MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
Trabajo taller memoria
1. UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA INFANTIL
CIUDADANÍA CIUDAD E INFANCIAS -VLADIMIR ALEJANDRO ARIZA
MARIA LIZETH REYES DEL VALLE 20151187051
ANGÉLICA SÁNCHEZ TORRES 20151187006
YESSICA CRUZ MARTÍNEZ 20151187021
TALLER: CONSTRUYENDO MEMORIA EN LA ESCUELA
Resumen
El Taller Construyendo memoria en la escuela recoge una serie de voces y experiencias de
niños y niñas sobre algunos sucesos de su pasado, y la manera como algunos de ellos han
estado atravesados por la violencia, sea verbal, psicológica, física o sexual. Resulta valioso
ver cómo en la diversidad de sus relatos, el tema de la violencia, dejar ver múltiples
perspectivas desde sus experiencias, las cuales se han ido constituyendo como una
problemática propia de la escuela. Además, se reflejan otros espacios y sucesos significativos
para cada uno de los niños y niñas como festividades y salidas familiares, que han
configurado sus maneras de vivir, sentir y pensar, en los contextos en los cuales se
desenvuelven. Pero estas múltiples perspectivas, sólo son posibles analizarlas desde la
memoria: individual, colectiva e histórico-pedagógica.
El análisis se centra en las narrativas que los niños y las niñas del Colegio Distrital Nelson
Mandela entre los 6 y 7 años, elaboran sobre su pasado, ya que en la memoria como un
proceso subjetivo, activo y construido socialmente en la interacción y el diálogo, las voces de
los niños y niñas se valoran, no sólo como un manifiesto de sus experiencias y expectativas,
sino también como una posibilidad de fortalecer su posición como ciudadanos activos e
influir sobre sus condiciones de vida y sus escenarios de socialización. De esta manera, se
estará resignificando la construcción de nuevas prácticas políticas participativas y
democráticas desde el ámbito educativo, en las cuales la colectividad, la inclusión, la justicia,
la igualdad, la inconformidad, la solidaridad y la tolerancia, reviertan los procesos
antidemocráticos y anticiudadanos, y establezcan nuevas y diferentes formas de construir
2. ciudadanía desde la escuela, con base en la contextualización de los derechos de la infancia
en los tiempos que transcurren.
Palabras clave: Memoria individual, memoria colectiva,escuela, narrativas, violencia,
ciudadanía.
Introducción
Muchos de los acontecimientos que suceden en los ámbitos escolares, están atravesados por
múltiples narrativas que se relacionan de una forma u otra con la vida pasada, presente y
futura de las personas que las relatan, sean estudiantes o docentes; relatos que recogen
experiencias, sensaciones y pensamientos de cada individuo. Las historias que contamos
acerca de nosotros y de las vidas de otros, son una forma en que construimos, interpretamos y
compartimos experiencias, por medio de diversos lenguajes que posibilitan la transmisión y
comunicación de las mismas, a nuestros pares.
Los sucesos escolares se combinan entre historias, ilusiones, expectativas, contrariedades,
proyectos y circunstancias de los actores inmersos en este contexto, y a su vez, afectan sus
experiencias individuales y colectivas, materializadas a través de las narrativas. Estas
herramientas de comunicación, están presentes en todos los tiempos, espacios, ámbitos
sociales y dimensiones del ser humano; pero, así como las narrativas permiten organizar la
vida cotidiana de un sujeto, también fortalecen su capacidad crítica y reflexiva, en múltiples
contextos. En el caso particular de la escuela, posibilita una serie de discursos y acciones
sobre las prácticas y los problemas que atañen las situaciones de cada actor en la institución.
Este proceso de reflexión y discusión en la cotidianidad de la escuela, es el que favorece la
apropiación y resignificación de los diversos actores (estudiantes, docentes, directivos,
funcionarios) sobre las prácticas allí ejecutadas, y carga de sentido las experiencias escolares
a las cuales diariamente se enfrentan los mismos.
Las narrativas, son elementos que están siempre presentes en la escuela, tanto niños como
maestros, cuentan sus historias con el fin de explicar, justificar y dar coherencia a través del
tiempo, así mismas y a su entorno. De esta manera, es como las narrativas tal y como lo
señalan Franco, Nieto y Rincón (2010) son un medio para describir, comprender y asignar
sentido a la vida que vivimos; es así entonces, como a través de las narraciones se puede
conocer al ser humano en sus vivencias, contexto y cultura.
Los niños todo el tiempo están contando sus historias, lo que hacen, lo que no, sus situaciones
familiares, sus gustos y aflicciones; tanto a través de sus relatos orales, como de sus
3. representaciones artísticas y gráficas. Los maestros por su parte, tienen la responsabilidad de
escucharlos y orientarlos, usando toda la información proporcionada por los niños a su favor,
y partiendo del reconocimiento y la importancia de las narraciones de los niños; de acuerdo
con lo anterior, se evidencia cómo las narrativas son una importante fuente de conocimiento
sobre la vida de los estudiantes, ya que sus historias no sólo dan información de su vida sino
también de experiencias, realidades y contextos socio-culturales en los que se desenvuelven.
Estas historias que se narran son importantes porque se vive a través de ellas, tanto los
relatos personales como los correspondientes a lugares y situaciones, pues como lo determina
Rivas (2016) "el sujeto, aunque haga su propio relato, se construye grupalmente a través de la
experiencia, que está ligada a las tradiciones ideológicas, académicas, sociales, políticas”. Es
de esta manera, como la narración de lo vivido vincula al niño con los otros y con las
acciones vividas, ya que la capacidad de contar posibilita que los acontecimientos pasados se
vuelvan legibles ante los demás.
Sin embargo, las narrativas no dan cuenta sólo, de aspectos personales de los niños sino
también permite vislumbrar los modelos de identidad que ofrece la cultura sobre los
estudiantes; una vez más, la escuela y los maestros deben intervenir en estas connotaciones
culturales propiciando una conciencia y afinidad con esos orígenes que hacen parte de lo que
constituye a los sujetos, posible a través de las narrativas como lo determina Bruner (1997):
“Un sistema de educación debe ayudar a los que crecen en una cultura a encontrar una
identidad dentro de esa cultura. Sin ella, se tropiezan en sus esfuerzos por alcanzar el
significado. Solamente en una modalidad narrativa puede uno construir una identidad y
encontrar un lugar en la cultura propia”. (P. 62)
4. Presentación de la actividad
Los talleres propuestos en el documento “Claves para navegar por la memoria histórica”
Álbum de la vida y La coroteca, se desarrollaron de manera conjunta con 36 niños y niñas
pertenecientes al grado 101 del Colegio Distrital Nelson Mandela, ubicado en la localidad de
Kennedy. Las edades de los niños y niñas, oscilan entre los 6 y 7 años y los talleres se
aplicaron durante una hora y media, en una de las aulas de la institución ya nombrada.
Teniendo en cuenta que el grupo de niños con el que se desarrollaron los talleres era un grupo
desconocido, es decir, que ni los niños conocían a las vivenciantes, ni estas a los niños, y a
partir del interés de trabajar la memoria personal y las narrativas en la infancia, se creyó
pertinente abordar los talleres de “El albúm de la vida” y “La coroteca” de manera conjunta.
Esto, con el fin de tener un mayor acercamiento y crear lazos de confianza y empatía con los
niños y niñas a partir de sus historias de vida, sus vivencias personales, sus gustos y
disgustos, todos estos relatados y evidenciados a través de sus narraciones, dibujos,
fotografías y elementos significativos con los que contaban.
Un día antes de la aplicación de los talleres y a través de la profesora titular de los niños, se
les pidió que llevaran fotografías de ellos y de sus familias y un objeto significativo o
favorito, y fue con estos elementos, con los que inicialmente se desarrollaron los talleres.
Al llegar a la institución se hizo un saludo y una presentación inicial; posterior a esto se
dividió el grupo en tres subgrupos dado a la gran cantidad de niños con la que se contaba y
con el fin de hacer del ejercicio algo más propio, íntimo y enriquecedor. Fue así como cada
vivenciante estuvo a cargo de un grupo de 12 niños y niñas, los cuales mostraron a estas y a
sus compañeros las fotografías que habían llevado, en las cuales se contemplaban a los niños
con sus familias en eventos y momentos especiales para ellos, como cumpleaños, ceremonias
religiosas (bautizos, primeras comuniones, matrimonios de sus papás, etc), viajes, Halloween,
navidad, entre otras muchas. Compartiendo de esta manera sus experiencias más
significativas y dando a conocer a los diferentes miembros de sus familias.
Al finalizar la socialización de las fotografías, se les entregó a los niños un pequeño “libro”
en blanco el cual sería un acercamiento y un primer esbozo de su “álbum de vida”.
Allí, en primera instancia debían poner su nombre y un título correspondiente a lo que
plasmaron, posterior a ello debían dibujar o valerse de las fotografías con las que contaban
5. para narrar su historia de vida, partiendo de su nacimiento y pasado por diferentes momentos
cruciales de sus vidas, tales como el día más feliz y/o el más triste que hayan tenido, sus
viajes o vacaciones a lugares fuera de la ciudad, la llegada de hermanos, mascotas o sus
juguetes favoritos, fueron, entre otras muchas, ideas y preguntas realizadas por las
vivenciantes que guiaban el ejercicio de memoria personal de los niños (Véase Anexo 1 y
Anexo 2).
A lo largo de la creación del álbum, los niños y niñas escribieron y dibujaron datos y
momentos particulares de cada uno de ellos y de sus vidas, como la fecha de su nacimiento,
el hospital en el que habían nacido, los momentos más felices en los que sus papás
compartían y jugaban con ellos, la muerte de abuelos y seres queridos que los ponían muy
tristes a ellos y sus familiares, el nacimiento de sus hermanos menores, sus vacaciones y
regalos de navidad que por el contrario les alegraban los días, su primer día de colegio, su
primera fiesta de cumpleaños, el recuerdo de halloween, etc (Véase Anexo 3, Imagen 1 e
Imagen 2).
De manera simultánea se realizaba el taller de “La Coroteca” en el cual los niños habían
llevado al aula de clase como objeto significativo, su juguete favorito, el cual expusieron ante
sus compañeros, narrando la manera en que habían llegado a cada uno de ellos, las personas
que se los habían regalado y los momentos más importantes que habían vivido junto a sus
juguetes, estas fueron algunas de las historias que los niños compartieron con sus
compañeros, vivenciantes y maestra titular (Véase Anexo 3, Imagen 3).
Con este ejercicio de los juguetes se dio fin al taller con los niños, dando paso así a la
socialización y al análisis de la información recuperada, esto ya a cargo de las vivenciantes.
A continuación se realiza un breve y concreto análisis con base a las narrativas que los niños
ofrecieron, respecto a sus vidas y a sus juguetes favoritos, en el cual se pretende distinguir y
reconocer los diferentes ejercicios de memoria que se pueden llevar a cabo con la infancia en
la escuela y la importancia que tiene este concepto en la construcción de una memoria
histórica y la ciudadanía.
6. Análisis de los resultados
“El albúm de la vida”
Objetivo: Construcción de un álbum autobiográfico a partir de la memoria individual y
colectiva, que le permita a los niños y niñas hacer un recorrido hacia el fondo de ellos
mismos, permitiéndoles reconocer sensaciones, emociones, sentimientos y recuerdos que
acompañan cada uno de los hechos, como su nacimiento, viajes, acontecimientos (para darle
un sentido a su experiencia).
Duración: 60 minutos
Materiales: Fotografías, relatos, dibujos.
Memoria sobre la violencia
El diálogo comenzó con una pregunta por parte de una de las vivenciantes “¿Para ustedes
que es la violencia?” las respuestas no fueron inmediatas, los niños se tardaron un poco en
contestar.
Linda parra (6 años) “Cuando una persona roba a otra”
Laura torres (6 años) “Matarse uno contra uno”
Kevin Medina Cortez (7 años) “ Yo sí sé que es la violencia porque mi papá le pegaba a mi
mamá, un dia yo vi que mi papá iba a sacar un cuchillo para pegarle a unos señores, porque
ellos le querían pelear, entonces mi mamá no lo dejo, entonces mi papá la tiró a la cama y
comenzó a pegarle muy fuerte, después de varios golpes mi mamá tenía mucha sangre en la
cara, yo le quite el cuchillo y lo deje en la cocina, pero él volvió a cogerlo y me dijo que no
me metiera, el salió del cuarto y mi mamá no hizo nada, solo llorar, no llamó a la policía, no
era la primera vez que le pegaba, siempre llegaba borracho los sábados. Mi papá se fue por
una semana de la casa y a mí me gustó que se fuera, porque él le pegaba mucho a mi mamá y
nosotros no podíamos hacer nada, yo le pegaba a él para que no le pegara más pero él me
pegaba más duro; volvió a la casa porque mi mamá lo llamó”. (Véase Anexo 3, Imagen 4)
Daniel Felipe Torres (6 años) “A mí no me ha pasado lo que le pasó a Kevin pobrecito,
deberían decirle a la policía que les ayude, pero un día si ví en las noticias lo de Yuliana
Samboni, todos los días decían en la televisión que un hombre la había torturado, mi mamá
7. dijo que era un animal ese señor y que merecía morir, ese señor la metió a un carro y
después le hecho aceite y la mató”.
En la siguiente conversación, se observa cómo Daniel reconoce a Kevin como víctima y
encarna emocionalmente su vivencia, pero además de ello, le propone sobre el que hacer
frente a su situación; el compartir experiencias nos permitió identificar que se pueden
construir historias comunes, a partir de relatos personales, porque aunque todas las historias
no eran iguales todas tienen algo en común; aunque los niños en sus relatos no hablaron sobre
el conflicto armado, relacionaron la violencia con cosas que les han pasado o han visto en su
contexto, el conflicto se define entonces como parte de la vivencia cotidiana.
Además, Samuel Alejandro Bohórquez afirma que “La violencia no es sólo cuando mi papá
le pega a mi mamá, sino también cuando me pega a mí por portarme mal, por no hacer
tareas, cuando no le hago caso a mi mamá o a mi hermana mayor...También mis tíos le
pegan a mis dos primos, porque a ellos no les va bien en el colegio...Ellos le tienen miedo
porque ellos les pegan con correas, o palos de escoba y así...”
En este apartado, se refleja la manera en que múltiples prácticas familiares legitiman la
violencia como la única forma de solucionar un conflicto, dejando de lado el ámbito humano
y la vida cotidiana que, tanto niños y niñas como adultos, configuraron a lo largo de su vida.
Se evidencia como el terror, por ejemplo, es usado en los escenarios familiares para
estremecer a los niños y niñas; factor que proyecta las futuras acciones de los sujetos y
configura sus modos de vida (Medina, 2009).
También, Diego Alejandro Aguirre Fernández narra que “Mis abuelos vivían en Chocontá, en
el campo donde habían muchos animalitos y pasto que ellos comían, pero un día unos
hombres les robaron las gallinas, y ellos se tuvieron que mudar del campo, al pueblo de
Chocontá”
Vivenciante: ¿Y alguno de tus familiares sabía quiénes eran esos hombres?
Diego Alejandro: Mi mamá dijo que eran como unos soldados pero que eran como
malos...como unos militares malos...se llaman parecido...emmm, no me acuerdo, pero
después a mis abuelos les tocó vender las vaquitas, y ya casi no voy por allá”.
8. La participación de los niños y niñas en los diversos escenarios de violencia directa o
indirectamente, es un hecho evidente en nuestro país; muchas de las infancias rurales o las
cercanas a este ámbito, han estado atravesadas por la violencia, despojadas de algunas
condiciones apropiadas para formarse en su vida futura como adultos. El impacto de la
violencia sobre la población civil, ha dejado grandes secuelas entre sus habitantes,
especialmente en los niños. Aunque en las zonas urbanas, el impacto de la violencia sobre la
población es indirecto, los niños y niñas cuyos familiares residen en las zonas rurales del
país, perciben el impacto directo, puesto que, generalmente, son los territorios de disputa
entre diferentes actores armados.
Sin embargo, aproximadamente el 60% de los niños habla de la violencia desde lo que les
han contado su familia, lo que han visto en periódicos o en la televisión; esta memoria podría
considerarse como memoria pasiva, (Sánchez 2016) afirma: “Se alude a memoria pasiva a
todo lo referido con los saberes reconocibles guardados pasivamente en archivos
públicos o privados, en formatos digitales o en las bibliotecas.” (p.129). Esta memoria
deja de ser pasiva cuando los niños dejan de contar simplemente lo que han escuchado, y
pasan a interpretar y a formar una opinión personal de los acontecimientos.
El otro 40% en los niños en un principio no se reconocía como víctimas, pues afirmaban que
aunque ellos han sufrido, hay personas que sufren más; sólo fue necesario que un niño se
animara a contar su experiencia, para que todos los demás también lo hicieran. A pesar de
que los niños llevan más de dos años juntos, ninguno de los niños sabía sobre las historias de
sus compañeros, sin embargo expresaban deseos de justicia, reparación y reconciliación. En
palabras de Osorio y Rubio (2006, p. 27) se aporta al desarrollo de "[...] una 'ciudadanía
memorial' capaz de actuar como garante de la defensa y promoción de los derechos humanos
y de la propia democracia".
Después de escuchar los relatos de los niños y niñas nos parece importante que en el aula de
clase antes de hablar del conflicto armado y la violencia en Colombia, se hable y reflexione
sobre la violencia cotidiana, de lo que les está sucediendo en su contexto, ya que al ser
acontecimientos más cercanos a sus vidas, habrá más interés por parte de los niños, pero
sobretodo podrán adquirir las herramientas para resolver, de manera íntegra y democrática,
los problemas.
9. Memoria individual y colectiva
“¿Conocen algún lugar fuera de Bogotá?”
Yulieth Sofia Hernández (6 años) “La familia de mi papá es de Medellín; yo no conozco pero
mi papá me contó que allá comen mucha arepa y frijoles y también que la gente es muy
amable.”
Valery Andrea (7años) “Yo conozco rosas, porque allá viven mis abuelos, es en el campo hay
vacas, pollos, gallinas, muchos zancudos también, no hay televisor en la casa por eso mi
hermano mayor dice que no le gusta ir, pero a mi sí, por la noche mi abuelita nos cuenta
historias de las brujas que viven en el campo.”
Sara Cuervo (7 años) “Yo y mis papás un día fuimos de vacaciones a Cali; allá hace mucho
más calor que aquí en Bogotá y por eso me gustaba, además allá también había piscina y
muchos animales, habían lagartijas y muchos bichos” (Véase Anexo 3, Imagen 5)
Kevin Medina (7 años) pide la palabra y afirma “El campo es feo porque no hay tecnología,
solo plantas y vacas, y las personas están sucias y tienen poca ropa, sólo se visten con botas
y ruana. Yo he visto en televisión que ellos son muy pobres.”
Valery Andrea se levanta del piso y le dice a Kevin Medina “Mentiroso…mis abuelos no son
pobres y tampoco usan ruana, a mi si me gustaría vivir allá porque allá si hay espacio para
jugar en cambio acá no, solo hay carros y carros”.
“¿Recuerdan cuál ha sido el día más feliz y el más triste de sus vidas?”
Sara Cuervo (7 años): “Los día más felices son cuando mi mamá juega conmigo, ella solo
puede jugar conmigo por la noches cuando llega del trabajo, pero a veces ella juega con mis
muñecos y me hace cosquillas y me hace reír”.
Evelyn Gómez (7 años): “El día más feliz de mi vida es cuando mi mamá me abraza y me
dice que me quiere, yo también le digo que la amo mucho… Y el día más triste fue cuando mi
10. abuelito se murió, mi mamá lloraba mucho y eso me ponía triste, ese día nos tocó irnos para
Boyacá, porque allá vivía mi abuelito y allá se murió”(Véase Anexo 3, Imagen 6)
Carolina Corredor (6 años): “ El día que fui más feliz fue cuando nació mi hermanita, ella
era toda chiquita y toda bonita y yo jugaba con ella y le daba el tetero… y yo me pongo triste
cuando mis papás no me recogen temprano… a veces pienso que no van a venir por mi…
Otro día muy triste fue cuando se murió mi abuelita, ese día todos lloraban y yo la vi ahí
muerta en el ataúd”.
A través de los relatos de los niños, se evidencia cuáles son los aspectos que marcan sus vidas
de manera positiva o negativa- “triste o feliz”, y la incidencia de estas situaciones en su diario
vivir y en su accionar; sin embargo, se reconoce también la memoria como una herramienta
útil en lo que concierne al aprendizaje significativo, pues se parte de traer al presente las
experiencias de vida, recreando puentes desde la intersubjetividad y la experiencia desde la
historia personal, para así reforzar los conocimientos cognitivos y las habilidades
comunicativas y emocionales, que en su conjunto permiten que los niños y niñas y en general
todos los actores del ámbito educativo actúen de manera constructiva en la sociedad.
(Sánchez 2016)
En los diálogos con los niños también se hizo visible como a partir de la iniciativa tomada
por un niño y de sus narrativas los demás niños se animaban a contar sus historias, ya fueran
relacionadas o no con lo que se venía hablando y de esta manera daban a conocer las
situaciones que los inquietaban así como las que tenían un carácter significativo para ellos; es
así como las interacciones con los otros y la reconstrucción de la memoria aporta a la
configuración de la identidad del individuo que reafirma un sentido de pertenencia y
apropiación a lo largo del tiempo y el espacio: un sentido de mismidad (Jelin, 2002).
Por esta razón, la memoria debe ser entendida también como un “recuerdo cargado de valores
subjetivos y relacionados con los momentos conflictivos de la historia reciente, definiéndose
a raíz de la experiencia personal de cada individuo en el seno de un grupo social
determinado” (Delgado y Estepa, 2016, p.523). Los seres humanos vivimos siempre en
comunidad y compartimos con los otros, ciertos modos de vida, que significan nuestros
discursos y acciones. Es precisamente, a partir del legado identitario que hemos forjado en
comunidad, que construimos nuestra identidad personal (vinculada al grupo que
11. pertenecemos). Así pues, la reconstrucción de experiencias, lugares, personas,
colectivamente, favorece un vínculo de memorias compartidas, por parte de los actores que
los vivieron y que levantan su presente y su futuro con base en ello, que le dan sentido a un
suceso del pasado, aunque no coincidan históricamente, los mismos recuerdos que exponen
en la construcción compartida de la experiencia.
“La coroteca”
Objetivo: cada niño presentará su juguete al grupo y compartiera qué experiencias había
tenido junto a él, después de hacerlo se lo pasaría a otro niño y ahora sería él quien
compartiría su experiencia.
Duración: 30 minutos
Materiales: Juguetes favoritos de los niños y niñas.
Cada niño tenía en sus manos su juguete favorito, pero ¿por qué es tan importante?,
¿qué significado tiene?
La primera en presentar su juguete fue Linda Parra “Él es Lulu mi osito, me gusta mucho
porque yo puedo darle muchos abrazos y yo siento que el también me abraza, yo también
duermo con él y me siento acompañada”.
Vivenciante: ¿Quién te lo regaló?
Linda: “Mi papá me lo regaló en navidad; cuando estoy triste me imagino que mi papá es
lulu y ya no me siento tan sola”.
Al terminar Linda le pasó su oso a Kevin, sin embargo él lo rechazó afirmando “Los peluches
no son para hombres, sólo para las niñas”; “¿Todos los niños están de acuerdo? preguntó
una de las vivenciantes, Esteban afirmó “Algunos peluches son sólo para niñas, solo hay
unos poquitos para niños, los de animales rudos”. Valery Andrea pidió la palabra y afirmó
“Existen unos juguetes para niños y otros para niñas, yo no juego con carros, porque son
para niños y además son aburridos”.
En la presentación de los juguetes pudimos observar que un 90% de los niños tenían juguetes,
como carros, pelotas, súper héroes fuertes y con poderes, mientras que las niñas, peluches,
12. bebés, estufas, muñecas con unos físicos imposibles “perfectas” (Véase Anexo 3, Imagen 7 e
Imagen 8). Navidad es una fecha muy esperada por todos los niños, en algunas casas cada
año se repiten imaginarios que hacen parte de la memoria colectiva, las niñas abren cajas
rosadas de muñecas, y los niños cajas de construcciones, videojuegos o carros. Muchos de
estos juegos generan estereotipos de género ¿pero que podemos hacer los maestros?
consideramos que es necesario promover y llevar a cabo prácticas que supongan la igualdad
de género, proponiéndole a los niños y niñas intercambiar sus juguetes, y así ampliar sus
posibilidades de exploración, diversión e imaginación.
Nicolas Arias (6 años) : “Este es mi perrito, el niño Dios me lo regalo de navidad, cuando yo
tenía un añito, es mi juguete favorito porque siempre me acompaña al parque y me cuida por
las noches… Es que un día yo dormí sin él porque mi mamá lo echó a la lavadora para
lavarlo y ese día tuve re artas pesadillas, por eso ya nunca me separo de él”
Al relato de Nicolás, Sara añade: “es verdad ese es el juguete favorito de Nicolás, él siempre
los trae al colegio y la profe siempre lo regaña, porque se la pasa jugando con ese perrito y
no copea y se queda atrasado” (Véase Anexo 3, Imagen 9).
Luis Ángel Ruiz ( (6 años): “Mi súper man lo tengo desde los 2 años, me lo dieron de
cumpleaños un día que hicieron una fiesta de súper héroes en mi casa… Siempre dormimos
los dos en la misma cama y con el juego a que tenemos poderes y volamos y salvamos el
mundo, porque él es chiquito pero tiene re arta fuerza”
Con este taller de La Coroteca se buscó evidenciar el valor y el significado que en este caso
tienen los juguetes para los niños, como sus objetos más preciados y como a su vez, no solo
están cargados de gran valor emocional y anímico, sino también de recuerdos, en su mayoría
asociados a este significado. Ejercicios como este permiten reconocer la importancia de los
elementos simbólicos, en este caso de los juguetes de los niños, sus significados y las
memorias que estos traen con sigo, en la configuración de sentidos en nuestra comunidad.
(CNMH, 2015). Los objetos como aquellas cosas que representan, simbolizan o caracterizan
los acontecimientos propios de los recuerdos, hacen parte de los marcos sociales de la
memoria que generan una serie de narrativas en torno a la relación entre las nociones del
pasado y el vínculo de las mismas, con las aspiraciones actuales de cada niño para revivir
recuerdos asociados al objeto y compartir experiencias y significados a sus pares.
13. Conclusiones de la actividad y reflexión sobre la memoria
Recurrimos a la memoria para reafirmar o desmitificar experiencias pasadas de nuestra vida
individual y colectiva, pero también para complementar todo aquello que suponemos saber de
un suceso, que continúa siendo vacío en nuestro presente; complementado en la mayoría de
ocasiones, por los recuerdos de aquellos individuos que pertenecen a nuestro mismo marco
social. Nosotros somos los primeros testimonios a los que acudimos para reconstruir
sensaciones, pensamientos y momentos de nuestro pasado, pero en múltiples recuerdos que
evocamos, están presentes también los recuerdos de los otros. Estas representaciones del
pasado construidas y compartidas con los otros, se proyectan a través de diversos lenguajes
como relatos orales, escritos, ilustrativos, gestuales, corporales, los cuales materializan las
vivencias de cada sujeto, convirtiéndose en herramientas simbólicas que posibilitan la
transmisión y comunicación de historias pasadas.
El hecho de recuperar los momentos significativos de los niños y niñas del Colegio Distrital
Nelson Mandela a través de sus narrativas, permite rescatar las voces que en múltiples
ocasiones han sido silenciadas u opacadas, y que le dan otro sentido a las dinámicas y sucesos
de su vida, en los cuales en ciertas ocasiones, se evidencia la violencia.
Es muy importante atesorar las narrativas de la población infantil para la recuperación de la
identidad, el reconocimiento y la reivindicación de sus experiencias directas del pasado,
como herramientas de aprendizaje, ejercicio de memoria y construcción de ciudadanía.
En el ámbito educativo, la conciencia del niño sobre la memoria personal, colectiva e
histórica de una comunidad, representaría una herramienta constructiva para el desarrollo de
la sensibilidad, y el reconocimiento de los relatos pasados del otro; uno de los procesos claves
de la educación, implica reconstruir experiencias de diversos grupos sociales, por medio de la
narración, que en el caso de los sucesos violentos, procuren la no repetición de los mismos, y
que reafirmen la identidad de cada uno a través de sus representaciones del pasado y los
tiempos vividos, siendo la escuela un territorio de memoria.
A través de oralidad de los niños y niñas, recuperando sucesos importantes de su pasado que
conmocionaron la existencia de su grupo social, se pueden hacer prevalecer y mantener sus
memorias en el tiempo; memorias con las que se puedan identificar, crear un vínculo con los
actores sociales partícipes de los hechos. La memoria colectiva, es la que permitirá generar
vínculos entre generaciones a partir de las reconstrucciones de memoria.
A pesar que la noción de tiempo para los niños y niñas es un concepto abstracto, a través de
sus relatos se evidencian momentos y rutinas que significan su vida, y configuran su
14. experiencia individual en el mundo. Aunque se refleja la intermitencia de la escuela en estas
narrativas, en los últimos años, ha surgido la necesidad de considerar a las instituciones
escolares, no sólo como un instrumento replicador de contenidos y asignaturas básicas, sino
también como un espacio que contribuya a la formación integral de los niños y niñas que allí
socializan. Es necesario que en la reconstrucción por parte de los programas de Estado de
niños y niñas, se signifique la escuela como un espacio para la construcción de
oportunidades, en las que las diferentes organizaciones de la sociedad se comprometan con
los nuevos proyectos y aspiraciones de los niños, procurando la no repetición de hechos,
reafirmando la identidad de cada uno a través de sus representaciones del pasado y los
tiempos vividos, y garantizando el respeto por la vida, siendo la escuela y la familia
territorios de paz.
El poder activo que tienen los niños y niñas al reconstruir su memoria, evocando tiempos y
espacios vividos, es un producto de la reflexión que tiene que ser aprovechado al máximo en
las aulas escolares, en favor de todos los actores. El docente como un facilitador de las
narrativas en el aula de clase, es el encargado de hacer de ellas un componente emancipador
de la escuela, resignificando la construcción de nuevas prácticas políticas participativas y
democráticas, en las cuales se establezcan nuevas y diferentes formas de apropiarnos de las
acciones para un ejercicio más orientado a la transformación de la escuela.
15. Referencias bibliográficas
-Bermeo Osorio, J. D. (2017). Reenmarcando la producción social de memoria: la
experiencia de docentes y estudiantes en dos colegios de Bogotá. Revista Colombiana de
Sociología, 40(1), 65-82.
-Bruner, J. (1997). La educación, puerta de la cultura. Barcelona: Aprendizaje Visor.
-Centro Nacional de Memoria Histórica. (2015). Los caminos de la memoria histórica.
Bogotá. CNMH
- Delgado E.y Estepa, J. (2016). Ciudadanía y memoria histórica en la enseñanza de la
historia: análisis de la metodología didáctica en un estudio de caso en ESO. Revista de
Investigación Educativa, 34(2), 521-534.
-Franco, N, Nieto, P. y Rincón, O. (2010). Tácticas y estrategias para contar. Bogotá. Centro
de Competencia en Comunicación
-Jelin, E (2002). Los trabajos de memoria. ¿De qué hablamos cuando hablamos de
memoria? Buenos aires, Siglo XXI.
-Osorio, J. y Rubio, G. (2006). El tiempo de los sujetos: pedagogía de la memoria y
democracia. En El deseo de la memoria. Escritura e Historia (pp. 13-46). Santiago de Chile:
Escuela de Humanidades y Política.
-Rivas,N . 2016. Las narrativas en la escuela centran una nueva cita de Beer for.
Universidad de Malaga. España
- Sánchez, J. G. L., & Guzmán, J. P. C. (2016). Pedagogías para la memoria histórica:
reflexiones y consideraciones para un proceso de innovación en el aula. Educación y
Ciudad, 65.