cortes de luz abril 2024 en la provincia de tungurahua
Resumen expo final
1. LA EDUCACIÓN COMO CONTENIDO, FRACTURA ÓNTICA Y HERMENÉUTICA
EXISTENCIAL
La pedagogía esencialista apunta a los aspectos comunes del ser humano, es decir, busca
modelar a los estudiantes a lo que llaman “un tipo de ser humano”, sin dejar de tener
presente la diversidad. Por lo tanto, existe un constante “deber ser”.
Por otro lado, la pedagogía existencialista plantea una educación más libre en la cual no hay
modelos a seguir. Son este tipo de conceptualizaciones las que han tenido mayor acogida
en la actualidad. Ya no buscamos comparar a los estudiantes con un modelo esperado, sino
que buscamos evaluar a cada uno de ellos de acuerdo a sus potencialidades e
individualidad.
Estas dos formas de ver la enseñanza se constituyen en “macro – modelos” que de una u
otra forma tendrán influencia directa en las decisiones que tome el maestro en el aula. Cada
maestro tendrá la libre decisión y a la vez enorme responsabilidad de orientarse por una de
ellas.
1. LA FRACTURA ONTOLÓGICA
1.1) La conciencia: Es algo constantemente cambiante, tanto así que Nietzsche la consideró
como lo último de la evolución, es decir más la conceptualiza más como una degeneración.
Sin embargo, siempre estará allí. De lo contrario, seríamos como animales y volver a ese
estado es muy improbable. Segú Heidegger, a diferencia de los animales, que son “mortalis”
(que simplemente mueren), el ser humano es “moriturus” (el que tiene que morir). En otras
palabras, la muerte del ser humano no está prefabricada, sino que de cierta forma le
pertenece gracias a su conciencia.
Por ejemplo, si estoy con mi celular “chateando” y de pronto me veo a mí mismo haciéndolo,
estoy entrando en conciencia de ello y para hacer eso lo hago desde la posición del “no ser”.
Es decir, “dejo de ser yo” para poderme observar. En consecuencia, podemos definir a la
conciencia como la capacidad de hermenéutica o interpretación.
SER NATURAL (FÍSICO – BIOLÓGICO) SER HISTÓRICO (SOCIO – CULTURAL)
CONCIENCIA
Espíritu
Alma
libertad
2. No todos opinan como Sartre y Laing, que tienen la concepción metafísica de que la
conciencia forma un binomio irreductible con el ser, Marx y Engels la limitan a los contenidos
que logra representar e incluso Watson niega su existencia por el hecho de no poderla poner
en una probeta. Incluso Leibniz afirma que no todas nuestras representaciones del mundo
son conscientes, pero muchas sí lo son. Freud por su parte la define como un cambio del
inconsciente al ponerse en contacto con el mundo exterior. Con tantas ideas surge la
inevitable pregunta: ¿con cuál nos quedamos?
Octavi Fullat recomienda distinguir dos concepciones o intelecciones:
Conciencia concienciada: Es el contenido de la conciencia o su objeto de estudio.
Conciencia concienciante: Es el acto que genera la conciencia sin importar sus
contenidos.
Otro estudioso, Husserl, propuso el modelo fenomenológico, por el cual lo que prima para la
compresión de los productos humanos es la conciencia, es decir la intencionalidad,
cuestionando así el criterio positivista base de las ciencias fácticas como la Física. Esto se
debe entender a que no solamente debemos guiarnos por nuestros sentidos o la experiencia.
Goethe está de acuerdo con Husserl cuando asevera: “El hombre de acción carece de
conciencia, ésta sólo se da en el contemplativo”.
Cabe señalar que se entiende por intencionalidad a la particularidad de la conciencia de ser
en sí misma conciencia de algo, es decir, lleva en su “cogito” (pensar) a su “cogitatum”
(aquello que es pensado).
La conciencia es espontaneidad, iniciativa, creación y libertad. Si no la tenemos, pasamos a
ser una especie de “robots de circuitos neuronales”. Por eso, Jean Paul Sartre dijo en su
obra “Crítica a la razón dialéctica”: “La irreductibilidad del orden cultural al natural es lo que
denominamos libertad”.
El acto moral sólo tiene sentido en la conciencia. Sin la conciencia, la Filosofía de la
Educación termina siendo verborrea o literatura con valor sintomático.
3. 2. EL SUJETO
Lo cultural no se opone a lo natural. Ya vemos que la cultura proviene de la naturaleza a
través de la complicación evolutiva del cerebro. Por lo tanto, es posible afirmar que la cultura
proviene de la creatividad del sujeto humano.
Jaspers afirma que existe irreductibilidad entre explicación y comprensión. Ambos conceptos
se ubican en dimensiones distintas:
Explicación: Se apoya en la causalidad, busca validez objetiva y utilidad técnica.
Comprensión: Se apoya en lo interno apelando a los valores.
La Filosofía de la Educación descansa sobre la comprensión. No será correcto, por ejemplo
que las teorías pedagógicas cibernéticas, aparentemente perfectas, prescindan de los
sujetos, tanto educando como educador. Totalizar la tecnología es caer en inmoralidad. ¿Por
qué? Simplemente porque se deja de preguntar por quién se proyecta el programa
perdiéndose así el sentido o la posibilidad de replantear todo.
Por otro lado, Mounier manifiesta que “la persona es la única realidad que podemos conocer
y construir al mismo tiempo, desde dentro”.
En el campo de la filosofía contemporánea, Skinner afirma: “La persona no es un agente
generador; sino un lugar, un punto en el cual confluyen condiciones genéticas y ambientales
produciendo un efecto común”
En conclusión, para nuestros quehaceres educativos es necesario tener en cuenta que “lo
científico” nos conducirá únicamente a lo objetivo, mientras que para acceder a algo diverso
a los objetos será necesario el salto metafísico propio de la conciencia.
3. LA EXPERIENCIA MORAL
Los preceptos morales han variado a lo largo de la historia. Muchos llaman anticuada a una
mujer decente, o fanáticos a los que argumentan poniendo a Dios como eje de sus vidas,
también, por el contrario, son llamados intelectuales aquellos que hablan excluyendo a Dios.
También se le llama víctima del machismo a aquella mujer dedicada a su familia.
La conciencia del hombre tiene una dimensión moral. Kant halló en el deber el sentido
objetivo de lo moral. El deber no es un “ser”, es un “deber ser”. El deber no es un dato, no
4. nos comunica algo que “es”, sino algo que “debe ser”. Desde esta perspectiva, el hombre
nunca cumplirá pues es más un “poder ser” o sea es perfectible y libre.
Por lo tanto, los maestros deberán despertar en sus estudiantes el “deber ser”, es decir la
libertad, evitando perderse en proporcionarles un acopio instructivo.
Los seres humanos somos biologías zarandeadas por la historia social. Si no somos más
que materia, toda obligación moral carece de sentido.
La educación debe darse siempre en libertad, pero despertando la conciencia de los
estudiantes. Ya lo dijo Tomás de Aquino “Soy hombre gracias a la voluntad de serlo”. Todo
educador será un libertador cuando proporcione a sus estudiantes los medios para ser
dueños de su propio destino.