SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 9
Descargar para leer sin conexión
El sol del norte/Germán Camacho López
1
Germán Camacho López
El sol del norte
NLNLNLNL NUEVA LITERATURA LATINOAMERICANA SIGLO XXI
El sol del norte/Germán Camacho López
2
Título original:
El sol del norte
© 2014, Germán Camacho López
País de origen: Colombia
Idioma original: Castellano
© De esta edición, Germán Camacho López
Bogotá, Colombia
© De la ilustración de cubierta:
Germán Camacho López, 2014
1ª edición: Marzo de 2014
Bogotá, Colombia
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,
por cualquier medio o procedimiento informático. Su inclusión
o transmisión por medio electrónico mecánico, copia,
grabación o cualquier otro, sin autorización previa, expresa y
escrita del titular de copyright.
El sol del norte/Germán Camacho López
3
EL SOL DEL NORTE
I
De todas podrá decirse lo mismo, y por supuesto, a su modo,
cada ciudad es desemejante es sus distintivos. <No obstante, aquella
es más bien singular> De las que sin componerse de playa, arena,
arrecifes, manglares, guijarros, mejillones, percebes ni cangrejos;
tiene poco más o menos un clima tropical, que se engalana de un
apremiante calor asentido de una viva humedad.
Si bien las millas de zona montañosa que rodean su geografía,
deberían excederse en resguardo de la brisa marina; en carácter
opuesto se empeñan en mutar aquel bastimento en una ensenada sin
mar que se aviste cerca o lejos.
Ahí, en el norte de la referida geografía se erige el sencillo lar,
que enclaustrado, cual quinqué, brilla como la más vivaz candileja
ceñida en sus escasos metros; resultado de la titilación del astro
reinante, entre baldosas de nácar cinceladas sin misericordia. Fluye y
se excede espaciado a través de la lucera, mutando el domicilio en una
ensenada de yermo suelo y limo; cuya única fronda son dos plantas de
araña en sus macetas.
El cantar de un francolino inédito, de colores vivaces, olvidado
por las demás aves silvestres, se liberta cada día por la misma
lumbrera; cual si el sol tejiera un camino por el cual desfilan las notas
musicales, desde ahí, hacia el mundo de asfalto. Su primoroso tarareo
menos afinado que el de una cigarra, mansamente se pierde al
contacto con la libertad, entre los edificios de mediana magnitud que,
El sol del norte/Germán Camacho López
4
inscriben sus formas apuntando a las alturas del cielo septentrión,
donde señorea la enérgica estrella.
Picos del norte en fuerte avivar, ostentosos, derrelictos al
bastonazo del recio estío; vaciados de savia vital, porque en verano las
gentes huyen de tales reverberos. La humedad, los sofocos se dejan
atrás para solazar en los ríos en busca de alivio y derrocharse en falsos
mares sin playa que alivien el enhiesto de la insolación.
Pero no la ciudad entera, una excepción se erige en ese norte paraje, es
la morada de plantas de araña como espacio vegetal. Verduzca que
ansía sortear el ceñudo flamígero que gobierna aquel desierto, está
envuelta, disuelta en calor; ociosa en su interior insípido. El sol
eximido de gentiliza, bosqueja una longitud de siete metros al rebasar
el rosetón, y forja una infranqueable claridad, erigiendo a su paso las
formas de su predilección: muebles, butacas, macetas, anaqueles y
trastos.
En el lugar menos visible de esa luminaria agobiante, está
Lamartre…
Dado al traste, en ella, su buen humor, mermada por refrendada vez de
un modo complejamente inopinado; quitada el habla en el emplazado
vértice arquitectónico contiguo a la puerta. Su antipatía ante el
acaloramiento le recorta las palabras, no acierta cualidades en ello, no
por ignorancia del sol cual agente de vida; sino por la celeridad
libertaria que denota desinterés y limitada piedad de este, respecto de
las criaturas que habitan la casa.
Aunque libre de personalismo y aplicada en los modos de la
urbanidad, desestima su propia desidia y relega tales mortificaciones,
para discurrir con la mirada el desierto, que entre muebles, la distancia
de Bazán, quien le acorrala con su virtuosa compilación de
reflexiones. Las cuales suscitan en ella, más allá del aprecio, pocas
conclusiones. Son ejemplares huéspedes de un domicilio que varía en
alargado desierto; relegado al norte de una ciudad sin mar, conchas o
guijarros. Tan solo un profuso fervor solsticio que, sin lisonjas
recuerda los enveses de una sociedad que menosprecia su propensión
El sol del norte/Germán Camacho López
5
al auto-flagelo, a oponerse a las leyes naturales. Y se obliga a
acompañarse de aquello que menosprecia.
La piel clara de Lamartre, admisiblemente se inhibe de
protección natural, para acuñarse de pápulas. Vadeando esa categoría,
Bazán, de tez aceitunada, parece deferido por el astro rey, adpero, los
sedentarios, el francolino y las plantas de araña se abaten por igual
ante la acometida del sol.
Se precisan a iniciar el mes con la simpleza heterodoxa de una
coyuntura que se niega a sosegar el lítico fuego. Con todo, franquean
sus inhibidos días de Agosto, en aquella siesta de calor notable. En el
vacio de la vivienda colmado por un rival, quien no abandona su
designio de homogéneos días, pues si se ausenta, en realidad es por
brevísimo tiempo, para tornar de inmediato a su acuerdo de
contrariedades. Una exigua miga de esperanza que no alcanza para
suavizar el tedioso fuego llameante en el hogar.
Con molestia, Bazán se saca el abrigo, que coloca en el
respaldar del sillón, después, parece aguardar con paciencia el
regreso de un huésped menos cálido.
Tal vez, con la mediación del atardecer, que dispense una tregua de
cordialidad.
De pronto sonríe, con un gesto casi cordial, entre el bullir del
francolino y la apatía de Lamartre. Enseguida, con uno y otro
preámbulo, liberta uno de sus embates sintácticos:
—¿Podría este desierto ambiente, no sé, ser un gesto de apatía
de nuestra estrella capital? O ¿Habrá inquirido la trillada, curtida y
disgregada naturaleza autodestructiva del ser humano? y, más aún,
con aliento coadjutor haber avivado la idea de reconciliarnos en perlas
dentro de su almeja.
Tomada por sorpresa cual palomilla en red, Lamartre duda,
empero, indeliberadamente explora la extravagante abstracción,
rebuznado su restringida opinión, al subsiguiente silencio de Bazán.
— ¿Y por qué no?—aclara el disertante- Acaso ¿No es el
propio sol, quien entre caricias de fuego, ha provisto de vida esta
El sol del norte/Germán Camacho López
6
heredad? y no podría este mismo fuego perverso enviar al traste toda
forma de vida.
— ¡Ah, si lo hubiera sabido mi querida Lamartre!. Hace mucho
que habría emigrado hacia climas indulgentes, pero ¿cómo íbamos a
presagiar que, precisamente, quien iluminó de colores el mundo, ahora
quiera entonarlo de ambarina expiración?
— ¡Qué desatino! ¡Verdad!
—¡Será posible su piedad, solo un instante, verle regresar
mañana, y posarse aquí la noche con su brizna suave, solo una
brevedad—Suspira Bazán.
—¡Es fascinante! —exclama luego.
—¿Qué? ¿El sol? —farfulla Lamartre.
—No…no, sería un despropósito, claro, ¡No el sol y su fulgor!
Sino la justificación de su proceder, la cognición para arrojarse
avivadamente sobre frágiles carnes—Objeta Bazán—En ello relumbra
un rudimento simple, un algo que exige discernimiento y juicio.
—No logro entender, en absoluto, lo que dices—interrumpe
Lamartre.
—Bastaría justificar el credo del astro rey, para entender que su
fulgor inquebrantable, no es otra cosa que un vocablo pertinaz, a falta
de pluma, para señalar el error humano—Replica el locuaz,
poniéndose enseguida de pie y avanzando, acosando la línea de luz
que se alarga entre ellos— ¿Lo ves?
—¿Qué? ¿Qué es lo que debo ver?
—El sol no ambiciona vecindad, por el contrario, invoca
porque aquella cubierta…—dice sentándose en la silla frente a ella,
señalando en dirección al firmamento, a través de la claraboya —
Aquella cubierta, permanezca intacta. Es esa su forma de hablar.
—Bueno; admitamos que, como dices, el sol habla e incluso
juzga nuestra conducta necia—replica Lamartre —Acaso ¿Es su
cálculo, disponer que se abrasen no solo las personas, sino también
mascotas y plantas?
El sol del norte/Germán Camacho López
7
Al escucharla, Bazán, queda lúcidamente pensativo, luego mira
el rostro exangüe y níveo durante unos segundos. Se incorpora de
nuevo, examina las paredes como buscando respuesta en ellas, eleva la
mirada. Entretanto, el francolino desfallecido, aireándose con el pico
abierto, vuela hacia el rincón más alejado del recinto donde un
sombrear anhela hacerse espacio.
El sudor de Bazán progresa desde la frente hasta la juntura de
las cejas con la nariz, no dice nada. Avanza abstraído de regreso a su
lugar y se deposita de nuevo en su sitial.
Durante breves minutos, sentado, examina con acuciosidad el
espacio que le rodea. A la larga se incorpora nuevamente de su silla y
coge camino por la cerámica nacarada en dirección a la velada
mesilla, donde antes se posó el francolino. Lo toma en sus manos. Los
mansos graznidos del animal son una perorata molesta, cuyas notas
revolotean por el salón.
Dicha conducta sorprende a Lamartre, mas no alcanza para
despertar en ella agitación, quien de inmediato se avoca a la labor de
airearse con el aventador improvisado de un calendario de meses
rancios.
Parece que la sofocación ha conseguido, abreviar a Bazán y sus
dicciones, adormecer sus sentidos mientras acaricia el airón del
francolino; reembolsarle la serenidad de un laudo simple:
Es simplemente el verano.
Ese que, con sus calores, conlleva a inverosímiles referencias,
ocurrencias que, al sediento, el malhumorado y el desfallecido; le
vienen propicias entre el enrarecimiento que instituye el bochorno,
como huésped principal, en una ciudad sin playa. De esas sin
manglares ni arrecifes, donde lo único libre es el sol del norte sobre
sus cabezas.
—¡Seguramente, mi querida Lamartre!—Silba Bazán rasgando
el silencio, de espaldas a ella, persistiendo en ataviar el ave— ¡Ah!
reveses, los que causa el hombre en su arrogancia, vencidos caeremos
y en seguida tras nosotros, la generación que habita el mundo.
El sol del norte/Germán Camacho López
8
Llegados al filo de un profundo acantilado donde por voluntad hemos
saltado. Sin embargo, al final, los rayos de la aurora iluminaran de
nuevo, verbigracia de la conciencia, de esa luz, que relumbra desde el
cielo.
FIN

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Santiago Martín
 
Canto a Teresa
Canto a TeresaCanto a Teresa
Canto a Teresa
adolfogama
 
Luis alberto spinetta guitarra negra
Luis alberto spinetta   guitarra negraLuis alberto spinetta   guitarra negra
Luis alberto spinetta guitarra negra
Eduardo Carnevale
 
Fragmentos del Canto a Teresa
Fragmentos del Canto a TeresaFragmentos del Canto a Teresa
Fragmentos del Canto a Teresa
adolfogama
 
Carpentier los pasos perdidos
Carpentier los pasos perdidosCarpentier los pasos perdidos
Carpentier los pasos perdidos
Lanuri GF
 
Lírica viene de lira
Lírica viene de liraLírica viene de lira
Lírica viene de lira
Paloma Romero
 
El realismo
El realismoEl realismo
El realismo
jaiton26
 
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
Izaskun Uzkudun
 

La actualidad más candente (19)

32 06 aura o las violetas vargas vila www.gftaognosticaespiritual.org 2
32 06 aura o las violetas vargas vila www.gftaognosticaespiritual.org  232 06 aura o las violetas vargas vila www.gftaognosticaespiritual.org  2
32 06 aura o las violetas vargas vila www.gftaognosticaespiritual.org 2
 
Mario Santiago Papasquiaro
Mario Santiago PapasquiaroMario Santiago Papasquiaro
Mario Santiago Papasquiaro
 
El romanticismo bueno
El romanticismo buenoEl romanticismo bueno
El romanticismo bueno
 
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
 
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
 
SPINETTA - Los libros de la buena memoria
SPINETTA - Los libros de la buena memoriaSPINETTA - Los libros de la buena memoria
SPINETTA - Los libros de la buena memoria
 
Canto a Teresa
Canto a TeresaCanto a Teresa
Canto a Teresa
 
Luis alberto spinetta guitarra negra
Luis alberto spinetta   guitarra negraLuis alberto spinetta   guitarra negra
Luis alberto spinetta guitarra negra
 
Fragmentos del Canto a Teresa
Fragmentos del Canto a TeresaFragmentos del Canto a Teresa
Fragmentos del Canto a Teresa
 
Carpentier los pasos perdidos
Carpentier los pasos perdidosCarpentier los pasos perdidos
Carpentier los pasos perdidos
 
Lírica viene de lira
Lírica viene de liraLírica viene de lira
Lírica viene de lira
 
Castellano2015
Castellano2015Castellano2015
Castellano2015
 
El realismo
El realismoEl realismo
El realismo
 
Discos para escapar de matrix
Discos para escapar de matrixDiscos para escapar de matrix
Discos para escapar de matrix
 
CANTOS DEL COMPAÑERO MUERTO (1975-1977) Concha de Marco
CANTOS DEL COMPAÑERO MUERTO (1975-1977) Concha de MarcoCANTOS DEL COMPAÑERO MUERTO (1975-1977) Concha de Marco
CANTOS DEL COMPAÑERO MUERTO (1975-1977) Concha de Marco
 
Nerudahuidobro
NerudahuidobroNerudahuidobro
Nerudahuidobro
 
Desde otras vertientes
Desde otras vertientesDesde otras vertientes
Desde otras vertientes
 
Co.incidir 72 febrero 2020
Co.incidir 72 febrero 2020Co.incidir 72 febrero 2020
Co.incidir 72 febrero 2020
 
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
7143441 Lautreamont Poesias Y Cartas
 

Similar a El sol del norte

Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de ocaReporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
Ariadne Reyes
 
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodoáNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
rauldasein
 
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodoáNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
rauldasein
 
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Santiago Martín
 
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERAPOEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
anagogar
 

Similar a El sol del norte (20)

Programa Ed10 Ingridodgers
Programa Ed10 IngridodgersPrograma Ed10 Ingridodgers
Programa Ed10 Ingridodgers
 
Explorador de sueños
Explorador de sueñosExplorador de sueños
Explorador de sueños
 
Muerte sin fin -José Gorostiza
Muerte sin fin -José GorostizaMuerte sin fin -José Gorostiza
Muerte sin fin -José Gorostiza
 
Textos para emblocados
Textos para emblocadosTextos para emblocados
Textos para emblocados
 
Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de ocaReporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
Reporte de lectura de poesía hispanoamericana de francisco montes de oca
 
Antologia pacheco
Antologia pachecoAntologia pacheco
Antologia pacheco
 
Federico garcía lorca poemas
Federico garcía lorca   poemasFederico garcía lorca   poemas
Federico garcía lorca poemas
 
libro Canaima
libro Canaimalibro Canaima
libro Canaima
 
Luna de enfrente
Luna de enfrenteLuna de enfrente
Luna de enfrente
 
Luna de enfrente
Luna de enfrenteLuna de enfrente
Luna de enfrente
 
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodoáNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
 
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodoáNgel+glez letras de todo-todoytodo
áNgel+glez letras de todo-todoytodo
 
Oraciones Bonitas Para Enamorar A Un Hombre
Oraciones Bonitas Para Enamorar A Un Hombre
Oraciones Bonitas Para Enamorar A Un Hombre
Oraciones Bonitas Para Enamorar A Un Hombre
 
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
 
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldesUnos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
Unos sonetos para cuatro estaciones rebeldes
 
La paradoja del alba (poemas). luis marín
La paradoja del alba (poemas). luis marínLa paradoja del alba (poemas). luis marín
La paradoja del alba (poemas). luis marín
 
Sabor Artístico, la Revista - Nº 10 - Mayo 2009
Sabor Artístico, la Revista - Nº 10 - Mayo 2009Sabor Artístico, la Revista - Nº 10 - Mayo 2009
Sabor Artístico, la Revista - Nº 10 - Mayo 2009
 
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERAPOEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
POEMA MACHADIANO DE ANTONIO M.HERRERA
 
RSA10 - Sabor Artístico - La Revista - Nª 10 - Mayo 2009
RSA10 - Sabor Artístico - La Revista - Nª 10 - Mayo 2009RSA10 - Sabor Artístico - La Revista - Nª 10 - Mayo 2009
RSA10 - Sabor Artístico - La Revista - Nª 10 - Mayo 2009
 
La Rosa Por Defecto nº 2 (1995)
La Rosa Por Defecto nº 2 (1995)La Rosa Por Defecto nº 2 (1995)
La Rosa Por Defecto nº 2 (1995)
 

Último

Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdfApunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
Gonella
 
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdfPasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
NELLYKATTY
 
Bitacora de Inteligencia Artificial y Herramientas Digitales HD4 Ccesa007.pdf
Bitacora de Inteligencia Artificial  y Herramientas Digitales HD4  Ccesa007.pdfBitacora de Inteligencia Artificial  y Herramientas Digitales HD4  Ccesa007.pdf
Bitacora de Inteligencia Artificial y Herramientas Digitales HD4 Ccesa007.pdf
Demetrio Ccesa Rayme
 

Último (20)

REGLAMENTO FINAL DE EVALUACIÓN 2024 pdf.pdf
REGLAMENTO  FINAL DE EVALUACIÓN 2024 pdf.pdfREGLAMENTO  FINAL DE EVALUACIÓN 2024 pdf.pdf
REGLAMENTO FINAL DE EVALUACIÓN 2024 pdf.pdf
 
TÉCNICAS OBSERVACIONALES Y TEXTUALES.pdf
TÉCNICAS OBSERVACIONALES Y TEXTUALES.pdfTÉCNICAS OBSERVACIONALES Y TEXTUALES.pdf
TÉCNICAS OBSERVACIONALES Y TEXTUALES.pdf
 
Sesión de clase Motivados por la esperanza.pdf
Sesión de clase Motivados por la esperanza.pdfSesión de clase Motivados por la esperanza.pdf
Sesión de clase Motivados por la esperanza.pdf
 
ACERTIJO SOPA DE LETRAS OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO SOPA DE LETRAS OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO SOPA DE LETRAS OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO SOPA DE LETRAS OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
 
Lecciones 07 Esc. Sabática. Motivados por la esperanza
Lecciones 07 Esc. Sabática. Motivados por la esperanzaLecciones 07 Esc. Sabática. Motivados por la esperanza
Lecciones 07 Esc. Sabática. Motivados por la esperanza
 
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - La desertització
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - La desertitzacióRealitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - La desertització
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - La desertització
 
Época colonial: vestimenta, costumbres y juegos de la época
Época colonial: vestimenta, costumbres y juegos de la épocaÉpoca colonial: vestimenta, costumbres y juegos de la época
Época colonial: vestimenta, costumbres y juegos de la época
 
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - Modificacions dels pat...
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - Modificacions dels pat...Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - Modificacions dels pat...
Realitat o fake news? – Què causa el canvi climàtic? - Modificacions dels pat...
 
DISEÑO DE ESTRATEGIAS EN MOMENTOS DE INCERTIDUMBRE.pdf
DISEÑO DE ESTRATEGIAS EN MOMENTOS DE INCERTIDUMBRE.pdfDISEÑO DE ESTRATEGIAS EN MOMENTOS DE INCERTIDUMBRE.pdf
DISEÑO DE ESTRATEGIAS EN MOMENTOS DE INCERTIDUMBRE.pdf
 
flujo de materia y energía ecosistemas.
flujo de materia y  energía ecosistemas.flujo de materia y  energía ecosistemas.
flujo de materia y energía ecosistemas.
 
POEMAS ILUSTRADOS DE LUÍSA VILLALTA. Elaborados polos alumnos de 4º PDC do IE...
POEMAS ILUSTRADOS DE LUÍSA VILLALTA. Elaborados polos alumnos de 4º PDC do IE...POEMAS ILUSTRADOS DE LUÍSA VILLALTA. Elaborados polos alumnos de 4º PDC do IE...
POEMAS ILUSTRADOS DE LUÍSA VILLALTA. Elaborados polos alumnos de 4º PDC do IE...
 
4. MATERIALES QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
4. MATERIALES QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx4. MATERIALES QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
4. MATERIALES QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
 
ACERTIJO CÁLCULOS MATEMÁGICOS EN LA CARRERA OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO CÁLCULOS MATEMÁGICOS EN LA CARRERA OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO CÁLCULOS MATEMÁGICOS EN LA CARRERA OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO CÁLCULOS MATEMÁGICOS EN LA CARRERA OLÍMPICA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
 
GOBIERNO DE MANUEL ODRIA EL OCHENIO.pptx
GOBIERNO DE MANUEL ODRIA   EL OCHENIO.pptxGOBIERNO DE MANUEL ODRIA   EL OCHENIO.pptx
GOBIERNO DE MANUEL ODRIA EL OCHENIO.pptx
 
Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdfApunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
Apunte clase teorica propiedades de la Madera.pdf
 
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdfPasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
Pasos para enviar una tarea en SIANET - sólo estudiantes.pdf
 
3. ELEMENTOS QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
3. ELEMENTOS QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx3. ELEMENTOS QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
3. ELEMENTOS QUE SE EMPLEAN EN LAS ESTRUCTURAS.pptx
 
Bitacora de Inteligencia Artificial y Herramientas Digitales HD4 Ccesa007.pdf
Bitacora de Inteligencia Artificial  y Herramientas Digitales HD4  Ccesa007.pdfBitacora de Inteligencia Artificial  y Herramientas Digitales HD4  Ccesa007.pdf
Bitacora de Inteligencia Artificial y Herramientas Digitales HD4 Ccesa007.pdf
 
Los caminos del saber matematicas 7°.pdf
Los caminos del saber matematicas 7°.pdfLos caminos del saber matematicas 7°.pdf
Los caminos del saber matematicas 7°.pdf
 
El liderazgo en la empresa sostenible, introducción, definición y ejemplo.
El liderazgo en la empresa sostenible, introducción, definición y ejemplo.El liderazgo en la empresa sostenible, introducción, definición y ejemplo.
El liderazgo en la empresa sostenible, introducción, definición y ejemplo.
 

El sol del norte

  • 1.
  • 2. El sol del norte/Germán Camacho López 1 Germán Camacho López El sol del norte NLNLNLNL NUEVA LITERATURA LATINOAMERICANA SIGLO XXI
  • 3. El sol del norte/Germán Camacho López 2 Título original: El sol del norte © 2014, Germán Camacho López País de origen: Colombia Idioma original: Castellano © De esta edición, Germán Camacho López Bogotá, Colombia © De la ilustración de cubierta: Germán Camacho López, 2014 1ª edición: Marzo de 2014 Bogotá, Colombia Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento informático. Su inclusión o transmisión por medio electrónico mecánico, copia, grabación o cualquier otro, sin autorización previa, expresa y escrita del titular de copyright.
  • 4. El sol del norte/Germán Camacho López 3 EL SOL DEL NORTE I De todas podrá decirse lo mismo, y por supuesto, a su modo, cada ciudad es desemejante es sus distintivos. <No obstante, aquella es más bien singular> De las que sin componerse de playa, arena, arrecifes, manglares, guijarros, mejillones, percebes ni cangrejos; tiene poco más o menos un clima tropical, que se engalana de un apremiante calor asentido de una viva humedad. Si bien las millas de zona montañosa que rodean su geografía, deberían excederse en resguardo de la brisa marina; en carácter opuesto se empeñan en mutar aquel bastimento en una ensenada sin mar que se aviste cerca o lejos. Ahí, en el norte de la referida geografía se erige el sencillo lar, que enclaustrado, cual quinqué, brilla como la más vivaz candileja ceñida en sus escasos metros; resultado de la titilación del astro reinante, entre baldosas de nácar cinceladas sin misericordia. Fluye y se excede espaciado a través de la lucera, mutando el domicilio en una ensenada de yermo suelo y limo; cuya única fronda son dos plantas de araña en sus macetas. El cantar de un francolino inédito, de colores vivaces, olvidado por las demás aves silvestres, se liberta cada día por la misma lumbrera; cual si el sol tejiera un camino por el cual desfilan las notas musicales, desde ahí, hacia el mundo de asfalto. Su primoroso tarareo menos afinado que el de una cigarra, mansamente se pierde al contacto con la libertad, entre los edificios de mediana magnitud que,
  • 5. El sol del norte/Germán Camacho López 4 inscriben sus formas apuntando a las alturas del cielo septentrión, donde señorea la enérgica estrella. Picos del norte en fuerte avivar, ostentosos, derrelictos al bastonazo del recio estío; vaciados de savia vital, porque en verano las gentes huyen de tales reverberos. La humedad, los sofocos se dejan atrás para solazar en los ríos en busca de alivio y derrocharse en falsos mares sin playa que alivien el enhiesto de la insolación. Pero no la ciudad entera, una excepción se erige en ese norte paraje, es la morada de plantas de araña como espacio vegetal. Verduzca que ansía sortear el ceñudo flamígero que gobierna aquel desierto, está envuelta, disuelta en calor; ociosa en su interior insípido. El sol eximido de gentiliza, bosqueja una longitud de siete metros al rebasar el rosetón, y forja una infranqueable claridad, erigiendo a su paso las formas de su predilección: muebles, butacas, macetas, anaqueles y trastos. En el lugar menos visible de esa luminaria agobiante, está Lamartre… Dado al traste, en ella, su buen humor, mermada por refrendada vez de un modo complejamente inopinado; quitada el habla en el emplazado vértice arquitectónico contiguo a la puerta. Su antipatía ante el acaloramiento le recorta las palabras, no acierta cualidades en ello, no por ignorancia del sol cual agente de vida; sino por la celeridad libertaria que denota desinterés y limitada piedad de este, respecto de las criaturas que habitan la casa. Aunque libre de personalismo y aplicada en los modos de la urbanidad, desestima su propia desidia y relega tales mortificaciones, para discurrir con la mirada el desierto, que entre muebles, la distancia de Bazán, quien le acorrala con su virtuosa compilación de reflexiones. Las cuales suscitan en ella, más allá del aprecio, pocas conclusiones. Son ejemplares huéspedes de un domicilio que varía en alargado desierto; relegado al norte de una ciudad sin mar, conchas o guijarros. Tan solo un profuso fervor solsticio que, sin lisonjas recuerda los enveses de una sociedad que menosprecia su propensión
  • 6. El sol del norte/Germán Camacho López 5 al auto-flagelo, a oponerse a las leyes naturales. Y se obliga a acompañarse de aquello que menosprecia. La piel clara de Lamartre, admisiblemente se inhibe de protección natural, para acuñarse de pápulas. Vadeando esa categoría, Bazán, de tez aceitunada, parece deferido por el astro rey, adpero, los sedentarios, el francolino y las plantas de araña se abaten por igual ante la acometida del sol. Se precisan a iniciar el mes con la simpleza heterodoxa de una coyuntura que se niega a sosegar el lítico fuego. Con todo, franquean sus inhibidos días de Agosto, en aquella siesta de calor notable. En el vacio de la vivienda colmado por un rival, quien no abandona su designio de homogéneos días, pues si se ausenta, en realidad es por brevísimo tiempo, para tornar de inmediato a su acuerdo de contrariedades. Una exigua miga de esperanza que no alcanza para suavizar el tedioso fuego llameante en el hogar. Con molestia, Bazán se saca el abrigo, que coloca en el respaldar del sillón, después, parece aguardar con paciencia el regreso de un huésped menos cálido. Tal vez, con la mediación del atardecer, que dispense una tregua de cordialidad. De pronto sonríe, con un gesto casi cordial, entre el bullir del francolino y la apatía de Lamartre. Enseguida, con uno y otro preámbulo, liberta uno de sus embates sintácticos: —¿Podría este desierto ambiente, no sé, ser un gesto de apatía de nuestra estrella capital? O ¿Habrá inquirido la trillada, curtida y disgregada naturaleza autodestructiva del ser humano? y, más aún, con aliento coadjutor haber avivado la idea de reconciliarnos en perlas dentro de su almeja. Tomada por sorpresa cual palomilla en red, Lamartre duda, empero, indeliberadamente explora la extravagante abstracción, rebuznado su restringida opinión, al subsiguiente silencio de Bazán. — ¿Y por qué no?—aclara el disertante- Acaso ¿No es el propio sol, quien entre caricias de fuego, ha provisto de vida esta
  • 7. El sol del norte/Germán Camacho López 6 heredad? y no podría este mismo fuego perverso enviar al traste toda forma de vida. — ¡Ah, si lo hubiera sabido mi querida Lamartre!. Hace mucho que habría emigrado hacia climas indulgentes, pero ¿cómo íbamos a presagiar que, precisamente, quien iluminó de colores el mundo, ahora quiera entonarlo de ambarina expiración? — ¡Qué desatino! ¡Verdad! —¡Será posible su piedad, solo un instante, verle regresar mañana, y posarse aquí la noche con su brizna suave, solo una brevedad—Suspira Bazán. —¡Es fascinante! —exclama luego. —¿Qué? ¿El sol? —farfulla Lamartre. —No…no, sería un despropósito, claro, ¡No el sol y su fulgor! Sino la justificación de su proceder, la cognición para arrojarse avivadamente sobre frágiles carnes—Objeta Bazán—En ello relumbra un rudimento simple, un algo que exige discernimiento y juicio. —No logro entender, en absoluto, lo que dices—interrumpe Lamartre. —Bastaría justificar el credo del astro rey, para entender que su fulgor inquebrantable, no es otra cosa que un vocablo pertinaz, a falta de pluma, para señalar el error humano—Replica el locuaz, poniéndose enseguida de pie y avanzando, acosando la línea de luz que se alarga entre ellos— ¿Lo ves? —¿Qué? ¿Qué es lo que debo ver? —El sol no ambiciona vecindad, por el contrario, invoca porque aquella cubierta…—dice sentándose en la silla frente a ella, señalando en dirección al firmamento, a través de la claraboya — Aquella cubierta, permanezca intacta. Es esa su forma de hablar. —Bueno; admitamos que, como dices, el sol habla e incluso juzga nuestra conducta necia—replica Lamartre —Acaso ¿Es su cálculo, disponer que se abrasen no solo las personas, sino también mascotas y plantas?
  • 8. El sol del norte/Germán Camacho López 7 Al escucharla, Bazán, queda lúcidamente pensativo, luego mira el rostro exangüe y níveo durante unos segundos. Se incorpora de nuevo, examina las paredes como buscando respuesta en ellas, eleva la mirada. Entretanto, el francolino desfallecido, aireándose con el pico abierto, vuela hacia el rincón más alejado del recinto donde un sombrear anhela hacerse espacio. El sudor de Bazán progresa desde la frente hasta la juntura de las cejas con la nariz, no dice nada. Avanza abstraído de regreso a su lugar y se deposita de nuevo en su sitial. Durante breves minutos, sentado, examina con acuciosidad el espacio que le rodea. A la larga se incorpora nuevamente de su silla y coge camino por la cerámica nacarada en dirección a la velada mesilla, donde antes se posó el francolino. Lo toma en sus manos. Los mansos graznidos del animal son una perorata molesta, cuyas notas revolotean por el salón. Dicha conducta sorprende a Lamartre, mas no alcanza para despertar en ella agitación, quien de inmediato se avoca a la labor de airearse con el aventador improvisado de un calendario de meses rancios. Parece que la sofocación ha conseguido, abreviar a Bazán y sus dicciones, adormecer sus sentidos mientras acaricia el airón del francolino; reembolsarle la serenidad de un laudo simple: Es simplemente el verano. Ese que, con sus calores, conlleva a inverosímiles referencias, ocurrencias que, al sediento, el malhumorado y el desfallecido; le vienen propicias entre el enrarecimiento que instituye el bochorno, como huésped principal, en una ciudad sin playa. De esas sin manglares ni arrecifes, donde lo único libre es el sol del norte sobre sus cabezas. —¡Seguramente, mi querida Lamartre!—Silba Bazán rasgando el silencio, de espaldas a ella, persistiendo en ataviar el ave— ¡Ah! reveses, los que causa el hombre en su arrogancia, vencidos caeremos y en seguida tras nosotros, la generación que habita el mundo.
  • 9. El sol del norte/Germán Camacho López 8 Llegados al filo de un profundo acantilado donde por voluntad hemos saltado. Sin embargo, al final, los rayos de la aurora iluminaran de nuevo, verbigracia de la conciencia, de esa luz, que relumbra desde el cielo. FIN