2. Don Alfonso Pereira, hacendado quiteño, abrumado por las deudas que amenazan con
llevarlo a la banca rota y por la noticia de que su hija soltera está embarazada, decide seguir
los consejos de su tío y principal acreedor, con quien tiene una gran deuda. Este le sugiere
facilite la explotación petrolera que quieren realizar unos empresarios estadounidenses en
terrenos cercanas a las propiedades cercanas a las de don Alfonso, para cerrar el trato debe
prometer la construcción de una carretera y la expulsión de los huasipungos. Don Alfonso
accede a la propuesta y emprende camino junto a su esposa y su hija. Toma el tren el cual
después de un largo recorrido los deja en una pequeña estación perdida en la cordillera en
donde esperan a los indios y caballos. Los señores de la ciudad al ver lo maltratado de las
calles y que los caballos no pueden con ellos, mandaron a los indios a servirles de mulas y
llevarlos hasta la hacienda cuchitambo, entre los indios se encuentra Andrés Chiliquinga,
rebelde, trabajador, perdidamente enamorado de su Cunchi, este representa a la gran
mayoría, al indio explotado y maltratado. Al establecerse en la hacienda, don Alfonso y su
familia, comienza una búsqueda que entre otras cosas incluye encontrar a una nodriza para
la crianza del hijo de la señorita blanquita, como también de las personas más influyentes de
la región e iniciar con ellos los planes para construcción del carretero. El latifundista logra
reunirlos y entre las personas más importantes de la región se encuentra el cura. Este
propone que para la construcción de la carretera sin pagar mano de obra en los sermones
convencerá a los indios diciendo “por cada metro que avance la obra, cien mil días de
indulgencia” los indios con el afán de conseguir tantas bendiciones aceptaron. Con el paso de
los días a costo de muchas vidas, penas, desilusiones, hambre e injusticia los indios culminan
la obra.
3. La noticia llego a la ciudad y se publicó en los periódicos, pero en ninguna línea mencionaron
a los indios como una ayuda o contribución a la causa. Luego de eso las vidas de los
huasipungueros se tornaron cada vez más difíciles, las misas eran más caras, los pagos por
el trabajo de la tierra eran malos, sus infelicidades iban empeorando más y más. Más de
alguna ves Andrés y algunos indios pidieron ayuda, una fue al cura le pidieron que bajara los
precios de las misas, que ya no podían pagar más, el sotanuedo los reprendió y comenzó a
rezar en son de maldición y por casualidad del destino esa noche en deslave de tierra agotó
los huasipungeros ahora se quejaban de dolor y culpa. Entre otra ocasión fueron a la
hacienda con don Alfonso, el cual al igual que el cura los reprendió. Los tiempos estaban
malos no había que comer, por lo tanto los indios se vieron obligados a comer carne
putrefacta de una res, como consecuencia de ello muera cunchi la mujer de Andrés. Luego se
difundió por todo el pueblo la llegada de los gringos, los huasipungueros pensaron por el
momento que la llegada de los gringos les sacaría de la pobreza y el hambre, se prepararon
para esperarlos, adornaron las casas y limpiaron. Pero la llegada de ellos no fue nada
alentadora, se reunieron con don Alfonso y le dijeron que muy pronto comenzaran la
explotación de la tierra para extraer petróleo, que querían limpios los terrenos cercanos al rio
donde Vivian los indios. Accedió y mando a desalojar a los huasipungueros. Andrés no se
resignó y motivo a sus hermanos a protestar, pero fueron sofocados en el intento.