1. La salud en Chile ¿bien de consumo o un bien social?
La Salud es esencial al momento de analizar el bienestar social de las personas. En Chile, son
múltiples los hechos que nos indican que la salud no está bien, tanto por los largas listas de
espera, la salud para quienes pueden costearla y aquellos que deben aguantarla, falta de infra-
estructura e insumos, falta de profesionales, etc. No obstante, este mal momento que vive el
sistema de salud, no es más que el reflejo de una sociedad que basa sus necesidades según el
mercado, permitiendo que éstas sean usadas para la ganancia de unos pocos. Lo anterior no
solo se puede ver en la salud, también en la educación, en la jubilación, en las condiciones de
trabajo, en fin, en la todas las aristas de la vida dado las relaciones económicas de nuestro
país.
Ahora, respecto al sistema de salud chileno, éste es un sistema dual, es decir, actúan
separadamente dos sectores encargados de administrar y entregar las actividades sanitarias
del país: el sector público y el sector privado. En Chile, el nivel de integración o interacción de
ambos sistemas es muy limitado y sólo se produce en tres ámbitos. Primero, por medio de la
venta por parte de hospitales públicos de servicios a beneficiarios de las ISAPRE en la
modalidad pensionado. Segundo, producto de la obligatoriedad de los hospitales públicos de
atender urgencias y cuidados intensivos de afiliados a las ISAPRE. Tercero, por la compra de
servicios clínicos y de laboratorio de hospitales y consultorios públicos a entidades privadas.
En cuanto al resto, lo que refiere el contenido, es decir, a las políticas públicas éstos espacios
son corrientes distintas, contrarios.
La salud privada ha tomado un impulso muy importante desde la implementación de la
reforma económica de la década de los 80, los cambios en la base económica del país
impactaron enormemente en el sistema de salud, llevando al desfinanciamiento de la salud
pública, a la segregación y el fortalecimiento del sector privado. Sin embargo, el componente
más fuerte se da el año 1981, cuando se dicta el D.F.L. N° 3 que crea las “Instituciones de
Salud Previsional” (ISAPRE). De ahí en adelante las reformas económicas lograron introducir
el “mercado” como principal eje articulador de los derechos sociales de la población.
En tanto la salud pública, este ha transitado desde un período en donde el Servicio Nacional
de Salud buscó un predominio de planificación central entre 1952 - 1973, a lo que
drásticamente se implemento desde el golpe militar, en donde hubo una disminución
significativa del gasto social y del financiamiento al SNS. Este desfinanciamiento crónico y la
asfixia que fue sufriendo la salud pública fue gracias a las políticas emanadas durante este
periodo, lapso en donde se fijaron las características del modelo de financiamiento, previsión
y atención de salud vigentes.
En definitiva, ambas espacios no nacen al alero de una necesidad, nacen en contradicción
desde una perspectiva ideológica. Existe una visión de salud como bien privado que vive
gracias al vaivén del mercado, generando ganancias desde la necesidad, provocando
inequidad. Existe otra visión, que comprende a la salud como bien social, que emana desde el
estado como garante bajo la sustentabilidad y universalidad. En Chile existe una constante
lucha respecto a la visión predominante a la hora de la verdad, no obstante, la visión
privatizadora, de bien de consumo, lleva mucho recorrido y ventaja a la hora de la correlación
de fuerzas, es cosa de mirar el sistema de salud actual, concesiones hospitalarias con exceso
de gasto público, desvío de dinero hacia el sector privado, sea desde la compra de servicios
tales como exámenes, días cama o prestaciones médicas. En fin, un sistema público colapsado
e "ineficiente" y un sistema privado con tecnología de punta, eficiente para algunos, solo
aquellos que puedan pagar.
2. Lo anterior es solo un granito en la discusión, faltan hojas para seguir. Sin embargo, para que
lo anterior cambie, depende de nosotros tomar posición y transformar la situación en la que
estamos inmersos. Tener una salud en donde exista una atención médica eficiente y oportuna
para toda la población y para cada persona considerada integralmente, es tarea de todos. Es
por eso que crece la esperanza al ver como los médicos del Hospital del Salvador se oponen a
la concesión, es esperanzador ver como muchos trabajadores de salud empiezan a decir basta,
es esperanzador ver como muchos de los "pacientes" pasan a ser sujetos sociales que
construyen en conjunto salud y luchan por ella.
La tarea es clara, la salud no es un bien de consumo.