprobada. Las enfermedades descritas en textos de biomedicina constituyen entidades abstractas, pues se construyen como tipos generales de patología cuya aparición en un individuo es un ejemplar particular que se analiza como caso clínico. La enfermedad tipo es una generalización de rasgos comunes, similar a la que realizan otras ciencias naturales. Así como la rosa del botánico (Rosa damascena y otras especies) es una abstracción empíricamente útil, la artritis reumatoide es un concepto taxonómico que se corrige y enriquece de acuerdo con Io que se observa en cada enfermo. Esta aproximación permite entender el proceso patológico de un enfermo y ayudar a curarlo (Rodríguez de Romo, Aliseda y Arauz, 2008). El método científico de publicidad y validación empírica en tercera persona pretende ser objetivo acerca de la enfermedad no solo para dar a conocer y estipular sus características biológicas, sino para poder establecer una correlación clínico—patológica en cada caso, es decir, a una semiología. Esta actividad interpretativa del razonamiento, muchas veces alumbrada o guiada por la intuición, tiene una raíz semiótica, pues se trata de interpretar los síntomas, los signos y los datos biológicos de laboratorio y gabinete como señales de una lesión patológica. De esta forma, la semiología pretende y permite llegar a un diagnóstico, el cual sucede en etapas crecientes de verosimilitud que transcurren desde hipótesis preliminares hasta ajustes de mayor certeza conforme se acumula la información empírica y el conocimiento del caso. Ahora bien, una vez reconocida la enfermedad como un tipo de patología y del caso clínico como un ejemplar de ella,
  • 41. 26 SECCIÓN 1 • Medicina, historia y filosofía es necesario considerar que alguien está afectado: se trata del o la paciente, de una persona singular y un sufrimiento único, irrepetible y cambiante. EL PADECIMIENTO: LA VIVENCIA DE AFLICCIÓN EN PRIMERA PERSONA El padecimiento es una experiencia prolongada y mudable de síntomas, es decir, de molestias, sufrimientos, limitaciones, desconciertos; consiste en cómo vive su enfermedad cada individuo afectado y pone de manifiesto que el factor natural y biológico no puede ser el único en la concepción y la práctica de la medicina. El caso clínico no solo es único en términos de la individualidad biológica, sino porque se trata de una persona única dotada de mente y conciencia, de un agente con voluntad propia, de un sujeto de experiencia con una historia y una personalidad particulares. Subrayar el sufrimiento afirma el padecer como centro literalmente álgido de la medicina, pero no subestima la raíz biológica de la enfermedad, sino la complementa (Figura 2-1). En vista de que el padecimiento es la reacción de un individuo a su patología, implica creencias y otros contenidos de conciencia que este desarrolla conforme su enfermedad evoluciona. Cada enfermo padece de modo distinto, pues intervienen no solo sus estados mentales, como sensaciones, emociones, pensamientos, creencias, deseos, actitudes, decisiones y acciones de conducta, sino su historia, su personalidad y la manera como asume su cultura. Además, las formas diversas de padecer participan de manera variable y, en ocasiones, dramática en el curso y el proceso de la enfermedad. Todo síntoma es una experiencia consciente: la percepción de desequilibrio, disfunción o lesión del propio sujeto, consistente en una propiocepción o una interocepción, acompañadas de un cortejo de emociones y juicios. La naturaleza subjetiva del síntoma es irreductible porque no tiene identidad fisiológica definitiva ni indicadores objetivos seguros. A pesar de esto, no es deseable ni posible renunciar al síntoma en la medicina, pues, aunque es una experiencia privada y subjetiva, la dolencia no está fatalmente enclaustrada; la perspectiva en primera persona permite al paciente conocer y expresar su aflicción por medio de la introspección, el razonamiento y la descripción, facultades que son generales a todo estado de conciencia (Varela y Shear, 2005; Díaz, 2013). En la medicina es habitual evocar estas capacidades mediante el interrogatorio para ubicar, acotar y determinar el síntoma; para definir qué se siente padecer un dolor particular o realizar una estimación en escalas determinadas susceptibles de comparación intersubjetiva, es decir, objetiva. En este sentido, vale la pena recordar que la célebre escritora inglesa Virginia Woolf fue responsable, en buena medida, del recurso literario conocido como monólogo interior, en el que el autor narra en primera persona lo que ocurre en la mente de un personaje. Ella se ocupó, con frecuencia, de narrar sus propias dolencias, no solo sus angustias y depresiones, sino sus enfermedades "físicas" que desembocaron en su lamentable suicido en 1941. En su texto "Estar enfermo" (Woolf, 1926/2007) manifiesta extrañeza porque la enfermedad no sea un tema mayor Figura 2-1. Melancolía, Hendrick ter Brugghen, 1627. de la literatura y afirma que se descuidan las guerras que libra el cuerpo en soledad con la mente esclavizada a él contra la embestida de la fiebre. Se queja, también, de la pobreza del lenguaje que obstaculiza la descripción de la enfermedad. A pesar de estas limitantes, quien pugna por sanar suele buscar a alguien experto que Io ayude o acude a su cuidado. El encuentro entre ambos es el principio de una relación clínica, el ámbito natural de la práctica médica. LA PRÁCTICA CLíNlCA: LA CONSULTA Y LA PERSPECTIVA EN SEGUNDA PERSONA Hasta este momento del análisis, parece plantearse una dicotomía epistemológica en la medicina: por una parte, una persona experta en conocimientos biomédicos interpreta los
  • 42. 27 CAPíTULO 2 • Cultura, conocimiento médico y dolor signos, síntomas y datos de un paciente y llega a un diagnóstico; por otra parte, el enfermo(a) tiene experiencias de sufrimiento que padece, reconoce y relata. A pesar de tener un referente común, las dos perspectivas parecen tener características y sentidos discordes. Sin embargo, la práctica médica revela que no son, ni deben ser, dos perspectivas separadas, alejadas o autónomas, pues la dicotomía se desvanece cuando se observa lo que sucede en la práctica clínica, pues en ella las dos perspectivas se empalman, se turnan, se complementan y se rebasan.
  • 43. 28 SECCIÓN • Medicina, historia y filosofía I Además de padecer una vivencia aflictiva, al acceder a la consulta la persona enferma asume el rol de paciente y en busca de curación, entendimiento y consuelo formula una descripción de sus molestias y dolencias a quien supone capacitado para ayudarlo. A su vez, la persona considerada competente para resolver o mitigar la congoja, interroga, observa, examina y analiza a la paciente para formarse una idea de su padecer. Luego, como consecuencia del diagnóstico y la evaluación del caso, plantea medidas que implican confianza, aceptación, cambios de creencias y acciones correctivas. De esta manera, el acto clínico es una interacción cara a cara, por momentos cuerpo a cuerpo, consistente en una comunicación interpersonal sujeta a reglas de la entrevista y la consulta, del historial clínico y la exploración "física" del cuerpo. El enfoque clínico se basa en la alteridad y, por sus peculiaridades, adquiere el estatus de una metodología en segunda persona que se plantea y es necesario explorar como una forma especial de conocimiento: la epistemología clínica. La microestructura de la relación social basada en encuentros interpersonales fue analizada por Goffmann (1981) y la etología también ha utilizado a la interacción entre individuos como elemento creador de relaciones y estructura social (Díaz, 1991). Estos y otros antecedentes permiten abordar el encuentro clínico como una forma especial de conocimiento en segunda persona. La comunicación clínica es bilateral, pero no es homogénea ni paritaria, pues tiene una intención y una manifestación distintas para cada uno de los involucrados en la consulta: solicitud de ayuda, consuelo y beneficio por parte del (la) paciente; provisión de atención, compasión, alivio y clemencia por parte del (la) médico. El lenguaje y otras expresiones hacen posible comunicar e interpretar el padecer para plantear medidas correctivas y llegar a un alivio que no solo depende de los recursos del (la) tratante o de las estrategias de enfrentamiento adoptadas por el (la) paciente, sino del vínculo que se establece entre ambos. El padecer no permanece encerrado en la subjetividad de la primera persona, sino se desborda en una voz que solicita ayuda y establece una demanda. Por su parte, el (la) médico: (1) recaba información del paciente mediante el diálogo en la anamnesis y la inspección de su cuerpo en la exploración física para, junto a datos biológicos selectos, (2) llegar al dictamen semiológico del diagnóstico y (3) a una propuesta terapéutica, tres pasos fundados en un vínculo, un trato y un lazo entre seres humanos. Todo ello adquiere significado en la consulta y la clínica que instaura la interacción expresada en la propedéutica, el procedimiento para obtener información. Las habilidades de comunicación verbal y no verbal en la entrevista, el diálogo y la interacción clínica son esenciales para que se establezca el vínculo terapéutico eficaz entre las dos partes (Lloyd y Bor, 2001; Travaline et al., 2005). La comunicación es esencial en la medicina entendida como práctica y quehacer humano, pues la solicitud de ayuda, la voluntad de cuidado y la atención al prójimo desvalido, seguramente constituyeron el origen de todo procedimiento médico en la evolución de los homínidos. En este marco, la práctica médica no solo tiene como objetivo resolver una lesión patológica, sino socorrer y aliviar a una persona que sufre (Martínez Cortés, 2014). La clínica no solo es diálogo y relación interpersonal, pues, para ser eficaz, requiere un pacto de confianza (Chin, 2001), una forma de relación sin la cual la propuesta terapéutica probablemente fracase. La comunicación efectiva conduce a mayor satisfacción de los involucrados, a mejor adhesión a las indicaciones terapéuticas, a decisiones médicas más adecuadas y a mejores resultados (Duffy et al., 2004). La entrevista y la exploración involucran múltiples canales de comunicación que contribuyen al vínculo, al pacto de confianza y al éxito o fracaso de la intención terapéutica. La relación médico-paciente ha sido abordada ampliamente en el pasado como un vínculo moral o ético necesario para personalizar el vínculo terapéutico. Por ejemplo, von Gebsattel observó una relación progresiva que va desde un inicial anonimato, pasando por la mutua aceptación, hasta la relación personalizada y el consentimiento informado, que es un ideal bioético de la clínica (Welle, 1995). Szasz y Hollender (1956) definieron estadios de dependencia, dirección y relación equitativa, y Laín Entralgo (1964) subrayó la empatía, la necesidad de ponerse en el lugar del otro. En efecto, la epistemología clínica en segunda persona presenta como estipulación metodológica la interacción de dos subjetividades que aspiran a una comunicación cognitivamente convincente, emocionalmente satisfactoria y terapéuticamente eficaz. Lo que se requiere enfatizar ahora es que una relación tratante- paciente eficaz y satisfactoria no solo es un requisito ético y moral, sino también metodológico y, por lo tanto, epistémico, pues los saberes de cada una de las partes se supeditan mutuamente: son conocimientos interdependientes que intentan darle significado y solución al padecer. De hecho, el vínculo de confianza constituye un elemento importante en el proceso de curación mediado por factores psicobiológicos de tipo neurocognitivo, neurovegetativo, neuroendocrino y neuroinmunológico, planteados desde hace tiempo (Díaz, 1986). PRÁCTICA CLíNlCA Y ARTE DE CURAR: FACTORES COGNITIVOS Y AFECTIVOS