1. AMEBIASIS
(Entamoeba histolytica)
Gráfico 1: Amebiasis
Fuente: Adaptado de Silva (2018)
La amebiasis es una infección del intestino grueso y algunas veces del hígado y así de otros
órganos. Esta es causa por el parásito protozoico unicelular Entamoeba histolytica una
ameba. Marshall (1997) afirma que:
El protozoo patógeno intestinal más frecuente en todo el mundo, pertenece a la superclase
Rhizopoda del subfilo Sarcodina. El microorganismo presenta un trofozoíto (de 10 a 60 μm
de diámetro) con capacidad de alimentarse y replicarse, que, en condiciones desfavorables,
se transforma en un quiste latente (de 10 a 20 μm de diámetro). La infección se contrae por
la ingestión de quistes. Estudios recientes realizados con sondas de ARN y ADN han
demostrado la existencia de diferencias genéticas entre cepas patógenas y no patógenas de E.
histolytica; las segundas se han separado de las patógenas y reclasificado como E. dispar
(p. 10:67-85).
2. CONTAGIO
La amebiasis (Entamoeba histolytica) es contagiosa. La gente con amebas en los intestinos
puede transmitir la infección a otras personas a través de las heces fecales, incluso aunque
no presente ningún síntoma. Cuando las heces infectadas contaminan alimentos o el
suministro de agua, la amebiasis se puede contagiar rápidamente y súbitamente a muchas
personas. Esto es especialmente cierto en los países en vías de desarrollo, donde el agua
supuestamente potable puede estar contaminada por heces. Hirsch (2017)
Así mismo las frutas y verduras pueden contaminarse cuando crecen en tierras fertilizadas
con material fecal humano, se lavan con agua contaminada o las prepara alguien que está
infectado. La amebiasis también puede contraerse y transmitirse en zonas con condiciones
sanitarias adecuadas si las personas infectadas sufren incontinencia o si la higiene es
deficiente (por ejemplo, guarderías o instituciones mentales, etc.) También se trasmitir entre
personas no lavándose bien las manos, compartiendo objetos contaminados y a través de las
relaciones sexuales. Pearson (2018)
MEDIDAS PREVENTIVAS
Para prevenir la amebiasis es crucial prevenir la contaminación con heces humanas del agua
y de los alimentos. Pearson (2018) nos indica que:
Al viajar a áreas donde la infección es frecuente, se debe evitar el consumo de alimentos
crudos, incluyendo ensaladas y verduras, así como el consumo de agua y hielo
potencialmente contaminados. Hervir el agua mata los quistes. Puede ser útil filtrar el agua a
través de un filtro con las características "absoluto 1 micra o menos" y/o utilizar una
disolución de yodo o cloro en el agua. Sin embargo, la efectividad del yodo o del cloro
3. depende de muchos factores, tales como el contenido de barro o lodos que tenga el agua (su
turbiedad) y su temperatura.
Sin embargo, el doctor Wilhelm (2007) sostiene que:
Con un tratamiento adecuado, la amebiasis se puede curar en tres semanas y, en la mayoría
de los casos, no hay complicaciones". Sin embargo, no se deben usar corticoides (variedad
de hormonas del grupo de los esteroides y sus derivados) o antiespasmódicos (droga
farmacéutica u otro agente que suprime los espasmos musculares), ya que su uso puede
agravar la enfermedad.
Por ello dejamos una lista de prevenciones a continuación:
Buen aseo de manos.
Evitar comerse las uñas, ya que la onicofagia facilita el contagio.
Consumir alimentos bien lavados y cocidos.
Beber siempre agua potable.
Alimentarse adecuadamente y en forma balanceada.
Mantener la vivienda, los pisos, las paredes y los alrededores limpios y secos.
Evitar el contacto de las manos y los pies con la tierra o la arena de aquellos sitios
donde se sabe o se sospecha que existe contaminación fecal.
Evitar ingerir alimentos comprados en la calle y lugares con deficientes condiciones
higiénicas.
SÍNTOMAS
Muchas personas no tienen síntomas, o muy pocos. Sin embargo, excretan quistes en las
heces y, por tanto, pueden propagar la infección.
4. Los posibles síntomas del amebiasis consisten en
- Aumento de gases (flatulencia)
- Cólicos abdominales dolorosos
- Diarrea intermitente, estreñimiento o ambos.
En los casos más graves, el abdomen es sensible a la palpación y la persona afectada tiene
deposiciones sueltas y frecuentes que contienen moco y sangre (denominada disentería).
Algunas personas afectadas presentan dolor abdominal intenso de tipo cólico y fiebre
elevada. La diarrea ocasiona deshidratación. En personas con infección crónica suelen darse
debilitamiento (demacración) y anemia.
A veces se pueden formar grandes bultos (amebomas) dentro del intestino grueso (colon).
En algunas personas, las amebas se extienden al hígado, donde provocan abscesos. Los
síntomas incluyen fiebre, sudoración, escalofríos, debilidad, náuseas, vómitos, pérdida de
peso y dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen, sobre el hígado.
En casos poco frecuentes, las amebas se propagan hacia otros órganos (incluidos los
pulmones o el encéfalo). También la piel puede infectarse, sobre todo en torno a las nalgas,
los genitales o las heridas causadas por cirugía abdominal o lesión. Pearson (2018)