La ontología del deseo según Judith Butler se basa en tres momentos de la conciencia descritos por Hegel: 1) la conciencia contempla el mundo como absoluto pero diferente a ella, 2) la fuerza distingue lo interior de la manifestación exterior, y 3) la conciencia debe volverse pensamiento determinado mediante el lenguaje. El deseo surge del vacío entre la conciencia y la autoconciencia y requiere la alteridad para manifestarse. La autoconciencia busca conceptualizar la fuerza mediante la comprensión de la unidad de los opuestos y
1. Sujetos del deseo por Judith Butler (Citas y apuntes) primera parte
Edición y resumen Christian R. Rodriguez Valenzuela; Sociologo
Hegel y la estructura oracional/gramatical
Judith dice: Lo que se destaca en Hegel, es su ordenamiento gramatical (u oracional) aquí es el
tiempo el que toma el protagonismo, pues se trata de una inversión retórica de las oraciones, donde
el ordenamiento de las palabras cobra mayor sentido que el propio contenido.
El sujeto gramatical sería: un significante en movimiento. <<Es>> sería el devenir, un proceso cíclico.
Dado que él <<es>> sería un punto nodal; sería un vértice, una bisagra donde sustancia y sujeto
convergen. No se trata de oraciones que se corresponden, si no que connota una totalidad.
Las oraciones en Hegel ponen los significados solo en la medida en que es puesto en acto, éstas
exigen relectura.
La identidad se confirma cuando aparece aquel que es diferente. La identidad se conforma en un
movimiento con lo otro. Judith dice: “el sujeto gramatical nunca es idéntico a sí mismo, sino que
siempre y solamente es <<él mismo>> en su movimiento reflexivo.”
La ontología del deseo
El análisis del deseo comienza en:
- la verdad de la certeza de <<sí mismo>> que da inicio a la transición entre conciencia y
autoconciencia. Entonces el deseo es el vacío mismo que hay entre conciencia y Auto
conciencia.
Judith se pregunta: ¿cómo debe ser el mundo para que exista el deseo?
- Será el objeto mismo las condiciones previas para que aparezca el deseo
- El deseo cuando se expresa sólo puede saber de su propia existencia
- El deseo debe operar en sí mismo, esclarecer su propia opacidad. Sería esta la reflexividad,
desplegarse y operar en sí misma; el saber absoluto conoce su propio modo de desplegarse,
de actuar.
- Parte del yo se encuentra fuera de uno mismo.
- El deseo de asimilar el deseo del otro, es por ende un esfuerzo orientado a captar
analíticamente la estructura pre-analítica o indeterminada de la reflexión absoluta.
- Cuando asimilamos el deseo del otro, ingresamos al estructural pre-analítica, toda esa
sedimentación que se hizo en la suma de deseos o reflexión sobre esos deseos.
En relación a la estructura de la conciencia, Husserl comenta: “la evidencia designa la operación
intencional de darse las cosas mismas, con mayor precisión: es una forma General por excelencia
de la intencionalidad de la conciencia de algo; en ella el objetividad está ante concienciar a modo
2. de algo aprehendido, visto “ello mismo”; de suerte que la conciencia está con el objeto mismo.
También podemos decir que la evidencia es la conciencia primordial…”
Lo que está explicando Husserl es: objeto y conciencia componen una unidad indisoluble. La
conciencia no contiene los objetos ni sus recuerdos, sino que es el recuerdo mismo el conforma
al objeto en su unidad.
Es así como Judith nos comenta: “no se trata simplemente de que lo objetivo es aquello que se
le aparece al sujeto que lo interioriza a través de sus sentidos. No se trata, de que a una
conciencia se le oponga un mundo sensible con que se encuentra y que es diferente de ella
misma”
El despliegue de la conciencia
Existen al menos tres momentos de la conciencia los cuales nos narra Judith Butler.
Primero: la conciencia contempla ese mundo convencida de que es lo absoluto (que es un ente
cerrado sobre sí misma) …Diferente de ella desde el punto de vista ontológico …Aquí la
conciencia es pura fascinación intencional con el mundo, pero no está identificada con ese
mundo y determina su verdad o su existencia objetiva.
Lo que aquí se encuentra es una paradoja, por un lado el mundo sensible está delineado por la
conciencia y por otro lado, el mundo sensible solo deviene real o determinado como resultado
de la mediación con la alteridad, es decir con la oposición de otra conciencia.
Por consiguiente la conciencia siempre esta entregada al mundo y no está depositado en el
individuo, el asunto radica en que el despliegue de la conciencia no basta para estar en las cosas,
pues como se dijo en un principio lo que se despliega es la propia intención.
Así, Judith Butler se pregunta: ¿cómo debe ser la conciencia si media el mundo, y que
significados podemos atribuir a los términos alteridad y actualización?
Ella comenta el segundo momento: “la noción de fuerza distingue los momentos internos y una
manifestación determinada… La fuerza caracteriza las relaciones en el mundo físico y las que se
dan dentro de la conciencia. La fuerza es aquello que impulsa a una realidad interior a asumir
una forma determinada.”
Y el tercer momento, la exteriorización sería: para que la conciencia complete su propio
requisito intencional de pensar algo, debe volverse pensamiento determinado. Es decir la
intencionalidad es la relación de lo indeterminado con lo determinado.
Tiene que ser un pensamiento de algo externó asimismo. Esto sería la manifestación del
pensamiento, el pensamiento siendo un hecho o más bien dado en el hecho, en otras palabras
siendo habla, ingresando al lenguaje.
Ella dice: “así, la noción de fuerza distingue los momentos interior y exterior del pensamiento
puesto que la fuerza es un movimiento constante entre una realidad interior y una
manifestación determinada.”
3. Es decir: “la fuerza mantiene una tensión entre lo que aparece y lo que no aparece”. Nuestra
tarea es describir que ocurre en esta tensión:
Puesto que la autoconciencia es una conciencia sobre una conciencia. La primera conciencia
establece el pensamiento interior o pensamiento indeterminado, pues aquel pensamiento
necesita mancharse con lo otro, es decir entrar a lenguaje (que sería ahí donde se cimientan las
otredades), convertirse en habla, manifestarse hacía otro que lo actualice. En efecto, necesita
una segunda conciencia (el lenguaje) que establezca el exterior de la primera conciencia y que
pueda reconocer el pensamiento como un factor positivo, es decir un hecho real.
Y este daría en el habla, dado que es la apropiación subjetiva, es decir el uso de un sistema
general mayor que sería el lenguaje; en el habla es donde el sistema general cobra vida se
reconoce por sus hablantes.
Lo que se puede describir en la ontología del deseo, es cómo funciona la autoconciencia, y su
relación base es la noción de <<diferencia interior>> o unidad de los opuestos.
Judith Butler dice: “es la unidad lo que constituye los polos, es decir son cada uno de ellos lo
contrapuesto a sí mismo, tienen su otro en ellos y son solamente se unidad.”
“Para poder pensar el objeto de la experiencia que el mundo sensible y perceptible le ofrece a
la conciencia, debemos renunciar a nuestra fe en la clase de pensamiento cuyos objetos sólo
pueden ser determinado… El pensamiento conceptual debe tomar el lugar del entendimiento,
porque sólo el primero es capaz de pensar el movimiento entre los puestos.”
Este movimiento entre opuestos es la unidad vital: la vivencia; no se puede entender (explicar
positivamente) si no que se busca la comprensión de sus movimientos.
La autora dicen: “la autoconciencia surge por lo tanto como esfuerzo orientado a pensar la
diferencia interna, la mutua implicación de los opuestos en cuanto constitutivos del objeto
mismo. Así la autoconciencia promete conceptualizar la fuerza y la vida misma definida como la
constitución y la disolución de la forma.”
“La autoconciencia es una experiencia cognitiva que tienen lugar como parte de un sentido del
tiempo en desarrollo y es capaz de captar la vida temporal del objeto en sí.”